UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE PERIODISMO PIONEROS DEL ROCK CHILENO 1966-1973 Los Caminos Que Se Abren Historia testimonial Memoria para optar al Título de Periodista Alumno: Arturo Figueroa B. Profesor guía: Ricardo López P. Santiago, mayo del 2000 Prohibida su reproducción sin la autorización del autor. Registro de Propiedad Intelectual N° 116.400 INDICE PRIMERA PARTE (1966-1969) CAPITULO UNO. Tras el desgaste de la Nueva Ola: 1966 CAPITULO DOS. Los primeros desertores: Los Mac´s CAPITULO TRES. El éxito de laboratorio: Los Larks CAPITULO CUATRO. El año del go go: 1967 CAPITULO CINCO. El valor de una melena auténtica: Los Jockers CAPITULO SEIS. Un envidiado prestigio: Los Vidrios Quebrados CAPITULO SIETE. Hombres caleidoscópicos CAPITULO OCHO. El año de transición: 1968 CAPITULO NUEVE. Aparece el "Eric Clapton chileno": Apparition CAPITULO DIEZ. Comienza la internacionalización: 1969 CAPITULO ONCE. En la víspera de la Unidad Popular SEGUNDA PARTE (1970-1973) CAPITULO UNO. El año del soul: 1970 CAPITULO DOS. El Woodstock criollo: Piedra Roja CAPITULO TRES. Escombros en el Astor CAPITULO CUATRO. Nuevos frutos del país: 1971 CAPITULO CINCO. Todos juntos: 1972 CAPITULO SEIS. Se sube el ruido con Aguaturbia CAPITULO SIETE. La mala suerte de Los Jaivas CAPITULO OCHO. La alquimia de Blops CAPITULO NUEVE. Abre la ventana: 1973 CAPITULO DIEZ. El Embrujo que besa CAPITULO ONCE. Antes del final 2 INTRODUCCION Y, por fin, estaba en Londres. Había llegado a Inglaterra poco después de las diez de la mañana del segundo domingo de agosto de 1999. El objetivo de ese viaje era renovar mi compromiso con el mundo de la música, aquel capaz de entregar momentos especiales a la gente y aquel que, por qué no decirlo, le otorga sentido a muchas vidas gracias a esa arcana y aún incomprensible suma de elementos sonoros, melódicos y emotivos. De acuerdo con mi estricta planificación, me dirigí esa misma tarde al sector de Camden, ubicado al xxxxx de la ciudad inglesa. En ese lugar, todos los fines de semana se instala una tradicional feria que tiene similitudes con nuestro “persa Biobío”, pero con una oferta impresionante de artículos de toda especie. Por cierto, los puestos donde se vendían discos usados fueron los primeros a los cuales me acerqué, pero hubo uno en particular que tuvo mucho que ver en la decisión de realizar este libro a modo de memoria de título para mi universidad. Una hermosa y joven muchacha lo atendía, pero lo que más me llamó la atención no fue su belleza ni su atuendo –llevaba puesto un sombrero de copa naranjo sacado de “Alicia en el país de las maravillas”–, sino el hecho de que a primera vista tenía una excelente y seleccionada oferta de discos de música psicodélica y, en general, de rock inglés de los sesenta. Me puse a revisar en la sección de viejos discos de vinilo. No tuve que tomar mucho tiempo para dar con uno que me dejó estupefacto. –¡Cómo! Pero si éste es “Los Pájaros”, de Kissing Spell. –Claro –me responde ella con su voz dulce y calmada. –¡Es que este disco es chileno! –Sí, lo sé –dice. –¡Yo soy chileno, y este álbum es imposible de conseguir en mi país! –¿En serio? Entonces te vas a llevar una joya… Exacto. Una verdadera joya para los coleccionistas de viejos discos chilenos en Europa y, por cierto, una pieza inalcanzable para los pocos compatriotas que se dedican religiosamente a buscar material criollo. Hay demasiada buena música nacional que ha sido tragada por el olvido, abandonada entre moho y polvo, y llega a dar vergüenza comprobar que es más fácil encontrar entusiasmo por nuestros próceres del rock en una conversación con extranjeros que con chilenos. Precisamente, esa discontinuidad ha conspirado contra un desarrollo sostenido en el tiempo de la música nacional. Algo de lo cual muchos se quejan, sin hacer mucho en lo concreto por revertir esta situación. Excepciones hay, pero son contadas con los dedos de una mano. En efecto, es sólo uno el libro editado sobre la historia del rock chileno; se llama “Frutos del País” y fue escrito por Héctor Escárate, quien también ha publicado un breve texto que recoge las letras más representativas de las canciones del estilo (“Utopía: Antología lírica del rock chileno”) y recientemente otro con entrevistas a algunos protagonistas de estos treinta años de música joven. Con todo el respeto que me merece el trabajo tanto de Escárate y del sociólogo Fabio Salas, así también como el de Juan Pablo González y otros académicos que han realizado ensayos de circulación estrictamente universitaria, creo que persiste un gran vacío sobre la materia. Al leer sus 3 respectivos trabajos, fueron más las dudas que me surgieron que las respuestas. A mi humilde parecer, esto sucede porque todavía nadie ha contado la historia de esa porción inicial del movimiento de rock nacional, sino que se