CAMINANDO FRONTERAS. MEMORIAS DEL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL Pilar Nova Melle Y Elena Sánchez De Madariaga (Coords.)
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CAMINANDO FRONTERAS. MEMORIAS DEL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL Pilar Nova Melle y Elena Sánchez de Madariaga (coords.) Ministerio de Justicia Asociación Descendientes del Exilio Español Madrid, 2019 CAMINANDO FRONTERAS. MEMORIAS DEL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL CAMINANDO FRONTERAS. MEMORIAS DEL EXILIO REPUBLICANO ESPAÑOL Pilar Nova Melle y Elena Sánchez de Madariaga (coords.) Ministerio de Justicia Asociación Descendientes del Exilio Español Madrid, 2019 Catálogo de publicaciones de la Administración General del Estado https://cpage.mpr.gob.es El editor no se hace responsable de las opiniones recogidas, comentarios y manifestaciones vertidas por el autor. La presente obra recoge exclusivamente la opinión de sus autores como manifestación de su derecho de libertad de expresión. Editan: Ministerio de Justicia Secretaría General Técnica Asociación Descendientes del Exilio Español © de los textos: los autores © de las fotografías: los autores © de la presente edición: Ministerio de Justicia, 2019 Calle San Bernardo, 45 28015 Madrid © de la presente edición: Asociación Descendientes del Exilio Español, 2019 Fotografía de cubierta: Refugiados españoles en París. Foto Keystone, en L´Illustration, 9 de abril de 1938. Depósito Legal: M-16282-2019 NIPO (papel): 051-19-012-0 NIPO (pdf): 051-19-013-6 Impreso en España – Printed in Spain En esta publicación se ha utilizado papel reciclado libre de cloro de acuerdo con los criterios medioambientales de la contratación pública. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Índice PRÓLOGO ROSA REGÁS PAGÉS 7 PREFACIO PILAR NOVA MELLE 9 INTRODUCCIÓN. EL EXILIO REPUBLICANO EN LA MEMORIA ELENA SÁncHEZ DE MADAriAGA 11 I. TESTIMONIOS CAPÍTULO 1. MI QUERIDO MAX ELENA AUB BARJAU Y FEDEricO DAVID ÁLVAREZ AUB 17 CAPÍTULO 2. ÉXODO DE LA FAMILIA GIRAL BARNÉS ÁNGELA GirAL BArnÉS 27 CAPÍTULO 3. EL DÍA MÁS AMARGO EN LA VIDA DE LÍSTER EnriQUE LÍSTER LÓPEZ 43 CAPÍTULO 4. RECUERDOS DE INFANCIA DE LA GUERRA Y EL EXILIO PURA DE MADAriAGA ÁLVAREZ-PriDA 51 CAPÍTULO 5. ¿EXILIO? ¿CUÁL EXILIO? CArmEN NEGRÍN 67 II. VOCES INSTITUCIONALES CAPÍTULO 6. FRONTERAS, ACOGIDA E INTERNAMIENTO. MEMORIAS DEL ÉXODO REPUBLICANO DE FEBRERO DE 1939 Y DE LA LLEGADA A FRANCIA JORDI FONT AGULLÓ Y MIQUEL SErrANO JimÉNEZ. MUSEU MEMORIAL DE L’EXILI-MUME 83 CAPÍTULO 7. MIGUEL HERNÁNDEZ: EL EXILIO FRUSTRADO FRAnciSCO ESCUDERO GALANTE. CENTRO DE ESTUDIOS MIGUEL HERNÁNDEZ 103 5 CAPÍTULO 8. LA ODISEA DE FRANCISCO LARGO CABALLERO EN EL EXILIO: LA VERDADERA FAZ DEL ENEMIGO MANUELA AROCA MOHEDANO. FUNDACIÓN FRANCISCO LARGO CABALLERO 115 CAPÍTULO 9. EL MUY LEAL Y DISCRETO DOMINGO MALAGÓN JAVIER RUIZ RicO. FUNDACIÓN DOMINGO MALAGÓN 131 III. ESTUDIOS CAPÍTULO 10. «¿SE PUEDE HACER UNA PATRIA?». EL CAMINO HACIA EL EXILIO DE VICTORIA KENT CArmEN DE LA GUARDIA HErrERO 143 CAPÍTULO 11. ESCRIBIR DESDE LO QUE SE DESVANECE. LOS CUADERNOS AUTOBIOGRÁFICOS DE LUIS LACASA EN EL EXILIO HEnrY VicENTE 159 CAPÍTULO 12. «NAVEGANTES DE LA VIDA, VENID A ESCUCHAR UNA NOBLE HISTORIA»: LOS SURCOS DE LA GUERRA CIVIL Y DEL EXILIO EN LA TRAVESÍA DE MARÍA TERESA LEÓN MARÍA LOURDES NÚÑEZ MOLinA 175 CAPÍTULO 13. VENTURAS Y DESVENTURAS DE «LA LEONA». EXILIO Y TRAYECTORIA VITAL DE FEDERICA MONTSENY SUSANA SUEirO SEOANE 189 CAPÍTULO 14. ME QUEMO LOS LABIOS SANDRA LORENZANO 203 6 PRÓLOGO ROSA REGÀS PAGÉS Es indispensable conocer nuestro pasado para conocer nuestra propia Historia, pero sobre todo porque solo el pasado nos dirá quiénes somos, de dónde venimos, a qué se debe el presente que nos hemos encontrado. Durante cuarenta años se nos ha negado conocer este pasado del que hemos recibido versiones manipuladas cuando no largos y oscuros silencios, pero al llegar el momento de pensar por nosotros mismos y de elegir lo que que- ríamos y no queríamos conocer, el estigma del silencio y el horror al pasado ya formaban parte de nuestro ADN: somos lo que somos y lo que luchamos por ser, es cierto, pero hay que contar siempre con lo que hemos heredado, sean ideas, propiedades o genes. Tal vez porque soy consciente de esa inmensa falla en la educación que recibimos que conservan como suya hasta tres o cuatro generaciones más allá de la mía, y en el desamor patrio por el pasado que sigue tan vigente como cuando se convirtió en ley, la aparición de Caminando fronteras. Memorias del exilio republicano español me parece un canto más a la libertad que nos permite acceder al conocimiento. Para mí, además, el hecho de dar mi palabra al inicio del libro es un honor que comprenderán muy bien