Su Vida Y Su Carácter. Nació Francisco Bilbao En

Su Vida Y Su Carácter. Nació Francisco Bilbao En

X. — Su vida y su carácter. no, unas pecas palabras, que hacen Su doctrina se forma de tesis sim­ bao. Varela, más que ningún otro, nos dirijamos todos a carrera a la ples. El pasado de América es la es el portaestandarte del febriciente Nació Francisco Bilbao en 'Chile plaza... y entonces me avanzo sólo Colonia, la Colonia es España, Espa­ bilbaismo en que arde la mocedad en 1823, de padre chileno y madre entre los dos bandos, gritando: cese ña es la Edad Media: oscurantismo estudiosa de Montevideo. Escribe co­ argentina. De los once a los dieci­ el fuego. No me engañé. El batallón religioso y absolutismo político. E l. sas como éstas: “ Hay hombres quo seis años vivió en el Perú, acompa­ so rindió, los oficiales me daban sus futuro debe ser Francia, la Francia se convierten en idea, que se hacen ñando a su padre, desterrado políti­ espadas que les devolvía, diciéndo- de los pensadores deístas y las revo­ luz y que por doquiera que pasan co. Vuelto a Santiago estudia en el lcs que huyesen y la tropa arrojó las luciones republicanas de los siglos dejan un rastro luminoso. Francisco Instituto Nacional, donde tiene por armas.” XVIII y XIX, o Estados Unidos, los Bübao era uno de esos hombres... • maestros a Andrés Bello, José Victo­ La revolución triunfa. Pero Bilbao Estados Unidos de la libertad políti­ Si las Repúblicas americanas no re­ rino Lastarria y Vicente Fidel Ló­ se enemista con el nuevo gobierno, ca y religiosa, de la democracia y^ el cogen hoy, llenas de entusiasmo, el pez. Conoce entonces a los raciona­ que resulta al fin conservador y ca­ libre examen. El presente es una fúnebre legado de Francisco Bilbao, listas franceses desde la enciclopedia tólico. arte para Europa. En Paris contradicción viva, una mezcla de estamos seguros de que mañana irán al romanticismo, y se siente proféti­ se encuentra con Michelet y en Bru­ pasado y de porvenir, una antinomia a desenterrar sus obras de entre el camente iluminado por El Libro del selas visita a Quinet, desterrado. La que hay que superar: la forma polí­ polvo de las bibliotecas para mos­ Pueblo* de Lamennais. Más que nin­ amargura que le produe el espec­ tica republicana en relación con la trarlas con orgullo a las generacio­ gún otro marca este autor un rum­ táculo de Francia bajo Napoleón III forma religiosa católica- nes v-enideras.” bo a los inextinguibles ardores reli­ es muy grande. En 1857 viene direc­ Esa relación no es noi'mal. De ahí A fines de 1866, una prolongada giosos y políticos que desde ahora, tamente a Buenos Aires donde lo es­ que en América no haya podido ra­ polémica tiene lugar en la prensa o 3 ra siempre, toman posesión de su pera su madre. Ya no saldrá más del dicarse verdaderamente la Repúbli­ de Montevideo a propósito de L espíritu. Río de la Plata. En la Argentina to­ ca, esto es, la Democracia. La prefe­ personalidad y la obra de Bilbaí,* En esas circunstancias publica en ma partido por la Confederación rencia de aquel término sobre éste ampliamente reveladora de la cre­ 1844 Sociabilidad Chilena, ensayo de frente a Buenos Aires Hace perio­ venía impuesta por Francia. Toda la ciente propagación de sus ideas. En •.everísima crítica de los prejuicios dismo político. En cierto momento agitación racionalista en América en el curso de esa polémica vuelve a sociales y las creencias religiosas im­ se traslada a Entre Ríos y conoce a el tercer cuarto del siglo pasado, en ser Varela el más decidido defensoi' perantes. El escándalo fué mayúscu­ Urquiza. Con- su indeclinable egolá­ torno a la figura central de Bilbao, de la memoria y el credo de aquél. lo. Fué acusado, procesado y conde- trico mesianismo girondino, escribe: está regida de cerca por el proceso En vísperas de su viaje a Europa y ^oado. El Consejo de la Universidad “Entonces yo promuevo el levanta­ francés. Francia era. para la genera­ Estados" Unidos, pensaba como Bil­ io separó -del Instituto Nacional. Pe­ ción romántica latinoamericana, la bao, sentía como Bilbao, escribía Í ro fué rodeado por la juventud y en metrópoli espiritual. La doble reac­ con la pluma de Bilbao. No tuvo tal torno a su nombre, precozmente cé- ción política y clerical en que "Fran­ vez éste en el Río de la Plata, en­ | 'ebre, quedó constituido el naciente cia cae bajo Napoleón' III, conmovió tonces, un discípulo más auténtico i ’acidnalismo chileno. intensamente a América, en especial y más fiel. Partió en seguida para París, a cuando la aventura de Maximiliano En el Club Universitario, fundado ionde llegó a principios de 1845. Vi- en México. Los banderas de Raciona­ en 1868. y luego en el Club Racio­ -itó alli a Lamennais. “Yo le llamo lismo y República que agitan Bilbao nalista de 1872, la consagración de ’ * usted mi