Efectos sociales del cierre de ferrocarriles secundarios en la Comunidad Valenciana 1963-19741 Antonio J. Teruel García Diario Información (Alicante) Introducción La función social del ferrocarril tiene su máxima expresión en las líneas secundarias. Trayectos cortos, concebidos fundamentalmente para el tráfico de pasajeros y mercancías en un ámbito territorial reducido y explotados en origen por pequeñas compañías autosuficientes. Estas líneas férreas comenzaron a proliferar en España a partir del último tercio del siglo XIX, como complemento a las consideradas como principales. La mayoría de ellas se caracterizaban por tener un ancho de vía distinto al de la red general, más estrecho, aunque también se crearon tramos a los que la categoría de secundarios les resultaba adecuada en el ancho ibérico de 1.668 milímetros, sobre todo ramales de escasa longitud a poblaciones importantes o focos industriales. Buena parte de estos ferrocarriles fueron clausurados desde el inicio de la segunda mitad del siglo XX, con una especial incidencia a partir del año 1963. La Comunidad Valenciana no fue una excepción a esta política, que en apenas 11 años supuso la desaparición de 245 kilómetros de vías. Una medida planteada en aras del progreso para deshacerse de medios de transporte lentos y obsoletos, impropios del rápido desarrollo de aquellos años, pero con consecuencias negativas para las sociedades locales a las que prestaban servicio. 1. El cierre de ferrocarriles en la Comunidad Valenciana La Comunidad Valenciana disponía al inicio de la década de 1960 de una notable cantidad de ferrocarriles de tipo secundario. Al margen de las pequeñas líneas metropolitanas de Valencia, al sur de esta provincia y norte de Alicante se extendía una verdadera red de vía estrecha, surgida de los empalmes entre varias líneas construidas por diferentes compañías. La primera de ellas fue la de Carcaixent a Gandia, la más antigua de España en ancho métrico, inaugurada en 1864 como tranvía de tracción animal y prolongada a Dénia 20 años más tarde, transformada ya en un tren convencional a vapor. Adquirida después por la poderosa Compañía de los Ferrocarriles del Norte de España, pasó a manos estatales en 1941, con la integración de la empresa en RENFE. La línea enlazaba en Gandia con el tren que comunicaba el puerto de la ciudad con Alcoi, construido por una mercantil de capital inglés. Pocos kilómetros antes de su final de trayecto, en Muro, empalmaba con el Ferrocarril de Villena a Alcoy y Yecla (VAY), que por el oeste rebasaba esa localidad, ya en Murcia, hasta alcanzar Cieza.2 Por último, Dénia era también la estación término del ferrocarril de la empresa Estratégicos y Secundarios de Alicante (ESA), cuyo origen era la capital provincial. Todas estas líneas sumaban en conjunto 355 kilómetros. 1. Dado el espacio temporal al que se ciñe esta comunicación, queremos aclarar que nos referimos al territorio que en la actualidad constituye la Comunidad Autónoma Valenciana, que coincide plenamente con el de la entonces región de Valencia, compuesta por la provincia homónima y las de Alicante y Castellón. 2. En realidad, el trayecto del VAY finalizaba en Jumilla, pero enlazaba en esta localidad con el ferrocarril Jumilla-Cieza, con una concesión diferente pero del que era propietaria la misma empresa, por lo que en este estudio identificaremos a todo el trayecto Alcoi-Muro-Villena-Cieza como VAY, para simplificar. Navajas Zubeldía, Carlos e Iturriaga Barco, Diego (eds.): Crisis, dictaduras, democracia. Actas del I Congreso 223 Internacional de Historia de Nuestro Tiempo. Logroño: Universidad de La Rioja, 2008, pp. 223-236. EFECTOS SOCIALES DEL CIERRE DE FERROCARRILES SECUNDARIOS EN LA COMUNIDAD VALENCIANA 1963-1974 Totalmente aislada de esta red, en torno a Castellón, quedaba una pequeña concesión tranviaria con apariencia de ferrocarril, conocido popularmente como la Panderola3, que comunicaba Onda con el puerto de la capital de la Plana, con un ramal a Burriana y su puerto. Su extensión total era de 40 kilómetros y su ancho de vía de sólo 750 milímetros. Por otra parte, en el sur de Alicante se encontraba el ramal de vía ancha de la estación de Albatera-Catral hasta Torrevieja, de 26 kilómetros de longitud y cuya principal finalidad era el transporte de la sal producida en esta población. Junto con las líneas Valencia-Llíria y Xàtiva-Alcoi, éste era el único ferrocarril de ancho ibérico de la Comunidad al que podríamos considerar secundario.4 Antes de 1963, el único tramo ferroviario cerrado había sido un ramal al barrio de Natzaret, en Valencia. También se había suspendido el servicio del ramal de la Panderola hacia Burriana, aunque había vuelto a abrirse en octubre de 1960 (F. Conde Montesinos, 2001, p.45). Sin embargo, la totalidad de esta línea se clausuraría de forma definitiva el 1 de septiembre de 1963, preludio de la desaparición de otras muchas líneas en la Comunidad Valenciana y en resto del país. El 15 de abril de 1969 cerró el Alcoi-Gandia; el 1 de julio, el VAY; y 12 del mismo mes, el tramo entre Carcaixent y Gandia, sobre parte del cual se construiría una línea de vía ancha, inaugurada en 1972. Finalmente, el 10 de febrero de 1974 circuló el último tren entre Gandia y Dénia. Los 355 kilómetros de vías férreas de estas comarcas se redujeron a los 93 que separan Dénia de Alicante. En ancho ibérico, en enero de 1970 se suprimió el tráfico de viajeros del ramal a Torrevieja. 