CIEN AÑOS DE LA CONQUISTA DEL PICU 1904-2004 Jueves, 5 de agosto de 2004 La conmemoración de una gran gesta n MONTAÑEROS SE CITAN EN LA VEGA DEL URRIELLU PARA HOMENAJEAR A PIDAL Y EL CAINEJO Y LAMENTAN LA ESCASA REPERCUSIÓN NACIONAL DE LA EFEMÉRIDE n LA NUEVA ESPAÑA, TESTIGO DE LA REUNIÓN EN LA CUMBRE DE LOS MÁS EMBLEMÁTICOS ALPINISTAS DEL NARANJO, QUE SUMA CASI MIL ASCENSIONES A SU CIMA n PEDRO UDAONDO, ERIK PÉREZ, PEP MASIP Y FER- NANDO CALVO, CUATRO GRANDES CONOCEDORES DE LA PEÑA, CUENTAN TODOS LOS SECRETOS DE LAS PRINCIPALES VÍAS n CABRALES Y EL URRIELLU SE UNEN DE FORMA SIMBÓLICA EN UNA CORDADA DE CUATRO JÓVENES DEL CONCEJO Marta Pidal, bisnieta de Pedro Pidal, y Ramiro Campillo, tataranieto del Cainejo, señalan desde la Vega del Urriellu el Naranjo, a cuya cima ascendieron. EL ASCENSO DE LOS DESCENDIENTES «HEMOS CUMPLIDO UN SUEÑO», AFIRMAN FAMILIARES DE PEDRO PIDAL Y EL CAINEJO AL CORONAR EL URRIELLU CUATRO GENERACIONES DESPUÉS 2 LA NUEVA ESPAÑA CIEN AÑOS DE LA CONQUISTA DEL PICU Jueves, 5 de agosto de 2004 REENCUENTRO EN LA CUMBRE N. M. C. Ramiro Campillo, tataranieto del Cainejo, camina entre la La familia Moreno Pidal, descendientes de Pedro Pidal, por Pep Masip y Casilda Moreno Pidal esperan, junto a otra 1 niebla hacia el Urriellu, a la altura de la Terenosa. 2 la canal de la Celada, que lleva a la cara Sur del Naranjo. 3 cordada, para subir por la vía «Víctor». Los tataranietos repiten la gesta Naranjo de Bulnes, Nacho M. LA NUEVA ESPAÑA REVIVE JUNTO A LOS Mediavilla, un alpinista bilbaíno DEL CAMPO, enviado especial DESCENDIENTES DEL MARQUÉS Y EL CAINEJO LA al que cautivó la montaña asturia- de LA NUEVA ESPAÑA ASCENSIÓN A LA CUMBRE DEL NARANJO DE BULNES na y se quedó a vivir en Cangas Cien años y cuatro generacio- de Onís. nes después, un Pidal y un «Cai- Ramiro Campillo explica a su nejo» volvieron a abrazarse, el manera la atracción que ejerce el pasado martes, en la cumbre del Urriellu sobre los escaladores: Naranjo de Bulnes, situada a «siempre dije que esti picu debe 2.519 metros de altitud, para cele- de tener dentro un imán así de brar el éxito de la que para ellos grande», señala con las palmas de también era su primera escalada al las manos separadas metro y Picu. LA NUEVA ESPAÑA fue medio a la altura del pecho. Lo testigo de excepción de la ascen- dice alguien que mamó la monta- sión, por la cara Sur, protagoniza- ña desde niño, ya que, aunque no da por Ramiro Campillo Sadia, conoció a su tatarabuelo, se crio tataranieto de Gregorio Pérez en Caín con su abuelo materno, Demaría, «el Cainejo», y de Bonifacio Sadia, conocido como Marta Pidal y sus hijos Nacho, «el diablu de la Peña» por su agi- Casilda y Santiago Moreno Pidal, lidad en los Picos. «Atrevíase bisnieta y tataranietos, respectiva- mucho, como todos los cainejos, mente, de Pedro Pidal, Marqués por eso muchos murieron “despe- de Villaviciosa. ñaos”», indica, en perfecto cabra- Cien años y cuatro generacio- liego, el descendiente de Gregorio nes después las cosas han cambia- Pérez. do mucho en el Naranjo de Bul- El joven Cainejo subió al nes, pero la sensación de poner Naranjo guiado por el himalayista los pies sobre su cumbre por vez de Sotres Cipriano López, que primera continúa siendo algo difí- holló la cima del Sisha Pangma y cil de describir. Marta Pidal, ove- al que un temporal hizo retroce- tense y descendiente directa del der a apenas 200 metros de la precursor de la primera escalada, cima del Everest hace cuatro definía sus sensaciones en la cima años. En la cordada de los Pidal como «la culminación de un ayudaba también la canguesa de sueño». Ramiro Campillo, de 32 Llueves Estela Alonso, una expe- años, criado en Caín y vecino de rimentada montañera que ha estu- Poncebos, escribió en el libro de diado Técnico Deportivo y se registro de cumbres del refugio de prepara ahora, con cursos especí- la vega de Urriellu lo que le costa- ficos en la Escuela de Escalada de ba expresar con palabras: «No me Benasque para ser la primera puedo imaginar cómo mis antepa- mujer que guíe escaladas en las sados, sin los medios actuales, lo paredes de los Picos. «Es una pudieron hacer. Me siento orgu- escaladora extraordinaria», la lloso por ser descendiente de estos define su mentor, Erik Pérez. La valientes». labor de Estela Alonso fue deter- La soltura y resolución con la minante para ayudar a hacer cum- que treparon por la pared los Pidal bre a uno de los benjamines del –que ascendieron simultáneamen- Urriellu, Nacho Moreno Pidal, te por la «Vía Directa de los Mar- que el martes consiguió la cima tínez» y la «Víctor»–, y el Cainejo con tan sólo nueve años. –que lo hizo por la «Teógenes»– Nacho Moreno y su madre, propiciaron comentarios de sus Marta Pidal, iniciaron