KOBIE (Serie Paleoantropología). Bízkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º XXVIII, pp. 171-220, año 2009. ISSN 0214-7971

FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA)

Pottery remains recovered in kurtzio's hermitage (Ber111eo)

José Luis Ibarra Alvarez* (recibido 28/XI/2008) (Aceptado 30/XII/2008)

RESUMEN

La ermita de Kurztío, en Bermeo, fue excavada en el año 1984. En 1989 se publicaron unas breves notas sobre los restos de alfarería de fines de la Edad Media recuperados durante la excavación. Nuestro objetivo con este texto es sumar algunos datos, con el fin de completar aquel primer acercamiento.

Palabras clave: Alfarería, Baja Edad Media, Posmedieval, Bermeo, Vizcaya

ABSTRACT

Kurztio's hermitage, in Bermeo, was excavated in the year 1984. In 1989 a few brief notes were published about pottery remains of late Middle Ages recovered during the excavation. Our ailn with this text is to add sorne information, in order to complete that first approach.

Key words: Pottery, Late Middle Ages, Postmedieval, Bermeo,

* e-mail:joseluis.í[email protected] 172 JOSELUIS IBARRAÁLVAREZ

LABURPENA

Bermeoko Kurtzio-ko ermita 1984an industu zen. 1989 urtean ohar labur batzuk argitaratu ziren, indusketan aurkitu ziren Ertaroko hondar urteetako buztingintza aztarnei buruz. Aurreneko hastapen hura osatzeko asmoz, datu batzuk erantsi nahi ditugu testu hau balíatuz.

Hitz gakoak: Zeramika, Erdi Aroa, Aro Berria, Bermeo, Bizkaia

KOBIE (Paleoantropología n." 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 173

1. NOTA INTRODUCTORIA COMO en ese lugar nos encontramos quien esto escribe y PRETEXTO PARA UNA REFLEXIÓN quienes eventualmente, por razones que ellos conoce­ PERSONAL rán, se han podido dejar confundir por nuestras pala­ bras. Sin embargo, cumplido el tiempo del error, podemos abandonar ese lugar. ¡Vuelta la mula al trigo! Cabe dentro de lo posible que este dicho popular haya venido a la cabeza de En más de una ocasión nos hemos preguntado más de uno al toparse con el encabezado que propo­ últimamente cómo pudimos negar la mayor, cómo nemos para nuestro texto. No en vano, en fechas pudimos obviar tan abiertamente la presencia de las bastante recientes, se ha criticado abiertamente lo MICAS en las producciones alfareras bajomedievales "cansado"1 que resulta para algunos el recurso reite­ no vidriadas que se hacen presentes en los niveles rado a determinados conjuntos de restos materiales arqueológicos fundacionales de la villas vizcaínas. arqueológícos con elementos alfareros, entre los que Basta observar a simple vista la superficie de cual­ se encuentra el de Kurtzio. Y se ha realizado tal críti• quier casco cerámico de tales recipientes para consta­ ca como si de la suma de citas recurrentes a tales tar su dominante presencia en lo macroscópico. Y conjuntos se desprendiera sólo un dato cuantitativo nosotros, aún disponiendo de evaluaciones petrográ­ (antes menos, ahora más), sin reconocer en la labor ficas que nos exponían con claridad lo obvio, parecía• contribución de valor alguna, puesto que parece mos especialmente dotados de una ceguera pertinaz sugerirse el agotamiento mismo de la fuente, que ha para lo evidente. Si se nos permite la cursilería, era quedado reducida a la total esterilidad, una vez cum­ como mirar a un cielo estrellado en una noche despe­ plidos los primeros acercamientos. Es seguro que esa jada y clara, y no darse cuenta de que titilaban las crítica encierra un amplío fondo de verdad. Nosotros estrellas. no seremos quienes lo neguemos. Primero no fuimos capaces de ver. Luego persisti­ Ahora bien, se nos ocurriría alegar que la intención mos en nuestra particular ceguera. Más tarde fuimos de volver sobre los mismos conjuntos con restos terriblemente osados en nuestra ignorancia. Porque si alfareros no siempre tiene que quedar sustentada en un hubiéramos optado por la discreción nada de nuestro objetivo "científico", en nuevos logros que ofrecer a error hubiera trascendido más allá del ámbito de lo la tarea de reconstruir pacientemente parcelas olvida­ privado. Pero, incapaces de permanecer callados, das de nuestro pasado. Al menos no tiene por qué ser tuvimos la inmensa osadía de hacer públicos determi­ necesariamente así para todo aquél que incide nueva­ nados comentarios que hoy, sólo con el hecho de mente en lo ya estudiado, provisto quizá de unos recordarlos, porque no soportaríamos su lectura, nos intereses ajenos por completo a las expectativas de causan profundo sonrojo, por no decir vergüenza. otros. Y ese, posiblemente en parte, es nuestro caso. Por eso, apercibidos de nuestro error2, nos parece Porque no habremos de negar que una intención obligado exponerlo, aún cuando el hecho de hacerlo oculta, si bien de un orden algo secundario, nos pueda suscitar una sonrisa conmiserativa en el even­ mueve a la redacción de estas líneas. Hemos sido tual lector de estas líneas. Hay cuestiones que parecen conscientes, en fechas recientes, de haber "vivido" estar vedadas en determinados ámbitos. Pero nos durante un largo tiempo sumidos en el error. La sentimos obligados de algún modo a ello y por eso cuestión no hubiera tenido mayor importancia si procedemos en tal sentido. No tanto porque queramos hubiéramos sido nosotros los únicos perjudicados. enmendar la falta y expresar que donde dijimos lo Pero, como narraran Mateo y Lucas en la parábola de dicho no debimos exponer tal cosa -un empeño que los ciegos, tan magníficamente llevada luego al lien­ nos asiste y anima-, sino por pedir, aunque tarde, zo por el pintor flamenco Pieter Brueghel, "si un disculpas a quienes pudimos confundir y conducir a ciego guía a otro ciego, ambos caen en un hoyo". Y error, así como a quienes pudieron resultar en tales cuestiones blanco de lo que hoy sabemos infundadas "Esperemos que la tesis de J.L. Solaun, cambie esa tendencia críticas. Sí estas líneas alcanzan cualquiera de sus (tan cansada como estéril) de los estudios ceramológicos en Bizkaia, insistentemente centrados en unos pocos fragmentos objetivos, las daremos por bien empleadas. recuperados en poco más de dos yacimientos excavados hace más de 15 años y olvidando los procedentes de otros contextos 2 Quisiéramos expresar nuestro sincero agradecimiento al Dr. que ayudarían tanto a Ja mejor comprensión de aquellos como a Eneko 1riarte Alavés por ser, en última instancia, quién nos la conversión de las producciones cerámicas en instrumentos de arrancó la venda que velaba nuestra visión. Y hacerlo además conocimiento histórico" (GARCÍA CAMINO, Iñaki: con una mano firme pero cálida. También por su consejo, para "Arqueología medieval en Bizkaia: hipótesis y perspectivas de relativizarlo todo, más importante si cabe que el hecho de investigación". Kobie (Serie Anejos). N" 6 (Vol. 2), 2004, página separarnos los párpados para que fuéramos capaces de mirar y, 543 sobre todo, de ver.

KOBlE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 174 JOSE LÚIS IBARRA ÁLVAREZ

Más allá de este particular lavado de conciencia yacimiento que aquí nos interesa, fue objeto de una que hemos tomado como excusa para la redacción de primera evaluación poco tiempo después de que se estas líneas primeras, y retomando el hilo de nuestra actuara arqueológicamente en el mismo, y el texto narración inicial, la pertinencia de incidir, en cuantas que transcribimos a continuación fue la caracteriza­ ocasiones se estime oportuno, en el análisis de los ción que su excavador aportó sobre tales restos. No mismos conjuntos de restos alfareros, por escasos en parece necesario advertir que la lectura debe realizar­ número de representantes que fueran, quedaría plena­ se con la oportuna perspectiva, de acuerdo con los mente justificada en el hecho de que tal vez es posible objetivos, intereses y criterios que dictaba la publica­ aportar todavía cosas nuevas. ción en la que fue incluido:

Porque la pregunta, si se nos pennite el comenta­ "En cuanto a los materiales cerámicos predominan rio, parece obvia: ¿se ha dado respuesta a todas las las vasijas sin vidriar, aunque existe alguna muestra cuestiones de interés que era posible inferir a partir de reducida de éstas. Las formas, acabados y técnicas los materiales cerámicos de filiación arqueológica de decorativas son muy homogéneas. Predominan las los conjuntos ya revisados en etapas pasadas? Una formas globulares, aunque menos panzudas que las respuesta de signo afirmativo es posible que redunde ollas localizadas en Mendraka. Los bordes exvasados en el sentido de la crítica antes comentada y evidencie presentan cuellos cónicos abiertos y labios apuntados. la inutilidad de persistir en análisis que parecen En algunos casos están carenados por el interior para resultar baldíos y estériles, desde planteamientos que recibir una tapadera. validan sólo las propuestas que resultan positivas para los procesos de reconstrucción histórica. La parte superior de la panza suele ir decorada con Por el contrario, una respuesta negativa pennitirá incisiones paralelas y horizontales distribuidas en bandas. insistir nuevamente sobre lo ya revisado y hacerlo tantas veces como se estime oportuno, mientras se puedan obtener enseñanzas de valor, por mínimas que Las pastas, de buena cochura, contienen desgra­ pudieran parecer, o mientras quien asume tal valor santes finos, entre los que predominan las micas. estime la licitud de sus objetivos e intereses. Y se nos Fueron confeccionadas a tomo alto y cocidas en antoja, quizá un tanto subjetivamente, todo sea dicho, atmósferas oxidantes o reductoras indistintamente o que en esos conjuntos de restos materiales y en esos combinando ambos procedimientos. Ello parece yacimientos arqueológicos que ya han sido objeto de sugerir que el artesano no controlaba bien los proce­ evaluación en ocasiones anteriores, quedan segura­ sos de apertura o cierre del horno o que no le intere­ mente algunas cosas todavía por decir y por descubrir. saba hacerlo.Así se observaban diferentes tonalidades Tanto porque el conjunto no haya sido pulsado en en una misma pieza. todas sus posibilidades, una situación que encaja perfectamente en el conjunto de materiales de Kurtzio, La cerámica vidriada de pastas claras está mucho como porque el investigador sea capaz de estudiar los menos representada en el yacimiento. Los bordes restos del pasado con una nueva mirada. apuntados recuerdan a los de la cerámica no esmalta­ da. También se ha detectado producciones importadas El conjunto de materiales de raíz alfarera recupe­ del occidente francés y de Inglaterra. En el primer rados en el año 1984 en la ennita de Kurtzio3, el caso destaca una jarra barnizada parcialmente en verde, elaborada a torno alto con un resalte en el 3 No tenemos intención aquí de glosar Ja historia de la ermita de interior del fondo y un asa de cinta. En el segundo, Kurtzio, de cuya existencia se tiene noticia documental ya para vasijas de pastas rosáceas, con sellos aplicados, bar­ el año 1353, ni de referir las notas básicas de la estratigrafía y hallazgos que se recuperaron durante las distintas actuaciones nizadas en verde. La presencia de estos elementos no que tuvieron lugar en el yacimiento a lo largo del año 1984. Esos debe extrañar puesto que Bermeo, al igual que otros datos, para el interesado, se pueden recuperar a través de tres puertos del Cantábrico, fue durante la baja edad fuentes. Una primera la constituyen los artículos que publicaron media y la edad moderna un enclave importante en en el año 1984, en el número 4 de la revista Benneo, los las relaciones comerciales entre la corona castellana siguientes autores: Manu Muñoa Santurce, Ernesto Igartua e Iñaki García Camino (páginas 77 a 99). La segunda en una breve y el occidente europeo"4. noticia aparecida en la revista Arkeoikuska 84 (Vitoria 1986. Páginas 86 a 88). La tercera en un artículo que íntegra los resultados de la actuación de Kurtzio dentro del conjunto de excavaciones arqueológicas en áreas urbanas que se habían 4 GARCÍA CAMINO, Iñaki; "La cerámica medieval no esmaltada realizado en Vizcaya hasta el año 1988 (GARCÍA CAMINO, en la vertiente marítima del País Vasco: Los territorios de Iñaki: "Arqueología urbana en Bizka:ia: Las excavaciones en Biik:aia y ". En La cerámíca medieval en el norte y Benneo, y Bilbaott. Kobie. Serie Paleoantropolog(a, noroeste de la Península Ibérica: Aproximación a su estudio. XVII, 1988, páginas 229-243) León 1989. Página 93

KOBIE (Paleoantropología n.• 2&), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 175

Quizá el texto pueda parecernos breve, pero Con posterioridad a la publicación de 1989, los seguramente en esas pocas líneas se encuentren materiales de Kurtzio volvieron a ser objeto de aten­ resumidas las notas básicas que permitan caracterizar ción "publica" por nosotros en el año 2004. Nos a dicho conjunto de restos alfareros. Más adelante, es interesó entonces sólo el equipamiento cerámico posible que nosotros añadamos algo más de literatura, bajomedieval no vidriado, corno epílogo a un breve pero sin ofrecer avances importantes respecto a las recorrido por algunas de las características funda­ notas del texto arriba trascrito. Porque lo cierto es que mentales que cabe señalar, desde un punto de vista no parece que hayamos incrementado la distancia centrado en lo morfológico, en los productos alfare­ respecto a la posición en que cabría situarse en 1989, ros de cronología medieval que son conocidos en el al menos en lo que respecta a las atribuciones geográ­ territorio vizcaíno. ficas de algunas producciones posrnedievales, por ejemplo. La pregunta que cabría formular ahora es si con estos dos acercamientos, por breves que puedan Creo recordar, pero puede fallarme la memoria en resultar, bastaría para cerrar el ciclo analítico de este sentido, que fue Christopher M. Gerard quien, Kurtzio, evitando cualquier otra iniciativa posterior por aquellos años, en una visita realizada a Bilbao sobre su conjunto de restos alfareros y orientando los recopilando información respecto a determinadas esfuerzos futuros hacia otros yacimientos que ofrez­ producciones alfareras de su interés, anotó posibles can nuevos exponentes cerámicos de interés con los localizaciones extrapeninsulares para algunos de los que trabajar. La respuesta, ya la hemos anticipado restos cerámicos del yacimiento de Kurtzio, en con­ anteriormente, se nos antoja sin embargo de signo creto ciertos fragmentos con cubiertas vidriadas en negativo, al menos desde nuestra particular perspec­ diversas tonalidades de verde. Sus breves apreciacio­ tiva. Porque el estudio de tales restos ha estado nes sobre el particular, sembradas en una disciplina enfocado hasta el momento en una única dirección, que comenzaba entonces una tímida andadura por eludiendo incidir en otras cuestiones que pudieran caminos todavía desconocidos, apenas si pueden ser resultar tal vez de relevancia. mejoradas veinte años después, porque nuestra desa­ sistencia en cuanto a los recursos informativos, ya Los restos cerámicos de Kurtzio se recuperan en tantas veces comentada por nosotros mismos en otros un yacimiento que responde a una funcionalidad muy lugares, no nos permite lograr avances significativos específica: un edificio religioso, cuyo espacio interior a este respecto. Y el panorama, lamentablemente, no fue utilizado como cementerio para inhumaciones en tiene visos de mejorar. La investigación en temas el suelo de su única nave, durante un periodo de históricos, en muchos aspectos, todavía sigue depen­ tiempo que abarca el bajo medievo y la edad moder­ diendo demasiado de los medios y de los esfuerzos na. ¿Qué relación existe entre los restos alfareros personales de los interesados, especialmente cuando localizados en el yacimiento y el propio edificio, en no se ven arropados por un entorno académico y cualquiera de sus posibles funciones? ¿Cuántos de los administrativo favorables. objetos recuperados no guardan relación alguna con el edificio y cómo se explica entonces su concurren­ cia en el emplazamiento? Porque si exceptuamos un cuenco esmaltado con decoración en azul (KB. 5 No sé si se ha cumplido el plazo para una labor revisionista sobre J8 .E4 7.40), relacionado con producciones de alfarería la arqueología vizcaína, pero quizá no fuera una labor baladí local, como más adelante señalaremos, para el que se enfrentar la tarea aunque sólo fuera para constatar el signo, ha reclamado una vinculación con prácticas funera­ positivo o negativo, con el que cabe resumir su andadura. Porque rias, al asociarse directamente con esqueletos y uno, no siempre tan optimista como debiera, vuelve la vista depósitos monetarios, los restantes elementos cerámi­ primero hacia atrás, hacia aquella década de los años ochenta del siglo XX en la que tantas vías de acción se comenzaron a abrir cos quedan, hasta el momento, como hallazgos des­ para recoger nuevos intereses, la posa nuevamente en nuestros contextualizados en lo histórico. días, establece una comparativa y termina con la sensación de que son demasiadas las iniciativas, los esfuerzos, las ilusiones y Los objetos alfareros obtenidos en la excavación las gentes valiosas que se han perdido irremediablemente por el camino. Ha habido logros, evidentemente, eso nadie puede de la ermita de Kurtzio cubren un arco temporal que negarlo, pero convendría analizar si han sido tantos como era de va desde tiempos romanos6 hasta momentos contem- esperar y si las condiciones actuales en las que se desarrolla la práctica arqueológica en nuestra provincia son mejores hoy que 6 Los restos cerámicos de cronología romana del yacimiento de entonces, en cuanto a equipos de trabajo, a programas de Kurtzio no serán objeto de análisis en el presente texto. En parte formación, a la disponibilidad de infraestructuras, de apoyos y de porque exceden nuestras capacidades e intereses, en parte porque medios, etc. Un balance en el que no debiera estar ausente, sin los fragmentos de las producciones alfareras que se reconocen duda, una mirada apreciativa respecto a la realidad que nos rodea para tal cronología son de un tamaño muy reducido para permitir en el entorno geográfico más inmediato. atribuciones respecto a sus morfologías (37 milímetros es el

KOBIB (Paleoantropología n.º 28), ano 2009 176 JOSE LUIS mARRA ÁL\'AJ<.E7.

poráneos. •i bien el grupo mejor representado, eu cuanto a número total de ejemplnn:s, es el que corres­ ponde a la.~ .produce ion ~ b.a.jornedic>aks no •ádria• das. I!I material de cronolo¡,.rfa más temprana no parece que pueda 1inculm:se cou las funciooal.idades religiosas e inhmnatorios a las que csruvo aplicado el cmplazamlcnto y el edificio. P.n CQaSC<:UCnCÍa, su presencia en el yacimicnro ¿c:i C· J>i;tilh1.m. cJ tipr. cvu:nth.11th·urncn~ d.nm~n:N.c entre lncnr1.~rvad1>, grafías puede hacerse realidad? ¡,C.uán t~ de e•os y do~ ies\:rt de ~'án~ ooWl.!1>. C~rúft ,;cpmimontc o CIU mismo. tl'l'IM~• los caminos que dc.$plícgan ma¡,'llÍÍK'O• anre nuestros fmgmeaJos ide.tti6C'ocl<>l como: Kll.PJ.S.U: KBD9.ll.29 r ojos pucriCceri,.. pur lri>ct ~ Si obviamos por lin momento la tipoloitfa que en S'O PI''- ccrfmicu ak:illi uirucc mmn dc~Dll:: . La cabe referir para el yacimiento de l< llrtzio, v-Ja inci­ disoJl>citln de Jo n1kl1a """"'• lo< proc'°"' ,,.,..llJll:'\UU, ).IUC:Slu "l.l.lt: DU K ele restos que b conte•to~ r~cupcran en el yucimicntn rc1nn~ mllcri.llc;\ ql1c pndicn1n arqueológicos vi7,cainO$ de cronología posmedieval, asociadCis con ~ua.lc¡Wtlt'l\ de llu utnls c:..._,:H eu lll.." l.Jl.I~ 101.1 ~"'Ocia (ue factible. HI hcch(I de:. tra1.1r1c:. (l.;. fr:.gri1(!QCQS 5jn como pudienm •er Jos urbanos de dedicación plena­ capílciJad i.Woon:uiva c:n Ju owifuló¡¡i..:u, nu le:.i p::mnilc ofrecer mente civil. Con independencia del número total de criteri o.~ pmpil).~ que contrihnv"" " ritlrmrir &ll poMl>le fragmentos que compongan un conjunto, una nota ~runulu,gÍil . ' primcrJ que nos parece de interés es que pocas veces E1 fragrncnf('I KR.~IJ.:' '1 ,8 se IOR\~ (()R\O Ulll~SU';l plim rul;'i]jsis es posible recuperar porcentajes significativos de lo 1uincraló:.,.\(;u. Se puc.t.lc.n ~·cr lul> re:iulWdrn; deJ ci.UKlifl rnicroso6pioo Cfl el 11 neXO i1n.,l. que fue el recipiente original. Fragmentos de borde,

