Bienvenido de la Fuente El modernismo en la poesía de Salvador Rueda Hispanistische Studien Herausgegeben von . ' Professor Dr. Rafael Gutiérrez Girardot Band 5 Bienvenido de la Fuente El modernismo en la poesia de Salvador Rueda Peter Lang Frankfurt/M. Herbert Lang Bern 1976 Bienvenido de la Fuente El modernismo en la poesía de Salvador Rueda Peter Lang Frankfurt/M. Herbert Lang Bern 1976 D 61 ISBN 3 261 01778 3 Peter Lang GmbH, Frankfurt/M. (BRD) Herbert Lang & Cie AG, Bern (Schweiz) 1976. Alie Rechte vorbehalten. Nachdruck oder Vervielfâltigung, audi auszugsweise, in alien Formen wie Mikrofilm, Xérographie, Mikrofiche, Mikrocard, Offset verboten. Tv..ot; fotokop wilheliTi weihert KG, Darmstadt INDICE Página I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 9 Sobre la caracterización del modernismo. La in­ vestigación sobre los comienzos del modernismo en España. Estudios y juicios sobre la obra de Rueda. Resumen. Nuestros propósitos. II. SALVADOR RUEDA. SU OBRA 23 HI. LA TEMÁTICA 37 A. Los temas fundamentales 37 1. Los temasen los comienzos poéticos 37 2. Cuadros de la vida andaluza 41 3. El elemento erótico 44 4. El mundo de la Naturaleza 47 5. Antigüedad clásica: arte y mitología 51 6. Objetos usuales 53 7. El campo tecnológico 54 B. Aspectos modernistas de la temática 55 IV. NUEVA CONCEPCIÓN DE LA POESIA 65 A. El ideal poético de belleza 65 1. El cisne como prototipo 65 2. Realización del ideal en los diversos temas 74 B. Actitud ante la realidad 88 1. Objetivación como punto de partida 88 2. Huida de la realidad: Idealización del objeto 96 V. LAS IMPRESIONES SENSORIALES Y EL FENÓMENO SINESTETICO 107 A. Importancia del elemento sensorial 107 B. Las impresiones sensoriales. Su función 117 1. Impresiones visuales 117 2. Impresiones acústicas. Musicalidad de la palabra 129 3. Impresiones olfativas y gustativas 142 4. Impresiones táctiles 144 C. Sinestesia '. 147 Pàgina VI. MÉTRICA: INNOVACIONES Y RENOVACIONES 155 A, Postulados de reforma 157 B. Aportación en la práctica ; 168 1. El verso 168 2. La estrofa. El soneto. 187 3. Rima. Pausas y cesuras 195 VII. EL MODERNISMO EN LA POESIA DE SALVADOR RUEDA. MIRADA RETROSPECTIVA 203 Notas 213 Bibliografía 253 Abreviaturas 272 8 I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Sobre la caracterización del modernismo El modernismo ha sido desde sus comienzos un campo de controversias y grandes confusiones para la crítica, sin que se haya llegado hasta el pre» sente a una solución satisfactoria del problema. Al contrario, la crítica de los últimos lustros presenta mas divergencias que nunca, habiéndose llegado entre los críticos, incluso, a disputas de tipo personal. No hay unanimidad de opinión, ni por lo que se refiere a sus comienzos, ni sobre su duración y amplitud, ni sobre su estética. Un testimonio de la dispari­ dad de opiniones, ya reinante sobre el tema cuando el modernismo actuaba aún vivamente, son las respuestas que fueron dadas a la "Enquête" [sic] sobre el Modernismo, puesta por E. Gómez Carrillo en el Nuevo Mercu­ rio. (1). En los juicios dados en ella por E. Pardo Bazán, Manuel Machado, Miguel de Unamuno, Manuel Ugarte, Ramiro de Maeztu, etc., lo único que se pone de relieve unánimemente como característica de la nueva tendencia poética es la oposición a los viejos cánones estéticos, la rebeldía frente a las hue­ ras formas académicas y la voluntad de originalidad dentro del grupo. De la respuesta dada por Manuel Machado tomamos las siguientes palabras significativas: "No de modernistas sino de modernos hay aquí una porción de escritores que a mi entender no tienen otra cosa de común que el no parecerse en nada los unos a los otros. El carácter, pues, de nuestra actualidad literaria es la anarquía, el individualismo absoluto. Todos, sí, han roto con las normas de la retórica vieja [...]". (2) La oposición a la tradición literaria, rebeldía frente a las hueras formas academicistas, an­ helo de originalidad en la creación poética, son rasgos atribuidos unánime­ mente por la crítica al movimiento modernista. Este criterio de signo ne­ gativo es el que se ha empleado con mucha frecuencia para caracterizar el movimiento, siguiendo en ello las huellas de Federico de Onís cuando dice: "El modernismo nació como una negación de la literatura precedente y una reacción contra ella. Este carácter negativo fue el que al principio prestó unidad a los ojos de los demás y a los suyos propios a los escritores jóve­ nes que en los últimos años del siglo XIX llegaron a Madrid desde los cuatro puntos cardinales de la Península y, más lejos aún, desde la Amé­ rica española, en todo lo demás separados, distintos y contradictorios. "(3) El problema empieza al querer precisar cuándo comienza ese movimiento renovador y cuáles son las notas positivas que lo caracterizan: al querer delinear la estética modernista. En las historias de literatura y en gran parte de los artículos de crítica sobre el tema aparece generalmente el año 1888, año de la publicación de Azul ..., como fecha de arranque del movimiento modernista. Igualmente es cosa corriente poner como criterio absoluto discernidor la fase precio sista y afrancesada de Azul ... y, sobre todo, de Prosas profanas de Ru­ bén Darío. 