Santa Clara de Asís “La Cristiana” “Un resplandor en ” Ternura y Belleza de Dios

Autora: Marciana Molina López (OFS)

Dedicatoria

A todas las mujeres que de alguna manera admiran y siguen a Clara de Asís, la Cristiana por excelencia. La que siguió a Jesús de Nazaret, “el más hermoso de todos los hombres”, según ella, con la mirada de enamorada fija en él.

Con todo cariño y admiración por vuestra fidelidad al Evangelio.

A toda la Familia Clara-Franciscana.

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Prólogo

Dicen que todos los escritos de mujer, con el tiempo, se suelen olvidar y se tiende a ocultarlos. La historia nos confirma esta opinión. Con Clara de Asís no ha sido diferente también sus escritos han permanecido algo ocultos, casi sin prestarles atención.

Afortunadamente en los últimos años: ilustres escritoras, fieles hermanas de Clara y estudiosos del tema, hombres y mujeres, han dado vida y color con inmenso amor a la mujer santa, cristiana fiel que fue Santa Clara de Asís. Aún así se necesita de una fuerza constante impulsada por el Espíritu de Dios y la intercesión de Santa Clara para que su obra continúe siendo conocida y, lo más importante, vivida con pasión por sus hermanos y hermanas dando ejemplo de oración y pobreza, las demás virtudes de Clara llegarán por añadidura. Siendo fieles a la forma de vida dada por Francisco de Asís, el Evangelio en toda su llaneza y radicalidad. He querido rendir homenaje a Clara de Asís desde unos sencillos y pequeños poemas que servirán para acercarnos con pasos silenciosos, de puntillas, a esta gran mujer. Son poemas nacidos de la admiración y amor a Santa Clara, enamorada del Evangelio; en ratos de oración, de amistad con quien nos habita y que se ha enamorado de nosotros. Son poemas, nacidos en horas perdidas de clase, en el silencio del estudio y entre el bullicio del alumnado. Dios siempre nos habla, a mí lo hace la mayor parte de las horas del día en el trabajo, en la familia, en mis hermanos de fraternidad, en la calle y en la casa, contemplando el mar Mediterráneo o la hermosa

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llanura de la campiña manchega... pero siempre, siempre, acompañada de Dios-Amor. Más que su métrica o valor literario la importancia radica en el acercamiento a Clara de Asís, Mujer Franciscana y, en ella, a todo el carisma que derrocha. Contribuir cual partícula de átomo a su conocimiento, en su valor como oración íntima puesta al servicio de otros para saborear mejor la dulzura y ternura de Dios, su belleza, su presencia consoladora en la humanidad.

Este es mi pequeño homenaje a la gran familia Clara-Franciscana en el “Año de la Fe” proclamado por Benedicto XVI.

Deseo que la lectura resulte agradable y pueda suscitar un acercamiento a la “Buena Noticia” de Jesús y María de Nazaret, “Buena Noticia” de Dios-Amor para hombres y mujeres, para toda la Creación. Poemas para ser viento que esparce la semilla por pequeña y humilde que sea, Francisco y Clara, los sembradores.

La Paz de Jesús y María de Nazaret llena de hermosura y consuelo para todos.

Fdo. Marciana Molina López (OFS)

Alicante, 11 de Octubre del año 2012 de Nuestro Señor Jesucristo. Apertura del “Año de la Fe”. A los cincuenta años del Concilio Vaticano II

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“Por tanto, mira, voy a seducirla llevándomela al desierto y hablándole al corazón. Allí le daré sus viñas, y el “Valle de la Desgracia” será “Paso de Esperanza”. Allí me responderá... Me llamarás Esposo mío... Me casaré contigo para siempre... Me casaré contigo a precio de fidelidad, y conocerás al Señor”

(Os 2, 16)

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He visto un resplandor en aquella habitación ¡Qué luz! ¡Qué claridad! Es Clara, su caridad, la joven de San Damián que en oración está ¡Qué hermosura!

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Blanca habitación; de las paredes, la cal, en el rostro da, en el rostro de Clara se refleja ¡Cómo blanquea! De luz hermosea. No es la cal, es el fulgor del Dios de su interior ¡Qué resplandor!

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Dos enamorados caminando van y los rosales floreciendo; el calendario, Enero marcando. Clara y Francisco dos rosas más.

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Clara, horno encendido

Mujer ya madura era Santa Clara. Al resplandor del encuentro, con luz tabórica, aparece espléndida mujer. Su celda, pequeña, se transforma en horno. Arde en ella el amor de pasión. Clara, icono de la divinidad, de ternura, de hermosura ¡Espléndida mujer! Clara, icono de la cristiandad.

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Mujer Cristiana “Icono de Cristo” Como sol que viene de lo alto a la tierra llegaste. Tu misión, revelar la entrañable ternura de Dios. Caminaste fascinado por la verdad y la belleza del amor. Al contemplarte, una mujer se sació de tu hermosura. Era, Clara Favarone, de la verde y dorada Umbría, la “Hermana Cristiana”, la que de Ti dijo: Él es el más bello y elegante de todos los hombres. Con luz de aurora e inquietud en el alma como digna mujer, te buscó el primer día de la semana por la puerta del silencio pero con el escándalo a espaldas. Con el lenguaje de paz, de dulzura, de bien, de fraternidad... ¡Qué bien te entendías con ellas!

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En la mirada tenía el arco iris. En sus brazos, la fraternidad cósmica abierta a la ternura de la Madre Creadora con toda su obra. Ella, la cristiana, con otras cristianas corre hacia el llano abriendo senderos con pies desnudos, con espaldas mojadas de generosidad, de entrega, de disponibilidad, repartiendo besos y abrazos de pasión, de consuelo, de amor. Mujer de Evangelio fue Santa Clara de Asís: liberada, liberadora, y liberal. Mujer decidida en su transformación. Mujer, icono de Cristo. Mujeres cristianas, iconos de Cristo. Mujeres cristianas, hermanas de la humanidad.

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Sugerida al leer el hermoso y enriquecedor libro:

“La vía de la belleza” Autora: María Victoria Triviño

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En la noche, Clara sale

Clarita, Clarita, La noche se columpia ¡Qué claridad! Despacio. ¡Qué mocita tan glamourosa! El alba ¿Dónde vas con tanta prisa la va empujando, y dónde tan sigilosa? palmo a palmo. ¿Dónde al amparo de la noche? Una luna elegante y su corte de estrellas, Mas la luna brilla. cual diamantes, y el camino alumbra. quieren ir con ella, con Clara van. No te lo digo que peligro. ¡Qué resplandor! Pero yo te sigo ¡Qué hermosura! y lo adivino. Voy... Una joven llegando está Voy a la vieja ermita, a la ermita de San Damián. la restaurada La aurora de violetas, piedrecita a piedrecita blancos, y dorados, por el trovador de Asís. rayando va. Quiero mirar el icono de Cristo, quiero mirarme y adornarme en el espejo de Cristo. Tengo una cita, allí me espera el más galante y delicado amante; mi Señor, mi Soberano, mi garante.

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Mujer enamorada Catedral de San Rufino en noble plaza de próspera ciudad, a su lado, un castillo con portón y portillo. En el interior del castillo blanca dama al claro de luna. Es Clara, la audaz enamorada. Su amante, el más bello y galante, el más hermoso de todos los hombres.

