UN ARBOL HISTORICO Clasificado brillantemente en el examen de Clínica Médica, ha ter­ k minado su carrera el señor Carlo.í I o r Jí O M A N U K U K O María Berro. Su paso por las aulas ha sido marcado ■ por una ininterrumpida (K apee tul para LL ¡> / L A serio do triunfos. Dotado de clara Inteligencia y El Concejo de Administración do Montevideo resolvió en una de temperamento estudioso, tiene ya, sus últimas sesiones tomar algunas medidas para asegurar la conser­ al egresar de la Facultad de Medi­ vación del roble histórico existente en la pía/a ubicada en las proxi­ cina, bien saneados y merecidos midades del camino de la Cuchilla Gratule. prestigios dentro del ambiente uni­ La resolución municipal es digna del mayor aplauso; pero se ha versitario, destacándose como ele­ incurrido en un pequeño error que conviene rectificar en honor fie la mento de verdadero valer. verdad. En el decreto referido se dice que el roble filé plantado por D. El doctor Berro, obtuvo el aña Dámaso Antonio Larra naga y se encomienda la confección de un ró­ 1918, por concurso, el puesto de tulo que haga saber esa circunstancia a los visitantes qúe acudan a tau practicante interno de la Asistencia hermoso paraje. Pública, cuando cursabá: 4.o año de Iíl señor Pedro Mendíondo. último propietario do la conocida “quin­ ta de Berro”, al someter al Municipio la subdivisión en solares de la misma formuló por primera vez esa afirmación, que ha sido aceptada n> sin mayor control y que está en desacuerdo tradicióncon la constante i:» local y familiar. Tal atribución es inexacta, pues el roble fue plantada por don Bernardo P. Berro, como se desprenderá de los datos que van a leerse a continuación: A fines de 1799, don Pedro Francisco de Berro compró en el Man- a una chacra qne cultivó con gran esmero y en la cual pasó la mayor t e * parte de su vida, falleciendo en la. misma en 18-15. En .1813. su hijo Bernardo se instaló también en el Manga.. En 1847 se trasladó con su familia a su propia chacra formada en parte sobre terreno de la pro­ piedad paterna y en parte sobre terrenos adquiridos entonces, hacia el oeste de aquélla. Al cultivo de esta chacra -se consagró con uu entu­ siasmo que no decayó en el cürso de su laboriosa existencia. Precisamente en las proximidades do la plaza actual levantó su casa primit iva, humildemente. construida y de la cual hasta hace po­ cos ños quedaban todavía algunas vetustas paredes. Más tarde edificó la' c.' ia conocida por la “azotea de Berro" que todavía se mantiene en pie , ente al Camino Cuchilla Grande, a unos trescientos metros de la. plaza en cuestión. 1 viro F. Berro se casó con una hermana de don Dámaso A. La- rrañaga y trabaron gran amistad, cambiándose mutuamente ejemplares V semillas de plantas. En la antigua casa de aquél, terminarla en 1806. «locó el primer cuadrante solar del país, hecho precisamente por ,r» iaga. r {Continúa en 3.a página)' medicina; habiendo desempeñado ese cargo en el servicio de cirujía UN ARBOL HISTORICO del doctor Martirené en el Asilo Dámaso Larrañaga; en el Servicio de Urgencia, en la Sala Lavalleja (Continuación de La página) del Hospital Maciel, a cargo del doctor Morelli, y en los servicios de En 1811, cuando las autoridades españolas de Montevideo expulsa-, los doctores Garmendia y Payssé en ron a los Padres Franciscanos para que se fueran con “los .matreros1’/, el Hospital Vilardebó. do Artigas, Larrañaga que corrió también la misma suerte, se refugió: El nuevo profesional, que viene dedicándose desde hace tiempo al i en casa de su cuñado en el Manga donue permaneció por espacio de estudio de la Oftalmología, en las dos años. Alli se ocupó con gran interés de la instrucción del pequeño clínicas de esta vaina de la medici­ Bernardo. Desde entonces so vincularon ambos estrechamente y* Larra- na, a la que piensa consagrar sua naga orientó a mi sobrino predilecto en sus estudios y desantolló en actividades, abrirá cu breve su con­ él las a liciones por la agricultura quo heredara del autor de sus dias.' sultorio de oculista en esta ciudad. Esas cordlulísimas relaciones entre los Berro y Larrañaga,, confir­ Auguramos el nías brillante éxito madas por infinidad de cartas y documentos, no autorizan, sin embargo,) en su profesión al destacado uni­ para atribuir ai ilustre sabio la plantación de! histórico roble. Se hai versitario. visto, en efecto, que don Bernardo Berro se estableció en su cha-, cía en 1817. Larrañaga estaba entonces retirado en su quinta del Mi-; guelete, convertida por sus cuidados en un verdadero jardín botánico. Había perdido ya la vísta y falleció al año siguiente, 1848, a los 77 DOM JACINTO UERfl años de edad. KT roble es una especie fie árbol introducida al