F""u \ 'u., . \. II (J" (J t! r(/ 1;(/" (:ESA~l () ~.I ~ NTiE~(~ Veiiiios hoy a cumplir una por otra, con proyecClOI1 hacia impeLiiiva obligaciim de ciucia. el futuro. danos. Veninios el decir nuestra persoiial palabni acerca. de uno Cuando el balance de la vida de los más caracterizados cons- de un hombre público es negati" tructures de la nacionalidad pa- vo, lo menos que se puede hacer namena. es condenarlo a un prudente y piadoso olvido. Las figuras eiiinentes de cada país son elicaniaciÓn del carác- Pero, cuando lo contrario ter ) aspiraciunes de su propiu ocurre, lo patriÓtico, lo educa- pueblo. Por clL), conocerlas es, dor, lo justo, es destacar su par- en cierto modo, conocerse co- te constructiva y fecunda. lectivamente. Y cada generaciÓn Este último es el caso de Be- tiene el deber ClVlCU de contri- lisario Porras. Su sensibilidad buir a su estudio y transmitido ideolÓgica, sus talentos múltiples a las nuevas y venideras genera- y su afán de cultivarlos, su va- ciones. lentía personal y cívica, su de- Sin einbargo, para que cual- seo de ser y su capacidad para qUler estudio sobre una desco- hacer, su decencia y senorío, su llante figura /iistiirica sea a la voluntad indomable, su visión veL. real \ constructivo, ha de de estadista, su honradez admi. hacerse, por uiia parte, en fun- nistrativa, su sentido humano, y ciÓn del inedio en que vivió, y en fin, sus grandes realizaciones, arrojan en favor suyo, un saldo actividad bélica, nunca ostentó tan impresionante y extraordina- su grado de General. Prefirió rio, que no puede ser opacado siempre que sc le llamara por el por los defectos que sin duda título académico que en las tuvo. aulas universitarias había obteni- Belisario Poras fue un políti- do. co en el más auténtico sentido Este detalle poco advertido de la palabra. Fue por tanto, un de su vida, evidencia de manera hombre de acciÓn con el interés significativa que el doctor¡ y ge- y la energía dirigidos hacia el neral Belisario Porras, en trance Estado, hacia la colectividad, ha- de escoger, se decidía por lo cÎ- cia el pueblo. 'Vil antes que por lo miltar, por la academia antes que por el Pero Belisarrio Porras no fue cuartel, por la ley, antes que un polí tico ordinario, sino de por la fuerza. Y si recurrió a la selección. Se distingue el políti- violencia y a la espada lo hizo co selecto del vulgar en que el precisamente cuando éstas aten- primero siente una incoercible taban contra la inteligencia, la atracción por la cultura, y por civilidad y el derecho. las disciplinas del espíritu. Se distingue, asimismo, en que ne- Desde el punto de vista aca- cesita adherirse a una ideología. démico, no se conformó el Dr. El político superior es siempre Porras con el título profesional h~)mbre de doctrina y de princi- que a edad temprana había pio. adquirido en Colombia. Fue po- y esto fue Porras desde su co después a Bélgica a perfeccio- más temprana edad. Adolescente nar conocimiel1tos, volvió luego aún se lanza, siendo estudiante repetidas veces a Europa y viajó en Bogotá, a la lucha armada en bastante a Norte y Sur Améri- defensa de su precoz filiación ca, siempre en actitud de obser- política. vaciÓn y de estudio. El liberalismo, credo que lle- En más de una ocasión ejer- nÓ su sed dc ideología, aparece ció la enseñanza y cuando las en aquel entonces como doctri- persccusiones lo llevaron al n a r e vol ucionaria y popular ostracismo, desempeñó con luci- frente a la reacción del privile- dez la cátedra universitaria en los países hermanos de El Salva- gio y del oscurantismo. dor y Nicaragua. Por sus convicciones peleó gran parte de su vida en los Fue orador elocuente y escri- campos de batalla y a pesar de tor vibrante. Escribió sobrc va- ser civil, su innata condición de riados temas a lo largo de su vi- dirigentc lo llevó a la máxima da. No era su prosa preciosista categoría militar. Mas, pasada la ni rebuscada, pero sí castiza, cla- 2 ra y correcta. Escribía como es- los ideologos trasnochados, los cribe el hombre de acción al co- anarquistas temperamentales, in- rrer de la pluma y para que lo capaces para la acción creadora. entendieran todos. Ni su tempc- ramento ni sus ocupaciones le Desearían éstos que el revolu- permitían andar a caza de ex- cionario que llega al podcr si- presiones sutiles ni de raras me- guiera haciendo oposición desde táforas. el gobierno o que llevara a cabo Llega al poder, como candida- su ingente obra reformadora sin to de oposición, cuando se apro- afectar a nadie, sin incomodar a xima a la sexta década dc su vi- nadie, sin contrariar a persona da. Hasta entonces ésta ha sido alguna. de lucha, peligros, destierros e Desgraciadamente este angeli- inIÏni tos sinsabores. cal esquema no tiene cabida en Supremo debe ser ese