Revista Geográfica Venezolana, Vol. 54(1) 2013, 129-156

La construcción geo-histórica de los Llanos Altos Occidentales de Geohistorical approach of Venezuela western plains: a regional synthesis

Rojas López José1 Recibido: mayo, 2012 / Aceptado: noviembre, 2012

Resumen El trabajo aborda la construcción geo-histórica de los LLanos Altos Occidentales de Venezuela, a partir de los cambios ocurridos en las formas productivas, las poblaciones de los asentamientos y las rutas comerciales, los principales ejes de su conformación territorial. Metodológicamente dichos cambios son articulados a los procesos de territorialización- desterritorialización-reterritorialización sucedidos durante cinco tiempos espaciales en la región: el territorio indígena de finales del siglo XV, el sistema hacendal de los siglos XVII y XVIII, la descomposición regional del siglo XIX, la recomposición territorial de mediados del siglo XX y las actuales ondas agro-empresariales, todos contextualizados en la historia agraria del país Palabras clave: LLano Alto Occidental; geo-historia regional; territorialización; Venezuela agraria.

Abstract This work deals with geo-historical construction of the western high plains of Venezuela, from the changes occurred in the different production forms, the settlement populations, the commercial routs and the main axes of their territory conformation. Methodologically, those changes are articulated with the territorialization-deterritorialization-reterritorialization processes during five space times of the region: the indigenous land of the late 15th, the 17th and 18th century farm system, the regional breakdown of 19th century, the mid-20th century agricultural modernization of the region and the current agri-industrial production, urban settlement and trade routes. Key words: Venezuela western plains; geo-regional history; territorialization; agrarian Venezuela.

1 Universidad de Los Andes, Escuela de Geografía. Mérida-Venezuela. Correo electrónico: jrojaslopez34@ gmail.com; [email protected] Rojas López J.

1. Introducción: formas productivas, poblamientos, redes referentes teórico-metodológicos de comunicación y sistemas técnicos, según las características específicas del La formación del espacio geográfico cons- modo de apropiación. tituye un proceso complejo y sinuoso de Los territorios resultantes son, por construcción en el que las acciones socia- tanto, construcciones heterogéneas y les se combinan y re-combinan de múl- mutables, mosaicos de usos originados tiples maneras, a medida que transcurre por dinámicas diacrónicas y sincrónicas el tiempo histórico. Este proceso origina a ritmos variables y con diversa intensi- cada vez nuevos espacios que se con- dad y cobertura. Son realmente procesos vierten en territorios, cuando son apro- creativos, sujetos en determinados mo- piados por individuos o grupos sociales, mentos, a fuerzas de desterritorializa- mediante estrategias políticas, prácticas ción, o sea, aquellas que logran deshacer materiales o simbolismos culturales. En relaciones socioculturales históricamen- el primer caso, el control político hace del te localizadas (Nates Cruz, 2001); en espacio un territorio apropiado por una otras palabras, sociedades que pierden, determinada forma de poder (Raffestin, transitoria o definitivamente, sus ancla- 1977, 1993; Sack, 1986); en el segundo, se jes territoriales. No obstante, como los trata de un espacio desigualmente usado territorios se transforman, pero no desa- y diferenciado por la sociedad en tiempos parecen, también ocurren procesos de distintos (Santos, 2000; Silveira, 2008) reterritorialización; en este caso, a par- y, en el tercero, se identifica con un es- tir de la relocalización de viejas y nuevas pacio vivido, impregnado de intangibles estructuras, dando origen a territorios (Tuan, 1977; Cunill Graü, 2007). Son, así, híbridos (Santos, 2000), en cierto modo tres modos de territorialización, sujetos a similares a la formación de las culturas determinadas condiciones de la geogra- híbridas estudiadas por García Canclini fía, la historia y la cultura. (1990). Dada la naturaleza geo-histórica de Esas relaciones geográficas nos per- este estudio adoptamos, en lo esencial, la miten entender la construcción de una segunda de las orientaciones conceptua- región según un proceso de ‘territoriali- les arriba señaladas, en tanto destaca que zación intermitente’, esto es, siguiendo el legado histórico influye decididamen- una historia no-lineal, en la que se entre- te en los usos materiales que cada nueva mezclan fuerzas de cerramiento y aper- generación realiza en el espacio heredado tura, rupturas y superposiciones, per- (Sauer, 1974; Tovar, 1986). Parafrasean- manencias y continuidades. Es así como do a Santos (1996), el espacio pasa a ser el territorio termina siendo, al mismo entendido como una acumulación de tiempo, una estructura en sí misma y una tiempos asincrónicos a diversas escalas. construcción de límites difusos e inaca- De manera que en cada tiempo se mate- bada en el tiempo (Rojas López y Gómez rializan determinadas combinaciones de Acosta, 2010).

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El método geo-histórico, en la pers- de construcción territorial en la dilatada pectiva multi-temporal braudeliana, po- historia agraria del país. sibilita entonces describir y explicar las En consecuencia, como propósito transformaciones territoriales en perío- central de la presente investigación, plan- dos de larga duración, encadenando la teamos el abordaje de la construcción re- sucesión de tiempos espaciales (Orella, gional de los Llanos Altos Occidentales 1995; Cunill Graü, 2007; Pires, 2011). durante su larga historia, a través de un Así, mientras los territorios tradicionales triple proceso de territorialización, des- suelen permanecer estables por mucho territorialización y reterritorialización, tiempo, dado el carácter relativamente según los cambios temporales detectados fijo de sus capitales territoriales y arrai- en las formas productivas, las poblacio- gos culturales, la modernización de sus nes de los asentamientos y las rutas de estructuras genera, en cambio, flujos y circulación e intercambio. diferenciaciones más rápidas, frecuente- En virtud de que el método geo-histó- mente asociados a la influencia o cercanía rico exige una periodización que no sub- de algunos focos geográficos dinámicos. suma la historia regional en el modelo Hoy día esas relaciones reaparecen cronológico nacional, se proponen cinco con fuerza renovada en la geografía para tiempos espaciales: el territorio indígena incursionar en las regiones del pasado de finales del siglo XV, el dominio hacen- histórico y los territorios de la globali- dal de los siglos XVII y XVIII, la regresión zación contemporánea. En Venezuela, regional del siglo XIX, la recomposición sin embargo, los territorios regionales territorial de mediados del siglo XX y la han sido poco explorados en sus tramas moderna expansión agro-empresarial de geohistóricas de larga duración. Es el las últimas décadas. Si bien los tres pri- caso de los LLanos Altos Occidentales, meros tiempos no dejan de ser cortes u cuyo largo pasado tradicional terminó en horizontes muy distantes entre sí, de es- buena medida, y casi abruptamente, con pecial interés para la geografía histórica, su conversión en la principal región de una mirada temporal del conjunto como agricultura moderna del país. lo prescribe la geo-historia, le imprime Ciertamente, la región dispone de cierto dinamismo al proceso de construc- relevantes trabajos antropológicos, his- ción regional. tóricos, agrícolas y económicos (Crist, La lectura analítica de trabajos his- 1956; Zucchi y Denevan, 1979; Tosta, tóricos y monografías regionales, entre- 1986; Cartay, 1990; Garcia Muller y Ro- vistas con historiadores académicos en jas, 1996; Ruiz Tirado, 2000; Mendoza, torno al pasado y presente de la región y 2000; García Muller, 2002; Gassón y el paciente cotejo de fuentes estadísticas Rey, 2006, entre otros), referidos a cor- y cartográficas, entre las que se cuentan tes temporales del pasado o de la contem- censos agropecuarios y demográficos poraneidad, pero carece de una síntesis (no pocas veces con información con- geo-histórica, articuladora de su proceso tradictoria), sentaron las bases de una