Dime su nombre ¡Esbelta joven!

Jesús de Nazaret, del linaje ilustre: “Dios con nosotros”. Quien plantó su morada en interior de ser humano, y cálida. Si quieres más datos también se le conoce como: el “Cristo”, el “Salvador”. Bodas con él haré de gala me vestiré ¡Gloria a mi enamorado! Coronada seré y con él reinaré ¡Ensalzado sea mi amado!

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Última lección

Última lección: “Alma, vete en paz” “Gracias Señor por haberme creado” Clara de Asís nos la dio ¡Belleza reflejada en rostro de mujer!

Envuelta en velo ¡Vestido original! Llena de Espíritu de fuego con buena escolta, la mejor, de Vírgenes y Soberana, coronada como Reina y Señora, Clara, en pobre lecho, voló.

Con beso de adhesión, de espíritu a espíritu, del más puro gozo ¡Beso deseado y anhelado! Como la madre que besa a su hijo para dormir, Clara, la “Cristiana”, voló.

Al beso, voló ¡Qué fulgor! Más algo de ella, entre nosotros quedó. Clara a descubrir bajo el velo cual mujer.

Sentimientos nobles y discípula abrazada a los pies. “Esposa” en Iglesia. Rostro de mujer, cuerpo de mujer, espejo en Iglesia para valorar y acoger.

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Clara conduce: Pastora con la luz de la Palabra

Ilustre Papa medieval, haciendo honor a su nombre, Inocencio, de la soberbia se apeó, con la ternura y belleza se alió. Bajando los escalones, a ilustre mujer abrazada a la pobreza, se acercó lleno de admiración. Junto a virgen pobre como “Esposa” veneró, y su anillo le colocó ¡Gracia para la cristiandad! Atrevimiento, justicia, gratitud, profecía... ¡Mujer de Iglesia! En vida, antorcha de amor, detrás de sus perfumes otras corrieron y, ahora, en la muerte, resplandece. Luminaria por siglos para otros su fuego dejó prendido. Mujer con anillo de Pastor, con la luz de la Palabra de Cristiana, la “Hermana Cristiana” ya a muchos conduce. Clara, la Virgen enamorada.

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Bendito el Dios de la Creación

Bendito seas ¡Dios de mi interior! Espléndido con la vida. Padre y Madre de todo lo creado. Te has fijado en mí, me llamas todos los días, a mí que pobre soy y nada sé.

Ensalzado seas ¡Amigo mío! El más hermoso, el único. Me has mostrado tu amor, Tú me has amado primero, gozo con ello, en Él me cobijo, con Él camino, galana.

Te has adelantado ¡Enamorado! y conmigo quieres estar. Me colmas de gracia, me haces bella, de luz me llenas, me adornas con perlas para tu voluntad buscar.

Sólo Tú eres Bueno ¡Gloria infinita! Excelso, Grandioso, aunque pequeño e íntimo. Alabada tu Palabra por ella sé de Ti. Alabados mis hermanos y hermanas, los seres humanos, en ellos te veo.

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Enaltecidas tus montañas ¡Escultor sublime! Los ríos y valles, los viñedos y trigales de mi tierra hermosa. Pan y vino nos dan, alimento de tu cuerpo en blanco sayal envuelto.

Gracias para derrochar ¡Pintor de colores! Por el mar que me baña, el sol que calienta y la luna y las estrellas que aclaran. En todo, tu belleza se refleja, de tu pasión habla. A Ti, honor y gloria.

Semilla por Ti sembrada ¡Buscador de tesoros! Y esparcida por ilustres damas en lo hondo de mi alma, para cantar y pregonar tus señales, para pasear airosa tus riquezas. Gracias ¡Amor mío!

Dulce espera ¡Salvador bello! En tus brazos reposaré cuando la hermana muerte a tu lado me conduzca. Gracias por los besos y abrazos de enamorado apasionado. Por siempre, ya nadie nos separará.

Con san Francisco, amigo y hermano tus obras y tu nombre canto: ¡Loado seas mi Señor! Por todas las creaturas. Con santa Clara exclamo: ¡Gracias Señor! Por haberme creado.

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Rosal florido

Cierto día, al resplandor de la nieve silenciosa por camino de suave alfombra, oculto el color, dos enamorados de firme pisar y corazón en ardor, en nutrida conversación van, y ruborosa.

Habladurías, chismorreo de gente ociosa. Los dos deciden, traspasados por el dolor, y por algún tiempo, la separación ¡Adiós amor! Muy cercana, la montaña se ve luminosa.

En primavera será, cuando la vida se renueva, cuando las rosas florecen, volveré a verte, y tú ¡Amiga mía! Serás claridad nueva.

Despedida de dos almas encendidas con vidas prendidas en aventura humana y divina. Tímido ¡Ciao! Y ya el rosal sangra como herida.

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Clara, templo del Amor “Es posible coger la luna con la mano”1 - Antonio Gala - Quiso tocar la luna con sus manos, ellos le dijeron: sólo puedes mirarla.

Quiso volar por trigales y viñedos, ellos le dijeron: no necesitas alas para estar encerrada.

Quiso caminar en compañía de varones, ellos le dijeron: eres mujer, no debes, sola mejor.

Quiso ser pobre y de su trabajo vivir, ellos le dijeron: ilusa, débil mujer, imposible, no hay antecedentes, y risas por doquier.

Pero ella: soñó y voló muy alto, la campiña su canto escuchó.

Varón extraordinario encontró ¡Enamorado trovador! Y juntos causaron admiración.

El huso, la aguja e hilos de mil colores utilizó, de ello comió.

El sol alcanzó ¡Divino Salvador! ¡Pan entre sus manos! Y toda resplandeció ¡Horno de transformación!

Qué constancia, qué tesón. Cuanto Amor en cuerpo de mujer ¡Qué Belleza! Clara de Asís, Templo del Amor.

Alguien pasa y, al resplandor, a la suave caricia, al beso del amor, todo lo trastoca. ***

1 Del libro “Poemas de Amor”. La Deshora, nº 7. Editorial Planeta.

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Clara enamorada

Brinca el amor, cual fuente cantarina de flor en flor, de mirada en mirada. Todo se remueve, las gentes se arremolinan, que alegría pone Clara, la joven enamorada de la Umbría, cuando por los campos se pierde en delicias cantando.

Su amante, en cada amante: pobres, heridos, violentadas, niños perdidos al filo del cuchillo.

Amar, estar amando, estar fija mirando, en espejo reflejado aquel Jesús: el galileo de Nazaret, el Cristo, el hombre más hermoso, quien pasó haciendo el bien, varón sin parangón.

Amar es estar amando y el deseo ardiendo, cual horno, al tender el abrazo. Amar y adherirse, como virgen pobre, a sencilla nazarena, criada, en soleado mirador. Clara con prisa acogiendo con asombro ¡Divina Belleza!

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Al amante ella encuentra, solitario sin casi poder llorar, al borde del camino, ignorado al cruzar a la otra orilla, perdido, dolido.