9 En los últimos años una buena parte de los críticos que han abordado el problema se han pronunciado en contra de tal actitud, siguiendo los pasos de Federico de Onís y Henríquez Ureña, (4) entre otros que ya se habían pronunciado también en contra. Así,Federico de Onís en la introducción a su Antología de la poesía españo­ la e hispanoamericana advierte cómo no se debe caer en el error de identi­ ficar la literatura de aquella época con cualquiera de los modos literarios que en ella prevalecieron: "A menudo se cae en este error, cuando la deno­ minación de modernismo se aplica exclusivamente al tipo de poesía caracte­ rizado por ciertas formas y espíritu que puso en circulación Rubén Darío, sin pensar que no son características ni exclusivas de este autor siquie­ ra. "(5) Esta misma posición ha sido confirmada años más tarde con un tono bien decisivo por Manuel Pedro González: "No son pocos los críticos indolentes que siguen creyendo que el modernismo se reduce a una modalidad afectada, preciosista y artificiosa que Darío simbolizó entre 1888 y 1898, sin tener en cuenta que tanto Nájera - a partir de 1888 - como Rubén desde 1898, la repudiaron. Tampoco se han percatado ciertos críticos rutinarios y miopes de la antinomia que tal limitación implicaba, pues al concebir y definir el modernismo en términos del grupo afrancesado en que Rubén pontificaba durante la década supradicha, no sólo vulneran la realidad histórica sino que excluyen del movimiento a muchos de sus más eminentes representan­ tes. "(6) La posición es clara y terminante. Los criterios positivos usados al tomar tal decisión son, sin embargo, menos precisos. El origen de esta "falsa" interpretación del modernismo la pone este críti­ co en las aclaraciones que el mismo Rubén Darío hizo en torno al tema. En efecto, Rubén Darío se autoproclamó varias veces iniciador del modernis­ mo. (7) En un principio en el artículo Fotograbado, comentario sobre Ri­ cardo Palma, y publicado en 1890, dio al termino modernismo un signifi­ cado bastante genérico de "espíritu nuevo que hoy anima a un pequeño pero triunfante y soberbio grupo de escritores y poetas de la América española. " En Los colores del estandarte se expresó en tono más específico con refe- rencía a Azul ... : "Y he aquí cómo pensando en francés y escribiendo en castellano [... ] publiqué el pequeño libro que iniciaría el actual movimien­ to americano [...]". (8) Algunos años más tarde (1905) escribió en el pró­ logo a Cantos de Vida y Esperanza: "El movimiento de libertad que me tocó iniciar en America se propago hasta España y tanto aquí como allá el triun­ fo está logrado. " (9 ) La enorme popularidad y el gran prestigio de Rubén Darío hicieron posible - nota Manuel Pedro González - que haya sido admitido por la crítica como verdad inconcusa que el movimiento se había iniciado con Azul .. • en el año 1888 y que el modernismo consistía en la modalidad galicista y exótica que los tres libros (Azul .. .Prosas profanas y Los raros) habían puesto de moda. (10) 10 Semejante actitud a la de Pedro González es la que posteriormente ha toma­ do Ivan A. Schulman frente al problema. (11) Ciertamente que las declara­ ciones del propio Darío hubieron de tener mucho peso en la fijación crono­ lógica del modernismo y en su aplicación a determinadas tendencias. No obstante, no hemos de suponer una posición uniforme en los juicios dados por Darío sobre el modernismo y sobre sus formas de manifestación. En ellos, como recientemente ha advertido Ludwig Schrader, (12) llega Darío en casos a abiertas contradicciones. No hemos de pasar por alto en este lugar la contribución de Valera a que Azul ... haya sido considerado desde un principio como el punto de arranque del movimiento, así como al hecho de considerar ciertas tendencias france­ sas como elementos constitutivos y determinantes de él. Recordemos algu­ nas de las líneas con las que Valera saluda a Darío en la presentación de Azul ... en España: "Veo, pues, que no hay autor en castellano más francés que usted, y lo digo para afirmar un hecho sin elogio y sin censura. En todo caso, más bien lo digo como elogio". (13) Esta nueva actitud de la crítica ante el modernismo, de la que veníamos hablando, llamada por sus mismos defensores (Federico de Onís, Juan Ra­ món, Jiménez, Ricardo Gullón, M. Pedro González, Ivan A. Schulman, etc. ) "renovadora", ha salido de una necesidad de ampliar los márgenes del mo­ dernismo, márgenes que habían quedado muy reducidos, en parte al menos para poner dentro del movimiento la obra de José Martí, Julián del Casal, M.
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