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descripción interpretativa de los cambios en promedio, de tierras cálidas húmedas territoriales en el transcurso de la geohis- y sub-húmedas, poco o no inundables, toria regional. Recorridos de campo antes ubicada al oeste de la gran depresión y durante la realización del estudio, afina- central del país (Figura 1). La geomor- ron la percepción de los paisajes y la di- fología de la región está dominada por ferenciación interna del actual territorio. acumulaciones sedimentarias de la red Sin embargo, el perfil de síntesis geográ- hidrográfica descendente de la cordillera. fica del estudio, limitó las posibilidades En efecto, en toda su extensión se inter- de exhaustivos análisis documentales de penetran colinas, lomas bajas y terrazas archivo, propios de la disciplina histórica. piemontinas del Cuaternario antiguo, y acumulaciones detríticas más recientes de la llanura alta, estas últimas caracteri- 2. El llano alto occidental: zadas por pendientes inferiores a 50 y un un entramado de piedemonte y drenaje desorganizado1. llanura Su condición transicional entre la baja falda oriental de la cordillera andina y las En términos generales, el llano alto del planicies inundables de los llanos bajos, occidente venezolano es una faja territo- junto a la variación suroeste-noreste del rial relativamente estrecha de aproxima- gradiente de humedad, dificultan la po- damente 2.4-2.6 millones de hectáreas y sibilidad de una definición geográfica 600 km de longitud por 40 km de ancho, homogénea; por lo demás, un concepto

Figura 1. Gran depresión central de Venezuela

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siempre relativo, puesto que la homoge- Barinas y una porción de las sabanas al- neidad depende de la ‘rugosidad’ del te- tas del estado Apure. Abarca aproxima- rritorio, la escala geográfica y un limitado damente el 70 por ciento de la región, número de criterios. mientras la sub-húmeda está formada Esta faja de relieve ha sido confusa por sus equivalentes en los estados Bari- y convencionalmente delimitada al su- nas, y una pequeña porción roeste por los ríos Arauca, algunas veces, del estado Cojedes; ambas subregiones o Uribante, en otras, y los ríos Cojedes o están separadas grosso modo por el río Portuguesa al noreste. Igualmente entre Santo Domingo. Hoy, en toda la región altitudes de los 400-500 m, en el con- predomina una cobertura de gramíneas, trafuerte montañoso, y los 160-180 m en debido a la conjunción de múltiples fac- el contacto con la llanura inundable. Por tores que ha generado una explotación debajo de este último límite son las pla- indiscriminada de los bosques deciduos nicies de explayamiento, napas de des- originarios y la acelerada ampliación de borde, cubetas de decantación y diques la frontera agropecuaria hacia el piede- aluviales, los que identifican los llanos monte (MARNR, 1983; MARNR, 1983a). bajos, sujetos a un régimen de inunda- En resumen, la región comprende las ciones en la temporada de lluvias, incluso tierras relativamente altas de la interface con espejos de agua (esteros) en la época llanos-piedemonte, en los estados Bari- seca (Schubert y Vivas, 1993; Arismendi, nas y Portuguesa, y pequeñas porciones 2007). de los estados Apure, Táchira y Cojedes. Al suroeste, la temperatura media Una definición que también debe ser re- anual oscila entre 27 y 28 0C y las preci- lativizada en términos geo-históricos, pitaciones entre 2.300 y 2.500 mm, va- pues la construcción de la región está lores correspondientes al bosque tropical estrechamente vinculada, desde tiempos húmedo; la estación meteorológica de prehispánicos, con flujos acuáticos desde Bum Bum (estado Barinas), por ejemplo, y hacia los llanos bajos y flujos terrestres registra un promedio de lluvias de 2.493 con la cordillera andina. Por otra parte, mm. Hacia el noreste las temperaturas la composición político-administrativa son similares, fluctúan entre 26 y 27 0C, de los actuales estados que la forman, ha pero las precipitaciones disminuyen a sufrido agregaciones, divisiones y cam- promedios de 1.300 a 1.500 mm, valores bios de denominación, desde los tiempos de la zona de vida bosque tropical seco, coloniales, lo que dificulta las compara- dotada de suelos con menores limitacio- ciones históricas2. nes para las actividades agrícolas; en este La diversidad físico-natural y la posi- caso, la estación de Acarigua (estado Por- ción geográfica son de especial relevancia tuguesa) registra 1.550 mm anuales. para explicar la ocupación humana del La subregión húmeda está integrada territorio regional. Lejanía de las costas, por el piedemonte de los estados Táchi- régimen bimodal de precipitaciones, difí- ra y Barinas, los llanos no inundables de cil accesibilidad natural, alta densidad de

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la red hidrográfica, fertilidad diferencial caibo, cordillera andina, región noroeste, de los suelos, han condicionado aprecia- llanos altos occidentales, región centro- blemente los procesos históricos de ocu- costera, región noreste y región Orinoco. pación humana. La selva de San Camilo, En los llanos altos occidentales la por ejemplo, en el rincón suroeste, siem- antigüedad del asentamiento probable- pre fue un ‘tapón’ para las actividades so- mente se remonte a unos 1.000 años a.C. cioeconómicas de la región. De su reciente legado cultural (unos 300 Desde mediados del siglo XX, el ma- años d.C.) persisten obras de arte e inge- yor crecimiento demográfico ha ocurrido niería, particularmente en el actual es- en los bordes bajos del paisaje propia- tado Barinas, asociadas a la producción, mente piemontino, en tanto que la llanu- la defensa y la cultura: a) petroglifos de ra alta ha sido la localización privilegiada figuras geométricas, antropomorfas y de la agricultura moderna. Ambos pro- zoomorfas, b) campos agrícolas elevados cesos han fraguado el eje de mayor pro- o ‘camellones’, c) calzadas o ‘terraplenes’, ducción, poblamiento y circulación de los d) canales de drenaje, y d) montículos estados Barinas y Portuguesa, extendién- o ‘cerritos’ (Montiel Acosta, 2002). La dose hacia los llanos altos centrales, con- transición llano-montaña y el régimen de formando el dinámico eje norte-llanero lluvia-sequía están íntimamente ligados de Venezuela. a esa infraestructura, soporte de la agri- cultura, el poblamiento y la circulación, de sociedades complejas o cacicazgos, 3. La clave territorial del espacio bajo presiones demográficas relativa- indígena: el manejo integrado mente altas. de aguas y tierras Los ‘camellones’ o campos agrícolas paralelos, elevaron el nivel del suelo con La construcción social del territorio de la el propósito principal de mejorar el dre- actual Venezuela comenzó con los grupos naje de las tierras y adelantar una agri- aborígenes y sus estrategias ecológico- cultura intensiva: estructuras de hasta adaptativas para utilizar la base de re- 5 metros de alto y 25 metros de ancho. cursos naturales, poblar y recorrer sus En la temporada de lluvias los canales, espacios ancestrales. Al transcurrir la construidos entre camellones, de hasta 7 prehistoria, se forjaron identidades étni- metros de anchura, conducían el exceso cas y territorios culturales, precisamente de agua fuera de los campos; en la época los que encontraron los conquistadores seca la red de surcos en las cimas de los a finales del siglo XV. Los españoles, por campos retenía suficiente humedad para tanto, no arribaron a un territorio silves- las cosechas. Los materiales extraídos de tre, sino valorado material y simbólica- la limpieza de los canales de drenaje ser- mente durante siglos. Sanoja y Vargas vían, a su vez, de abono para enriquecer (2007) identificaron siete regiones a fina- los suelos agrícolas. Aprovechando la red les del siglo XV: cuenca del lago de Mara- de canales, caños y ríos de la región, la

