El descubrimiento de la cueva de Biniedrís (Alaior, , España)

Auxilio Moreno Onorato1, Eva Alarcón García2, Marta Díaz-Zorita Bonilla3 & Luis Arboledas Martínez4

1, 2, 4 Universidad de Granada (España) 3 Universidad de Tübiengen (Alemania)

Resumen: En el presente texto se explican los pormenores del descubrimiento de la cueva de Biniedrís (Alaior, Menorca). Como cualquier otro descubrimiento arqueológico, éste ha estado marcado, por un lado, por la curiosidad, expecta- ción, interés y, por otro, por la confusión, la duda y la imprecisión. Con este tex- to se quiere exponer las particularidades que hasta el momento han rondado a la cueva de Biniedrís y la historia de su descubrimiento. Palabras clave: Descubrimiento, cueva Biniedrís, expolio, estratigrafía y análisis antropológico

The discovery of the Biniedrís Cave (Alaior, Menorca, ) Abstract: This text explains the details of the discovery of Biniedrís Cave (Alaior, Menorca). As any other archaeological discovery, it has been marked, on the one hand by curiosity, expectation, interest, and on the other hand, by confu- sion, doubt and imprecision. This text aims to expose the particularities that so far have been linked to the cave of Biniedrís and the history of its discovery. Key words: Discovery, Biniedrís cave, plunder, stratigraphy and antrophology

Introducción La primera noticia que se tiene sobre la cueva de Biniedrís y su impre- sionante registro arqueológico de carácter funerario, tanto por su con- servación como por haber permanecido inmutable desde su mismo abandono hace unos 3000 años aproximadamente, se la debemos al Grupo de Espeleología Unió Excursionista Menorquina (UEM). Según el «Cuaderno de Bitácoras» redactado por Josep Márquez, en mar- zo del 2009, durante una de las salidas al campo, cuatro de sus miem- bros, Magdalena Humbert, Xisco Olives, Rafel Florit y Josep Márquez,

Revista de Menorca 98 (2019) issn 2659-4544 271 A. Moreno et al. El descubrimiento de la cueva de Biniedrís (Alaior) descienden por el Barranco de Biniedrís y localizan una cueva, que fo- tografían (fig. 1A-C) desde diversos puntos, siempre desde fuera, evi- tando alterar su registro. Fieles a su rutina, la bautizan con el nombre de «Cova de s’Arc» por la piedra en forma de arco que forma la entra- da adintelada que accede a la sala funeraria.1

1A 1B

1C 1D

Figura 1 (A, B, C y D). Primeras fotos de la cueva de Biniedrís realizadas por el equipo de UEM.

1 Nuestro agradecimiento a los miembros de la UEM y, muy especialmente, a J. Már- quez por haber puesto a nuestra disposición la documentación escrita y fotográfica del momento en que tuvieron conocimiento de la existencia de la cueva. Quizás si hubi- ésemos sido conocedores de ello, la cueva de Biniedrís no hubiese sido «rebautizada».

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En febrero del 2012, Guillem Triay, Rafel Florit y el propio Josep Már- quez deciden volver nuevamente a la cueva con intención de topogra- fiarla. Desde la base del farallón rocoso encuentran la manera de ac- ceder a la cueva utilizando una de las dos largas cañas que en su día sirvieron para la caza del zorzal («caça a batuda») y que había queda- do abandonada en las inmediaciones. Ello permite a Guillem Triay es- calar hasta la cavidad y montar «una instalación segura en un puente natural de roca del techo de la cueva».2 Desde esta posición y ante la visión de lo inaudito que les ofrece su interior, desisten de realizar la topografía por «la importancia que tienen los restos arqueológicos» y por «no perjudicar con nuestras pisadas la planta de la cueva». Siendo conscientes del hallazgo e impresionados por lo que han visto, los es- peleólogos realizan una serie de fotografías del interior (fig. 1B-D) para inmediatamente notificar al Insular de Menorca (CIME) el des- cubrimiento, alertar de la importancia del mismo y activar los meca- nismos de protección que se consideren oportunos. El CIME inventa- ría la cueva en una ficha en la que se adjuntan copias de las fotografías realizadas (fig. 2 y 3). Pese a que en la ficha técnica del CIME se descri- be como cova des Gegants el nombre por el que se inventaría es con el que el equipo de espeleólogos la bautizaron en su momento el, esto es, cova de s’Arc. Aunque a día de hoy se conoce como la cueva de Biniedrís.

