Revista Atlántica-Mediterránea 19, pp. 29-66 BIBLID [11-38-9435 (2017) 19, 1-260]

REFLEXIONES EN TORNO AL CONCEPTO DE TRÁNSITO: A PROPÓSITO DE LA CARACTERIZACIÓN MORFOTÉCNICA DE LOS CONJUNTOS LÍTICOS DE MODOS TÉCNICOS 2 AL 3 EN EL ÁMBITO DE LA ORILLA NORTE DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR

REFLECTIONS ON THE CONCEPT OF TRANSITION: CONCERNING THE MORPHOTECHNICAL CHA- RACTERIZATION OF LITHIC ASSEMBLAGES FROM TECHNICAL MODE 2 TO 3 IN THE AREA OF THE NORTH SHORE OF THE STRAIT OF GIBRALTAR

Luis PÉREZ RAMOS

Grupo de investigación “Patrimonio histórico-arqueológico en el ámbito del Estrecho de Gibraltar. De la Prehistoria al fin de la Antigüedad” (PAIDI HUM-831). Universidad de Cádiz. Avda. Gómez Ulla, s/n. 11003-Cádiz. Resumen:Correo electrónico: [email protected] - - En este trabajo nos proponemos caracterizar los conjuntos líticos del tránsito entre los Mo- dos Técnicos 2 y 3 en el ámbito geográfico del y de la occidental. Iden tificaremos los criterios de aprovisionamiento y selección de sus materias primas, así como sus carac teres tipométricos, volumétricos, litológicos, morfotécnicos y morfopotenciales. Contrastaremos esta- información con los yacimientos sincrónicos del Sur peninsular y haremos su valoración diacrónica. En nuestra labor, nos definimos en lo teórico como partícipes de los principios de la Arqueología Social La- tinoamericana (o Ameroibérica) y en lo metodológico dentro del Sistema Lógico Analítico. Como se verá, nuestro interés versa sobre la definición de los modos de vida y de trabajo de estas formaciones econó mico-sociales cazadoras-recolectoras en transición, por lo que reflexionamos sobre lo que significa para Palabrasnosotros, comoClave: historiadores sociales, el concepto de tránsito en Prehistoria.

Arqueología Social Latinoamericana, Sistema Lógico Analítico, modos técnicos Abstract:2 y 3, tránsito, OIS 5, formación económico-social, modos de vida y de trabajo. -

In this paper we expect to characterize the lithic assemblages of the transition between Tech nical Modes 2 and 3 in the geographical area of Campo de Gibraltar and Western Costa del Sol. We will identify the criteria of procurement and selection of their raw materials, as well as their typometrical, volumetrical, lithological, morphotechnical and morphopotential characteristics. We will contrast this- information with synchronous sites in the peninsular South and we will do their diachronic evaluation. In our work, we define ourselves in regard to theory as participants in the principles of the Latin Ame rican (or Amero-Iberian) Social Archaeology and with regard to the methodology as within the Logical Analytical System. As will be seen further on, our interest focuses on the definition of the modes of life and work of these hunter-gatherer socio-economic formations in transition, therefore we reflect on Keywhat words: it means for us, as social historians, the concept of transition in Prehistory.

Latin American Social Archaeology, Logical Analytical System, Technical Modes 2 and 3, Sumario:transition, OIS 5, socio-economic formations, modes of life and work. -

1. Apuntes historiográficos en el ámbito del Campo de Gibraltar. 2. Fundamentos teórico-me todológicos. 3. Caracteres litológicos, morfotécnicos y morfopotenciales de los conjuntos líticos de MT 2 al 3 en el ámbito geográfico de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar. 3.1. Caracteres litológicos y tipométricos. 3.2. Caracteres morfotécnicos y morfopotenciales de los conjuntos asociados al MT 2. 3.3. Caracteres morfotécnicos y morfopotenciales de los conjuntos asociados al tránsito de los MT 2 al 3. 3.4. Caracteres morfotécnicos y morfopotenciales de los conjuntos asociados al MT 3. 3.5. Síntesis caracteres morfotécnicos identificados en el tránsito al MT 3. 4. ¿Qué papel desempeñan en la problemática del tránsito entre los MT 2 y 3 los registros sincrónicos del Sur peninsular?. 5. ¿Estamos en condiciones de inferir el modo de vida y de trabajo de estas paleo-comunidades?. 6. Consideraciones finales en torno al Fecha“tránsito”. de recepción 7 Agradecimientos. del artículo: 26-VII-2016. 8. Bibliografía. Fecha de aceptación del artículo: 19-X-2017 PÉREZ RAMOS, Luis

1. Apuntes historiográficos en el ámbito del en Europa. Campo de Gibraltar

Estamos de acuerdo con quienes consideran Con la entrada en el siglo XX, la Prehistoria pasa a formar parte de la Historia tanto en los manuales como en los programas de estudio, pero se aleja que un análisis historiográfico debe examinar de otros tipos de análisis, como son los geológicos, las relaciones entre la Arqueología y su contexto- paleontológicos y antropológicos (Jiménez, 1996:- social desde una perspectiva histórica (Trigger,- 272). Asistiremos en ese momento al triunfo del 1992). Pero además entendemos que dicho obje Historicismo Cultural, que se concreta en el crite- tivo se debe alcanzar desde un planteamiento do- tablecerrio del fósil-director seriaciones crono-culturalescomo elemento definidory en el apa de- ble: de un lado tenemos que realizar una historia una cultura, en la constante preocupación por es crítica, contraria a aquélla que legitima en su dis - curso a determinados sistemas políticos y de otro rente desinterés por la formación de los registros eluna análisis historiografía del pasado útil, nosque permitapueda jugar interpretar un papel el arqueológicos, obviándose las explicaciones so importante en la práctica arqueológica, para que etc.cio-económicas, de captación de materias primas, de formación de los yacimientos, sobre la fauna, presente (Moro y González, 2005). El ámbito geográfico del Campo de Gibraltar- En el segundo decenio del siglo XX se produce- es una zona muy interesante para la investigación la llegada a la comarca de H. Breuil, quien entre prehistórica y no ha permanecido ajena al contex- 1912 y 1919 realizará hasta seis viajes con la in- to historiográfico de la Península Ibérica. tención de aportar pruebas a favor de la influencia A mediados del siglo XIX la Prehistoria se deba- europea (francesa) o africana en el arte prehistó- te entre la Ciencia y la Fe, aún ajena a las primeras rico de la Península Ibérica. Además del equipo- periodizaciones cronológicas y dataciones relati anglo-francés encabezado por Breuil, en los bor vas, como la de C. J. Thompsen (Trigger, 1992: 77 y des de la Laguna de encontramos traba ss.). Imbuida de creacionismo y difusionismo, a los jando a un grupo español integrado, entre otros, que pronto se incorpora el colonialismo, analiza la por el geólogo Eduardo Hernández-Pacheco y el- circunstancialesinfluencia del continente como las africano similitudes en la Prehistoriacraneomé- gicasarqueólogo y Prehistóricas. Juan Cabré Este Aguiló, evento gracias da lugar a la reciéna una de la Península Ibérica basándose en hechos tan creada Comisión de Investigaciones Paleontoló - - tricas en los fósiles o el componente tipológico en posde las inician etapas un más interesante fructíferas debate en trabajos centrado sobre en lael disciplinalas cerámicas por (Fernández,las clases medias 2001). y dominantes Tras esos aná de Prehistoria campogibraltareña, pues ambos equi- lisis subyace una utilización nada inocente de la- origen de las tierras negras de la Laguna de La Jan la sociedad, impregnada de un componente racis da, situando a la comarca en primera línea de la unata, que élite justifica poco numerosa la ocupación pero europea detentadora (y española) de una investigación geológica y arqueológica. A pesar de- del espacio y la sociedad africanos en beneficio de ello, lo que realmente se debatía eran dos formas social. de entender la investigación, desde dos posiciona importante cuota de poder político, económico y mientos teóricos distintos (Castañeda, 2001: 39):- - el del equipo español, preocupado por el modo de- En este contexto, durante la segunda mitad del vida de las formaciones sociales cazadoras-reco- siglo XIX la investigación prehistórica en el ámbi ricismolectoras, cultural y el del y integrado preocupado por esencialmente franceses e ingle por to de estudio se centrará de manera exclusiva en ses, con aplicación de criterios propios del histo Gibraltar y será realizada por autores británicos.- Se trata de una Prehistoria contada por europeos yfijar color la secuencia de las tierras crono-cultural. negras se encontraba en la para europeos, de la que, en principio -excepto sin- descomposición Para Hernández-Pacheco de una abundante (1915) vegetación el origen gulares personalidades, como la de Juan Vilanova- pletoy Piera- de está mujer ausente adulta la sociedadde H. neanderthalensis científica españo en la. El descubrimiento del fósil de un cráneo incom- hidrófila durante un periodo de gran humedad. - Consideraba que el clima de la zona durante las Forbes Quarry suscitará el interés de paleontólo glaciaciones debió ser húmedo y templado-frío, gos y prehistoriadores y se convertirá en un refe basándose en su situación geográfica y su latitud y rente para el estudio de las sociedades paleolíticas situando el origen de esta formación edáfica entre 30 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- El papel más importante de la investigación ar- periorla segunda sobre y lala base tercera de los glaciación, numerosos al seryacimientos éstas las Vila, 1999: 64-65). - más intensas. Establece su límite cronológico su - queológica lo desempeñó de 1939 a 1955 la Co- prehistóricos depositados en ella. La propuesta de misaría General de Excavaciones Arqueológicas- Hernández-Pacheco tendrá la correspondiente ré (Díaz-Andreu y Ramírez, 2001), con las compe plica por parte de Breuil (1917), que las consideró tencias de cuidado administrativo, vigilancia téc- posteriores a los conjuntos líticos, basándose en- nica y elaboración científica de las intervenciones la situación que ocupan en el fondo de la laguna. arqueológicas, así como la de proponer los pla Aporta paralelos de contextos similares con gra nes generales de las excavaciones que hubieran- vas, como el río Palmones, y, sobre todo, los sitios- de realizarse cada año y vigilar su ejecución. Este arqueológicos de Tapanilla, Tahivilla y Pasada de órgano desplegará una red de Comisarías Provin- Gibraltar. Más allá de quién aportase la argumen ciales, Insulares, Locales y Ayudantes subalternos notación podemos correcta menos (en esteque caso,valorar el elequipo trabajo de de Breuil), estas de excavaciones arqueológicas. La figura de los Co- con la perspectiva que nos da el momento actual, misarios Provinciales se creará el 30 de abril de- - 1941, siendo nombrado primer Comisario Provin personas, pues, aplicando los conocimientos de su lacial escasa de Excavaciones o nula preparación Arqueológicas teórico-metodológica para la provin época, dieron explicaciones coherentes a los regis- cia de Cádiz César Pemán y Pemartín. Era habitual tros que localizaron. Estas líneas de investigación caerían en el olvi de estos comisarios, siendo en ocasiones meros do durante la década de los 30 y desaparecerían aficionados a la Arqueología. - definitivamente con el golpe militar de 1936, la Esta red de control institucional supuso, en el consecuente Guerra Civil y la implantación de la mejor de los casos, la muerte intelectual de algu dictadura, así como con el inicio de la II Guerra nos investigadores de primera línea y el exilio, el Mundial en el contexto europeo. - destierro o el encarcelamiento de otros, afectando- El periodo que se inicia tras ésta se caracteriza- de manera negativa a la investigación que se venía por el uso/abuso de la Arqueología y la Prehisto desarrollando desde las Universidades. En el pla ria para justificar y consolidar (en definitiva, le no teórico, asistimos a la completa implantación y- gitimar) los sistemas dictatoriales (Díaz-Andreu,- desarrollo del Historicismo Cultural, en el mismo 1993), convirtiéndose en el discurso del poder- apostandomomento enpor que otros el modelos resto de de Europa los que y no EEUU se ten co- (Pagés, 1983: 81). El caso español no será diferen mienza a abandonarlo como vía de investigación, te. Se inicia en este momento el período más esté ril que ha conocido la investigación prehistórica, y- drá constancia en España hasta entrada la década muy especialmente la paleolítica, en nuestro país- de los 60 (Castañeda y Mariscal, 2008: 24). Como- y, por tanto, en Andalucía y en el Campo de Gibral decimos, será a partir de los años 60 del siglo XX tar. Durante esos años se abandonarán los intere ycuando la creación se producirá de equipos en nuestromultidisciplinares país la introduc inter- santes debates, los proyectos de investigación y el nacionalesción de técnicas que traeránpropias deconsigo las Ciencias propuestas Naturales teó- dinamismo en las publicaciones, elementos que habían sido identificadores de la etapa anterior,- aunque somos conscientes de la ideología política planorico-metodológicas en lo que a investigaciones “nuevas”. Durante prehistóricas esta etapa se conservadora desde la que se realizaron la mayo el Campo de Gibraltar permanecerá en segundo ría de esos trabajos. Estaban muy equivocados quienes pensaban Una vez instaurado el régimen franquista en refiere. - la esfera política, extendió sus raíces al resto de la sociedad, incluidas la cultura y la investigación, continuaráque con la muertetrabajando de Francodesde el cambiaría posicionamiento el pano afectando, como no podía ser de otra forma, a la rama de la investigación prehistórica, ya que se propia Universidad y creando una verdadera “red Gibraltar no se retoman los trabajos prehistóri- desdeinstitucional unos posicionamientos de control de la investigación”, teórico-metodológi lo que- teórico del Historicismo Cultural. En el Campo de supone hacer una Prehistoria al servicio del poder,- - cos hasta mediados de los 80, fomentados por la cos que se articulan alrededor de tres ejes: la uni descentralización que supuso la transferencia de dad de España, el anticomunismo religioso y el eu competencias en materia de Cultura a la Junta de ropeísmo arianizante (antiafricanismo) (Estévez y Andalucía. A pesar de ello, esos trabajos tuvieron Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 31 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