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canoa suplió la carencia de animales de to, descrito por Sanoja y Vargas (1974). carga en la agricultura indígena. La organización aldeana demandaba un Las calzadas o ‘terraplenes’ fueron sistema de estructuras para el mane- franjas de tierra compacta de hasta 6 me- jo de aguas y tierras, a fin de elevar los tros de ancho, que se prolongaban por rendimientos de los ‘conucos’ de raíces, varios kilómetros, sobre las cuales se le- tubérculos, leguminosas y cereales. Las vantaron montículos de forma cónica de evidencias arqueológicas testifican, así, base y alturas muy variables, probable- la existencia de una importante red de mente con propósitos funerarios, de vi- construcciones vinculada con la econo- gilancia o refugio ante las inundaciones. mía, el patrón de asentamiento y la orga- En la conocida Calzada de Páez (estado nización sociopolítica de las sociedades Barinas), por ejemplo, fue localizado un de los llanos altos occidentales (Zucchi montículo de 80-90 metros de diámetro y Denevan, 1979; Spencer y Redmond, basal y 13 metros de altura. Las calzadas 1992; Gassón y Rey, 2006). funcionaron como rutas entre asenta- En términos de la ecología regional, mientos y campos agrícolas, facilitando el territorio indígena puede interpretarse el transporte, el comercio y los recorridos como un mega paisaje de grano grueso, de vigilancia defensiva (Figura 2). modelado por el juego de interacciones El enmarañado territorio debió mo- entre la dinámica geo-ecológica y el fun- vilizar una mano de obra relativamente cionamiento de asentamientos, campos numerosa, que respaldara una produc- agrícolas y rutas de circulación. Aldeas tividad agrícola estable para mantener y sementeras, estructuras relativamente el patrón nuclear simple de asentamien- fijas del territorio, en tanto calzadas, ca-

Figura 2. Complejo arqueológico Gaván, estado Barinas. Fuente: Rediseñado con base en Spencer y Redmond, 1992

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minos, canales y ríos, como líneas de flu- tó un ambiente más difícil, en compara- jos hacia y desde otras regiones. En este ción a las tierras templadas y semiári- medio geográfico, los caminos de tierra y das del arco costero montañoso. Selvas, los ‘caminos de agua’ de la red hidrográfi- densos haces fluviales, alta pluviosidad ca del eje Apure-Orinoco, canalizaron las y enfermedades palúdicas en los llanos comunicaciones con la cordillera andina húmedos, determinaron una baja ocu- y los llanos bajos. pación, mientras que en los llanos altos Los aportes etnohistóricos y arqueo- sub-húmedos implantaron una econo- lógicos aclaran, de esta manera, modos mía más dinámica de pequeñas y media- de apropiación cultural, prácticas pro- nas haciendas agrícolas y extensos hatos ductivas y reglas de distribución, adecua- ganaderos. Hacia el noreste, por tanto, dos a un manejo integrado y sostenible encomenderos y, más tarde, misioneros de los recursos naturales. De ahí que los dominicos y jesuitas encontraron meno- procesos de territorialización indígena res dificultades para ejercer su dominio. necesariamente pongan en apuros las El largo período colonial, desde la recurrentes interpretaciones ecológicas fundación de Altamira de Cáceres en el alineadas con la teoría de la ‘tragedia de piedemonte (1577), hasta la incorpora- los comunes’3. ción de la provincia de Barinas al movi- Durante los siglos XVI y XVII, el pai- miento independentista de 1810, fue un saje indígena fue ‘reordenado’ por las tiempo de dominación hispánica de los acciones de conquista y colonización grupos indígenas, mestizos y negroides, hispánica. La apropiación de tierras me- consolidación de pueblos e implantación diante mercedes reales, capitulaciones y de haciendas, plantaciones y hatos. Si usurpaciones, junto a la concentración de bien muchas de las pautas de producción, las poblaciones en repartimientos, enco- poblamiento y circulación de los pueblos miendas y misiones, formaron parte del indígenas, fueron validadas por los mo- mismo proceso de conquista y coloniza- dos de organización colonial -como los ción, que arruinó los arreglos territoria- caminos utilizados en arreos ganaderos les de las comunidades originarias asen- y los sitios para la fundación de pueblos, tadas en la región. la desigual relación entre las dos culturas llevó finalmente al desmantelamiento de los territorios primigenios o la creación 4. Desterritorialización y de territorios híbridos. reterritorialización bajo La implantación de las nuevas formas el dominio colonial productivas significó desde un principio apropiación de tierras, sometimiento La conquista hispánica de los llanos al- indígena y explotación de rubros comer- tos occidentales comenzó a mediados del ciales, especialmente del tabaco y los siglo XVI. Allí, al igual que en las tierras cueros. Por tanto, la reestructuración boscosas de Guayana, el español enfren- colonial no puede ser interpretada sólo

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como un esfuerzo de reterritorialización En 1620 se exportaron 3.000 arrobas o ‘resignificación territorial’, puesto que de tabaco barinés, aunque el centro po- al mismo tiempo fue un proceso forzoso blado de Barinas sólo era una pequeña de desterritorialización, dado que las co- aldea de no más de 300 habitantes, la munidades originarias pasaron a ser pue- mayoría de indios encomendados (García blos reducidos o concentrados, sujetos a Muller, 2002). Al posterior apogeo taba- formas subordinadas de vida y trabajo: calero contribuyó, además del estímulo sufrieron la pérdida de sus anclajes con económico, la ancestral tradición indíge- el antiguo y extenso territorio recorrido y na en el cultivo y la rápida producción de culturalmente apropiado. la cosecha. El tabaco ‘curaseca’ de Bari- La combinación tierra-indígena- nas, el más fino del país, se convirtió en esclavo-mestizo definió la formación de el principal rubro de exportación, mien- plantaciones y haciendas, formas mono- tras el llamado ‘curanegra’ fue destina- específicas y diversificadas de cultivos do al consumo interno. En el siglo XVII, respectivamente, localizadas preferente- aproximadamente el 90 por ciento del mente en los piedemontes, a diferencia tabaco del país salía del eje norte-llanero, de los hatos, establecimientos de mayo- conformado por las áreas productivas de res dimensiones territoriales dedicados a Valencia - San Carlos - Guanare - Barinas la cría extensiva de ganado a cielo abierto (Brito Figueroa, 1996). En los llanos altos en las sabanas altas y los llanos bajos4. occidentales, las poblaciones de Guana- Sin embargo, la exportación de los pro- re, Araure, Ospino, Pedraza, Obispos y ductos agrícolas y ganaderos hubo de Barinas sobresalieron como los principa- afrontar severas limitaciones, debido a les centros del comercio regional. las grandes distancias a las costas y ele- La prohibición española del comer- vados impuestos en las difíciles rutas de cio por los ríos Apure y Orinoco, decre- salida hacia los puertos. tada en 1686 para evitar el contrabando, Durante los siglos XVII y XVIII, las obligó a realizar las exportaciones, en plantaciones tabacaleras tuvieron diver- primer lugar, por el lago de Maracaibo. sos momentos de auge y crisis debido a Los arreos mulares cargados de tabaco y las fluctuaciones de los precios y las im- cueros remontaban los páramos andinos posiciones tributarias oficiales. Sin em- y luego bajaban hasta los puertos sur- bargo, en general, la demanda externa, lacustres. Desde estos lugares salían las legal y sobre todo ilegal (contrabando), embarcaciones hacia Maracaibo, princi- impulsó la siembra de la hoja en peque- pal puerto de occidente. Por el escabroso ñas haciendas, la mayoría inferiores a las valle del río Santo Domingo, se llegaba 50 hectáreas, fragmentadas sobre todo al páramo merideño y luego se bajaba al por divisiones testamentarias, aunque puerto de San Antonio de Gibraltar. Su- pocas familias controlaban diversas pro- biendo la sierra de Trujillo, se alcanzaban piedades (Ruiz Tirado, 2000)5. los puertos de Tomocoro y Moporo al su- reste del lago. El valle del río Canaguá,

