ANO V. HADRID. NUK. 8. NOVELAS, VIAJES, LITERATURA, HISTORIA, CAUSAS CÉLEBRES, CHISTES, ETC., ETC. SEMANARIO ILUSTRADO ESCRITO POR D. m. FERNANDEZ Y GONZÁLEZ. D. R. ORTEGA Y FRÍAS Y D. T. TARRAGO Y IlílATEOS. PRECIO EN MADRID. PRECIO EN AWÉRICA, DOS REALES EL NÚiVIERO. PRECIO EN PROVINCIAS. Un real cada eemana , pagado en Realy medio cada semana,pagado el acto de recibir el número. Se suscribe en Madrid, Provincias y América en todas en el acto do recibir el número. las librerías, ó bien dirigiéndose á su Editor D. JESÚS SE REPARTE UN NÚMERO SEW»NM.. GRACIA, .Olivar , MttMi, •• principal, Madrid. SE LlEV* A DOlfllClUO. LA ERMITA DE SAN SULPICIQ. KAFAEL... (Pág. lU.) 114 EL PrSKJODICO FAKA TODOS. SUMARIO. para nada de aquella aventura. Rafael ya ' —Sí, aquí permaneceré.-^exclamója gi­ TEXTO.—Lai ermitaáeSañ gulpicio, noTelí original por no existia para mí. Pero un recuerdo vinO tana con funebr6aoen"to;-^peró;-cu,anáó vuel­ (ion Pedro Hsosmilla.—El organista de Alcalá, por don otra vea á mi imaginación de un modo pu­ vas, búscame... ' Edjíardp-<te-f alacio.—Historia da un sombrero blunco: ramente casual. Haca algunos m«ses llegué —¿Dónde?—preguntó Trinidad .viendo Imprttíio/ies dó viaje, por don 'ÍQrcuato/íiirrag-o.—En ala aldea de N...'Estaba yo en.la^pl.-.za'^s- , que aquella se dotenia. >, J el íepcífep de la encina, por el mísüio |>ulor. — Doce perajido que mis compañeros despachasen ', —Eu el Cementerio. \ meses en Madrid, novela original, por don Antonio de sus negocips, cuando vi pasar por delante I • ' • ., "' ;) SiB Martfft.—Andrés iy/Ga1ateá, por el mismo autor,— da mí un joven rubio y pálido como la muer­ Sección de América, por d¿n Torcúato Tarrago.—Cau« te. ¡Dios mió! A su vista hie dio, un vuelco CAPITULO XIV. sas célebres. —Variodades.~SÍ¡iícelánea. el corazón... era él, sí... aquel niño que ro­ Un grito y una carcajada. , GnABAOOS. —La erinitade SaiiSuIpicio. —En el repecho daba la naranja diez y ocho años antes, '•• 'I. '"•;•'•'•;, do la encina.—Andrés y Galilea. — Ffegun tas y res­ convertido en un hermoso joven y para La negra salió de la posada sin esperar á puestas [ tres grabado*.) que no abrigase ninguna duda, vi snbre su que amaneciese, y caminó toda la noche y cuello aquella mariposa, señal que no per­ todo el dia siguiente, bendiciendo los deore; mitía equivocarle con ningún otro... tos de la Providencia que la permitiaestre- M ERMITA DE SAN SÜIPICÍO. char entre sus brazos áRníael, cuando ma­ nos lo esperaba, y devolverle la cuantiosa La gitana se interrumpió al ver que la herenciar de su padre. ' .^1 NOVELA ORIGfNAL negra se levantaba con ademan decidido, Un pensamiento sombrío cruzaba'por su dirigiéridoso háoia la puerta del aposento. mente haciéndole apresurar el paso. —¿Dónde vas?—la preguntó deteniéndola Acordábase da Ursulina. F»B;E>RO ESCAMILILA. por una de las puntas de su pañuelo. ¿Se la habría adelantado? (Continuación.