2 Todos estos comentarios y los que continuarán a lo largo de este texto son produc- to de la visita realizada en el mes de septiembre de 2018 a la cueva de Biniedrís por par- te de los miembros de la UEM.

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PATRIMONI IMMOBLE

Dades Principals

Imatge

Num. Inventari: 000034 Classificació: 04 - Arqueologia Signatura: BIB - 03 - Biniedrís de Baix Nom Comú: Cova del Gegant Nom Antic:

Localització

Illa: Menorca Municipi: ALAIOR Zona Anei: Adreça al casc urbà: Coordenades UTM: MTB: Latitud: 598266,68 - Longitud: 4414585,51 - Cota de nivell: 50 Full 1:5.000 : 1-6 - Full 1:50.000 : 647

Procediment Administratiu

N.Registre: Data Registre: 0 Num. Expedient: Data inscripció: 0 Data resolució: 0 Sol·licitant:

Característiques

Inclòs a zona de domini marítim-terrestre: N Ubicació: Aire lliure Distància a costes: 0 Extensió (m2): 50 Emplaçament Topogràfic: Paret barranc

Figura 2. Ficha técnica recogida en el CIME, que deja constancia del descubrimiento de la cueva de Biniedrís.

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Figura 3. Fotografías anexas al expediente original del descubrimiento de la cueva de Biniedrís.

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En primavera del año 2013 es Pere Arnau el que informa a Margarita Orfila Pons, como vecina del predio de Biniedrís y como catedrática del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Gra- nada, del «descubrimiento» que hace de la cueva junto a Josep Már- quez. La profesora Orfila, conocedora del terreno, tenía constancia de la existencia de ambas cuevas, la des Gegants y la de Biniedrís, desde la época de las intervenciones del Dr. Veny en la necrópolis de Cales- coves en los años 60 del siglo XX (Veny 1982) aunque nunca antes ha- bía tenido ocasión de visitar esa última por su dificultad de acceso. Or- fila la visita finalmente junto con Arnau descolgándose desde la parte superior amesetada del barranco. A principios de agosto de 2013, el CIME, representado por los técni- cos arqueólogos Joana Gual, Elena Sintes, Simón Gornés, y por los de Patrimonio Tony Seguí y Josep Florit, realizan finalmente la visita a la cueva, acompañados por G. Triay y J. Márquez. Tras esta visita, se des- carta oficialmente la posibilidad de que dicha cueva fuese la cova des Gegants y se asume que se trata de otra cavidad sepulcral. La confu- sión es lógica si tenemos en cuenta que ambas se encuentran en el ba- rranco de Biniedrís y que la distancia entre ambas es de escasamente 70 metros en línea recta. En resumidas cuentas, se podría decir que si bien los propietarios de los predios de la zona sabían de la existencia de dos cuevas próximas en la fachada del barranco, la identificación de una y otra sobre el terreno por parte del equipo de espeleólogos sería clave para subsanar el error inicial, máxime cuando la única citada por el Dr. Veny años atrás fuese la cova des Gegants y no la cueva de Binie- drís (Veny Meliá 1982, 252-264).3

3 El glosario de intervenciones arqueológicas que el Dr. Veny realizó en Calescoves a partir del año 1966, queda recogido en una espléndida obra bibliográfica, donde da a conocer con detalle el amplio abanico de yacimientos en cueva de la zona, y en la que se describe la cova des Gegants y el rosario de materiales que en ella localizó (Cueva XCI) (Veny Meliá 1982, 252-264). Sin embargo, no hace ningún tipo de referencia a la cueva de Biniedrís, aunque es posible que no la citase por no disponer de documenta- ción fotográfica ni planimétrica de la misma.