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por otra parte, conducía a las poblaciones segregándola de la provincia de Maracai- de la cuenca alta del Uribante, particular- bo; en esta ruta surgieron importantes mente al centro poblado de Pregonero. El embarcaderos como Puerto Nutrias a ori- circuito comercial llanero-alto-andino- llas del Apure y Torunos en las riberas del lacustre fue, en todo caso, de muy difícil Santo Domingo, convirtiéndose en la red accesibilidad para los hacendados de la comercial más dinámica de la época. Fi- región. nalmente una cuarta ruta, la del suroeste, Una segunda ruta, más larga pero me- menos transitada por las dificultades de nos penosa, seguía el eje caminero Gua- accesibilidad boscosa y acuática, remon- nare-San Carlos-Valencia y desde aquí, taba los ríos Apure y Arauca, buscando por el paso de Tinaquillo, hacia los puer- los llanos de Casanare, hasta Tunja en tos de La Guaira o Puerto Cabello: “más Nueva Granada (Figura 3). de un tercio de las 23.200 arrobas de En 1779 entró en vigencia el monopo- tabaco y una octava parte de las 55.700 lio del tabaco a favor de la Corona (Es- piezas de cuero, exportados en 1720, sa- tanco del Tabaco). El Estanco señalaba lieron de la región por el puerto de La las tierras donde debía localizarse el cul- Guaira” (Arcila Farías, 1973, I: 230-231). tivo, mientras que la libre siembra, por el Una tercera ruta, la red fluvial del eje contrario, debía pagar un impuesto per- Apure-Orinoco, hasta Angostura, sólo sonal o un canon de arrendamiento. La fue oficialmente autorizada en 1786, regulación benefició a la provincia de Ba- cuando se creó la provincia de Barinas, rinas, dada la alta calidad del tabaco. Se

Figura 3. Llanos altos occidentales. Rutas coloniales y poblaciones. Finales del siglo XVIII

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estima que hacia 1786 la provincia, que lada, queso y sebo de ganado. Según el comprendía los actuales estados Apure, primer censo levantado en la provincia Barinas y parte de Portuguesa, podía pro- de Barinas en 1787, la población ascen- ducir de 60.000 a 80.000 arrobas (Arcila día a 33.050 habitantes, alojados en 19 Farías, II, 1973). Así que, pese a las res- centros poblados de blancos, 35 pueblos tricciones geográficas para la exporta- indígenas y 94 vecindarios. Además fue- ción, el tabaco jugó un papel destacado ron inventariados 182 haciendas, 105 tra- en la organización agraria de las tierras piches de caña de azúcar y 534 hatos con altas de la provincia. 500.000 cabezas (Vila, 1996). Posible- La competencia de los tabacos cuba- mente, la población regional debió ser un nos y del norte del continente afectó la poco mayor, pues difícilmente se hayan producción regional, y el añil, otro pro- contabilizado los pobladores dispersos ducto regional de plantación, deman- de hatos, vegas y bosques. dado por la industria textil europea, Los numerosos ríos no sólo actuaron también perdió mercado externo debido como ejes de intercambio, sino también al descubrimiento de los colorantes sin- como líneas de poblamiento. El sistema téticos. El principal eje económico de la hidrográfico organizó la trama comercial región se desplazó, desde el piedemonte alrededor de cuatro nodos portuarios: hacia la llanura, donde la formación de Torunos, Puerto Nutrias, El Baúl y San extensos hatos, trabajados por fuerza de Fernando, los cuales vinculaban la región trabajo subordinada y jornalera, había con el puerto principal de Angostura, favorecido la dispersión del poblamien- salida al exterior por el río Orinoco. El to, limitando el desarrollo de los centros puerto de Torunos, a orillas del río Santo poblados. Los cueros tomaron, entonces, Domingo, sirvió de almacén y transbor- el primer lugar en las exportaciones re- do a la producción de Barinas, Obispos, gionales (García Muller y Rojas, 1996). Barinitas, Libertad y Dolores, en ruta de La escasez y dispersión de datos, sin em- circulación hacia Nutrias. Incluso Toru- bargo, imposibilita analizar con seguri- nos dispuso de una factoría de tabaco y dad el movimiento ganadero de la época un pequeño astillero para construir los en la región. ‘champanes’ que navegaban hasta An- Las dificultosas y largas distancias gostura. En el noreste, los ríos Guanare, a los puertos fue, paradójicamente, un Acarigua y Portuguesa eran las principa- acicate para la producción agropecuaria les salidas de las mercancías de Guana- orientada al mercado interno, particular- re, Guanarito, Tucupido, Sipororo, Villa mente durante la segunda mitad del siglo Bruzual, Araure y otras localidades, que XVIII. Las haciendas ‘tradicionales’ o di- utilizaban pequeños embarcaderos de versificadas producían algodón, papelón, transbordo hacia los ríos Apure y Orino- aguardiente, maíz, granos leguminosos, co. raíces y tubérculos. Aparte de los cueros, Las rutas comerciales influyeron de- los hatos también procesaban carne sa- cididamente en la conformación de un

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sistema de lugares centrales (nodos de en una cerrada oligarquía. Los grupos comercio y servicios), sostenido en la cir- dominantes estaban cohesionados por culación fluvial local, regional y exporta- relaciones de consanguinidad y afinidad, dora. Este sistema generó un conspicuo especialmente alrededor del poder polí- tejido territorial de puertos, almacenes, tico local, lo que los hacía equivalentes caminos, telares, talleres, trapiches, al ‘mantuanaje’ de las plantaciones y los alambiques, curtiembres, queseras y sa- hatos de los valles centrales del país. Al las de matanza. Precisamente, en la épo- llegar el siglo XIX, el sistema territorial ca de mayor crecimiento económico, en- fue desarticulado por las acciones bélicas tre el último tercio del siglo XVIII y 1810, acontecidas a raíz de la declaración de la los misioneros desplegaron sus mayores Independencia. esfuerzos de poblamiento, creando 44 pueblos de misión en la provincia. 5. La duradera descomposición La provincia barinesa reuniría unos poscolonial de la región 75.000 habitantes, a finales del siglo XVIII, una cifra quizás sobre-estimada, y Las guerras independentistas (1811-1823) las ciudades de Barinas, Ospino y Guana- interrumpieron el comercio con España re fluctuarían entre 10.000 y 12.000 ha- y provocaron el desmembramiento de la bitantes. Otros centros mayores a 3.000 producción, el abandono de los caminos habitantes eran Nutrias, Mijagual, Saba- y el descenso de la población. Sin embar- neta, Guanarito y San Jaime. La ciudad go, poco después, la República comenzó de Guanare, privilegiada por su posición a recobrarse apoyada en la reproducción de encrucijada, comandaba un área de del rebaño ganadero, la exportación de influencia de casi 22.000 habitantes, cueros y café y una modesta producción fundamentalmente de los cantones de de cacao, añil y tabaco. Pero un nuevo Guanare, Ospino y Ararure, pertenecien- conflicto bélico, la Guerra Federal (1859- tes a la provincia de Venezuela (Cunill 1863), le asestó otro duro golpe a la eco- Graü, 1987). nomía. La población del país disminuyó La dinámica socio-económica fue de 1.9 a 1.5 millones de habitantes y el construyendo, de esta manera, una geo- rebaño a menos de 2 millones de cabezas trama, confiriéndole una determinada durante ese período (Izard, 1970). coherencia y un distintivo relaciona- La República emprendió con altibajos miento al territorio llano alto, diferen- la salida de esa ‘geografía del marasmo’ ciándolo de otros sistemas regionales de a principios del último tercio del siglo la Capitanía General de Venezuela. El XIX. De nuevo, la demanda externa de dominio colonial sobre las tierras, la pro- un producto tropical fue el factor de la ducción, la mano de obra y las rutas co- potenciación económica. El café estaba merciales proyectaron un proceso com- siendo altamente consumido en el mer- binado de desterritorialización indígena cado europeo y el país contaba con tie- y reterritorialización hispana, sustentado rras apropiadas para el cultivo del grano,