KOBIE (P.l!coCU1tropologia 0.11 28). a.JIO 101)0 1:l

de base, de asa, de cuerpo tienden a prcscncarse como . como en el alzado de la pared, a fin de identificar con elementos aislados. Muchas veces como fra~'lllcntos facilidad y fiabilidad los rastros dejados sobre los únicos del redpiente al que pertenecieron. Otrns cascos cerámicos por las técnicas formativas. La veces sin posibilidad de establecer correspondencia lectura por separado de bordes y bases conespon­ alguna con otros restos que pudieran conservarse del dientes a un mi:.mo recipiente puede llevar a conclu­ mismo vaso, puesto que se carece de toda la materia siones ciertamente contradictorias, puesto que amba.5 intermedia que pcnnitirfa ponerlos en relación direc­ pai1es morfológicas no siempre apuntan en simfütr ta, al tiempo que, en ocasiones, los rasgos que exhi­ sentido en cuanto· a las técnica.s de formación prima­ ben por separado no autorizan a atribuirlos a un rias o secundarias apJicadas en su construcción. mismo objeto de manera incontestada. Para explici~lr esta cuestión, y otras que serán En rnl situación cabe preguntarse cuánta informa­ enunciadas a continuación~ .vamos a permitirnos ción macroscópica es posible obtener en tales objetos, poner como ejemplo lo que se ha Ctlostatado en tanto en lo que pudiera referirse a sus propias carac­ alguna.5 producciones aJfarer-•s b¡tjomedievales no terísticas formales o técnicas, como en aquello que vidriadas recuperadas en niveles ai·queológicos de la pudiera servir para inferencias de corte histórico, por villa de Durango. El recipiente que denominaremos ejemplo respecto a su funcionalidad o a las circuns­ como N" 1 a efectos descriptivos, y que aparece tancias que explican su presencia en un ámbito teni­ ilustrado en la Fotografía n" 02, representa una torial determinado. pequeña olla que ha sido expuesta a la acción del fuego de un hogar en algún momento de su vida A nivel morfológico no parece siempre factible activa. Disponer de diversos fra!,'lDentos para recupe­ derivar con seguridad las formas o los tipos de reci­ rar pitrte del volumen original del vaso, permite pientes que se pueden encontrar presentes en un reconocer, por ejemplo, la técnica de urdido manual conjunto de n;Slos dado, puesto que, en oca~iones, que ha sido utilizada de manera exclusiva en suela-· apenas se dispone de fragmentos residuales de los boración. Ra.strear las buellas del proceso formativo a bordes, de las bases, de los cuerpos o de las suspen­ lo largo de toda la pared del vaso, desde la base hasta siones de los vasos originales. Más allá de Ja posibi­ la boca, evita el hecho de enfrentarse a la reconstruc­ lidad de definir formas abiertas o formas cerradas. ción de tales procesos partiendo de fragmentos inc~ poco es posible avanutr a veces a este respecto. nexos, en los que se documentan evidencias que a Estando las ollas y Jos jru·ros provistos en ambos veces resultan concradk1orias respecto a las técnica.~ casos de un asa, es necesario deteccar intlicios del de manufactura empleadas, porque en ocasiones dh']Jositivo de ve11ido o disponer de suficiente peri­ confluyen diversas modalidades en un mismo pro­ meu·o de la abe1tura del vaso como para afirmar o ducto, empleadas en partes morfológicas distintas del descartar con seguridad una de esas dos tipologías. vaso. J..a pequeñez de los fra&'lllCntos disponibles, por otra parte, tampoco pcnnitc en ocasiones aproximar diámetros de ap<.'rtura para los ,------=====...,,.-.--...... ~--• recipientes, deducir tamaños o determinar algo sobre las capacidades de contención de los vasos, como pasos iniciales para llegar a definir, por ejemplo. posibles tipologías de almacenaje de pequeño po11e, como orzas y cantaras.

A nivel tecnológico puede resultar complicad.a. en exceso la labor de discernir el tipo de procesos que se utilizaron par.t la formación de los disúntos vasos, por­ que tales procesos oo tienen que resultar necesariamente unit¿uios para l~l mí:>m:t obra. Lograr determinaciones en este campo pasa obligatoriamente por dispo­ ner de fragmentos que revelen porciones impo11ai1tes de los vasos originales, tanto en la sección transversa del recipícnce 11~ JOSF. l.UTS ffiARRA ÁL\'AREZ

La ausencia de perfiles completos, por otra parte, piente en el que se integró, no contribuye a determi­ anula la posibilidad de conocer, por ejemplo, el nar Ja posible presencia de ese tipo de tratamientos alcuir el re~·ulta ser, aparentemente, el único vestigio disponi­ desarml lo continuo de los resultados de tales técnicas ble del objeto original y no se cuenta además con desde el borde hasta la ba.~c de los va.sos. En las pro­ suficientes restos de otros recipientes o vasos que ducciones bajomedievales no vidriadas recuperadas penniWn derivar o desc~timar, con argumentos fía. en Ja villa de Durango, por prolongar el ejemplo que bles, la presencia de tales tratamjentos sobre Jos pro­ nos aporta esta localidad vi?..cafna, que ofrece ejem­ ductos alfareros. plos alfareros de i.nlcrés para est:1s cuestiones, detec­ tar la presencia de procesos de bruñido sobre lit superficie exterior de los recipientes pasa obligatoria­ mente por disponer de una porción suficiente de Ja mitad superior del vaso a analizar, o por contaT con un número cuantitativamente importante de fr~'1Jlen ­ cos del cuerpo de Jos recipientes que contribuyan a detenninar la presencia o no de dichas técnicas.

Eo los fragmenlos de 1ales producciones bruñidas que se han recuperado en la villa de Durango en el curso de las actuaciones arqueológicas, el proceso de fricción de Ja superticie no alcanza a cubrir a todas las parles del va.~. sino que el artesano tiende a dejar wnas en reserva sin u:atar. Tales zonas, y con inde­ pendencia de Jo que suceda eo Ja base, cuyo asiento puede quedar integrado o no de1mo de los tratamien­ tos con bruiiido, sueleu afectar al cuello y borde del recipiente (Fotografían• 03). En el ca.50 de los vasos que po1ta11 decoración sobre la zona del hombro, como Jos dos ejemplos que se ilustran en las fotogra­ ffa.5 n• 04 y n• 05, el bruñido se detiene al entrar en contacto con el borde in fcrior del campo decorativo, que puede quedar borrado de manera puntual en el proceso.

Si nos fijáramos ahora en el nivel decorativo, el hecho de no disponer de porciones importantes de las superficies que portaron decoración dificulla Ja deter­ minación de la manera en la que hlm sido ejecutados algunos de los motivos. Los campos de incisiones horizont.ales, que son el recurso decorativo casi exclusivo de los vasos tardomedicvales no vidriados, conservados sobre fragmentos de escaso desarrollo longitudinal, no ofrecen habitualmente raslros que Disponer sólo. corno en el ca.in alcanzar las partes cemrales del cuerpo del reci- peine con diferente número de púa~.

KOJI 1fi. ( l 1ul1:0;;11lro¡x>Jngf:;, n 5 16), :U'i(l 2009 FRAGMl!Nn)S JJE. L•ROD\.ICCIONES ALPARER.,4.S REC\JPER-\DOS E..'I L.\ ERMITA DE KURTZJO (BEIUilEO. \'JZCAYA) J79

A nivel funcional o de uso, las cosas no parecerían cientemente amplio como para poder rea.tizar inferen­ discun·ir de manera muy distinta a lo ya señalado, cias fiables que puedan ir más allá de Ja mern descl'ip­ cuando la disponibilidad para el análisis de los obje­ ción morfológica del fragmento que, evennu!lmentc, tos cerámicos parte de ti:agmentOs pequeños y únicos. pudiera enco1marse de un recipience cualquiera en un Hemos señalado arriba que el solar n• 8 de conjunto de restos alfareros. Porque, en el caso que Komemukale de Dw·ango ha pennitido recomponer nos ocupa, un fragmento de base correspondiente a la una porción signi licativa. de una pequeña olla, en Ja zona del recipiente que se instala bajo el aría recons­ alguna cor1 el fuego, ni siquiera si !.al f.ragmento truir para el vaso es el siguiente: el recjpiente fue contuviern una porción abuml.aote del asiento. animado al calor de un fuego con lumbre, pero no dispuesto direciamente sobre él. Del contacto con las El tamaño y el número d" frdh'lllentos u objetos llamas queda una impronta carncterística sobr" la disponibles parn enfrentar el análisis cerámico no superficie cerámica que establece manchas divergen­ sólo parecen imponerse como un condicionante a Ja tes desde la base hacia el hombro y. desde el cuello hora de estudiar los objetos para caracterizarlos desde hacia el borde (ver fotografíanº l ). Las exposiciones un punto de \~Sta morfológico, tecnológico o funcio­ •iempre se realizaton enfrentando la mi~m a cara del nal, sino que puede también lastrar otro tipo de infe­ vaso al calor, aquella que se opone frontal a la posi­ rencias que cabría realizar parn y desde los productos ción del asa de Ja que está dotada la olla. Toda bt zona alfareros. Porque en Kwn.io, al igual que se. docu­ crasera del vaso, aquella que se relaciona con Ja menta en otros yacimientos ví,caínos de fiiiacjón posición del dispositivo de suspensión. quedó sustraí• urbana, se comprueba Ja presencia de fÍ:ag,mentos que da del contat1o directo con las llamlts del fuego que se reveJan t:on un car.ícter casi único~ no ya co1no lamieron e.J casco cerámico y conserva por tanto un testigos solitarios de lo que en origen fue un recipien­ oolor naranja/aman:onado. La superficie plana que te concreto, sino a Ja manera de testimonios señeros sirve de asiento al recipiente, por su parte, tampoco de un tipo de pn)ducción alfarera determinada o de muestra traza alguna de haber quedado afectada por una dedicación específica. Y, ante t

    Si tuviéramos que buscar ejemplos de tal situa­ ción, y excluyendo por el momento el caso de Kurtzio, porque a este yacimiento tcodrem08 ocasión de vol ver más adelante. cuando entremos a describir las producciones alfareras que se han documentado en él. se nos ocurre proponer dos que se nos antojan si¡,'llÍficativo-<; respecto a la situación que tratamos de describir.

    En el año 1998, en la manzana de casas 2.1.l de la villa vizcaína de Lequeitio, se recuperaron quince Jntcresarfa en este momento destaca!' que es la tinajas de cerámica de grandes dimensiones'. Los recuperación de la fol11la casi completa del vaso de contenedores aparecieron agrupados en posición Komentukale 8 la que nos permite constai..r la aso­ vertical, en!L,'JT.ldos en el subsuelo y dejando expues­ ciación de la olla con un fuego de cocina, revelando tas únicamente las ape.rtums de sus bocas (Fotografía que únicamente en una sección de su ba

    KOBIE (Palroancopologít: u.u 28), do 2:009 ISO JOS E: LUIS 1B1\RRA ÁLVAJU::..Z

    su posterior redislribución a través de las redes comerciales habituales.

    De esta dedicación en territorio \i~afoo nos da cuenta, por ejemplo. l1' a los pue.n:os v:iscoo. Véase a csrc respecto: febrero de 1580 Jwm Martínc'.. de lbar.ra, tratante en ••c.:o~rc-inliT.ación de I~ producto!> ctc.1cni.110\•u'' En Rnlltmeros "·asco:.· ád si::lo ,,'(\!/. Estudio arqueol6gico y c·anJt.\'IO histúrka Ja corte de Madrid, en favor de Ana de Guillestegui, (Clt. Dmpn1111Cta,. tiwlar de una de eslllS lonja." de clase de contenedores, Jo cierto es que parece e.xistir AJ:oola, indica t:n 1592quc hácía diez otlooe ~os h. vc-.:ino de Bilbao, y Juan Gonzál~. v~o Je Oporto. tamente raros en el panorama vizcaíno. Qnizá puedan ma.esu·e de la .::ruabeL1 Nu.::strJ. Sei\l)fa d~ \'jtoria, para lle\'at sese.nca cio.'ljas de b3rro y otras merc3derfos "dl..•:,·W; la rkJ de la ((..~ujsiér.u.aoo ii:urodllc-jr tiua uota de sincero agrddeclmieulO a ~ni-z y :l Oooz~ez dicl111 c:Uidad de Sei•il/a p;va /1) ria e enria! de. Ut dk/ul \1illn d~ Ros:a Gonzále7, Yolaod3 por haberse prescadu /Ji/bao en su dereclw de:rauga .. (Arch-ivo f'Orul de Bi-U.aia. a rer nuestros njns en la"> cnm~ c!'Critunlh de tos Sec.:c.;ónJudicial.FonJoCorref;imicnlu.Sig;natura:JCR0449.1062). dU<:U11>0nto< del XV1) Eu el miswo sentido apunta el reg,islt.kaia. Seccióp Judicial. Fondo: 12 Archivo f"oral de Biik3is, Sección Nota.ri:d. Fondo Lequcicjo. Tribua.J de Comescio. Si¡¡l3lllr.l JCR 4 1271221) Si""'1t= JCR NOl72!00S7 1'1V\( ;t,ffiNTOS llE C•kOf>UCCTONES Al.FARERAS REC\.TPERADOS E..'l L~ BR:t.m'A DE TCURTZIO (BERMEO. \'IZCAYAJ 181

    sumarse las dos 1inajas recuperadas, como materiales (Fotografía nº 08), y una estrecha banda horizontal aislado$, en relación con la villa de Bilbao, pero poco con decoración vegetal moldeada. sustentando hojas m:ls. Es posible 1¡ue en los proec.$0& de renovación de de acanto que fl anquean un medallón figurativo con los equipamientos urbanos se hayan localizado otras la cabeza de un soldado, en el otro (Fotogr

    Es ante tal situación cuando se hace difícil com­ prender cómo cabría interpretar los restos de tales objetos en el caso de vemos privados de las fuentes textuales que 11% ilustran sobre ellos, dada la rareza de tales productos en los estratos arqueológicos, cir­ cunstancia que hace parecer cualquier hallazgo como un suce.so casi excepcional.

    En esta lfnea que venimos comentando, se nos ocurre citar un segundo ejemplo relacionado con el gres sa.líf<.-ro que aparece en algunos yacimientos vizcaínos, por cenlrar bre"emente la alcnción en un nuevo caso entre los posibles. En el ;1ño 1995 ya reclamamos la atención sobre esta producción alfare­ ra en relación con algunos fragmentos localizados en dos solares del casco histórico de la villa de Bilhao intervenidos arqueológicamente (Palacio de la Bolsa y Artocalle 13) y en el entorno de la ermita de San Cristóbal de Elgezua, en Yurre, sin que tales ejempla­ res fueran entonces las únicas citas posibles. Desde !al fecha, y sin el impulso de una búsqueda sistemáti­ ca en los conjun1os cerámicos disponibles para su consulta, hao sido idcnlificados en el territorio algu­ nos fragmentos más de tal producción. Pero como Localizada esa posible procedencia, basca enton­ entonces, también ahora Jo localizado se evidencia ces con mirar un mapa de la f:u.:hada atlántica ·de como algo singular, 13.Jlto por el número total de res­ Europa, situar en él la ciudad de Colonia, o alguno de tos recuperados, como por el csc~o número de reci­ Jos otros cenrros que obraron también gres salífera en pientes que permiten contabilizar tales restos. Alemania y Bélgica, posicionar lo$ principales puer­ tos con los que el Seiiorfo de Vizcaya mantuvo rela­ Si recuperamos la cita a la villa de Durnngo que ciones comerciales a lo largo de la Edad Moderna, ya hiciéramos más arriba, de la inspección realizada díi>ujar las meas de comunicación que penetran desde en treee de los conjuntos de restos ceránúcos proce­ Ja costa hacia los núcleos habitados del interior do la dentes de tantas intervenciones acometidas en el provincia y yi1 tenemos establecido el acceso de los casco histórico de la localidad, apenas si cabe señahtr cuatro fragmentos asimllables a tales producciones de gros salífera. Los motivos que decoran sus supcrfi­ 13 llURST. John: NE,\L.Dovid S. an<1 VANBEUNINGEN.111.E.: 'cies, hojas y bellotas de roble en uno de los casos Pr>tt~ry prnduc:ed muJ n·aded in nonh-we,sr eJJl'(Jpe l:J.r;O.Jó"SO. Rutten:lam ~pers IV. Rouerdam 1986

    KOHlE (Pakonmropologfa u." 21!), Gfio 2009 182 JOSE LUIS IBARRA ÁLVAREZ

    productos de gres hasta Durango. Pero ¿cuál fue el cial y qué consecuencias deben deducirse de tal porcentaje real de su presencia en los equipamientos situación? Si de un recipiente queda sólo un fragmen­ alfareros de la época? ¿En calidad de qué llegaron? to como mudo testigo, ¿cuántos recipientes similares se han perdido realmente sin dejar una huella mate­ Los fragmentos de gres salífero comparten con las rial? ¿Que interpretación con significación histórica tinajas anteriormente citadas su carácter de objetos puede derivarse de tal realidad? raros, casi excepcionales en el panorama de produc­ tos alfareros que se documentan en nuestro territorio. Esa evaluación inicial y primera de los conjuntos Pero mientras que aquellas cuentan al menos con un de productos alfareros, que nos permita entender de soporte textual que las contextualiza respecto a su qué son representativos, no debiera descuidar sin funcionalidad y que, por escasos que sean los referen­ embargo el análisis de la relevancia cuantitativa que tes materiales actualmente disponibles, sugiere para tales productos tuvieron para su respectiva época y las mismas una mayor frecuencia histórica que la para las gentes que los utilizaron. Preguntarse por la conocida hasta el momento, los vasos de gres, como importancia numérica de los objetos de cerámica en otra serie de producciones alfareras presentes en los equipamientos no es cuestión baladí. Determinadas territorio vizcaíno, no disponen de tal apoyatura. En presencias o ausencias que se hacen sentir en lo tal circunstancia, lo repetimos, ¿cómo interpretar con recuperado, en ocasiones de manera notoria, podrían exactitud su aparición en los contextos arqueológicos adquirir entonces su justo valor. Porque, en ocasiones, y, sobre todo, qué significado conferir al número podemos sentirnos tentados a transferir al pasado concreto de restos que testimonian actualmente tal situaciones que nos parecen habituales y "lógicas" en presencia? ¿Hay que suponer para ellos una mayor momentos históricos actuales, regidos como estamos frecuencia que la que cabría deducir a partir de una por la abundancia artefactual. La presencia, durante estimación de las pocas evidencias recuperadas, el siglo XVIII, de los utensilios dedicados al servicio puesto que pudiera cumplirse también para ellos la de mesa fabricados en estaño, por citar un ejemplo, regla que parece afectar a las tinajas? ¿Es lo conser­ tal y como nos informa la documentación textual, vado, por el contrario, representación justa y adecua­ quizá reduzca el menaje obrado en cerámica a una da de la circulación que lograron tales productos en el parte de los utensilios de cocina y justifique la redu­ territorio vizcaíno durante la Edad Moderna? cida aportación de este tipo de materiales que se Aproximar el valor cuantitativo de esos objetos es sin obtiene en algunos contextos arqueológicos. O no. duda un hecho importante, porque de la consideración En nuestras manos está posiblemente el aclararlo. en la que se les tenga se derivarán interpretaciones distintas, en ocasiones claramente contrapuestas res­ pecto a su significación histórica. 2. NOTAS SOBRE ALGUNAS DE LAS PRODUCCIONES ALFARERAS QUE SE Parecería por tanto obligado, o al menos necesa­ IDENTIFICAN ENTRE LOS RESTOS rio, volver la vista hacia los conjuntos de restos CERÁMICOS DEL YACIMIENTO DE cerámicos que nos ofrecen los yacimientos vizcaínos KURTZIO posmedievales y extender sobre ellos una mirada que pregunte y se interese por las circunstancias específi• cas que rigen la formación de tales conjuntos. ¿Por 2.1 Apunte introductorio qué el lote de fragmentos de Kurtzio se parece tanto a los conjuntos que suministran otros yacimientos no cementeriales, cuando la función a la que estuvieron A pesar de todo cuanto hayamos podido expresar aplicados y las actividades que pudieron afectarlos en los párrafos precedentes, lo cierto es que la apor­ son aparentemente tan distintas? ¿Hasta que punto la tación que desde estas líneas podamos hacer en el función de un yacimiento condiciona el tipo, las análisis de las características de los restos alfareros características o la cantidad de los restos materiales recuperados en el año 1984 en el yacimiento de que proporciona? ¿Cómo se explica y justifica la Kurtzio no se instala en esa línea de pensamiento. desigual concurrencia de fragmentos de un mismo Somos conscientes, y quizá más en los últimos tiem­ vaso en un yacimiento dado, puesto que en unos pos, que es necesario partir, en los estudios cerámicos casos es posible reconstruir porciones más o menos referidos a conjuntos posmedievales del territorio significativas de algunos recipientes concretos, mien­ vizcaíno, de una profunda reflexión sobre las caracte­ tras que en otros apenas si queda un mínimo testimo­ rísticas intrínsecas a tales lotes, con el fin de determi­ nio que acredite su presencia? ¿Qué explicación cabe nar sus posibilidades concretas para así ofrecer algún asignar a esa concurrencia tan marcadamente diferen- resultado de interés con aplicación en las tareas de reconstrucción histórica. Eso ya lo hemos expresado

