PERSONALIDADES (1) El cine de , o el juego de la vacía ostentación Son más bien extravagantes las ideas estéticas del inglés Ken Russell: su gusto por la vulgaridad que gobierna al arte y a las personas, su fascinación por la violencia, su actitud distante, le han creado el prestigio de un talento cierto y seguro, También ha originado las dudas sobre su responsabilidad como presunto creador. La evolución, a la altura de sus últimos films, puede aclarar varios equívocos y abre un amplio signo de interrogación. Quizás porque no es oro todo lo que reluce. La ostentación es la marca más visi­ ble del estilo del inglés Ken Russell y sus desbordes coinciden con una acti­ tud personal donde todo está permiti­ do; modificar biografías de gente famo­ sa (músicos por lo general), tramar desplantes de ribetes sacrilegos, bus­ car audaces referencias visuales para asuntos que casi nunca eran tan sólidos como su superficie pudiera sugerir. Esa modalidad le ha acarreado a Russell va­ rios fracasos también notorios, inclu­ yendo en la lista una truculenta apro­ ximación a los años de Rudolph Valen­ tino, famoso por diversas razones. Des­ pués de 1963, los largometrajes del di­ rector han oscilado entre la modera­ ción inicial y las exorbitadas invencio­ nes de los últimos tiempos, 'con dos únicos momentos de equilibrio en 1969 (Mujeres apasionadas) y en 1970 (U otra cara del amor). Ese equilibrio tam­ bién es relativo porque en la segunda hay suficiente agitación y efectos foto­ gráficos como para confirmar que el film no apunta tanto a Chaikovskll co­ mo al poder destructivo de la fantasía sobre la vida de la gente. La sospecha mayor sobre la genialidad del autor pro­ viene de sus propios films, que suelen recoger sólo el costado barroco y re* torcido de sus personajes como com­ plemento de búsquedas expresivas que tienen sus complicaciones. Así, la his­ teria sexual es un Ingrediente razona­ ble (en Los demonios, 1971) para jus­ tificar la brutalidad y el horror de un incidente medianamente histórico sobre cura liberal torturado y ejecutado ante monjas urgidas por deseos non sane- tos; las torturas homosexuales de Chai- kovskii pretextan problemas de convi­ vencia con su mujer y familia: las va­ rias pasiones de su film de 1969 no son sólo femeninas sino muy cambian­ tes y mezcladas; en Valentino parecen importar más las torturas de toda ín­ dole que afligen al personaje que su relación real con el mundo exterior. En esos films el sexo es cada vez más el estímulo que promueve los artificios de la forma y el decorado, en un gra­ do creciente de exacerbación que en Lisztomanía incluye agresiones al Papa y otras excentricidades. Un buen psico­ análisis permitiría quizás descubrir las raíces profundas de esa vocación, pe­ ro si es cierto — como él dice— que su obra es el resultado impresionista de lo que lo atrae o repele y de su deseo de compartir esas experiencias con el espectador, la obra de Ken Russell po­ dría servir para esa averiguación, si a alguien le importara. LA OTRA CARA i La naturaleza y la LA EVOLUCION. M ás Interesante, obra con la búsqueda de estímulos per­ r -v quizás más desalentador, puede ser el turbadores, y se suele afirmar que de repaso de sus films, que incluyen co­ alguna manera el resultado es revulsi­ Exagerado medias, policiales, biografías, musica­ vo, innovador, el más original del cine les y otros intentos de mezclarlo todo inglés desde la postguerra. Más razo­ No hay muchas explicaciones como en un gran pastel. Lo que surge nable sería admitir que Russell no se racionales de Russell sobre