de investigación o a proyectos debidamente auto- - carácter puntual y se efectuaron ajenos a grupos- bajadoson la base en laempírica comarca del varios presente equipos trabajo. de investi- Con motivo de los referidos estudios han tra rizados y financiados, ya sea por entidades públi- cas o en el marco de la empresa privada. No será, gación. En concreto, los dirigidos por el Prof. José por tanto, hasta mediados de los 90, con la auto Ramos (UCA) y por el Prof. Vicente Castañeda- asistamosrización y financiacióna una verdadera de proyectos renovación por de parte los esde- (UCA) aportaron la novedosa aplicación, en aquél la Dirección General de Bienes Culturales, cuando- momento, de los planteamientos teóricos desarro llados por la Arqueología Social Latinoamericana. tudios prehistóricos, lo que posibilitará la locali El equipo en torno a Francisco Giles, por su parte,- zación de nuevos registros (Ramos, coord. 1995,- seguía una investigación prehistórica arraigada en así como los recogidos en las distintas memorias la geoarqueología, pero observamos cierta evolu- de prospección), el estudio de materiales depo ción en su seno, sobre todo tras incorporarse al sitados en museos (Castañeda y Herrero, 1998;- proyecto de Gibraltar, acercándose a un posiciona Giles et al., 1994, 1996; Ramos et al., 2000) y la miento teórico-metodológico muy definido dentro excavación de determinados yacimientos (Casta de la Arqueología Procesual, donde priman los ñeda et al., 2005b, 2005c, 2009a, 2009b; Giles et enfoques de adaptación del hombre al medio y de- al., 2000a, 2000b, 2001; Jiménez-Camino et al., e. análisis exhaustivo de la paleo-biocenosis. p.; Ramos y Castañeda, eds. 2005). No queremos finalizar este acercamiento his Algunos de los proyectos que han supuesto toriográfico sin valorar la labor desarrollada por una transformación radical en el panorama de la otras instituciones y organismos, en concreto- Arqueología prehistórica en el ámbito de la orilla por el Instituto de Estudios Campogibraltareños norte del Estrecho de Gibraltar son los siguientes: (IECG), creado en 1991 al amparo de la Mancomu “El Paleolítico en la antigua Laguna de la Janda”, elnidad patrimonio de Municipios cultural del de Campola comarca de Gibraltar en todos consus aprobado en 1985, codirigido por Juan Ramón el objetivo de servir, rescatar, proteger y potenciar Ramírez, Carlos Fernández-Llebrez y Victorina - Mateos, bajo la coordinación del Prof. E. Vallespí, múltiples y ricos aspectos. El IECG cuenta con dos (Fernández-Llebrez et al., 1988; Ramírez et al.,- foros de debate, las Jornadas de Historia y las Jor 1989; Mateos et al., 1995); “Las manifestaciones nadas de Prehistoria y Arqueología del Campo de- rupestres prehistóricas de la zona gaditana”, di Gibraltar, de celebración bianual, así como con una rigido por el Prof. Marti Mas (UNED) (Mas et al., deherramienta la cultura dea amplias difusión capas cultural, de la revistasociedad “Almo y de 1994; Mas, 1998; Mas, coord. 2000); el que viene raima”, que supone un medio idóneo de difusión desarrollando el grupo “Gibraltar Caves Project”,- autorizado y subvencionado por el gobierno de puesta al día de los conocimientos generados por Gibraltar, con la participación de miembros britá los distintos equipos de trabajo, lo cual, sin duda,- nicos del Gibraltar Museum, con C. Finlayson como redunda en beneficio de la investigación. director, y españoles, procedentes en su mayoría En esta tarea de defensa, conservación y di del “proyecto Guadalete”, con F. Giles Pacheco- fusión de la cultura y el patrimonio, debemos- trocomo de director;las actividades “La ocupación que llevaba prehistórica a cabo el grupo de la mencionar la excelente labor realizada por el campiña litoral y banda atlántica de Cádiz”, den arqueólogo municipal de Algeciras, Rafael Jimé- - nez-Camino Álvarez, que consiguió, entre otros “Estudio de las formaciones económicas y sociales aspectos relacionados con su función, situar la re prehistóricas de la banda atlántica de Cádiz”, am vista “Caetaria” a la altura científica que merecen- bos con dirección y responsabilidad del Prof. José- los investigadores de la comarca. Ya expresamos Ramos (UCA) (Ramos, coord. 2008); “Las bandas- en otro trabajo (Pérez et al., e. p. c.) cómo, desgra de cazadores-recolectores en el Campo de Gibral- ciadamente, no tuvo continuidad esta tarea, una tar”, desde el año 2001, dirigido por el Prof. Vicen vez que la dirección del Museo Municipal intentó te Castañeda (UCA), en el seno del grupo de inves hacerse cargo de su edición. Otros ayuntamientos tigación “Las primeras ocupaciones humanas y están en ello y cuentan con cierta tradición, como sus inferencias socioeconómicas en el extremo sur- la Revista de Estudios Tarifeños “Aljaranda” y la de la Península Ibérica”. Gran parte de los registros 2.Revista Fundamentos de Estudios teórico-metodológicos Sanroqueños “Lacy”. localizados durante la materialización de este úl timo proyecto, así como la bibliografía generada, 32 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- con ello ausencia de rigor y una lamentable pérdi-

De manera general, en nuestros trabajos recha - zamos el pseudocientifismo que adorna a buena da de sentido crítico. - parte de una creación intelectual que, en nuestro Seguimos el concepto de posición teórica (Gánda campo, perpetúa acríticamente los paradigmas ra, 1993: 7-8, precisado y desarrollado en su Te- del Positivismo y del Historicismo Cultural en sus- sis Doctoral en 2008) definido como conjunto de- diversas formulaciones, casi siempre de manera- munidadsupuestos académica valorativos, particular ontológicos y que y epistemológi permiten la velada o no explícita y a menudo, diríamos, in- co-metodológicos que guían el trabajo de una co consciente o desidiosa (y, en ocasiones, nada ino alcente). registro Del materialmismo modo, en el simplenos disgustan decorado los de ultra dis- generación y el desarrollo de teorías sustantivas. posicionamientos cosméticos, ésos que convierten- seEn determina un posicionamiento su objetivo teórico cognitivo. concreto, El área el onto área- - valorativa define su “para qué”, es decir, es donde cursos -con frecuencia- prediseñados y que gene - ran silogismos demostrativos atrapados en círcu rarlógica, a las por corrientes su parte, de establece pensamiento “qué” materialistases lo que se los viciados. Desde nuestra postura crítica con el deestudia; las idealistas. se trata del El aspectoárea epistemológico-metodo teórico que va a sepa- “todo vale” del liberalismo teórico-metodológico, observamos -en general para toda la disciplina, no- sólo para la Prehistoria- que, salvo interesantes cumplirlógica es el dondeobjetivo nos cognitivo planteamos establecido el “cómo” en el debeárea excepciones, el avance de la investigación arqueo estudiarse lo definido en el área ontológica para lógica fluctúa entre la hipertrofia de los registros y- dividiendo el área epistemológico-metodológica la atrofia de las narrativas, dando la impresión (tal- valorativa. L. F. Bate (1998: 30) amplía el concepto- vez cierta) de que no “se crece” sino que “se engor lada”. literatura Evitamos arqueológica ejemplificar nuestrosestá llena rechazos de casos y disque de Gándara para desarrollar, de una parte, el cono- gustos por sana cortesía, pero a nadie escapa que cimiento científico general y, de otra, el particular.- Con estas premisas, partimos del principio ló demostrarían nuestras palabras. Tampoco somos gico de la prioridad de la teoría respecto a los mé tan irresponsables que no reconozcamos cómo todos (Bate, 2000: 6) ya que serán éstos los que nosotros mismos hemos firmado trabajos que no- en última instancia permitan las inferencias más- nernosresistirían la enmienda el más leve y mejorar análisis nuestra desde producción. semejante objetivas posibles, muy alejadas de la objetividad- perspectiva. Valgan estas reflexiones para propo- positiva, si bien somos conscientes de que el histo- - riador subjetiviza su discurso desde que se posi Pero no aspiramos a definir nuestras posicio- producciónciona en lo teórico histórica (Pagés, no pueda 1983: ser 43 rigurosa. y ss.). En cual nes de partida sólo por rechazo de las que no apro quier caso, negar la objetividad no significa que la bamos. Es más, somos conscientes de los benefi cios que supone la variedad teórico-metodológica,- Nosotros, en general, nos situamos del lado de puestastal como daránmanifiesta lugar L. a F. contradicciones Bate (2000: 3), enentre cuanto los las corrientes materialistas, las que suponen la- a que la defensa y/o crítica de las distintas pro existencia de la realidad independientemente de- su forma de conocimiento, frente a otras posicio sóloplanteamientos puede llevar y, a con la investigación ello, a progreso normal científico. a ago- acercarsenes de corte desde idealista lo más (Bate, general 1998: a lo 35). más Considera particular La hegemonía incontestada de cualquier posición- mos así que existe una realidad a la que es posible - elnizar debate en la teórico-metodológico.mediocridad. Es decir, estamosEn consonancia conven (Mena, 1989: 42). Y este compromiso teórico se cidos de que la diversidad de propuestas favorece- posiciona de manera específica del lado de la lla- tancia del posicionamiento teórico y de los prin- minamada actualmente Arqueología con Social el propósito Latinoamericana de incluir (Bate, a los cipioscon esta metodológicos línea argumental que debenno obviamos regir el la proceso impor distintos1989, 1998, equipos 2000) que o Ameroibérica, trabajan desde como este se posicio deno-

- de la investigación histórica y arqueológica (Bate, namiento en la Península Ibérica. - 1981, 1989: 37-39), con carácter previo a su inicio, El corpus teórico de la Arqueología Social Lati entrepues comoarqueólogos bien ha apuntadoocasiona J.numerosas Ramos (2000: contra 30-- noamericana (en adelante, ASL) comienza a ges 32), la falta de preparación teórico-metodológica tarse en América central y del Sur desde finales de los años 1960 (Bate, 1989: 18), pero encuentra sus dicciones al aplicar algunos conceptos, generando primeros referentes en Perú entre 1919 y 1939, Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 33 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- con Luis Valcárcel como figura más representativa- elEl conjuntoconcepto dede enunciadosteoría sustantiva sistemáticamente que seguimos rela fue- (Montañés, 1999: 278). Su acto fundacional se pro- también definido por M. Gándara (1993: 7) como dujo en el Congreso Internacional de Americanis tas de Lima, en 1970. Le siguieron reuniones pe cionados que incluye, cuando menos, un principio- riódicas y grupos de trabajo en México (EVENFLO, nómenogeneral tipoo proceso. ley que es refutable en principio y como metáfora derivada de una marca comercial que se propone para explicar/comprender un fe- de biberones), Venezuela (Sociedad Venezolana de blicación nacida de sus creadores que vincule el Arqueólogos-SOVAR) y Perú (Instituto de Estudios Pero no existe -que conozcamos- ninguna pu- Andinos-INDEA). En su formulación y desarrollo, además de Luis Felipe Bate -su representante más posicionamiento teórico de la ASL con la meto conocido en España-, han trabajado autores como dología de análisis del SLA. De entre los teóricos Luis Lumbreras, Manuel Gándara, Iraida Vargas o de la ASL, solo Luis Felipe Bate ha dedicado algún Mario Sanoja, entre otros. esfuerzo a la clasificación lítica (Bate, 1971), pero En lo referido a la metodología de estudio de- mucho antes del surgimiento del SLA. Por otro- los conjuntos líticos, aplicamos el Sistema Lógico lado, es cierto que los autores que aplican el SLA Analítico (Carbonell, Guilbaud y Mora 1983; Car comparten lo sustantivo del Materialismo Histó bonell et al., 1992). Como Carbonell et al. (2006: másrico interesados en su estudio en dela relación la evolución hombre-medio humana, pero que 45) resumen, el Sistema Lógico Analítico (en desde una perspectiva eco-social, por lo que están- adelante, SLA) surge entre las décadas de 1970 tiempoy 1980 en para el explicaranálisis de la complejidadlos objetos. Es del una registro reac- en la obtención -como pretende la ASL- de inferen arqueológico introduciendo los factores espacio y- cias sobre los modos de producción, las relaciones de fuerzas productivas o la recreación del modo abiertación crítica contrapuesta a los sistemas a los de sistemas clasificación basados empíri en de vida y trabajo de las sociedades concretas, que,- cos tradicionales que aspira a crear una tipología en definitiva, son los elementos que permiten (o queimpiden) presupone a estos el determinismo grupos cazadores-recolecto medioambiental listas-tipo y fósiles-guía, típicamente bordesianos- res superar las limitaciones del medio (contra lo (Bordes, 1961), permitiendo revisiones desde su - seno, como la introducción de la matriz morfoge- dimientosde las teorías técnicos procesuales-funcionalistas; no son patrimonio de ninguna Ramos, nética (Carbonell et al., 1992: 41-50, 2006: 52). Se 2000). Sin embargo, nadie duda de que los proce- trata de una derivación no tipológica de la analí tica laplaciana (Laplace, 1972), que conserva su posición teórica: son los mismos para todos y de espíritu analítico y estructuralista eliminando el ben ser los mejores disponibles (Gándara, 1993: componente tipológico (Carbonell et al., 1983). 17), especialmente para un campo de estudio, el- Está influido, además, por el enfoque analítico y de las sociedades cazadoras-recolectoras, donde lasistémico perspectiva (Clarke, procesual 1984) quey se planteaalimenta el de estudio la lógica de son tan necesarios, más allá de cuál sea el “cate histórica (Thompson, 1981), recogiendo también cismo” de los investigadores que los usan (Ramos, un marcado carácter de ruptura con el empirismo 1997: 10). cadenas operativas líticas, de lo que se desprende En el marco de la ASL, se trata de aplicar a la- ricohistoria y con y aplanteamiento la economía el resolutivo materialismo materialista dialéctico y y el subjetivismo tradicionales a la vez que aporta- de K. Marx, con inclusión del materialismo histó el método analítico, la propia lógica histórica y la dialéctica a la investigación prehistórica (Carbo realista de los tres grandes problemas filosóficos nell et al., 1999). - realidad(Bate, 2012: como 92). totalidad histórica concreta y de nos Este hacer tándem las preguntas ASL-SLA adecuadastiene, para al nosotros, registro unen generar La ASL nuevos surge y con-si es la posible- finalidad más de explicaradecuados la undoble marco valor, general esencial donde e instrumental, interpretar las permitiéndo respuestas -

