Urgente Reservado Con La Corrupción Nos Hemos

Urgente Reservado Con La Corrupción Nos Hemos

(knye SaftiK&ia, Periodista Mat 1708 9 CPPP URGENTE RESERVADO Quito, 2021-05-27 CON LA CORRUPCIÓN NOS HEMOS TOPADO PROCESO N9 17010181505634 17294-2016-03937 Otros números según instancias o unidades Doctor HERNÁN SALGADO PESANTES, Presidente de la Corte Constitucional del Ecuador He denunciado ante distintas autoridades de justicia a la fiscal 5 de Patrimonio Ciudadano, Dra. María Elena Bayas, a la juez de la Unidad Judicial Norte con sede en iñaquito, Dra. Paola Campaña, al Dr. Juan Francisco Ospina L., principales protagonistas no solo del complot urdido contra la ciudadana Andrea Carolina Espinosa Valverde, representante legal de la empresa Excavaciones y Proyectos CAMBRILS S.A., sino del affaire de las volquetas que se presentan como cuerpo del delito, si no las entregaron a Édison Giovanni Ramírez Fernández, supuesto comprador, le causaron lesión grave, por lo que deben responder, se empeñan en ocultar las unidades, no se sabe dónde están, tal vez en cadena de custodia; tramaron una farsa escabrosa con consecuencias infames, valiéndose de la corrupción campante. Encantadas por un oscuro personaje con el alias de ingeniero, Miguel Vinueza, quien les ofreció, como a muchos, la billetera del imaginario botín concebido al jurar vengarse, tras escaparse aculillado y botar el puesto de gerente de operaciones de esa pequeña compañía, fue pillado en saqueos, abusos, extorsión a clientes, más irregularidades e impudicias; pasándose de vivo, se camufló en entidades públicas donde reina la corrupción y garantizan impunidad; entró a salas de la fiscalía como repartidor de pasta, cuentos, mentiras como estilan los mafiosos; acuñó el mote de estafadora para graduar a la empresaria y saciar su odio; interpuso denuncias absurdas -estancadas-, suyas y con su camarilla, supuestamente por habérseles espantado. La fiscal, reputada como voraz, codiciosa, afecta a causas de palos gruesos, acopló la obsesión del que prometió hacerle rica (le permitió declarar sin compañía de abogado) al caso que le tuvo retenido, fue rechazado por una sala civil; incoado por Édison Ramírez, promitente comprador de cuatro volquetas de la empresa CAMBRILS S.A. las que misteriosamente desaparecieron, junto con otras propias y ajenas; fueron secuestradas, robadas, incautadas por la distribuidora JAC, causando severa crisis al requisar las unidades, herramientas de trabajo, impidiéndole cumplir los contratos que estaban desarrollándose. La fisca impulsó la causa en materia penal; acopló mandatos del raposo que le escogió como musa; sin perder tiempo, violó garantías constitucionales e Instrumentos Internacionales de derechos humanos, pisoteó el debido proceso; se pasó por encima de los derechos de la acusada, a la que no solo no escuchó, se limpió con sus reiterados pedidos de que se sirva fijar día y hora para rendir versión; alegó que se escondieron las solicitudes formuladas durante más de dos años con el apoyo de diferentes abogados, una de ellas entregada en sus propias manos (reconoció mediante correo de 15.01.18 -escondido). En la audiencia de formulación de cargos, deformó la realidad con sofismas, explicaciones alegres entre las que se destacan: llamé varias veces a la ciudadana Andrea Carolina Espinosa Valverde a rendir su versión y no asistió, falacia inadmisible que supone rebelde, insumisa a la imputada; dió a entender que renunció a ejercer su defensa. ¡Absurdo increíble!; Si se propuso escucharla, esta facultada incluso a contar con ayuda de la fuerza pública para hacerla comparecer; la intención fue caerle, complacer al mafioso; más adelante sostuvo: Andrea Carolina Espinosa Valverde se creyó dueña de las volquetas y las vendió al señor Édison Ramirez, al que despojó de 339 mil dólares; por sobre lo inexacto, esa postura 1 con aparente sentido, solucionaba el litigio; la jueza debió disponer que las cuatro volquetas del acuerdo firmado sean entregadas a su dueño, el comprador, según la alta representante del Ministerio Público, con lo que no solamente se evitaba que la firma que las secuestró, se apropie ¡legalmente; aparecía la justa mano de la justicia cuya principal deber es zanjar los conflictos. Como esa salida no les rendía un cobre a los ansiosos de que exprima el caso y reparta tajadas, su cara aplanada decía todo; pensó en el resorte más que en su consorte, el presidente de corte, le llevaba en la cartera, el que ordenó confine a la odiada acusándola de estafadora -podía saltar a la yugular si alguien tocaba al valedor-. Como se puede entender, el delito de estafa ingeniado por el mafioso, reestrenado por la fiscal, avalado por la jueza, a punto estuvo de quedar sin piso, se desvanecía si se cumplía el deber: cumplir, entregar las unidades a su comprador que dejó la seña de 339 mil dólares; procupada porque se esfumaba el delito; no se trató de imputación objetiva ni subjetiva, gracias a la viveza criolla, se aplicó como estafa por encargo e intermitente, como las luces rojas de rincones de mala muerte, desaparecen y aparecen, se encienden y se apagan solapadamente; sobre el cúmulo de