han remitido a hacer interesantes análisis o aguerridas teorías sobre una serie de hechos que rara vez se mencionan, como si el lector tuviera antecedentes anexos o si hubiera escuchado los discos de esa época. El encuentro con Héctor Sepúlveda. La memoria histórica para una nación que quiere ser adulta y desarrollada es vital. En el caso de la cultura, y específicamente de la música, el reconocer un pasado es esencial a la hora de construir un lenguaje propio y reconocible hacia el futuro. Una manifestación como el rock, sin su correspondiente identidad local, no tiene razón de ser y tampoco tiene un horizonte promisorio como corriente representativa de un conglomerado de gente. Las investigaciones que existen sobre la materia, si bien constituyen un aporte a la reconstrucción de una parte de nuestra historia cultural, son mínimas e incompletas y especialmente carecen de una conversación directa con las fuentes, los protagonistas de los acontecimientos. Sólo en estos últimos dos años ha surgido un interés en la nueva generación de periodistas por dar a conocer un poco más lo realizado por los pioneros del rock nacional a fines de los '60 y hasta 1973. Esta memoria busca poner a prueba la capacidad del postulante para realizar entrevistas en profundidad a los protagonistas del período de gestación del rock nacional, de las cuales obtener datos, anécdotas y testimonios que den cuenta del modo en el cual se desarrolló esta expresión musical en esos años. También, la revisión del material periodístico de la época (básicamente revistas) servirá para dar cuenta del rol que jugaron los medios de comunicación directamente ligados a la música juvenil en la difusión o censura de esta expresión rockera. Recopilar una importante cantidad de información para recrear en el texto el ambiente social, económico, circunstancial y artístico en el cual se gestó un movimiento de rock criollo a partir de 1966. Entregar información sobre los centros neurálgicos de la escena, el tipo de público, el carácter de estos músicos y la reacción de su entorno. Descubrir la real dimensión de su alcance como movimiento generacional en su tiempo y revisar la discografía de la época para explicar a quienes no tienen acceso a estos discos de qué se trataban. Debido a que esta memoria de título pretende tener un carácter testimonial para reafirmar los acontecimientos y, además, obtener una narración más ágil para el lector. Arturo Figueroa B. 4 PRIMERA PARTE (1966-1969) 5 CAPITULO UNO Tras el desgaste de la Nueva Ola: 1966 “Creo que el próximo año (1967) veremos implantado en nuestro país el nuevo ritmo que hace furor en Europa, a través de artistas nacionales como Los Larks y Los Mac´s, que ya tienen grabado un Long Play que aún no sale a la venta y que está destinado a iniciar lo que creo será el año del go-go en Chile”.1 Hernán Serrano, director artístico de RCA. 1 –¡Vienen Los Beatles, vienen Los Beatles!– claman con insistencia algunos importantes discjockeys estadounidenses en sus transmisiones. Se trata de un nuevo grupo formado por cuatro novatos músicos ingleses que van a realizar su primera visita promocional a los Estados Unidos. Pese a que la banda es la sensación del momento en su país, son pocos los que apuestan a su favor. Después de todo, Norteamérica siempre ha sido un terreno difícil para los británicos. En esas circunstancias aterrizan en el aeropuerto de Nueva York el 7 de febrero de 1964. Pero las escenas de histeria que se viven en las instalaciones de ese aeropuerto ese día de febrero superan cualquier pronóstico. Los miles de fanáticos que los reciben y los millones que los ven por televisión días después en el show de Ed Sullivan sientan un precedente pocas veces igualado. Esta primera gira del cuarteto formado en la pequeña ciudad de Liverpool –al norte de Inglaterra– es el inicio de muchas transformaciones no sólo para la industria musical, sino que también para una juventud que comienza a distanciarse de la cultura de sus padres para crear una voz propia. En lo estrictamente musical, esta gira marca el inicio de la “invasión” del sonido británico de guitarras a un nivel planetario, que motiva a una nueva generación a formar sus grupos y tocar canciones pop. La “beatlemanía” llega a Chile durante 1965 y seduce tanto al público y a la crítica como a quienes recién aprendían a tocar una guitarra. “Yesterday” se transforma en la canción de la temporada y su primer disco editado en nuestro país (“Grandes Éxitos Vol. I”) en un suceso de ventas. Los resúmenes de fin de año los eligen como el mejor conjunto vocal extranjero. Tanto la previa influencia del rock & roll como la aparición de los Beatles generan un cambio bastante completo, que trae aparejado una serie de transformaciones en la vestimenta y en la actitud.
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