conocimientos que mejoren, además, nuestro en- obtenidas. Creemos, como otros autores (Ramos, tendimiento del presente, procurando con ello 1997: 21-22), que ambas perspectivas de análisis que la realidad explicada sea susceptible de trans técnicasse complementan no son patrimonio bien bajo de la ninguna teoría sustantivacorriente. formación a través de la praxis (Sánchez, 1972). del Materialismo Histórico no dogmático, pues las Desde este punto de vista, nuestra disciplina debe aspirar al conocimiento de los procesos sociales, 34 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- - infiriendo las relaciones sociales desde el registro Como es sabido, el proceso de investigación que material y el contenido de las formaciones socioe promulga la ASL consta de varias fases: produc conómicas desde sus formas culturales, conforme- ción sistemática de información, identificación de- didoal concepto uso por de la culturacomunidad definido investigadora por Bate (1981,de los culturas arqueológicas, inferencia de las culturas, 1993, 1999). No ignoramos el arraigo y exten inferencia de modos de vida y formaciones socia - les, y explicación del desarrollo histórico concreto.- criterios definidores de las distintas “culturas” meraResulta de evidenteellas. que nosotros nos encontramos, en su acepción más tradicional, y a ellos sólo acu paraEn el el caso acercamiento particular alde registro este estudio, material en aplicala pri- pordiremos la secuencia para facilitar crono-cultural la comprensión ni por de“etiquetar nuestro discurso. No estamos especialmente interesados - mos, como dijimos, el Sistema Lógico Analítico, o meter registros arqueológicos en cajones” (Bate,- cuyo objetivo es identificar los procesos de selec- 1989: 18). Aceptamos, por contra, la concreción- toción, de explotación,la dinámica producciónecosocial de y las configuración comunidades de tridimensional (Bate, 1996) de cada sociedad, ob los artefactos líticos, enmarcándolos en el contex servando los cambios que las identifican como co - munidades primitivas de cazadores-recolectores- prehistóricas. Se trata de una herramienta que nos pretribales (Bate, 1986), comunidades primitivas permitirá comprender la forma de vida de las so- tribales (Bate, 2004; Vargas, 1987, 1990) y socie- ciedades cazadoras-recolectoras tomando como dades clasistas iniciales (Bate, 1984). Para ello, la- punto de partida el registro de su tecnología, regis ASL atiende a tres categorías de análisis: la forma tro que no es estático ni individual, sino que está ción económico-social, el modo de vida y la cultu lasformado asociaciones por componentes entre sus relacionadoscomponentes mediante y en las ra. Cada una de ellas expresa los distintos niveles una lógica. Por tanto, el análisis debe centrarse en- de Elexistencia desarrollo de yla análisis sociedad: de general,estos conceptos particular su y- - peraespecífico. con mucho los objetivos planteados en este secuencias lógicas que los produjeron. Los arte- - trumentosfactos, en tantode acción que sobre objetos el entorno antropizados, surgidos fabri de - uncados proceso en el demarco selección de un que proceso pasa técnico,a convertirse son ins en maciónartículo. económico-social Remitimos para estásu comprensión integrada por a ella serbi bliografía de referencia. En líneas generales, la for sonprolongación empleados del como cuerpo verdaderos humano instrumentoshacia el exterior de social y la superestructura ideológica. Al ser social, (Rodríguez, 1997: 28-29) y para nosotros, además, a su vez, lo forman el modo de producción -y su - concreción empírica en el modo de vida (integrado trabajo (Montané, 1981: 72) que forman parte de por elementos básicos de la sociedad: producción, las fuerzas productivas (Ramos, 1997: 16) y debe distribución, cambio y consumo)- y las relaciones mos analizar sus atributos en relación con el resto entre fuerzas productivas, las relaciones sociales de artefactos que componen el conjunto lítico. de producción y el modo de reproducción social,- Para ello, el esquema teórico desarrollado por- como la reposición biológica. La superestructura, el SLA establece varios conceptos: las categorías por su parte, comprende la conciencia y la institu estructurales en la fase constructiva, la dinámi cionalidad. El modo de vida, además, se concreta- ca tripolar en la descriptiva analítica y la matriz empíricamente en el modo de trabajo - morfogenética en la explicativa (representación En definitiva, como prehistoriadores no debe gráfica del conjunto que permite definir los Temas mos conformarnos con ordenar y describir res- Operativos Técnicos del registro lítico), antes de- siderartos materiales que “son sino, las huyendorelaciones del sociales reduccionismo y no las alcanzar los conceptos jerarquizados a nivel de la tipológico propio del Historicismo Cultural, con sistemática. En el nivel superior del Tema Opera espacio y en el tiempo los procesos que llamamos tivo Técnico se encuentra el concepto de Cadena- manifestaciones culturales las que traducen en el Operativa Técnica, que el SLA entiende como el debemos establecer el nivel de desarrollo de las que incluye la selección de la materia prima, la ela- históricos” (Arteaga, 1992: 181). En este sentido, boración del artefacto, su utilización y su posterior - abandono (Carbonell, Guilbaud y Mora, 1983; Car fuerzas productivas que permitirán reconstruir bonell et al., 1992). las relaciones sociales de producción y, en definiti Para profundizar en los detalles del esquema va, el modo de producción (Lumbreras, 1974). remitimos a la bibliografía de referencia. En tanto Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 35 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- - randoque se lastrata aportaciones de un método de de las clasificación tesis doctorales abierto, de estructural de sistemas de producción y utiliza- variosnosotros autores aplicamos para los la criteriosdescripción del SLAde aspectosincorpo toción a susde objetosplanteamientos (Carbonell originales et al., 2000: y de 20). las acertaSomos- conscientes de la mixtificación que supone respec- puntuales (Chacón, 2009; García, 2005; Mejías, das críticas que se han hecho tanto sobre la identi 2009; Menéndez, 2009; Mosquera, 1995; Navazo, ficación directa de los MT 2 y 3 con los conceptos- 2006; Rodríguez 1997 y Terradillos 2010a), tal y normativos Achelense y Musteriense o Paleolítico como hemos expresado en otras ocasiones (Pérez, Inferior y Medio (Colino, 2007; Díez, 2003; Rodrí- 2010 y 2011). En el análisis de las bases negativas- guez, 2004), como sobre la evolución unilineal de- de segunda generación de configuración (BN2GC) loramosla tecnología su trascendencia que implica su intelectual división en y fasesaplicación suce paraaplicamos el caso la Tipologíaconcreto deAnalítica las bases y Estructural negativas dede sivas (Menéndez, 2009: 37-38). A pesar de ello, va- sarrollada por Georges Laplace (1972). Además,- universal, que supone la superación de la identi- explotación (BNE) predeterminadas con jerarqui nosficación concretos. de “culturas” Por ello conlo empleamos yacimientos en epónimos nuestros zación de superficies (levallois) y estandarizas sin- franceses o la asociación de éstas con tipos huma jerarquización (discoides), ya sean en primera o - segunda generación, empleamos los criterios de- estudios, pero nuestra aplicación no es dogmática: finidos por Eric Boëda (1993, 1994 y 1995). defendemos planteamientos más acordes a las es Siguiendo su sistemática, nos interesa presen pecificidades técnicas de cada registro, atendiendo- tar el análisis de los conjuntos líticos como un- a las características propias de cada yacimiento y proceso, en el que cada fase aporte información- región. En este sentido, consideramos básico desa canismoscualitativa de y cuantitativaselección y aprovisionamientorelevante. Por ello, de pre la rrollar una distinción clara entre los distintos MT- tendemos en nuestros estudios: identificar los me- y dotarlos de contenido tecnológico (Carbonell et - al.,1998), funcional (Carbonell et al., 2000) e histó- materia prima, que complementamos con el análi rico (Castañeda, 2011), reconociendo la necesidad sis litológico; presentar la interacción que tiene lu- de superar su identificación en función de la pre gar entre bases naturales -proceso de talla-, tanto- sencia/ausencia de objetos finales, priorizando las la que funciona como percutor, como la matriz; de evolucióndistintas estrategias tecnológica de unilineal reducción por y otroconfiguración de evolu- sarrollar las distintas fases del proceso de reduc y sustituyendo definitivamente el concepto de ción, con identificación de estrategias y métodos - de talla concretos, así como de la configuración narción sobre en mosaico los aspectos (Conard, puntuales 2005; Rodríguez, que se nos 2004). plan- de artefactos modificados en segunda generación- En resumen, estamos interesados en reflexio- (análisis morfotécnico); exponer el posible uso del artefacto con base en modelos geométricos (aná tean al enfrentarnos al estudio de los registros lí lisis morfopotencial; Airvaux, 1987); proponer su ticos, ya que nuestro objetivo como historiadores- uso concreto (análisis morfofuncional); e indicar- dores-recolectoressociales es reconstruir desde el el modo análisis de técnico producción, de la las alteraciones físico-químicas que han afectado- modo de vida y de trabajo de estos grupos caza- a los conjuntos líticos desde su abandono. Presta tro caso- los únicos restos que recuperamos de los mos, por tanto, especial atención en nuestro análi fabricación de los artefactos, al ser éstos –en nues sis a cada fase de la secuencia de producción, con- - dolo que especialmente nos situamos interesados más allá del en estudio el desarrollo exclusivo de distintos yacimientos. Entendemos, sin embargo, de los objetos configurados finales (útiles), estan que la tecnología lítica es un medio complementa rio en la mencionada tarea de explicar la sociedad las distintas estrategias y métodos de talla, ya que- reduccionismocomo totalidad históricatipológico concreta. muy alejado Darle de prioridad, nuestro son éstas, y no una determinada morfología final,- posicionamiento.a ella y a los artefactos finales, nos haría caer en un las que definen los criterios básicos de identifica- ción de cualquier Modo Técnico, y no pueden de terminarse exclusivamente por los productos re- consideramos Aunque carecemos que nuestro de vestigios compromiso distintos personal a los tocados, como ya hemos indicado. registros líticos que posibilitaran otros análisis,- Para diferenciar los conjuntos líticos, emplea - mos la clasificación de Modos Técnicos (MT) de y profesional con el posicionamiento teórico-me G. Clark (1971), que entendemos como conjunto todológico expuesto nos situará en la línea de in 36 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- ferir hipótesis de trabajo sobre la presencia de los de materiales (Martín et al., 1994: 17 y 35). La re grupos humanos que ocuparon el ámbito físico de flexión sobre conjuntos paleolíticos superficiales o la orilla norte del Estrecho de Gibraltar y que, en sobre suelos contemporáneos, tanto en contextos términos genéricos, interpretamos como partes edáficos naturales (Álvarez, 2014) como agrícolas 3.de Caracteresuna formación litológicos, económico-social morfotécnicos concreta. y mor- (Díez, 2009 y 2010), ya ha puesto de manifiesto- fopotenciales de los conjuntos líticos de los MT raciónsu validez, de los siempre depósitos y cuando de procedencia. se tengan Esen incuescuenta- 2 al 3 en el ámbito geográfico de la orilla norte las condiciones tafonómicas y los agentes de alte del Estrecho de Gibraltar aportan el mismo grado -cualitativo y cuantitati- tionable que no todos los conjuntos de superficie- - - - nanvo- deen información mayor o menor arqueológica medida lay quecalidad están de con los Para empezar hemos de aceptar que los regis- dicionados por una serie de factores que determi tros líticos analizados (Figura 1) presentan gran des limitaciones. Por un lado, algunos son resulta datos obtenidos, entre los cuales las condiciones do de recogidas superficiales de campo, técnica a físicas y humanas de recogida, las características menudo infravalorada por parte de la comunidad- de los depósitos geológicos de procedencia, las investigadora. Por otro, sólo podemos evaluarlos posiblesDesde modificacionesel momento en antrópicasel que pretendemos ocurridas ha en- mediante su análisis geológico, litológico, morfo- el yacimiento, etc. técnico y morfopotencial. - Centrándonos en la primera de las limitacio cer y pensar el Paleolítico desde el Sur (donde no nes mencionadas, queremos insistir en la capa faltan, por supuesto, yacimientos estratificados decidad su deconsideración producir información como meros arqueológica indicadores porde -pocos y generalmente en cuevas-, fundamentales- parte de ciertos registros de superficie más allá nejaren el establecimiento si hubiésemos dede lasdesechar secuencias los yacimientos históricas), no se nos ocurre qué información podríamos ma ocupación humana o como auténticos “revueltos”

Figura 1. -

Ámbito de estudio con ubicación de los yacimientos analizados en el texto. Base cartográfi Revista Atlántica-Mediterráneaca: Mapa provincial de Cádiz de Prehistoria 1: 200.000 y Arqueologíadel Instituto SocialGeográfico 19, pp. Nacional, 29-66 sexta edición (2011). 37 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- el marco de actividades arqueológicas preventivas superficiales. A la postre, su hallazgo (fortuito, en cuantitativamentePalmones de Ringo y Trincherase corresponde (Los Barrios) con los sitios(Cas tañeda, coord. 2008). El MT 3 resulta más limitado o en el de proyectos de investigación) y su estudio - ejemplohan cambiado los proyectos radicalmente relacionados el panorama en el apartadoen el Sur de Garganta del Cura (Los Barrios; Castañeda, peninsular desde la década de 1980. Valgan como- coord. 2008), desembocadura del río Guadalme - sí (Tarifa; Pérez, 2010 y 2011) y antigua fábrica historiográfico para el ámbito del Campo de Gi de conservas Garavilla (Algeciras; Pérez et al., e. p. braltar, aunque se cuentan por centenares las lo c). Remitimos a la bibliografía de referencia para calizaciones -con o sin conexiones estratigráficas-- ampliar información relacionada con porcentajes surgidas de proyectos similares en toda España. 3.1.y criterios Caracteres descriptivos litológicos específicos. y tipométricos Partiendo de estas ideas, presentaremos los ele- mentos identificadores de los conjuntos líticos de MT 2, tránsito a MT 3 y MT 3 en el ámbito geográ fico de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar, que En la zona de estudio, el elemento distintivo comprende, para nuestro ámbito de estudio, los indicador de continuidad en los conjuntos líticos- actuales términos municipales de Tarifa, Algeciras,- asociados a los MT 2 y 3 es el uso de la arenisca- San Roque, La Línea de la Concepción, y como materia prima principal, con valores que su Casares,Únicamente ya que entendemoshemos seleccionado que comparten para este carac tra- peran el 98%, a excepción de las cavidades estu teres físicos, geológicos y de biocenosis. - diadas en Gibraltar, donde el uso del sílex supera o iguala a la arenisca (Giles et al., 2010; Shipton et- bajo conjuntos líticos que hayamos tenido oca- al., 2013). Su aprovisionamiento y selección tuvo- sión de analizar directamente (Figura 1), con la lugar en ámbitos locales, inmediatos a los yaci pretensión de unidad de criterio morfodescripti- mientos, en forma de cantos redondeados, direc vo. Dichos conjuntos se corresponden para el MT- tamente de afloramientos secundarios aportados- 2 con: el sitio arqueológico de Lazareto (Los Ba por los ríos que vertebran la comarca: Guadalmesí,- rrios; Castañeda et al., 2005b), excavado en la te tosPícaro, proceden de la Miel, de la Palmones,erosión de Guadacorte, la unidad tectosedi Hozgar- rraza alta (T3, a +41 msnm) del rio Palmones; dos ganta, Guadiaro y Manilva, entre otros. Estos can sitios de la terraza media (T2, a +23 msnm) del río Palmones (Castañeda et al., 2005a; 2008 coord.),- mentaria de la arenisca del Aljibe (Gavala, 1924;- identificados con el de superficie de La Menacha- Pendón, 1978), formación muy homogénea que en- (Algeciras; Tomassetti, 2003a y 2003b) y el pro facies idénticas o similares se conoce con el nom cedente de excavación de Los Cuartillos (Los Ba- bre genérico de areniscas numídicas desde el Nor rrios; Castañeda et al., 2005c); el excavado en un te de África hasta Calabria (Ruiz, 1994). paquete conglomerático de origen aluvial de Alge Como hemos expresado en otras ocasiones tares (Algeciras; Castañeda et al., 2009a y 2009b;- (Castañeda et al., 2010b; Torres et al., 2011 y Jiménez-Camino et al., e. p.; Tomassetti, 2003a y 2014), se trata de una arenisca con alto contenido 2003b) y, finalmente, con el sitio de superficie lo- en cuarzo (90%) muy compacta y cementada por calizado en un paquete aluvial sobre la cabecera sílice, lo que le confiere unas cualidades óptimas- del Canuto Chico (Sierra de la Utrera, Casares; Pé- para la talla. Su comportamiento tras los procesos rez et al e. p. a). Para definir el tránsito entre los de reducción y configuración da lugar a la obten- MT 2 y 3 hemos analizado los conjuntos de: Corti- ción de filos activos (que para estos momentos jo Carrasco (San Roque-La Línea de la Concepción; retoque.históricos resultan en su mayoría diedros), sus Castañeda et al., 2009c); Los Partichuelos (La Lí ceptibles de utilización directa sin necesidad de nea de la Concepción; Castañeda et al., 2009d); de Gibraltar- el acceso a otro tipo de materias pri- Guadalquitón-Borondo 1 al 4 y La Alcaidesa (San Resulta anecdótico -excepto para las cavidades- Roque); Torre Nueva y Punta Mala (La Línea de la Concepción) (Castañeda et al., 2010a y 2010b); El mas y su selección para la elaboración de artefac- Tranche (Manilva; Pérez et al., e. p. b), localizado tos líticos durante el Pleistoceno medio e inicios en conexión estratigráfica en las graveras de los del superior. Hemos identificado, siempre en pro- sedimentos fluviales de una de las cuatro terrazas porciones inferiores al 1%, otros tipos litológicos:- (T1, a +13-14 msnm) del río Manilva, así como por el sílex, cuyo origen lo proponemos en los sedi el conjunto recuperado en terraza fluvial del rio mentos fluviales procedentes de la erosión de re 38 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