momen- la lógica de la política. Ni se to en que el estadista nato, a puede pedir a un reformador de quien la adversidad ha impedido instituciones, a un civilizador de toda vinculación con el Estado, pueblos, que tenga la ternura de toma al fin las riendas de la una nodriza, ni la docilidad de actividad creadora. Porque el un sacristán. Los hombres de ac- verdadero hombre de Estado ción por lo general son orgullo- ansía el poder no tanto por el sos incluso eon sus pasiones y ca- placer personal de tenerlo, cuan- prichos. No se puede esperar de to por una íntima necesidad de ellos la placidez de un pensador realizar planes, de organizar ins- contemplativo, ni la objetividad tituciones, de poner orden, de del filósofo abstracto. crear servicios, en suma de civili- zar. Belisario Porras encontró un desorganizado y pobre país de En efecto, al recibir la investi- 400.000 habitantes, el 80 por dura presenta un vasto programa ciento de los cuales era analfa- de gobierno que enseguida co- beto. Un país sin carreteras, sin mienza a realizar con energía, escuelas, sin hospitales, sin eficacia y pulcritud. puentes, sin salud, sin asilos, sin Desde ese momento, el idea- telégrafos, sin registro de las lista, el revolucionario, el rebel- personas ni de la propiedad, sin de pasa a ser un gobernante. archivos, sin bancos, sin correo, sin cÓdigos, sin auténticas leyes, Este paso de la crítica a la sin justicia bien organizada y sin acción, de la rebeldía al gobier- adecuados servicios administrati- no, exigc siempre al revoluciona- rio eonstructivo un cambio de vos. actitud mental. Es el cambio Su obra civilizadora consistio que nunca logran comprender precisamente en saber lo que al 3 país faltaba y en dárselo de ma- en que Porras actuÓ agravaban, nera espléndida. sin duda, esta secular tragedia. Pero su labor no fue solo ma- Panamá había hcredado detes- teriaL. En el campo cultural uni- tables prácticas políticas. Había ficó la enseñanza y dio a nues~ quedado con enconados odios tra educación uno de los más dc partido. El opositor entendía grandes impulsos que ésta haya que su misión era herir al gober- recibido. Impulsó, asimismo, las nante, insultarlo, calumniarlo y artes y las letras, hasta el punto amargarle su vida cotidiana. La de que en su época hubo un flo- crítica no iba dirigida a la polí- recer de actividades literarias y tica del gobernante. Iba endilga- artísticas. da a la persona de éste de mane- Como estadista supo dcscu- ra virulenta y mordaz. brir y guiar valores jÓvenes y es- e o g í a sus colaboradores más Semejante estado de cosas ex. bien por la capacidad y méritos plica, desde un punto de vista que por simpatías de política humano, que quien gobernaba partidista. correspondiera con igual mone- da. Fue un político eminente- mente popular. Gobernó pensan- Ante el dilema de realizar una do siempre en los intereses de etapa de transformaciones con- cretas o de condescender frente las grandes mayorías; amaba sin- a sus adversarios, Porras optó ceramente a los humildes y se sen tía co ntento entre ellos. por 10 primero, acaso en detri- Nunca rehuyó la tribuna pública metro excesivo de estos últimos. para exponer los problemas del Pero no fue un resentido ni Estado. Fue un caudilo de mul- un hombre de rencores. Sus titudes y sabía enfrentarse a violencias eran pasajeras. Sabía ellas con gallardía y denuedo, olvidar políticamente y ante los tanto en circunstancias felices intcrcses de la Patria, de su par- como adversas. tido o de sus obras, cstuvo siem- Sus críticos lo acusan de que pre dispuesto a la conciliación era violento y duro con sus opo- edificante. sitores. Lo tildan asimismo, dc Por eso cada vez que en nues- personalista y de que como go- tro país se inicie una era de pro- bernante desdeiîó aquellos mis- fundas y saludables transforma- mos derechos políticos que hi- ciones, la figura pro cera del gran cieron posible su ascenso al po- civilizador cobra fuerza ejempla- der. rizante: Porque fuente de inspi- Es la tragedia de los grandes ración son sus magníficos acier- civilizadores en pueblos como los tos e incluso sus errores, que nuestros. La época y el medio siempre supo aceptar. De ahí 4 que alguna vez exclamase que Retengamos estas sabias pala- no fincaba su mérito en no ha- bras y que ellas sirvan de es- bcr caído nunca, sino en haber- tímulo a los hombres de bien se lcvantado cada vez que había que luchan por la realización de caído. una grande y noble idea. 5 ANTONTO GORDON La presencia de la figura político-administrativa denominada Corregimiento, ha alcanzado visible notoriedad con motivo de la representación legislativa, que a ese nivel, estableció la ConstituciÓn Política de la República de 1972.
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