César Salas Guerrero COLABORADORES Y CORRESPONSALES DEL SEMANARIO LITERARIO EL ÁLBUM (1874-1875)1 César Salas Guerrero Universidad de San Martín de Porres Dentro de la historia del periodismo literario peruano, El Álbum (1874-1875) ocupa un lugar destacado por ser la primera revista cuya dirección estuvo a cargo exclusivamente de mujeres, por el manifiesto adelanto que constituyó respecto a anteriores semanarios literarios femeninos en número y calidad de contribucio- nes, y por haber estado su proyecto ligado a quienes, aunque forasteras, eran las escritoras más representativas de la ciudad de Lima por aquella época: la argen- tina Juana Manuela Gorriti y la tacneña Carolina Freyre de Jaimes2. Sobre Juana Manuela Gorriti y su larga estancia en nuestras tierras ya nos hemos ocupado en un anterior artículo3, por lo que contaremos brevemente que había nacido en la provincia de Salta el 15 de julio de 18164, que en 1830 tuvo que exi- liarse con su familia en Bolivia, huyendo del dictador Juan Manuel de Rosas, y que en Tarija conoció al militar Manuel Isidoro Belzu, con quien se casó, y quien luego fue presidente del país altiplánico entre 1848 y 1850. Pero antes de que su esposo alcanzara la presidencia, Gorriti ya se había separado de él y se había establecido en nuestra patria, primero en Arequipa y alrededor de 1850 en Lima, ciudad donde publicó sus primeras novelas, “La quena” y “El guante negro”, como folletines del diario El Comercio (1851-1852), y donde no tardó en darse a conocer entre los círculos literarios, especialmente entre el grupo de los bohe- mios que lideraba su entrañable amigo Ricardo Palma5. Lo cierto es que Gorriti logró un rápido reconocimiento como escritora en el medio local, correspondién- dole el honor de ser la única mujer que vio su nombre figurar en La Revista de Lima (1859-1863), siendo sus trabajos no solo publicados en la prensa local, sino también conocidos en el extranjero, al punto que en Buenos Aires, donde nunca había estado la escritora, se editó en 1865 una compilación de sus obras en dos volúmenes, con el título Sueños y realidades, la misma que fue prologada por el escritor colombiano José María Torres Caicedo. BIRA 35 (LIMA): 129-170 (2009-2010)129 COLABORADORES Y CORRESPONSALES DEL SEMANARIO LITERARIO ... Por su parte, Carolina Freyre Arias había nacido en Tacna el 4 de enero de 18446, y tenido un precoz debut como escritora publicando sus primeros versos en la revista literaria La Bella Tacneña (1855), editada por su padre, el periodista e impresor Andrés Freyre Fernández7. Ya gozaba de cierto reconocimiento en su ciudad natal, donde fundó con otros jóvenes escritores la Cofradía Lírica (que más tarde sería conocida como “Bohemia Tacneña”), cuando conoció, alrededor del año 1864, al escritor y periodista boliviano Julio Lucas Jaimes, por entonces cónsul de su país en Tacna (Jaimes Freyre 2005: 441), con quien se comprometió en matrimonio, fruto del cual nacerán seis hijos: Julio, Ricardo8, Carolina, Julia Rosa, Federico Nicolás y Raúl. Luego de vivir unos años en Tacna, donde Jai- mes se desempeñó como redactor del semanario, Revista del Sur (1866-1880), dirigido por su suegro; por el año 1870, la familia Jaimes Freyre se trasladó a Lima, donde el matrimonio continuó con su labor periodística y literaria. En Lima, mientras Julio Lucas Jaimes alcanzaba el puesto de redactor principal del periódico La Patria, Carolina se estrenó como colaboradora en El Correo del Perú con su artículo “Al bello sexo” (16: 121), y al año siguiente comenzó a publicar en La Patria su columna “Revista de Lima”, que salía todos los días lunes9, y que brindaba una crónica de los sucesos de la ciudad. El trabajo literario de Freyre llegó a ser lo suficientemente valorado por sus pares masculinos como para incorporarla a una institución tan representativa de nuestras letras, el Club Literario de Lima (1871-1879), fundado sobre la base de lo que había sido la sociedad “Amantes de las Letras”, creada cinco años antes (Herrera 1920: 6-7). Esta institución contó con una activa Sección de Literatura, que para 1874 tenía 32 miembros, destacando la presencia de Carolina Freyre como la única mujer en tan selecto cenáculo. La tacneña no fue una simple comparsa del grupo, ya que, en la repartición de trabajos para el año 1874, se le encargó la “revista y aprecia- ción general de las publicaciones literarias hechas durante el año por escritores peruanos” (Club Literario de Lima 1874: 14). No conocemos el resultado de di- cha comisión, pero seguramente animaría a la escritora a editar, al poco tiempo, una revista propia. En otro lugar hemos tratado la gestación y vicisitudes del semanario literario El Álbum10, que vio la luz el sábado 23 de mayo de 1874 bajo la dirección de Carolina Freyre de Jaimes y Juana Manuela Gorriti, y que alcanzó a publicar 34 números, aunque a partir del número 16 (12 set. 1874) estuvo a cargo exclusiva- mente