FICHA

1. Película Título” “The life of David Gale” – La vida de David Gale Ficha técnico-artística

Año: 2003 País: Estados Unidos Director: Productor: Universal Pictures Guión: Charles Randolph Música: Alex Parker & Jake Parker Fotografía: Reparto: Kevin Spacey, , , Gabriel Mann, Matt Craven, Leon Rippy, Rhona Mitra, Jim Beaver Duración: 130 min.

Sinopsis

David Gale (Kevin Spacey), activista abolicionista de la pena de muerte, se encuentra precisamente en la situación personal por la que durante tantos años ha luchado para hacer desaparecer del sistema legal de Texas: la de sentenciado a muerte. A tres días de su ejecución, y después de mantenerse en absoluto silencio durante su estancia en prisión, David concede una entrevista exclusiva en tres sesiones para contar su historia a una ambiciosa reportera llamada Bitsey Bloom (Kate Winslet). Desde su pasado como profesor de Filosofía, hombre casado y padre hasta su más inmediato presente cercano a la ejecución tras ser condenado por la violación y muerte de la también activista, y amiga, Constance Harraway (Laura Linney).

2. Temática jurídica

Palabras claves: Pena / Pena de muerte / Fines de la pena / Prueba de los elementos del delito / La figura del penado

Una de las películas que más recientemente ha abordado el tema de la pena de muerte es La vida de David Gale . A pesar de no tratarse de un film puramente jurídico o político, y lejos de presentarse como un ensayo expositivo de la cuestión en formato documental, la película, de la mano del siempre hábil director británico Alan Parker, conjuga a la perfección la narrativa cinematográfica de las películas de intriga dirigidas al gran público con la seriedad y profundidad que requiere el tratamiento de un tema tan comprometido como éste. La vida de David Gale tiene la virtud de acercar al ciudadano medio a los argumentos morales, sociales, jurídicos e incluso religiosos a favor y en contra de la pena de muerte, mostrándolos a modo de brochazos eficazmente expuestos en una trama argumental de gran impacto emocional, con el objeto de dejar huella en el espectador o, al menos, generar en él la reflexión, aunque adoptando sin disimulo una posición claramente liberal al respecto.

La película es una prueba más, en otro formato de análisis, del debate abierto sobre la pena capital, quizá agotado en los ámbitos territoriales en los que ha dejado de aplicarse, como es el caso de Europa (salvo en Bielorrusia), pero de permanente importancia en los países en los que todavía se sigue utilizando. No obstante, es necesario apuntar que es un debate relativamente reciente, pues hasta el siglo XVIII prácticamente todos los sistemas de gobierno del mundo la aplicaban sin que fuese objeto de un real cuestionamiento por la opinión pública o el ámbito jurídico. Su critica era residual, pero el influjo de los postulados liberales de aquél siglo marcado por la Revolución Francesa ayudó a elevar la estimación de la vida humana y a sentar las bases del cambio en la percepción social de la pena capital hasta nuestros días. Ello sirvió para que algunos países la abolieran y para que en algunos de los que ha seguido teniendo arraigo haya quedado limitada a supuestos criminales especialmente graves y su ejecución haya sido despojada del carácter sanguinario y/o público que tuvo en el pasado.

Actualmente, siguiendo los datos (de septiembre de 2009) aportados por Amnistía Internacional hay 139 países abolicionistas. De entre ellos, 94 lo son para todos los delitos, es decir, sus leyes no la recogen para ningún supuesto, 10 lo son sólo para los delitos comunes, pero la prevén para delitos excepcionales como los recogidos en el Código penal militar o los cometidos en tiempo de guerra, y 35 lo son en la práctica, pues aunque sus leyes la siguen recogiendo no la aplican desde hace más de 10 años o se han comprometido internacionalmente a no aplicarla. Por su contra, la cifra actual de países retencionistas es de 58. La tendencia natural es la de su abolición y así la historia nos muestra como muchos de los países han dejado, en primer lugar, de aplicarla de forma material para finalmente abolirla formalmente, algunos de ellos pasando por su previa inaplicación sólo para los delitos comunes. Por el contrario, no se aprecian supuestos que hayan seguido la tendencia inversa. También es cierto que la abolición en ocasiones ha venido condicionada por la adhesión del país a alguna institución supranacional que la exija, entre otras, como premisa para dicha adhesión.