En los registros de los momentos de tránsito lieves tipo Cerro Calderón y Cantera de La Coracha- en el término municipal de Los Barrios (Torres, hacia el MT 3 observamos una pérdida de peso 2008: 70; Domínguez-Bella, 2008: 87); y la cuar- cuantitativo de los tamaños de grano muy grueso y- cita de origen metamórfico (metacuarcita). Son grueso, a la vez que adquieren cierta relevancia los varias las posibles áreas fuente de los cantos cuar medios y finos y que se produce una clara reduc- cíticos presentes en los depósitos, tanto marinos ción de formatos y volúmenes, como sucede en:- como fluviales estructurados en forma de terrazas,- Cortijo Carrasco (San Roque-La Línea de la Con utilizados como materia prima: a) Conglomerados cepción; Castañeda et al., 2009c), Los Partichue- de facies “roca ostionera”, de edad plio-cuaterna- los (La Línea de la Concepción; Castañeda et al., ria, que afloran ampliamente en la banda atlántica 2009d) Guadalquitón-Borondo 1 al 4 y La Alcai de la provincia de Cádiz y que contienenet al. abun desa (San Roque), Torre Nueva y Punta Mala (La- dantes cantos de cuarzo y cuarcita procedentes Línea de la Concepción) (Castañeda et al., 2010a y de relieves hercínicos (Gutiérrez , 1991); b) 2010b), todos ellos en terrazas marinas, pero tam Terrenos metamórficos pertenecientes a las Zonas bién en yacimientos asociados a terrazas fluviales, Internas de la cordillera Bética con afloramiento como El Tranche (Manilva; Pérez et al., e. p. b) y más próximo en la cuenca del río Guadiaro, desde- Ringo Trinchera (Los Barrios; Castañeda, coord. donde, tras su erosión, es transportada a la costa- 2008). y la dinámica litoral se encarga de distribuirla, ter Finalmente, para momentos plenos del MT 3,- minando redepositada en las terrazas marinas en identificamos valores bajos o muy bajos en los tre Algeciras y Tarifa (Pérez, 2011: 50). - tamaños de grano muy grueso y grueso, con im- bilidad A nivel de establecer estrictamente una relación litotécnico, directa y ante entre tales el portante incremento de los finos y muy finos, así tipocircunstancias, litológico empleado nos planteamos y la estrategia si existe de la reduc posi- como reducción importante de formatos y volú- ción aplicada. Para nuestro ámbito de estudio no menes, generando conjuntos líticos planos o muy - planos. Son ejemplos de ello los sitios de Gargan vo en las distintas estrategias y métodos de talla ta del Cura (Los Barrios; Castañeda, coord. 2008),- aplicadosse evidencia, sobre de lamomento, arenisca respectoun cambio a otrassignificati áreas desembocadura del río Guadalmesí (Tarifa; Pérez, 2010 y 2011) y antigua fábrica de conservas Gara principal. villa (Algeciras; Pérez et al., e. p. c). donde el sílex o la cuarcita son la materia prima- La disminución progresiva del tamaño de grano modoen las deareniscas hipótesis seleccionadas, con un paulatino de la cambio tipometría técni y- Centrándonos en el análisis litológico, presta- del volumen de los artefactos, puede vincularse a- nesmos de especial las bases atención naturales a las de distintas arenisca fracciones selecciona de- - tamaños de grano, a la tipometría y a los volúme- co en el seno de estos grupos cazadores-recolec mación diacrónica de los patrones de adquisición tores, según el cual, progresivamente, se abando das. Observamos, en primer lugar, una transfor- nan los artefactos de gran formato (como bifaces,- nuación. hendedores, triedros…) en beneficio de otros con de este tipo litológico, que desarrollamos a conti- formatos medios y pequeños en cuya configura sulta evidente la importancia cuantitativa de los ción tiene mayor incidencia la granulometría de la En los sitios que vinculamos con el MT 2 re roca. En este sentido, en los sitios arqueológicos de MT 2 prevalece la tenacidad de la roca (por su- tamaños de grano muy grueso y grueso asociados- altísimo porcentaje de sílice) sobre el tamaño de- a valores tipométricos de gran formato y formato grano, mientras que, conforme disminuye la tipo macro, así como a volúmenes espesos o muy es metría general de los conjuntos líticos, se eviden- pesos. Son los casos de las terrazas altas y medias- cia la necesidad de que la granulometría de la roca del río Palmones (Castañeda et al., 2005a, 2005b y seleccionada sea la menor posible, lo que posibi 2005c), el sitio arqueológico de La Menacha (Alge litará conjuntos de tipometrías medias durante el ciras; Tomassetti, 2003a y 2003b), el yacimiento tránsito al MT 3 y pequeñas/muy pequeñas con de Algetares (Algeciras; Castañeda et al., 2009a volúmenes planos/muy planos en los vinculados y 2009b; Jiménez-Camino et al., e. p.; Tomassetti,- al MT 3. 2003a, 2003b), Lazareto (Los Barrios; Castañeda et al., 2004 y 2005b) y Canuto Chico (Casares; Pé rez et al., e. p. a). Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 39 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

3.2. Caracteres morfotécnicos y morfopoten- ciales de los conjuntos asociados al MT 2 - con o sin estigmas de percusión, fracturadas o con- Para desarrollar y concretar los caracteres fractura y estigmas. Consideramos que fueron se- leccionadas, bien como percutores durante el pro 2 recurriremos a los registros al aire libre de las ceso de talla, bien como ecofactos para el procesa técnicos de los conjuntos líticos asociados al MT do de grandes carcasas de animales, por ejemplo, para fracturar huesos y acceder al tuétano. terrazas alta (T3, a +41 msnm) y media (T2, a +23- es cuandoEn momentos se evidencia del MT mayor 2, y concretamente diversidad de temasen los msnm) del río Palmones (Castañeda et al., 2005a; sitios asociados a la terraza alta del río Palmones,- 2008 coord.): el conjunto lítico de Lazareto, exca- vado en la terraza alta de Los Barrios (Castañeda- operativos técnicos directos (TOTD), con los lla et al., 2004 y 2005b); y dos sitios de la terraza me- mados útiles de gran formato sobre canto (bases dia, el de superficie de La Menacha (Algeciras; To negativas de primera generación de configuración, massetti, 2003a y 2003b) y el procedente de exca- BN1GC) (Figura 2). Así, están representados los- vación de Los Cuartillos (Los Barrios; Castañeda et morfotipos característicos de bifaces, triedros y al., 2005c). Estos conjuntos líticos se complemen- cantos tallados, con dominio de morfopotenciali tan con el excavado en un paquete conglomerático dades diedras laterales y distales, tanto unifaciales de origen aluvial de Algetares (Algeciras; Casta como bifaciales, y en determinados casos triedros ñeda et al., 2009a y 2009b; Jiménez-Camino et al., distales. La presencia de córtex siempre es inferior e. p.; Tomassetti, 2003a y 2003b) y con el lote de a 1/3 de la pieza, excepto en el caso de los cantos superficie localizado en un paquete aluvial sobre tallados, con mayor porcentaje. Bifaces y triedros la cabecera del Canuto Chico (Sierra de la Utrera,- se encuentran totalmente desbastados y sus filos Casares; Pérez et al e. p. a). regularizados por retalla. Este tipo de elementos En general, localizamos en los distintos de perdura en los registros localizados en la terraza pósitos numerosas bases naturales (Bn), ya sean media del mismo río, aunque apreciamos cierta

Figura 2.

Categorías estructurales representativas del Modo Técnico 2 en el ámbito de estudio. 40 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- - modificación en sus estrategias de configuración,- nanciay con morfologíascon el tipo de variadas reducción donde directa predominan mediante pues se produce, en ese momento, un buen nú las formas triangular y oval. Todo ello en conso mero de estos artefactos sobre grandes bases po - sitivas (BP), configurados, por tanto, en segunda- percutor duro. Son prácticamente insignificantes generación (BN2GC) y concretados en tipos como- procedentesen estos conjuntos de estrategia los porcentajes de talla predeterminada de talones bifa bifaces y hendedores. Estas grandes BP, cuya es cetados y multifacetados, que se relacionan con BP tructura morfodinámica es apta para su aprehen sión total con la palma de la mano, proceden en su (levallois), a su vez escasamente representada en grandesmayoría instrumentosde bases negativas y bipolares de primera ortogonales. generación estos sitios, con valores de entre el 1% y el 3%: de explotación (BN1GE) de preconfiguración de- Algetares,En los soportes con el 1,2%; que Canuto se seleccionaron Chico, con elpara 2%; ela La- borarMenacha, las basescon el negativas2,3%. de segunda generación La variedad de temas operativos técnicos in - directos (TOTI) es muy superior a la de los TOTD - de(Figura talla 3)le sirveny está representadade complemento principalmente estrategias uni por- de configuración (BN2GC) (Figura 2) no observa estrategias de reducción bifaciales. A este sistema- mos especificación técnica -más allá de lo expre- yoressado para ejes lalongitudinales categoría general y transversales de BP- a excepción las que faciales (excepto en Algetares, donde su distribu- del criterio tipométrico, pues serán las BP con ma ción es equitativa) y con presencia anecdótica de - trifaciales y multifaciales. El método de talla do cionadasse transformen se reparten en bifaces, de manera hendedores, equitativa raederas, entre elminante unipolar en longitudinal. las estrategias Están bifaciales escasamente es el bipolar repre- muescas y denticulados. Las bases positivas selec ortogonal, al que le seguirán el bipolar opuesto y - las no corticales y no corticales dominantes frente sentadas, para estos momentos, las estrategias de a las corticales y corticales dominantes, como su reducción predeterminadas (con método de talla- cede en Algetares (con un 60,4% de nco y nco-co levallois) y las estandarizadas (con método de y un 39,6% de co y co-nco) o en La Menacha (con- talla discoide). Dominan la serie de los tipos bifa un 56,6% de nco y nco-co y un 44,4% de co y co- ciales los que presentan superficies jerarquizadas.- nco). En la serie de artefactos retocados en segun- Estos núcleos sobre canto (BN1GE) se abandonan- da generación domina el retoque de modo simple, en plena explotación, circunstancia que relaciona amplitud profunda, orientación directa, delinea- mos, de un lado, con la abundancia de materia pri ción continua y morfologías rectas y convexas, con- ma en los lugares de aprovisionamiento y, de otro,- disposición mayoritaria en el lateral derecho, se con las exigencias tipométricas impuestas por el guido del lateral izquierdo y escasamente repre tipo de artefactos a que se dirigen los gestos téc sentado el extremo distal. Bifaces y hendedores se nicos. Resulta puntual la identificación de bases corresponden con los diversos de Laplace (1972). negativas de segunda generación de explotación conEl conjunto apenas depresencia artefactos de de las mediano latero-transversales formato está (BN2GE) o núcleos sobre lasca, con porcentajes en formado sobre todo por raederas del tipo R21, torno al 1%. - - Las bases positivas (BP) (Figura 2), que, como (R23) ni de disposiciones de retoque dobles (R21- estructurales sabido, son más las numerosa desprendidas en todos de la losmatriz conjun du- 2). Junto a ellas identificamos muescas (D21), den rante el proceso de talla, constituyen la categoría seticulados han buscado (D22) dey raspadores manera prioritaria espesos (G311).potenciales Nos - encontramos, por tanto, ante conjuntos en los que tos analizados. En ellas apreciamos los siguientes caracteres morfotécnicos. Sus superficies dorsa- morfodinámicos diedros, en su mayoría laterales, les evidencian la secuencia operativa completa, 3.3.y morfologías Caracteres rectas morfotécnicos y convexas. y morfopoten- desde las totalmente corticales (co) a las no cor ciales de los conjuntos asociados al tránsito de ticales (nco), con representación de los estadios los MT 2 al 3 ventralesintermedios: presentan corticales/no delineaciones corticales rectas (co-nco) y bulbos y no corticales/corticales (nco-co). Sus superficies - marcados. Las talonares se corresponden en su Algunos de los registros más interesantes que mayoría con superficies no facetadas y unifaceta nos ayudarán a analizar el tránsito entre los MT das, con delineaciones rectas, de tipo plataforma 2 y 3 en la orilla norte del Estrecho de Gibraltar Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 41 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

Figura 3.

Matriz morfogenética del sitio de Modo- Técnico 2 de La Menacha (Algeciras, Cádiz). nea de costa entre los términos municipales de fueron localizados en el espacio situado en la lí- formato (bifaces, hendedores y triedros), que,- cepcióncomo vimos, la continuidad sí tenían representación -incluso hasta importantemomentos San Roque y La Línea de la Concepción. En el Cam- en los conjuntos asociados al MT 2. Valga como ex- po de Gibraltar, casi todos estos conjuntos son de superficie y procedentes de la unidad morfosedi plenos de la Prehistoria Reciente- de un morfo- mentaria identificada como terraza marina Tm2,- tipo concreto de BN1GC como es el canto tallado de entre +7 y +11 m sobre el nivel medio de la- (Figura 4). Resulta interesante reseñar la pervi pleamar, datada de manera relativa entre los sub vencia de este tipo, que, en estos yacimientos de estadios isotópicos 5e-5c por su posición geológi setransición, obtiene una presenta herramienta estrategia de trabajo de configuración apta para ca (Castañeda et al., 2010a y b; Torres et al., 2011). unifacial y bifacial. Con escasos gestos técnicos- Entre ellos, nos interesan especialmente: Cortijo- Carrasco (San Roque-La Línea de la Concepción; ser empleada con toda la mano. Presenta filo die Castañeda et al., 2009c), Los Partichuelos (La Lí dro distal, generalmente convexo, susceptible de nea de la Concepción; Castañeda et al., 2009d), culturalser utilizado e incluso directamente. criterios subsistencialesComo explicación de atipo su Guadalquitón-Borondo 1 al 4 y La Alcaidesa (San continuidad, proponemos criterios de transmisión- Roque), Torre Nueva y Punta Mala (La Línea de la- - Concepción) (Castañeda et al., 2010a y 2010b). Su- cesidadespráctico, pues puntuales esta herramienta por parte de de estas trabajo comunida se po- análisis se completa con el del localizado en co dría relacionar con la resolución inmediata de ne nexión estratigráfica en las graveras de los sedi captación y aprovechamiento de recursos marinos mentos fluviales de una de las cuatro terrazas (T1) des. Planteamos, a modo de hipótesis, su uso en la- identificadas hasta el momento en el río Manilva, - situada ésta a +13-14 msnm e identificada por el de las zonas intermareales, ya que han sido loca sitio arqueológico de El Tranche (Manilva; Pérez et lizados, de manera casi exclusiva, en los sitios so al., e. p. b), así como por el conjunto recuperado en bre o en terraza marina. Somos conscientes de la- Ringo Trinchera (Los Barrios) (Castañeda, coord.- necesidad de precisar tanto la geomorfología y la 2008), también en terraza fluvial. - tectónica de los lugares de hallazgo como su análi- Llama inmediatamente la atención, como pri- sis paleoeconómico, pero sin duda se trata de una mer elemento significativo, la reducción cuantita práctica apropiadora suficientemente documenta tiva y cualitativa de los TOTD. Es decir, se eviden da en ambas orillas del Estrecho (Cantillo, 2013; cia en estos registros la escasa o nula presencia, Cortés et al., 2011; Ramos et al., 2016; Stringer et 42hasta su total desaparición, deRevista los útiles Atlántica-Mediterránea de gran al., 2008). de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