de Carolina Freyre. Por lo tanto, en esta oportunidad nos detendremos en el contenido de la publicación, que revela las estrechas relaciones de los escrito- res peruanos de la época con sus pares hispanoamericanos, para terminar con un índice de autores que será de utilidad para los interesados en el tema. 130 César Salas Guerrero Retrato de Carolina Freyre de Jaimes. Anecdotario de Ricardo Jaimes Freyre (1953). Al referirnos a los contenidos del semanario El Álbum, lo primero que salta a la vista es el hecho de que Carolina Freyre de Jaimes, como única directo- ra permanente de la publicación, es la escritora que registra mayor número de contribuciones en la revista. Ella tuvo a su cargo la sección “Revista de Lima”, continuación de la que había estado publicando anteriormente y con el mismo título en el periódico La Patria, la misma que aparecía cerrando cada edición. La sección, que nunca dejó de publicarse, venía precedida de un útil sumario, en el que se detallaba el contenido de lo tratado, que iba desde la crónica social o el simple cotilleo hasta relatos de anécdotas diversas o reflexiones sobre temas ex- celsos. En dos oportunidades, la “Revista de Lima” fue seguida de una “Revista de la moda”, también a cargo de la autora tacneña. Pero Carolina Freyre era una escritora que gustaba de experimentar con los más diversos géneros literarios, por lo que además de sus “revistas” publicó pequeños ensayos, relatos, poesía, episodios históricos e incluso realizó la traducción (suponemos que del francés) de una serie de artículos bajo el título “Algo sobre higiene”. 131 COLABORADORES Y CORRESPONSALES DEL SEMANARIO LITERARIO ... La otra directora, en este caso temporal porque lo fue solo en los quince primeros números, Juana Manuela Gorriti, se dedicó a su faceta más conocida: la de nove- lista. En el primer número del hebdomadario publicó su relato “Nuestra Señora de los Desamparados”11, una de esas típicas narraciones que hicieron famosa a la argentina en nuestro país, con un aire tétrico y misterioso que provocaría entre la crítica el planteamiento de una relación de la autora con la literatura fantástica, y donde se usa y abusa de los estereotipos románticos, en este caso, del carácter an- gelical de la heroína12. También dentro del relato fantástico se ubicó su siguiente colaboración, que con el título “Coincidencias” aborda el tema de los fantasmas y la locura13. Finalmente, Gorriti publicó en trece entregas su novela “Juez y ver- dugo”, que será el texto más extenso publicado en la vida del semanario14. Dentro del variado grupo de colaboradoras femeninas, es innegable que el lugar más destacado lo ocupa Mercedes Cabello de Carbonera (1842-1909), quien pu- blicó entre los meses de agosto y octubre su ensayo “Influencia de la mujer en la civilización”, dividido en seis partes, y que sería reproducido posteriormente en publicaciones del Perú y del extranjero15. Y aunque a la postre sería su única contribución a la revista, su gran mérito hace obligada una mención especial del texto que sirvió como carta de presentación de la autora al mundo de las letras. Habría que mencionar que la primera parte, que se publicó dos veces por errores de caja en la primera ocasión, fue la única escrita bajo el seudónimo de Enriqueta Pradel, y que para la segunda ya se había develado el misterio de la autoría con una nota firmada por la Dirección de la revista El( Álbum 14: 105). Otra de las principales colaboradora de El Álbum fue la escritora, hoy práctica- mente olvidada, Juana Rosa de Amézaga (1853-1904), ensayista profundamente católica y hermana menor del pensador Mariano Amézaga (1834-1894), que con su libro Los dogmas fundamentales del catolicismo ante la razón (1873) acababa de enfrentarse nada menos que a la poderosa Iglesia Católica. La divergencia de opiniones entre ambos hermanos llevó a una sonada ruptura familiar que los ha- bría de afectar emocionalmente durante el resto de sus vidas16. La producción de esta escritora se encuentra dispersa en numerosas revistas; además, fue autora de los libros Reflexiones y máximas de 1890 y Estudio sobre las virtudes cristianas bajo su triple aspecto religioso, social y doméstico de 1893, tal como lo mencio- na Alberto Tauro (tomo 1, 1925: 140). También ocuparon un lugar destacado como colaboradoras de El Álbum Juana Manuela Laso de Eléspuru (1819-1905) y su hija Mercedes Eléspuru y Laso. Jua- na Manuela Laso era hija del pensador liberal Benito Laso y hermana mayor del pintor Francisco Laso. Esta escritora, que como otras de su generación alternaba 132 César Salas Guerrero sus labores literarias con las tareas domésticas, publicó catorce contribuciones, la mayoría de ellas composiciones poéticas, aunque también algunas reflexiones sobre “La coquetería”, “El matrimonio” y “La paz”, que la revelan como una escritora claramente conservadora.
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