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 l·ltA(;~.ffi'N1'0S DD PkOl>l !<.:C:IC>NJ~S Al.l•l\Ri-!RAS RECU¡•fiR. ..\ j,,)CJS Ji"N 1_., l~IH111rr,, 01! IO.Jk!ZJO OJliRt.fEO. VJZCAYA) 18l

    más arriba y es evidente que habrfa que trabajar en sión. En Jos años 1989 y 1991 tuvimos ocasión de e!'.ll dirección. analiwr el conjunto de restos alfareros de Kttn2io en el m de (lbjetn~, cnn indepmdeucia "r.'I I"' muestra, dcñ••"c1ª en gf~ll n1cdil111 de J3s .:<1ndicioncs duminantes tlv.r.anlc hn> pruc:ei;os Lle cui.:ciiin y pusti.:ui.:i.:i6n Lle l!.Ni rec:ipir.nfes orjg;n:iJe.s. NosnLro..o;, en e] mumcntn de sclcccionaT lw. mua;tr.u; paro1. (!)...; . ao f.eránücos oblig..1. en Petr&l<1gía cSc la Univa!ricbd del Psi~ V3~on .(l)ln inclui1emns el nco.c;innc.c;, .u. dii.]>nncr de pnn::ion~ impnrumte.oe del vnlumcn· eUCJPCl narr.. Uvo tld. mb.i:nu que \'idUlll lu~ n::¡.;uJIJadl\'i ub1cnido.-; t.:lm k1:-; anáJjW; r~ali:c.ul... u.ícuu10 e( arn:xu referido a] cslUWu otig,ilaoü de b>s vasot> p;va pode• ~1 lectutas Jll.1s o tlltJlos micrus..:úpioo Lle la& llWt:Sr.U. El estudi(i pat difr:l.l'l'ióu dt: ta)'OS fundada.e;. Lo.:; ambicn~ que !te lngnin en J~ hnmns durante I~( X pn:seo'a mayor COOlplk..i.ción. pru-a ser inchüdo aq11f. Sin c:St3ilivs t1t: cocciúu 'j c.ufri:u.Wt:utu uu ubfu:ui::u idiuticu teJJ~j(I ewb:vgo. q11jen p11djep cst.ar inrore:s~c1o en su c:ons11l1<1. djsponc en l(KlM I~ puntn!f. de& rct'ipie111e s<1mctido 3 tale!\ prnccs<1s, de un3 copia dd infrnmcai el cxpodicn~ referido al )'DCimicntn ·puesto que, ai Ol:3.Siu11<~. el de.si:,;uaJ c:t;pt:wr de Ja pasta ero de Kurl1.in que tiene d. Mu.-;eu Arqucnliigicn, Ülnngráfien e disCjntos pnnto.( cteJ objcro conclieion,. la· m.1nj*''$mci<1nc:s Ri,.;triñen Voisoo c1c B.ilir.to. Ílnulcs. FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 185

    Si buscáramos un encaje para estos restos, o al porción según los casos, el único que revelaría, pri­ menos para una buena parte de ellos16, dentro de las meramente y de manera inmediata, una actitud clasificaciones que se nos han propuesto para los voluntaria por parte de los artífices de las cacharrerías productos alfareros medievales, cabría incluirlos, por documentadas en el yacimiento sería la chamota. Su ejemplo, en el Grupo 7 que propusiera García Camino carácter no natural, las proporciones en las que suele en el año 1992 a partir de los restos recuperados en incluirse y el modelo distributivo que registra en la actuaciones arqueológicas efectuadas en la villa de matriz arcillosa, allí donde su presencia se deja notar Bilbao11. Corresponderían igualmente al Grupo V claramente, delatan su agregación como no plástico (Cerámica micácea), de los que nos ofrecen Solaun de valor tecnológico a la materia alfarera, puesto que Bustinza/Escribano Ruiz1s: "Estamos ante la produc­ la chamota, arcilla ya cocida y triturada, es inerte ante ción cerámica más representada en los contextos cualquier nueva cocción o calentamiento del producto estudiados, caracterizada por el abundante y fino en el que se incluye, no resultando en consecuencia desgrasante de mica existente en la pasta, apreciable perjudicial para el objeto. La chamota, en este senti­ de visu. Se trata, sin embargo, de un grupo composi­ do, es un desgrasante idealt9. La chamota, sin embar­ tivamente heterogéneo ya que junto a las brillantes go, también puede asociarse a los cascos cerámicos lascas de mica son fácilmente identificables otros como un suceso puramente casual, especialmente en pequeños cristales de cuarzo oscuro, claro o transpa­ el asiento de las bases, al ser un elemento presente en rente, y terceras partículas de color rojo terroso perte­ el taller alfarero como residuo productivo. necientes a chamotas y/o óxidos de hierro en propor­ ciones muy variables". La agregación de los cuarzos y las micas a la pasta como acción voluntaria del alfarero es más difícil de Estando esos tres elementos no plásticos presentes poder determinar en todos los casos, al margen de que en las pastas cerámicas de Kurtzio, en distinta pro- su concurrencia natural en la materia arcillosa utiliza­ da para el obraje cerámico indica su adecuación a los 16 No somos capaces de "certificar" que los fragmen10s que hemos intereses del artesano, puesto que dicho material fue íncluido dentro del apartado de producciones bajomedievales no aplicado a la fabricación de sus cacharros, por estimar vidriadas encajen acertadamente, en todos Jos casos, en tal categoría. Reconocemos en ellos una serie de características que su presencia no restaba cualidades al producto similares que no identificamos, o al menos no Jo hacemos tan que deseaba lograr. En el informe elaborado en su claramente, en otros res10s alfareros que hayan sido recuperados momento por el Departamento de Mineralogía y en el yacimiento de Kurtzio. En unos casos, son varios Jos Petrología de la Universidad del País Vasco, tal y rasgos compartidos entre los fragmentos agrupados (tanto objetivos -técnica, morfología, mineralogía, decoraciones, etc.-, como se puede consultar en el Anexo final, se propo­ como subjetivos -sonoridad y tacto del casco cerámico, por nía, desde el estudio microscópico, una procedencia ejemplo-); en otros, por el contrario, las características utilizadas mixta para el cuarzo presente en las muestras analiza­ para integrar Jos fragmentos en esta categoría pueden ser das, en parte como elemento no plástico presente en mínimas, aunque resultan siempre "opuestas" a las que exhiben el barro y en parte como "agregado adicional por el otros grupos de fragmentos que puedan formarse en el lote cerámíeo de Kurtzío. En cualquier caso, por tal razón utilizamos alfarero, resultado de la molienda de rocas ricas en categorías amplias, que engloben las generalidades, y no cuarzo". El estudio difractométrico precisaría, sin descendemos a proponer una clasificación más atenta a lo embargo, que en las muestras agrupadas de visu como singular y altamente discriminante. Grupos 2 y 3, correspondientes a lo que aquí denomi­ 17 GARcfA CAMINO, Iñaki: "Urbanismo y cultura material en el Bilbao medieval (Aportaciones desde la Arqueología). Kobie namos como producciones bajomedievales no vidria­ (Serie Paleoamropología), XX, 1992/93, páginas 235-266 das, "se ha podido comprobar la existencia de feldes­ La propuesta que realizara García Camino para clasificar los patos (plagioclasas) y filosilicatos (illita/moscovita materiales alfareros tardo y posmedievales bilbaínos fue o/y clorita); esta últimas se encuentran claramente posteriormente prolongada por otros arqueólogos y, con distintas subordinadas al cuarzo, y han sido aportadas por el modificaciones, puede constatarse en la ordenación a la que han sido sometidos algunos yacimientos urbanos de esas cronologías material arcilloso original". Entre los productos excavados en Durango, Orduña o Lequeitio, por citar tres cerámicos que se incluirán en el epígrafe siguiente, ejemplos conocidos, tal y como se desprende de las consultas de relacionados con una procedencia foránea, probable­ los fondos depositados en el Museo Arqueológico, Etnográfico e mente europea, es posible constatar la presencia Histórico Vasco de Bilbao. 18 SOLAUN BUSTINZA, José Luis y ESCRIBANO RUIZ, esporádica de "granos" de cuarzo en modalidades y Sergio: "Aproximación a la caracterización y organización de la tamaños que no se detectan entre las producciones producción cerámica tardomedieval en Vitoria-Gasteiz (siglos bajomedievales no vidriadas de Kurtzio que aquí XIV-XV)". Estudios de Arqueología Alavesa, 23, 2006, páginas 227 a 286 Este estudio se erige en heredero y prolongador, para los siglos 19 ECHALLIBR,Jean-Claude: tardomedievales, de la propuesta publicada por Solaun Bustinza d'analyse des terres cuites archéologiques ». Documents en ese mismo año para Ja cerámica medieval del País Vasco en d'Archeologie Méridionale, Serie Méthodes et Techniques, los siglos medievales precedentes (VIII-XIII) numéro spécial 3, 1984, página 14

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 186 JOSE LUIS !BARRA ÁLVAREZ

    agrupamos, y cuya proveniencia pudiera muy bien en las superficies exteriores de los vasos un rasgo ser el resultado de ese citado proceso de molienda. marcadamente diferenciador. Durango, por recurrir una vez más al ejemplo tantas veces citado, revela un Dentro de ese grupo V de Solaun Bustinza/ predominio de los procesos de bruñido sobre los Escribano Ruiz, los materiales cerámicos tardome­ cascos cerámicos de los recipientes tardomedievales dievales de Kurtzio no corresponderían, aparente­ no vidriados que se recuperan en el subsuelo de su mente, a la modalidad de "superficie espatulada"2o. casco histórico, dejando en franca minoría a aquellos Ya se ha señalado más arriba, en el apartado introduc­ que no muestran tal tratamiento. En los conjuntos de torio, que, en los conjuntos en los que no es posible restos de similar cronología recuperados en villas recuperar perfiles completos de los vasos o porciones como Bermeo, Plencia o Bilbao, por citar tres locali­ importantes de su volumen original, existe una cierta dades del ámbito costero, por el contrario, es el bru­ dificultad para poder determinar, con cierta fiabilidad, ñido el que parecería evidenciarse como un proceso la presencia o ausencia de tratamientos superficiales, poco frecuente, cuando no caracterizado por su como el pulimento o el bruñido, en los cascos cerámi­ ausencia. Pero esto, evidentemente, no deja de ser por cos. Kurtzio, con un lote de fragmentos reducido, en el momento más que una mera intuición, fruto de una ocasiones únicos respecto al objeto original, y muy rápida visualización de distintos conjuntos de restos condicionados morfológicamente respecto a su capa­ cerámicos, no siempre con un número de fragmentos cidad para revelar tales tratamientos, como es el caso suficientemente revelador. En cualquier caso, anota­ de los bordes, encajaría en tal situación. Sin embargo, mos la tendencia como vía exploratoria para observa­ creemos que cabria hacer una lectura en el sentido ciones futuras. indicado, ausencia de bruñido en los recipientes alfareros, puesto que ninguno de los restos recupera­ Ya lo hemos anotado más arriba, pero cabe volver dos evidencia la presencia de atributos que puedan a repetir ahora las escasas posibilidades que ofrecen asimilarse a tales procesos superficiales. Sería de los restos cerámicos recuperados en Kurtzio para dar esperar que, de haber concurrido productos así trata­ cumplimiento a cualquier objetivo que pudiera plan­ dos, algún resto hubiera permanecido como testigo de tearse respecto al análisis macroscópico de los mis­ tal práctica. mos, que exceda su reconocimiento como parte inte­ grante de un grupo de productos similares en el hacer En cualquier caso, no cabe ser categórico a este alfarero y que busque algo más que una apoyatura a respecto, hasta el momento en el que pueda efectuar­ las tendencias generales que se marcan desde otros se un análisis más amplio y completo de estas pro­ conjuntos cerámicos que pudieran resultar, por apro­ ducciones bajomedievales en el ámbito específico de piados, más reveladores. Una cuestión central en este la villa de Bermeo, primero, y en el de otras localida­ asunto, más allá de lo que pudiera ser achacable a des vizcaínas después. Porque se tiene la impresión nuestra propia cualificación para el empeño, es la de que si bien la alfarería de fines del medievo que reducida cantidad de restos disponibles y su reducido concurre a Vizcaya revela unos caracteres muy simi­ tamaño. Tal característica impide conocer, en primer lares, lo que nos permite reconocer el fondo artesano lugar, cómo eran formalmente los recipientes de que comparten todas ellas, hay variaciones puntuales alfarería que se recuperan en los estratos arqueológi• en algunos atributos que parecen significativos en cos de la ermita bermeana, y, en segundo lugar, para cuanto a la repartición geográfica en nuestro territorio qué pudieron ser utilizados los mismos, al menos de tales objetos. Más allá de las diferencias morfoló• desde la lectura funcional genérica que permite la gicas que pudieran distinguir a algunos de tales pro­ evaluación formal de los vasos. ductos, parece ser la presencia o ausencia de bruñido Salvo referirnos a formas abiertas o cerradas, poco 20 Solaun Bustinza, dentro de su estudio de la cerámica medieval en más parece posible avanzar en ocasiones a este respec­ el País Vasco durante el altomedievo, establece un Grupo IV que to. Aquellas se muestran ausentes del equipamiento acoge los restos de alfarería que presentan la cualidad de tener su superficie espatulada, con independencia del grupo mineralógico alfarero recuperado en Kurtzio, siendo las cerradas, en al que corresponda su pasta, lo que le lleva a establecer tres consecuencia, las únicas presentes. Tal ausencia, sin subgrupos en función de esta característica. Uno de tales embargo, quizá no venga condicionada por el modelo subgrupos es el IVa: cerámica espatulada micácea (SOLAUN formativo que han podido seguir los elementos alfare­ BUSTINZA, José Luis: La cerámica medieval en el País Vasco ros presentes en este yacimiento. En los conjuntos de (siglos VIII-XIII). Vitoria-Gasteiz 2005. Página 159). Solaun Bustinza y Escribano Ruiz optan, muy acertadamente a nuestro restos tardomedievales no vidriados que hemos tenido entender, por incluir ese subgrupo IVa dentro del Grupo V ocasión de analizar en los solares excavados de las (Cerámica Micácea) en su trabajo sobre la cerámica tardomedieval villas de Durango y , apenas si se han recupera­ de Vitoria-Gasteiz (SOLAUN BUSTINZA, José Luis y do cuatro fragmentos que evidencien formas abiertas, ESCRIBANO RUIZ, Sergio: "Aproximación a la remarcando la excepcional presencia de esas tipologías caracterización ... " página 234)

    KOBlE (Paleoantropo!ogía n.º 28), año 2009 FR.AO~CENI'OS OE PROIJUCCfONES ALFAR.ERA.<; TtF.CCC•F.kAí>OS Rr\ l.f\ 1m.M rr,\ 1)1>'. Xt•Rr.llQ (1\J;RMEO, \.1ZCAYA) 187

    entre el conjunto de los frogmemos alfa­ reros conservados de tales cronología~.

    Las forma~ cerrada.<, por su paTtc, tampoco nos o fre(.;tn c).n\'CS segtira.s <.lcsdc lu~ IJUC penetrnr eo el conocimien­ to de estos equipamiemos alfare.ros. El material disponihlc, ya lo hem~ an()(ado má.< am~ n:dud do en ntbncro pnr.i UD c-onj11nto de objetos que se entiende plural y con exponentes conservados de pequeño tamaño. n(> pcTinitc rc"CQl!lponcr el p<-Tlil completo de cual<¡uiern ele los recipientes originales, ni aponnr una porción rnficiente de las emhoc.clura.~. por ejemplo. paru di;1cm1inar algunS!< de las rnOll•lid"lle~ tipoló¡,'1ca• por.ibles.

    El frogmcnto mú.s grunde <1ue ba sido posible remontar a partir de los plcoumente convincente a todos los niveles. rn frag· fragmentos disponibles, apena~ .~ i alcan2tt a ofre..:er ltt mento seíialru:lo con el número 4 de Ja misma figura, cuarta parte de la boca d~I >' U.SO ori¡pnul (J:'igurtt por su pane, tiene alta' posihi lidade.~ de bttber foíllll\­ 1-.l'olob'T•fia 12), y ese cuso es cíe.rtamente excepcio­ do parle de alguno de los vasos ya señruados, ra.zl>n mu para el conjunro de re~to.< de Ibjelos en los que se inte­ s\•frió cualquier ripo de modificación que formar.a en ~'I'aron. él l•n dispositivo para el vertido, una circunstancia que nos hubiera !-\(..'l'Vido Cl)n10 l.1Ítcri1.) gcncrul pur..i aíinnar o d~cartu r la presencia de recipientes tipo jrurn. por ejemplo .

    .-- -. ·····-··--\·. · ·71 >"-

    ,... 111.&tt .,• ~"<'.Jll. N nU ...... =' . ... Figura I ..a.ua.,,, .....=......