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especialmente en las vertientes andinas: del grano. Así, en el lapso 1880-1926, la ecológicamente adecuadas, sin endemias población de los actuales estados Bari- palúdicas, pocas acciones bélicas, mano nas y Portuguesa descendió de 144.478 de obra barata desplazada de las hacien- a 116.062 habitantes y la extensa región das barinesas y capitales de oportunidad de los llanos continuaba en su regresión alemanes e ingleses. demográfica (Cuadro 1). La siembra cafetalera pronto se difun- dió por las vertientes y valles montaño- Cuadro 1. Cambios en la distribución regional de la sos del país. Según datos compilados por población venezolana (%), 1873-1926 Izard (1970), la superficie cultivada de la República rondaría las 280.000 hec- Regiones 1873 1926 táreas en 1875, de las cuales el 43,6 por Llanos 19,5 9,8 ciento ya estaría dedicado al cultivo del Centro-norte 22,6 21,0 grano. El auge agro-exportador se pro- Andes 13,7 17,9 longó hasta finales de la segunda década Oriente 13,5 17,0 del siglo XX, respaldado fundamental- Centro-oeste 16,9 15,8 mente por la producción de la cordillera Nor-oeste 10,6 13,3 andina, un poco más de la mitad del volu- Sur 5,2 4,9 men cafetalero nacional, y secundado por Fuente: Adaptado de Páez Celis, 1978 una importante recuperación de los pe- queños cacaotales de Paria en el oriente Entretanto, Caracas y Valencia fortale- venezolano. Si haciendas y hatos fueron cían sus liderazgos en el centro norte; los focos económicos del centro-norte y Maracaibo en el noroeste; Barquisimeto los llanos altos occidentales durante la en el centro occidente; San Cristóbal y segunda mitad del siglo XVIII, casi un Mérida en los Andes; Cumaná y Barcelo- siglo después, la caficultura andina, ma- na en el oriente y Ciudad Bolívar en Gua- yoritariamente campesina y de medianos yana; las ciudades llaneras occidentales productores, fue la que puso en marcha permanecían en su duradero letargo o la economía nacional. con muy bajo crecimiento: ninguna ciu- El otrora floreciente llano alto occi- dad pudo alcanzar los 7.000 habitantes dental, sin embargo, no pudo ser incor- en 1873, o los 10.000 pobladores medio porado al importante movimiento agro- siglo después, en 1926 (Cuadro 2). exportador del país. Tabaco, añil y cueros La agricultura comercial de la región habían perdido el mercado externo, las también seguía estancada. La superficie endemias seguían haciendo estragos en cultivada de Barinas-Portuguesa apenas la población y no existía ‘vocación’ agro- sumaba 14.000 hectáreas a finales de ecológica regional para el café. De hecho, los años veinte y el rebaño vacuno unas sólo pudo cultivarse en algunos lugares 400.000 cabezas (Izard, 1970). Pese a las de la falda montañosa de la región, con adversas circunstancias, la agricultura apenas 2.500-3.000 quintales anuales campesina conservó el lento ascenso, ini-

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Cuadro 2. Poblaciones de los LLanos Altos Occidentales. 1873-1926

Ciudades >3.000 habitantes 1873 1926 Acarigua 5.242* 3.969 Araure 6.460 8.982 Barinas 3.950 3.165 Barinitas s/d 4.609 Ciudad Bolivia 3.530 3.465 Ciudad Nutrias 5.273 3.543 Libertad 3.375 3.208 Obispos 3.823 3.396 Ospino 6.144 s/d Guanare 4.674 6.915 Guasdualito s/d 3,722 Píritu 6.798* s/d Villa Bruzual 5.296* s/d Guanarito 3.481* s/d

Fuente: Izard, 1970 (*): año 1881; Cunill Graü, 1983

ciado después de la Guerra de Indepen- boscosa siguió invadiendo los hatos y ha- dencia (Codazzi, 1941)6. En cambio, en ciendas abandonadas de la región (Figu- los llanos altos centrales, la cercanía a los ra 4). mercados del centro del país y la nueva navegación fluvial a vapor, beneficiaron haciendas de ceba, artesanía del cuero y 6. La ‘siembra petrolera’: revaloración los comercios de Calabozo, Villa de Cura, de la frontera regional Zaraza, Ortiz, Valle de la Pascua, El Som- brero, Cagua y Turmero, en los estados Durante el transcurso de la segunda y Guárico y Aragua. tercera década del siglo XX se solaparon Sintetizando, hasta bien entrado el dos tiempos históricos en el país, desi- siglo XX, los llanos altos occidentales guales en su dimensión social y económi- perdieron las principales anclas de su ca. Uno, signado por la declinación agro- reterritorialización colonial. Hacia los exportadora y, el otro, por la naciente años treinta, una población estancada o industria petrolera: dos temporalidades disminuida, una producción deprimida que se resuelven definitivamente, cuando y escasos caminos abandonados, eran el petróleo asume la hegemonía fiscal de signos de la crónica desterritorialización la economía venezolana (Trinca, 2000). que padeció durante el siglo XIX. Según En 1930, las exportaciones petroleras su- la interpretación retrospectiva de Veillón maban 634 millones de bolívares, mien- (1976), es fácil suponer que la cobertura tras las agropecuarias llegaban a 128 mi-

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Figura 4. Llanos altos occidentales. Caminos y poblaciones. Finales del siglo XIX

llones, una diferencia de casi cinco veces. usufructo del poder político local y al tra- El modelo económico había perdido su bajo subordinado de peones y ocupantes base agraria: dependía ahora de la renta precarios de tierra. del subsuelo. Apoyado en la renta petrolera, al final La nueva economía hizo despuntar de los años cuarenta, el Estado instau- el crecimiento demográfico de los esta- ró un proceso institucional y sostenido dos petroleros de oriente y occidente, de modernización agraria, orientado a pero los estados llaneros no salían de extender la frontera agrícola, desarro- su larga inmovilización. La mayoría de llar una capa importante de medianos y las poblaciones no superaban los 5.000 pequeños productores empresariales y habitantes, predominaba una ganade- unificar las ‘Tres Venezuela’ de tradición ría extensiva latifundista y los caminos humboldtiana-codazziana (costa-monta- de tierra seguían siendo intransitables ña, llanos y Guayana). El desarrollo del en la época de lluvias. El censo agrícola mercado interno exigía la ampliación de y pecuario del estado Zamora (hoy Bari- la frontera agrícola nacional y en respues- nas), registraba en 1937 apenas unos 20 ta se acometieron extensos programas de terratenientes que controlaban un grupo habilitación de tierras y saneamiento am- de hatos de 10.000 a 20.000 hectáreas biental en las planicies palúdicas y ane- (Cartay, 1990). Una tendencia histórica gadizas de los llanos altos occidentales y del latifundismo regional, siempre es- el sur del lago de Maracaibo. La disponi- trechamente asociado a la ganadería, al bilidad de tierras públicas subutilizadas,