Uruguay en 1778.' Foi nestes anos que ínteres- En eso año, refiere el gran Pérez Castellano que don M. 1. de la Cua-, dra recibió de Vizcaya muchas bellotas de roble y de encina puestas sou em seus projetos ao Presiden, con Boira en un cajón. Los robles prosperaron, en particular uno muyj to da República Dom Bernardo robusto. Jf) cual “lian procedido los robles que se ven en varias partes”.. Prudencio Berro, o qual 6endo ca “indudablemente es de esa procedencia el roble que existe en la quinta del Manga plantada en 18H»”, escribía. Dn. Mariano B. Berro, tolico pratico e tendo recebido urna eminente botánico que mantuvo el culto a la naturaleza, tan arraigado solida educado religiosa e cienti- en su estirpe, , Esc roble venerable, que cuenta 117 años, puede contemplarse cer­ ca de seu tío materno, primeiro ca de la.-, márgenes del arroyo Manga, a treinta cuadras de la plaza mu­ Vigario Apostólico do Uruguai, I) nicipal. Pedro F. Berro, como buen vascongado, tenía afición por eso», árboles, símbolo de las nobles virtudes de la raza cúslsara. Adeniáfcj dft( Dámaso Antonio Larrañaga, com- ese roble plantó oíros dos más que-también se conservan y que,' es-; preendeu as dificuldades do Prela­ lando muy próximos, confunden sus follajes formando un hermoso con­ junto do e as do “ís. Propoz-se o r v- El roble de Ja plaza de Cuchilla Grande es un reí oño de aquel otro sidente fazer de sua parto quanto centenario, que acaba de mencionarse y fué plantado por Bernardo P. Tb-rro cerca de su casa en fecha que no puede precisarse con exactitud. podía para cumprir com seu dever Cabe afirmar, ¡ür embargo, r¡tie contará actualmente alrededor de ochen­ agradando ao mesmo tempo a uní ta y cinco años do existencia. Tales son los dalos relativos al histórico roble que es ahora pro-, amigo, qual era o Revmo. Sr. V i- piedad municipal. Su conservación y cuidado es obra digna del más gario D. Jacinto. flanco apoyo, va que se trata de un ejemplar soberbio que se destaca; por su corpulennn. antigüedad y belleza. Mui interessantes sáo as cor­ Además, ?n contemplación fiel magnífico árbol evocará ante las nue- • respondencias destes dois altos per- vas generaciones el ejemplo admirable de los varones de otro tiempo que supieron servir a la patria en todos los terrenos, cooperaron a sn sonagens sobre esse assunto, porém independencia, la honraron desde los más altos careos públicos y no nao vem a proposito por motivo vacilaron en contribuir a -u progreso labrando con sus propias luauos la tierra fecunda v generosa. ( de brovidade citar aquí as ditas 7ÍOMA y Jib'ttltO. cartas. anide n oe novrenvn oe nnfl ..................1 . ... jj ? ‘ ■ ■ Véate, como espécimen, el «si­ Vi-r^co antes de Quinteros el j guiente decreto, atroz y terrible, César Díaz dictaba un laudo no »e dictado por ©1 general César Díaz, IO S GOBIERNOS M C 10- cada por nadie, que decía a6l. , una de las victima» do Quinteros, • Artículo 2.o Quedan Igualmente i eD 185.2, contra la esclarecida per­ “ facultada* las Indicada* autorl sonalidad de Bernardo Berro. « deB para que en el acto de ser apre­ El decreto lleva fecha 12 de Di­ NAL1STAS1 U LIBER­ ir hendido el mencionado B®rnard° f* ciembre de 1858, y no se cumplió «i Berro, eea pasado por lae ama cu ese momento, por las medidas t i sin más formalidad que la jusn que Berro adoptó para librarse de ii ración de la identidad de su per r o­ esa inicua muerte. Pero años má« dando cuenta al ministerio res tarde el mismo Berro debería caer TAD ELECTORAL na i alevosamente asesinado. 7 q «í«» ' ora “Bernardo P. Be­ El decreto dice así: Desde dos meses Antea de las elec­ rro" que el general César Díaz: jr »«• “Ministerio de Gobierno. — Mon­ ciones de 1860 para le renovación de ministros mandaban matar como tevideo. 12 de Diciembre de 1853. le Cámara de Diputados, el presiden­ perro en cualquier lugar que se . ••— Proponiéndose decididamente el te don Bernardo P. Berro, haciendo encontrare, sin figura de juicio,e*cl^ ' "Gobierno Provisorio adquirir y honor a sus más hondas convicciones, do todo medio de defensa ni ninguna •'consolidar la tranquilidad de la recomendaba a los delegados del Po­ de las sagradas garantías que la “Kepública, la paz y concordia de der Ejecutivo y a sus amigos polí­ Constitución y la ley de los P»«*« I ”sub habitantes, expidió el acuerdo tico# las normas de conducta a seguir menos adelantados otorgan al mas “de 23 de Noviembre próximo pa­ en la contienda comlclal. perverso delincuente? tudo por el cual mandó separar Véase cómo escribía al jefe polí­ ; Cuál era el atroz delito de que se “del territorio a algunos malos ciu- tico de Cerro Largo: acusaba a ese Bernardo P.
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