    Si contttbilizárJmo• lo& bordes acogidos a esta cate2oría (Fi2uras l, ll,ID y TV) cabria referir para el 11-02 conjÜnto de I(urtzio) al menos ocho recipientes i11divi­ Fi~ura ll <.1uak~. tomcdicval mú& por no dejarlo~ aisla1lo~ que por resu ltar su inteb'Tación

    l\.OBIE fPdlco11Daopologío. o."l l). O.Uo 200P 188 JOSE LIBS IBARRA ÁLVAREZ

    Señalaremos sin embargo, primeramente, la pro­ pensión general a no marcar cuello en la forma general del vaso, lo que parece "achatar" el alzado del recipiente, puesto que, en la casi totalidad de los ejemplares, la línea envasada que remata el cuerpo queda flexionada hacia el exterior para formar direc­ tamente la embocadura con el borde en su remate. En segundo lugar, anotar el predominio de los bordes con remate triangular, mediante bisel al exterior en el labio, que les confiere un perfil general apuntado, construidos algunos sobre pared más engrosada que la del cuerpo. En la formación de dicho bisel parecen haber jugado un papel importante los dedos del alfa­ rero: uno, tal vez el índice, posado al exterior, recor­ tando el espesor de la pared y biselando el labio; otro, el pulgar, deslizándose por la pared interior, en posi­ ción simétrica. Deslizar ese dedo por el interior generó una suave depresión acanalada junto al labio21 • No estamos en disposición de avanzar si tal atributo es un rasgo derivado del proceso formativo del borde ,- o, por el contrario, tuvo una finalidad específica, en " ~- lll.05 relación tal vez con el ajuste de un dispositivo para J,: cerrar la boca y aislar el contenido del interior del 111-!14 KaG!l:l.1 vaso. El yacimiento de Kurtzio no ha ofrecido evi­ , , '' 111.ro . dencia alguna respecto a posibles dispositivos que KS.KIU3yi0: = Figura IIl sirvieran para tapar estos vasos, tanto elaborados en cerámica, como logrados en cualquier otro material apropiado para tal efecto (piedra o madera).

    Las embocaduras que se presentan reintegradas lI~ gráficamente en la Figura N aportan modalidades diferentes a la señalada arriba, al tiempo que se KB.Gal1 muestran marcadamente diferenciadas entre sí, pero sin ofertar información adicional respecto al uso de . los recipientes en los que se instalaban. No somos capaces, por otra parte, de ofrecer una adecuada J. . interpretación a dicha variabilidad . Las bases recuperadas en el yacimiento (Figura V), muestran todas ellas el asiento plano, quizá leve­ mente alzado hacia el centro en algún ejemplar. Tal situación confiere a los vasos una estabilidad autóno• ma, que no determina el recurso a dispositivos que .. .1 1/ permitan fijarlos en una posición concreta . IV-ll3 KB.KIUA }. • 1

    IV-114 21 En el caso del ejemplar KBK61.4 (Figura IV-02), si bien sobre l

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 189

    mie~to de la sección media. Ese mismo proceso, en ocasiones, es responsable también de la ligera curva­ tura que tiende a adoptar el asa en su sección trans­ versa.

    Si bien el modelo de suspensión parece revelarse similar en los dos casos constatados, la forma en la que el asa es aplicada sobre el recipiente sólo se ha conservado para uno de los ejemplares (Figura 1). El extremo inferior reposó sobre el cuerpo del recipien­ te, en el punto de su máximo diámetro, y el remate superior lo hace sobre el borde, junto a la línea del o labio. La fijación del asa no implica la anulación de V--02 la morfología del borde, cuya forma general continua KB-U!J.1 apreciándose.

    La escasa presencia de las asas en el conjunto de restos alfareros de Kurtzio es un dato de difícil inter­ pretación. La ausencia de un análisis respecto a los criterios que han regido la formación de dicho con­ junto de restos impide determinar si dicha ausencia es significativa respecto a la morfología de la cacharre­ ría presente, privada de elementos de suspensión tal ·~·-·~-- vez por no revestir ventajas en su aplicación a deter­ .,,V--05... _ V--06 minados usos, o si su representación cuantitativa es KB.G7.!5 fruto de circunstancias azarosas que han determinado Figura V que sólo una parte mínima del equipamiento alfarero quedara conservado en el emplazamiento. Los dispositivos para suspensión tampoco se muestran válidos a la hora de aportar indicativos de . Si bien, como. queda dicho, los fragmentos dispo­ tipologías o funcionalidades en los recipientes anali­ rubles en los conJuntos de restos de alfarería analiza­ zados, si bien sólo se han recuperado dos ejemplares. dos no son muy ilustrativos respecto a las tipologías Uno de ellos asociado a la mitad superior de un reci­ pres~ntes, lo cierto es que parecen referir unos equi­ piente (Figura 1) y otro sin referencia a vaso alguno, pamientos alfareros mínimos, casi austeros, en su a pesar de corresponderse con el tramo superior del dotación de medios. No se han recuperado eviden­ elemento (ver sección transversa en Figura II-02) .. cias, por ejemplo, que permitan referir claramente la presencia de grandes o medianos contenedores de Ambas suspensiones, con leves particularidades, almacenamiento o transporte de líquidos o sólidos, repiten similar modelo: asas verticales de cinta. Son puesto que lo que es posible reconstruir sobre la más anchas que espesas, con valores para esa anchura morfología de los vasos a partir de los fragmentos situados en los 35 milímetros. Presentan una ligera disponibles, remite a recipientes en general pequeños, depresión central acanalada, marcada en la cara de fácil manipulación. No es posible derivar volúme­ superior sobre el eje longitudinal del asa, que tiende nes o t:ru:naños de importancia, lo mismo que tampoco a quedar ligeramente descentrada hacia uno de los se localizan paredes gruesas o asientos amplios que bordes del elemento. Tal acanaladura se genera en el permitieran estabilizar recipientes con suficiente proceso formativo que logra la consecución del asa, capacidad para el almacenaje de una cantidad relati­ al estirarse la pasta entre las dedos del alfarero para vamente importante de determinado producto. Ya se formar la suspensión; la mayor presión que se ejerce ha anotado la ausencia de formas abiertas, como en el proceso con una de las manos, bien la derecha, platos, cuencos o lebrillos, y cabría señalar igualmen­ bien la izquierda, motiva el desplazamiento lateral te la ausencia de otros modelos de recipientes que se que se constata en la acanaladura de la cara superior han constatado en otros conjuntos de cronología tar­ y la disimetría de su concavidad. El proceso formati­ domedieval, corno los escurridores o las botellas. vo también es responsable del resalte en el que que­ dan los bordes laterales de la suspensión, aparente­ El reducido tamaño de los restos disponibles para mente engrosados por el estiramiento y adelgaza- enfrentar el estudio, incluso después de los intentos

    KOBJE (Paleoantropología n.º 28), mio 2009 190 JOSI! LllJS. IB,\RRJ\ ÁLVl\Rl!Z

    de reínCegrnr fonnas, no afecta sólo a la posibifül•d Aventuraríamos en t•l situación que, sobre el ins­ de discernir los tipos de recipientes que estuvieron trumenro que ofreció la fuerza ro111cional para L1 elio­ presentes en Jos estratos arqueológicos, sino que horaci6n alfarera, aunque desconocemos sí tal fuerza lambi('..,, condicion•. y a voces de maner" importante. era conlfou,. o discontinua. el rocipicntc rue constru­ el cumplimiento de otro~ objetivos. H1 apartldo de Ja yéndose mediante 11 superposición de pitnes diteren­ tecnología es quizá uno de los que resultan más per­ cladas o por la aportación de porciones de barro que judk.. do$ a e&e re&pccto, puesto que se carece de un favorcciC$en la lab..-.r de ir c..-.mplelando progresiva­ campo de imáli~is suficiente p;t1a logr.t1 ob~ervliCio­ mente el itlzado de la forma. Bs posible rastrear en los nes fiables respecto a las técnicas de formación utili- fragmento~ correspondientes a la zona de trarisición 1.adas. del hombro hacia el borde, en su superficie interíor, huellas que podrí•n interpretarse como ],. agregación La.< evidencia.< tecnológica.<. en ocasiones, apun­ de pasta arcillosa a un cnerpo subyacente ya construi­ lañan en direcciones contradíctori:l.!l, quizá porque es do para favo1ecer la formación de la embocadura necesm·io proceder a una e•ioluacióo por :;epallido de (Folografía.~ n• J 3 y n• 14). E&e tipo de evidencia.< se distintas pai1es morfológicas, bordes y bases princi­ han consttlado con mejor claridad en conjunlo~ de palmenle, y lo que afinn:Do o niegan la.< bases no se otras localizaciones que ofrecen similares productos ve corrobor•do en lo~ cueipos o bonles. por ejemplo, lardomedievales (!'orografía< nº 15 y nº 16). cuyas evidenck1s pueden apuotar eo sentido opuesto. Sin embargo, sí hubié..amos de hacer una lectura general de la.~ evidencia.$ y establecer un" tendencia dominante en Jo~ procesos de furmacíón 1le los vasos de Kunzio, podríamos establecer los siguientes crite­ rios.·

    La técnica·dcl. lomeado, en sentido estricto, pare­ cería tener que descartarse. Tal lécníca implicaría no sólo el uso de uo instrumeolo de rotación continua, el mrno, sino también Ja fonnación del boceto inicíal del recipiente, de mtJncra ínlc~,,-a. a parlir tlc una única pella de banu, que es abierto, estir~da, levanta­ da y adelgazada gracias al impnlso rotacional del torno v a lihcrlad ah&olula de la.< manos del alfarero en el lrab~io del vaso.

    Pero no reconocer la técnica que es propia del Comea1lo, no supone negar la prc:scnci• del instru­ menlo en los procesos formativos, e incluso conce­ derle en oc.a.~iones un .papel relevallte en los mismos. Sin el recurso a e$e in$trumento no cahrfa entender dererminad~s evidencias que se reconocen en los fra.!!Jllentos a.t'Cjueológícamente recuperados y que han permitido lograr bordes regulares en el espesor y muy ~fina1los <-"D J,. form,. o decoracione~ homogé­ neas y uniformes en sn trazado.

    Es precísamente en el uaiuo superior de los vasos, donde se concrellin bordes y campos decorativos, aquél en el que el recurso •l cít

    KOEIE (l'alcor.ntropo\osfa n.•211). 1160 20:1J M~ AOt.fENTOS DE PltODUCX:rONF...(, Al.FARERAS REí:'UPERADOS E.N LA ERMITA DE KUT

    En la elaboración del producto el ;utesano pudo De Ja misma manera que se mantienen estas ayudarse de algún instrumento para consegnir el estrías sobre el cuerpo del recipiente, también se boceto general del recipiente o para afinar la labor aprecian, en algunos casos, otra serie de evidencias cooseb'llida. En algunos fragmentos es posible identi­ que denotan Ja auscncja de tratamientos superficiales ficar una serie de fi nas esllias horizontales que se v:m po~"teriores que afinen el producto al máximo y sucediendo por la pared del vaso en apretada conti­ logren 11n producto cuidado. En la zona del asiemo de nuidad. No parecen tratarse de incisiones de fndole algunas bases son reconocibles las pequeñas impron­ deco.rati va porque su capacidad de corte sobre la tas dejada$ por el mateJial que pudo utili:i.arsc pam pasta es mínima (salvo rarísima excepción en algutu1 disponer Ja materia arcillosa sobre el instrumento de estría de la serie, que logra profm¡dizar algo más), formación y evitar quiz:í que quedara fuenemente apenas están dotadas de anchura alguna y, a veces, se adherido a él, al tiempo que se mantiene igualmenlc presentan con direcciones contrapuestas. En ocasio­ la rebaba perimetral que se crea en el perímetro de nes es posible verlas junto a incisiones decorativas dicha mna de asiento (l'-Otografía nº 19). Sobre Ja propiamente dichas y entonces se hace muy marcada superficie exterior de algunos fragmentos también se la diferencia entre la capacidad de corte de ambas aprecian pequeñas salpicaduras de barro que no han evidencia<. Las citadas es1rfa~ se documentan prefe­ sido limadas en procesos de trahajo secundario sobre rentemente en relación con la pared exterior del vaso el objeto antes de Ja cocción y que han quedado por e instaladas hacia Ja rona de Ja embocadura, sin des­ tanto incorporadas al producto acabado. cartar su concurrencia en la parte inferior del cuerpo, en Ja base. (fotografían• 17 y n" 18).

    KOBm (P11Jcoo.D.tropolo:f;1 n."211 ). uOO 20tl!> 192 JOSE LUIS m..\R.RA ÁLVARF..Z

    decorados en Kwtt.io tiene alguna relación con Ja funcionalidad cumplida por el yacimiento.

    ;.:.

    vt--01

    Disponer del tomo no sólo permitió a los alfareros contar con un instrumento que favorecía la obtención de fonna.~ má~ regulares y mejor acabadas, aunque construidas uún segúo modelos formativos trndicio­ nales, sino que favoreció también una adecuada eje­ cución de sus decoracione.s: Porque los patrones /~ Vl.. 2 decorativos utili,..ados para las producciones no vidriadas bujomedievales recuperadas en Knrtzio, ~ .1<8 1& reducidos de manera exclusiva a incisiones corridas en .disposición horizontal, se benefician m:ís que " t)trOS motivos del uso de un dispositivo que favorezcu . la rotación del recipiente.

    Las incisiones corridas en los campos decorativos (. rinden bien en el torno porque éste pennite al artesa­ no dejar que sea el instrumento con su movimiento el Vl.Ol que fije el sarco sobre la pared del recipiente, consi­ lO~ El" 1..... EK\tlT.... 1)(: Kl llflZlf ) l Hl~M 130. VlZCAYA) 193

    (JnícamenCc cahe citar una excepción a r;m constante proceder. El fmgrnento de borde señalado como KB. E6.51.17 .CFigumJV-03) coloca dos incisiones.paralela~ borizonr.iles eo el exterior, bajo Ja lfnea del lahío. La focisíón superior, de ca~i 1 milímelm de anclmra, está bien rrmrr.:ada, nrientnls que b1 inferior, más estrecha, apenas tieoe capucidad de corte sobre Ja pa.,ta.

    L1s incisiones se eocueotran ejecutada.q con diversa calidad. En Ja mayor parle de la' l"ICasíones se nos ofrecen muy limpias r.:n su realización y pe1fectamente definidas eo el trazo, roo bordes regulaM y a11chur"" cocmants.:-~. Algwios ejemplares, sin embargo, sí bien los menos, muestran un cierto descuido en la realiza­ ción de\ motivo. Thl circunstancia resalta mi,, no obs­ tante, cuando puede estnblecerre el contrasCc respecto a los fmgmr.:nl.oc> con do:coracíones bien trazadas. Esa distinm calidad obedeció sin duda a múlliples circuns­ tancia.,, que van desde la poca aplicación en tal labor del artesano f.!Ue ejecutó cualquiera de esos recipientes, hasla la necesidad de rápidas ejecucionc' para surtir con pro11titud al me~sdo. IOSll Ll'IS IDMR.A ,\J..Vi\REZ

    ejecutar el motiYo, que provoca un solo surco al deslizarse sobre la p:i.~ca .

    Iln el t"\:Cipicntc que $e ilu~tra ~'11 la figura 1, por e.l cootn11io, y si bien nos mantenemos en ese mismo nivel de la inruíción, cabria reclamar un peine para ln ejecución del moli\'o inciso. En lo que parece el remate inferior del canipo decorativo se constatan trc~ línea!\ i ncisa.~ con muv regular disposición: unos 5 milíme'.. Iros de anclmrn pru-a el surco y casi idéntica separación entre la< in<.'isio­ ncs. En la wna media, por el contrJ­ rio, los inchiones que t11brla con1<1bi­ li:z.ar como tules ascienden a cuatro, si bien no toda.< ellas morcad.a• con id<..'ntica intensi1k1d y con igi•al desa- rrollo longitudinal. Como no parece . probable el recurso a un doble instru­ menLA.l para traz&r tan $~'11Cill o moti- El grodo de·coi1e de las incisiones sobre la pasta V<.l, quizá cabría propon~'I para e~tc cuso uo peine ele c:i.~i $k:mprc aparece como muy sup~-rli c i a l . Tal cuatro púas. Se logn11ía así la regular distribución de hecho deriva ~cg urnmente de Ja textura <¡ue prc~enta­ las series a~rupadas de incisiones. Pcm sostenido con ba la muir.ria arcillosa en el momemo en el que fue desigual posición y presi611 sobre la pared tlcl va~o. ;.ometida o dicho proceso decorativo, con un grado de círcunslancia <¡ue pudiera favorecer que, en unos humedad sull.:ícntc C(lTllo para pcrmilir el f:lcil dcRli­ casos, todas las púas iocidle.raii sobre la superllcie, si ,,,.miento del in~trumento que cor.taba el barro, para bien de manera dc• sók> tres dificulw el hundimiento accidenral de su filo sobre la de ellas alcaiv.anm a cortJ!r fu p:isla y deju su ~ y para lograr surcos regulares que quedaran en impronta. La irregular aocbura que se evidencia en la lo posible libres

    Detcnninar el tipo de instrumento que $irvió para elaborar Jos motivos y la manem en la que éstos fue­ ron ejecutados, son cuestiones diticiles de solucionar, puesto que no 5e dispone para el análisis de toda la supc;rficie cubierta por las incisiones. Se tiene In impresión, y en ese nivel deben mantenerse por el momento nuestras palabras, que se permilió al instru· mento ulili>,ád<.> para cortar la pasta correr se>brc l:i. superficie del va~-o de manera helicoidal en sentido descendente desde el punto de inflexión que separa el hombro del eucllo. La pieza que ,;e ilu•1r:1 en Ja figura 11.01 (Porogrnfía nº 25), pellDÍte \'er el punto en el que pudo posarse el objeto que pennitió el tra­ zado dd ca.mpo inciso que recorre el homhm del frn~'!nento . En e~te ejemplar. udemíls, sería factible proponer la presencia de un punzón aguzado para Este mismo recipiente jn14,-..r;.~a por una circuns­ 1) En Ja fotografía nº 27 se ilusLTa el frai..'Tl'Jento tancia adicional, que pudiera tener tal vei algú11 tipo seiiala.do como KB.06.6..32, singularí:wdo por la de implicación decorativa más que funcional, si bien decornción que porta, re~1o parcial de lo que parece no es un extremo que estemos en disposición de ser una pastilla circular que contiene un moLivo pun­ afumar por el momento. Toda la supcrlicíe e-engobes, mm de cuyirs rnzones fonrmti­ reducido de la mueslra, sino t.amhién hr pequeña va~ se encuentta en un cambio bmsco de la aanósfera dimensión de lo conservado. El fragmento que ha dominante en el horno 1luranle el proceso de enfria­ sido citado arriba mide 20 x 11 milfmetros. miento tms la cocción22. Bl mismo .. tinte" supcrlicíal se aprecia en KBESJ.8 y en KB.G6J.I, conespon­ dir¡:ntr;.~ posiblemente al mismo vaso, extendido a las superficies in~-rior y exterior.