Con requiebros de amor la introduce en su tienda, morada a la intemperie. ¡Qué besar, qué abrazar! Morir y despertar, en medio, luna de miel, bodas a perpetuidad.

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Encuentro

Mirando, mirando a lo alto, en terciopelo noche, mil niñas sonreían en alameda, la luna esperaba ¡cómo relucía! El olivo temblaba y la fuente de salto en salto.

Misterio envolvía la noche decisiva; por el día inquietud y lienzo de piedra, corazón enamorado, firme como la hiedra, blanquearon la noche de lilas y azucenas vivas.

En el calvero del bosque yo contenía el aliento, después habría tiempo de cantar y danzar. Espera ansiosa y anudada con la caricia del viento.

Ya viene, ya llega, crines y relinchos frenan, Dios y sus asuntos con nosotros se alían. Brazos tendidos, besos de acogida y luna llena.

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Querido Hermano Franciscano “Sé siempre amiga mía y de tu alma y de tus hermanas”

(de la Bendición de Clara de Asís)

Hermano Franciscano: Sé siempre amigo de Clara, amigo de ti mismo y amigo de tus hermanos. Sé tierno y dulce con todos ¡Manantial de ternura!

Hermano Franciscano:

Sé amigo de Clara, vuelve los ojos hacia ella, claridad al alba. Conócela, apréndela, disfrútala, préndete a su falda cual ¡Borlón floreado!

Hermano Franciscano:

Clara te diría: mira a Jesús, mira a María y aprende de ellos. Mira a José prendado de María ¡Abrazos de enamorados!

Hermano Franciscano:

Vuelve tu mirada a la mujer franciscana, vuelve a caminar con ella, Francisco así lo hizo: encantado, asombrado, seguro, gozoso... ¡Caminar alegre y confiado!

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Hermano Franciscano:

Vuelve tu mirada a la Mujer, Jesús así lo hizo: embelesado, dejándose querer, transformando, dando vida... ¡Cuanta hermosura!

Jesús, la Mujer... Francisco; Clara, sus Hermanas... Juntos y en libertad: cantando, orando, riendo, danzando, comiendo, consolando, soñando entre espigas y lirios, desde la playa y la colina. Ensalzando la Creación. ¡Loado seas, mi Señor!

Sus miradas fijas en María de Nazaret ¡Mujer pobre! ¡Mujer diligente! ¡Mujer bellísima! Mujer que consuela y alienta, la elegida desde el principio de los tiempos.

Hermano Franciscano:

Vuelve tu mirada a la Mujer de la tierra. Ella es la Madre, la Hermana, la Amiga que Jesús nos entregó en la tierra y más allá.

¡Gloria al Misterio de la Creación, Misterio de Belleza y Bondad que nos da su bendición!

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Aferrada a una Mesa

“La soledad no es un calabozo “La soledad es un amparo es una absolución una soberanía casi un ritual consigo mismo un ramo de preguntas...” para entregar la devoción al amor de otras soledades...” - Mario Benedetti -

¡Ilustre joven de nobleza con alas! Claridad en la niebla de la humanidad.

Entre piedras silenciosas buscaste refugio. Altar de Virgen María, altar celestial, mesa singular. Aferrada a mesa de banquete, bien servida de vino y de pan cual tálamo nupcial, al mundo de los poderosos tú te rebelaste. Espíritu de divinidad que cubre cual sombra. Madre que protege y consuela que de fuerza llena ¡Osaste, Mujer hermosa! Velación, cobijo de Clara, los cabellos esparcidos ya, gracia derramada y, en mujer nueva te transformaba. Pasión de Dios. Pasión por Dios. Pasión de dos enamorados. Tú y Él, Él y tú Clara y Jesús. Señora y hermana Clara, Madre espiritual en espejo universal para el bien obrar. Mujer y amante, la “Cristiana enamorada”. Silencio, quietud, belleza,

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libertad para mil cantos entonar. Con música y palabras, al Dios-Amor, alabar y ensalzar.

Clara, estela de fulgor dejas al pasar, presencia divina que abrasa con besos y abrazos. Cristo, tu premio y riqueza a desarraigo y pobreza. Ser libre para amar a quien de ti se enamoró. Clara, cada rincón de tu soledad es, y con hermanas a tu vera en mesa de lujoso mantel de manjares repleta con cirio encendido: faro, hospital, templo y solaz en medio de una ciudad, del campo, del pueblo, en la colina y en el llano, cerca del río y a la orilla de la mar. Siempre, siempre, anunciando la belleza del Amor. Gritando la existencia de un Dios sin parangón que consuela y sana con tesón.

Clara, Mujer Clara-Franciscana:

“Dichosa solamante tú... Tú, oh reina...”2

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2 Santa Clara de Asís a Inés de Bohemia.

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Orilla de “Buena Noticia”

Echar redes, esparcir semillas, buscar tesoros... En tierra buena, entre ondas y amapolas, por senderos de piedra, acompañados y a solas, con la alegría de un trabajo de coros.

Barro llevado en agua de río como oro, deseo de lluvias con mantos de largas colas, tormentas en la mar que rizan sus olas. Así, en orilla de Francisco y Clara y por el foro.

Lunas llenas, afiladas, y más lunas serenan la mirada fijándola en el Amor, crecemos en interior y, desde fuera, minoridad.

Todo ya es estrella desde las cunas, el perfume se expande y se escucha el clamor, diamantes que reflejan a Cristo a perpetuidad.

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Nada tengo

Cuando llego a final de mes nada tengo, nada me queda. Casa, hijo, marido, compromisos, todo se lo lleva. Nada tengo, nada pido, con poco sobrevivo. Si en algo rica soy es en voz para no callar para gritar la injusticia hacia la mujer. El Evangelio como aliado, como navaja de mi tierra, bien afilada y la alegría a flor de piel. Caminando entre flores y piedras con el sol, la luna, las estrellas, entre ellas, María y José, Clara y Francisco, por testigos. Entre la mar Mediterránea y la llanura de La Mancha. Cielo, tierra y mar. Asida de la mano fuerte, muy fuerte, de Jesús de Nazaret. Nada tengo, sólo ésto me basta y ya, muy rica soy.

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Huerto de desposada

Clara, sabe todo tu huerto a desposada, aromas de azahar vas derramando por doquier y tu amor, día y noche, fecundo en atelier, de una hermana a la otra amada.

Clara, cantar y jugar a ser avecilla enamorada dando besos y abrazos a cualquier. Corazón suave cual jugo de olivo en bello plumier, zumo refrescante que reanima a la más acalorada.

¡Qué alegría ser tu compañera y hermana, varada, y beber de tu fuente risueña y otra vez, tendiendo los brazos, recibir tu mirada!

¡Bella hortelana, descansa! ¡Mujer deseada! Y en tu solaz con el hermoso Jesús, sueña. No nos dejes Clara, no nos dejes dama iluminada.

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Glorioso Amor

¡Glorioso y amado Espíritu de Amor! Enciende tu luz y prende la llama de tu amor en mi corazón. Amigo, de mi vida el mejor, refuerza mi fe, con tu brazo rodeando mi cintura llévame, como en un paseo, por el camino de la alegre esperanza con soltura y premura. Compañía del alma, siempre fiel y verdadera, dame sabiduría de la tuya para mejor amar a mis hermanos. A tu vera, muy cerquita de Ti, Francisco y Clara de Asís, vida nueva nacida en valle de Espoleto; mis padrinos, mis garantes ¡Glorioso y amado Espíritu de Amor!