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sumada a una población campesina en cosa, entre 1950 y 1961 se decretaron la cordillera andina, ahora empobrecida cuatro reservas forestales con fines de por la crisis cafetalera, incitó un fuerte manejo técnico del bosque para la pro- éxodo rural que nutrió de mano de obra ducción sostenible (Turen, Ticoporo, Ca- barata la explotación forestal y el desa- paro y San Camilo), aproximadamente rrollo agropecuario en las tierras bajas 900.000 hectáreas de los casi 3 millones circundantes a la cordillera. de hectáreas de bosque de la región. En En los llanos altos occidentales, el consecuencia, aparecieron numerosos plan arrocero y la creación de la colo- aserraderos y pequeñas industrias de la nia agrícola de Turén, a principios de madera. La explotación indiscriminada los años cincuenta, y el surgimiento del del recurso en los estados Barinas y Por- Grupo Acarigua, a mediados del siglo, tuguesa, incrementó extraordinariamen- merecen atención particular, porque en te la producción maderera de 70.000 el eje Acarigua-Turén del estado Portu- a 277.000 m3 entre 1946 y 1966 (Vila, guesa, arrancó el proceso modernizador 1970), ampliándose significativamente la de mayor envergadura en la agricultura frontera agropecuaria (Cuadro 3). venezolana. El plan arrocero fue diri- En la década de los años sesenta se gido al financiamiento de un grupo de culminó la conexión vial de Portuguesa agro-técnicos para la siembra de arroz y con el centro del país y se construyeron la ajonjolí, mientras que la fundación de la carretera troncal 05 del piedemonte ba- colonia agrícola fue una acción planifica- rinés y los principales sistemas de riego da, con aportes inmigratorios de Europa, de los llanos altos centrales (Rojas López, para fomentar una producción familiar 1993). Al mismo tiempo, el programa de de corte empresarial. reforma agraria, iniciado en 1960, se de- Estas acciones constituyeron el empu- sarrollaba especialmente en las tierras je inicial de una exitosa combinación de roturadas de los llanos. A finales de los recursos oficiales e iniciativas privadas, setenta, de las 5.5 millones de hectáreas de la cual emergió una de las principales regularizadas por la reforma agraria, el burguesías agrarias regionales, el grupo 40 por ciento correspondía a los estados Acarigua, que incursionó marcadamente llaneros, particularmente Apure y Bari- en los posteriores sistemas agroindus- nas, donde la fundación de asentamien- triales (Vessuri, 1984; LLambí, 1986). Un tos campesinos fue bastante intensa. poco más tarde, el plan algodonero y el La ‘siembra de la renta petrolera’ se proyecto MAC-FAO 17, de productividad tradujo, de este modo, en grandes inver- animal (estados Táchira y Barinas), me- siones para valorizar la región como una joraron la producción de fibras, aceite, frontera de recursos agropecuarios, en carne y leche en la región. sintonía con el modelo de substitución de A fin de garantizar el abastecimiento importaciones adoptado por el Estado7: industrial de madera y reducir la pre- tierras agrícolas, disponibilidad de agua, sión destructiva sobre la cobertura bos- bosques maderables, mano de obra ba-

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Cuadro 3. LLanos Altos Occidentales. Crecimiento de la superficie cultivada. 1950-1971

Años Superficie (miles ha) Crecimiento (%) 1950 1971 Cultivos anuales y semipermanentes 70,5 346,2 391,1 Cultivos permanentes 39,3 60,0 52,7 Pastos cultivados 110,2 496,3 350,4 Total 220,0 902,5 310,2

Fuente: Venezuela, 1959 (II censo agropecuario, 1950); Venezuela, 1977 (IV censo agropecuario, 1971)

rata y abundante e iniciativas empresa- Cuadro 4. Llanos Altos Occidentales. Crecimiento riales, se conjugaron en la revalorización de la población. 1950-1971 regional. Población Crecimiento (%) La dinámica de los llanos altos occi- Años (hab.) dentales pasó a regirse, desde entonces, Región Venezuela por dos procesos territoriales básicos: la 1950 214.499 - - modernización tecnológica y la reforma 1961 363.619 69,5 49,4 agraria. El primero, afincado en media- 1971 563.008 54,8 42,3 nas explotaciones de cultivos agroin- Fuente: Venezuela, 1985 (XI censo general de po- dustriales y, el segundo, en pequeñas blación y vivienda, 1981) explotaciones, fundamentalmente en los mismos cultivos. Los insumos modernos se difundieron progresivamente entre nueva reterritorialización regional, bajo los productores, a medida que crecía el el empuje del Estado, las asociaciones crédito oficial y la asistencia técnica, pro- agro-empresariales y las organizaciones gramas regidos por el Estado (Mendoza, campesinas de reforma agraria. 2000). La reforma agraria, sin embargo, co- El cuadro 4 y la figura 5 muestran el menzó a declinar ante los nuevos progra- notorio ascenso de la población llanera- mas de desarrollo rural integrado (DRI)8 occidental. Las principales ciudades re- y, a finales de los años ochenta, entraba gionales, Guanare, Barinas y Acarigua- en el ocaso, frente al modelo neoliberal, Araure, alcanzaron 34.148, 56.329 y la agricultura empresarial, el ‘mercado de 79.209 habitantes respectivamente en tierras’ y el descenso acelerado de la po- 1971. El territorio se había transformado blación rural. Si bien la política reformis- en la región de mayor dinamismo agríco- ta no escapa al debate entre los agraristas la y demográfico del país. La producción, venezolanos, se reconoce su incidencia en el poblamiento y la comercialización, la incorporación de un importante sector actuaron como fuerzas principales de la campesino al mercado, la ocupación de

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Figura 5. Llanos altos occidentales. Centros poblados y vialidad, 1971

tierras por medianos productores capi- • Las zonas metropolitanas de Cara- talizados, la adopción del patrón tecno- cas-Los Teques y Maracay-Valencia lógico moderno por una gran proporción en el centro norte; Maracaibo-Costa de agricultores y la expansión productiva Oriental en occidente; Barquisimeto- en tierras periféricas (Casanova, et al., Cabudare en el centro occidente; Bar- 1990). Cuatro procesos que, sin duda, celona-Puerto La Cruz-Guanta en el fueron decisivos en la nueva recomposi- oriente costero; Maturín, en el orien- ción territorial de la región. te llanero; Ciudad Guayana en el sur oriente, San Cristóbal-Táriba-Palmi- ra en los Andes, Acarigua-Araure en 7. Los cambios territoriales y la los llanos altos occidentales y Punto modernización agraria Fijo-Punta Cardón en el norocciden- te, concentraban alrededor del 75 por Hacia la segunda mitad de los años ciento de la población venezolana y ochenta, los principales cambios terri- operaban como los principales mer- toriales del país se expresaban en con- cados del país, conectados por una centraciones urbanas, redes modernas importante red vial. de transporte y comunicación y sistemas • La estructura latifundista y la agricul- productivos empresariales: tura campesina dejaron de ser perci- bidos como los problemas centrales de las políticas agrarias, las cuales