su de esa obra es la constancia cierta de hace muchos problemas por las tradi­ propia obra y sobre su visión del un talento, pero como apuntó la críti­ ciones formales o de. contenido y que mundo. Aunque no es necesario ca inglesa Dilys Powell, ese talento pro^ su método consiste éh dejar libre la que un creador explique sus sen­ voca una forma de terror que quizá sea imaginación para ver qué pasa. De esa timientos o racionalice las moti­ consecuencia de otra constante de Rus- actitud nace el universo fantasmagórico vaciones que empujan su actitud sell: el predominio del poder (de la de sus films, donde unos pocos perso­ ante la vida o ante su arte, a ve­ fuerza compulsiva) sobre la persuasión. najes luchan por dejar volar su intimi­ ces esas opiniones pueden s e r En casi todos esos films hay despliegue dad — con lo cual todo tiende a set una pista (por aceptación o por de vitalidad y una utilización instintiva dicho explícitamente— y donde las com­ descarte). La actitud de Russell del cine que gana en fluidez y riqueza pulsiones exteriores se reducen a los respecto de su material no pare­ formal a medida que el autor progresa límites de desagrados físicos, senectud, ce la más racional posible: en su dominio del medio. Por eso par­ desajustes sexuales, sin mayor cons­ “La razón que determina que te de la crítica suele identificar esta tancia de que el mundo exterior exis- yo haga una película sobre un te- -ma particular es consecuencia de FILMOGRACIA KEN RUSSELL que me produzca excitación, im­ pulsos, goces, tristezas o desaso 1956 — Peepshov. Con Shlrley Russell. Corto­ 1962 — Preservatlon Man. Sobre Bruce Lacey. metraje en 16 mm. Para televisión.* ciegos, y. es entonces que deseo 1957 — Amelia y el ángel. (Amella and the A n­ 1962 — Elgar. (Elgar). Libreto de Ken Russell. comunicar esos sentimientos a gel). Libreto y fotografía, Ken Russell. Con Christopher Gable. Max Adrián. los demás”. Collbretista, Tony Evans. Música, Bach, Para televisión. Vivaldi. Con Mercedes Cuadros, Mike 1963 — Watch the Blrdie. Sobre David Hurn. Esa actitud no merece nece­ Van Blocmen, Hellen Ullmann. Cortome­ Para televisión. sariamente elogios o reparos. Es traje en 16 mm. 1963 — Una playa con mostaza. (French Dre- sin embargo reveladora y explica 1958 — Lourdes. Sobre Prince of the Pagodas ssing). Libreto de Peter Myers, Ronald de Britten. Fotografía, Ken Russell. Cass. Peter Brett. Fotografía, Ken Hi caprichos y artificios de s u s Cortometraje en 16 mm. ggins. Música, Georges Delerue. Con films. Otras opiniones: 1959 — McBryde and Colquhoun: Two Scottish James Booth, Roy Kennear, M arisa Mell. “Yo pienso en mi muerte. Yo Painters. Corto metraje para televisión. Alita Naughton. Primer largometraje. 1959 — Portrait of a Goon. Sobre Spike Mil li­ 1964 — Diary of a Nobody. Libreto de Gross-' quisiera ser embalsamado e ins­ gan, Para televisión. mlth adaptado de John Betjeman. Para talado en \m mausoleo electróni­ 1960 — Architecture of Entertainmet. Libreto de televisión. co. Los curiosos podrían apretar Ken Russell, Tony Evans. Con John Bet- 1964 — Bartók. Sobre El mandarín milagroso y jeman. Para televisión. El castillo del pájaro azul. Para televi­ un botónf y ver proyectados pasa­ 1961 — Portrait of a Soviet Composer. Sobre sión. jes de mis películas que serían Sergei Prokofiev. Para televisión. 1965 — Aiways on Sunday. Sobre el Douanier comentadas por mi viuda.” . 