Centro Journal ISSN: 1538-6279 [email protected] The City University of New York Estados Unidos Van Haesendonck, Kristian Sirena Selena vestida de pena de Mayra Santos-Febres: ¿transgresiones de espacio o espacio de ansgresiones? Centro Journal, vol. XV, núm. 2, 2003, pp. 78-97 The City University of New York New York, Estados Unidos Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=37715206 How to cite Complete issue Scientific Information System More information about this article Network of Scientific Journals from Latin America, the Caribbean, Spain and Portugal Journal's homepage in redalyc.org Non-profit academic project, developed under the open access initiative VanHaesendonck(v11).qxd 7/22/07 4:19 PM Page 78 VanHaesendonck(v11).qxd 7/22/07 4:19 PM Page 79 CENTRO Journal Volume7 xv Number 2 fall 2003 Sirena Selena vestida de pena de Mayra Santos-Febres: ¿transgresiones de espacio o espacio de ansgresiones? KRISTIAN VAN HAESENDONCK ABSTRACT This paper’s goal is to reflect, however briefly, on the image of the transvestite in the novel Sirena Selena vestida de pena, by Puerto Rican author Mayra Santos-Febres. The paper analyzes how crossdressing functions as a metaphor to encompass the ambiguities of the Associated Free State, which has been described by several critics as a “postcolonial colony,” where identity and everything “light” is up for sale. By placing the narrative in the Dominican Republic, Santos extends the Puerto Rican colonial experience into a diasporic experience within the Caribbean, in the “context of desire” and its “First- World crossdressing.” In this way the transvestite also expresses the contradictory reality that, at the end of the 20th century, affects the Caribbean, whose countries are the subject of a complex network of interests. [Key words: Puerto Rico; Puerto Rican literature; Mayra Santos-Febres; Cultural Identity; Cross-dressing / Trans- vestism; Postcolonialism] 6^ [ 79 ] VanHaesendonck(v11).qxd 7/22/07 4:19 PM Page 80 “Yo no creo en marginalidades fijas, quizás porque pertenezco a varias” MAYRA SANTOS-FEBRES 6^ “¿Cuántas personas se travisten en el Puerto Rico actual?”, podría preguntarse uno adaptando ligeramente la pregunta con la que Jean Howard (1988:418) empieza un conocido artículo sobre el travestismo en la Inglaterra renacentista.1 Pese a que la respuesta sería—como la de Howard—“muy pocas”, no cabe duda de que el travestismo se puede ver, más que como un espectáculo, como un discurso que parece expresar no sólo una angustia por la dislocación socio-económica y cultural, sino también—en relación con esta crisis—una multiplicidad de intereses.2 Son probable- mente estos intereses los que habrán incitado a Garber (1992) a titular su libro sobre el fenómeno que ya se ha convertido en un clásico—Vested Interests: Cross-dressing & Cultural Anxiety. La fuerza del travestismo reside en que funciona como metáfora cultural y punto de confluencia de diversos ‘intereses vestidos’. Aunque en un contexto geográfico e histórico muy diferente al teatro renacentista inglés, parece que también la literatura puertorriqueña de finales del siglo XX recurre a la figura del travesti por su poder metafórico, como es el caso de la novela Sirena Selena vestida de pena (2000) de la escritora Mayra Santos-Febres.3 El propósito de este artículo es analizar la imagen del travesti en esta novela, que constituye uno de los mejores ejemplos del carácter transgresor que se ha apropiado la literatura puertorriqueña al comienzo del nuevo milenio. La obsesiva búsqueda de la identidad nacional en las letras—que ha persistido contra viento y marea—no ha desaparecido sino que, como si se tratase de un travesti, se ha metamorfoseado. Si la retórica de la liberación nacional predominaba (con excepciones importantes como Alejandro Tapia y Rivera, Julia de Burgos y Manuel Ramos Otero) hasta principios de los años ochenta, paralelamente, sobre todo a partir de los años setenta, se ha venido observando un creciente énfasis en los deseos y en lo que Díaz Quiñones (2000a:29) llama “las relaciones imaginarias entre los cuerpos”. Sirena Selena vestida de pena arroja una luz refrescante sobre la persistente problemática de la identidad nacional: en lugar de ser simplemente otro testimonio más de la represión sufrida por el yugo colonial, la novela arranca de las ambigüedades mismas que el colonialismo finisecular inscribe en el cuerpo del colonizado. La trama de la novela es sencilla y se puede resumir en algunas frases. La historia se articula en torno a Sirena Selena, un joven, menor de edad, con una voz especial. Sin hogar, negro y pobre, parece predestinado a llevar su vida en la calle, hasta que lo descubre Martha Divine, travesti ya mayor y “con sangre de empresaria” (11). En poco tiempo, ésta transforma a Sirena en un travesti cantante de boleros y decide dirigir su vida como su agente y ser una “madre con su hijito quinceañero” (13). Puesto