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En relación a la cueva, el espeleólogo Pere Arnau nos comenta, du- rante una visita realizada en el trascurso de la campaña de excavación de 2017, que hacia el año 1995 el propietario de una finca cercana dijo que la cueva había sido descubierta a mediados de los 60 por un payés de la zona. En una ocasión y siguiendo el relato, éste, con ayuda de una escalera de madera que usaba en un pozo, se asomó a la cavidad, pero, impresionado por lo que vio, se volvió sin atreverse siquiera a entrar. Con la intriga en el cuerpo, es entonces cuando el pages se lo comenta a un «estudioso» de la arqueología que en esos años se dedicaban a vi- sitar yacimientos por la zona, le acompaña al sitio y le presta la escalera. Hasta aquí, esta era toda la información que teníamos sobre la cue- va en cuestión antes de que el Departamento de Prehistoria y Arqueo- logía de la Universidad de Granada pusiera en marcha los dispositivos necesarios para crear un Proyecto de Investigación que diera cobertu- ra científica al estudio de un conjunto funerario inalterado con posibili- dades de ofrecer datos de gran valor para el conocimiento de los modos de vida y muerte de una población arraigada en la Prehistoria Recien- te Balear.4 En los meses posteriores, se consigue finalmente aprobar el Proyecto de Investigación denominado Ideología, ritual y prácticas so- ciales en cova de Biniedrís de Baix Vell (Menorca) gracias a la financiación aportada por la Fundació Rubió i Tudurí y al respaldo institucional del Consell Insular de Menorca. La realización del escaneo integral de la cueva antes del inicio de las labores de excavación (junio 2014) resultó esencial al disponer de una imagen 3D del estado en que se encontraba el registro arqueológico (fig. 4). La sala, un espacio de forma más o menos oval, de unos 20 m2, per- manecía colmatada de restos óseos humanos y maderas en superficie, sellado por un nivel sedimentario, compuesto principalmente por res- tos de microfauna (fig. 5), nivel que aseguraba la estanqueidad del de- pósito (fig. 6).

4 Agradecemos a Margarita Orfila Pons el darnos a conocer el potencial investiga- dor que ofrecía la cueva de Biniedrís, como su colaboración y asesoramiento en el de- sarrollo del proyecto de investigación.

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Figura 4. 3D del interior de la cueva de Biniedrís realizado durante el verano de 2014. És evidente el estado original de este registro arqueológico.

Figura 5. Disposición en paralelo de cráneos circundando por troncos de madera

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6A

6B

Figura 6 (A y B). Detalle de la dispersión interior de la cueva de Biniedrís y evidencia clara de la acumulación de restos de microfauna.

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Hacia la mitad de la cueva y en ambos laterales sobresalían sendos resaltes rocosos, estrangulando el espacio para volver nuevamente a ampliarse hacia la parte más profunda. Lo más sobresaliente de este interior era la acumulación de cerámicas localizadas en un pequeño re- coveco en la parte más recóndita y profunda, y un espacio ligeramente rectangular, acotado por rebanadas de troncos, en el que estaban dis- puestas dos hileras de cráneos en paralelo, perfectamente colocados. Los restos de tablones de madera que los recubrían parcialmente ad- vertían de que posiblemente estuviesen cubriendo el conjunto (fig. 7). Esta delimitación del espacio recordaba el acto ritual observado en la cova des Càrritx, excavada entre 1995 y 1997 con metodología arqueo- lógica por un equipo multidisciplinar de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que también participó Pere Arnau, uno de sus descu- bridores (Lull et al. 1999; 2014).

Figura 7. Planta fotogramétrica de los sectores intervenidos hasta el momento y manifiesto de la horizontalidad del registro.

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A partir de los trabajos de excavación iniciados en 2015, tuvimos oca- sión de rebajar en el sector donde se localizaba una pequeña hondona- da (sector G) (fig. 4 y 6), como la de los sectores adyacentes, lo que nos permitió constatar que se trataba en realidad de una succión del terreno provocada por una diaclasa que secciona de techo a suelo, de noroeste a sureste, la cavidad (fig. 6 y 8). De hecho, el conjunto de restos óseos y demás restos materiales contenidos dentro de las sucesivas matrices sedimentarias van buzando sin interrupción alguna de la secuencia a lo largo de todos estos sectores, con una inclinación manifiesta hacia la parte central de la cavidad, por lo que la estratigrafía fluye de forma totalmente coherente y en total sintonía con lo que se aprecia en el res- to de los sectores (Alarcón García et al. 2016).

