Viaje Al Corazón De Cuba

Viaje Al Corazón De Cuba

Carlos Alberto Montaner VIAJE AL CORAZÓN DE CUBA PLAZA & JANÉS 1999 2 A Carlos Varona, Leví Marrero, Mario Villar, Miguel González-Pando, Felícito Rodríguez y Enrique Baloyra, seis amigos que no pudieron emprender el viaje de regreso. 3 ÍNDICE I. Retrato del joven Fidel Castro ........................................................... 5 La niñez de un caudillo ...................................................................... 7 Gángsters y revolucionarios .............................................................. 17 II. El telón de fondo ............................................................................... 26 Criollos, liberales y anexionistas ......................................................... 31 Liberales e independentistas .............................................................. 34 La República levantisca .................................................................... 40 Batistianos, auténticos y ortodoxos ................................................... 47 III. La insurrección ................................................................................. 54 El ataque al Moncada .................................................................... 58 Guevara, Guatemala y la radicalización ............................................. 66 De México a Sierra Maestra ........................................................... 69 La oposición se envalentona ........................................................... 74 Batista y los norteamericanos ......................................................... 80 IV. El comunismo ha llegado ................................................................. 88 Un gobierno en la sombra ............................................................... 92 El paredón de fusilamientos ....................................................... 97 La destrucción de la sociedad civil ................................................... 101 La insurrección anticomunista ........................................................... 105 La oposición y Washington .............................................................. 108 Playa Girón ...................................................................................... 113 De la crisis de los misiles a la muerte de Kennedy ............................. 120 4 V. Los fines, los medios y los logros ...................................................... 127 Gusanos, homosexuales y hombres nuevos ........................................ 134 Anatomía del terror ........................................................................... 139 Fuera de la Revolución, nada ............................................................ 146 Balseros y jineteras ........................................................................... 152 La conquista del Tercer Mundo ........................................................ 156 Castro y Gorbachov ........................................................................ 170 La narco-revolución ......................................................................... 172 El postcomunismo ............................................................................ 180 Disidentes y sociedad civil ................................................................ 187 La visita del Papa ............................................................................ 193 Los logros de la Revolución ............................................................. 196 VI. La otra orilla .................................................................................... 207 Exilio provisional y permanente ........................................................ 212 Una válvula para Castro .................................................................. 215 Una nueva etapa ............................................................................. 218 Mas Canosa y el lobby ................................................................... 222 Los congresistas cubanoamericanos ................................................ 225 La Plataforma Democrática y la reconciliación ................................. 229 Epílogo: El día que murió Fidel Castro ........................................................ 235 Bibliografía ................................................................................................. 247 5 I RETRATO DEL JOVEN FIDEL CASTRO 6 Fotografía de Fidel Castro dedicada al padre del autor. 