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DUmWM MWM©-MSÍ8[IMM. BftíCTWML WNClWiOH GIMEN® DE FLAQÜER PRECIO DE SUSCRICION. AÑghlVi-TOMQ.VII.-N?,Í^J CONDICIONES DE LA SUSCRICION. En México.............................................................3 00 trimestre adelantado. < El Álbum de la Mujer se publica todos los domingos, resultando ; MÉkico, 12 de Diciembre de 1886. ; En los Estados..........................................„ 4 50 „ „ < ¡ A veces cinco números mensuales, dándose además como regalo á loa En las Repúblicas del Sur y Centro Amé* > suscrltores, con cada número, un periódico mercantil y dé noticias. rlca....JjgBWBHMKff.&...................0 00 semestre adelantado. < DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN, En Europa los agentes fijarán los precios.—Números atrasados, 50 es. ¡ ' La suscrlclón es por trimestre ó semestre. CALLE.AMOR DE DXOS NÚM. 7. Apartado en el Correo núm. 604 LA PESCA DEL TIBURON 222 EL ÁLBUM DE LA MUJER corazón, sabe tomar un carácter triste ó serio,, grave ó ligero. La ilustración es SUMARIO la que apasta de la peligrosa senda d'e las ilusiones y quimeras en su imaginación juvenil; ó.bien l'a distrae de las desdichas que amargan y destrozan su corazón TEXTO:—Lo que es la ilustración parq. la mujer, por Teresa Mané.—¿a Mujer. quebrantado por los desengaños,que. haya recibido. Contestación á un amigo, por Domingo Elizalde.—Recuerdos del Baile dedicado di Se­ Ha dicho un antiguo filósofo: «No hay pena ipterior que la lectura d'e un li­ ñor Presidente de la República. (Continuación.)., por Jiuan de D. Peza.-r-L«$ golas de néctar, por Juan Valera.—Luzbel, por Gaspar Núñez de Arce.—Rimas, por Lino Saliva bro no pueda chimar.» Sí, los libros son él bálsamo que cicatrizan las llagas del Ti’edieñas.— A Pablo Sarásale, por Teodoro Cuesta.— Revista dé modas, por Joaquina corazón, el remedio más eficaz que puede encontrarse para despreocupar á la Balmaseda de González.—Faj'ieí/ádes.- Modas. Clemencia Isaura. La terapéutica del mujer, y d'e consiguiente para ilustrarla; ellos son la raíz del árbol d'e su felici­ olor.—Explicación de las ilustraciones.—Anuncios. dad, pues le enseñan á captarse las simpatías y la admiración de cuantos la .ro­ ILUSTRACIONES:—La pesca del tiburón.— Columna de la Bastilla en Pa- dean en su juventud, haciéndole llevaderas más larde las desgracias en su ad­ ris.—Flores de oro dedicadas á laSra. Concepción Gimeno deFlaquer.—Estados Uni­ dos de Norte América. Lectura del acta de su Independencia. , versa fortuna; y por último.; tanto joven como anciana; tanto nica como pobre, la Número 22 de La Crónica, regalo á los suscritores de El Album de la Mujer. mujer ilustrada encuentra la verdadera felicidad, que sólo reside en el hogar do­ méstico y que es en donde éllá es querida y respetada por los que dependen d'e ella, y como un ángel por los que son acreedores á su cariño. 'España. TesesA:Mañé. LO QUE ES LA ILUSTRACIÓN PARA LA MUJER. los antiguos tiempos en que la mujer vivía sujeta al yugo de la más detestable servidumbre, era considerada como una es­ LA MUJER. clava y se tenían en poco las facultades que poseía, la impor­ tante misión que le estaba reservada y lo que podía represen­ CONTESTACIÓN A UN AMIGO. tar en la sociedad. Mas hoy, gracias al Cristianismo y á los encomiadores de nuestras facultades, á los que han pretendido 1 ■ Querido Antonio: ¿ y pretenden emancipar á la mujer, vése a ésta ocupar el lugar que le corresponde en la familia y en sociedad, y lejos de con­ 1 «) Wira?0Y á terminar con esta carta el delicado asunto del matrimonio, siderársela como Un sér inútil y despreciable, fúndanse en ella todas las más li­ sonjeras esperanzas para lo porvenir,; rindiéndosele el merecido homenaje. i Sin embargo, la mujer, representación fiel! de la sensibilidad; del afectó; de la abnegación y de la caridad, ño puede ni podrá ser nunca lo que algunos preten­ den, si quiere conservar su dicha. ¡ El intentar igualarse al hombre en sus facultades y derechos es uña vana pre­ 1 tensión, pues sólo alcanzarán hacer de ella un retrato grosero y repugnante del hombre. ; « Las mujeres sillo son creadas para embellecer el hogar doméstico y para j Z®íaÍ IeH después del breve resumen hecho en mi anterior, de los debates cdmpletar la felicidad del hombre,» ha dicho un sabio escritor. Verdad que s <Iue hemos sostenido acerca del particular, hasta traer la polémica queda demostrada viendo la felicidad de las familias que viven bajo el cuidado de á In altura.en que se encuentra boy. una mujer, digna de tributársele todos los elogios posibles que encuentre la men­ X: Ají 3 Phl'l® has entrado en uña escupía práctica que te permi- te, y éj corazón. tirá saber por prqpia experiencia lo que es él vínculo indisoluble | Altas son las facultades qué debe poseer la verdadera madre de familia; grate