Figura 4. ámbito de estudio. Categorías estructurales representativas de los sitios en tránsito de los Modos Técnicos 2 al 3 en el - por un importante incremento en la variedad de Esta reducción de los TOTD se ve acompañada- registros de finales del Achelense del Sur penin - sular (Guadalquitón-Borondo, San Roque; Giles- TOTI (Figura 5), para cuya obtención se mantie et al., 1995). Para finalizar con las secuencias de alnen tiempo las estrategias que se multiplican de talla unifacialeslos métodos y de bifacia talla explotación cabe mencionar que se aprecia un in les, en la línea de los conjuntos líticos anteriores, cremento importante de BN2GE con respecto a los - registros de MT 2, con porcentajes superiores al en la estrategia bifacial (la mejor representada) e 6% e inferiores al 10%. irrumpen las trifaciales y multifaciales. Esta varie- Nos encontramos, por tanto, ante conjuntos- dad de estrategias se concreta en las siguientes: donde conviven secuencias de explotación poco- unifaciales (unipolar longitudinal y bipolar orto elaboradas, como las unifaciales unipolares lon gonal), bifaciales (unipolar longitudinal, bipolar- gitudinales, con otras que requieren cierta elabo- opuesta, bipolar ortogonal, multipolar centrípeta- ración y predeterminación volumétrica mental, -de métodos levallois y discoide-), trifacial (mul- como las bifaciales multipolares centrípetas (le tipolar) y multifacial (multipolar). Merece espe quevallois), la secuencia y con otras operativa de carácter se dirige expeditivo, a la producción como cial mención, de un lado, la estrategia de talla bi las multifaciales multipolares. Todo ello nos indica facial multipolar centrípeta, con porcentajes aún ellalimitados distinguimos -siempre las por que debajo presentan del 10%- predetermi respecto- exclusiva de BP de mediano y gran formato que del total de las bases negativas de explotación. En serán transformadas en segunda generación en- ciónraederas, que ponemosmuescas yen denticulados relación con principalmente. los caracteres nación, con superficies jerarquizadas asimétricas Al mismo tiempo, nos informa de una transforma- (levallois), de las estandarizadas, con superficies no jerarquizadas simétricas (discoide). De otro renovaciónlitológicos, tipométricos,técnica que dará granulométricos lugar a los conjuntos y volu lado, los multifaciales multipolares que han sido métricos vistos anteriormente y que preconiza la Revistaidentificado Atlántica-Mediterránea como esferoides de poliédricos Prehistoria en y Arqueología otros Social 19, pp. 29-66 43 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- de MT 3, pero que, como hemos visto, hunde sus 10%; o en Cortijo Carrasco, donde llega al 14,47%.- raíces en las estrategias de configuración y explo Estos valores difieren claramente de los de los tación bifaciales del MT 2. - conjuntos que presentamos de MT 2, donde se si Las bases positivas (Figura 4) presentan ahora tuaban entre el 1 y el 3%. - volúmenes espesos-planos/planos y caras ven Respecto a esos mismos registros, supone un trales rectas, aunque, con respecto a los sitios del rasgo distintivo la configuración en segunda gene MT 2, adquieren cierta relevancia las cóncavas con ración (BN2GC) (Figura 4) de bases positivas no bulbos difusos. Las caras dorsales evidencian la corticales y no corticales dominantes frente a las- secuencia operativa completa, con representación corticales y corticales dominantes, cuando éstas, de los estadios intermedios, y disponen de una como vimos, sí tenían antes representación im- media de entre 2 y 4 negativos de levantamientos- portante (excepto en Los Partichuelos, donde se previos, extracciones simples con delineaciones seleccionaron como bases naturales, en su mayo rectas o convexas. El análisis de las caras talona ría, cantos angulosos heterométricos sin córtex,- res muestra una tendencia hacia las superficies no rramientascircunstancia se observada evidencia enen otrosestos registros;momentos Pérez una corticales unifacetadas con delineaciones rectas,- et al., e. p. a). Además, para la configuración de he aunque ya empiezan a describirse artefactos con- de talla predeterminada y método levallois en la talones bifacetados (diedros) y, de manera anec selección técnica de BP procedentes de estrategia dótica, multifacetados. Casi todos son tipos en pla bases positivas. taforma de morfologías variadas, con dominio de- líneaEl retoque de lo visto se sitúa para en la consonancia categoría estructural con los con de- las triangulares y las trapezoidales. El conjunto de BP procedentes de métodos de talla predetermi - nados (levallois) representa en estos yacimientos juntos anteriores, dominando la serie el modo entre el 9% y el 15%, como sucede en El Tranche, simple, la amplitud profunda, la orientación di con el 9,9%; en Los Partichuelos, donde alcanza el recta, la delineación continua y las morfologías

Figura 5.

Matriz morfogenética del sitio en tránsito al Modo Técnico 3 de Cortijo Carrasco (San Roque-La Línea 44 Revista Atlántica-Mediterráneade la Concepción, Cádiz). de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- rectas y convexas, con disposición en ambos late sonalmente, resulta muy limitado el número de los- rales y en extremo distal. Los artefactos de gran- adscritos al MT 3. Nuestro análisis se centrará en formato son totalmente sustituidos por otros de los sitios de Garganta del Cura (Los Barrios; Cas formato medio, bien representados por las raede tañeda, coord. 2008), de la desembocadura del río ras (R21, a la que se suma R23), las muescas (D21)- Guadalmesí (Tarifa; Pérez, 2010 y 2011) y de la y los denticulados (D22, y raederas denticuladas antigua fábrica de conservas Garavilla (Algeciras;- D23), que se complementan con algunos raspado renciasPérez et obtenidas. al., e. p. c). Esta escasez debe ser tenida en res de carácter espeso (G11) y algunas piezas con- cuenta a la hora de aceptar como válidas las infe retoque abrupto esporádico (A2). Como vemos, se - multiplica la variedad de tipos de artefactos de ca Se confirma, definitivamente, la desaparición rácter doméstico. Se buscaban de manera concreta compensade TOTD, cuyo con descensouna importante cuantitativo variedad venimos cuantita des- potenciales morfodinámicos diedros, activándolos cribiendo desde finales del MT 2. Este hecho se- por medio del retoque. Se han computado filos tas estrategias de talla se concretan en secuencias diedros laterales, dispuestos en lados derechos o tiva y cualitativa de los TOTI (Figura 6). Las distin mientrasizquierdos, que y ense extremomuestran distal. sinuosas Sus morfologíasy cóncavas parason rectasmuescas y convexas y denticulados. en raederas y raspadores, de reducción de volúmenes unifaciales (unipolar- longitudinal, bipolar opuesto, bipolar ortogonal y 3.4. Caracteres morfotécnicos y morfopoten- multipolar centrípeto), bifaciales (unipolar circu ciales de los conjuntos asociados al MT 3 lar, bipolar ortogonal y multipolar centrípeto) y trifaciales (unipolar circular y multipolar). A pesar Por cumplir con nuestro criterio de presentar de esta variedad, observamos especialización en- - el criterio de facialidad de las bases negativas de- explotación, ya sean en primera o segunda gene únicamente registros que hayamos analizado per ración, pues el carácter bifacial supone en Guadal

Figura 6.

Matriz morfogenética del sitio de Modo Técnico 3 de Guadalmesí (Tarifa, Cádiz). Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 45 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- - mesí el 88,6% y en Garavilla el 66,6%. Estos siste explotación), con delineaciones rectas o convexas mas bifaciales se materializan en una estrategia de- principalmente. Las superficies talonares presen talla determinada, la multipolar centrípeta (Figura tan dominio de los criterios no corticales, rectos,- 7), que supone en Guadalmesí el 82,6% de su cate unifacetados y en plataforma triangular, oval o- goría estructural y se encuentra representada por romboidal. Los talones bifacetados y multifaceta- el método de talla predeterminado (levallois) en dos suponen en Garavilla el 17,2% y en Guadalme documentadoun 78,9% y por de el ejemplares estandarizado en segunda(discoide) genera en un- sí el 20,2%, cuando en registros anteriores resul 19,3%. Por último, merece atención el incremento- taban anecdóticos. Las BP procedentes de método de talla levallois ascienden en Guadalmesí hasta el- ción (BN2GE), núcleos sobre lasca, que represen 23,3% y en Garavilla al 18,5%. - taban el 1% en MT 2, aumentando al 6-10% en los Para los artefactos retocados (Figura 7) obser conjuntos de tránsito y ahora alcanzan hasta el- vamos una selección litológica muy clara: los fabri 18,9%. cados en materias primas diferentes a la arenisca Como en todos los registros anteriores, la ca suponen en el cómputo total de Guadalmesí el tegoría estructural más numerosa es la de bases- 7,3% y en Garavilla el 5,6%, mientras que para la positivas (Figura 7). Se trata, para este momento resultacategoría evidente estructural una selecciónde BN2GC técnica asciende en relaciónal 9,5% técnico, de conjuntos de lascas planas o muy pla- en Guadalmesí y al 22,2% en Garavilla. Igualmente,- nas con tipometrías pequeñas o muy pequeñas. El rados en segunda generación procedentes de mé- análisis de sus superficies ventrales muestra pre con el método de talla, pues los artefactos configu dominio de delineaciones rectas y bulbos difusos. Por su parte, las dorsales, con representación de la- todo de talla predeterminado (levallois) suponen tosecuencia a los registros operativa anteriores- completa, unpresentan mayor gradoentre 3de y en Guadalmesí el 61,4% y en Garavilla el 33,3%.- 5 levantamientos previos (lo que supone -respec Dominan en la serie de retoques el modo simple, la amplitud profunda, la orientación directa, la de

Figura 7.

Categorías estructurales representativas del Modo Técnico 3 en el ámbito de estudio. 46 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- - - lineación continua y las morfologías recta y con plasmada en las BN1GE en secuencias de explota vexa de la arista retocada, aunque se encuentran ción simples y poco elaboradas (unifaciales unipo representadas la sinuosa y la cóncava. Se aprecia lares longitudinales, bifaciales bipolares opuestos- además en los registros la multiplicidad de tipos,- o de configuración de grandes instrumentos) y en constatándose raederas (R11, R12, R13, R21, R22 tránsitoporcentajes implica en torno multiplicidad al 1% de estrategiasde estrategias prede de y R23), puntas (P11 y P31), muescas (D21), den terminadas. La transformación de los registros en ticulados (D22, D23, D24, D25 y D32), raspadores- (G11 y G12) y buriles (B12 y B32), aunque estos talla dirigidas a la obtención exclusiva de bases- últimos con valores en torno al 1% de las herra positivas, estrategias que son más progresistas y- mientas de trabajo. Se observan configuraciones que desembocarán en los elevados porcentajes ex dobles en las raederas laterales (representadas puestos para la bifacial multipolar centrípeta, tan- por el tipo R21-2) y en las laterotransversales to de método de talla levallois (con superficies de otro(R23). lateral De los y 394aumentando segmentos el númeroretocados, de todoslos dista son- explotación y preparación jerarquizadas asimétri filos diedros, dispuestos indistintamente en uno u- cas) como de método discoide (con superficies no- jerarquizadas simétricas), implicando finalmente- mientrasles. Sus morfologías que dominan son las sobre cóncavas todo yrectas sinuosas y con en un dominio casi absoluto de los sistemas de explo elvexas de muescas en el caso y denticulados.de raederas, puntas Podemos y raspadores, ver que se tación bifaciales en el MT 3. Las secuencias de ex- - plotación en segunda generación (BN2GE) sufren nentemente a tareas domésticas junto a otros de un proceso similar, pasando de ser prácticamen trata de conjuntos de artefactos destinados emi te inexistentes durante el MT 2 hasta suponer el de vida de estas comunidades. 18,9% en el MT 3. carácter cinegético, lo que nos informa del modo • La categoría estructural de bases positivas- 3.5. Síntesis caracteres morfotécnicos identifi- sufre una transformación en la línea que venimos cados en el tránsito al MT 3 argumentando en cuanto a materia prima, tipome- tría y volumen. Observamos un descenso gradual del porcentaje de las superficies corticales. He - mos puesto también de manifiesto el aumento del- En caso de que se considere suficientemente grado de explotación al que se somete la materia identificado con los registros expuestos, compren prima, pues pasamos de 2 a 3 negativos de levan- demos que el tránsito al MT 3 en la orilla norte del tamientos anteriores en el MT 2 a 2-4 durante el Estrecho de Gibraltar forma parte de un proceso- pasantránsito de y ser 3-5 mayoritariamente en los sitios de MT marcados 3. Evolución a mayo si- complejo que se inicia en las diferentes estrategias- milar hemos identificado en el tipo de bulbos, que- de reducción y configuración desarrolladas duran te el MT 2 y que desemboca en la diversidad técni ritariamente difusos, y en el de talones, donde co- ca del MT 3. De nuestra exposición se desprende- mienzan dominando los no facetados (corticales) una serie de características: - y unifacetados (lisos) durante el MT 2, pasan a te- • Reducción tipométrica longitudinal y trans ner cierta representación los bifacetados durante espesosversal desde y muy formatos espesos macroshasta los a planospequeños, y muy acom pla- el tránsito y se multiplican los bifacetados y multi- nos.pañada de una reducción de volúmenes, desde los facetados en el MT 3. • La categoría estructural de BN2GC está re - presentada durante el MT 2 por artefactos de gran- • Paulatina disminución del tamaño de grano- formato sobre grandes bases positivas (bifaces y tosen lastécnicos. areniscas seleccionadas, hecho condiciona hendedores) y herramientas de trabajo relacio do por el tipo de artefacto al que se dirigen los ges- nadas con usos doméstico y recolector (raederas, muescas y denticulados), que presentan idéntico • Variedad y calidad de TOTD en los sitios aso proceso al de las BP en cuanto a materia prima, cualitativociados al MT y cuantitativo 2, representados en los porregistros los morfotipos en tránsi- tamaño y volumen. Conforme avanzamos en la de bifaz, triedro y canto tallado, que pierden peso secuencia, observamos cierta selección litológica, con escasos artefactos en distintos tipos de sílex to (con la salvedad vista para los cantos tallados), y en metacuarcita y una clara selección técnica, hasta llegar a desaparecer durante el MT 3. pues se escogen BP procedentes de métodos de • Escasa diversidad de TOTI durante el MT 2, talla predeterminados para ser transformadas en Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 47 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis raederas pero otras generadas por métodos me- permitirá establecer hipótesis sobre el modo de vidapresentamos y de trabajo en sude contextoesas comunidades. histórico, lo que nos mencionarnos exigentes, también como la el multiplicación discoide, para de configurar tipos que tienemuescas lugar y denticulados,a lo largo de todo principalmente. este proceso Hay históri que- - La prospección de los términos municipales de- - la Banda Atlántica de Cádiz fue realizada con oca mentoco, tal y en como los porcentajes ha quedado deexpuesto. estrategias de reduc- sión del mencionado proyecto “La ocupación pre • Por último, nos resulta interesante el incre histórica de la campiña litoral y banda atlántica de Cádiz”, entre los años 1992 y 1999 (Ramos, coord.- ción predeterminadas, tanto en primera como en- 2008). Este proyecto supuso una transformación lessegunda de bases generación, positivas con y bases métodos negativas de talla de levallois segun- fundamental en el conocimiento de los sitios pre y discoide, así como en las categorías estructura históricos de la zona de estudio. En relación con los registros en tránsito que analizamos, hay que 4.da ¿Quégeneración papel dedesempeñan configuración. en la problemática mencionar los sitios clásicos de las terrazas bajas del tránsito entre los MT 2 y 3 los registros sin- (entre +15 m y +7-10 m) del río Almodóvar de- crónicos del Sur peninsular? Cortijo de Tapatanilla, Cortijo de Tahivilla, Cerro de la Venta y Facinas (todos en Tarifa), donde con- - viven artefactos de gran formato junto con series de BP procedentes de método de talla levallois. Va- Lejos de pretender exhaustividad en la exposi- loramos la aportación que identifica la tecnología- ción de los registros arqueológicos que afectan a ceno“musteriense” superior yincrustada evidentes enparalelos ámbitos en de determina Pleistoce- esta problemática en el Sur de la Península Ibéri no medio, con clara continuidad hacia el Pleisto ca (Figura 8), aspiramos a contrastar con ellos los- datos que poseemos en la comarca al Norte del dos morfotipos del Norte de África (Ramos, 2012; Estrecho de Gibraltar, de cara a una posible iden- de2012-2013: estos grupos 53; pertenecientes 2014: 37; Ramos, a un coord.mismo 2008:modo tificación de patrones ocupacionales, tecnológicos de314-319) vida y aque los seque vincula se considera con los comodesplazamientos verdaderas e históricos propios de los grupos cazadores-re colectores que, a finales del Pleistoceno medio e inicios del superior (OIS 5), fueron los autores de formaciones sociales, superando con ello otros los conjuntos líticos representativos del tránsito modelos explicativos. Este equipo y su director, en entre los MT 2 y 3. Así, situaremos los sitios que clara sintonía con su posicionamiento teórico, no

Figura 8.