1962 — Pop Goes the Easel. Con Derek Boshler Rousseau. Libreto de Ken Russell. Mel- Para televisión. vyn Bragg. Locución, Ollver Reed. Cor 9 jeres apasionadas. Lo que Russell hizo después incluye idas y venidas entre sus obsesiones personales y los entusiasmos y ultra­ jes que le provocan las historias que imagina: — Una playa con mostaza es una co­ media excéntrica en una playa decaden­ te con parecidos notorios que provie­ nen de A propósito de Niza de Jean Vigo y .Las vacaciones de M. Hulot e Tati (Amelia y el ángel se parecía mu­ cho a El globo rojo). La crítica nó ad­ virtió cuando el estreno la atmósfera siniestra que lo impregna; — Con el mundo a sus pies era cier­ tamente un ‘‘thriller” de espías con un millonario texano que fomenta una re­ volución en Latvia y provoca enredos diplomáticos de los que Russell se bur­ la. La trama circula de Finlandia a Lon­ dres y Texas sin mucho sentido. El film muestra por transparencia la influencia de Fritz Lang y se atreve a insertar una pelea sobre hielo que semeja una ba­ talla más seria que había filmado an­ El* tedio, el canto tes Sergei Eisenstein: te y que el hombre, además, vive en nicarlo al espectador): “Isadora encar­ — Mujeres apasionadas fue el aviso sociedad. Por eso también sus pelícu­ na lo mejor y lo peor de un artista. de que Russell era un director original. las apelan en parte a la sensualidad Ella tiene un talento genuino pero fue Su retrato de la época es preciso y se del espectador, en parte a vulnerar sus también lo más espúreo. Y tiene ese apoya en escenografía y vestuario. So­ emociones primarlas, eso que a la Po- toque de vulgaridad que creo que la bre novela de D. H. Lawrence vincula well la aterroriza tanto. gente y el arte vinculados a ella pudie­ a sus personajes con la naturaleza en La evolución de esas intenciones co­ ron aprovechar. Ella fue justamente una un énfasis panteísta y explicita la li­ mienza con un extenso período al ser­ persona y ese fue su arte”. La defini­ beración de los sentidos, que en 1920 vicio de la BBC, durante el cual Rus­ ción vale para la mayoría de sus lar­ era una actitud vital y que permite fre- sell se liberó de las convenciones y re­ gometrajes posteriores y apunta una nesís eróticos de hombres con muje­ construyó vidas de gente célebre utili­ idea: la de la vulgaridad gobernando el res, de hombres con hombres y de mu­ zando actores. Ese período comprende arte, pero antes a las personas. Por eso jeres con homosexuales. Cinematográ­ algunos de los mejores films hechos sus regodeos en el mal gusto, que no ficamente el film se mueve, acerca per­ para la televisión inglesa y a algunos llega a lo sublime en Valentino, que se sonajes -para achatarlos contra el pai­ intentos de libertad poética donde se convierte en letargo en Tommy y que saje, utiliza un rostro para ilustrar un apuntaron influencias de Lamorisse (pa­ ocasionalmente puede confundirse con sentimiento en .primer plano, inclina 90 ra Amelia y el ángel) y donde los gol­ potencia expresiva en Los demonios o en pes de efecto fueron la marca de fá­ La otra cara del amor. Ese film de 1962 brica del director. Esa larga lista de sobre Isadora Duncan aporta la segunda cortos comprende puntas de humor y clave de la personalidad de Russell. en sátira irreverente contra el pintor Rous­ un prólogo donde se colocan extractos seau (Always on Sunday), imágenes de Olimpíada de Leni Riefenstahl que oníricas intercaladas a la trama de nada tienen que ver con la bailarina Portrait of a Soviet Composer para co­ pero sí, en cambio, con dos obsesiones mentar partituras de Prokofiev que. fue­ de juventud: el despliegue de los cuer­ ron pensadas y resueltas en perfecta pos aceitados de los atletas y el nazis­ vigilia, y