    2.3 Alfarería extrapeninsular: ;.aporlaciones desde centros alfareros abiertos a Ju fachada atlántica europea?

    En el conjunto de restos alfllteros de Kunzio se identifica un pequciío grupo 1le ftagmentc.lS c..racteri­ zados principalmente por la "blancura" de sus pastas cerámicas, sus cubienas vidriadas en tonos \'erdes, en una gama de diversas iTitcnsidadcs, siempre esca~a­ meote cubrieores y homogéneas, y por la serie 1le decoraciones singulares que se ideotitican sobre las superr;cies exteriores de algunos de ellos. Estos Todos ellos, irpitne de la blancura de sus pas1as, carncteres, tomados e11 su conjunto, pan;cen cxcluir­ algo tierna al tacto, se caracterizan por la cul:rierl.a lo8 como productos salidos de obn2'. s.11lpjc:1dura$ 3ccidc:nulcs pmpi;1$ de Jos procesos de \'jd1·i:u· Jas. producciunc2i ;d(~ ea ~1 ubr.:idut d~ prui:ctlcnciu. 22 PICO~. A-l&1uñc~: lntroductiun Q l'é1111le lc-t·hni,1uc dru· 24 Del coaj\1nto de fr3gmcnt~ que .(t considel·~uoa. ctlaciouatlus. cc!m1niq11~s ligU1'f1rs dJt /.J>roia. l .~·on 1973. Pazina ·15 con el fr.a~'tlto 4,Ut: purlaba Ja pa.-.UJJa dccnr.Wi., Cl\ftCcialmcntc 23 El fta~cntt> iLlentificaOO c:omu KB.F7.l.1 oon'cS¡)llllile aJ viacnléldos entre sí por 1~$ c:111'c:tcr1scjcas. dd viibiadu lle su extrem& jn!f.rior de 1111 ::1$!11 de cint::i, pT6Aima st punt(l cl(indc l\upcrficic cictcrlnr.. fue sclecclun.Wo cmno mucm• J1sn sn~lisis dchió implunti.r.-:c subrc el cut:rpo de un n:cipScn1c.Al)3R::Cle más. el s.io>l:ldo OOJllO KB .lB .E47 .48 1% JOSE LUJS JBARR.AÁLVAREZ

    forma circular, de unos 20 milímetro.~ de diámetro, aplicada sobre la pared cl.:I objeto, tul y como se ideotific:o a partir de la cesura que se marcu en la superficie de adhesión. Muestrn una decoración en relieve caracterizada por un motivo a.~pado de cinco VU-41 ht:u,os. En los tramos triangul are~ que delimitan los i 1 2 ICIA.&a.61 brazos de la es!JClla se organi:am puntos sobre la zona = cenCral de dicho ~

    El fragmento no pasecc guasdl\I" relación con otros restos recuperados en el yacimiento. Se diferencia de los que bt:lllos cillldO en primer lugar por un matiz algo rosáceo en su pasta. que lo nleja de la ar;usada blancura de aquellos, y por el tinte má.~ rebajado del color verde que recubre su superficie exterior, con un tono gcn<.T•I mucho más claro y menos intenso y cubrientc. si bien d motcadu de la cubierta es similar en ambos casos.

    3) Un tercer ~-presentmtc de los productos alfare­ El fragm...'!lto aquí ideotific.'ldo parece correspoo­ ros que hemos agn1pado en este epfgntfe aparece dcr.;e, morfológicamente, con la zona media-superior ilustrado en la Figura nº Vll-02 y en la FotografTa n• del cuerpo de un recipiente de foona cen-ada, aquella 29, señalado, C<.ll»O los anicriorcs, por el resto deco­ donde se instaló el diámetro máxiTTl() y se iniciaba la rativo que exhibe en una parte de su superticie exte­ convergencia de las paredes p•rn formar· luego el rior (KBJ8.E47.41 y 42). No se bnn recuperado sin hombro y el dispositivo de la embocadura. En la parte embargo otras evidencias en el yacimiento que pcr· superior del fragmento se conser:van restos de lo que mitan una observación más amplia del camp~' decora­ tnl vez cabría interpretar C<.'mo el punto inferior de tivo, con el objetivo de lo¡,,'far un mejor conocimiento fijación de una suspensión. Se constatan restos de del mismo, o del recipiente con el que pudo es1:<11· arcilla superpuesta a la pared del casco cerámico del asociada dicha decoración. La pasta del fragmento no recipiente, con una sección triangular que casa con revela Ja tonalidad blanquecina que C:J.l'ilCl.criz;1 al las evidencias que suelen quedar en los punl~'s infe­ resto de las producciones ::.cog:idlls en esta categoría. riores de las asas, allí donde se ha ;urastrado pasta FrtAOMF.'NTOS DE PRQDlJ(:(:lONIO:') ."i.l.f'AltERAS RECUPERADOS F.N LA F.ítt..OiA TJE KUR1'ZT0 \"BERM J:~O. \117,;<;!•.'Y,\) 197

    hacia Ja superficie del recipiente a fin de afirmar la dades marcadamente blanquecinas, algo ''riema" y fijación del elemento de suspensión. El exterior del arenosa al tacto. y la presencia de salpicaduras margi­ fragmento, por otra p

    5) Un quinto y último ejemplar a incluir en esta categoría que venimos tratando lo forman 'ocho frag­ mentos (KB.K8.T.1, 2, 3, 5, 6, 7, 8 y 11) que han permitido recupc..-rar la base y los tramos interior y medio del cuerpo de un recipiente de alfarería de forma cerrada (paredes convergentes por encima del punto donde se localiza el diámetro· máximo· del cuerpo) (Figura nº VIII y Fotografía n• 32) . El vaso dispuso de un dispositivo de suspensión aplicado: un asa vertical, cuya base inferior 4ued6 fijada sobre Ja Presenta además el fragmento rcst-0s de vidriado pared del cuerpo, en el punto de máximo ensancha­ de coloración verde, en tonos apagados. Se trata en miento de éste. El asa";, parcialmente conservada, realidad de chorreaduras que se han deslizado verti­ registra una sección transversa que se adelga:ia en Jos cahnente por la pared exterior del fragmento a partir bordes frente a Ja anchura de su sector medio; nn de goterones de vidriado que han c;tído sobre distin­ adelgazamiento logrado sólo a partir de Ja superficie tos puntos de su superficie, con posible formación exterior, en la que restan evidencias del proceso: durante Jos procesos de vidriado de algw1a zona de la huellas lligitierta vidriada alguna, quedando totalmente expuesta Ja pasta cer.múca.

    4) Un cuarto r<..-prcsenta.ute de este tipo de produc­ 25 Soo clar.\lllenre perceptibles, en los la1tta1es lungitudiualei; i> pard luJ.Tod' la fijuc.ión del cr>rdf.in a la pared E58 .7 . Se relaciona con Jos restantes elemenms aco­ exteriot deJ vaso ¡,>idos a este epígrafe por su pasta cer.ímica de tonali- 26 Las muestra..; para Lo..; análisis mit..-ro::;cQplco y djfr:¡ctom~uico fueron roat;i.das tlel élS.'\ de es.te recipie.nte 191 JOSE LtnS lllAARA ÁLV.-\REZ

    La elaboración de Jo conservado parece haberse realizado a torno a parlir de una pcll a inicial de burro desde la qu"' se cemrn, abre y levanta el boceto M sioo del objeto. Aún se mantiene en el asiento del recipi1.'Jl­ te", de 67 milfmeu:os de diámetro, Ja forma tan Cilrll<:· tcristica que queda al 11.-parar el vaso ¡,,'Tarra N° 34). N(> se produjeron procesos ulteriores de afumción del producto que borraran tal evidenciu de corte, las gotas de vidriado que se habían adherido a esa sup<;!r­ Figura VIII ••• ficie o el puntual aTTa~tre tograffa nº ~3). !.A cuhierta muestn una tonalidad verde clarn, que se ve salpicada por un punteado donde el color se hace más intenso, girando a marrón en oca~iones. Al cxlcrior, la $uperlleie ucl cuerpo. eo lo conaeiv.Wo, carece de dicha capa,_ si bien es posible disti.nguir a.lguous manchas de vidna­ do verde que regisvan cierta amplitud, aunque di$· continuas entre ellas y ~in mosttar tendencia a quedar extendidas sobre la pared

    KOBIE (Plllcot11U'OpoJogfa o." 281, ono 200P algo má~ de intensídad y de p<>oil:>ilidmles efoctivas de r~ lac i~~n directa.

    l. a C<'támica "rrl.:s décorée", compuesta principal­ mente por jai·1·a; para la mesa, se caractcri>:.a. como su propia calificación indica, por unfl decoración basmn­ te exuberante, a menudo obtenida por la combinación de numerosas técnicas decoratins. acompañada por un vidriado plúmbeo que no cnbn; la. tot.l!lid;td de la pan:.! y que se revela como deoorutivo ames que füncional. J uegnn también un papel imporLantc lo• colores llamativos (a veces novcd(>SOS p~ra su crono­ k)gía, C<>m1> por ejemplo el V<'rde obteruclo con ayuda del cobre) y su disposición contrnstadn. Tale; elemen­ tos ·decorativos otorgan a esta cerámíca un aspecto de producto de calidad, a veecs ca.~i mo la una tarea (á<_;I, o al m<.."JlOll miil! fácil que aquella que mayólica o las jarras policmrna< de Saintonge por la cabñu emprender en este momento parn tratar de ausencia de decoraciones pinwd1JcCi6n y en numerosos n:ula plurak:8 y poco ;agu mcn~.ttlas. Por ello, y aún yacimiento:; de las rei,'Íoncs vecinas del Mar del cuamlo ht propuesta pueda parecer ciert.-unente pobre None, como el norte y noreste de Francia, l'landcs, y de corto alcance, plamearemos aquello que i1os Paises Dajos o Inglaterra. CO•l desarrollo t~mb i én en parece op~)rlu110 desde nucsLras actuales ntril:>ución. de existir, ser­ en al guna~ regiones pervivirán hasw el siglo XVI. En vir& 110 sók) para ir caractt.Tizundo mejor estas y otra• oLra$ ,.ona.~. sin embargo. lus jiuras muy decorada;, producciones alfareras similares, sino para que todos desnparecen en el curso de la primera mil.ad del siglo podamos ampliar poro a poco nuc.'1ros conocimien­ XlV". . tos en estas m 3lcria.~. Lo.~ fragmentos co11 pu1illo.:s cstAfllpadas de Ya rdón r.Kla.• recupera ese rcfl:rcritc alfarero con l8 VJ;RH.-\éGllE. FJ1los: • Aspeas sor~ et 6:<•••tÜ<¡w: de la '-'r.icniquc Lri:s tJéc..cvie. Qotlq,oclli Jt1\c;w;ion.' •· U ~ 1Tij dé«Juctt ot, la r.1frl)m lqr1c1, f.A. J~lt:l'W du ,Viulithiqae ~·• 89-90 uu.c: lf:nl¡Js muderue~·.13di.Liuni 13run~·c . Pw:i.o; 24K)l. P&Eina '?19 ·

    ltOBte. (r.ako:1J1U'Opolo~ía.11." 28), ooo 1009 200 JOSE LUIS IBARRA ÁLVAREZ

    ~- .... 10 0\ :oc:i Q; '-"fil/..... _,,, ". <

    Figura IX

    Muestrario de pastillas estampadas provenientes de los hornos I y 3 y de la fosa 1011 de w1 taller de alfarería de Metz de los siglos XII-XIV. (Tomada de DAUTREMONT, Nathalie; DUFOURNIER, Daniel et GEORGES-LEROY, Murielle: "Un atelier de patiers des XI!Cme-X/Veme secles a Metz (Maselle)". La céramique tres décorée dan l'Europe du Nord-Ouest (Xéme-XVeme siecles). Nord-Ouest Archéologie N'7, 1996, página 17, figura 6).

    documentan en París3o y Rouen3J, en algún caso aso­ me de cuatro brazos cubren, sin una organizac1on ciadas a bandas impresas con ruedecilla y en otros definida, el cuello y la panza de un jarro recuperado casos como decoración exclusiva en buena parte de la en la abadía de Maubuisson (Saint-Ouen-1' Aumóne, superficie del recipiente, si bien la parte baja del Val-d'Oise)32. Pastillas estampadas de ambos tipos, cuerpo tiende a quedar sustraída de las decoraciones. con punteado sólo y con motivos aspados asociados a Pastillas circulares decoradas con un motivo crucifor- puntos, en un amplio abanico de posibilidades (cuatro u ocho brazos aislando campos donde se instalan uno, 30 BARTON, K.B.: "The medieval pottery of París". Medieval tres o seis puntos), se encuentran entre el repertorio Archaeology, X, 1966, páginas 59 a 73. La pieza 39 de la figura recuperado en un obrador alfarero de Metz (Outre­ 25, muestra discos puntados sobre Ja superficie total del cuerpo del recipiente, en combinación con cordones decorados a la Moselle) datado entre mediados del siglo XIII a ruedecilla en disposición oblicua. Otros cordones decoran el finales del siglo XIV (Figuranº IX). En esta oficina cuello, donde se ha creado además una cara mediante apliques se ha distinguido una categoría de vasos con decora­ 31 BARTON, James Kenneth: "Medieval Pottery at Rouen". The ción exclusiva de pastillas estampadas: Archeological Journal, CXXII, 1966, páginas 73-85. La jarranº 3 de su Figura 3 muestra pastillas estampadas con punteado en un triple registro horizontal que cubre el cuello, el hombro y la « le décor est ici constitué de patilles estampées zona media del cuerpo. recouvrant le col et la panse du pichet. Leur nombre LECIER, Elisabeth: "Une premiere approche typo chronologíque varíe d'une piece á l'autre et elles sont le plus souvent des piches tres décorés d'apres les fouilles de l'espace du Palais distríbuées de maniere aléatorie. Les pichets, globu­ a Rouen ».La céramíque du Xie au XVIe siecle en Norinandie, Beauvaisis, lle-de-France. Rouen 1995. Páginas 20 a 34. Recoge laires, ont un col droit ou legerement évasé, mouluré la autora dentro de su tipo 4 algunos jarros que muestran pastillas et de hauteur variée. Les bases sont apodes, parfois estampadas sobre el cuerpo y cuello de los vasos, bien con festonnées, ou disposent de trois pieds pincés, sim­ motivos punteados, bien con motivos de hojas, organizadas en ples ou doubles. Leur coleur oscille du jaune-orange registros horizontales. Señala que es este un estilo decorativo novedoso dentro de las producciones "tres décorés": "A taus les décors réportoriés, s'ajoute un nouveau style définí par les 32 DURAY-BLARY, Véronique: Céramiques du XN siecle tronvées pastilles stampées". Cronológicamente las remite al siglo XIV, dans un dépoir d'abbaye de Maubuisson. Archéologie en Val­ en el momento final de la serie. d'Oise, nº 4, 1993, página 74, figura 83

    KOBIE (Paleoantropología n.0 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 201

    au vert-olive. Le décor a le plus souvent une couleur aplicados se continuaron haciendo presentes sobre la différente de celle du corps du vase : plus claire ou pared exterior de los vasos en obras del siglo XIX. plus foncée. El vidriado verde "moteado" que exhiben algunos Un grand nombre de types de pastilles a été iden­ de los productos cerámicos recuperados en Kurtzio, tifié mais chaque pot n' est recouvert que par un seul parece ligarse, por otra parte, también con estadios d'entre eus. On distingue des pastilles á grains de tardíos del medievo, en un momento de control beaucoup les plus nombreuses, des pastilles décorées insuficiente de la técnica, que dificulta la consecución de cercles, de croix, de spirales, d'etoiles, de fleurs ou de las cubiertas uniformes que caracterizarán a las d'une combinaison de ces dessins, des cobochons et, obras de etapas cronológicas posteriores: plus rarement, des patilles 'a décor anthropomorp­ he » 33. "La gla<;ure plombifére, en Saintonge comme dans presque tous les ateliers ruraux de l'Europe du Que las pastillas de Kurtzio se sÍtúen en ese Nort-Ouest, commence apparemment d'etre utilisée, mundo de la cerámica muy decorada norte europea sur une fraction plus ou moins notable et finalement entra dentro de lo factible, al menos en posible rela­ sur !'ensemble de la production, dés le mileiu du ción con. las elaboraciones que se señalan como más XIIIe siecle. Nous connaissons bien par ailleurs tardías para tales producciones, aquellas que sólo l'importance de cette époque pour l'essor des ateliers portan sobre sus superficies exteriores pastillas circu­ ruraus de poterie. lares estampadas, acusando éstas una disposición preferentemente horizontal, y asociadas a revesti­ La gla<;ure verte es, de le XIIIe siecle, la plus mientos vidriados de calidad mediocre, que se aplica­ employée par les potiers. Elle posséde toujour au ron localmente sobre el cuello y la zona alta de la Mayen Age la meme tente non homogene: sur un panza34. Descartaríamos los modelos cronológica• fond vert-jaune ou vert clair, on observe des mouche­ mente más antiguos de tales cerámicas "tres décorée", tures plus foncées, vert vif. aquellos que combinan distintas aplicaciones decora­ tivas, a veces en acusado contraste cromático, porque Ces aspect moucheté es dú a une température de los ejemplares que ilustran las páginas de la literatura cuissson insuffisante. Il sembel que celle-ci ait été que se hace eco de ellas no parecen obtener reflejo en dépassée de le XVIe siécle car a partir de ce moment, lo recuperado en el yacimiento de Bermeo. les céramiques gla<;urées vert ont une teinte homogé­ ne. »36. El cordón decorado con impresiones en retícula a la ruedecilla que porta el fragmento KB JS .E4 7 .41 y Pastillas circulares decoradas también han sido 42 quizá deba relacionarse con producciones algo recuperadas en otros yacimientos vizcaínos, respon­ más tardías, que perpetúan en el tiempo algunos de diendo en todos los casos al mismo modelo que se los elementos característicos de aquellas, pero toma­ documenta en el enclave de Kurtzio, aquél que exhibe dos ahora de manera individual3s. Así, y por citar un un motivo aspado que divide el campo decorativo en ejemplo de tal suceso, en algunos productos de Saint distintos cuarteles, que quedan salpicados de puntos. onge tales decoraciones a la ruedecilla sobre cordones Si bien el modelo es similar, se constatan variaciones ·en cuanto al tamaño de las pastillas, la regularidad de 33 DAUTREMONT, Nathalie; DUFOURNIER, Daniel et su ejecución o el número de puntos que se instalan en GEORGES-LEROY, Murielle: "Un atelier de potiers des cada cuartel37. Tales productos se asocian también a XIIeme-XIVeme siecles a Metz (Moselle) ».La céramique tres cubiertas plúmbeas en verde "moteado". Lequeitio3s, décorée dan l'Europe du Nord-Ouest (Xeme-XVéme siecles). Nord-Ouest Archéologie Nº 7, 1996, página 17, páginas 17 y 18 34 LEClER, Elisabeth: "Une premiere approche ... »,página 34 36 Potiers de Saillfonge, huit siecles d'artisanat rural. París 1975. 35 « Il est cependant á notes que tres souvent, les connaissances Página 36 techniques acquises ne disparaissent pas totalement mais 37 El reducido tamaño del campo decorativo que compone la semblent survivre sous plusieurs formes. Elles seront utilisées pastilla decorada del fragmento KB.D6.6.32, no permite pour décorer des objetx nouveaux ou survivantapres la disparition identificar con claridad si se corresponde con un elemento que du pichet tres décoré ( ... ) Dans d'autres cas, elles seront utilisées mostraba todo su disco circular salpicado de pequeños puntos en de maniére rapide et peu soignée pour orner des objets plus relieve, o, por el contrario, pudo complementarse con algún communs comme des cruches ( ... ), ce qui semble refleter un motivo aspado, del que no se ha conservado resto alguno en este phenoene de vulgarisation combiné a des considérations fragmento économiques et pratiques. Enfin, elles referont aussi surface á 38 El ejemplar que recuperamos aquí procede de uno de los sondeos des epoques ultériores quand elles seron réutilisées dans le que se realizaron en el solar que ocupa actualmente el Aula de contexte dela fabrication de nouveaux produits céramiques et de Cultura Resurrección María de Azkue de Lequeitio. Quisiéramos décors adpatés » VERHAEGHE, Frans: « Aspects sociaux et expresar nuestro agradecimiento a la directora de aquella économique ... »,páginas 236. excavación, doña Dolores Cantón Medina, por habernos

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 202 JOSE LUIS IBARRA ÁLVAREZ