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Cuadrado de sol

Clara Favarone, dama pobre, “La Cristiana” en cuadrado de sol, de arqueado bastidor con verde tela, perfecta, y, por fino bordado, pozo de agua fresca. En noches claras, se bañan, la luna y las estrellas. Perfumes en el aire navegan de jazmín y magnolia, a lo lejos, rumores de abanicos con forma de olivos. Mirando a lo alto, acero musical con voz que llama.

Clara, lámpara reluciente, vaso de fragancia que aromas expande por montes y valles.

Clara, Señora pobre, Esposa del Espíritu de Dios encerrada en San Damián. Entre muros y rejas canta a la libertad.

Clara, nuestra Hermana. Un amor demasiado grande, una vida de amor desbordada para darse, para expresarse con Aquel a quien ama apasionadamente.

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Altísimo. Sumo Bien. Cordero Inmaculado. Rey Supremo. Señor del cielo y la tierra. Señor de los que dominan.

Esposo Celestial. Perfección. Padre de las Misericordias. Bondad Infinita. Sabiduría Verdadera.

La mirada enamorada de Clara allí se posa eternamente. Para siempre en los brazos de Aquel del que está locamente enamorada. Amorosa intimidad para estar con Él y en sabrosas conversaciones a la humanidad presentar para susurrarle palabras de amor, sueño de Dios mientras creaba, en Clara realidad hecha con naturalidad, con sencillez

¡Clara, bella enamorada en cuadrado de sol!

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Pozo de Santa Clara

Francisco ¡Trovador de Asís! ¡Juglar de Dios!

¿Qué ves en el pozo de agua clara? ¿Qué miras en el espejo de las aguas?

León ¡Hermano mío! ¡Ovejuela de Dios!

Veo el rostro puro de Clara, veo, con vestidos de estrellas, relucientes hermanas ¡Qué bellas! ¡Qué sanas!

Descanso, fuerza, alegría... Ellas me dan.

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Consuelo en espejo de agua

Enjuto trovador de Asís con fiel hermano a su lado, en noche entrada, pensativo viene y va por oscura senda. Alumbrando el pensamiento, recuerdos gratos de la dulce Asís. Imágenes afloran que alegran con belleza de Clara. Mas dudas mil ya le entran ¿Se encontrará bien? ¿Enfermará? ¿Resistirá? ¿Acertaré? ¿Dios así lo quiere? Entrando en desfiladero por colinas cual murallas sentía que se hundía, pesaban cada vez más Clara y sus hermanas en encierro de San Damián. Realidad el pequeñuelo divisó que su ánimo reanimó. Pozo de agua clara de agradable frescura con deseo bebió y, junto al brocal, rendido cayó. En el suelo, tendido, a su hermano preguntó:

Hermano León, ovejuela de Dios

¿Qué crees que he visto en este pozo? ¿Qué he visto en espejo de agua?

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¡Padre mío! La luna que se refleja en él.

No, hermano León no es la hermana luna. He visto, he visto... Lo que he visto es el puro rostro de Clara que alumbra como luna clara. He visto sus relucientes hermanas como estrellas doradas.

Ya las dudas se desvanecen, ya el cansancio pasa bebiendo el agua lozana y clara. Se levantó Francisco con nuevas ansias.

Pozo de Santa Clara, pozo de agua viva, memoria de otro en Samaria, que alienta, que consuela, que aviva, que fortalece, que resucita.

¡Clara en agua de plata! ¡Clara, luz que alumbra la negra senda! ¡Clara, mujer que consuela!

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Queremos comer juntos

Queremos juntos comer. Comida fraternal cual banquete universal entre todos prepararemos. Que venga Clara también y las estrellas de sus hermanas. ¡Mujer ven! A su casa iremos, a San Damián. Para más alegría que vengan aquí, el paseo les sentará bien. El sol, los olivos, las flores y el viento sus custodios serán y nosotros también. Deseos de comer juntos para consolar para compartir para disfrutar. Palabra de Dios a todos llegará y ya quedar de espíritu Santo plenos. Como antaño lo hiciera Jesús. Juntos comer, juntos orar, juntos llorar, juntos cantar y bailar, las maravillas de Dios ensalzar. Hombre y mujer, nuevo Pentecostés. Sonrisas de Dios y el cielo, ardiendo, con asombro de vecinos y forasteros. Arde Asís, Francisco y Clara en fraternidad comiendo están.

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Arde el mundo, hombre y mujer en amor fraterno celebrando están. Compartiendo, comiendo orando, cantando... ¡Gloria a Jesús de Nazaret! ¡Gloria al Hijo de Dios!

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Reino de Dios en Mujer

Reino de Dios en Mujer. Reino de Dios hecho Mujer. Reino de Dios enseñoreado por Señora. Buena noticia a la Humanidad. Clara de Asís, pequeña planta de trovador muy pequeñuelo, vacía de sí, llena de Dios. Cristo pobre y humilde, mujer pobre y humilde, Cristo reflejado, transformado, en rostro y cuerpo de mujer. Nobleza y claridad entre olivos del Subiaso, toque singular de divinidad.

¡Oh pobreza amada y deseada!

A tu lado se llena de gracia y riqueza derrochada. Fe desnuda de amor colmada. Libre como pájaro al raso, dulzura escondida de Dios

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para ella, su loca enamorada. Al evocarlo, se ilumina toda. Con andar apresurado, con paso ligero sin que sus pies tropiecen, firme y segura como roca ¡Horno de Amor! ¡Horno de Dios! Recorrió la senda de la felicidad abrazada a Cristo, abrazada a Virgen Nazarena. Mujer, cavidad donde Dios anidó.

¡Clara coronada al lado de María! ¡Clara la más hermosa cristiana, Reina, junto a María!

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Resplandor rojo con chispas de fuego cercando a Clara está.

Envolviendo su cabeza ¡Corona de oro! Espíritu de Dios descendiendo ya.

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¿Cómo orar? ¿Cómo orar siendo Franciscano? Como Clara lo hacía, a la vera de María, pegadita a la Virgen Nazarena.

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Sola y en Navidad

Sola me han dejado abandonada al dolor en pobre y destartalado jergón. En pos de anhelos de compartido convite todas se fueron, quieren ver a un niño que es asombro de ángeles ¡Qué deleite! ¡Dios mío, sé Tú mi consolador! Sola he quedado, sola pero contigo a mi lado ¡Amor mío! Abrázame dulcemente con tus seguros brazos, deja que recline mi frente en tu pecho ardiente. A Ti ya te veo, a Ti ya te oigo. Tu palabra, tu pesebre, tu sanar, tu cruz, el resplandor de tu resurrección.

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Quisiera tocarte y, al instante, a besos desgranarte. Toda soy para Ti. En el cielo de Asís de color añil, un encaje de nubes saluda y un pajarillo revolotea por la ventana, viento del norte planea. Música le traen con cantos de hermanos, melodías de salmos.