se incluyen allí aproximacio­ mo, no tanto como ideología sino por nes a la agonía que algunos creadores la simple fascinación de la violencia experimentan en su creación, por ejem­ Esa misma (terrorífica) fascinación que plo el pintor y poeta Dante Gabriel se agolpa en la secuencia de la locura Rossetti (Dante’s Inferno). Pero segu­ de La otra cara de lamor o en las esce­ ramente el film más revelador de esos nas de histeria monacal de Los demo­ comienzos es Isadora Duncan, The Big­ nios o en la pelea de Alan Bates y Oli­ gest Dancer in the World, sobre una ver Reed, desnudos como los atletas mujer que levanta el entusiasmo de del film nazi, a la luz de antorchas co­ Russell (y por lo tanto hay que comu­ mo los desfiles del III Reich, en Muje-

James Uoy3. Para televisión. Glenda Jackson, Jennie Linden. Eleanor 1966 Isadora Ducan, The Biggest Dancer in Bron. Michnel Gough. the World. Extractos de Olimpíada de Leni Riefenstahl. Con Vivien Pickles. 1970 — La otra cara del amor. (The M u sic Lo- 1967 — Dante's Inferno. Sobre Dante Gabriel vers). Productor. Ken Russell. Lioreto de Rossetti. Con Oliver Reed. Judith Paris. Melvin Bragg sobre Catherine Drinker Bowen y Barbara von Meck. Fotografía Christopher Logue. Andrew Faulds. (DeLuxe), Douglas Slocombe. Música. 1967 - Con el mundo a sus pies. (BiUion Do- Pyotr I. Chaikoyskií arreglada por André llar Brain). Libreto de John McGraih Previn. Con Richard Chamberlain, Glenda sobre novela de Len Deighton. Fotogra­ Jackson. Max Adrián, Christopher Gable. fía (Technicolor). Billy Williams. Música. Izabella Telezynska.. Richard Rodney Bennett. Con Mlchael Caine. Karl Malden. Frangoise Dorléac. 1971 — Los demonios. (The Devils). Productores, Oscar Homolka. Ed Begley. Robert H. Solo, Ken Russell. Libreto de 1968 — . Sobre Fredcrick De Ken Russell sobre la pieza de John lius. Con Christopher Gable, Eric Fonby. Whiting y libro de Aldous Huxley. Fo­ Max Adrián. Para televisión. tografía (Technicolor). David Watkin. 1969 Mujeres apasionadas. (Women in Lovel. Música. Peter Maxwell Davies. Con Oli­ Libreto de Larry Kramer sobre novela ver Reed. Vanessa Redgrave. Dudley de David Herbet Lawrence. Fotografía Sutton. Max Adriam. Gemma Joños. DeLuxe), Billy Williams. Música. Georges 1971 — El novio (The Boy Friend). Productor. VALENTIríU Delerue. Con Alan Batds. Oliver Reed. Ken Russell. Libreto de Ken Russell so- Mentira: es Nureyev 10 ,1 grados la cámara para explicar un jue­ el mal gusto lo Induce a ilustrar con go de amor como un estallido de la tas peores convenciones (paisajes y naturaleza; rompientes) la partitura original. Pero ia — La otra cara del amor cultiva otros intención consiste en enfrentar al ar­ refinamientos para sugerir con foto di­ tista contra la realidad, en el entendi­ fusa y cámara lenta la idílica vida cam­ do de que la ¡mginación y la locura, son pestre de una pareja. El pasado y el parte de la vida; presente, la imaginación febril y la cal­ — Tommy atropella con la audacia de ma. se entrecruzan desde el comienzo: cantar toda su historia, para que nadie el film arranca con un delirio de mo­ piense en el realismo y para que el es­ vimiento donde los personajes, la cá­ pectador participe de todo el asunto mara y un batallón de extras se agitan como de un sueño. El disparate argu- porque es navidad en Moscú 1875. La mental puede confundirse con la locu­ furia vital y los empujes sexuales ex­ ra, pero no lo es. Resumen de las ob­ plican la mitad de las conductas indi­ sesiones más recientes de Russell, In­ viduales, como si la fantasía o la locu­ cluye