De entre todos los países que utilizan la pena de muerte como remedio punitivo contra la criminalidad cabe destacar el supuesto –plasmado en el film - de EEUU, que alcanza junto con Arabia Saudita, China, Irán y Pakistán el mayor porcentaje de aplicación anual en el mundo. Especialmente polémico es su caso porque, como es sabido, la aplicación de la pena de muerte no es uniforme en todo su territorio. Cada Estado tiene autoridad para aprobar su propio Código penal para los delitos comunes cometidos en su territorio, e incluir o no la pena de muerte como sanción penal, pudiendo ser conmutada por otra pena en algunos Estados que la recogen por su Gobernador (actualmente, tras la abolición de la pena capital en el Estado de Nuevo México en marzo de 2009, son 15 los Estados norteamericanos que no la aplican). El hecho de que en un mismo país se aprecie una diferencia de regulación tan trascendente ha servido para agudizar en él el debate sobre la abolición o retención de la pena. No obstante, hay que señalar que dicho tratamiento dual es relativo, pues la pena de muerte sí puede ser aplicada en todo el territorio del país para los denominados “delitos federales”, que son aquéllos excepcionales (como el asesinato del Presidente, un Senador o un Agente del FBI o los delitos de espionaje o traición a la patria, entre otros) que quedan al margen de la jurisdicción de cada Estado y susceptibles de ser castigados con dicha pena con independencia del lugar en el que se cometan.

3. Comentario del profesor (algunas claves jurídicas de la película dirigidas a los alumnos) Claves jurídicas

En lo que respecta al contenido material de la cuestión, La vida de David Gale constituye un magnífico punto de partida para conocer su estado, ya que a lo largo de su metraje expone de forma muy clara la práctica totalidad de argumentos abolicionistas y retencionistas de la pena de muerte.

En un primer nivel se pueden encuadrar los argumentos “categóricos”, de esencial contenido moral o ético. Entre los abolicionistas se encuentra la consideración de la pena de muerte como la negación del Derecho humano fundamental por excelencia: el derecho a la vida. Así, el sistema jurídico caería en la irónica contradicción de pretender salvaguardar la vida permitiendo su destrucción, es decir, legitimando precisamente aquello que castiga. Por tanto, no debe aplicarse nunca, sea cual sea la gravedad del delito o la peligrosidad del autor. Además, supone un acto de violencia que solo sirve para generar más violencia. Las palabras de Constance en un meeting de la organización “Deathwatch” (que sigue los pasos de Amnistía Internacional), a la que ella y Gale pertenecen en su lucha activa por la abolición de la pena capital, son un fiel reflejo de este último argumento: “ cuando matas a alguien, privas a su familia no sólo de un ser querido sino de su humanidad. Endureces sus corazones con odio. Les quitas toda su capacidad de imparcialidad civilizada, condenándoles eternamente a codiciar la sangre. Es algo cruel y algo horrible. Pero además, satisfacer ese odio jamás ayudará, el daño ya está hecho ”. Incluso el eslogan de la campaña “ Respetar todas las vidas ” es consecuencia de toda esta creencia: solo respetando “todas” las vidas se consigue el respeto del valor “vida”. A este argumento se añade el de la “crueldad” de la pena, principalmente por su certidumbre y su carácter premeditado, aniquilando todo rasgo de humanidad en el sentenciado de forma progresiva, a lo largo del extenso período de tiempo que transcurre entre el crimen y la ejecución.