irregularidades, una raya más no le hace al tigre; lo más triste, como veremos más delante, juzgadores hicieron el papel de bufones de las cortes o chulos al servicio del consentido; para el caso, se trata de la corte del esposo, sus dependientes refrendaron, legitimaron el escandaloso modelo craneado por el raposo obsesionado por mantener confinada a la odiada que le espantó; ante esas consideraciones, al sentir especialmente la instructora que con la solución aniquilaba toda esperanza de fondearse unos reales extras y beneficiar a sus seguidores, pegó una reculada de campeonato sin importarle embarrar al ministerio público al que representa; arrazó su pronunciamiento; sustentos y seguridad jurídica mandó a la porra; hizo renacer el título de estafadora y devolvió la sonrisa al consentido; tumbó como por arte de mafia al comprador; argüyó que fue venta irregular, con lo cual, hizo abortar el acuerdo más transparente que agua de páramo: firmado entre Andrea Carolina Espinosa Valverde, debidamente autorizada, como representante legal de Excavaciones y Proyectos CAM BRILS S.A., por una parte; y, Édison Giovanni Ramírez Fernández, como representante de TRANSINGRIDMAS, por otra -luego de visitar y recibir ofertas de distribuidoras de transporte pesado que no convinieron al interesado en incursionar en el negocio del transporte-; firmaron el acuerdo (arras), establece que la empresa de Ramírez, se compromete a adquirir cuatro volquetas del parque automotor de CAMBRILS S.A., las que prestaban servicio en frentes de trabajo (a cargo del rapaz) en obras de movimientos de tierra contratadas por esta compañía, que las compró a plazos; por tanto, se sabía, se conocía que estaban con reserva de dominio; se pagaron 17 de 24 cuotas mensuales más las entradas (alrededor de 400 mil dólares); por tal motivo, el convenio especifica claramente: los contratos de compraventa serán legalizados después de q ue se las terminen de pagar-se pagaban con el propio rendimiento-; igualmente establece que el promitente comprador deberá completar el saldo al firmarse los contratos, al culminar la vigencia del acuerdo; como seña depositó en cuenta de CAMBRILS S.A. (no personal de la representante) la cantidad de 339 mil dólares; en garantía y como acto de buena fe, recibió un pagaré por esa cantidad. Esta clase de tratos entre privados es lícito, normal; pero, la fiscal, por ignorancia o mala fe, lo criminalizó. Vale anotar: internamente las volquetas fueron registradas a nombre de la empresa TRANSINGRIDMAS y Ramírez recibió la cantidad remanente mensual del rendimiento, tras cubrir gastos corrientes: combustibles, choferes, mantenimiento. El mismo, promitente comprador, aceptó cumplir las reglas establecidas para los propietarios, pagó su membresía en la empresa de transportes habilitada por la ANT, que exige estar registrado como requisito para poder operar sus vehículos. La fiscal tontamente opinó que la empresa es fantasma y los registros un engaño (?). Aunque volantazo, reculo, revire de la agente del ministerio público, encendió de contentó a ansiosos de lucro; perjudicó aleve y gravemente al señor Ramirez que. ,i\ 2 al parecer, quedó sin pan ni pedazo; no sabemos si las volquetas le entregaron en secreto, están bajo cuerda de custodia o las feriaron. ¿Dónde están?. Las descalificaciones, mentiras, sutiles opiniones carta eteriza ron la instrucción fiscal, por ser quien es, arremetió contra la acusada a título personal, pues, despojó grotescamente la calidad de representante de su empresa; reestrenó el título acuñado por el consentido; la codicia arruinó su autoridad; para colmo, al reparar, resucitar o fraguar el delito de estafa por encargo, concibió un espantajo deforme, exclusivo, único, como apetitoso tósigo que debía tragarse entero la imputada; con aires de triunfo, dispuso a la juez que hacía de burropié o mascota, emita la resolución prefabricada, sin pensar que su engendro de delito se volvió misión imposible, irrealizable; ni el más avesado delincuente, por más que se proponga, puede cometerlo; pues, no hay venta sin comprador como sabe cuañquier pecador; la juez intentó enmendar infructuosamente el esperpento no tiene asomo de falta ni de delito, peor de estafa que pulula maldiciente para justificar las medidas cautelares impuestas sin ton ni son, sin sustento ni fundamento ni seguridad jurídica, es timo, fraude, farsa, pensaron presionarle; lamentablemente se les tornó criminal atentado contra un ser humano, aplastado, humillado, irrespetado por la justicia que respalda la impudicia; añadieron voraces lo de prisión preventiva con fines de extorsión, para evitar se fugue la sancionada; si eso ocurría, perdían las esperanzas de agarrar el qushqui que les enloquece; la treta les servía para acorralar a la estafadora por encargo, se la debía presionar hasta el límite de su resistencia; no tendría otra salida sino aflojar, soltar o atenerse a las consecuencias fijadas por malechores, mañosos e impostores contra los que se revelan, no colaboran ni comparten ni devuelven el imaginario botín de venganza del que argüyó: la estafadora se me afanó.

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