Cipéiificii lüteiPniiclsiiiiL ' N la última Crónica de año se presenta como argn- Del que voy á tratar me ocupé en mi Crónica de Febrero; mento obsesionante nna mirada retrospectiva á los en ella decía en síntesis que lo que tantos llamaban "la revolu­ sucesos del qne va á finar, y en realidad si fuera ción rusa,, no me parecía merecer ese nombre por el momen­ cierto que "mal de muchos consuelo de todos,,, bien to. Insisto hoy en negar la analogía, que el vulgo encuentra podríamos nosotros consolarnos de nuestras desdi­ á la formidable crisis, porque pasa el imperio moscovita, con chas cou las que han sufrido ó están amenazados de sufrir paí­ la revolución francesa de 1789-Q3. no una crónica, muchas ne­ ses y Estados, qne no hace mucho tiempo nos mirarían sin cesitaría para demostrar mi opinión; pero sí expondré rasgos duda por encima del hon)bro. Pasemos revista general, dete­ esenciales de diferencia entre atubos acontecimientos. En Fran­ niéndonos más ó menos, según el caso. cia, en los cuatro años citados, marcharon juntos contra el ré­ gimen existente burgueses y proletarios; intelectuales, comer­ Por de pronto, el mapa de Europa ha sufrido una alteración ciantes é industríales se unieron á artesanos, jornaleros de fá­ importante; una potencia soberana se ha partido en dos; una brica y de campo. Esto no sucede en Rusia, donde ya desde el corona se ha partido en dos también, con su lista civil y todo; principio hay por lo menos tres huestes distintas con sus sen­ Suecia es un Estado y Noruega «tro; en el primero sigue rei­ das banderas y con sus jefes mal avenidos; burgueses é intelec-: nando Osear II,de Ponte-Corvo; en el segundo ha empezado ya tuales forman uno; proletarios otro, y aldeanos el tercero. No á reinar Haakon VII, en el siglo el príncipe Carlos de Schles- es una diferencia accidental; la constituye en primer término, el wig, etc., etc., nieto del rey de Dinamarca. Registremos el suce­ estado de atraso de la Rusia de 1905 respecto á la Francia de so, registremos también qne los suecos con más potencia militar 1789, que impide á la gran masa rural entenderse con los otros que los noruegos se han resignado pacíficamente á la separa­ bandos y aun entenderlos, y ni siquiera oírlos; después hay ción y no han querido, como los suizos y yankees á mediados que tener en cuenta que en 1905 el proletariado ha aprendido del siglo pasado, retener á la fuerza á los secesionistas; y deján­ que la revolución francesa le sirvió de poco, y no se deja con­ dolo, quizás, para posteriores consideraciones, eliminándolo vencer de que para llegar á la revolución social, el camino in­ desde luego de la lista de desdichas á que antes me he referi­ excusable es la revolución política. Son estas diferencias de la do, pasemos adelante. clase de las irreductibles, y no pueden los jefes ó fautores de la Algo parecido á lo anterior amenaza al doble Estado austro- intentada revolución quitarlos de en medio. húngaro y á la doble corona que con tanta dignidad como Cambia también las respectivas situaciones otro elemento amargura lleva el venerable Francisco José. No es fácil conje- decisivo; el espíritu nacional. La Francia de 1789 era la nación tur.ir lo que respecto á esta crisis reserva el año futuro. No está más unida de cuantas hasta la fecha había producido la histo­ marcada en Austria-Hungría la línea de rotura con la clari­ ria; durante los más tristes periodoj de la revolución apenas dad que lo estaba en el reino escandinavo; ni toda Austria es asomó el espíritu regional y separatista en Bretaña; al contra­ austríaca, ó sea alemana, ni toda Hungría es húngara, ó sea rio, Francia era un gran centro de atracción para todos los magyar. Esto en cnanto á nacionalidad ó motivos y facilidades países del Rhin y de los Países bajos. Los rusos tienen bajo su para la separación;pero además,el movimiento separatista hún­ dominio á todos los pueblos que forman su inmensa frontera garo tropieza con dificultades económicas y políticas, que re­ del Oeste y de gran parte del Sur. Finlandia, las provincias del presentan fuerzas contradictorias y hostiles entre sí respecto al Báltico, la Polonia rusa y las provincias del Cáucaso, no son pleito entre el status qiio y la independencia húngara; los agra­ rusas, ni están, ni quieren estar rusificadas. Ocurren en todas rios no quieren la separación, pero los industriales sí la quie­ ellas perturbaciones de distinto carácter, según el délos pue­ ren; la aristocracia húngara quiere la independencia con privi­ blos respectivos, que todas desfiguradas por las noticias in­ legios tradicionales, pero muchos burgueses de poca monta y completas, que llegan hasta nosotros, embrollan la complicadí­ todo el proletariado prefieren la unión con Austria á cambio sima imagen que nos formamos de aquél enorme inovimiento. de derechos políticos, que el emperador se muestra propicio á No hay felizmente para Rusia-no diré para la humanidad — otorgar. Por último, la separación de los dos Estados provoca­ elementos externos que ayuden al separatismo; antes al contra­ ría otros desprendimientos subsiguientes, que afectarían al rio, frente á toda la Polonia rusa están armas al brazo austríacos equilibrio internacional de la Europa central por lo menos; y alemanes para ayudar, si hace falta, al Gobierno ruso á con­ quizás á problemas europeos respecto á Polonia y Estados tener á los polacos nacionalistas; pero de todas suertes, en esos balkánicos. De todas suertes, los más perspicaces escritores aus­ territorios antes que á la revolución política, los habitantes, en tríacos y alenianes no se atreven á hacer calendarios en el asun­ general, aspiran á la independencia, y no ayudan ni á unos ni to, dándonos lui ejemplo de prudencia que me apresuro á imi­ á otros de los revoUicionarios rusos. No me atrevo á decir que tar, pasando á otro. sean los países no rusos un auxiliar del Gobierno ruso contra .*. los revolucionarios, pero no son una fuerza que se sume á és- 662 VIDA MARÍTIMA tos; y eii todo caso, es un elemento nuevo que no existía en drán á su deudor turco. No corlará el cristiano onzas de carne Francia en 1789. al turco mal pagador, pero tiras de prestigio nacional, esas no Y viene la que yo creo mayor diferencia; Luis XVI no pudo faltarán, si es que quedan algunas en el imperio de los antiguos contar con la adhesión del ejército de plebeyos voluntarios Osmanlis, que no acaba de decidirse á abandonar el pedazo q\ie odiaban á sus oficiales nobles; el Czar es muy difícil que de tierra europea donde acampa hace cuatro siglos. Alemania pierda la del suyo compuesto, en su inmensa mayoría, de al­ ha querido permanecer aparte tlel agravio colectivo hecho á su deanos mandados por oficiales que son además sus señores amigo el Sultán, y materialinenle ha |irocurado y logrado no natos antes y después del servicio militar. A esos aldeanos, in­ estar representada en la manifestación naval de .Myiilcue; pero menso depósito de fuerza bruta para resistir á la revolución diploináticamente no ha podido excusarse, y figura entre los radical, que amenaza de cerca á la burocracia y á más distan­ alguaciles europeos. cia al trono, se les está dando cuerda por el luio y por la otra; * el Czar ha condonado la deuda de los paisanos emancipados, * * que todavía no habían acabado de pagar los lotes de tierra A esa inisina Alemania le está saliendo muy desigual su co­ concedidos; la burocracia ha excitado su fanatismo político lonización africana. Cerca de tres años lleva de vida la insu­ y religioso contra liberales, disidentes de la ortodoxia y ju­ rrección en el Sud-Oeste, y ha empalmado con otra que se ha díos. Es cierto que en las tripulaciones de la armada ha pren­ armado en el Este. De la primera cada lunes y cada martes dido con gran fuerza el virus de la insubordinación; pero llegan nuevas á la cubana, es decir, de que los insurrectos han en resumidas cuentas, las sublevaciones do los marineros no sido batidos, dispersnilos, que van á rendirse de un momento tienen carácter revolucionario, y niás bien parecen consecuen á otro; y cada jueves y cada viernes hay que confesar que los ciade las mismas causas que produjeron el colapso terrible de batidos siguen batiéndose á su modo, que los dispersos se han la armada rusa en aguas del Japón; infección burocrática de la reunido en otro sitio, y que los desalentados han cobrado marina rusa. Hablan á veces los telegramas de defecciones de bríos. En el Este la cosa empieza con los mismos caracteres; y tropas del ejército, pero no acaban de confirmarse; antes bien, el contribuyente alemán, ya muy apurado, y que á fuerza de en todas partes se ve á aquéllas reprimiendo los desórdenes con maravillas de industria logra completar su ración de pan mo­ crueldad, según el telégrafo, con éxito fácil de todos modos. reno, cerveza y carne de caballo, y tener la pólvora seca y la En resumen, el Czar, que no está enamorado de si: burocra­ espada afilada, por lo que pueda tronar, se pregunta qué clase cia como Luis XVI lo estaba de su nobleza, que parece tener de bienandanzas le prepara esa expansión colonial que se pre­ en Witte un ministro convencido de la inutilidad del régimen senta corno formidable ataque á su bolsillo, como una segura burocrático para conservar á Rusia su rango entre las grandes disminución del tabaco de su pipa y de la cerveza de su jarro. potencias, tiene ante sí una tarea inmensa por el esfuerzo, in­ Pero el Gobierno ya ha confesado que hasta ahora lo había mensa por la duración, pero en la que se me figura que ha entra­ hecho muy mal en las Colonias; que ahora se remediará todo do de buena fe, aunque no con gran fe; la condición necesaria, creando un ministerio de Ultramar, y para él un ministro muy aunque no suficiente,del éxito, es la disciplina militar; mientras diestro en administrar..
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