hijo*’, le dijo éste, según y sus secuaces, eran las banderas del Bilbao fué ¡total. Justino Jiménez de larra el propio Bilbao, quien agrega: republicanismo francés de la época. Aréchaga, Carlos de Pena, Pa­ 4Y yo a usted mi padre, le respon­ blo de María, los Ramírez, Juan Gil. dí” Escuchó en el Colegio de Fran- La desarmonía entre lo religioso Eduardo Acevedo Díaz, y tantos *ia a Quinet y Michelet, entonces en y lo político en América, constituye otros, es ante todo. bajo, su inspira- os años de más apasionada prédica para Bilbao la debilidad y el peligro ción. que profesan y predican el ra­ contra la Iglesia, los jesuítas y el de ésta. Preciso es consagrar el Ra­ cionalismo religioso con que com­ iltramont3nismo. Los visita también cionalismo sobre las ruinas de la baten a la Iglesia-Católica. Se de- . estrecha vínculos. Qumet elogia Iglesia, para poner de acuerdo el claran “discípulos del gran Bilbao, su Sociabilidad Chilena, en El Cris­ espíritu religioso con las institucio­ en cuyas obras inmortales aprendi­ tianismo y la Revolución Francesa nes políticas;. La doctrina que eso mos por vez primera les teorías li­ • 1845). Recomendándolo, Michelet lo preconiza —su doctrina— - es “el berales y las regeneradoras Ideas presenta como “un joven que' M. evangelio americano?. La Apalabra que nos enrogullecemos de profe­ Quinet y yo miramos cual si fuese nueva”, el “evangelio'son térm i­ sar.’. Lo invocan frecuentemente nuestro hijo, el señor Francisco Bíi- nos caros al deísta Bilbao, tan pro­ junto a Lamennais; Michelet y Qui­ oao de Chile Quiera el cielo que fundamente Enamorado de la figura net, cuando no junto a Cristo y Lu- lguna vez tengamos un hijo tal11. de Jesús, del que en cierto modo tero. Viaja por Europa- Vuelto a París en parece sentü-se avalar, como místi­ N i antes, ni después. ningún pen-" .848. participa en las barricadas de camente imbuido, ai margen de la sador de otro país, americano ejer­ unió junto a Quinet. nombrado co­ revelación sobrenatural, del espíritu ció en nuestra juventud intelectual ronel en una legión de la Guardia religioso del Nuevo Testamento. una influencia tan avasalladora y Nacional. En 1850 está de regreso en miento de ios pueblos. Redacto el ac­ Harto simplistas, sin duda, eran filosóficamente tan importante co- ■ Chile. Todas las románticas fiebres ta y yo la leo en la-'plaza pública y- la filosofía de-la historia y la so­ mo la suya: al nombre de Francisco ue liberalismo, racionalismo.^ revo­ el Uruguay (Concepción) entero la ciología que fundamentaban su idea­ Bilbao está indisolublemente Ligada lución qué encendían entonces a Eu- firma. Siguen los pueblos, Urquiza rio: pero de .ese simplismo sacaba la más crítica y radical transforma­ opa, nenian con él. Lamennais. Mi- se entusiasma, me da la redacción 'éste su atracción- y su fuerza en el ción experimentada en toda su His­ •belet y Quinet iban a seguir siendo, del Diariv Oficial y desde allí pro­ espíritu de la gen elación romántica, toria por la conciencia uruguaya., tanto como en París, sus «‘padres”. clamo la invasión para integrar la Resultado y factor al mismo tiem­ En el continente hay que llegar has­ Cuando llegó a Chile, ios jóvenes República. Y fué Cepeda, y triunfé, po de la crisis de la fe que se ex­ ta Rodó para que se repita .el caso santiagueños se hallaban solivianta­ y muy enfermo roe retir^hasta ioy tiende por Am érica en la segunda de un escritor' de estas, tierras que dos, no menos que éL por la revolu­ de la política.” Arrebatado por la ti­ mitad del siglo, constituyó un pen­ concurra en la compañía de gran­ ción francesa del 48 y la romántica sis. murió en Buenos Aires e; íebre- . samiento avanzado. Pero avanzado des maestros europeos a marcar eJ Literatura filosófica, política, social e i*o 'd e 1885, nombrando á Michelet como fué en su hora, muy rápida­ perfil espiritual de toda .una época. - histórica que formaba su ambiente y a Quinet- • mente iba a envejecer a su vez ante Habida cuenta de ello resulta inex­ a espiritual- Con la dirección de Bil­ la irrupción inmediata de las ten­ cusable- el desconocimiento práctica­ bao fundan la Sociedad de la Igual­ II. — Su ideario religioso y político. dencias agnósticas y ateas del natu­ mente absoluto en que hasta ahora dad. De la Historia de los Girondi­ ralismo positivista y materialista. lo ha tenido nuestra historia inte­ nos de Lamartine, libro de cabecera, Muchos escritos dispersó Bilbao en lectual. salen los modelos a imitar. Bilbao, su breve y azarosa existencia, todos IIL — Su influencia en el Uruguay • Hacia e l 80. al imponerse en el orador y apóstol del grupo, es lla­ ellos al servicio de su ardiente mali­ país las doctrinas positivistas, el mado Vergniaud; otros, Bríssot,' Dan­ cia religiosa y política.

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