El silencio, poco a poco, se llena y el rostro se alegra, todo ya canta. Es la presencia de su amado que le susurra y coplea dardos sonoros que para ella danza, las voces las ponen sus dulces y maternales hermanos.

¡Clara, fidelísima esposa del Señor Jesucristo!

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A mi amada en Cristo

Francisco a Clara en su lecho de muerte.

Mujer, no sufras, no estés triste ¡Sol de mi vida! ¡Madre de mi alma! Cuanto me duelen tus penas, cuanto me hunde tu pesar.

Antes de la muerte que próxima está me verás, Lo digo de verdad ¡Clara, resplandor en mi noche!

Consuelo para ti, caricia de madre yo seré. De defensor haré, siempre te reconfortaré ¡Tú, Mujer, ternura que abriga!

Una bendición, un perdón, y un poema para cantar con dulce mensajero te voy a enviar. Para ti ¡Luz de mis ojos! para las hermanas ¡Agua clara que lava! ¡Pozo fresco que nutre!

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Mis primeras letras y bien repletas para ti fueron. “Forma de vida” ¡Mujer, sueño de mi vida! Del corazón salieron.

Mis últimas letras y con ritmo musical para ti también. “Audite Poverelle”. Con gran amor las hice, con mucha pasión.

¡Vosotras, consuelo de gracia en mi lecho de muerte, vosotras, reinas seréis! ¡Manojitos de mirra para mí!

¡Loado seas mi Señor por Clara y sus hermanas!

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Cantando vamos a ver a Clara

¡Vamos a ver a Clara! Muy contentos iban, por Subasio y Espoleto como retablo, camino del conventillo ¡La amaban tanto! En comida recreada ya las horas pasaban, tiempo derrochado. De pronto, rayo que sorprende, trueno que despierta, voz que clama, que ensalza

¡Alabado sea Dios! ¡Alabado sea el Señor!

Montes y valles acogen el eco, el agua tirita, revolotean las avecillas y una nube se parte. Postrado en tierra, el juglar de Dios, largo rato permaneció. Impacto ocasionado por palabras salidas de corazón y boca de Clara; dulces, jugosas, horneadas, sabrosas ¡Cómo ensimismaban! Francisco, salido de sí, por el fuego del Espíritu. Tanto tiempo el rapto duró “como para ir y volver a Santa María” que bien calculó el hermano que lo acompañó.

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Sublime admiración, clamorosa veneración. Amistad de verdad la de Francisco hacia Clara. ¡Hermana del alma! ¡Consuelo en su tribulación! Ternura que abraza. Clara, fe viva desde el principio en castillo de piedra, hasta el final en cuadrado encerrado entre piedras.

Clara, “La Cristiana”, cantó el trovador ¡Claridad para la cristiandad!

Francisco, “Columna”, dijo la enamorada. ¡Evangelio que hace fijar la mirada en la humanidad!

Bellos piropos, títulos verdaderos proclamados por ambos y muy alto.

Clara y Francisco cual Evangelio de Amor cual fraternidad a seguir. Ejemplo de hombre y mujer en armonía, en unidad, como Dios los creó, en PAZ.

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Vida de oración Comunicar la alegría de Dios

Clara no habla, Clara ora, porque habla de Dios, habla del ser humano y su relación con el Amor. Siempre a flor de labios la Palabra, es mujer cristiana. Su rostro más bello y claro que el radiante sol. Después Clara; seduce y conduce, arrastra, entre muros que brillan, entre bosques de encinas. Llegarán, una tras otra, de las piedras, pobres y nobles, salen sus hermanas. Ser y estar enamorados de Dios, experiencia personal con el Amor, en oración. Tener hambre de Dios, comunicar la alegría de la presencia del Señor. Sueña ya Dios por vernos trabajar como hijos de la luz y la mies acarrear.

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Con Él fijar la mirada y poder decir ¡Ven y sígueme! Y a otros enseñar como se vive enamorado. Actuar... Mejor, amar mucho, abrir el corazón a la oración, a quien se esconde en la dulzura interior. Y, en noche estrellada, en medio de la ciudad, la Palabra evocada te enamorará, te trastornará, te atraerá alejándote del bullicio. Entonces, la aurora verás que se empieza a levantar. Vida de oración, alegría de estar llenos de Dios y, entre otros, con fuerza, Proclamarlo. ¡Gloria a Cristo nuestro Salvador!

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¡Clara, sáname!

Clara sana con la cruz por señal. Clara da gracias y se inclina sobre las hermanas para librarlas para confortarlas para consolarlas. Clara las mira cual amorosa madre, las cuida y mima.

¡Oh ternura divina, caricia así recibida!

¡Oh gracia por Ti regalada en mano de pobre dama!

Éxtasis divino, éxtasis de Clara hacia cada una de sus hermanas. Imagen de Dios en ella quedó y, hoy, a la humanidad se nos da. Clara, fulgor de estrella en la cristiandad ¡Gloria en piedra de Dios-Amor!

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Dios es Amor

Revelar, descubrir, anunciar, proclamar la belleza y ternura de Dios, misión de la Humanidad. Clara con derroche las cantó como cristiana, en alta voz. Dios ¡Tanto la amó, qué bien ella lo acogió! Clara dio lo que recibió, mucho, mucho amor. De su madre Hortulana, en niñez temprana, el amor aprendió y hacia los más pobres. De ella, prendido el amor quedó con besos de dulzura infinita. De tan frondosa planta bello retoño brotó en el vergel de Dios. Conocido trovador de Asís, loco enamorado de una dama llamada Pobreza la descubrió. En su sueño, Clara, la primera, y ya de ella no se separó. ¡Gloria a la riqueza de luz que Francisco nos otorgó! ¡Bello regalo de Dios!

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45

Bienaventuranzas de la familia Clara-Franciscana

Dichoso el franciscano que camina confiado en Cristo, porque su compañía es espejo y signo cierto de buscar la Verdad.

Dichoso el franciscano que del Amor hace su día a día perdonando siempre, porque el Amor será incendio que queme y se propague y no le dejará apartarse del Bien.

Dichoso el franciscano que en libertad baila, siendo “Buena Noticia” para los hombres y mujeres de hoy, porque todo el Reino de Dios será suyo y presente lo hará.

Dichoso el franciscano que como trovador itinerante canta las maravillas de Dios en todo tiempo y lugar; sin vergüenza, sin temor, porque la humanidad entera florecerá y dará gracias a la Madre, dadora de vida.

Dichoso el franciscano que vive alegre en la tarea de cada día, porque su alegría es propia de los hijos de Dios.

Dichoso el franciscano que vive en pobreza y austeridad, se viste de estrellas y luceros para ser faro de ricos y soberbios, para poder contribuir a un mejor reparto de riquezas, porque recibirá ciento por uno.

Dichoso el franciscano que trabaja sirviendo a sus hermanos y hermanas sin importarle que la tarea sea grande o pequeña, pública u oculta, como la Virgen de Nazaret, porque será recompensado generosamente y bendecido por Dios.

Dichoso el franciscano que lucha por erradicar la injusticia allá donde fuere o viviere, sembrando semillas de esperanza, porque la paz de Jesús, la de Dios, será el fruto de sus esfuerzos.

