CINE Y VIOLENCIA: Violencia y Discapacidad Reflexiones y materiales para la intervención en la comunidad Antonio Aguilera Jiménez Mª Teresa Gómez del Castillo Segurado 1 Autoría: Antonio Aguilera Jiménez. Mª Teresa Gómez del Castillo Segurado. Correspondencia: Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. C/ Camilo José Cela, s/n. 41018 Sevilla. [email protected] 2 CINE Y VIOLENCIA: Violencia y discapacidad Índice: (I) INTRODUCCIÓN, OBJETIVOS Y PALABRAS CLAVE. (II) PRESENTACIÓN. 1. Violencia. 1.1. De qué hablamos cuando hablamos de violencia. 1.2. Tipos de violencia. 1.3. Violencias de moda vs. violencias ocultas. 2. Discapacidad. 2.1. Concepto de discapacidad. 2.2. Tipos de discapacidad. 2.3. Historia de la atención a las personas con discapacidad. 3. Violencia y discapacidad. 3.1. La eliminación física de la persona con discapacidad. 3.2. La persona con discapacidad como objeto de burla. 3.3. El ocultamiento de la persona con discapacidad 3.4. Violencia y discapacidad en la actualidad: la negación de los derechos de las personas con discapacidad. 4. Violencia, discapacidad y cine. 4.1. La discapacidad en el cine. 4.2. La violencia y discapacidad en el cine. (III) REVISIÓN, SELECCIÓN Y CRÍTICA BIBLIOGRÁFICA. 1. Revisión y selección de películas sobre discapacidad y educación. 2. Selección y crítica bibliográfica sobre discapacidad, violencia y cine. (IV) 10+1 PELÍCULAS PARA TRABAJAR LA VIOLENCIA Y DISCAPACIDAD. (V) REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. (VI) ANEXOS 1. Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad 2. Protocolo facultativo de la convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad 3 4 CINE Y VIOLENCIA Violencia y discapacidad (I) INTRODUCCIÓN, OBJETIVOS Y PALABRAS CLAVE. La violencia en la sociedad actual no es ninguna novedad. Es cierto que desde siempre ha estado presente en la historia de las relaciones humanas, pero no lo es menos que hay un alto consenso en considerar que uno de los indicadores de progreso de la humanidad es sustituir la violencia por otros modos más “civilizados” de resolver los conflictos. Un hito importante en este avance es la declaración de los Derechos Humanos, que ya en el primer “considerando” de su preámbulo, señala su respeto como condición para el logro de la paz; así, dice que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”1. Igualmente, en el segundo “considerando” del mismo preámbulo, abunda en esta idea al reconocer que la falta de respeto a estos derechos está en el origen de la violencia en las relaciones humanas. Así lo hace cuando señala que “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”2. Especialmente evidentes, en relación con la violencia, son sus artículos 3º, 4º y 5º que, respectivamente, señalan que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” (artº 3), “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas” (artº 4), y “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes” (artº 5)3. No obstante lo anterior, la violencia está lejos de desaparecer de nuestras sociedades y, por el contrario, sigue estando presente en las relaciones humanas tanto si las consideramos en el plano de las relaciones personales o ambientales como en las institucionales. Es desgraciadamente habitual encontrarse en la prensa escrita, en los 1 Naciones Unidas. Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948). Tomado de http://www.un.org/es/documents/udhr/ (22-05-2010) 2 Naciones Unidas. Op.cit. 3 Naciones Unidas. Op. Cit. 5 noticiarios radiofónicos, en los telediarios televisivos, la narración de hechos violentos de unas personas contra otras, de unos grupos contra otros y de unos países o alianzas de países contra otros. Es cierto, podrá argumentarse, que también se dan cotidianamente, en todo el mundo, hechos de apoyo entre personas, grupos e instituciones, hechos de solidaridad, de gratuidad y ayuda mutua en las relaciones humanas que pueden calificarse de “heroicos”, hechos que apenas quedan reflejados en los medios de comunicación o que, cuando se difunden, apenas son valorados por sus lectores/oyentes/televidentes4. Es cierto que ese sesgo existe en los medios de comunicación. “Las actuaciones positivas cotidianas –es, decir, las no heroicas- no son noticia”, suelen decir, pero existir, existen y su escasa presencia en la opinión pública junto con la permanente presencia de la violencia, tiene consecuencias en la conformación de una determinada mentalidad. El caso es que, entre la existencia de la violencia en nuestros entornos más cercanos y más lejanos, y la “habitual naturalidad” con la que se presentan en los medios de comunicación, corremos el riesgo de acostumbrarnos a ella, de insensibilizarnos ante su realidad y