1.1. Criterios economicistas en la explotación ferroviaria en la década de 1960 Los ferrocarriles de vía estrecha se regían por una ley de 1953, según la cual el Estado concedía a las compañías concesionarias una serie de subvenciones a fondo perdido, a cambio de que las empresas “tuvieran posibilidades de obtener resultados económicos futuros suficientes de costear las inversiones” (F. Comín Comín et al, 1998, p. 187). Sin embargo, esta normativa no consiguió que las concesionarias realizaran una mejora en sus servicios, dadas sus limitaciones de capital y material rodante y la deficiente conservación de su infraestructura; al contrario, propició el cierre de unos 300 kilómetros de vías entre 1955 y 1958 (A. Marco, 1999, p. 166-167). Ante este panorama, el sistema de subvenciones fue abolido en diciembre de 1962, al tiempo que se solicitaba la realización de planes de modernización de estos ferrocarriles, para clasificarlos según su rentabilidad. Las conclusiones de estos informes se presentaron al Consejo de Ministros el 23 de julio de 1963. Las consecuencias fueron demoledoras desde un principio: el Estado procedió a clausurar de forma inmediata dos líneas de titularidad pública, una de ellas la Panderola castellonense, al tiempo que ofreció a varias compañías poner fin a sus concesiones. Fue el caso de ESA, nacionalizada en 1964, y del VAY y el Alcoi-Gandia, integrados en FEVE un año más tarde. Pero el Gobierno tampoco asumió la modernización de estas líneas, ancladas en la obsolescencia con la mejora de las red viaria y el aumento de vehículos particulares –la cifra de turismos en la Comunidad Valenciana pasó de 44.628 en 1963 a 180.786 en 1969, y a 297.659 en 19725–, así como del transporte de viajeros por carretera. Por ello, no dudó en clausurarlas cuando “el estado de las instalaciones y material suponía un grave y real riesgo para sus usuarios” (L. Rentero Corral, 1998, p. 37). En este sentido, sirva de ejemplo decir que el Alcoi-Gandia todavía circulaba en 1969 con las mismas locomotoras que al inicio de la explotación, en 1893. Por su parte, el VAY contaba con 3. A pesar de ser oficialmente un tranvía se explotaba mediante locomotoras a vapor y coches de viajeros remolcados, por lo que estimamos oportuno incluir esta línea en el presente trabajo. El término valenciano panderola equivale al español “cucaracha”; el escaso tamaño de las locomotoras y su color negro hacían que los trenes se compararan con este insecto (F. Conde Montesinos, 2001, p.9). 4. El ferrocarril Valencia-Llíria fue cerrado en 1985 desde Riba-roja de Túria, y en 2005 desde Quart de Poblet, aunque en este caso para ser transformado en una línea de metro. En cuanto al Alcoi-Xàtiva, era uno de los condenados por el Consejo de Ministros del 30 de septiembre de 1984, pero se salvó del cierre por un convenio con la Generalitat Valenciana. 5. Memoria anual de la Comisión IV-Transportes y Comunicaciones, del Consejo Económico-Social Sindical de la Región Valenciana, 1974. 224 ANTONIO J. TERUEL GARCÍA 11 pequeños automotores diesel, construidos en sus propios talleres de Villena, y el Carcaixent- Dénia tenía como parque móvil más moderno dos automotores Billard, puestos en servicio en 1958 (V. Ferrer i Hermenegildo, 2005, p. 41). Medios insuficientes para atender una demanda ávida de un transporte cada vez más rápido, y ninguna concesión por parte del Estado para poder afrontar los nuevos tiempos. Sólo el tramo Alicante-Dénia se salvó del cierre por su potencial turístico, al atravesar poblaciones en plena ebullición en esta época como Benidorm, Altea o la propia Dénia. No obstante, el Consejo Económico-Social de la Región aún advertía en 1974 de la “muy baja” utilización de este ferrocarril, así como de las “modificaciones sustanciales” que se le habarían de realizar para adecuarlo a “las especiales características” que requería su explotación. En la vía ancha, el informe realizado en 1962 por el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD), aconsejó el cierre de todas aquellas líneas consideradas no rentables (F. Comín Comín et al, 1998, p. 115). En este contexto se produjo la supresión del tráfico de pasajeros a Torrevieja. 2. Consecuencias sobre la movilidad territorial Los ferrocarriles objeto del presente estudio funcionaron una media de 80 años, tiempo más que suficiente como para crear nexos de comunicación o reforzarlos.
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