«El Doncel De Mondragón»

«El Doncel De Mondragón»

«El Doncel de Mondragón» ¡,or S PADRÓN AGOSTA El Doncel de Mondragón editóse en 1859, en Santa Cruz de Te­ nerife, en la Imprenta y [fitografía Isleña de don Juan N. Romero, firmado por Aned-Naiif-Ruigame, anagrama de los poetas Rafael M. Fernández Neda (1833-1908), Fernando Final (1832-1870) y Agustín E. Cuimerá (1833-1903). Aned-iNeda; Nalif=Final; Ruigame-Gui- merá. Neda era orotavense; Fernando Final nació en Las Palmas, y Guimerá en Santa Cruz'. El subtítulo de El Doncel es: Leyenda diabólico-fantástica, jo­ co-seria y agri-dulce histórico-caballeresca del siglo XVII. Aseveran los autores en la Cena que puede servir de prólogo que para la com­ posición de la obra utilizaron como fuente las Memorias del regidor Anchieta, y que la escribieron en ocho días^. Consta de proemio, introducción, ocho libros y conclusión. Las diversas partes de que .se compone intitiilanse: Cena (jue puede servir de prólogo. Introduc­ ción, Kl mensaje, Aventuras y jantasmas. La entrevista y el juramen­ to. Trovas y^ cuchilladas. La misa del alba, Kn el locutorio. La liza, El rapto, (Conclusión, Cuadro diabólico. La acción tiene por escenario Gran Canaria y Tenerife^. Astolfo, héroe de la leyenda, oriundo de Aragón, nace en Las Palmas. Los episodios que integran la obra acontecen en 1619. Dos años ha que Mondragón se ausentó de la ciudad de La La­ guna, donde reside su ainada^. Esta, juzgando a su prometido infiel a su palabra de próximo desposorio, causada de esperar, decide, en un gesto de romanticismo, itigresar en el convento, no sin enviaran- tes una esquela a su amado, por medio de un mensajero que arriba 1 Libro XXde BautismosíielsLConcepción (lo 1.a Orotava,folio74.—CAR­ LOS PlZAKROSO HKI.MONTK, Anilles de la Diputarión rrovinrial de Canarias, Santa Cruz (ie Tenerife, 1911,1.'' parte, i)ág. 284.—SKÜASTI.VN I'ADKÓN ACOK- TA, La poesía romántica en ('anarias, «\.a I'ronsa», Santa Cruz de Tenerife, 20 de junio de 1938. -MAKÍA IÍOSA AI.ON.SO, Auroras, de Kafael M. Fernán­ dez Neda, edición de la «Hiblioteca Canaria», Santa Cruz de Tenerife [1940], pág. 27. 2 ANEÜ-NAIJI'-1{|!1(1AME, fíí Doncel de Mondragón, Santa Cruz de Tene­ rife, 1859, págs. 9 V 11. 3 ID. ID., Libro 1.°, págs. 17-18. 4 ID. ID., ID., paga. 24-25. [2] 215 a Gran Canaria, donde es recibido en el palacio de Mondragón, a quien entrega la misiva, objeto de su viaje'. El Doncel, apenas leída la dramática epístola, emprende viaje hacia Tenerife. Para un amante de la categoría de Mondragón, cau­ tivo en las redes amorosas de Isolina, el billete era poco tranquili­ zador, pues entre otros conceptos expresaba estos; Sólo mi esperanza fundo En volar al cielo... ¡Adiós! ¡Oh, qué abismo tan profundo Se abre a mis pies...!¡En el mundo No hemos de vernos los dos.-.!^. Desembarca en Santa Cruz, y antes de entrar en La Laguna acaecen sucesos pintorescos, tales como la escena de la venta y la ceremonia de armarse caballero en el castillo de Rodrigo Saldaña, actos rebosantes de comicidad que recuerdan parejos episodios de Don Quijote^. Astolfo interroga al ventero: ¿Sedes vos el infanzón Pero Ñuño de Pasfrana, Fijo de la barragana Doña Inés de CastejónP El ventero, con la ironía característica del campesino isleño, le responde: No, señor; yo soy de Guia Y me casé en Taganana, Mi madre es la tía Castaña Y yo soy Pedro Garda *. El Doncel insiste: Decidme, pues, y ya fino, Si habéis en vueso mesón Para mi una habitación E cuadra para el pollino; E si hobisteis las bebidas Encantadas de Merlin, Y el bálsamo de Longin Para sanar las feridas^. El cazurro ventero contesta: No, señor, aqui no hay de eso; Mas tengo, en cambio, mistela, 5 ID. ID., ID., pág 26. 6 ID. ID., ID., pág 29. 7 CERVANTES, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, parte 1.", cap. III. 8 ANKO-NALIK-RUIGAMR, Op. rit., Libro 2.°, pág. 40. 9 ID. ID. ID., págs. 40 j' 41. 216 [3] Pimientos, clavo, canela. Aguardiente, vino y queso. Buenas rosquillas gomeras. Higos chumbos y pescado, Mazapán, millo tostado, Aceite y tortas caseras^". Ante las amenazas, el dueño de la venta acaba diciéndolc: Sepa Vuestra Señoría Que ya a incomodarme empieza, V le rompo la cabeza Con toda su fidalguíá^^- Mondragón, ya en La Laguna y en la residencia de doña Leonor, madre de Isolina, escucha de labios de doña Tecla que, aunque su prometida ha ingresado en el monasterio, está aún sin profesar y sigue de él prendada. En medio de la noche dirígese al convento, cabe cuyas tapias, tocado de airoso chambergo y de espada ceñido, canta amorosas trovas a Isolina. Aparece don Rodrigo de Saldaña, que, sin motivo, blasona de ser amado de Isolina, y se inicia entre ambos un lance que aplazan para el siguiente día, por interrum­ pirlo el