de considerarla como normal o, al menos, como algo irremediable, a pesar de que haya una primera reacción (que suele durar bien poco en la ciudadanía) de indignación, escándalo y que, en algunas ocasiones, más que manifestar su oposición a la violencia, se traduce en demandar a los poderes públicos otras violencias a modo de venganza5. Ante este panorama es necesario hacer un alto en el camino para reflexionar en profundidad sobre este problema social, el de la violencia en nuestros entornos, o problemas sociales (en plural) si incluimos también la insensibilidad ante ellos (más allá de la repulsa emocional inicial) o la incapacidad (por unas razones u otras, justificadas o injustificadas) para oponernos a ella cuando ocurre cerca de nosotros6. Y este es el objetivo de estas jornadas y materiales que se han reunido bajo el título de “Cine y violencia: Reflexiones y materiales para la intervención en la comunidad”, a saber (como ya se ha dicho en otro lugar), movilizar la reflexión compartida sobre la presencia de la violencia en nuestros entornos y vidas cotidianas, y ayudar a los 4 No nos resistimos a señalar aquí como noticia “positiva” y “antiviolenta” la aparecida en la última página del diario El Mundo del 21 de abril de 2010 que se relata bajo el titular “Maestra a los 12 años”. Sí que lamentamos que aparezca en una sección (“El zoo del siglo XXI”) en la que los personajes que suelen salir (al contrario que la protagonista de la referencia que citamos) no muestran ninguna cualidad por la que merezcan ser dignos de imitación. 5 Podemos recordar al respecto algunas manifestaciones a propósito de asesinatos de adolescentes en las que los manifestantes pedían la pena de muerte para los agresores. 6 Si es espeluznante ver en televisión algunas escenas de agresión entre jóvenes en el Metro de Madrid, no lo es menos, ver la pasividad e inhibición de otros pasajeros. Aunque, en honor de la verdad, también hay que recordar hechos contrarios como es el caso de profesor Jesús Neira. 6 profesionales que trabajan en la intervención comunitaria con nuevas herramientas (en este caso, el cine) que puedan incorporar a sus estrategias de trabajo. En el caso de esta monografía sobre Violencia y Discapacidad nos planteamos como objetivo reflexionar acerca de las actitudes de la sociedad (en otros momentos históricos y, especialmente, en la actualidad) hacia las personas con discapacidad a partir de situaciones de violencia y acoso que pueden sufrir estas personas debidas a su condición de “diferentes” del resto, analizando la visión que el cine presenta de esta realidad y contrastándola con otros hechos conocidos, a fin de identificar causas y consecuencias de dicha violencia así como vislumbrar posibles planes de actuación que faciliten la inclusión de las personas con discapacidad en los distintos contextos en los que se desarrolla su vida cotidiana. Palabras clave: discapacidad; prejuicios y estereotipos ante la discapacidad; actitudes ante la discapacidad; inclusión social, marginación y violencia hacia las personas con discapacidad, cine y discapacidad. 7 8 (II) PRESENTACIÓN. 1. Violencia. 1.1. De qué hablamos cuando hablamos de violencia. Entre las primeras acepciones que la palabra “violencia” (del latín, violentia) tiene en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua7 están la de “cualidad de violento” y la de “acción y efecto de violentar o violentarse”, significados que en su tercera acepción concreta como “acción violenta o contra el natural modo de proceder”. Por otra parte, dicho diccionario nos define el adjetivo “violento/ta” (del latín, violentus)8 como aquella cualidad de quien se impone por la fuerza (acepción 2ª: “Que obra con ímpetu y fuerza”; acepción 3ª: “Que se hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias”; y acepción 5ª: “Se dice del genio arrebatado e impetuoso y que se deja llevar fácilmente por la ira”) o de quien actúa contra el estado natural de las cosas, contra la razón o contra la justicia (acepción 1ª: “Que está fuera de su natural estado, situación o modo”; y acepción 7ª: “Que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia”). En tercer lugar, el verbo “violentar” es definido como “aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su resistencia” (acepción 1ª) o “poner a alguien en una situación violenta o hacer que se moleste o enoje” (acepción 4ª)9. Más explícita es la Wikipedia10 cuando define la violencia como “un comportamiento deliberado, que provoca, o puede provocar, daños físicos o psicológicos a otros seres, y se asocia, aunque no necesariamente, con la agresión física, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas.
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