la escalada guías, como «se nota que son des- por la «Directa de los Martínez», cendientes de quienes son» o «lle- la vía más utilizada de la cara Sur van la escalada en la sangre». Erik del Naranjo. Unos diez metros a Pérez, el guía en activo con más su izquierda, Carlos Moreno y sus cumbres en el Naranjo –unas hijos Casilda y Santiago arranca- 200– comandaba la expedición de ban por la «Víctor», y cincuenta los Pidal, en compañía de sus metros más abajo Ramiro Sadia lo alumnos y compañeros Fernando hacía por la «Teógenes». Calvo –el guía más joven de los De izquierda a derecha, Santiago Moreno Pidal, su hermana Casilda, Ramiro Campillo, Nacho Moreno Picos, con 26 años– y Alberto 8 Pidal y Marta Pidal, el martes, junto a las banderas colocadas en la cima del Naranjo por el centenario. Pasa a la página siguiente Jueves, 5 de agosto de 2004 CIEN AÑOS DE LA CONQUISTA DEL PICU LA NUEVA ESPAÑA 3 REENCUENTRO EN LA CUMBRE La inmensidad de la pared Sur espera a las cordadas de Erik Pérez asegura a Marta Pidal y su hijo Nacho Moreno El guía Fernando Calvo, Casilda M. Pidal y su hermano, 5 los Pidales y los Cainejos. Sólo la cumbre las uniría. 6 en el tramo final de la vía. 7 Santiago, en el último tramo, con la cumbre a la izquierda. permitieron a este grupo alcanzar La lluvia respetó la cumbre más de una hora antes a las cordadas que a las cordadas de los Pidal, que tuvieron que detenerse en hasta la bajada, varias ocasiones para permitir rap- pelar a algunos escaladores que ya cuando una gran habían coronado y regresaban al suelo. Entre ellos se encontraban tromba descargó el popular César Pérez de Tudela, sobre el Urriellu que había subido acompañado por Pedro Antonio Ortega, «El Ardi- Viene de la página anterior lla», y en su descenso se paró a saludar a Marta Pidal. La mañana estaba despejada y A la una y cuarto de la tarde lucía un tímido sol que calentaba del pasado martes, cien años y lo justo durante el ascenso por la cuatro generaciones después, los Celada, la canal que conecta el descendientes de los precursores refugio de la Vega de Urriellu de la escalada en el Naranjo de con la cara Sur, tras algo más de Bulnes, Pedro Pidal y Gregorio una hora de caminata. La caliza Pérez, se saludaban en la cumbre, de la pared estaba totalmente ante un grupo de espectadores de seca y las condiciones para la lujo, entre los que se encontraban escalada eran inmejorables, de no Pedro Udaondo y Pep Masip, dos ser por la saturación de escalado- de los mejores escaladores espa- res en la «Directa de los Martí- ñoles de todos los tiempos. nez», muchos de ellos inexpertos, Un mar de nubes, presagio de lo que retrasó el ritmo de las dos la torrencial tormenta que descar- cordadas de los Pidal, que coinci- garía minutos más tarde sobre los dieron en la segunda reunión y Picos de Europa, impedía contem- luego se juntaron en el gran anfi- plar desde lo más alto la verticali- teatro donde nace la zona final, dad del emblemático monolito de trepada. En esta parte, tallada rojizo, pero no restaba un ápice a de canalizos por la erosión del su majestuosidad. La paulatina viento y el agua, ya no son El guía Fernando Calvo, los tataranietos del marqués de Villaviciosa Santiago Moreno y Casilda Moreno, junto a cercanía del sonido de los truenos imprescindibles las cuerdas ni las 4 su padre, Carlos Moreno, detrás, colgados en la pared Sur, con el espolón de los Martínez al fondo. dio el pistoletazo de salida a las herramientas utilizadas durante la cordadas de vuelta al refugio. La escalada, como los seguros, que niones clavadas a la pared que Nacho Moreno y su madre y hijos Casilda y Santiago la ha- tromba de agua descargó sobre los se van fijando a la pared en las hay al final de cada largo). Pese a Estela Alonso ayudaban al bían escalado ya, el verano pasa- últimos en rappelar y durante el zonas más complicadas (los más la saturación de la «Directa», las pequeño por detrás. Los dos pri- do, junto a su tía, Ágata Pidal. trayecto de la canal de la Celada utilizados en esta vía son los cordadas iban paralelas, a pocos meros largos (el primero de ellos Cipriano López y el entrenador caían chuzos de punta, pero nada «friends», que se fijan a las grie- metros, por la misma cara y el el más complejo de la vía) pusie- del grupo de montaña de la Guar- podía empañar ya las caras de tas por expansión, y los lazos, avance era prácticamente simul- ron un tanto nervioso al niño, que dia Civil de Jaca, Bernabé Agui- felicidad de la familia Pidal y del que se anudan en los agujeros de táneo, lo que permitía a los Pidal se fue soltando a medida que rre, conducían con soltura la cor- Cainejo Ramiro Campillo, que la roca).
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