capellán del monasterio que llega a celebrar la misa del alba. El Doncel empeñase en hacer de monacillo en el santo sacri­ ficio. Discute con el sacristán, que se niega a este deseo; pero ante las conminaciones inexorables de Astolfo cede, y así logra su pro­ yecto: que desde la verja del coro Isolina lo vea y conozca. Más tar­ de exige de la abadesa una entrevista con su amada, que la priora le niega; empero, es tan contundente la amenaza del Doncel de incendiar el convento y amedrenta a la madre superiora en tal grado, que ésta accede. La entrevista proporciona a los dos amantes coyuntura para urdir el rapto. Al guardián del monasterio, que le pregunta a quién anuncia a la abadesa, el Doncel contesta: Soy Astolfo de Mondragón, El trovador más apuesto Y más valiente en las lides Que ha existido en estos tiempos; Soy galante con las damas, En valor a nadie cedo, y estos timbres me proclaman Por caballero completo^^. El interrumpido desafío verifícase en la plaza de San Francisco y asume categoría de torneo y desborda pompa y solemnidad. Con­ curren a él jerarquías y personajes. Mut^hedumbre abigarrada, mul­ lo ID. ID, ID., páfí. 41. 11 ID. ID., ID., pág. 42-43. 12 ID. ID., Libro 6.°, pág. 95. [4] 217 ticolor y festiva, retiñese allí: espectáculo en que brillan condeco­ raciones, uniformes, indumentarias y blasones". Losdoscontendientes lucensu valor y sus ardides,yenel momen­ to más culminante del combate, de un tajo secciona Astolfo la ca­ beza de Rodrigo, entre los aplausos de la multitud. Días después, el Doncel rapta a Isolina, y cásanse luego. Cuan­ do los nuevos esposos abandonan el templo en que acaban de cele­ brar el contrato sacramental, desátase espantoso huracán. Aparecen los demonios, y Rodrigo, en complicidad con éstos, arremete con­ tra Astolfo, a quien intenta llevar consigo al infierno; mas un coro de ángeles desciende en defensa del Doncel, que se salva por la ple­ garia y la fe de Isolina. Los cónyuges suben al cielo entre el horrí­ sono concierto de clarines, cencerros, pífanos, zambombas, asado­ res, sartenes y cacerolas, que Saldaña y su séquito les tributan. EL Doncel de Mondragón patentiza el influjo de dos obras de Zo­ rrilla: Margarita la tornera y Don Juan Tenorio. La escena en que Isolina antes de huir del convento ora al pie de la cruz que se yergue en el huerto monjil evoca la de Margarita ante la imagen de la Santísima Virgen que ella tanto ama y de la que cuida con esmero". Aned-Nalif-Ruigame escriben: Bajo un dosel de sauces y adelfas Tiende sus brazos una cruz marmórea, Que en ondulantes ráfagas alumbra Lámpara deoota^^. Y ponen en labios de Isolina esta súplica: Con tu poder ampara, Gloriosa Madre mía, La virgen que del ara Se aparta, y que confia Le prestarás benévola Tu santa protección. Yo, pobre pecadora. Me Duelüo al mundo vano V al hombre que me adora Voy a entregar mi mano... Perdóname ¡ay! el ímpetu De mi febril pasión^^. 13 1». ID. Libro 7.', págs. 112-113. 14 JOSÉ ZORRILLA, Cantos del Tromdor Eadrid, 1920, pag. 105. 15 ANED-NALIK-RUIUAME, Op. cit., Libro 8.°, pkg. 123. 16 ID. ID., ID., págs. 124-125. 218 [51 Isolina, como doña Inés, es monja que no ha profesado. Una de las notas más típicas del Tenorio, derivado del Don Juan de Ma­ nara de Alejandro Dumas padre*^ y de El burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso, es la salvación de don Juan por la ora­ ción de doña Inés^^. En El Doncel se lee: ^ Qué pronuncian los hijos del mal? Dios ha oído la voz balbuciente De esa virgen confiada en su amor, Y ahora suben al cielo esplendente A postrarse a las plantas de Dios. ¡Mondragón! De la gracia divina El Señor una prueba te da, Que te salva la fe de Isolina... Brille, brille la luz celestial^^. El tópico de blanca paloma, de Margarita la tornera y de Don Juan Tenorio^°, reitérase en El Doncel de Mondragón. No juzgo ne­ cesario reproducir lugares paralelos^K Aned-Nalif-Ruigame sostienen que en el lance de la plaza de San Francisco está presente el regidor Anchieta (1705-1767) ^* •>'»: También estaba allí, mirando todo Con ojos fijos, don José de Anchieta, Que en un estilo, de Suetonio digno. Las memorias ha escrito de su época". Un acto que se realiza en el siglo XVII no puede presenciarlo un personaje del XVIII. Mas esto no debe extrañarnos, porque uno de los coautores de El Doncel, en un desbordamiento de humor, entre las libaciones de la Cena-prólogo, exclama, irónico y jubiloso: Brindo por el anacronismo^. ; El lector de El Doncel de Mondragón no debe olvidar este brin­ dis, porque el rasgo del humor acecha a los tres poetas en todo el 17 PAUL VAN TIE(ÍHEN, Compendio de historia de la lileraUíra de líuropa desde el Uenacimienío, Madrid, 1932, cap.

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