Ubicación de los yacimientos analizados en el texto con registros vinculados al tránsito entre los Modos Técnicos 2 al 3 en el Sur peninsular. Base cartográfica: Mapa físico de Andalucía, Junta de Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 48 Andalucía, s/f. Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- - brese conforman sus similitudes con laen identificaciónel marco del modo morfotécnica de vida En los estudios más recientes, las terrazas me de los artefactos, sino que reflexionan además so dias aparecen situadas entre +71-32 m (Baena et al., 2013a: 23) o entre +55-29 m (Caro, 2000: 197 recursosy de trabajo, marinos desarrollando en el Pleistoceno específicamente, medio y supeentre- y 2006a: 1488-1524) y se inician con la T10 que, otros aspectos, el asunto de la explotación de los en lo tecnológico, se define por un aumento de los sistemas bifaciales (especialmente bifaces) sobre riorEn por espacios parte demás las alejados sociedades del nuestro paleolíticas encon del- hendedores y triedros, con escasa representación ámbito geográfico de estudio (Ramos, 2014). levallois y aporte cualitativo de artefactos de gran- formato, como los cantos tallados, en registros tramos las numerosas localizaciones al aire libre ubicadoscomo Harinera en lo (Caro,que normativamente 2006a: 1488-1492) conocemos o la “te del , donde, entre los años 1985- rraza compleja de Saltillo” (Caro, 2006a: 1492), y 1993, se desarrolló el proyecto “Formaciones Cuaternarias y Secuencia Paleolítica del Bajo Gua ycomo los análisis Achelense geoarqueológicos Pleno Ibérico. y tecnológicos han Endalquivir”, su seno con se redactaronla dirección las y responsabilidadtesis doctorales delde La siguiente es la T11. Las dataciones absolutas maestro Enrique Vallespí Pérez (Vallespí, 2006).- - permitido distinguir en Tarazona cuatro episodios, Rafael Baena Escudero (1993), José Juan Fer donde descienden los útiles de gran formato y au nández Caro (1998) y José Antonio Caro Gómez mentan el porcentaje de sílex, el método levallois una(1999), mejor trabajos comprensión que supusieron de la ocupación la definición humana e y los utensilios propios del Paleolítico Superior interpretación de los distintos niveles de terrazas, (Caro, 2000: 196, 2006a: 1539 y ss, 2011: 154- - 158, 2013a: 68-72, 2013b: 309-313). Este nivel de meraprehistórica secuencia en medioscrono-cultural fluviales, de así sitios como pleisto de sus- terrazas, que Caro y otros (2011) sitúan entre los cenosconjuntos al aire líticos, libre y enel establecimientoel ámbito meridional de una de pri la OIS 6 y 5, representa para los autores el tránsito- entre los MT 2 y 3. - Cierra la secuencia la T12, una de las más com Península. - plejas, potentes y extensas de todo el valle. Baena Para contextualizar este trabajo, resulta de in- y otros (2013a, b y 2014) identifican, en Sando-La- terés el complejo de sus terrazas medias (T10, Sal Cabaña, seis unidades insertas en cuatro ciclos de- comotillo; T11, sus adscripcionesTarazona y T12, cronoculturales Las Jarillas), claramen han sido aluvionamientos yuxtapuestos, así como dos gru- te expuesto en Baena (1993). Tanto las terrazas- pos líticos: el primero de Achelense Pleno avanza mica propia de un proceso de investigación a largo do, con núcleos poco desarrollados junto a macro- precisadas, redefinidas y versionadas en la diná útiles, nula presencia levallois, dominio de lascas - corticales, talones sin facetar y escasos útiles so plazo. El profesor E. Vallespí (1999) ya estableció bre lasca. Su límite inferior se dató en 400-450 ka, para ellas la secuencia Achelense Pleno-Achelen- apoyado, no sólo en lo tecnológico, sino en cuatro se Final Transicional-Paleolítico Medio de aspecto dataciones por TL y en la macrofauna localizada;- post-achelense, definiendo un modelo ocupacio el segundo, “postachelense” cercano al Paleolítico nal doble para el paso del Paleolítico Inferior al núcleosMedio, se y caracteriza reducción portipométrica la ausencia de delos macroúti soportes Medio en el Sur peninsular. Concretamente, para- les, el aumento del sílex, frecuente agotamiento de el periodo Achelense final-Musteriense, identificó, - por un lado, un momento transicional al que deno- (Baena et al., 2013a: 27 y 2104). mina “Paleolítico Medio postachelense de corte no- La contradicción surge al contrastar la ubica clásico” (Vallespí 1992: 69), allí donde había reco ción de T11 (Caro et al., 2011 y 2013a y b) en un nocido su Achelense Pleno Ibérico, principalmen momento entre el tránsito OIS 6/5 y el final del te en las cuencas fluviales de los grandes ríos, con Pleistoceno Medio/inicio del Superior con la de origen en la “tradición de las graveras” (Vallespí- T12 (más moderna por su posición geológica), 1992: 73); y, por otro, un momento plenamente asignada por Baena y otros (2013a, b y 2014) a un- musteriense con las características técnicas pro- Achelense Pleno en 400-450 ka y cuya formación pias de los conjuntos clásicos, en las periferias y- debió iniciarse en el OIS 12 o tránsito 12/11, a pe zonas montañosas del interior, a menudo en cue sar de los intentos de explicación y de encaje entre vas (Vallespí 1992, 1999). Entre ambos se genera las dos propuestas (Baena et al., 2013a: 27, 2014: rían impactos tecnológicos recíprocos. 121-123). Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 49 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- En cualquier caso, el elemento identificador Dehesilla en Benaoján (Becerra y Cantalejo, 2002)- de la materia prima utilizada en estos conjuntos- y del Llano del Higueral en Jerez de la Frontera (Gi líticos (Caro, 2006b) será el uso continuo de la les et al., 2003), todos situados de manera gené cuarcita durante todo el Pleistoceno Medio, em- rica entre el Pleistoceno medio final-Pleistoceno pleándose para la elaboración de los macroútiles, superior, concretamente en el inicio del OIS 5. Se especialmente de los cantos tallados, incluso cuan trata de conjuntos líticos realizados en cuarcitas legadodo, a partir cultural del propio Pleistoceno de la larga Superior, tradición se observa de las y areniscas principalmente, que serán sustituidas un aumento en el uso del sílex, “en función de un progresivamente por el sílex. A estas litologías se En una valoración del primer poblamiento huma- les aplican estrategias de talla bifacial centrípeta industrias de las graveras” (Caro 2006a: 1547). - polarizadas longitudinalmente, con presencia del- método levallois, estando presentes también BNE no de la Serranía de Ronda o su entorno inmedia del tipo multifacial multipolar. En segunda genera asociato, Castañeda al calentamiento (2008) lo sitúaclimático a finales global del en MT mo 2,- ción configuran raederas, denticulados, muescas- específicamente en el subestadio isotópico 5e. Lo y raspadores, con persistencia de bifaces y cantos- - tallados. Sus autores los datan en un Achelense Fi mentos en que observa un cambio progresivo, Guadaletenal en tránsito y las asierras Paleolítico gaditanas. Medio que ellos loca para nada rupturista, con transformaciones a ni- lizan en zonas de comunicación entre el valle del- vel antropológico, social, histórico y tecnológico, al tiempo que se produce un aumento significati El yacimiento al aire libre de Solana de Zam- vo de la estandarización y la predeterminación en- lesborino de los (Fonelas, que nos Granada), interesa especialmente situado a 992 el msnm, nivel la elaboración de los artefactos líticos, con mayor presenta una secuencia estratigráfica en tres nive- empleo del sílex, que será la materia prima domi nante, y con dominio y control del fuego. Todo ello inicialmente llamado A (nivel B en trabajos pos- posibilitaría la ocupación de ámbitos geográficos teriores), de donde se recuperó un conjunto lítico de valle y montaña (costa-interior), que el autor en sílex, cuarzo y cuarcita con raederas, denticu relaciona con un proceso de transformación hacia lados y raspadores junto a bifaces y un hendedor, lo que denomina “comportamiento moderno” de- con ausencia de método levallois. Ha sido datado- estos grupos (Castañeda et al., 2008: 23), en un en un Achelense superior (Botella, 1976; Botella espacio serrano que había permanecido hasta en et al., 1976), pero diversas interpretaciones pos tonces sin señales evidentes de poblamiento. teriores lo han ubicado en la horquilla Achelense En un espacio inmediato y de enorme futuro Superior-Musteriense de M. C. Botella, o como se presentan los sitios localizados en la comarca Musteriense (Vega, 1988, hipótesis seguida por- del Guatalteba (Málaga), tanto en depósitos al aire Vallespí, 1992: 63) y, más recientemente, se le ha- libre, asociados a las terrazas de los afluentes del asignado una edad mínima de 760 Ka (Scott y Gi río Guadalhorce (Guadalteba y Turón), como en procedimientosbert, 2009). Contra aplicados esta última sino dataciónla interpretación inmedia demedios los registro karsticos indica representados una continuidad por ocupacional la Cueva de tamente se alzaron voces que desestimaban no los Ardales y Las Palomas de Teba, donde la datación- - realizada por sus autores. Por todo ello, muchos desde el Pleistoceno Medio y Superior, identificán años después aún podemos hacer nuestras las pa- doseÍntimamente numerosos relacionados conjuntos líticos con estediagnósticos episodio de labras de L. G. Vega (1988: 304): “parece evidente los MT 2 y 3 (Medianero et al., 2012). que la Solana es un yacimiento complejo que toda los resultados de los proyectos de investigación vía no ha sido evaluado en profundidad”. desplazamientos entra la costa y el interior están En la Sierra Harana se encuentra la Cueva de la Carihuela (Píñar, Granada), a 1020 msnm. Fue de las terrazas del río Guadalete: “Prospecciones- objeto de excavación en los años 1954 y 1955 por- arqueológicas superficiales en la cuenca del río teriormenteJ. Ch. Spahni, retomará en 1959 ylos 1960 trabajos por M. el Pellicerproyecto y ende Guadalete. Análisis geocronológicos y sedimen 1969, 1970 y 1971 por H. T. Irwin y R. Fryxell. Pos tológicos” y “Secuencia fluvial y paleolítica del río- Guadalete”, ambos dirigidos por Francisco Giles investigación Carihuela (1980-1986), que permite Pacheco. Nos interesan especialmente las localiza el establecimiento de una secuencia estratigráfica ciones de Haza de la Sima y Arroyo de los Álamos y cultural utilizando los materiales de las últimas en Villaluenga (Giles et al., 2003), de La Vega y La excavaciones y los procedentes de la limpieza de 50 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- toncestestigos viene y perfiles vertebrando entre 1983 el ytránsito 1985 (Vega, Pleistoceno 1988). utilización intensiva del fuego por los homínidos- De tal modo se fijó la secuencia que desde en que la ocuparon, ya que la mayoría de los restos óseos recuperados aparecen quemados, muy frac medio-final-Pleistoceno superior-Holoceno en el turados (para el aprovechamiento de la médula- Sur peninsular. Está formada por doce unidades, ósea) y con evidentes marcas de corte realizadas constituidas a su vez por un centenar de niveles- con artefactos líticos y relacionados con activida (Vega, 1993: 149). Las dataciones iniciales fueron des de carnicería en el interior de la cueva. Tras rechazadas por falta de coherencia interna (debi el análisis de los más de 80.000 artefactos líticos- do, en parte, a encontrarse en fase experimental el recuperados hasta 2012 (5.253 coordenados en- método de las series del uranio). De las recientes posición estratigráfica) se evidencia el uso del sí nos interesa la de la Unidad D de la zona exterior,- mediantelex en más estrategiadel 97%. Los de soportestalla unipolar fueron recurrente introduci de 117±41 Ka y 146±1,7 Ka (Vega et al., 1997), a dos previamente configurados, mayoritariamente muro de la cual se encuentra la unidad XII, don - de se aprecia una fase cálida con cierta humedad- sobre plataformas preparadas; no se identifica el de bosque mixto, adscrita tecnotipológicamente al método levallois pero sí el discoide. Son las rae Musteriense Típico. A nivel tecnológico se identifi deras (laterales, transversales, dobles y triples) las- can: Musteriense Típico, dividido en los subtipos- herramientas de trabajo mejor representadas, con- 0, 1, 2 y 3, y observable en 28 niveles; Musteriense índices por encima del 75%, que dominan la se Charentiense de tipo Zájara, identificable en 4 ni- cuencia de configuración, aunque no faltan mues- veles; y Musteriense de Denticulados, con índices- cas, denticulados y bifaces, entre otros tipos. Sus por encima del 50%, reconocible en 2 niveles. Do excavadores consideran que Cueva del Ángel en- mina la serie el Musteriense Típico tipo 1, carac- caja en los conjuntos del Achelense Final del Sur terizado por un índice de raederas entre el 41 y peninsular y del Pleistoceno medio final de Euro 54%. Se selecciona sílex de origen local como ma- pa Occidental, evidenciando continuidad con las costeria a primala obtención para la dereducción bases positivas y la configuración procedentes de estátradiciones situada culturales en los travertinos del Achelense locales Pleno. a algo más los artefactos líticos, dirigiéndose los gestos técni La Cueva Bajondillo (, Málaga) - de estrategia de talla estandarizada con método de 200 m de la línea de costa actual y a c. 10-20- de talla discoide de extracciones multipolares cen msnm. Su registro resulta interesante para el- trípetas y superficies no jerarquizadas simétricas Pleistoceno superior y el Holoceno, pero ha apor- (Vega, 1988 y 1993). moluminiscenciatado escasa información de sus niveles para los basales momentos resultaron fina De importancia principal es la secuencia de 20 les del Pleistoceno medio. Las dataciones por ter unidades estratigráficas identificada en la Cueva del Ángel (Lucena, Córdoba) (Barroso et al., 2011- negativas (Cortés, 2007: 165; Cortés et al., 2011- y 2012; Botella et al., 2006; Riquelme et al., 2010), 2012: 67). Sin embargo, son coherentes entre sí- situada a 620 msnm en la Sierra de Araceli. Com las obtenidas por el método de uranio/torio para prende el lapso temporal entre los OIS 11 y 5. Tras- los niveles 19 y 20 y para los travertinos, estimán cionesactividades sistemáticas arqueológicas dentro puntuales de un proyecto entre 1995 de in y- quedose susen c.autores 150,3±10 consideran (1σ) Ka BPdepositado las dos del en nivelmo- 2003, a partir del año 2005 se inician las excava- 19, de donde se recuperó un canto tallado bifacial vestigación. Nos interesa especialmente la secuen mentos avanzados del Pleistoceno medio (Cortés cia superior, donde la unidad estratigráfica VIII de et al., 2011-2012). la cuadrícula L6 ha sido datada por uranio/torio El yacimiento de Cueva Horá (Darro, Granada), en 121 +11/-10 Ka, con error inferior al 10%. Este- en Sierra Harana, se sitúa a 1217 msnm. De su- yacimiento está compuesto por la plataforma, la- secuencia nos interesan ahora los niveles XLVIII,- covacha y la sima, habiéndose realizado activida- XLIX y L, adscritos por sus excavadores al “Ache des arqueológicas fundamentalmente en la plata lense Superior Meridional”. En ellos se recupera- forma, de donde se han recuperado restos de an ron conjuntos líticos de talla no levallois con bajo fibios, reptiles y grandes mamíferos, entre los que índice de raederas, en su mayoría simples con- merecen especial mención los grandes herbívoros: vexas, junto a muescas y denticulados de escasa- caballos, bóvidos y cérvidos que fueron cazados de calidad técnica, índice de tipos propios del Paleolí manera selectiva y especializada. Se evidencia una tico superior muy bajo y presencia de bifaces (Bo Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 51 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- y a la transmisión cultural y del desarrollo de las lugartella et porque al., 1986). se trata Conocemos de distintas las reservas colecciones existen de distintasdad determinada, técnicas ende susu seno.disposición al aprendizaje tes para este yacimiento (Vega, 1988), en primer- - 5. ¿Estamos en condiciones de inferir el modo artefactos (las de Obermaier, Spahni, Pellicer y Bo- de vida y de trabajo de estas paleo-comunida- tella) sin relaciones estratigráficas entre sí y, so des? bre todo, por las singulares características de es correntía y arroyada que presenta, que afectaban- Para ser consecuentes con nuestro posiciona- especialmente a la zona de excavación elegida por miento teórico-metodológico tenemos que reco- Miguel C. Botella y que ocasionan la práctica im - posibilidad de localizar material arqueológico in situ, habiéndose llegado a afirmar que se trata de nocer que no es posible -ni lo pretendemos- ex “verdaderas mezclas de las colecciones recogidas”- plicar una formación económico-social concreta- (Vega, 1988: 308-310). - a partir de los registros que analizamos. Creer lo- Por tanto, el tránsito del MT 2 al 3 en los con contrario nos haría caer en distintos tipos de inge- juntos líticos del Sur peninsular muestra una se sarnuos de reduccionismos, ello consideramos en buenaque nos parte encontramos por las limi en rie de caracteres comunes que, a grandes rasgos,- taciones que reconocimos en el apartado 3. A pe consiste en la paulatina reducción de tamaños y de elvolúmenes; aumento proporcionalen la perduración de estrategias de los de degran reduc for- situación de plantear una serie de hipótesis, tanto mato, especialmente bifaces y cantos tallados; en- de las características que comparten como de las que les distinguen. En primer lugar, consideramos ción que requieren de cierta planificación y pre- que el término que mejor define el modo de vida- determinación, tendentes a la obtención de bases y de trabajo de los grupos cazadores-recolectores positivas; en la selección prioritaria de las no cor de finalesDiversidad del Pleistoceno en cuanto a medio la variedad e inicios de delespacios supe ticales para su posterior configuración en bases- rior en el Sur peninsular es “diversidad”. negativas de segunda generación; en la aplicación, - sobre éstas, de estrategias de configuración orien que ocuparon, tanto al aire libre como en cuevas y tadas a la obtención de filos diedros, unas veces- trasluciendoabrigos, y, en unel primercomportamiento caso, sobre aparentemente depósitos ma activados por retoque y otras de uso directo, con rinos o fluviales, en glacis, abanicos aluviales, etc., morfologías variadas y tipos domésticos concre- tos, como son raederas, muescas y denticulados. - apropiador sobre el medio. Los valles fluviales y la A pesar de las claras coincidencias de estos ras línea de costa les servirían como vías naturales de- degos ambos con los grupos expuestos de yacimientospara los conjuntos demuestra de la queori comunicación entre diferentes ámbitos. En ellos, lla norte del Estrecho, la contrastación detallada además, se aprovisionarían de los productos ne- - cesarios para su subsistencia, tales como el agua existen en los nuestros algunos caracteres propios dulce, la fauna que cazaban, los productos que re en la transición al MT 3. Entre ellos, el uso mayo colectaban o, sin duda, las materias primas líticas losritario del vallede la delarenisca Guadalquivir (incluso o en los conjuntos asociados de a sisMT- que transformaron en herramientas de trabajo. En 3), lo que -en relación con otros yacimientos, como- las fechas de este tránsito no sólo se ocupan los valles y la costa, sino que se localizan registros en temas kársticos- evidencia una movilidad restrin zonas de baja y media montaña, concretamente en gida de estos grupos. Como hemos tenido ocasión la Serranía de Ronda. Como vemos, la movilidad de ver, estos conjuntos transicionales, procedan de- geográfica era básica en su modo de vida. Como yacimientos al aire libre o en cuevas y abrigos, se- hemos dicho en otras ocasiones, no entendemos- sitúan de manera genérica a finales del Pleistoce esta movilidad como un nomadismo continuo,- no medio e inicios del Pleistoceno superior, con- generador de estrés biológico, como se ha demos- cretamente entre los OIS 6 y 5. En relación con el- trado sobradamente, sino que, desde nuestro posi concepto de “continuum”, planteamos como posi- cionamiento, se trataría de un nomadismo restrin ble la adquisición de un mismo MT desde bases lo gido a una “región natural”, concepto ampliamente regióncales y concretadesde distintos como deestadios la capacidad culturales, de superar en fun desarrollado en Ramos, (2012, 2013 y 2014, entre ción tanto de las características propias de cada- sostenimientootros trabajos), del en grupo. función de las épocas del año o de la disponibilidad de las diferentes fuentes de y transformar el medio por parte de cada comuni 52 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