q.ue constituye el sétimo sacramento, supuesto que té acabas de des son los ejemplos que ha de presentar para que la imiten; y seguramente que - (9y enlazar con una joven virtuosa y estimable, á quien disté hace no cumpliría con los deberes que le imponen la sociedad y la familia, si siguiera poco tu nombre, teniendo ya úna compañera qué compartirá coñligo el peso y la idea qué tiempo atrás, partiendo de Francia, se propagó por los ámbitos de la í las abrumadoras fatigas dé l'a vida humana. tierra: la igualdad del hombre y de la mujer, Verdaderamente absurdo eslo que j Recibe por elfo mis fraternales felicitaciones; vive tranquilo y feliz cómo me- i reces serlo, y ¡quiera Dibs que mires eternamente azul él cielo que ahora se prfelenden los d'dfensoiies de lo que llaman nuestros derechos; porque sabido es ya, que así cómo el hombre se fortalece y eleva en la lucha, la mujer se debilita; í abre á tú vista; tras los nublados d'e la melancolía y los fragores d'el combate 1 así como el hombre, corre en busca de ideas grandes y pensamientos sublimes, la j Crees, amigo mió, y así me l'o has repetido varias veces; que l'a mujer entra mujer debe preferir los. sentimientos del corazón. i soñando' en el templó de Himeneo; forjándose ilusiones más ó menos suscepti- ¡En lo que la mujer debe igualar al hombre es en la ilustración; no directa­ í bles de realizarse; imaginando la vida marital según la fantasía le permite veda; mente én provecho de la sociedad, sino eñ provecho de la familia! í creyendo invariable y constante él cariño del hombre que juró amarla, y espe- j rando disfrutar á su lado úna existencia risuéñp siempre; con solo el supuesto ¿Cierto es que lá mujer soltera en sociedad brilla por su hermosura como faro luminoso,; péro también es cierto que; si posee altas dotes morales, es mucho j d'e la duración y estabilidad d'el mutuo afecto-. ,. más apreciada y distinguida puesto qué Ja belleza del rostro es pasajera cómo la j No afirmaré hasta qué punto puedan ser. exactas tus anteriores creencias:: es belleza de las plantas, cuando por el contrario la hermosura d'el corazón es im­ í tan insondable él abismo formado por él corazón de la mujer, es tan caprichosa; i sabe velar tan impenetrablemente sus intenciones y sus pensamientos íntimos; perecedera'. Empero la mujer no por esto debe descuidar él adornó de su persona; muy al í es tan reservada en todos los móviles á qué obedece, que poco ó nada se puede contrario, ha de procurar qué la belleza moral y la física formen un digno con- i traslucir cuando el-ojo del observador sé asoma á lá profundidad de l'a sima an- junto, y cuanto más hermosee á la uña; más hermoseada quedará la otra. í tés dicha. Por otra parte, mi querido antagonista, yo creo que ya ño tiene so- Siempre resuena grata en nuestros oídos la voz que nos recuerda las épocas í ñadores y mucho menos soñadoras él siglo en que vivimos:; siglo d'el posilivis- más dichosas d'e la vida; y mientras se complace la imaginación engalanándolas y í mo, de l'a duda., del tanto por ciento., d'e lá filosofía realista y dé lá comodidad énfbelleciénd'olas, se ños dilata el corazón con la esperanza d'e que volverán. Así í material primero que ninguna otra1, aunque sea l’a que resulta d'e la nobleza y también la mujer ilustrada cuando es ya d'e edad avanzada; resuenan más gratas í embellecimiento del alma. eñ'sus oídos las dignas expresiones que se le dirigen referentes á la época dé su s Pero si dudo d'e lo que me aseguras, te diré, suponiéndolo cierto y no obs- pasada, juventud, cuanto más haya sido distinguida entonces:; y como en el crudo í tante Jo que acabo d'e manifestar en él fin d'el párrafo anterior, que entrar so- j fiando á una Senda tan escabrosa como es el' matrimonio, tan llena d'e espinas: invierno qué ños hiela con sus nieves, nos distrae él recuerdo de la próxima pri­ mavera, también para ella1 el recuerdo de su brillante juventud la distraerá dé la j como sangran la planta que creyó pisar fibres en ella, no deja de ser un mal vejez .que la conduce hacia una muerte cierta y segura. í grave, perjudicial á la mujer, mil veces más que al hombre cuyo destino se iden- fe instrucción es como una amiga que, según las emociones y necesidades del I tífica con el suyo; í Hay realidades eñ esta transitoria cómo dolorosa existencia; que no admiten > ni deben admitir las deslumbrantes galas con que las encubre el ensueño; hay í en l'a misma pasos tan trascendentales y serios, d'e tal manera decisivos en el por- í venir d'él hombre; que si lá madura reflexión y las enseñanzas d'e la filosofía í práctica, no inspiran las resoluciones qué respecto d'e ellos se tomen; indudable- í ménte él despertar de los qué así proceden será bien triste é irremediable, y su í porvenir desgraciado para siempre.
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