Dichoso el franciscano que a la muerte llama hermana y se prepara cada día, haciendo el bien, como si fuese el último de su vida porque su muerte será celebrada con música y cantares y será recibido con el abrazo misericordioso de Dios, el de Jesús y María.

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Señora del Universo “La Poverella”

¡Salve, Gran Señora! Mujer, entre todas ¡Bella eres, Mujer!

Compañera de Dios, colaboradora en su Obra. Creada por Amor, llamada para amar, fiel al Amor.

Palacio divino, hogar humano. Tabernáculo de Dios, acogida del pobre, lumbre de invierno.

¡Salve, Gran Señora! Mujer, entre todas ¡Bella eres, Mujer!

Flor escondida en pequeña aldea. Virgen hecha Pueblo, extranjera oculta. Humanidad humilde y sencilla,

Azofra en la necesidad, atenta a la Palabra amorosa. Solidaria con las marginadas, grito de justicia, sagrario itinerante.

¡Salve, Gran Señora! Mujer, entre todas ¡Bella eres, Mujer!

Libertad entregada y transformada en alegría del Universo. Ternura de las olvidadas, recado de Dios que aúna, voz que clama en el silencio.

¡Salve, Mujer! Pobre entre las pobres. ¡Gran Señora del Universo!

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Franciscana, ternura de Mujer

“... edén de la antigua ternura olvidada”

- Paul Claudel -

Tú, amiga mía porque eres mujer, belleza recreada con vestido tejido de divinidad ¡Ternura de Dios!

Tú, noble dama de pobreza engalanada, jardín olvidado; caricias, besos y abrazos en el Universo, perdidos. Tu mirada, tu sonrisa, tus manos, tu voz hacen encontrar el corazón más abierto y suave. Tú, mujer cristiana ¡Ternura de Dios! Lágrimas desbordadas, nudos deshechos y heridas sanadas ¿Cuándo a ensalzarte volveré? ¿Cuándo la mirada en ti posaré? ¿Cuándo justicia te haré? ¿Cuándo compartir contigo querré?

Tú, Mujer eres para nosotros ¡Ternura de Dios!

Santa Clara de Asís, ternura de Dios en brazos de mujer.

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Clara de Cristo

Cristiana fiel vestida de lirios con perfume de rosas y jazmín con la fuerza del recio olivo ¡Vencedora!

Con nombre dado por Dios, grabado en piedras blancas que brillan a la luna y al sol ¡Victoriosa!

Monasterio de luz con nombre en su interior de fulgor, de resplandor dado como sello fuerte de amor.

Clara, nombre de claridad para el camino alumbrar para ser antorcha en verde colina ¡Gloria a ti, Clara!

¡Dichosa tú, Clara! Que descansas feliz en los brazos de Cristo, tu eterno enamorado.

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El “otro” rostro de Dios (Mujeres Místicas) “Por eso nos ha creado para que participemos de su naturaleza divina”

(II Pedro 1,4)

Río que fluye desde la eternidad.

Agua clara de la montaña, “Yo soy”

Oculta, viva y rica. Misteriosa.

Río que aflora en tiempos de la historia.

Agua que brota y revitaliza.

Corriente de vida interior, sólo vemos, la somera.

Fuerza de siglos, en mujeres, la historia reflejada.

Silenciadas, buscadas como oro, entre los pliegues de la escritura.

Mujeres enamoradas, prendidas del brazo del Amado, paseando.

Abrazadas al Amor, estrellas para alumbrar.

Piedras vivas, constructoras de templos espirituales.

Compañeras de fe y esperanza, visionarias, intuición sabia.

Perlas elegidas para anunciar grandezas desde lo pequeño y cotidiano.

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Monasterio de “Santa Ana”

(Jumilla (Murcia)

Como bien colocado pliegue de la tierra el monte se eleva, de piedra. El verdor con timidez escala, fiero. Peñasco coronado de fina cruz a monasterio abrigas con celo y luz ¡Roca de Dios!

A varones pobres tú proteges, de calidez cubres humildes piedras y... hombres y piedras de belleza ennobleces. Abres tus brazos maternales y acoges a los que en ti se recogen ¡Santuario de oración!

Te inclinas suavemente casi reverente y nos dejas tus dulces besos de sol, de viento, de aromas en flor. Al mirarte, todo espíritu se estremece ¡Templo al raso!

En tu cómoda y abrigada falda, calor de Madre, cuidado jardín con esmero y anhelos con huellas dibujadas de Francisco y Clara ¡Divinos enamorados!

Dos cipreses, al balanceo ceremonioso, se acarician dulcemente, derroche de verdor ocioso lanzando su amor, muy alto, al Creador Universal ¡Loado seas mi Señor!

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Espliego, manzanilla y romero, petunias y variados pensamientos fijan la mirada avivando el aliento. Las margaritas ofrecen su esplendor y verde capullo de rosa empieza a decirle al sol ¡Te quiero, amor, con tus besos dame calor!

Tejas viejas, oscurecidas y quietas parecen jugar al silencio, quieren dejar con solemnidad, a pajarillos oír su trinar. Las lilas, desde lejos y muy coquetas, me dicen soy la reina de abril, soy la reina de abril... Y un abedul, moviendo mil brazos, me llama. Aquí en retiro abierto al pie de la montaña todo clama con fuerza franciscana, ecos de voz clariana ¡Orar siempre, en todo tiempo y lugar!3

Monasterio de Santa Ana, creatividad Clara-Franciscana, a la oración reclama ¡Gloria a la Madre Dadora de vida! ¡Gloria al Creador por tal belleza a contemplar!

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17 de Abril, IV Domingo de Pascua Año 2005. Año de la Eucaristía. Encuentro de Hermanos/as de la Orden Seglar Franciscana. Monasterio de “Santa Ana” Jumilla (Murcia)

3 Santa Clara de Asís.

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Hilando y tejiendo para regalar “Hoy Dios me ha concedido tanto regalo que el cielo y la tierra no se le pueden parangonar” (Pro IX, 10) Con alegría y presteza dos hermanas pobres, festivas mujeres, por la puerta del convento entran. Vocean, cantan, quieren que todas salgan y vean. Retales traemos; telas, al montón, tenemos. Paños preciosos, sedas, otomanes y brocados, el mejor lino e hilo del más fino. Sor Pacífica y sor Francisca cargadas van, carga suave y de colores que en rico tesoro ellas transformarán, bella ocupación. Son para la Madre Clara que enferma está y del lecho no se puede levantar. Acomodada, entre almohadones, Clara hila, y el tejido crece, entre dolores, con habilidad y primor, labor de corazones. Clara hace corporales con mucho amor para el Señor, pan y vino acogerán. Lindas fundas prepara y los pone de dos en dos; unos cincuenta pares contaron, aplicadas, las hermanas, siempre de dos en dos. Generosidad de Clara, detalles de Madre, finura de enamorada. A Clara le gusta regalar presentes exquisitos, religiosos y muy bonitos.