Diversidad de materias primas sobre las que - conocedoras de un entorno que no les es ajeno y hipótesis, que nos encontramos ante comunidades elaboraron las herramientas de trabajo, pues ob- servamos cómo, en los conjuntos del Campo de que han aprendido a superar, entre otros factores, Gibraltar y de la Costa del Sol occidental, práctica por medio de la transmisión cultural, utilizando en mente el 100% de los artefactos están realizados- necesariossus desplazamientos para su subsistencia. estacionales la línea de costa en arenisca del Aljibe muy compacta y cementada,- y laDe referencia nuestro dediscurso los ríos, surge en busca un claro de los distancia recursos- pero en otros casos, como sucede con los conjun miento con los posicionamientos que no preten- tos del Bajo Guadalquivir, casi la totalidad se reali - za sobre cantos rodados de cuarcita, mientras que Estoen los nos yacimientos indica que ubicadoslos grupos en humanos medios kársticosseleccio- otrosden ir que más simplemente allá de los artefactos ven estas -ycapacidades con el reduc de la reducción y la configuración actúan sobre sílex. subsistenciacionismo tipológico y de movilidad que ello implica-,como adaptaciones así como con al - - naron las variedades litológicas que tenían a su alcance, pero, entre ellas, optaron por las que me medio, esquema propio de planteamientos proce jores resultados les ofrecían tras los procesos de suales-funcionalistas. - consideratalla, hecho que observado “las materias en otros primas espacios, no condicio caso de- En este sentido, consideramos que el tránsito- la Meseta Norte (Terradillos, 2010b: 401), quien- breentre registros los MT 2pertenecientes y 3 debe seguir al analizándoseestadio isotópico des - de la transdiciplinariedad (Nicolescu, 1994), so- nan los resultados finales, pero exigen que los di ferentes talladores adapten el proyecto a sus cua 5, tanto en yacimientos al aire libre como en se dondelidades conviven y aptitudes”. sistemas poco elaborados -como cuencias estratigráficas en cueva, con dataciones Diversidad de estrategias y métodos de talla, comprenderabsolutas y analíticas los posibles específicas, cambios enya quelos modos se revela de - como una fase histórica del máximo interés para- tipolares-los unifaciales y con los unipolares que requieren longitudinales- cierta concep con- otros más expeditivos -como los multifaciales mul vida y de trabajo en el seno de estos grupos caza 6.dores-recolectores Consideraciones del finales Sur peninsular. en torno al "tránsito” ción volumétrica mental previa, predeterminación y estandarización -como las estrategias unifaciales- - tegiasy bifaciales simples multipolares y poco elaboradas centrípetas se destinanrecurrentes pre y- bemos limitarnos en nuestra tarea de conocimien- de lasca preferencial-. Las BP resultantes de estra- Consideramos que los prehistoriadores no de ferentemente a BN2GC del tipo muescas y denti- to del pasado de la Humanidad, pero esto ha venido culados, mientras que las obtenidas de estrategias- ocurriendo desde que nos propusimos “etiquetar”, daque generación requieren enmayor raederas. inversión Esto denos fuerza hace depensar tra “encajonar” y, con ello, “encorsetar” la Prehistoria.- bajo y de tiempo serán transformadas en segun Entre otras cuestiones, esas prácticas dieron lugar - culturalal Difusionismo, por establecer al Evolucionismo secuencias unilineal crono-cultura (cultu- que ningún gesto técnico quedaba al azar, que los ral y tecnológico) y a la obsesión del Historicismo esresultados indicador de del la desarrollo talla estaban de la perfectamente superestructura or estos modelos entre los investigadores que reac- económicaganizados yde estructurados estas comunidades. mentalmente, lo que les basadas en “fósiles directores”. No criticamos - como tampoco entre aquellos otros que durante - cionaron frente al Creacionismo del siglo XIX, así drá En su conjunto, desarrollo se y nos consolidación muestra una con serie el H.de nean cam- derthalensisbios hacia un clásico “comportamiento como tipo moderno”humano. Desde que ten la buena parte del siglo XX tuvieron el cometido de establecer las primeras seriaciones arqueológicas, cuando aún apenas nada se conocía y todo estaba- Arqueología Social Latinoamericana valoramos por hacer. Valoramos su esfuerzo en el contexto ellas Pleistoceno capacidades medio desarrolladas y el superior por estapara formaciónsuperar y histórico que les tocó vivir. Nuestra crítica se diri- económico-social de cazadores-recolectores entre- ge contra el uso extendido y sistemático en pleno sigloDe XXI la deperpetuación esos mismos de parámetros, aquellos esquemas ahora ador in- transformar el medio a nivel de estructura y de su nados de modernidad y cientifismo. perestructura económica (Ramos, 1999: 182 y ss, 2012-2013: 50). Todo ello nos indica, a modo de vestigativos, con sus múltiples periodizaciones, Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 53 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- de transitions technologiques au Pléistocène mo- - divisiones y subdivisiones, nace la necesidad –au toimpuesta- de desarrollar conceptos que expli yen final” (Terradillos y Díez, 2010: 359-360). quen el paso de un periodo a otro, y así se llega al Nos preocupa especialmente el tránsito entre los- término “transición”. Se trata de un concepto que, MT 2 y 3 desde los puntos de vista tecnológico, de alguna manera, suaviza la rigidez estanca del- funcional e histórico. Estamos interesados en re- encajonamiento en fases, favoreciendo la idea de conocer en el registro cambios en la formación- disciplina.“continuum”, por lo que no lo consideramos ne económico-social, en el modo de vida o en la cul gativo, pues, al contrario, fomenta el avance de la- tura, pues, en última instancia, esos cambios de - finirán una sociedad histórica concreta. Según- A este respecto, disentimos de la aplicación in nuestro posicionamiento, un modo de producción distinta, desde planteamientos opuestos, de tér determinado llega a su fase de “transición revolu minos específicos en referencia a realidades no necesidadescionaria” cuando de manutención las relaciones yde de reciprocidad reproducción no siempre coincidentes, pues pensamos que cada permiten resolver desigualdades críticas entre las- Paraconcepto el caso debe concreto ser definido del análisis de manera de los concreta conjuntos y - ser empleado en el seno de una teoría sustantiva.- social, por un lado, y la disponibilidad de los re dores que propugnan una revisión terminológica cursos accesibles a través de la tecnología apro líticos, nos interesan las propuestas de investiga piadora de alimentos, por otro (Bate, 1989). Por tanto, huimos de concepciones tipologicistas y (Menéndez, 2009: 447), así como las de quienes funcionalistas, que nos recuerdan un discurso que plantean la unificación de conceptos mediante la pensábamos superado (Monnier y Missal, 2014)- aplicación de un mismo lenguaje (Chacón, 2009:- y que únicamente conducen a distintas formas de 519). Sin embargo, sobre esto último pensamos materialista.reduccionismo, como el tipológico o el medioam que se debe dar un paso más y, antes, revisar el vo biental,El análisis contrarias del tránsitoa nuestra ha concepción suscitado dialécticala convo- cabulario específico de cada materia, para evitar la - confusión que generaría un mero eclecticismo - No faltan en la literatura prehistórica ejemplos de- catoria de congresos, la redacción de tesis docto pecialmentetérminos utilizados los casos como de los sinónimos conceptos desde de transi posi- rales y de innumerables artículos, con referencias cionamientos distintos. Nos llaman la atención es sentido-bibliográficas la idoneidad en este deltrabajo, término sin plantearnosy la verdadera en - muchos casos –nosotros mismos firmamos en este ción (que analizamos a continuación) y evolución (sobre el que cabría un análisis similar), el con entidad a que hace referencia. Como historiadores,- cepto de variabilidad, referido a conjuntos líticos,- cionalismosno obstante, establecidosdebemos establecer en Prehistoria eminentemente y lo iden- o los de modo de vida, forma de vida o economía, su contenido histórico. Si asumimos los conven referidos a formaciones económico-sociales con- cretas, etc. nostificamos surge comouna serie el cambio de cuestiones que motiva que estimamos el paso de En principio, consideramos apremiante la con un estado a otro en el seno de una comunidad,- máscreción allá del de términolo que habitualmente “transición”. Pero se entiende su análisis, por para el caso concreto que abordamos, debería ir- necesario definir previamente, tales como: ¿Debe mos emplear el mismo concepto para referirnos- transición Achelense-Musteriense o Paleolítico In a transición biológica, tecnológica y cultural?, ¿lo dosferior-Medio, momentos pues, históricos con otros distintos autores o (Rodríguez,si pertene- reservamos para referirnos al proceso de transfor- 2004), nos cuestionamos si se trata realmente de mación que tuvo lugar entre distintas formaciones- - receeconómico-sociales demostrado que que tal implicancosa no tuvoa la vezlugar un en cam las cen a una misma realidad. En este sentido, desde bio en los modos de vida y de trabajo (cuando pa el enfoque específico de la tecnología lítica, hace- mos nuestras las palabras de Marcos Terradillos y formaciones socioeconómicas de los MT 2 y 3)?. Es Juan Carlos Díez: “L’analyse des phases de transi más, ¿son sincrónicos estos cambios en el seno de- technologiquestion entre différents ne sont ensembles pas des culturelsentités clairement implique una misma formación económico-social? y ¿lo son- une grande problématique parce que les Modes poentre en distintasla estructura comunidades?. y en la superestructura Es decir, cuando econó ha- blamos de transición, ¿se produce al mismo tiem définies ni différenciées, principalement pour les Modes 2 et 3 (…) il faut souligner qu’il n’existe pas mica?, ¿tiene lugar tanto en el ser social como en 54 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