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tomaron el rumbo del fomento a la eco-productivas de la sabana: inundable agricultura industrial. A partir de las en la época de lluvias y resequedad de los oportunidades económicas de la épo- pastos en la época seca. ca, se expandieron las formas empre- Las reservas forestales, registraban el sariales y los circuitos agroalimenta- mayor esfuerzo tecnológico en la produc- rios en los llanos altos, sur del lago de ción de maderas tropicales, pero desde Maracaibo, piedemonte de Perijá, va- finales de los ochenta vieron fuertemen- lles de Aragua-, depresión te comprometido su desempeño por la Barquisimeto-Carora, mesas orienta- recurrencia de oleadas de colonización les, hasta la Paragua al sur del Orino- impulsadas por organizaciones políticas, co. irresponsabilidad social y ambiental de las empresas y debilidad de los controles En los llanos altos occidentales, agri- del Estado. Los bosques se transforma- cultura mecanizada, ganadería semi- ron en sistemas agrícolas y ganaderos de intensiva y agroindustria, emergieron pequeños y medianos colonos, sin que como los principales sistemas producti- hubiesen perdido su carácter jurídico de vos, integrando cada vez más la región reservas: una paradoja, reservas foresta- al mercado nacional. Estado, mercado y les sin bosques (Rojas López, 2007). organizaciones empresariales prolonga- El ‘milagro agrícola’ de los ochenta ron el eje territorial hacia los llanos altos no pudo sostenerse en el nuevo entorno centrales del estado Guárico (Hernández, globalizado de los años noventa, sopor- 2010). De esta manera, la mayor parte de tando, además, un pronunciado descen- la producción agro-empresarial del país so de la renta petrolera. El Estado aplicó pasó a concentrarse en el eje norte llane- un programa neoliberal, ‘El Gran Viraje’, ro, fundamentalmente en los llanos altos disminuyendo financiamientos y sub- de Portuguesa y Guárico. sidios, aumentando las tasas de interés Mientras los rubros agro-industriales y liberando la tasa de cambios. Desme- adquirían mayor fuerza en el noreste de joraron los indicadores agrícolas en los la región, la ganadería de doble propósito rubros más protegidos, de menores ven- se arraigaba preferentemente en los pie- tajas comparativas o escaso poder com- demontes de los estados Barinas y Táchi- petitivo (Gutiérrez, 1997). ra, donde adoptaron y adaptaron diversas Sin embargo, el cambio tecnológico, innovaciones tecnológicas y gerenciales. la demanda alimentaria, la desregulación Las haciendas ganaderas mejoraron los del mercado y el financiamiento privado, rebaños con mestizaje cebuino, suple- permitieron sortear las desventajas del mentos minerales, siembra de pastos y modelo económico nacional. La produc- forrajes, aunque este proceso fue mucho ción de cereales de Portuguesa aumentó más lento en los hatos de los llanos ba- de 16,3 a 39,4 por ciento del total nacio- jos suroccidentales, más alejados de los nal entre 1989 y 1997, y la producción de mercados y afectados por las limitantes leche y plátano en Barinas subió de 4,1 a

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9,5 y de 5,7 a 12,4 por ciento, respectiva- 8. Un espacio regional y diversos mente, durante el mismo período (Rojas territorios López, et al., 2002). Estos incrementos contribuyeron al crecimiento demográ- La modernización agrícola venezolana fico y comercial de Acarigua-Araure, fue comparada metafóricamente con un Barinas y Guanare. La primera, ciudad- ‘tsunami’ que arrastró las formas histó- gemela, llegó a los 237.050 habitantes; la ricas de producción desde mediados del segunda, a los 228.349 y la tercera a los siglo XX (Avilán y Eder, 1986). Pero la 120.427 habitantes, en el 2001. sobreestimación de los sistemas empre- Este último año la población regional sariales conduce muchas veces a simpli- se acercó a los 1.5 millones de habitantes, ficar la heterogeneidad en las regiones, la mayor parte en las áreas metropolita- pues tiende a pasar por alto que la mo- nas de Acarigua-Araure, Barinas-Bari- dernización es un proceso de naturaleza nitas y Guanare-Mesa Cavacas, conecta- selectiva, social y espacialmente y, que das por la autopista José Antonio Páez. por ello, funciona con desigual intensi- Hacia el oeste la carretera troncal del dad y cobertura en el espacio-tiempo. piedemonte barinés unía la región con la Un acercamiento a las escalas locales ciudad de San Cristóbal y la frontera co- y regionales nos permite detectar que si lombiana y hacia el noreste una carretera bien las acciones del Estado y los merca- troncal la comunicaba con Barquisimeto, dos suelen ser dominantes, también ope- principal ciudad industrial del centro oc- ran combinaciones complejas derivadas cidente, y la gran región metropolitana del legado histórico, las condiciones eco- central. lógicas, el acceso a tecnologías disponi- En síntesis, la evolución reciente del bles, la amplitud ecológica de los rubros, proceso modernizador del territorio re- la cultura agraria de los productores y el gional se manifiesta, al menos, en dos acceso a los centros de decisión política. dinámicas del capital y la producción: De ahí que en algunos lugares cristalicen fortalecimiento de la agroindustria en patrones modernos de producción, en las principales ciudades y concentra- otros ocurran grados variables de transi- ción productiva en las tierras de mayor ción o descomposición y en otros perdu- calidad agrológica. Ambas impactaron ren elementos heredados. significativamente el aumento de la pro- En los llanos altos occidentales, la la- ducción, la población y la circulación de branza mecanizada se erigió en el sistema bienes y servicios en la región. dominante de la agricultura. Encontró su expresión más desarrollada en el trián- gulo Ospino-Villa Bruzual-Las Majaguas, en el noreste del estado Portuguesa, don- de los capitales aprovecharon los suelos de alta a moderada capacidad agrológica y el sistema de riego las Majaguas. La

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producción de harinas, aceites y azúcar más concentraba el 70 por ciento de las convirtió la ciudad de Acarigua-Araure salas de matanza y mataderos industria- en el principal centro agroindustrial na- les de bovinos de ambos estados. cional. Los cuatro centrales azucareros de Producción industrial de azúcar y ce- Portuguesa y el próximo central Ezequiel reales, en los sistemas más intensivos del Zamora de Barinas, llevaron a la región a noreste, y ganadería -rubros tradiciona- la primera posición en la producción na- les, en los menos intensivos del suroeste, cional de azúcar, además de la alcanzada polarizan la producción regional (Cuadro en cereales. 5). No obstante, la ganadería tradicio- El estado Barinas, por su parte, agru- nal es la de mayor extensión territorial, pó la mayor parte del rebaño bovino. En con algunas innovaciones en cruces de 1997 contaba con el 80%, es decir, casi razas y mejora de pasturas (Rojas Ló- 2 millones, de las 2.5 millones de cabe- pez, 2008). Por otro lado, persisten or- zas de ambos estados, en una superficie ganizaciones de reforma agraria (unión de pastos de 2.3 millones de hectáreas, de prestatarios, cooperativas, empresas esto es, el 66 por ciento de la superficie campesinas), que distribuyen su trabajo agrícola regional. La ganadería semi-in- entre parcelas comerciales y conuqueras; tensiva de doble propósito (carne y leche) economías campesinas excedentarias de ocupó ventajosamente el piedemonte, en los piedemontes y el suroeste barinés; estrechas vinculaciones con plantas pas- sistemas de conucos migratorios en los teurizadoras y salas de beneficio de las relictos boscosos y la pesca artesanal en principales ciudades. La ganadería semi- ríos y embalses de la región. intensiva de leche redujo los insumos La diferenciación agro-productiva de importados, elevando substancialmente la modernización regional, también se la producción láctea de Barinas, que ade- vio reflejada en el incremento diferencial

Cuadro 5. Producción agropecuaria de los estados Barinas y Portuguesa. 1992-2001

Estado Barinas Estado Portuguesa Rubros de producción 1992 2001 1992 2001 Maíz (ton.) 116. 966 236. 241 226.236 758.159 Caña (ton.) - 12. 240 1. 883. 007 2 .510. 039 Arroz (ton.) 10. 050 2. 802 343. 988 351. 016 Sorgo (ton.) 24 .073 18.292 95.417 138.585 Plátano y cambur (ton.) 128.168 57.224 21.278 - Yuca (ton.) 14. 843 120.407 - 58. 927 Leche (miles litros) 60.488 177.898 18.813 47.552 Bovinos (cabezas) 207.679 243.278 44.878 54.427