una secuencia reveladora: multi­ ra fueran una razón para vivir. Este es tud de maniquíes Marilyn Monroe son el segundo largometraje del director la réplica de Lourdes, sus milagros, el donde su fuerza creadora personal fun-* agua purificadora (que aquí surge del ciona libremente, sin influencias o mo­ sexo), según el autor son las imáge­ delos; nes que saltan del subconsciente de un converso que además hizo una pe­ — Los demonios es un premeditado lícula sobre Lourdes (dieciséis años golpe al público que amplifica con to­ antes); do efectismo posible el horror y el ab­ — Lisztomanía entremezcla Liszt con surdo de un juicio sumario a un sacer­ Wagner como si fuera lo mismo pero EL NOVIO dote en tiempos pasados. Como alguien añade mucho más: agresiones icono­ La época pasada definió a esta película extraña, en par clastas, alusiones a cómo derribar todp te extravagante, se trata de presentar riores a ios protagonistas, que son só­ poder social, raptos de furia (^J Papa lo abstraciones. La forma es compul­ la desagradable mudanza de la carne es vejado con alevosía) convierten a compensada por la esperanza de la sal­ siva, arroja permanentemente datos al todo el asunto en una bacanal sin que espectador, con lo que gana en inten­ vación del espíritu. Se dice que por es­ alguien haya explicado razones: tos años Russell pasó del ateísmo a la sidad y en eficacia en la comunicación, — Valentino es, finalmente, la recu­ pero ese martilleo parece superfluo en credulidad, pero no se nota; peración de sus ideas sobre la Duncan la medida que la información no enri­ — El novio fue una comedia musical. y spbre la vulgaridad y es, también, el quece la comprensión de los personajes Una comedia, un film de suspenso, do^ resultado de sumar al dudoso Rudolph ni fortalece un drama. Como le suele dramas psicológicos, una presunta re­ Valenino con el más dudoso Nureyev pasar a Fellini, Russell se pierde en su construcción de hechos históricos, no y las cada vez más explicltadas inclina­ propio fuego de artificio. Quizás en Mu­ parecen el mejor antecedente o la pre­ ciones de Ken Russell. El film está jeres apasionadas es donde se advier­ paración adecuada para un nostálgico más cerca del circo que del horror, un te un mayor caudal de sentimientos hu­ pastiche de los Twenties y de las co­ juicio que seguramente disgutaría al manos, entre otras razones porque de­ medias musicales que subían a Broad- director. trás tiene una novela de Lawrence y un way. Entre el escenario y la vida que Estos once largometrajes son por lo brillante libreto de Larry Kramer (que corre detrás hay difernecias que no se menos discutibles. Sociológicamente además fue productor del film). En sabe para qué están en el film. La fan­ tienen la particularidad de actuar como otros títulos los brillos exteriores em- tasía se desata durante una función revulsivos pero no aportan una propues­ parentan su obra con el arte menor de frustrada que se convierte en una pro­ ta firme para reemplazar convenciones la repostería: Tommy obtuvo aprobación yección cinematográfica con coristas, previas, salvo, quizá, Mujeres apasio­ de diversos fanáticos por The Who pe­ nubes de humo y cuadrillas de bailari­ nadas y La otra cara del amor. Son en ro como cine rto parece entusiasmante nas que avanzan no se comprende por cambio muy interesantes para saber que alguien malgaste virtuosismos de qué; qué fascina a Ken Russell. movimiento, escenografía y filtros para — El Mesías salvaje retrocede hasta LAS FORMAS, LAS FORMAS. Los una tontería donde todo está dicho a los comienzos