que en la isla se prohíben estas prácticas a los menores de edad, Martha Divine lleva a Sirena a la República Dominicana a fin de ganar dinero con los espectáculos que presentaría el joven en hoteles de lujo; luego, irían a Nueva York para realizar sus sueños más atrevidos. Tras una larga espera, Sirena y su madre-empresaria se dan cuenta de que el contrato prometido por Contreras, gerente de un hotel de lujo, es una pompa de jabón. [ 80 ] VanHaesendonck(v11).qxd 7/22/07 4:19 PM Page 81 En lugar de encontrar el éxito esperado, Sirena conoce a Hugo Graubel, perspicaz hombre de negocios, que se propone seducirlo por medio del pretexto de presentar un “show” (155) privado en su casa. Para no depender de otros, Sirena se ve obligado a acceder a sus propuestas. Está de más decir que la novela llama la atención ante todo por el tema del travestismo, al cual se volverá más adelante. El título de la novela alude ya a un personaje “vestido de pena”, una clara referencia al carácter trágico del protagonista. Los nombres de los personajes son igualmente significativos: como ya se sabe, ‘Sirena’ se refiere al mito del canto de las sirenas que por su fuerza seductora promete placer pero lleva las naves al naufragio; ‘Selene’, la palabra griega que significa ‘luna’, es un símbolo bisexual y sugiere el carácter ‘lunático’, extravagante del personaje. En su Banquete, Platón describe la Luna como andrógina, relacionándola con el momento de la concepción del hombre en el microcosmos y atribuyéndole la característica de la bisexualidad, mientras que vincula al Sol con el hombre y a la Tierra con la mujer. Si por una parte la Luna fascina por su encanto, por otra destaca por su carácter artificial, ya que su luz es puro reflejo.4 En la novela, la ‘selenidad’ resulta el significante principal que se construye en torno a Sirena como personaje: desde el principio se evoca como una criatura ‘cósmica’ y divina, antes de convertirse en una creación ‘cosmética’ de Divine: “Cáscara de coco, contento de jirimilla azul, por los dioses di, azucarada selena, suculenta sirena de las playas alumbradas, bajo un spotlight confiésate, lunática” (9). A otro nivel, el de la cultura popular, ‘Selena’ recuerda por supuesto a la cantante chicana que póstumamente fue reconocida como una latin crossover por su música bilingüe, interpretada por la estrella boricua Jennifer López en la película de título homónimo. El nombre ‘Martha Divine’, por su parte, se refiere a una figura que se imagina ser una ‘diva’ (diosa), por lo cual evoca a otro famoso travesti que ya forma parte de la literatura universal: la Divine de Notre-Dame- des-Fleurs (1942) de Jean Genet, que también prestó su nombre a la drag queen inmortalizada en las películas de John Waters. Los juegos de intereses Aquí se parte de la hipótesis de que en la novela se observan complejos juegos de intereses en torno a los cuales se viene tejiendo la historia. Los personajes se mueven en un mundo falto de estabilidad que los marca sensiblemente. Para conseguir el objeto de su deseo, todos los personajes, sin excepción alguna, establecen alianzas con otros; pero la falta de estabilidad es patente también dentro de la alianza misma. Se observa no sólo un cambio de roles, sino también movilidad y transgresión de un espacio a otro: los personajes se desplazan constantemente para entablar nuevas alianzas con otras figuras de las cuales quieren aprovecharse al máximo.5 Una herramienta imprescindible para desentrañar los juegos de intereses es el conocido modelo actancial de Greimas (1966), que aplicaremos a la novela a lo largo de este artículo. Dicho modelo consiste en una clasificación de los personajes (‘actores’) en seis ‘actantes’ (o clases de personajes), lo cual permite detectar y estructurar las relaciones que establecen los personajes entre sí.6 El modelo actancial servirá no sólo para analizar estos juegos al nivel de los personajes (cf. el esquema 1), sino que se podría aplicar también a la situación colonial de Puerto Rico (cf. el esquema 2). Ya que dos travestis, Martha y Sirena, se van juntos “de negocios” (9), estos dos personajes son los actores (o sujetos) de un mismo actante: el travesti. Ambos sujetos tienen intereses paralelos (sobrevivir la miseria vendiendo espectáculos), y, por consiguiente, forman un actante dual (cf. la sigla S2 en el esquema 1), es decir una [ 81 ] VanHaesendonck(v11).qxd 7/22/07 4:19 PM Page 82 pareja de actantes. Este actante dual se desdobla en dos actantes singulares, lo cual significa que Sirena y Martha funcionan en la historia también como sujetos individuales, cada uno con su propio proyecto. El sujeto se propone vender espectáculos, por medio de ‘travesti-shows’, por dos razones (que juntas forman el ‘destinador’ del sujeto): la necesidad de sobrevivir la pobreza y la prohibición de presentar tales espectáculos en Puerto Rico.
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