    Bermeo39, Forua40, Bilbao41, Orduña43 o Valmaseda44 son algunas de las localizaciones vizcaínas que han suministrado fragmentos de tales productos, tal y facilitado el acceso a este material. Interesa en este fragmento el como se ilustra en la figuranº X. Los ejemplares aquí hecho de que nos muestra, si bien parciales en su conservación, dos pastillas alineadas en un mismo registro horizontal. El mostrados se han seleccionado entre los conocidos modelo de aspa que desarrolla la decoración registra, por otra por nosotros, puesto que no se ha efectuado en ningún parte, mayor número de brazos que aquellos que se documentan momento una búsqueda exhaustiva de tales elementos en los ejemplares de pastillas de Bermeo, Bilbao o Valmaseda. decorativos dentro de los conjuntos de restos alfare­ Suma además una circunferencia de puntos que incumbe al ros recuperados en los yacimientos excavados en motivo aspado. Esta particularidad no se constata tampoco en los ejemplares de las localizaciones citadas. Vizcaya en los últimos años, ni en otros conjuntos de 39 Del solar número 22 de la calle Andra Mari de Bermeo, excavado áreas geográficas inmediatas42. por don Iñaki García Camino en el año 1999, a quien agradecemos el acceso a este material, procede un fragmento de hombro de un modelada, dispuesta sobre el borde de un recipiente cubierto de recipiente de alfarería, de forma cerrada, que decora su superficie vidriado verde y remarcada mediante pinceladas en negro exterior con una pastilla (BEXII.10.26). Un motivo aspado de (BIXIX/02.UE48 l.2). seis brazos compartimenta en seis porciones triangulares la 43 Dos ejemplares de pastillas impresas a molde fueron recuperados superficie de la pastilla, un disco de 22/24 milímetros de en Ja unidad estatigráfica 56 de la actuación realizada en los años diámetro. Se acusan deficiencias en la impresión de la matriz 2001-2002 en los solares 2-4 de la calle Zaharra, en la ciudad de sobre la pastilla, puesto que en una de las porciones no se grabó Orduña. Corresponden ambos restos, posíblemente, al mismo punto alguno, en otras tres sólo quedó impreso un único punto y recipiente, al exhibir caracteres idénticos (VOXXV.UE56.290 y en los dos cuarteles restantes aparece uua composición de tres VOXXV.UE56291). El modelo decorativo aquí representado puntos que se ordenan de manera triangular para ajustarse al muestra una estrella de cinco brazos rectos, con un único "punto" espacio que los contiene. Al interior del fragmento se acusa la en la superficie de los campos triangulares que tales brazos impronta dejada por el dedo del alfarero durante el proceso de rectos delimitan. Una circunferencia de 17 puntos inscribe el contener la presión ejercida desde el exterior del recipiente al motivo anterior. Interesa destacar estos dos ejemplares, no sólo proceder a fijar la pastilla en el hombro del recipiente. por su localización geográfiea, en una población del interior de 40 En el año 2004, en el yacimiento de , se recuperó un la provincia, sino tarnbien por el hecho de que se asemejan al pequeño fragmento (F.ill.UElOl.64) correspondiente a la zona fragmento con pastillas recuperado en Lequeitio. En el ejemplar del hombro-cuello de un recipiente de forma cerrada, decorado de esta localidad, sin embargo, el motivo estrellado parece estar con una pastilla circular. El motivo aspado se compone de seis dotado de un mayor número de brazos. Comparten relación estas brazos que aíslan entre cada par un pequeño punto. Este motivo localizaciones con lo recuperado en Forua, si bien en este caso, queda inscrito en una línea circular de puntos. De las pastillas el motivo en estrella y la circunferencia de puntos discontinuos que recogemos en este artículo, la de Forna muestra la mayor que inscribe aquella, se encuentran separados por una línea complejidad decorativa y se distancia en cierta medida del circular en relieve. Orduña, Lequeitio y Forua muestran un modelo al que se ajustan los ejemplares de Bermeo, Bilbao o modelo de pastilla más enriquecido en lo decorativo que el tipo Valmaseda. documentado en Bermeo, Bilbao y Valmaseda. Quisiéramos agradecer a doña Ana Martínez Salcedo, directora 44 Podemos señalar para la vecina Cantabria un ejemplar similar a de la excavación del poblado romano de Forua, la amabilidad los que aquf nos ocupan, recuperado durante el proceso de mostrada al permitirnos consultar el fragmento y reproducirlo excavación de la ermita de Santa Ana, en Castro Urdiales, entre para la presente publicación, los años 2002 y 2004. Destacaríamos en primer lugar la presencia 41 En la excavación que se realizó en el año 2002 en la iglesia de de lo que parecería ser un único fragmento del vaso en el que se San Antón de Bilbao, se recuperaron varios fragmentos -al incorporó la pastilla decorada, puesto que no se hace mención en menos tenemos constancia de cuatro de ellos-, que portaban la publieación que da cuenta del hallazgo de otros fragmentos como decoración pastillas estampadas con motivos aspados similares. El motivo es también aspado, de ocho brazos, con a5ociados a punteados. Lo reducido de la muestra no permite puntos entre las aspas, si bien sólo se constata su presencia en precisar si todos corresponden a un mismo recipiente o, por el una parte de la pastilla, la superior. La decoración se aplicó en Ja contrario, identifican vasos distintos. Uno de los fragmentos zona de paso del hombro al cuello. El exterior del fragmento (BIXIX/02.UE170.3) presenta un motivo aspado de cuatro aparece cubierto por un vidriado verde claro punteado. brazos, mientras que en otro de ellos (BIXIX/02.UE481.l) son Interesa por otra parte en este objeto la fechación que se propone cinco Jos brazos que dividen la superficie circular de la pastilla para el ejemplar: "La primera de las fechaciones ofrece una gran (de 23 milímetros de diámetro). Interesa destacar el segundo fiabilidad por proceder de un contexto bien caracterizado in situ ejemplar por dos circunstancias especiales. En primer lugar, como son los restos del pavimento de mortero de cal, además de porque la pastilla está asociada al cuello de un recipiente de por la propia coherencia interna de la curva de calibración. Es forma cerrada, hecho que nos permite conocer la morfología de por ello que puede garantizar la realización de dicho pavimento estos vasos, aunque sea de manera míníma, ya que las pastillas -asumiendo, como parece lógico, que el carbón utilizado como que se conservan en otros yacimientos apenas ofrecen información árido no date de mucho tiempo atrás- durante la segunda mitad alguna sobre el vaso al que fueron aplicadas. En segundo lugar, del siglo XIIl, más bien hacia su tercio final, no descartándose porque se constata que la cubierta vidriada que se asocia a la incluso para el 95,4% de confianza que pueda situarse en la superficie exterior del vaso no arranca en el borde del recipiente, primera década del siglo XIV. De manera anecdótica, el sino que encuentra su inicio en la zona del cuello, justo por pavimento proporcionó dos elementos que quedan, de esta debajo de Ja posición en la que se encuentra el borde inferior de manera, perfectamente fechados por su inclusión en el mismo. Ja pastilla más alta de las que debió portar el recipiente. Nos referimos a un fragmento de pasta anaranjada de buena Destacaríamos también el hecho de que en la unidad estratigráfica calidad, con vidriado externo verde oliva ·~aspeado", y una de la que procede este último fragmento, la 481, se ha recuperado especie de sello circular en relieve; tal vez atribuible a un taller otro elemento cerámico que aparece también asociado a las islámico por su característico barniz, y que vendría a confirmar producciones de los círculos del noroeste de Europa en los que la fecha teórica propuesta por algunos autores para la llegada de se desarrolla la cerámíea tres décorée: una cara antropomorfa los primeros vidriados a la costa cantábrica, y a un pequeño disco

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 g AAdra Marl 22 (Benneo) ¡;¡ 1 ...,•

    Blbeo (BIXIX/02.UE17D.3)

    LequelUo (LKXXIV/96.Sonaeo 1.UE12.11)

    varm11a

    Pero aunque tal búsqueda no se haya conceptuado en ningún momento corno siste­ mática, lo que parece eviden­ te es que este tipo de mate­ riales se singularizan en los conjuntos de restos arqueoló• gicos vizcaínos por su rareza. Ya lo hemos señalado más arriba, en las notas introduc­ torias, pero queremos recu­ perar aquí nuevamente el hecho que señalábamos, que parece preservar casi un único fragmento por reci­ piente en los yacimientos, como residual testigo que deje constancia de que hubo tal presencia, pero sin mayo­ res apoyaturas físicas o mate­ riales para dichos productos. Además, se produce la cir­ cunstancia de la conserva­ ción de pocos ejemplares a nivel del territorio provincial. Y tal situación parece produ­ cirse incluso en el caso de yacimientos con distinta fun­ cionalidad, visto el ejemplo comparado de la ermita de \GUINEA Kurtzio y cualquiera de las NA DE ORO AAIEJ~ otras cinco localizaciones citadas. (Bilbao, Orduña, Valamaseda, Lequeitio) Cabe entonces formular una pri­ Figura XI mera pregunta, ya enunciada Comercio marítimo vizcaíno. Principales puertos relacionados con los del Señorío del siglo XV también con anterioridad, (Tomado de: GARCÍA de CORTAZAR, José Ángel: Vimzya en el siglo XE Aspectos respecto a si el número de económicos y sociales. Bilbao 1966. fragmentos conservados y recuperados resulta signifi- cativo en relación al número los marinos vizcaínos durante la Edad Media y de recipientes que pudieron estar presentes en un Moderna. Como representación de las mismas repro­ enclave determinado. Y en el caso de que lo fueran ducimos en la Figura nº XI un mapa que ofreciera ¿que significación cabe reservar a tan reducido José Ángel García de Cortázar en 1966 en su ya clá­ número de ejemplares? sica obra sobre el comercio vizcaíno a fines del siglo XV, en el que se sitúan los principales puertos rela­ Una cuestión muy fácil de resolver es la de trazar cionados comercialmente con el Señorío. Incluso, los caminos por los que pudieron alcanzar Vizcaya casi a nivel de anecdotario, podríamos recuperar aquí estos ejemplares señalados en lo decorativo por sus las palabras de M. Ciriquiain-Gaiztarro: "Presentados pastillas estampadas desde unos hipotéticos centros los puertos en su primitivo estado, acaso convenga alfareros franceses, geografía que proponemos como que antes de empezar a hablar de las obras en los factible en principio a falta de análisis complementa­ mismos, que no se iniciaron seguramente hasta el rios que contribuyan a afirmar este extremo. La lite­ siglo XV, registremos la existencia de una calleja del ratura histórica se ha extendido de manera suficiente Bermeo antiguo, que va a desembocar al Puerto sobre las rutas comerciales europeas frecuentadas por chico, y que tiene por nombre La Rochela, calle o cantón de La Rochela. Este nombre es lo suficiente-

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 205

    mente significativo, conociendo la historia comercial Pero también es necesario tener en cuenta, por una del País, para suponer, sin riesgos mayores, que en parte, que "el vino dejó de ser patrimonio de nobles y tiempos remotos había establecidos en ella, uno o clérigos. El desarrollo demográfico y urbano, las . varios agentes de la población francesa que tan pro­ mejoras generales en el nivel de vida, el desarrollo fundas relaciones comerciales tuvo con nuestros paralelo de una viticultura comercial suscitaron una puertos ( ... ) Sería sin duda más difícil y peligroso creciente demanda por parte de una nueva categoría que, sin otros antecedentes, pretendiéramos determi­ de consumidores: los burgueses de las villas. Por otra nar la época del establecimiento de los agentes parte, en un contexto general de diferenciación social, comerciales de La Rochela, en Bermeo; sin embargo, que lleva a las elites urbanas a "imitar a los nobles", quizá podamos aventurar, aun corno mera hipótesis, una vajilla de mesa de calidad, menos costosa que la que bien pudiera ser que viniera de antes el villazgo elaborada en metales nobles o en vidrio, a menudo bilbaíno, -1300-, en que los comerciantes burgaleses inspirada en ellos, traduce a la vez el ensanchamiento traían sus sacas de lana al "capuz vizcaiae" para de la base social de los consumidores de vino y la embarcarlas con destino a los puertos del Norte de difusión de las maneras y de la estética de los "gran­ Europa. Y quién sabe si no fue para atender a las des" en el medio y la vida cotidiana de los burgneses. operaciones de carga y descarga de este tráfico para Las cualidades decorativas de esta cerámica respon­ lo que se hizo el primer muelle en Berrneo"43. den, más allá de lo utilitario, a la preocupación por asociar la estética del continente, jarros y cántaros, a Establecer la ruta de acceso al Señorío es fácil, las cualidades gustativas del contenido, el vino."45 incluso aquella que vincularía los lugares costeros con las localidades del interior, como los enclaves de Algunos autores señalan que las conductas socia­ Valrnaseda y Orduña. Mayor dificultad será explicar les ligadas al consumo del vino, producto de importa­ en calidad de qué llegan tales recipientes. A pesar de ción caro reservado a ciertas categorías sociales, y las que estos productos alfareros muy decorados se prácticas en el servicio de la mesa no parecen ser inserten en las rutas comerciales del momento, no causas que justifiquen de manera suficiente el tras­ parece probable que tales vasos resultasen en sí mis­ porte a largas distancias de los productos alfareros mos objetos de tráfico comercial. El reducido número muy decorados dado su escaso valor mercantil. No de ejemplares que conocemos en nuestra provincia no creen probable que los vasos cerámicos acompañaran parecería avalar tal suposición. Es de esperar que una al vino desde su área de producción sólo para poder mercancía objeto de interés comercial deje una mayor lucir en la mesa de los burgueses o poderosos, cuando presencia y representación en los conjuntos arqueoló• las cerámicas locales con cualidades estéticas equiva­ gicamente recuperados. lentes podían suplir tal función de manera muy ven­ tajosa. El desarrollo y difusión de la cerámica "tres décorée" en toda Europa se ha relacionado con un Estiman, por el contrario, la necesidad de recono­ fenómeno económico y social relacionado con el cer en el contenedor una función indicadora respecto desarrollo del comercio del vino. La Edad Media del contenido. "En efecto, se puede concebir que los conoció el transporte de vino en toneles. Consumir el jarros tuvieron en la mesa una vocación de autentifi­ vino implicaría bien comprar un jarro al tabernero o car el origen y la calidad de un vino, de la misma almacenero, bien adquirir un tonel. En esta última manera que, en nuestros días, la silueta de una botella situación, presentar el vino en la mesa obliga a trans­ permite distinguir con facilidad un Burdeos, un vasar el líquido a un recipiente para poder servirlo; Borgoña, un Alsaciano o un Champagne.... Si se este recipiente es la jarra, que ocuparía así una posi­ concede a la jarra esta función indicadora, ¿no podrá ción central entre la cava y la mesa. "¿En que material determinarse lo que la cerámica permitió conocer al puede ser hecho un jarro? Se sabe que el metal, en consumidor: un origen regional, una denominación, este caso esencialmente el estaño, la plata en objetos un viñedo particular? ( ... ) ¿Fueron los jarros utiliza­ limitados, fue poco corriente antes del siglo XIV. dos para la degustación previa a la compra? ¿Era Visto así, el material más frecuente es la tierra cocida, enviado el vino en recipientes a los potenciales com­ puesto que el vidrio, la madera o el cuero quedaban pradores por el marchante a fin de promover la venta? excluidos por diversas razones"44. ¿Acompañó la cerámica al vino para actuar como reclamo? ¿Algunos jarros pudieron ser considerados

    43 CIRIQUIAIN-GAIZTARRO, M.: Los puertos marítimos 45 DEROEUX, Dídier et DUFOURNIER, Daniel: "Réflexions sur vascongados. San Sebastián 1951 la diffusion de la cérarnique tres décorée d'origen fran9aise en 44 Potiers de Saintonge, huit siecles d'artisanat rural. París 1975. Europe du Nord-Ouest (XIIle-xrve siecles) ». Archéologie Página 120 Médiévale, 21, 1991, página 166

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 KJMl LUIS IIIARRA ÁLVAAEZ

    como accesorios de una técnica mercwitil , lo que 2.3 r.a~ "talaveras" aclararía su distribución c11 los lugal'es p<.>rtuarios. urbanos. castreños o momísticos, su reducido número en los conjuntos, su transporte a lal'gas distancias, .. Dos fragmento&, correspondientes en ambos casos .?"4'. con i>ordes de recipientes de forma abierta, identifica­ rían en el conjunto de Kurtzio la presencia de lozas El vino se encuentra entre los productos que ani­ con decoración eo azul, naranja y manganeso {KB. man los intercambios comerciales e11tre Vizcaya y 0 6.S.22 - fotografíanº 35- }' KB.K9 .E.57.12 - foto­ Franci:l a ílncs del medievo, como uoa de las mercan­ grnf'ías nº 36 y 37-). cías que se inco11mran en los viujes de retomo". ¿Explicnría tal circunsrancin In llegnda de los produc­ tos muy decorados franceses al servicio de los intere­ ses corncrciales de dicho producto'/ ¿F.I uso de Jos jarr1)$ como técnica mcrc.antiJ asociada u J;1 comercict­ lización de los productos vinícolas franceses justifi­ caría la presencia tan reducida que mue..u-an esas elabornciones alfareras en nuestro territorio? ¿Otras explicaciones distintas de ésta, y que no pasen por la consklcración de tales producciones como uwuvenirn curioso de un viaje comercial por !ns rutas europeas, reclamru'ian una mayor presencia de estas evidencias cerámicas en los conjunt<)S de rcs t1)S materiales suminis trado~ por la arqueo lo~>fa? ¿Si tales jarras hubicrun resultado finalmente incorporaciones . al servicio de algunas mesas, dado el reducido equipa­ miellto que se swninistra de.~de la al ral'crfa C<)mún para el cumplimiento de dc!Crminll()os ílues. cabría seguir disponiendo de los escasos frngmentos ofreci­ dos u día de hoy por los conjuntos arqueológicos? ¿La escasez de fragmentos reconocidos es fnuo aza­ roso como una circwistaneia del proceso fo1JT1ativo del yacimi<.-nto, que nos sitúa ante un caso similar al que ejemplifican las tinajas de almacenamiento Joca­ lizadus en la manzana 2.1.1 de Lequeltio, donde lo conse•vado es mínimo respecto a lo sospechado según otras fuentes de información?

    No puede negarse que, desde tales perspectivas, se abren diferentes vías de interés en el estudio de estos restos materiales alfareros. Una correcta carac­ terización de esos producto~ es sin duda un paso importante y necesario en ese sentido, P'lfª poder determinar, en la medida de lo posible, y con mejor acieno que lo que puede lograrse desde una limitada húsqucdade paralelos, la procedencia coocre~t de Jos ejemplares que se han ido recupcrnodo, y habr.in de loculizarse seguramente en un fu ruro, en suelo vizcaí• no. Sin olvlda.I' con ello el escaso mlmero de eviden­ cias disponibles y la necesidad en la que se Lncuen­ tran de ser explicadas.

    46 DEROEv"X. Didier" DIJl'Ol'ltNIER, Dllnicl: "R.:ae.uon. sur la d!lfu.odnn •• • . ~ l&l, 170. 171 47 0 1\RCIA DE CORTAZAR. lu•é Áo¡et: ARIZAGA 8<,ll.UMBURl!, Rcattiz; RODRÍQllHZ RfOS, Malla L"'- ¡­ VAL VJ\LDIVlESO. Isabel dd.: Vt.tt:u)'

    fondo un disco central con decoración figurativa, ejecutada en el triple color que da título a Ja serie.