de la primera guerra mayores elogios a Russell provienen de los diez minutos y el resto se imagina mundial para recoger allí a un escul­ críticos que se detienen en la forma. cómodamente en un minuto y medio; tor que mantiene una relación tenue Sin embargo, los espasmos cinemato­ Valentino destroza toda fascinación po­ con una mujer, al tiempo que la insania, gráficos del director tienen un extraño sible (en el supuesto de que Russell la fuerza del destino, la condena a la sabor decadente. Aunque hay que reco­ esté, como parece, fascinado con su muerte temprana se abaten sobre el ar­ nocer su habilidad para informar sin pa­ personaje) a fuerza de mal gusto de tista; labras los intereses de los personajes ambientación, a pesar de que la cámara — Mahier repite su gusto por las bio­ de La otra casa del amor (el enláce de circule entre gasas, estucos, adobes, grafías más bien musicales, como en anécdotas diferentes, los saltos de to­ con una fluidez impensada; Los demo­ los tiempos del sello Monitor, que le mas generales a primeros planos que nios arde literalmente para que en una produjo una docena larga de cortos seleccionan al personaje exacto) tanta secuencia orgiástica el espectador se para la BBC. En una secuencia central solvencia se aplica a crear climas exte- extasíe en el aquelarre visual, un efec­ to que no era necesario y que sin em­ bre la pieza musical de Sandy Wilson. Russell sobre i a ópera rock de Pete bargo es el centro de la película. Sal­ Fotografía (Metrocolor). David Watkin. Townshend. Fotografía (Eastmancolor). vo una o dos excepciones, la imagina­ Música. Sandy Wilson. Con Twiggy. Dick Bush, Robin Lehman. Música. The ción visual iguala a estos films con la Christopher Gable, Barbara Windsor, Who. Con Ann Margret, Oliver Reed, Ro- Moyra Fraser, Bryan Pringle, Max Adrián. ger Daltrey. Elton John. Tina Turner. Jack feria de variedades, los convierte en 1972 - El Mesías salvaje. (Savage Messiah). Nlcholson. vidrieras ilustradas que tienen poco pa­ Productor. Ken Russell. Libreto de Chris­ 1975 — Lisztomanía. Libreto de Ken Russell. Fo­ ra vender y demuestran que la sustan­ topher Logue sobre H.S. Ede y biografía tografía (Eastmancolor), Peter Suschitz- de ^ienri Gaudier-Brzeska. Fotografía cia humana de Russell se reduce a su ky. Música, Rick Wakeman con temas (Metrocolor). Dick Bush. Música, Michael gusto por la vulgaridad, la fascinación d«» Liszt, Wagner. Canciones, Ken Russell. Garnett. Con Dorothy Tutin, Scott Anto- Con Roger Daltrey. Sara Kestelman, Paul de la violencia, la necesidad de desple­ ny, Helen Mirren. Lindsay Kemp, Michael Nicholas, Fiona Lewis, Verónica Quilligan, Gough. gar sus dilemas sexuales. Todo creador Nell Campbell. 1973 -- Mahier. Libreto de Ken Russell sob»e tiene sus motivaciones. El arte consiste Gustav Mahier. Fotografía (Technicolor). 1977 — Valentino. (Valentino). Libreto de Ken en trascenderlas y no fen adornarlas. El Dick Bush. Música, Gustav Mahier. Con Russell. Mardik Martin sobre libro de cine de Ken Russell demuestra la dife­ Robert Fowell, Georgina Hale, Richard Brad Steiger, Chaw Mank. Fotografía Morant. Lee Montague. Rosalie Crutch- (DeLuxe), Peter Suschitzky. Música, Fei- rencia que existe entre el producto del ley, Benny Lee. de Grofe. Stanley Black. Con Rudolf talento y la obra artística, entre la fri­ Nureyev, Leslie Carón, Michelle Phillips, *974 — Tommy. (Tommy). Productores, Ken Carol Kane, Felicity Kendal. Seymour volidad y la responsabilidad creado­ Russell. Robert Stigwood. Libreto de Ken Cassel, Peter Vaughan. ra. ^ M. Martínez Carril 11