Figura 8. Superposición de la secuencia estratigráfica de los sectores C, G y K y detalle de la zona de afección de una diaclasa interna.

Por otra parte, y por comentarios directos de personas que conocie- ron y trataron estrechamente al Dr. Veny, uno de sus ayudantes, el Sr Barceló, sí que entró en la cueva de Biniedrís aunque desistió de «tra-

Revista de Menorca 98 (2019) issn 2659-4544 281 A. Moreno et al. El descubrimiento de la cueva de Biniedrís (Alaior) bajar» en ella debido a la peligrosidad que entrañaba su acceso. Muy posiblemente sea ésta la persona a la que se refería el payés en relación al comentario señalado con anterioridad y también el que pudo remo- ver más que extraer algún hueso de la zona de entrada. Por último, desde el descubrimiento de la cueva de Biniedrís ha ha- bido diversos comentarios sobre la disposición de los cráneos alinea- dos y delimitados por troncos de madera. Incluso se ha llegado a seña- lar que se trata de un escenario creado en tiempos recientes. En este sentido, afirmamos con rotundidad que ello no se corresponde con la realidad. En este tipo de ambientes de enterramientos colectivos exis- te un patrón donde se practica la inhumación secundaria, lo cual expli- ca la recolocación de los cráneos una vez que los cadáveres se han des- compuesto y el esqueleto queda desarticulado. En primer lugar, la uniformidad, homogeneidad y horizontalidad del nivel sedimentario que recubre no sólo este espacio sino en concreto la alineación de cráneos, confirman su estanqueidad. En segundo lugar, los relatos vertidos sobre este hecho nos remontan a los años 80 del pa- sado siglo, momento en que no se tenía constancia de este tipo de ritual funerario en los ámbitos sepulcrales en cueva natural en la isla de Me- norca.5 Y, en tercer lugar, y fundamental, la propia experiencia profe- sional arqueológica confirma que el registro arqueológico de esta cue- va no ha sido alterado. Las actitudes observadas en acciones clandestinas de numerosos ya- cimientos arqueológicos, nunca responden a la creación de un nuevo registro arqueológico como sería el caso (esto estaría fuera de cualquier lógica arqueológica), sino al expolio en busca del objeto por el objeto, desechando todo aquello otro que carezca de valor, sea éste el valor que los violadores quieran otorgarle (monetario, artístico, a la misma materia prima, etc.). Es más, un yacimiento que haya sido expoliado

5 Recordemos que este tipo de registro se dio a conocer en la cova des Càrritx por vez primera en el año 1995, bastante años después de cuando, presumiblemente, sucedie- ron esos acontecimientos. Reproducir un ritual de fuerte simbología en ceremoniales funerarios como es el caso, desconocido en esos momentos, no tiene mucho sentido.

Revista de Menorca 98 (2019) issn 2659-4544 282 A. Moreno et al. El descubrimiento de la cueva de Biniedrís (Alaior) conserva una serie de evidencias directas, como las que encontramos­ por ejemplo en la vecina cova des Gegant (fig. 9) y así fueron recogi­ das por el propio Dr. Veny en su obra,6 donde se aplicó una metodo- logía que no es la actual.7 Es el caso de agujeros y «montones» de se- dimento removido junto a las paredes de la cueva, acumulaciones de recipientes cerámicos en diferentes puntos del interior y, por supues- to, acopio de restos óseos humanos, entre los que destaca su alto gra- do de fragmentación (fig. 10). A ello se suma la existencia, justo en la base de la pared de roca sobre la que se localiza dicha cueva, de nume- rosos restos humanos y cerámicos depositados entre una acumulación importante de sedimento. Por contra, no existe ni un solo fragmento de este tipo de material arqueológico en la superficie explanada deba- jo de la pared donde se ubica la cueva de Biniedrís. Obviamente, la vi- sión del interior y exterior de la cova des Gegants denota claramente la labor de saqueo clandestino y no así la de Biniedrís.