Como argumento antiabolicionista categórico se encuentra la idea del “ ojo por ojo, diente por diente ”, expresión más conocida de la Ley del Talión. El Gobernador de Texas acude a ella en el film en el cara a cara televisivo con Gale. Bajo su fundamento, la pena cumple un fin completamente retributivo, más aún, de absoluta reciprocidad, esto es, una vida por otra, al menos, en el caso de que se aplique para los supuestos de asesinato. Se basa en la idea de “merecimiento”, es decir, el asesino merece ser ejecutado por el hecho de haber asesinado, y en lo que se considera que es “justicia”, esto es, el que comete un hecho tan malvado debe ser castigado de la igual forma para hacer justicia. También descansa sobre la idea de “venganza” restauradora y a ésta es a la que mayormente suele acudir los ciudadanos partidarios de la pena de muerte para justificar su postura, siendo reflejo de lo que harían tras verse mentalmente representados en la posición de víctimas indirectas de los crímenes o en los supuestos en los que éstos les tocasen de cerca. Varios de los lugareños de Austin (Texas) entrevistados horas antes de la ejecución de Gale se expresan paradigmáticamente en esta sentido: “ Violó y mató a una chica. Yo opino que debería morir ”. Incluso alguno de ellos deja muestra evidente de su afán vengativo al señalar que “ deberían usar un pico ”. Lo cierto es que el amparo en la Ley del Talión ha sido utilizado históricamente como un argumento religioso, debido al origen bíblico de la mencionada expresión (recogida en el Antiguo Testamento). No obstante, los argumentos de naturaleza religiosa también han sido utilizados para excluir de forma definitiva la pena capital. Si Dios es quien da la vida, sólo él puede quitarla (“cuando Caín mató a Abel, Dios lo desterró, no lo mató ”, afirma otra ciudadana de Austin en la película).

El poder de los argumentos categóricos es su carácter concluyente, esto es, debe o no debe existir la pena capital por las razones expuestas en todos los casos o en ninguno. Constance y Gale creen en los abolicionistas de esta clase. Eso los convierte en argumentos difícilmente rebatibles, por su naturaleza subjetiva, en ocasiones “ciegos” al estar fuertemente interiorizados a partir de una férrea educación que los ha consolidado. No deja de ser una cuestión de fe. De lo que se cree que es justo o no. De sí se cree que el derecho a la vida es inquebrantable o no. Y en el terreno de las creencias poco o nada es demostrable. Por eso, y con el objeto de justificar los postulados en un sentido u otro, entran en juego, en un segundo nivel, los argumentos “utilitaristas” que tratan, como su nombre indican, de demostrar la utilidad o inutilidad de la pena de muerte. Su problema reside en que la demostración de esa utilidad o inutilidad resulta en ocasiones imposible en términos inequívocos, lo que condiciona el argumento. Constance, aunque es una abolicionista categórica cree, no obstante, en ellos al menos de apoyo, por su fuerza mediática, precisamente porque suelen aparecer para la opinión pública más razonables debido a su naturaleza objetiva.