} ' ' '- — ¡Vive Rafael, y me preguntas dónde El buque d'ónde ambas habían vuelto á la voy! r Península estaba detenido en el lazareto; Por último, Trinidad la preguntó: —^¡Paroá esta hora!... Acaban de darlas pero Ursulina podi.i haber htillado algún —¿Has concluido tu infame relación? diez... la noche.está osoura'y lluviosa... expedienta para saltar oa tierra. —No. —¿Qué me importa cuando voy á estre­ ¿No había ella misma desobedecido la —¡Cómo! ^Tlsíies que pontpme algo de charle entre mis brazos? -, , j % -;, prohibición;da haceilo?,, ,.,_,- esa pobre oíiatúra? ¿Vive aoafed? —Espera al menos á que termine* mi re­ ¿Por qué Ursulina,'ái^íán guiaba el mis­ —¡Quizá! lación. mo objeto, y que no quería perder tiempo, —¡Oh! habla, habla,— exclíimó la negra —Sí, sí... dices bien .. debo esperar. - no había de h^jaerlo conseguido? cayendo da hinojos á los pies da la gitana. —Como deoia, nome quedó ninguna duda Estas ideas la quemaban el cerebro. —Dime dónde está... dónde podré verle, y de que aquel jpven fuese el mismo que yo —De todos modos,—pensaba,—asa ínia yo te serviré de esclava... y me prestaré á había robado: tuve intenciones de lanzarme .me ya puede enóomendarsaá" Dios, si sabe todos tus «aprichos... no sabes el interés á él y abrazarle... ,, , hacerlo. Necesito tomar en,.elU una doble que tengo en encontrarle. —¡Eso te reconcilia conmigo!— dijo Tri­ venganza: la muerte de mi pobre hijo y el Y Trinidad, al hablar así, reia y lloraba nidad estrechando la mano de la gitana. engaño de que hizo víctima al amo Jorge, al mismo tiempo. La gitana llegó á creer se Esta prosiguió: consiguiendo un testamento á su favor— había vuelto loca. —Pero me contuve, porque hubiera sido ¡Oh!. corramos... no hay que perder un —Calma tu afán,—la dijo,—y déjame pro­ neoosario explicarle mi cpndticta... ¿y qué minuto mañana descansaré—ella tal seguir. le iba á decir cuando era yo la causa da su vez me sigue... ¡Dios mío! ¡Dios mió!... Sí —Sí, sí... ya te escucho... pero, por Dios, desgracia al haberla separado da su fami­ á pesar de la conducta noble y honrada de no me ocultes ningún detalle... lia... porque, según me informé, Rafael Plácido hubiesen desaparecido los papeles —íLstüve mucho t ierapefOTiSFo ffiisips años, •Vivía en la más espantosa miseria, 9:a,com- da la ermita de San Sulpiclo!.... Si algún sin ver á mi funáítibulo, i^/téaar'jtóticías pañía de Marta, la t^ttijer dol oríranjjj|ffi, que otro los hubiese sustraído!.... qué ansiedad suyas, hasta que un dia mlí^ncbtt^éi JH'- le recogió do ni^osiai^os titipiteiátti; tan cruel... debí% haber seguido eu el car­ yo S9 enoontjMiron de ijiaflas á boca. ÍP®a- —Pero, ¿y á|[.C??-¿y;P]ácido?.., V ruaje que tomé ffi Oviedo... siempre haría bia pedido aún el reouéráo de ^qjBsl niño, —Había mij^»^ en la época á que me re­ ñiás Corta la distíb«m... pero entonces no así es qué aclf«pie lépregunté:—¿iy Eaéiol? fiero... ,^ J'^^iJ'^y mé'hubíera, encoUtrádo á la gitana.... osa —¿D» quiéiní me habl»Í9r?-^Be Vqra^l B^Ó que "—¿Y.dieí» quo eíll^tado del joven es mi- mujer me h* JÍ!^í|í ima^reyolaciou precio­ te entregué hace tanto tietapp..,-- ¡Ah! sí, ter&blet¡Oh! e-factivaipente, pláoiclo era un sa;.... ¡DiftS-le^^endígar..V ¡Oh! ¡cuántas le­ aquel renacuajo que tenia pintádí^ una ma­ hañib|e honrado, y no abus^í^ del seoreto guas tendré ^fue recorrer aun!... ya debo es- riposa en el cuello.