los que, como yo, con exilio en su historia o sin él, se siguen sintiendo descendientes de estos exiliados, igual que cualquier referencia a la legalidad republicana que nunca han conocido les provoca una emoción hasta las lágrimas. Comienzo, pues, con un recuerdo para los miles de hombres y mujeres víctimas de un exilio que, a mi modo de ver, habiendo acabado sin acabar cabalmente como si se hubiera hecho a bandazos, a empujones, los dejó en la cuneta de la legalidad sin ni siquiera concederles el reconocimiento de haber defendido esa legalidad republicana, dejando que el paso del tiempo acabara con ellos, con los suyos y con su memoria que nos habría permitido rescatarlos del olvido. El libro está dividido en tres grandes partes, tres grandes voces podríamos decir. Es precisamente la memoria la primera voz, como elemento determinante para el conocimiento, de donde parte el libro en una hermosa y convincente introducción de Elena Sánchez de Madariaga. Casi como un ejercicio de recuperación de las formas de conocer, las pocas que en este sentido están a nuestro alcance tras tantos años ocu- rridos desde entonces, como el testimonio de los familiares más cercanos en el caso de Max Aub; el del éxodo familiar provocado por la necesidad de huida de la familia Giral Barnés; la rememoración del día más amargo cuando Líster vuelve a un país tan distinto del que había dejado y de aquel por el que tanto luchó, o escenas de la infancia de Pura Madariaga, memoria de cuando en la vida del exiliado no había aparecido aún la brutalidad de la guerra y de cuando llegaron con ella la derrota y el exilio. Pero ¿a qué exilio nos referimos? Son muchos los exilios que sufren los exiliados, no solo por haber sido apartados de la sociedad donde crecieron, se formaron y traba- jaron, sino porque hay añoranzas íntimas irrecuperables en la distancia, y porque la invasora soledad nace y se alimenta al comprobar, o tan solo imaginar, que su nombre y su obra serán prohibidos en su país hasta que consiga el tiempo borrar su memoria y ellos mismos, vivos aún, pasen a ser criaturas del olvido. ¿Exilio? ¿Cuál exilio? se pregunta Carmen Negrín al acabar esta primera parte. 7 Rosa Regàs Pagés La segunda parte del libro la componen voces institucionales, voces menos cerca- nas que las de la amistad o el parentesco, quizá, pero que nos cuentan los pormenores y las dificultades de encontrar acomodo y permisos al llegar a un lugar, los impedi- mentos jurídicos y legales que se levantaban en otro o la inquietud y el desasosiego cuando no se sabía ni a dónde ir ni cómo les llegaría la ayuda; y peor aún, hasta qué oscuro rincón de la huida los persiguió el enemigo y qué ocurrió con los que, como Miguel Hernández, nunca lograron llegar a esa frontera que les salvaría la vida. Y finalmente en la tercera parte es la voz de los exiliados la que nos habla o la de quienes los investigaron e interpretaron su sentir, que nos devuelven sus temores y dudas, en las pequeñas confidencias de sus diarios, y nos cuentan cómo vivieron la guerra y el exilio y cuáles fueron sus venturas y desventuras cuando no dieron el brazo a torcer y aún en la pobreza y el exilio siguieron luchando por mantener su proyecto más vital. Imposible acabar sin preguntarse qué debieron suponer la guerra, la lucha, el exilio, la derrota, junto con la pérdida de todo lo que se tenía para mantenerse en forma, si en forma se mantuvieron, o hundirse en la apatía o la tristeza si no pudieron resistir tan despiadado embate… Mientras escribía e imaginaba las andanzas y desventuras de estos exiliados, me preguntaba cómo pudieron seguir viviendo sin el principal objetivo que había ilumi- nado los largos años de entrega y lucha convertidos ahora en un paisaje borroso, cómo en la derrota, no ya de la guerra, sino del propio yo derrotado física y emocionalmen- te, aprenderían a vivir el día a día de una nueva existencia que comenzaba en la edad más adulta, a veces casi en la vejez. Y he recordado un breve poema de Josep Carner que mi padre recitaba cada vez que recordaba su exilio y alguien le hacía siempre la misma pregunta: ¿cómo vive un exiliado? Viuré, si encara em vaga de viure, supervivent d’un cant remot. Viuré amb la cella corrugada contra les ires, contra el llot. Viuré dreçant-me com un jutge, només mirant, sense dir mot, com la paret en el seu sòtol, com una pedra en el seu clot.1 Josep Carner (1884-1970), «Si em vaga», Absència (1957). Con todos ellos, mi admiración y el mejor de los recuerdos. 1 Ausencia Viviré, si aún hay tiempo para mí, superviviente de un canto remoto. Viviré con la ceja fruncida contra las iras, contra el lodo. Viviré alzándome como un juez, solo mirando, sin decir palabra, como el muro en sus cimientos, como la piedra en su hoyo.