Fuente: Machado-Allison y Rivas, 2004

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de la densidad de población, a favor del de desarrollo humano (IDH) de Venezue- estado Portuguesa y en menor medida la. Barinas y Portuguesa integraron, jun- del estado Barinas (Cuadro 6). to a los estados más deprimidos del país (Delta Amacuro, Amazonas, Apure), la Cuadro 6. Densidad de población (hab./km2).Esta- cola del IDH (<0.6) en el año 2000 (Ro- dos Barinas y Portuguesa. 1950-2001 jas Salazar, 2005). Por otro lado, es cons- picua la coexistencia de sistemas empre- Estados 1950 1971 2001 sariales, formas precarizadas de reforma Barinas 2,3 6,6 17,7 agraria, ganaderías tradicionales de ha- Portuguesa 8,0 19,5 47,7 tos, agriculturas familiares y conucos de Fuente: República Bolivariana de Venezuela, 2001 subsistencia (Figura 6). (XIII censo general de población y vivienda)

Resumiendo, el proceso modernizador, 9. Consideración final: más de medio siglo después, no pudo ni la construcción regional continúa elevar la calidad de vida, ni homogenei- zar las estructuras territoriales de la re- La investigación reveló que la forma- gión. Por un lado, los estados Barinas y ción y desarticulación de los territorios Portuguesa se mantienen, desde 1950, en indígenas, la consolidación y descom- los últimos lugares del cuadro de índices posición del sistema hacendal colonial,

Figura 6. Llanos altos occidentales. Usos principales de la tierra. 2001. Fuente: Simplificado de Rojas López, 2008

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la salida de la región del comercio agro- comporta en sí misma como un proceso, exportador del siglo XIX, el impacto de la desigual dinámica de su construcción la colonización y la reforma agraria en social continuará trabajando a medida la recuperación demográfica y económi- que transcurra el tiempo. Ello plantea ca a mediados del siglo XX, y la recien- la necesidad de diseñar estrategias de te expansión agro-empresarial, han sido desarrollo que movilicen los potenciales los principales procesos de la sinuosa endógenos de los territorios rezagados, construcción del llano alto occidental. a fin de mejorar su atractividad social y La síntesis geo-histórica logró demostrar económica en el conjunto regional, pues que dichos procesos están amarrados a estamos persuadidos que ningún territo- disímiles tiempos de territorialización- rio está irremediablemente condenado a desterritorialización-reterritorialización, la pobreza. alejados de la ‘flecha del tiempo’ de estilo rostowniano. Si bien la ‘modernización rentista’ ha 10. Notas sido dominante en la ampliación del es- pacio productivo regional, su influencia 1. Piedemonte y llano alto son preca- ha sido desigual en el tiempo y hetero- riamente diferenciados por la mor- génea en el territorio. Se constata, así, fología y el comportamiento hidro- la historia espacial selectiva preconizada gráfico, pues es difícil mantener una por Santos (1975). Ello explica, en con- clara conceptualización de una región secuencia, un espacio geográfico actual geográfica de piedemonte en el occi- territorializado por un mosaico de piezas dente venezolano. Consideramos que, desiguales en poblamiento, sistemas pro- en nuestro caso, la acepción llano ductivos y conexiones espaciales. Hacia alto, compone la trama geo-histórica los bordes de la región, baja densidad de- asociada al poblamiento, los caminos mográfica, precariedad de redes, inesta- y las formas productivas, distribui- bles formas productivas y baja calidad de da tanto en las viejas acumulaciones vida, ejemplifican la integración subordi- cuaternarias, como en las más recien- nada de la ‘periferia’ regional al ‘lumino- tes de la llanura no inundable. so’ territorio agro-empresarial. 2. La provincia de Barinas fue creada en Si las tendencias dominantes son fa- 1786 y comprendía los actuales esta- vorecedoras del eje agroindustrial, en do Barinas, Apure y parte del estado tanto cuenta con una corta historia pro- Portuguesa. Al principio, Barinas ductiva exitosa, los territorios tradicio- perteneció a la provincia del Espíritu nales estancados o menos dinámicos, Santo, capital La Grita, que luego se encontrarán dificultades para su creci- convirtió en la provincia de Mérida y miento, porque carecen de la ‘fertilidad La Grita (1622). En 1676 se le agregó territorial’ inicial de los primeros (De Maracaibo y pasó a llamarse provin- Mattos, 2000). Puesto que la región se cia de Mérida del Espíritu Santo de

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Maracaibo, integrada por los actuales antillanas, novohispanas y brasile- estados Zulia, Mérida, Táchira, Apure ras, las cuales podían lograr grandes y Barinas. En 1786 fue erigida como extensiones territoriales, altas inver- provincia, sujeta a la Capitanía Gene- siones de capital, producción especia- ral de Venezuela. En 1823 el territorio lizada a gran escala para el mercado barinés fue dividido en las provincias exterior, abundante mano de obra de Barinas y Apure y en 1862 pasa a subordinada o forzada y sistemas denominarse estado Zamora. En 1881 técnicos relativamente avanzados los estados Zamora, Cojedes y Portu- para la época (Florescano, 1975). En guesa formaron el estado Sur de Occi- Venezuela, las más parecidas quizás dente, llamado Gran Estado Zamora hayan sido algunas pocas haciendas en 1891, hasta 1899, cuando Barinas esclavistas de cacao y caña de azúcar retoma su identidad territorial. Final- de medianas dimensiones, ubicadas mente en 1937 recobra el nombre de en el litoral de los actuales estados Barinas. Miranda, Aragua y Vargas. Sin em- 3. La ‘tragedia de los comunes’ postula bargo, hoy es muy común que caña que los recursos naturales de acceso de azúcar, café, cacao, palma aceitera, común, esto es, sin limitaciones so- tabaco, algodón, sigan siendo deno- ciales de uso, y sujetos a una pobla- minados cultivos de plantación. ción creciente, llevaría a una máxima 5. Las haciendas tabacaleras de Barinas explotación de la ‘tierra libre’. La au- del siglo XVII no excedían las 100 hec- sencia de propiedad privada y nor- táreas y la mayoría no sobrepasaban mas exclusivas de uso, estimularía las 50, debido al fraccionamiento del una presión indiscriminada o de libre legado hereditario a partes iguales. El acceso sobre la tierra, que acabaría dominio territorial era ejercido me- con la existencia del recurso (Hardin, diante la posesión de varias hacien- 1968). La tesis contrapuesta invierte das por pocas familias y no a través la ecuación malthusiana, pues el in- de una o dos propiedades de grandes cremento de la densidad de población extensiones. Caso contrario ocurría es interpretada como la variable inde- con las tierras ganaderas, donde un pendiente. La idea básica es que el au- reducido número de propietarios po- mento de la producción agrícola sería día controlar hatos de hasta 30.000 una función de la densidad de pobla- hectáreas (Ruíz Tirado, 2000). ción, es decir, del trabajo aplicado a 6. Son numerosas las dificultades teóri- la tierra, bajo las necesidades creadas cas para arribar a una definición ge- por la sociedad. Ello significaría el neral de la agricultura campesina. La paso hacia formas más intensivas de literatura agraria registra agricultura uso de la tierra (Boserup, 1967). familiar, producción mercantil sim- 4. Las plantaciones de la Venezuela co- ple, economía doméstica, pequeña lonial fueron más modestas que las producción, siendo la organización

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