—Exaotanp,enfev—¡Va­ que poseía.i. ¿qué más tiene» que decirme? tát fteroa... es la hora demedio <lía... oreo liente perillán, á fé mía! Dio én la treisí de habla... ¿hay algo que añadir á tu relato? qnéal anochecer llagaré ala aldaa... Mar­ ponerse enfermo... ¡y cuidado si trabajaba —Nada más que mí cobardía en no acer­ ta... la. bienhechora de,Rafael se llfima así... bien! ^ solo ganaba más díneío que todos carme á Raf%ol y referirle todo cu»otó"ha- ella debe ¿star enterada por su marido.... á juntoí^fi.í—iHa muerto?—¿Yo qué solvién­ bia pasado, para que él pusiera en juego al­ ella me dirigiré., confiamos... dole t^B(','í|B|fórmo que no nos servia masque gún medio, si le tenia-, de bsllar á su fami­ de estorb^flliBje vendí en cuatro duros á lia... oreo quts iesid ^ntonges pesa sobre mi un imbá<ál:dtfSQjeganÍ8ta ó «aorÍ8tai|"i|t'^ corazón un profundo li^esar, un terrible re­ Trinida3 ^^íal»*' . |jll^;átJRrSAJSua|a:compadft»ió de él. • ;? mordimiento que auiáeti^a mi calentura, Parecía qu;*1í)»4 disputar un premio en _ '«-¿A wy)rKauilli^ília^l)í¿i 3e .]#^^ hasta el estremo do d^e's^erar de la vida .. la*oa1rrera al huracán. ínteíTuillíno Trinidad que en aqueFiníHitten- V —¡Oh! tranquiliáte.-Yq voy precisamen­ tose(í6M?d6 da la conversación que liabia La pobre mujer iba jadeante .. sin em­ te iá^ 8 a aldea para fijarle la felicidad. bargo, no 8« detenía, ni lo hubiera hecho esouchadij'jBl mismo dia que murió el «KÍÍJ% del PLótó 11, entre éste y Ursulina.—¿Sít^^ —¿Para devolverle ^jcaso ásu familia? por nada derntunSo,." selí, figuraba un cri­ bes si sffHftma Plácido Pérez? —-No, Rafael eB ha^fano, sus padres han men. muerto hace poco tiempo; pero en mi mano Afortunadamente para ella aonoeia bien —Sí, ¿acasale conoces? \ '-' está el darle un porvenir brillante... es da- el terreno y todas las sendss de travesía, —No, á,fá;peí"otjítígo,qué verme con él Qir, en la mano de Dios... Debo partir en . Esto la daba la ventaja da algunas le­ para «n asunto que interesa á es<) querido' seguida... sí, d¿bo llegar «ntes que lastra.., guas. ^ niño. -' aíln me separan da'%\ algunas leguaiTí. per . t^-X.^ hen»s risio cómo llegó por fin á la Trinidad segmia tratando á Rafael como maneoer aquí «aria ün crimen.;, yojí dos" ¿Mea, y la oasualüad que la favoreció al si aun tuviará tres años. ¿iracias por la revelación que acaMíi de ha­ tropezar con Rifaol. —Ese hombre ha muerto ya. - cerme.,,, sin elláy ese jóVeh permanecería Al pronto no le ¿aneció. ; -. — ¡Dios mió! pero ¿oómo lo sabes? perdido, sumido en la indigoncia.... sí, yo Vio un hombre en el camino, y se dirigió —De una manora muy sencüJa. Me sepa­ te perdono en su nombre, como espero que á él para preguntarle las señas do la casa ré de la tropa de acróbatas, y conñaso quo él me perdone también. Si peij-manecosaquí de Marta, cuando al fijarse en su semblan­ dorante muchos aüo« estuve sin acordarme yo volveré para galardonarte. te, creyó reconocer sus facciones: aquellas EL PERIÓDICO PARA TODOS, 115 facciones do niño, hermoseadas por la ju­ que ésta recibió de manos de su marido.
Details
-
File Typepdf
-
Upload Time-
-
Content LanguagesEnglish
-
Upload UserAnonymous/Not logged-in
-
File Pages16 Page
-
File Size-