El principal argumento abolicionista en este sentido y sobre el que gira una gran parte de la trama de La vida de David Gale es el del carácter defectuoso de los sistemas judiciales. Que a pesar de las fases de apelación o revisión que éstos recojan no existen garantías plenas. Que las pruebas son manipulables, los testigos pueden comprarse y los operadores jurídicos equivocarse o simplemente ser inexpertos. Todo ello abre la posibilidad de que se condene a inocentes cuando la pena de muerte, a diferencia de la cadena perpetua -por citar otra pena grave-, deviene irreversible. Por eso el sistema es ineficaz, injusto e inútil. De hecho, el film acierta al mostrarnos con carácter previo a la trama central y desenlace final un supuesto fácilmente imaginable en la práctica real en el que la prueba legal resulta manejable o simplemente puede llevar a equívocos. Es el caso de la supuesta violación de Gale a su alumna Berlín. La verdad es que es ella la que busca el encuentro sexual. La que excita y araña a Gale. La que pide a éste que le muerda y que le haga el amor “fuerte”. De esos hechos se pueden extraer fácilmente pruebas de que hubo contacto sexual “violento”, el cuál acompañado de una confesión de uno de sus protagonistas de que no fue consentido (falsa confesión de Berlín que en el film viene motivada por despecho, por el hecho de ser previamente rechazada por Gale) suele llevar a pensar en una violación. Sobre todo si no hay más testigos o pruebas objetivas que acrediten lo contrario. Pero lo cierto es que las pruebas sólo llevan a acreditar que hubo precisamente eso: una relación sexual, y al analizarlas en estos contextos suele olvidarse que este tipo de relación en muchas ocasiones es pasional, impetuoso e impulsivo, lo que conlleva a que esos mordiscos, arañazos, marcas en la piel o incluso golpes sean parte de la natural y consentida excitación sexual. Pero el problema de este argumento abolicionista reside en su carácter relativo, esto es, sí existiese una prueba irrefutable del crimen debería responderse a la pregunta: ¿se estaría entonces a favor de la pena capital? Además, estaría la difícil tarea de comprobar que el sistema realmente ha fallado, que se ha ejecutado a alguien de forma errónea. Y como irónicamente señala la película, no basta con salvar la vida de un sentenciado acreditando tales errores, ello podría interpretarse como que el sistema realmente funciona, en el sentido de que se corrige a sí mismo, en este caso por mediación externa. Tal y como Bitsey dice a su aprendiz de periodista: “ una ejecución errónea es mucho más útil políticamente que una salvación errónea… los casi mártires no cuentan ”.

Por su parte, los retencionistas suelen referirse al poder preventivo de la pena capital y, por tanto, a su “utilidad” para erradicar o hacer disminuir los delitos. Las palabras del Gobernador en el programa televisivo no pueden ser más claras: “ odio los asesinatos, y mi administración matará para evitarlos ”. Con castigos ejemplarizantes, duros y definitivos, para crímenes graves se disuade su comisión. Al mismo tiempo se acude a la idea de “seguridad”, de que sólo con esta pena se puede proteger a la colectividad, eliminando a los criminales más violentos o irreversibles. Pero en este sentido, Gale insiste en los numerosos estudios que desde antiguo vienen negando dicha eficacia preventiva y, por tanto, la utilidad de la pena. Lo cierto es que en la realidad existen incontables análisis sociológicos y/o estadísticos que niegan la proporcionalidad entre las variables “gravedad de la pena” y “número de delitos cometidos” o “seguridad ciudadana”. Así lo acredita que Texas, por usar como ejemplo la ciudad en la que se desarrolla la película, siendo el Estado de EEUU que más usa la pena capital, tenga uno de los índices de criminalidad más elevados del país. Beccaria ya se refería a la “certeza” de la pena más que a su “severidad” como condicionante disuasorio a la hora de cometer delitos. Si ello es así, la pena de muerte parece quedar limitada en cuanto a su justificación a su exclusiva finalidad de hacer justicia a través de la venganza. A la idea de justicia de que el asesino “merece” ser ejecutado por lo que ha hecho.

En definitiva, éstos son algunos de los argumentos, los más destacados, en defensa de una postura abolicionista o antiabolicionista sobre la pena de muerte. Existen muchos otros más que han sido objeto de análisis y estudio por especialistas en la materia tanto desde una perspectiva jurídica-penal, sociológica, moral, constitucional, religiosa, histórica e incluso económica. Algunos de ellos aparecen también apuntados en la película. Una cosa ha de quedar clara. Todos estos argumentos deberían servir para fundamentar lo que un Estado como ente jurídico e imparcial debería hacer ante determinados crímenes, no a lo que nosotros como particulares haríamos de resultar afectados por ellos.