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El Cuerpo de su enamorado en mesa surtida estará con pulcritud y adoración. Los manda, a lo grande, con bendición de Obispo importante. Servidos con gozosa diligencia, por hermanos itinerantes de parroquia en parroquia, a gente pobre también enamorada. Clara, ardiente y apasionada, sirve a Cristo resucitado. Sirve a la Comunidad Cristiana desde pobre lecho de dolor, entre palabras santas, caricias y sonrisas blancas, con lujoso trabajo de dadivosa gratitud. Cierto día, de sol nublado y estrellas con lágrimas, el huso cayó, el hilo esparcido quedó, los colores ya no distinguió sólo sus manos para hacer la Señal de la Cruz.

Clara, toda una vida con el ocio reñida. En “santa prisa” ya el abrazo eterno alcanza.

Clara, toda una vida dada como regalo a la humanidad.

Al final, regalo del Papa recibió. Presidió sus funerales con Colegio de Cardenales. Con la Bula de su Regla la obsequió y con solemnes exequias la honró. Clara al cielo bailando llegó.

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Juglar de Dios En frío suelo yace quien por amor se desnudó y de estrellas se vistió.

Las alondras revoloteaban por el techo de la casa, a poca altura, cantando y saludando al juglar, volaban.

Túnica nueva puesta lleva y, de lejos, en manos de mujer traída, ecos de agonía que ella ya oía.

La hermana muerte rondaba, repiques aquí y allá. Presta, al lado de hermanos llegaba y con él se quedaba.

Alegre trovador y entrenado poeta, en latín medieval y el nacido en Umbría. Entre pobres y leprosos, el juglar, cantando está.

Prima trova de tímida lengua italiana de su boca salió y el dolor en canción transformó. Un cántico de amor de la tierra se alzó.

Valle de Spoleto, belleza derrochada. Olivos, vides, moreras y cipreses. El color de él se prendó y allí se quedó, la voz sonora del poeta recogió.

Manto de hojas, dorados trigales, barrizales y ricos pastizales sus pies abrazaron y las flores los besaron.

Corriendo, libre hacia el amor por valles y montañas Francisco siempre voló. El Cristo de San Damián lo acompañó.

En frío suelo yace quien por amor se desnudó y de estrellas se vistió.

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55

Francisco escribe

Al aire libre y bajo la lluvia pero sin mojarse, el juglar de Dios escribe y sonríe.

Con mano firme y letra provenzal, ardiendo en pasión por capa y abrigo el Amor.

Notas y letras estampa con primor desde Umbría el trovador. Las nubes lo cubren de frescor.

Exalta de la Trinidad su hermosura; al Padre y al Hijo sin mesura, envueltos los dos en Espíritu de Amor.

Habla de júbilo y alegrías, de alabanzas entonadas, de libertad cantada.

Hermano Martín, el de Bartón; valles y montes atraviesa, saltón y retozón.

A Francia llega quien Francisco envió, misiva lleva a quienes alegres esperan. La carta leyeron y corazones avivó.

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27 de Marzo, 2004 Festividad de: “Santa Lidia”

56

Alcanzado por Dios

Profeta, Dios te alcanzó.

Llamada de arrebato, botín divino eres tú, pura seducción del primer Amor.

Habla el Señor cual rugido de león, cual martillo en yunque, como fuego al cuerpo prendido.

Te persiguen, te atrapan con lanzas acicaladas de justicia y misericordia, clamor de un pueblo violentado, temblor al dolor del arrinconado y cólera ante la indiferencia. Un terremoto que pasa.

Tú, huyes, no sirves, escuchar no quieres. Poca cosa eres; del perdón, del abrazo para qué hablar ni nombrarlo, me voy a otro lado.

Al final, rendición total, por el Amor “tocado”. Dios ya te alcanzó y bien te atrapó.

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Profeta, ser humano alterado, loco, descentrado, transformado y por Dios inundado.

Tú, plaza fortificada, muralla de piedra, río desbordado con piernas de gacela con la Palabra por herramienta.

Tú, recorres plazas y mercados acudes a las romerías y santuarios. Siempre de Dios su abanderado.

Profeta, sentimientos divinos en ti afloran.

Profeta, pasión por al pobre defender a la mujer su sitio devolver y a la viuda acoger.

Profeta, con la JUSTICIA por enseña.

Profeta, libertad para decir NO, libertad para a Dios decir SÍ.

Profeta, para la vida cotidiana transformar.

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58

Templo “San Antonio de Padua” (Franciscanos de Alicante)

San Antonio, con letras, en puerta principal ¡Cuanta gente ve pasar! Para éso es el titular. Cruz de cristiandad, rectangular, presagia interioridad. En mosaico cuadrangular, ecos de fiesta popular, Santa Isabel, cual anfitriona, nos acoge presurosa. Tradición y actualidad, hospitalidad monacal. La Inmaculada Concepción por lateral, muy cuidada, en blanca hornacina. Ella es Madre, espejo de la comunidad. ¡Qué bien guardaditos los frailes están! Por aquí y por allá y, con eco sonoro, la dulce Clara diciendo: mirad bien, Jesús aquí está en horno de contemplación. Entrad que esperando está nuestra transformación lleno de amor. Parroquia de san Antonio ¡Dulce remanso de quietud!

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Al Párroco de la Iglesia “San Antonio de Padua” de Alicante para que se sienta acogido y querido en su nueva casa.

Con todo cariño y gratitud

Alicante 3 de Octubre, 2005 Fiesta de San Francisco de Borja

59

Por Ti, cada día, canto

Te aclamo ¡Dios de mi vida! Ensalzado seas por la gracia de estos hermosos jóvenes, muchachas y muchachos, que ante mí pones. Tu Palabra, en mi palabra, vuela y ya los alcanza.

Gracias ¡Amado mío! Por el honor que me haces en ellos, bello regalo con mil destellos. Tu mirada, en mi mirada, ya se recrea y se pasea.

Qué gozo ¡Luz de mi vida! De ti hablar, por ti temblar, por ti cantar, por ti tocar, por ti besar y para ti enamorar.

Glorificado seas ¡Misterio de amor! Por tanta riqueza que ante mí despliegas.

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En el Instituto “Jaime II” de Alicante durante una guardia. Los alumn@s preparando un examen y una, “mirando”. Noviembre 2006.

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“. . . in perfetta letizia”

- Francesco D’Assisi -

Al caminar: despojo, desnudez, pobreza. Así, alegría perfecta. Así, felicidad de ser sin estar. Alegría, no sentida al ir. Alegría todavía en devenir.

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Pentecostés

Luz de candil por la ventana asoma, expectación inquietante de semilla naciente.

Silencio, cenáculo recogido, grupo de amigos en lo alto, lugar seguro.

Mujer que aúna cual cobijo maternal en refugio compartido lleno de ternura.

María, la viuda de Nazaret, la madre del Señor, la mujer fuerte. Memoria de Hijo perdido.

Cincuenta días han pasado y, en la espera de dolor llena, los interrogantes afloran.

Silencio; una alabanza, una súplica, lágrima por la mejilla resbalada y palabras entrecortadas.

Sólo la oración la esperanza sostenía. Sólo María el aliento del grupo mantenía.

Las demás, a su vera, palabras de consuelo daban mientras ellos desesperaban.

Al instante, corazones acelerados y estómagos anudados. Los rostros resplandeciendo.

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Un ruido estrepitoso y del fuego el resplandor los corazones abrió, la gracia de la comprensión llegó.