    Los primeros tipos de esta producción van a comenzar a realizarse en el último tercio del siglo XV l, alcam.ando $U mayor y pleno de$arrollo en la centuria siguiente, con prolongación hacia las prime­ r'.ts décadas del siglo XVUI en determinados obrado­ res. Corresponde a Talavern el comienzo de estas series, con rápido éxito y popularización de sus creaciones, circunstancia que llevó a diversos centros alfareros peninsulares a copiarla profu$amente. Toledo", Valladolid,•, La Rioja", Terucl. Muel. Villafeliche". Lérida o Sevilla son algunos de los más reconocidos en la literatura. ªSus productos se dife­ renciarían frecuentemente de lo talaverano básica­ La reducida dimensión de ambos fragmentos ;,Slo mente por el perfil de las obras y aunque la decora­ pennite coroprQbar el remate divergente de la.< pare­ ción se copia a veces de manera muy fidedigna, des del va.<<• mediante un hQrdc de labio redondeado. nunca alcanzá Ja soltura y corrección de los origina­ que se curva ligeramente al exterior. El desigual lcs":'i'. exvasamiento de los bordes y el diferente grosor de sus paredes parecen indic¡u· la presencia de dos reci­ No vamos a entrar a dilucidar aquf la procedencia pientes distintos de similar morfología general. Una concreta que cabría reservar para ios dos fragmentos comparación tipológica con formas conocidas permi­ recuperados en Kurttio. porque el reducido tamaño te relacionar ambo.< fragmentos con cuencos o tazo­ del fra¡,,'10cnto no pennil.e afian1,ar criterios respecto a nes de·pequeña dimensión. Sobre la cubierta e>tanní· su considerat."ión como producto tal:ivernno o contra­ fera que enmascara de manera complet¡i sus superfi­ hecho de alguno de los centros imitadores. Es posible cies,.se han desarrollado motivos decorativos de los que tales fragmelltos retlejen imitaciones, comproba­ que apenas es posible idelitificm· algunas característi• da la ejecución del motivo en la pieza de mayor ca.~ de los temas que se desarrollan al interior y tamaño o el modo de arrimar la cenera contra el labio, exterior de Jos fragmentos . así COmll la coloración de la pasta cer.ímic<1 que parece desligada ahcl: C:erámic:a ar<1gOnt'JCi det.vroda. Dt•:Jdc la c:.~pulJión de los tmJrls<·Ql. u ter denominada genéricamente como serie "tricolor" en e.\1indón de loi• alfares (.\·iglns XVO-fine.t XJX/cnm. XX). Ja.~ producciones de Talavera de Ja Reina"'. Los tazo­ Z,rngo,,. 1978 nes de tales tipologías suelen llevar asociado en su 53 PLEOUI:.Zll'"ELO~,\lfoosu: "Luct:s y sumbras i>0bn: )as lo:.:1Lo;; de ·n.1avcra"'. lflzns y avdejns de In colotccidn Cm.rnn.za. Voh.im~n l . Toledo 2002. I'~gin• 255 4K César Gon"tJ.lc:r. Zamora califica esta i;cric con el nombre de 54 AGUAIJO VllLALDA, José: ·"ralavera.o; de Tol-odo'". f!n Las "ray:tde> n.1raoj;l''. por su con\llo de.oominad()(° de presenur taWi·crasde. Tt>le.do. Tolcdo2005. Págiu:i 21: "(... ] eJóe Thlavera. dc:comci6n con área:. rcllic:.ni.IS de linus segmtotos Lle wl~ ca ews siglos. St: llevaba ('on'Íentemeatf. del pueblo de Calera; anara.nj:lClo ... Lo que clisr,ingu en cuillll.n a ~u exacta!llente (si a.tisma". (GONZÁLEZ ZAMORA, C~s11r: aspccro general que convieoc tt,ner p1esenres. El barro, u1K1 \o'tl. Ta/ama.<. Madrid 2003. P..í¡,

    KOBlE (PalCMntropolo~a l'l." 28). atso 2009 JO&E uns mARJ

    En el rulo 2003 se renli.z.aron sondeos arqueológicos en los soilires 24-30 de la calle l.ahami, en l(>S que se detectaron potentes rellenos realiwdos con escom­ bros, que incluían objetos de desecho de actividades artesanales de índole alfarera, como Jos atiflcsSS. Entre tale.~ restos se recuperaron frni.'lllCntos de un plato que se puede adscribir a la serie nicolor,porumdo sobre su borde una cenefa caslellana y cen1xanúo en &u fondo un motivo figurati­ vo vegetal inscrito en una circunferencia (Fotografía nº 38).

    Más allá de la llllJJlem en la que ha sido ejecutada la decoración o del tono desvaí• do que se aprecia en los colores emplea­ dos, que t.lclat.arfao el objeto como imita­ ción, resalta el hecho de que el plato muestra evidencias de una exposición cRtamOS en situación de prop0ncr un:1 procedencia excesiva al calor durante el proceso de paru 1ulcs pieza•. Quizá un muyor avance en fa c:lrnc­ cocción en el horno, circunsl.ancia que arruinó la terizacióo de Jos "contrahechos de Talavera", espe­ obra. O la arminó husta el punto de que tal hecho se ciahnence centrada en la composielón y coloración de pudo estimar como una justificación suficiente p;trn los harTOs utilizados en la elaboración de tales pro­ sustraer c~c objets del hacer alfarero y Ja P

    Los n:$tOS de un alfar han sido recuperados en la caUe Trais Santfago de ta ciudad de Orduña56. en inmediata posición a los .,;wuos solares de la calle Zahami. En tal situación cabria reclamar pard tal obrador esa imitación concreta de la serie tricolor que mostramos en la fotografía nº 38.

    2.4 Los representantes de la cachllTreria común m1t6cton11

    Bajo esle epígrafe se pretende incluir. principal­ meote, ~ID cuenco esmallado que se recuperó en el

    SS VllRON llERNÁNDEZ. F. Ral>d: -z._,.. 24-30 (Unlulla· Onl•lls)". A>úoil,.,m ZOOJ. Vilnrio-Omach 2004. P..;gi..,. bino dc< P~tew.:i y el bílStU y rojiio de TerueJ. ~todas form:'lS, 352-355 no dc:bv olvidan;c que e) LQnn de un buno, aun a igualdad de Sfi (~AJIGAS PANERA~ Silvia: ·•(:nnrrlhudón de Ja u.rqucolt>.~Ía al ll)Aleiias emplt:adas. puede. VGriar cow cc.nsecuem.:.i

    KOBIE (Pnleountropo~o. a." 28), aio 1.009 FR1\GMEN·1us l>E (>Rr.>Dl!<.:CIOl'f:~ Al.l':\~ EJ(AS kECLJPERAOOS P.N LA ERMITA DE KURTZJO (BE.R>.iEO. VIZCAYA) 211Y

    imerior de una sepultura, asociado a un conjunto te amplio como para dotar de estabilidad al cuenco, monetario que establece para el recipiente una fecha son notas que se hacen comunes a este tipo de pro­ postquem que nos resulta de inLL'réS. Y. dcsu.camos tal ductos. La coloración de la pa

    1

    !

    El esmalte blanco con el que se recubre el interior es otra de esas caractcrlsticas (listintivas; con variable consecución de la cubierta en los ejemplares antiguos de tales productos. Resulta en general escasamente cubricnte de la superficie sobre la que se deposita, con variaciones en el espesor de la capa, que se revela más gruesa y opaca en unas zonas que en otra~. l:ll color del e$lllalte, en consecuencia, adquiere tonos apagados, que distan de resultar "lechosos''. La cubierta se reserva principalmente para el interior del recipieme, alcanzando a bordear de manera puntual la superficie exterior, en la que apenas quedan restos que delaten claramente su presencia.

    S1 "Ll~ Sopllitlg. TW.s fau.h is caused by lhe ~oct: of gr11ins of calciun1 csrbonalc (::.he.JI, cnr1.I, crystaUine c:ilcjte· or lint\"..stone) am.I c.an devt"Jop wheu lhe teu:iperalun:: is high ennúgh tn dcscoropo.~c tite calcium carb<)nutc, fbmting .:3lcium ox.ide. , \Vcc&:s ur 101.tntbs aftet Iiriug, the calcium oxidt: can combine Figura :>ar with watCr vapor to fonn calcium hidmxidc, which ha<¡ a farger vo)Ulll&:ll. The fOl'W:ll.ioo of c.i.lcium hydrux.ide thu.s e~eiu La forma abierta del Vll.$0, con sus paredes en prcs...-urc: o-n thc fabric, whieh oommonly cs1tses a c()n~h.'tped pi~ lo flake ot sp;\)] frow tbe wall lea'vinb u wbile puwdecy suave divergencia haci" la embocadura, donde Ja grain at thc apex." (R'\'l::i., {)wcn S.: Por1tH')' 'fiu:htiolog,\'· pared se adelgaza ligeramente desde el interior, parn Prin,·iplc:.· ""'' ret.:CJn.slr11c1iu11. '\'a~b.i.Jlgcou 1987. Pg. 114 propiciar el remate de un labio redondeado, o su base, 58 l.as dos folosra.ñu.s de csu: cucncu tlc Kurtr.io que ,c;c incluyc11 en con el ligero realce que marca en la wna media del e] preseoté artíeu1o h.'\u sid(I fa.cilir;'ldas pm tal Jiu por el ~1ui;or::o Arqucnlrigioo, Etnn,..'T'.íffco e Histórico Va-,cn de Hilbao, en una asiento, creando un anillo de apoyo lo suficientemen- de cuyas salas se eocuenlt3 e:

    Sobre esu base estannífera se desarrolla una senci­ la parle conservada de la base del recipiente original. lla decoración lineal en color azul. Tres rnyas rectilí• Umo inclusión cítlcica. hoy perdida en d centro del neas, paralelas y contiguas, indiferenciadas en el "cráter", ha podido ser la causante de la pérdid:t de arranque por lu proximidad y grosor del tra,.o que la.~ W1a porción de pasta cerámica en el feudo (Fotografía dibuja, cuelgan verticales des1le el borde del cuenco n°4 deslízándose hacia el tramo medio del cuerpo, pero sin progresicln alguna hacía el fondo. Se instala ese motivo en los cuatro cuartos de Ja superfi<..'Íe interior de la pieza (Fotogratia n" 41). El tono del color re$~lta apagado y poco homogéneo en su recorrido, con zonas donde se deja tr.1slucir abiertamente la cubie11a blanca que Je sirve de sopone. La ejecución aparece descuidada y rápida en el trazo, con desigual­ dades en la anchurn de la pincelada e irregularidades en la consecución del dibujo. Se detectan además salpicaduras en distintos puntos de la superficie.

    f.!sa senci 1le,. de los motivos decorativos y las composiciones omumentales, con una "iecución rápi­ da y no siempre cuidada, lo que denott sin duda el destino que se reserva para tales objetos y el tipo de demanda.~ que deben satisfacer, son también otra serie de r.tsgos que :se reconocen como $.ilniJarcs pa..·a los citados pro

    Cabe sumar a esle grupo, desde la identificación de los distintos caracteres enunciados, ouos dos La presencia del cuenco que se ha conservado frngmenlos recuper~dos cambíén en la ermita de completo en el yacimiento (KFU8.E47.40), tal y Kurtzio, uno de ellos asociado con cotts supCJÜcialcs como hemos 1lejmlo ya anotado más arriba, nos inlc. de la estratigrafía del yacimiento (KB .D6 .S.23) y otro resa destacarlo entre el conjumo de productos alf¡u-e­ en relación con el Nivel I (KB.K9.l.2). Ambos se ro& de KurL,.io por dos r:l7.oncs. La primera por .~u corresponden con recipientes 1le fonna i11Jíerta. como c<1nícter de ajuar fünerario. A los píes de· In ennila se cabe reconocer por la prese11cia de decoraciones en el localizaro11 dos grandes fosas colectivas, una de ellas interior de los frabrmcnLos y por la concavidad que corresponde al enterramiento número 47: " ubicada revela lo conserv:tdo del perfil de sus cuerpos. f.!n el en el centro, es de 2,10 m. por 1,10 m. de ancho, primero de los casos citados, 1m u·azo reclilíneo también ovoidal. Contenía tres individuos y bujo l:t fhmquea1!0 por "dos gruesos pwllos en azul es la tibia de uno de ellos se halló un cuenco completo dotación decorativa que permite reconocer l:t produc­ cerámico de fondo cóncuvo y decorndo con b•miz ción (Fotografían• 42). El segundo ejemplru· utiliza blarico y motivos en azul. También se hallaron mone- un color verde, 1lc tono apagado y desvaído, para dibujar Jos sencillos moth'os omament:tles que cubren

    KOTJlF. (Pal..:11auL1n1lnlasía. ._." 2aj, 3110 2009 rRAGM.E1"TOS DE PRODUCCLONES ALFA.RER.;\S RECUPERADOS EN LA l·:KMTf"\ DE KURl'ZIO (B~IEO. \'TZC/\Y,\) 211

    das de Felipe m o IV y cerámica moderna'",. empeñar funciones funerarias, bien como uso final de (Fotograffa nº 44). una vida aplicada a otros menesteres, bien como aplicación primera y única.

    Una >e¡,'Unda razón del interés de este pieza de cerámica "tradicional vasca", ya apuntada también más arriba, es el cénni no "postquem" que asignan al hallazgo el conjunto de monedas fechadas en e) siglo XVJT que se asociaban con el recipiente. A pesar del interés que han mostrado algunos investigadores por la cerámica popular va.$ca, como pudiera ser el caso de Enrike Ibah.: OrLiz, cuyos exponentes literatios se ofrecen como pieza fundamental en el conocimiento de este tipo de producciones, aún están pendientes los estudio~ que avancen en la caracterización crono­ temporal de escas alfarerías. Disponer de ejemplares datados como el de Kurtzio e.~ sin duda una de los .No es un hecho frecuente dentro de la arqueología aspectos clave que pueden permitir avances impor­ vizcaína, salpicada de numerosas actuaciones en tantes en tal sentido. Lograr objetivos positivos es sin ámbitos Funerarios extra e intraeclesiásticos, recu¡>e­ duda tarea de todos. rar elementos materiales que se asocien de manera tan directa y evidente, como este de Kuw.io, con rituales funerarios . Y que además se· correspondan 3. JJREVE AÑADIDO F1NALA MODO DE con cronolo~-ías avanzadas, como la que cabría deri­ CONCLUSIÓN Y RESUMEN var para el recipiente por su asociación con elementos monetarios acuñados durante los reinados de Jos lla­ mados Austrias menores, algunos de Jos cuales se Evidentemente, las cuatro categorías arriba indi­ recuperaron alojados en la concavidad del vaso. cadas no dan cabida a todos los pfOductos de alfarería Quizá la posición del cuenco, ligeramente vertical, qne cabe rcferenciar en el yacimiento de Kur1.:1.io, atrapado entre la superficie lateral de Ja fosa y el pero estimamos que sí acoge a una buena parte de los fémur derecho del indh•iduo que ocupa la posición componentes de su conjunto de rc$tos cerámicos y, más meridional de la sepulturJ , se nos ofrezca un especialmente, a aquellos de .Jos yue somos capaces tanto "extraña" parn la .imagen que cabrfa fonnarse de ofrecer alguna información equeño taJnru1o, que no ofrecen muchas posil:ti lida­ nna profundi,,ación en las circunstancias que propi­ des para un tipu de análisis que parce de la identifica­ cian la ap;uición de restos alfareros asociados a los ción de rnsgos macroscópicos. Seguramente se pier­ rellenos sepnlturales, un hecho que tien

    ningún momento es un retorno futuro a este conjunto ANEXO de Kurtzio, en la medida en que progresemos en nuestros conocimientos actuales sobre las produccio­ n~s alfareras postmedíevales que frecuentaron, en diversa proporción, el territorio vizcaíno; en la medi­ INFORME realizado por el Departamento de da en que seamos capaces de reconocer el significado Mineralogía y Petrología de la Universidad del País de ciertas presencias y ausencias en un yacimiento de Vasc~, s?bre la composición mineralógica y texturas estas características; en virtud del cambio que pueda de vemticu~tro muestras cerámicas entregadas por el (y deba) producirse en la manera de afrontar, analizar Dr. :Apellámz, del Museo Arqueológico, Etnográfico y evaluar estos conjuntos de restos cerámicos o en la e Histórico Vasco (Sección de Arqueología). medida en que puedan reorientarse hacia objetivos específicos y concretos los análisis de las pastas cerámicas que se iniciaron en su momento. INTRODUCCIÓN Pero nuestros objetivos no estaban centrados ~xclusivament~ en sumar informaciones que permi­ tieran caractenzar de manera adecuada a los restos _El estudio mineralógico de las piezas cerámicas antiguas puede proporcionar al historiador una intere­ alf~eros d~ !

    . !ales yacimientos comparten situaciones muy sirmlares respecto a las características que presentan los elementos cerámicos que aportan, destacando la recuperación de reducidas porciones del volumen original de los recipientes de los que conservan vesti­ gios y reduciendo esos restos, en ocasiones . a un único elemento. Afrontar el estudio de esos co;juntos des~e modelos y criterios que han podido quedar validad?s en lotes de otras características, no parece un med10 adecuado para obtener resultados satisfac­ torios y de interés. Ni para el conocimiento de la información más directamente relacionada con el propio objeto, como es la morfológica y la tecnológi• ca, ni para profundizar en aquellos programas de rec?~strucción histórica en los que la información facilitada por los restos alfareros pudiera tener rele­ vancia.

    KOBlE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZ10 (BERMEO. VIZCAYA) 213

    CLASIFICACIÓN DE LAS MUESTRAS Y Grupos 2, 3 y 4, han sido fabricadas en un torno, MÉTODOS DE ESTUDIO exhibiendo las correspondientes estriaciones propias del roce de los dedos sobre el barro y presentando pequeños espesores. Se trata de materiales heteromé­ Entre las piezas analizadas pueden encontrarse tricos, de grano fino, relativamente bien selecciona­ diferencias en los caracteres externos, color superfi­ dos, presentando formas estilizadas y con paredes cial, color del corte, textura, etc., que permiten agru­ delgadas. Únicamente las muestras KB.KSJ.11 y parlas de la manera siguiente: KBJS.47 .40 (cuenco) presentan un esmalte de color verde algo rústico la primera, y blanco la segunda, cubriendo bien la parte interior de la pieza. En el Cerámicas muy toscas, arcaizantes, de aspecto primer caso, el esmalte muy probablemente fue apli­ tobáceo y colores grises o cenizientos. cado con fines impermeabilizantes más que estéticos. Muestra: KBF8.5.40 El resto de las piezas no presentan dibujos ni adornos visibles. Cerámicas grises, cocidas en atmósfera reductora, con gran número de desgrasantes heterométricos y heterogéneos, algunos de color negro. Pátinas Destaca por su tosquedad y aspecto arcaizante, la muestra KBFS.5.40, rica en fragmentos de carbona­ superficiales de oxidación supergénica, pero con­ servando los efectos del torneado. tos (calcita?) y/o sulfatos (yeso?), añadidos para que actuaran como desgrasantes. Los cristales angulosos Muestras: KB.17.I.4, KB.K7.I.2, KB.D6.6.29, le confieren a la muestra una superficie rugosa, KB.K6.I.4, KB.E651.17 y KB.Superficial porosa, de baja densidad y pulvurulenta. Estos crista­ Cerámicas rojizas en superficie y grises en el les han sido completamente transformados y lixivia­ interior. El corte de la vasija es, generalmente, de dos, constituyendo en la actualidad huecos perfecta­ tipo sandwich: rojo-gris-rojo (Subgrupo 3a). Se mente geométricos. Es bastante probable que este notan los efectos del torneado en superficie, pre­ tipo de cerámica haya sido confeccionada a mano, sentando, por lo general, un reducido número de aunque su intensa alteración impide emitir una hipó• desgrasantes, estando estos relativamente bien tesis más fundada. seleccionados y finos. Muestras: KB.K8.E81I.12, KBD9.II.6, KB.08. TÉCNICAS UTILIZADAS Y MÉTODOS DE II.13, KB,18.I.4, KB.E8.I.8, KB.161.12, KB. TRABAJO D8.El3.19, KBJ8.E47.41, KB.K61.17, KB. K6.IO y 18, KB.17.12, KB.08.I.l y KB.07.1.5 Algunas de estas, completamente rojas en el corte Para el estudio microscópico se confeccionaron (Subgrupo 3b), no presentan zona interna gris o láminas delgadas de todas las muestras. Estas se rea­ ésta es muy poco neta, por lo que interpretamos lizaron a partir de cortes perpendiculares a la paredes que se trata del mimso tipo anterior, pero total­ de los fragmentos de cerámica (Diamant-Board). Los mente meteorizadas. cortes se hicieron en las zonas o esquinas del trozo de Cerámicas de color blanco (una de ellas con vasija menos importante, procurando dañar lo menos esmalte de color verde), de grano fino a medio, posible la pieza. El espesor de la lámina fue del orden con pocos desgrasantes. de 2 mm, para después adelgazar, por pulido mecáni­ co (pulidora Logitech), hasta 0.03 mm. Con las Muestras: KB.K8.I.ll, KB.D8.E39.33 y KB. láminas delgadas se procedió al estudio de la compo­ J8.E47.48 sición mineralógica y textural, usando objetivos de 4x, lOx, 25x y 50x en un microscopio Ortholux de Del cuenco KBJ8.E47.40, con esmalte interno Leitz. Los trozos sobrantes del corte se guardaron y blanco y adornos en azul, por encontrarse completo y secaron en estufa con objeto de triturarlos después en en excelente estado de conservación, sólo se ha pro­ mortero de ágata. Como material para los espectros cedido a la elaboración de un espectro de difracción se seleccionó uno de estos pequeños fragmentos de de rayos-X, a partir de una micromuestra que ha sido cerámica (

    KOBIE (Paleoanttopologfa n.º 28), año 2009 214 JOSE LU1S !BARRA ÁLVAREZ

    tiene la ventaja de que favorece la orientación de las natos±óxidos de hierro, etc), de tamaño de grano caras (001) de los filosilicatos y, por tanto, reforzar la normalmente inferior al milímetro (entre 0.1 y 2 detección de sus reflexiones basales. No hemos apli­ mm), en proporciones variables dentro del barro cado la técnica del agregado orientado (en agua), arcilloso; y puede alcanzar un contenido de hasta el puesto que carece de interés su utilización cuando las 30-50% del peso total. En general su proporción muestras arcillosas han sido cocidas y ha vitrificado crece a medida que aumenta el tamaño de la pieza o la pasta mineral. vasija.