7 No hay ninguna figura política viva que despierte la curiosidad antropológica que provoca Fidel Castro. Sus barbas y su chaquetón verde oliva pasarán a la iconografía del siglo XX junto al bigotillo de Hitler, el puro de Churchill y el bombín de Charles Chaplin. Desde hace medio siglo se ha instalado en las primeras páginas de los diarios y no ha habido manera de desalojarlo. Su capacidad de adherencia al bastón de mando ya ha pasado al Guinness: no hay ningún dictador iberoamericano –Franco incluido– que haya durado tanto. Lleva más de cuarenta años al frente del Estado cubano. Con una sonrisa socarrona, firmemente apoltronado, ha visto desfilar a nueve presidentes norteamericanos. A veces ha tenido la paciencia de sentarse a la puerta de su tienda a ver pasar los cadáveres de sus enemigos. Otras, se ha apresurado a ordenar sus ejecuciones. Cualquier medida es aceptable si de lo que se trata es de mantenerse en el poder. Su infinita facundia es legendaria. Especialmente cuando hay más de tres personas reunidas y siente el incontenible deseo de demostrar su inmensa sabiduría. Esa urgencia enfermiza se multiplica exponencialmente con relación al volumen del auditorio. A más gente, discursos más largos y laberínticos. Si la tribuna es alta y la plaza grande, se le exacerba la locuacidad. Se desata. Llega a la fase crítica de la incontinencia oral. Entonces habla incesantemente. Pronuncia «charlas» de ocho horas, sin la menor concesión a su vejiga o a las de sus desesperados oyentes. Éste no es un dato ocioso: refleja lo poco que le importa el resto de la humanidad y la inmensa valoración que hace de sí mismo. Habla, además de todo. De la caña de azúcar, de la cría de ganado, del neoliberalismo, del inminente colapso del mundo capitalista, de los ciclones y de cuanto tema científico, económico, ético o deportivo se le ocurre. Es un presidente repleto de esdrújulas: enciclopédico, oceánico, pedagógico, y su tono suele ser, además, apocalíptico. Quien no lo ha escuchado no se imagina el poder devastador que puede alcanzar la palabra. Un poder, a veces, de vida o muerte. Esos largos discursos tienen, además, una trascendental función litúrgica: ahí, en ese torrente de palabras desordenadas se define lo que es verdad o mentira; ahí, en medio de expresiones coloquiales, de burlas y de cóleras, de explicaciones complejas y de 8 simplificaciones tontas, se dibujan los contornos de la realidad, se seleccionan los enemigos del pueblo, los amigos, lo que se debe creer y lo que se debe rechazar. La palabra de Castro es el libro sagrado del pueblo, la biblia revolucionaria que sirve de marco teórico para poder establecer juicios de valor o para amparar o condenar determinadas conductas. Es la referencia dogmática que permite precisar si un pensamiento o una opinión tienen contenido revolucionario o lo contrario. Si Fidel lo afirmó, es correcto; si lo desaprobó, hay que rechazarlo. Es el conocido mecanismo de la filosofía escolástica: en el terreno religioso las cosas son ciertas o falsas de acuerdo con la opinión de las autoridades. Ése es el carácter infalible que poseen las verdades reveladas. En Cuba, Fidel es la única autoridad moral e intelectual. La lealtad al jefe, además, se demuestra en la fidelidad con que se asumen las palabras y los juicios de Castro. Ser revolucionario es ser fidelista; y ser fidelista es repetir fiel y ciegamente el discurso de Castro, apoderarse de sus palabras y devolvérselas con la fidelidad de los gramófonos. Y en la repetición mecánica, en la mímica exacta, radica precisamente el talento de sus acólitos y una de las mayores gratificaciones emocionales que obtienen los caudillos: la creación de sociedades corales. Pero no siempre es así. Fidel no es el oráculo sagrado permanentemente. Sentado es otra persona. Cuando el auditorio se reduce a un solo interlocutor, inmediatamente cambia la estrategia de comunicación. Lo peligroso es que su reloj circadiano, el mecanismo que regula su sueño y su vigilia, está invertido. Como los tulipanes, Castro florece por las noches. Se revitaliza e irrumpe en el escenario como un vampiro oral que sale de su ataúd a platicar durante varias horas. Es cuando surge el Fidel cautivador, aparentemente muy interesado en el otro. Puede parecer refinado y atento. Ya no conversa: pregunta. Entonces se convierte en un puntilloso inquisidor desesperado por saber exactamente cuántos alcaldes hay en la provincia de Málaga, el número preciso de automóviles que transitan los jueves por la carretera Panamericana, o la descripción detallada de cómo funciona una central hidroeléctrica. Castro tiene una idea clasificatoria del mundo en el que vive. Una actitud minuciosa, pitagórica, en la medida en que esos griegos esotéricos creían que la realidad podía reducirse a números. 9 Castro tiene la cabeza llena de números. Es un anuario parlante que acumula datos e informaciones insustanciales, con las que luego ratifica sus conclusiones previas. Porque ésa es otra: jamás está dispuesto a cambiar de opinión o a revocar decisiones. Que se equivoquen ellos, los demás. Él es un hidalgo tercamente convencido del lema caballeresco «sostenella antes

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