6 Tal como relata literalmente el Dr. Veny: «Nuestra labor se redujo a sacar duran- te cuatro intensivas jornadas de trabajo varias toneladas de tierra y pasarlas por la cri- ba» (Veny 1982, 254). 7 En el interior de esta cueva, aún pueden observarse gran cantidad de acumulacio- nes de restos óseos humanos, incluidos los cráneos junto a las paredes y restos cerámi- cos esparcidos por toda su superficie, pese a haber sido «excavada» por el Dr. Veny. Pero aquellos eran otros años…

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Figura 9 (A, B, C, D, E y F). Detalles de la secuencia fotográfica realizada en el interior de la cueva del Gigante. Visibilidad de la alteración de su registro arqueológico producto del expolio.

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Figura 10. Detalle de las acumulaciones y concentra­ ciones de restos materiales en el interior de la cueva del Gigante.

Entendemos que la proximidad entre ambas cuevas (Biniedrís y Ge- gants) así como las similitudes entre ellas, tanto en su geomorfología como en la tipología y variedad del depósito material, nos hacen pen- sar que los comentarios iniciales alusivos a un expolio se estaban refi- riendo, sin lugar a dudas, a la cova des Gegants y no a la cueva de Bi- niedrís. En esta tesitura cobran sentido las palabras de Marín Gelabert cuando escribe que la historia no es el pasado sino el estudio y la expli- cación del pasado (Marín 2006, 7).

Algunas reflexiones

La existencia de cuevas sepulcrales en zonas de difícil acceso en Me- norca es un patrón que se repite en diferentes puntos de la isla, desde su extremo más noroccidental como las cuevas des Cárritx y Mussol (Ciutadella), pasando por su mediodía territorial con la cueva des Pas (), hasta alcanzar su extremo más suroriental con la cueva de Biniedrís. Entre otras muchas características, la cueva de Biniedrís se localiza en el barranco del que recibió su nombre en 2014 y se encuen- tra acompañada por la cueva des Gegants. Su proximidad en el espa- cio ha originado la confusión entre ambas cuevas, una (cueva des Ge- gants) de muy fácil acceso y otra (cueva de Biniedrís) de muy complicado

Revista de Menorca 98 (2019) issn 2659-4544 285 A. Moreno et al. El descubrimiento de la cueva de Biniedrís (Alaior) acceso; una (cueva des Gegants) expoliada y otra (cueva de Biniedrís) sin expoliar. En este sentido, el equipo de investigación de la cueva de Biniedrís tiene la convicción de que su registro se encuentra inaltera- do, a excepción de los escasos materiales extraídos en superficie de la zona cercana a la entrada, desde su momento de abandono en torno al c. 550 A.C. Sin lugar a dudas, nuestra mejor justificación científica es su registro arqueológico y la metodología minuciosa y exhaustiva con que se ha recuperado. La horizontalidad de la secuencia estratigráfica, alterada exclusivamente por los buzamientos lógicos que generan las desigualdades propias de la geomorfología de esta cavidad; la intro- misión de pequeños roedores y aves, que durante siglos han campado a sus anchas; el grado de conservación de los restos materiales, entre los que destaca la escasa fragmentación de los restos óseos humanos junto al nivel sedimentario compuesto por limos e infinitos restos de microfauna que se han encargado de sellar todo el registro, son argu- mentos suficientes para justificar que el interior de la cueva de Biniedrís es el resultado de un proceso ritual llevado a cabo por las poblaciones que usaron el lugar como necrópolis al menos durante 700 años y del que se tienen paralelos en otras cuevas funerarias repartidas por la isla, excavadas igualmente con rigor científico.

Bibliografía

Alarcón García, E., et al. 2016. «Cueva de Biniedrís: una historia por contar». Revista de Menorca 95: 157-184 Lull, V., et al. 1999. La Cova des Càrritx y la Cova des Mussol. Ideología y socie- dad en la Prehistoria de Menorca. Barcelona: Consell Insular de Menorca. —. 2014. «Rituales funerarios en Menorca durante la Edad del Bronce». En La muerte en la Prehistoria Ibérica. Casos de estudio, coordinado por E. Gue- rra y J. Fernández, 137-154. Valladolid: Universidad de Valladolid. Marín Gelabert, M. A. 2006. «Perspectivas historiográficas», Historia de las Is- las Baleares, tomo 14, 7-23. Palma: El Mundo / El Día de Baleares. Veny Meliá, C. 1982. La necrópolis protohistórica de Cales Coves. Menorca. Ma- drid: CSIC.

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