Espíritu Santo de Amor, la promesa esperada con fuerza desgarrada llegaba. ¡Qué alegría ya desconfiaban!

Todo cambia, todo se enciende, se abren fronteras, se aclaran ideas.

Espíritu de Dios para todos “La Paz sea con vosotros” Saludo de reconciliación, saludo que serena que supera nuestra cerrazón.

PAZ Puente entre el cielo y la tierra, soplo divino para cada uno. Soplo de Jesús, soplo de Dios en hombre y mujer, su luz.

Nadie nos lo quitará. Soplo de Sabiduría de Aquel que nos da la auténtica libertad, nos lleva por campos abiertos a pasear en la Verdad.

Pentecostés; pequeña comunidad orante, pobre, unida, rica en variedad, en igualdad, y de pan compartido.

Pequeña comunidad que María alentaba y presidía. Autoridad, aliento y consuelo. Ternura alrededor de una mujer.

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Hoy, Pentecostés: Mujer empujada y de su lugar sacada. Mujer pobre, pobre mujer, pobre María ¡Tan enjoyada allá en lo alto! Su autoridad, arrinconada y silenciada, sólo muy adornada.

Mujer ¿Dónde tu lugar en la comunidad?

Mujer ¿Quién por ti lo decide?

Mujer ¿Dónde tus palabras de aliento, de sostén, de liderazgo, de ternura, de alabanza, de consuelo en la comunidad?

Mujer Madre de Jesús, Maestra de Jesús, Amiga y Madre de Dios, todo, contigo empezó.

Pentecostés; pequeña comunidad orante, pobre, unida, rica en variedad, en igualdad y de pan compartido ¿Cuándo volverás a ser realidad?

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A Santa Isabel de Hungría Patrona de la Orden Franciscana Seglar

Con Isabel elegancia y sencillez. Con Isabel regia mujer de miel: cual poeta niño, cual narrador anciano.

De Hungría con Isabel entre dunas y lagunas por fértiles llanuras de misterio, nuncio lejano de Salterio. Con Isabel, cual poeta niña, cual narradora anciana.

Mano de terciopelo y mirada de enamorada con figura de seda por castillos errante va. Amor de mujer en vuelo de beso que sana. E Isabel cantando, lágrimas de perla, sube y baja. A su paso, suave inclinación de candeal y rosal. Corona, diamantes, de ricos brocados, mirando en espejo de Cristo, Isabel ya se ha despojado. La noche, de dolor gigantesca, guarda silencio y se cierra para escuchar su pasar, su pureza. Ella viene sola mas no está sola, una música de cielo sigue su belleza. Una estela sagrada de mujeres valientes forman su estirpe y la acompañan ¡Torres en medio del desierto! Con luna llena todo centellea, alumbra su voluntad de piedra, - Agar al lado de manantial - y a ella con susurros de ¡te quiero! se aferra. Con lisura se ciñe blanco brial.

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Allá en lo alto, lejanía que deslumbra, Roma se desnuda y su lamento escucha. Un revuelo de pobres y enfermos con Isabel de la mano a una estrella, allá cerca de Venus, se suben como en un barco.

Isabel, estrella que orienta. Isabel, nave en medio de tormenta.

Preparando el centenario de su nacimiento Santa Isabel de Hungría (1207 –2007)

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Como no tengo púlpito como no tengo Sede sirva este papel de púlpito y de Sede. Les doy lo mejor que tengo, palabras en la sombra, palabras de loca enamorada, cantarina y danzarina. La música, la pone DIOS.

Los franciscanos siempre han sido defensores de la Justicia pero hoy, en pleno siglo XXI, la Justicia hacia la mujer queda algo nublada, parece que a ciertos sectores eclesiales no interesa la riqueza que aporta la mujer. Vuelvan a defender a la Mujer, vuelvan a mirar a Santa Clara y todo lo que ella fue para Dios y Francisco. ¿Qué sería de la labor Pastoral de tantos Sacerdotes y Hermanos Franciscanos sin la Mujer?

Fiesta de: Pentecostés en el Evangelio Marciana Molina López

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Clara

Hermoso nombre lleno de claridad el que tu madre eligió, Clara, porque hasta la luz de la Mancha oscurece ante el pan que amasas.

Claro es tu pensamiento, claras son tus palabras,

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es claro el amor que de ti sale, lo que sientes, lo que labras.

Y es tanta la claridad de la blancura de tu alma que brillan en tus ojos cometas, luceros y estrellas hermanas.

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Índice

Dedicatoria…………………………………………………………………..…2 Prólogo………………………………………………………………………....3 He visto un resplandor………………………………………………………….6 Blanca habitación……………………………………………………………….6 Dos enamorados………………………………………………………………...6 Clara, horno encendido………………………………………………………....7 Mujer Cristiana “Icono de Cristo”……………………………………………...8 En la noche, Clara sale………………………………………………………....10 Mujer enamorada……………………………………………………………....11 Última lección………………………………………………………………….12 Clara conduce: Pastora con la luz de la Palabra…………………………....…..13 Bendito el Dios de la Creación…………………………………………….….. 14 Rosal Florido………………………………………………………………...... 16 Clara, templo del Amor………………………………………………………...17 Clara enamorada………………………………………………………………..18 Encuentro……………………………………………………………………….20 Querido Hermano Franciscano…………………………………………………21 Aferrada a una Mesa……………………………………………………………23 Orilla de “Buena Noticia”………………………………………………………25 Nada tengo……………………………………………………………………...26 Huerto de desposada……………………………………………………………27 Glorioso Amor………………………………………………………………….28

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Cuadrado de Sol………………………………………………………………...29 Pozo de Santa Clara…………………………………………………………….31 Consuelo en espejo de agua…………………………………………………….32 Queremos comer juntos………………………………………………………...34 Reino de Dios en Mujer………………………………………………………...35 Resplandor rojo.………………………………………………………………...36 ¿Cómo orar?...... 36 Sola y en Navidad………………………………………………………………37 A mi amada en Cristo…………………………………………………………..39 Cantando vamos a ver a Clara………………………………………………….41 Vida de Oración………………………………………………………………...43 ¡Clara, Sáname!...... 45 Dios es Amor…………………………………………………………………...46 Bienaventuranzas de la familia Clara-Franciscana……………………………..47 Señora del Universo “La Poverella”……………………………………………48 Franciscana, ternura de mujer…………………………………………………..49 Clara de Cristo………………………………………………………………….50 El “otro” rostro de Dios………………………………………………………...51 Monasterio de “Santa Ana”…………………………………………………….52 Hilando y tejiendo para regalar………………………………………………...54 Juglar de Dios…………………………………………………………………..56 Francisco escribe……………………………………………………………….57 Alcanzado por Dios…………………………………………………………….58 Templo “San Antonio de Padua”………………………………………………60 Por Ti, cada día, canto………………………………………………………….61 …in Perfecta Leticia…………………………………………………………...62 Pentecostés……………………………………………………………………..63 A Santa Isabel de Hungría, Patrona de la Oren Franciscana Seglar………………………………………....67 Clara……………………………………………………………………………69

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Alicante. 18 de Diciembre del año de Nuestro Señor Jesucristo, 2006

Festividad de: “Nuestra Señora de la Esperanza”

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