    Las condiciones de trabajo han sido las estándar La morfología de los fenocristales es angulosa a en un estudio de rutina, utilizándose un difractómetro subredondeada, con algunos golfos de corrosión Philips PW 1710, provisto de tubo de cobre. En el provocados por la reabsorción de la matriz, indicando Anexo se encuentran los datos de difracción de cada que se alcanzaron en el horno temperaturas relativa­ muestra, tabla y espectro, detallándose en cada uno mente altas. Estos caracteres evidencian una proce­ las caraterísticas experimentales de cada difractogra­ dencia mixta para el cuarzo como desgrasante, en ma. Las diferencias que se observan en la nomencla­ parte como componentes detríticos del barro, y por tura, entre las siglas que encabezan la tablas de los tanto de origen sedimentario, y como agregado adi­ espectros (Anexo) y las originales, se debe, en parte, cional por el alfarero, resultando de la molienda de a que el software APD (Philips) que utiliza el equipo rocas ricas en cuarzo. Del mismo modo se han obser­ de difracción de rayos-X, asigna automáticamente vado adiciones de fragmentos cerámicos previamente terminaciones a cada sigla para la creación de archi­ recocidos, con óxidos de hierro asociados, así como vos (ej. CERI710.RD). En la tabla 1 se muestra la de materia orgánica. correspondencia entre ambas anotaciones. Los colores rojizo-anaranjados existentes apare­ cen en las zonas externas de la mayoría de las piezas, RESULTADOS y que aparecen en corte fresco a modo de ribete rigurosamente paralelo a los bordes del fragmento, podría interpretarse como resultado de una cocción (a) Estudio microscópico en atmósfera oxidante de los componentes ferrugino­ sos de la pasta arcillosa, o bien, como resultado de alteración supergénica (efecto edáfico). El estudio óptico de las muestras seleccionadas nos ha permitido establecer una serie de característi• El aspecto claro de las piezas del Grupo 4, de cas comunes a todas las piezas. Las láminas delgadas colores claros o blancos, debe explicarse por diferen­ de éstas han mostrado, corno rasgo petrográfico cias en la composición química del material arcilloso dominante, la ausencia de texturas heterométricas a original, debido esencialmente al déficit de óxidos de porfídicas, consistentes en la asociación de cristales hierro y a la ausencia de materia carbonosa y desgra­ de cuarzo de tamaño medio a fino (fenocristales) y santes coloreados en la matriz. huecos o microcavidades, envueltos en una matriz compleja de carácter criptocristalino a microcristalino La mayoría de las muestras exhibe una orientación y vidrio silíceo. Además de esto la matriz está com­ de la matriz y fenocristales paralela a los bordes de puesta de cristales de diminutos de cuarzo, filosilica­ los fragmentos, dibujando texturas parcialmente flui­ tos y otros componentes ·minoritarios (plagioclasa, dales. Esto puede interpretarse como resultado del óxidos de hierro opacos, material orgánica, turmalita, modelado y estiramiento de la pasta arcillosa durante circón). El detalle de estos datos se encuentra resumi­ los procesos de fabricación, muy probablemente en do en la tabla 2. torno. Esos efectos son también evidentes en la muestra KB.FS.5.40, mucho más tosca, debido a la Los fenocristales encontrados en la pasta cerámica alta proporción de elementos gruesos. Sin embargo, deben ser considerados, al menos en parte, como los estas podrían haber sido trabajadas por técnicas de añadidos que normalmente realizan los alfareros para modelado manual (enrosque de rollos de barro y ali­ reducir la plasticidad de la arcilla y por tanto su con­ sado de ambas paredes con las manos). tracción durante el secado y cocción. La adición de estos materiales para empobrecer el barro, podría permitir realizar algunas distinciones entre piezas cerámicas, en cuanto a su procedencia y mecanismos de fabricación. Normalmente consisten en una mez­ cla de arena (cuarzo±detritus de barro cocido±carbo-

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KUR1ZIO (BERMEO. VIZCAYA) 215

    Tabla 11

    COMPOSICIÓN MINERALÓGICA DE LAS MUESTRAS A PARTm DEL RECONOCIMIENTO MICROSCÓPICO (LUZ TRANSMITIDA), CON ESTIMACIÓN DE SU ABUNDANCIA: XXX=MUY ABUNDANTE,XX=ABUNDANTE,X=ESCASO,()ACCESORIO.

    Filosil. Sigla del fragmento Cuarzo Felds. Ox. l<'e. Otros mine· (Moscovita Color Grupo (Plag.) rales í'lorifo) circón KB.F85.40 XXX - XX X Gris 1 tnrm'11ino KB.K7.I.2 XXX X X X Gris 2

    KB.D6.6.29 XXX X X XX - Gris 2

    KB.K6.I.4 XXX X XX X - Gris 2

    KB .Superficial XXX X X XXX - Gris 2

    KB.I7.I.4 XXX X X X - Gris 2

    KB.K6.Ll7 XXX XX X X Rojiza 3

    KB.E6.51.17 XXX X (X) X - Rojiza 3

    KB.DS.II.13 XXX X X X - Rojiza 3

    KB.18.I.4 XXX X XX XX turmalina Rojiza 3 circón KB.E8.I.8 XXX X XX X ,. Rojiza 3

    KB.I6.I.12 XXX X XX X - Rojiza 3 circón KBJ8.E47.48 XXX X XX X Rojiza 3 h;ntito? KB.D8.E13.19 XXX (X) XXX Rojiza 3

    KB.G8.I.l XXX X XX XX - Rojiza 3

    KB.G7.I.5 XXX X - XX Rojiza 3

    KBK6.I.8 y 10 XXX X XX XX - Rojiza 3

    KB.I7.I.2 XXX X XX XX - Rojiza 3

    KB .ES .II.l 2 XXX X XX X - Rojiza 3 epi dota KBD9.II.6 XXX X X XX Rojiza 3 ""~ KBD8.E3933 XXX X XX - Blanca 4

    KBJ8.E47.41 XXX X XX - circón Blanca 4

    KB.KS.I.11 XXX X XX - - Blanca 4

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 216 JOSE LUIS IBARRA ÁLVAREZ

    (b) Estudio difractométrico por la presencia de metacaolinita, tal como se ha comprobado en el estudio por difracción de rayos-X.

    En todos los espectros correspondientes a las ESTUDIO MICROSCÓPICO muestras de los Grupos 1, 2 y 3 se aprecia la presen­ cia de cuarzo, como fase cristalina predominante, y otras fases minoritarias, entre las que se ha podido Fragmento KB.D9.II.6 comprobar la existencia de feldespatos (plagioclasa) y filosilicatos (illita/moscovita o/y clorita); estas Descripción macroscópica: Material de color últimas se encuentran claramente subordinadas al marrón anaranjado, de tamaño de grano fino a muy cuarzo y han sido aportada por el material arcilloso fino, con manchas anaranjadas subredodneadas. original. Como fase amorfa tenemos vidrio silicatado, que sólo responde a esta técnica de estudio, elevando Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos la línea de fondo de los espectros. Los resultados de (clorita, moscovita), óxidos de Fe, circón, turmalina esta investigación han servido para confirmar y completar la tabla 2. Caracteres microscópicos: Posee un aspecto ignimbrítico, con fenoclastos de cuarzo y un micro­ La ausencia de caolinita y la presencia de cuar­ bandeado grosero definido por la alternancia de zo-a en todas las muestras analizadas, suele interpre­ niveles ricos en filosilicatos y niveles ricos en óxidos tarse como indicativo de que las temperaturas de de Fe. Asimismo, se aprecian efectos de microplega­ cocción en el horno, fueron supriores a 550º C, miento local. El circón es xenomorfo y junto con la puesto que entre 450° y 600º c colapsa la estructura turmalina representan fases accesorias. de la caolinita, desapareciendo para formar metacao­ linita (amorfa). El límite superior es más difícil de Fragmento KB.DS.11.13 fijar, pero la ausencia de mullita que comienza a for­ marse a partir de 950º C (entre 930° y 1200º C) y de Descripción macroscópica: Material de color gris feldespato potásico, que inicia su descompensación a marrón anaranjado, con tamaño de grano fino a muy entre 1160º c y 1290º C, claramente abogan por las fino temperaturas de los hornos no superaron los 900º - 950º C. Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, óxidos de Fe, filosilicatos (clorita, moscovita) En resumen tenemos que se han distinguido tres tipos de pastas arcillosas, la mayoría de ellas trabaja­ Caracteres microscópicos: Textura fluidal mate­ das mecánicamente en torno: rializada por una matriz rica en óxidos de Fe que se adapta a los cristaloclastos de cuarzo. Los filosilica­ (1) blancas (Grupo 4), con <5% de desgrasantes y tos son relativamente poco abundantes y se aprecian mineralogía básicamente compuesta de cuarzo, pla­ algunas vacuo las. gioclasa y filosilicatos Fragmento KB.D8.E39.33 (2) marrón-rojizas y grises (Grupos 2 y 3), con contenidos de desgrasantes siempre inferiores a Descripción macroscópica: Material de grano fino 3-5%, heterométricos y heterogéneos, y mineralogía a medio con tonos verde-grisáceos claros. compuesta de cuarzo, plagioclasa, filosilicatos y accesoriamente turmalina y circón, cocidas en atmós• Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos fera reductora y generalmente alteradas meteórica• (clorita, moscovita), óxidos de Fe mente (colores rojizo-anaranjados). Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina (3) toscas (Grupo 1) con un 10-20% de desgrasan­ fluidal, con fenocristales de cuarzo reabsorbidos pro tes de tamaño de grano medio y mineralogía básica­ la matriz rica en minerales opacos, mostrando una mente compuesta de cuarzo, clorita, óxidos de hierro orientación relativamente fuerte que se adapta alrede­ y turmalina como accesorio dor de los fenocristales. La clorita es más abundante que la moscovita. Por otra lado, queda establecido que la fabricación de estas cerámicas se realizó en el intervalo térmico comprendido entre los 550º y 950º C, caracterizado

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 FRAGMENTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERMEO. VIZCAYA) 217

    Fragmento KB.E6.51.17 Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina con cierto carácter vesicular. La proporción de óxidos Descripción macroscópica: Material de grano fino de Fe es relativamente alta mientras que la de los a muy fino, de color gris a marrón-grisáceo en los filosilicatos es inferior a la de otras muestras. bordes Fragmento KB.K6.I.4 Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe Descripción macroscópica: Material de color marrón-anaranjado y tamaño de grano fino a muy Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina, fino con cristaloclastos de cuarzo dispuestos en una matriz orientada y crenulada ligeramente. Cabe apuntar la Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos presencia de algunas vacuolas y la poca abundancia (clorita, moscovita), óxidos de Fe de filosilicatos en comparación con otras muestras de aspecto similar. Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina con cristaloclastos de cuarzo inmersos en una matriz Fragmento KB.K7.I.2 rica en filosilicatos y óxidos de Fe.

    Descripción macroscópica: Material de grano fino Fragmento KB.Superñcial a muy fino, con una zona de color gris que pasa a un borde de color marrón, destacándose algunas man­ Descripción macroscópica: Material de grano fino chas de color pardo rojizas a muy fino, que ostenta un color grisáceo con un borde marronáceo. Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, óxidos de Fe, filosilicatos (clorita, moscovita) Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina, donde la matriz exhibe una orientación fluida! irregu­ Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina lar, localmente microplegada, que parece estar condi­ fluidal con cierto carácter vesicular. En relación a cionado por la presencia de nódulos o relictos ricos otras muestras semejantes, la proporción de cristalo­ en óxidos de Fe. Los clastos de cuarzo son más clastos de cuarzo es menor en favor de los óxidos de abundantes que los de plagioclasa. Fe que aparecen en granos subredondeados envueltos en el flujo de la matriz. Fragmento KB.ES.II.12 Fragmento KBJ8.I.4 Descripción macroscópica: Materia de grano fino a muy fino, de color variable gris oscuro a marrón en Descripción macroscópica: Material de color los bordes. marrón-anaranjado con un tamaño de grano fino a muyfmo. Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe, turmalina Caracteres microscópicos: Textura hlalocristalina con una microfábrica fluidal marcada por filosilica­ Caracteres microscópicos: Textura hlalocristalina tos, cristaloclastos elongados de cuarzo y óxidos de fluidal con cristaloclastos de cuarzo en una matriz Fe. orientada.

    Fragmento KB.D6.6.29 Fragmento KB.ES.I.8

    Descripción macroscópica: Material de color gri­ Descripción macroscópica: Material de grano fino sáceo y tamaño de grano fino a muy fino a muy fino, con una zonación definida por un núcleo o centro grisáceo y una aureola marrón clara. Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, óxidos de Fe, filosilicatos (clorita, moscovita) Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe, circón, rutilo

    KOBIE (Paleoantropología n.º 28), año 2009 218 JOSE LUIS IBARRA ÁLVAREZ

    Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina Mineralogía: Plagioclasa, cuarzo, filosilicatos fluidal donde se aprecian algunos micropliegues y (clorita, moscovita), óxidos de Fe, circón. crenulación asociada. Los clastos se componen mayo­ ritariamente de cuarzo angular a subredondeado, Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina envueltos por una matriz fluidal rica en filosilicatos y fluidal con fenoclastos de plagioclasa y cuarzo que óxidos de Fe. exhiben una deformación interna relativamente fuer­ te. La proporción de clastos de plagioclasa es particu­ Fragmento KB.16.1.12 larmente alta en relación a otras muestras.

    Descripción macroscópica: Material de grano fino Fragmento KB.K.6.1.17 a muy fino, con un color grisáceo en el centro a marrón-anaranjado en el borde. Descripción macroscópica: Material de color marrón-grisáceo, de tamaño de grano fino a muy fino, Mineralogía: Cuarzo, filosilicatos, plagioclasa, y una fábrica claramente orientada. óxidos de Fe Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina (clorita, moscovita), óxidos de Fe, ¿fels-K?. fluidal con una orientación bastante acusada. Los clastos son fundamentalmente de cuarzo y los filosi­ Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina licatos se adaptan al flujo impuesto por la matriz. fluidal con algunas vacuolas dispersas. Los clastos de cuarzo quedan envueltos por el flujo de la matriz al Fragmento KBJ8.E47.48 que se adaptan perfectamente los filosilicatos. Por otro lado, cabe reseñar la presencia de fragmentos Descripción macroscópica: Material de color "líticos" compuestos básicamente por cuarzo, plagio­ beige con un tamaño de grano fino a muy fino. clasa y vacuolas.

    Mineralogía: Cuarzo, filosilicatos (clorita, mosco­ Fragmento KB.K6.I.8 y 10 vita), óxidos de Fe, plagioclasa, ¿biotita?, circón. Descripción macroscópica: Material de color Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina marrón anaranjado a gris, de tamaño de grano fino a fluidal, algo vesicular, con fenoclastos de cuarzo y, en muy fino. menor medida, plagioclasa dentro de una matriz que se reorienta alrededor de estos. Mineralogía: Cuarzo, filosilicatos (clorita, mosco­ vita), óxidos de Fe, plagioclasa. Fragmento KB .D8.E13.19 Caracteres microscópicos: Textura ignimbrítica Descripción macroscópica: Material de color con vacuolas y fenoclastos de cuarzo principalmen­ marrón-anaranjado, de grano fino a muy fino, con te. nódulos milimétricos de óxidos de Fe. Fragmento KB.17 .1.2 Mineralogía: Cuarzo, clorita, plagioclasa, óxido de Fe. Descripción macroscópica: Material de color gris oscuro, que cambia a marrón anaranjado en los bor­ Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina des, con un tamaño de grano fino a muy fino. fluidal con cristaloclastos de cuarzo y nódulos de óxido de Fe en una matriz relativamente rica en filo­ Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, óxidos de Fe, silicatos y óxidos de Fe. La plagioclasa es muy poco filosilicatos (clorita, moscovita), epidota, turmalina. abundante. Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina Fragmento KB.8.47.41 con flujo irregular definida por la matriz. La presen­ cia de epidota se restringe a los huecos. Descripción macroscópica: Material de color marrón claro con una zona grisácea en el centro. El tamaño de grano es fino a muy fino, destacándose una serie de manchas rojizas a negras.

    KOBIE (Paleoantropología n.ª 28), año 2009 FRAGl\IBNTOS DE PRODUCCIONES ALFARERAS RECUPERADOS EN LA ERMITA DE KURTZIO (BERl\IBO. VIZCAYA) 219

    Fragmento KB.FS.5.40 poco importante y algunos clastos se caracterizan por su naturaleza policristalina. Descripción macroscópica: Material de color marrón, con una banda grisácea en el centro, de Fragmento KB.KS.1.11 tamaño de grano medio a muy fino. Descripción macroscópica: Material de color Mineralogía: Cuarzo, clorita, óxidos de Fe, circón, marrón claro y tamaño de grano muy fmo a medio turmalina. Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos Caracteres microscópicos: Textura pseudo-micro­ (clorita, moscovita escasa), óxidos de Fe. lítica fluidal, con pocos clastos de cuarzo y muchos huecos microlíticos de acuerdo con la orientación Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina, global. de tipo ignimbrítico, con predominio de fenoclastos cuarzosos pero sin una orientación global bien defini­ Fragmento KB.GS.1.1 da.

    Descripción macroscópica: Mineral de grano fino a muy fino, con un color variable: naranja a tonos grisáceos. Hay que apuntar la presencia de manchas submilimétricas más oscuras.

    Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe.

    Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina fluidal con presencia de algunas vacuolas y microtex­ turas rotacionales materializadas por óxidos de Fe, filosilicatos y matriz.

    Fragmento KB.17 .1.4

    Descripción macroscópica: Material grisáceo, de tamaño de grano fino a muy fino, con algunas man­ chas submilimétricas más oscuras.

    Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, filosilicatos (clorita, moscovita), óxidos de Fe.

    Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina fluidal, relativamente rica en minerales opacos como fenocristales y granos integrantes de la matriz.

    Fragmento KB.G7.I.5

    Descripción macroscópica: Material de grano fino a muy fino, con una coloración zonada: gris en el centro y naranja en los bordes.

    Mineralogía: Cuarzo, plagioclasa, clorita, óxidos de Fe.

    Caracteres microscópicos: Textura hialocristalina fluidal donde la proporción clastos/matriz es relativa­ mente menor que en otras muestras. La plagioclasa es

    KOBIE (Paleoantropología n." 28), año 2009