cultural y el desarrollo tecnológico desde bases lo- dela conciencia, ello- si parcelar o sucede el proceso de manera histórico independiente?. a nuestro estos grupos sociales, el peso de la transmisión- Finalmente, nos preocupa -a pesar de participar cales, más en consonancia con el concepto de “con deantojo, conseguir en función nuestro de losobjetivo registros como con historiadores los que nos tinuum” que con el de “ruptura”, al considerar que encontramos en el camino, es la manera correcta “El Modo 3 no sería otra cosa que una acumulación quede variables una ruptura (…) quecon suponenel sistema más tecnológico una depuración prece- sociales. Creemos que, a la vista del avance de la de técnicas ya identificadas con anterioridad (…)- disciplina, las distintas propuestas en este sentido- ca se relacionan numerosos estudios que se plan- co-cultural.no han tenido el calado ni la aceptación suficiente dente” (Terradillos, 2010b: 402). Con esta temáti para superar, de momento el paradigma históri - tean como objeto de investigación, precisamente,- Por todo lo expresado, sobre el tránsito entre la transición entre los MT 2 y 3, con redefinición trabajoslos MT 2 yque 3 tenemos abordan en esta estos cuestión momentos con másdistintos pre de sus contenidos tecnológicos, funcionales e his- guntas que respuestas, a pesar de los numerosos- tóricos (Bar-Yosef, 1982; Boëda, 1991; Castañeda et al., 2010a, 2010b, 2011; Giles et al., 2000c; Me enfoques: cambios biológicos, como el tipo huma- néndez, 2009; Monnier, 2006; Monnier y Missal, no, el lenguaje articulado o la conciencia del más que2014; seguimos. Rodríguez 2004, entre otros), ayudándonos allá; cambios medioambientales; cambios cultura- a solventar esta cuestión en la línea argumental les, como puede ser el dominio del uso del fuego; cambios tecnológicos, como el desarrollo de dis distinguir Llegados en al el final registro de nuestra arqueológico exposición, criterios nos tintas estrategias de explotación y configuración- planteamos si realmente existe la posibilidad de- de artefactos líticos, que implican un cambio en el modo de trabajo. Otros tantos estudios conside tecnológicos específicos que permitan situar de ran que los MT 2 y 3 forman parte de una misma- terminados conjuntos líticos en el momento de- identidad tecnológica, incluso cultural (Rodríguez,- mentetránsito estaremos del MT 2 enal 3.condiciones Consideramos, de acercarnos como otros a 2004). Y finalmente, otros, en el sentido tecnoló unaautores respuesta (Menéndez, a esta cuestión 2009: 441-442), desde el trabajo que única plu- desarrollogico, plantean de las que concepciones deberíamos tecnológicas hablar de transi aten- - ciones, en plural, y de procesos graduales en el - ridisciplinar, donde intervengan estudios tecnoló ciándosediendo a lasdel particularidades evolucionismo tecnológico de cada región, unilineal y no gicos, faunísticos, espaciales…, con el desarrollo de transición sin más (Menéndez, 2009), distan de analíticas específicas aplicadas sobre contextos- arqueológicos potentes, con buenas dataciones y propio del Historicismo Cultural y situándose en- yllevando regiones. a cabo un intercambio recíproco de infor la línea de la “evolución tecnológica en mosaico”.- mación entre las distintas disciplinas, yacimientos- Aunque nosotros preferimos el término “secuen tancias no se cumplen para el caso concreto del cia” al de “evolución”, es ésta una línea argumen Como hemos podido comprobar, estas circuns ental quecon ella cambioque nos debió identificamos producirse plenamente. de manera graLas- diferentes propuestas citadas sí parecen confluir inicialámbito del geográfico proceso de en investigación que se desarrolla sobre nuestralas pa- - investigación, pues nos encontramos en una fase dual, con raíces en el MT 2 y, concretamente, en la- horquilla cronológica entre 350 Ka y 300 Ka, aso leo-comunidades que lo habitaron, concretamente entreciado habitualmentequienes argumentan a la extensión que dichos del uso cambios y do aúnen la tenemos de producción más preguntas sistemática que respuestas. de información Des- minio del fuego. Nosotros, además, nos situamos (Bate, 1998). Es por ello, como se ha visto, que desde bases locales y no como ruptura con el sis- temadebieron anterior. tener lugar en la mayoría de las regiones de nuestro posicionamiento, esta circunstancia no - nos preocupa, ya que consideramos necesario, con carácter previo, plantear las preguntas adecuadas En último término, nuestra propuesta, en re comoal registro. historiadores Somos conscientessociales será de acercarnos que tenemos al planteamientoslación con el tema de específicotrabajo transdisciplinar del tránsito en que lo por delante una ardua tarea, cuyo objetivo último- nostecnológico, permitan consiste comprender en defender la dinámica la necesidad interna de - modo de vida y de trabajo de la formación econó mico-social de cazadores-recolectores en el espa Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 55 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

- El Cuaternario cio físico que ocupa actualmente la orilla norte del Ibérico:Rinconada, investigación Sevilla)”. Enen el R. S. BAENA; XXI. VIII J. Reunión J. FER Estrecho de Gibraltar y, concretamente, el ámbito deNÁNDEZ Cuaternario e I. GUERRERO Ibérico (eds.): geográfico del Campo de Gibraltar y de la Costa del 7.Sol Agradecimientos occidental. , pp. 22-28. AEQUA. - BAENA ESCUDERO, Rafael; FERNÁNDEZ CARO, - José Juan; GUERRERO AMADOR, Inmacula - da; POSADA SIMEÓN, José Carlos. 2014: “La lógico Este en trabajo el ámbito es una del contribución Estrecho de al Gibraltar.Grupo de InDe terraza compleja del río Guadalquivir en Las- vestigación del P.A.I “Patrimonio histórico-arqueo Jarillas (La Rinconada,Cuaternario Sevilla. y Geomorfología SW de España): cronoestratigrafía, industria lítica y macrofau ocasiónla Prehistoria de la alelaboración fin de la Antigüedad” de las cartas (HUM-831), arqueoló- na asociada”. 28 así como a los trabajos que se desarrollaron con (3-4), pp. 107-125. BAENA ESCUDERO, Rafael; GUERRERO AMADOR, gicas de los municipios de Casares (Tomassetti, Inmaculada; FERNÁNDEZ CARO, José Juan;- Suárez y Martos e. p) y Manilva (León y Tomassetti- ESPIGARES ORTIZ, María Patrocinio; ROS e. p.). MONTOYA, Sergio; POSADA SIMEÓN, José Car A José María Tomassetti la revisión crítica y co- los. 2013b: “Restos de macromamíferos en la- mentarios del original, así como el dibujo, montaje terraza T12 del Guadalquivir en la Rinconada- y digitalización de las figuras. A mis maestros Vi (Sevilla): presencia de HipopotamusEl Cuaternario Amphi cente Castañeda y José Ramos, que me iniciaron y- Ibérico:bius Linneo, investigación 1758”. Enen el R. S. BAENA; XXI. VIII J. Reunión J. FER guiaron en el aprendizaje teórico y metodológico. deNÁNDEZ Cuaternario e I. GUERRERO Ibérico (eds.): A Francisco Torres que aporta sentido geomorfo - lógico y litológico a los contextos y sus conjuntos. , pp. 278-284. AEQUA. A Inés Rodríguez la traducción al inglés. A María BAR-YOSEF,The Ofer. transition 1982: “Some from lowerRemarks to middle on the napa- 8.del Bibliografía Mar y Daniel, su apoyo y comprensión. laeolithicture of transitions and the origin in Prehistory”. of modern En man. A. RONEN Inter- national(ed.): symposium to conmemórate the 50th - anniversary of the excavations in the Mount Carmel Caves AIRVAUX, Jean. 1987:Sistemas “Les potentialités d´anàlisi en Prehistoria morpholo giques”. En E. CARBONELL; M. GUILBAUD y R. by D.A.E. Garrod. University of- MORA (eds.): , Haifa. BAR International Series 151, pp. 29-33.- C.R.P.E.S, pp.17-67. - BARROSO RUÍZ, Cecilio; BOTELLA ORTEGA, Da- ÁLVAREZ ALONSO, David. 2014: “Los yacimientos niel; CAPARRÓS, Miguel; MOIGNE, Anne-Ma arqueológicos en contextos edáficos superfi rie; CELIBERTI, Vicenzo; MONCLOVA BO Nailos:ciales. El Estudios caso del Interdisciplinares Paleolítico inferior de yArqueo medio- HÓRQUEZ, Antonio; PINEDA CABELLO, Luisa;- logíadel norte de la Península Ibérica (España)”. MONGE GÓMEZ, Guadalupe; TESTU, Agnés; - BARSKY, Deborah; NOTTER, Oliver; RIQUEL , 2, pp. 17-47. ME CANTAL, José Antonio; POZO RODRÍGUEZ, ARTEAGA MATUTE,Spal Oswaldo. 1992: “Tribaliza Manuel; CARRETERO LEÓN, María Isabel; ción, Jerarquización y Estado enEvolución el territorio Cua- KHATIB, Samir; SAOS, Thibaud; GREGOIRE, ternariade El Argar”. (3 m. a.) ,de 1, lapp. depresión 179-208. del Medio-Ba- Sophie; BAILÓN, Salvador; GARCÍA SOLANO,- BAENAjo Guadalquivir ESCUDERO, y Rafael. sus márgenes 1993: (Córdoba y Se- José Antonio; CABRAL MESA, Antonio Luis; villa) DJERRAB, Abderrezak; HEDLEY, Ian Geor ge; ABDESSADOK, Salah; BATALLA LLASAT,- . Tesis Doctoral, Universidad de Sevilla. Gerard; ASTIER, Nicolas; BERTIN, Laeticia;- Inédita. BOULBES, Nicolas; CAUCHE, Dominique; FI- BAENA ESCUDERO, Rafael; FERNÁNDEZ CARO,- LOUX, Arnaud; HANQUET, Constance; MILI José Juan; GUERRERO AMADOR, Inmaculada; ZIA, Christelle; ROSSONI, Elena; VERDÚ BER- POSADA SIMEÓN, José Carlos. 2013a: “Cro MEJO, Luis; POIS, Veronique; LUMLEY. Henry. noestratigrafía de la terraza compleja del río De. 2012: “La Cueva del Ángel (Lucena, Cór Guadalquivir en Las Jarillas T-12 (+26-32m): doba): un hábitat achelense de cazadores en industria lítica y macro fauna asociada (La Andalucía”. Menga, 3, pp. 3-32. 56 Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 Universidad de Cádiz Reflexiones en torno al concepto de tránsito: a propósito de la caracterización morfotécnica de los con- juntos líticos de modos técnicos 2 al 3 en el ámbito de la orilla norte del Estrecho de Gibraltar

- - - BARROSO RUÍZ, Cecilio; BOTELLA ORTEGA, Da- Américas. Cholula. Sin paginar. niel; CAPARRÓS, Miguel; MOIGNE, Anne-Ma BATEConferencia PETERSEN, inaugural Luis Felipe. del 2000:XIII Congreso “Teorías Nacio y Mé- rie; CELIBERTI, Vicenio; TESTU, Agnés; BARS naltodos de enArqueología Arqueología: Argentina ¿Criticar o Proponer?”. KY, Deborah; NOTTER, Oliver; RIQUELME CANTAL, José Antonio; POZO RODRÍGUEZ, . Sin paginar. - Manuel; CARRETERO LEÓN, María Isabel; BATE PETERSEN, Luis Felipe. 2004: “Sociedades MONGE GÓMEZ, Guadalupe; KHATIB, Samir;- cazadoras-recolectorasSociedades y primeros recolectoras asenta y SAOS, Thibaud; GREGOIRE, Sophie; BAILÓN,- primerosmientos agrarios”.productores. En Actas C. SÁNCHEZ de las Jornadas DE LAS Salvador; GARCÍA SOLANO, José Antonio; CA TemáticasHERAS (coord.): Andaluzas de Arqueología BRAL MESA, Antonio Luis; DJERRAB, Abde rrezak; HEDLEY, Ian. George; ABDESSADOK,- , pp. 9-38.- Salah; BATALLA LLASAT, Gerard; ASTIER, Junta de Andalucía. Sevilla. Nicolas; BERTIN, Laeticia; BOULBES, Nico BATE PETERSEN, Luis Felipe. 2012: “Una notaLa soAr- las; CAUCHE, Dominique; FILOUX, Arnaud;- queologíabre dialéctica Social en Latinoamericana: la Arqueología Social”. de la teoríaEn H. HANQUET, Constante; MILIZIA, Christelle; aTANTALEÁN la praxis y M. AGUILAR (Comps.): - MOUTOUSSAMY, José; ROSSONI, Elena; VER DÚ BERMEJO, Luis; LUMLEY, Henry De. 2011: , pp. 85-101. Universidad de los An “The Cueva del AngelQuaternary (Lucena, Internacional ): An des, Bogotá (Colombia). - Acheulean hunters habitat in the South of the BECERRA PARRA, Manuel; CANTALEJO DUARTE,- Iberian Peninsula”. -, Pedro. 2002: “Yacimiento de La Vega.Benaoján Impor 243, (1), pp. 105-126. Noticiario Mensualtante hallazgo de industria lítica pertenecien BATEMensual PETERSEN, del Museo Luis Nacional Felipe. 1971: de Historia “Material Natu lí- te al Paleolítico Inferior Benaoján”. raltico: metodología de clasificación”. des systèmes 28, pp. de 12. production lithique des in- - BOËDA, Eric. 1991: “Approche de la variabilité , Año XVI (181-182), pp. 3-24. Techni- BATEBoletín PETERSEN, de Antropología Luis Felipe. Americana 1981: “Relación ge quesdustries et Culture du Paléolithique Inférieur et moyen: neral entre teoría y método en Arqueología”.- chronique d’une variabilité attendue”. - Boletín, 4, pp. de 7-54. An- , 17-18, pp. 37-79. Bulletin BATEtropología PETERSEN, Americana Luis Felipe. 1984: “Hipótesis so BOËDA,de la Eric. Société 1993: Préhistorique “Le débitage Francaise discoïde et le dé bre la sociedad clasista inicial”. bitage levallois récurrent centripète”. , 9, pp. 47-86. Le concept levallois: variabilité, tome 90, BATE PETERSEN, LuisBoletín Felipe. de Antropología 1986: “El modo Ameri de- des(6), méthodespp. 392-404. - cana,producción cazador-recolector o la economía BOËDA, Eric. 1994: del salvajismo”. Paris. . Monographie du Centre de Re el materialismo13, pp. 5-31. histórico en el proceso de in- cherches Archéologiques, 9. CNRS Editions.- BATE PETERSEN, Luis Felipe. 1989:Boletín “Notas de Antropo sobre- - logía Americana BOËDA, Eric. 1995: “Levallois: AThe volumetric definition cons and vestigación arqueológica”. interpretationtruction, methods, of levallois a technique”. technology En H. L. DIB- , 19, pp.Boletín 5-29. de Antropología BLE y O. BAR-YOSEF (eds.): BATEAmericana PETERSEN, Luis Felipe. 1993: “Teoría de la . Mono cultura y arqueología”. graps in World Archaeology,Typologie 23, du pp.Paleolithi 41-68.- , 27, pp. 75-93. Bo- quePrehistory ancien Press.et moyen Madison, Wisconsin. BATEletín PETERSEN, de Antropología Luis Americana Felipe. 1996: “Sociedad BORDES, François. 1961: concreta y periodización tridimensional”.El proceso de . Publications de l´Institut investigación en arqueología , 32, pp. 41-56.- de Préhistorie de l´Université de Bordeaux, 1.- BATEna. PETERSEN, Luis Felipe. 1998: Burdeos. - . Crítica. Barcelo- BOTELLA LÓPEZ, Miguel Cecilio. 1976: “Excava ciones arqueológicas Noticiario en el yacimiento Arqueológico Ache BATEIV PETERSEN, Coloquio de Luis Antropología: Felipe. 1999: La “¿Esantropología la Cultu Hispánicolense de la «Solana de Zamborino». Fonelas frentera el objeto al próximo de la Antropología?”.milenio Ponencia al (Granada) 1972-73”. 5, pp. 25-31. . Universidad de las BOTELLA LÓPEZ, Miguel Cecilio; VERA TORRES, Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 19, pp. 29-66 57 Universidad de Cádiz PÉREZ RAMOS, Luis

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