Como señalamos, una de las claves reside, además de en el concepto que se tenga sobre la función de la pena, en el valor que se asigne al derecho a la vida, esto es, a si se considera un derecho fundamental inquebrantable o no. De esa cuestión deriva otra también de hondísimo calado con la que queremos concluir a modo de reflexión final: ¿tienen todas las vidas el mismo valor? ¿Constituyen, pues, todas y cada una de las vidas humanas derechos inquebrantables o no? Evidentemente, la reflexión tiene mucho que ver con la cuestión del importante efecto estigmatizador que la condición de “criminal”, “sentenciado” e incluso la de “inculpado” ejerce en la opinión pública. Cuando Gale busca trabajo de profesor tras ser cesado en su cargo por la supuesta violación de su alumna, el entrevistador le dice: “Usted no es políticamente correcto. Da igual que sea un genio, es un violador a los ojos de todos ”. Estamos refiriéndonos al poder de la exclusión que se genera en tales sujetos a partir de la consideración mediática de determinados criminales como “no ciudadanos”, “enemigos” y, en tales supuestos, ¿tiene el mismo valor la vida de un enemigo que la nuestra? Las palabras de Gale a Bitsey en la primera de las tres sesiones de la entrevista que tendrán en la sala de visitas de la penitenciaria de Austin no pueden ser más claras “ Nadie que mire a través de este cristal (el que separa a ambos) ve a una persona. Ve a un crimen. No soy David Gale. Soy un asesino y un violador a falta de cuatro días de su ejecución ”.

4. Actividad a desarrollar por el alumno (comentario, preguntas, lecturas, etc.)

- Comentario y valoración cinematográfica del film. - Identificación de los argumentos abolicionistas y antiabolicionistas. Investigar y señalar, además de los apuntados, otros no referenciados en la película o en esta ficha. - Opinión personal sobre la pena de muerte. Su previsión para delitos comunes, excepcionales o en ningún caso. Razones y justificación.

5. Lecturas recomendadas, películas relacionadas y sitios web de interés

Lecturas recomendadas :

AMNISTÍA INTERNACIONAL (Ed.). La pena de muerte y su abolición en España . Los libros de la Catarata, Madrid, 1995.

BECCARIA, C., De los delitos y de las penas . Alianza editorial, Madrid, 1998.

BOBBIO, N., “Contra la pena de muerte”, en MARAZZITI, M. (Ed.), No matarás. Por qué es necesario abolir la pena de muerte . Atalaya, Barcelona, 2001.

CORRAL, J.L., Historia de la pena de muerte . Aguilar, Madrid, 2005.

GARCÍA VALDÉS, C., No a la pena de muerte . Edicusa, Madrid, 1975.

GRACIA MARTÍN, Tratado de las consecuencias jurídicas del delito . Tirant lo blanch, Valencia, 2006 .

MAPELLI CAFFARENA, B., Las consecuencias jurídicas del delito , (4ª edición). Thomson civitas, Navarra, 2005.

MARAZZITI, M., “Por qué no matarás”, en MARAZZITI, M. (Ed.), No matarás. Por qué es necesario abolir la pena de muerte . Atalaya, Barcelona, 2001.

PREJEAN, H., “La pena de muerte es una práctica de tortura”, en MARAZZITI, M. (Ed.), No matarás. Por qué es necesario abolir la pena de muerte . Atalaya, Barcelona, 2001.

RIVAYA, B. (Coord.), Cine y pena de muerte . Diez análisis desde el Derecho y la moral . Tirant lo blanch, Valencia, 2003.

ZIMRING, F.E. The contradictions of American Capital Punishment . Oxford university press, New York, 2003.

Películas relacionadas :

- “Salvador (Puig Antich)” – Salvador (Puig Antich) (Manuel Huerga, 2006). - “The green mile” – La milla verde (Frank Darabont, 1999). - “True crime” – Ejecución inminente (Clint Eastwood, 1999). - “The chamber” – Cámara sellada (James Foley, 1996). - “Dead Man Walking” – Pena de muerte (Tim Robbins, 1995). - “The front page” – Primera plana (Billy Wilder, 1974). - “El verdugo” – El verdugo (Luis García Berlanga, 1963). - “Monsieur Verdoux” – Monsieur Verdoux (Charles Chaplin, 1947). - “M” – M, El vampiro de Dusseldorf (Fritz Lang, 1931).

Páginas web de interés : www.amnesty.org www.amnesty.org/es www.cacp.org www.moratorium2000.org www.prodeathpenalty.com www.thelifeofdavidgale.com www.ya.com/penademuerte

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