ESTUDIO LINGOISTICO-FOLKLORICO DE CHILOE: MITOS Y ACTIVIDADES LABORALES RUDIMENTARIAS l. INTRODUCCIÓN A) Del método en general. O.l . El presente trabajo tiene como objeto de estudio una doble realidad, cuyos miembros no se oponen, sino que se complementan: una realidad lingüística y otra folklórica. Este objeto es bastante cir­ cunscrito ya que se enmarca en un área geográfica relativamente re­ ducida. Nos referimos sólo al lenguaje y folklore de la provincia de Chiloé; más aún, no hemos abarcado, por razones que explicaremos más adelante, la provincia entera, sino sólo la Isla Grande e islas adya­ centes, geográficamente lo que constituye el Archipiélago de Chiloé. De lo lingüístico hemos abarcado básicamente el léxico y de é te el intrínseco y el vinculado de algún modo a los mitos y costumbres. De otra parte, hemos seleccionado los mitos y costumbres susceptibles de brindarnos mayores posibilidades lingüísticas. Todo dentro del nivel popular. Tanto el aspecto lingüístico como el folklórico suponen, por lo tanto, realidades más amplias. Cuando decimos Archipiélago de Chiloé, mencionamos una rea­ lidad geográfico-espacial. Ahora bien, las dos realidades aludidas pue­ den ser estudiadas sobre esta tercera. De hecho, la lengua es una en­ tidad cambiante. "La lengua cambia -dice Coseriu- justamente por­ que no está hecha sino que se hace continuamente por la actividad lin­ güística"1. Algo similar podemos decir del folklore. El método que ofrece mayores garantías para estudiar sincróni- 1Eugenio Coseriu, Sincronía, Dia­ Facultad de Hds. y Ciencias. Monte­ cron{a e Historia. El problema del cam­ video, 1958; p. !19, bio lin�ülstico. Univ. de la República. 60 CONSTANTlNO CONTRERAS camente estas multiformes realidades es, sin duda, la "geografía lin­ güística". Los principales aspectos de este método están delineados en las siguientes palabras de Coseriu: "En la terminología técnica de la Lingüística actual la expresión "geografía lingüística" designa exclu­ sivamente un método dialectológico y comparati,·o que ha llegado a tener extraordinario desarrollo en este siglo, sobre todo en el campo ro­ mánico, y que presupone el registro en mapas especiales de un número relativamente elevado de formas lingüísticas (fónicas, léxicas o grama­ ticales) comprobadas mediante encuesta directa y unitaria en una red de puntos de un territorio determinado o, por lo meno , tiene en cuen­ ta la distribución de las formas en el espacio geográfico correspon­ diente a la lengua, a las lenguas, o a los dialectos o a los hablares estudiados"2• Los alcances teóricos y prácticos de este método han sido seña­ lados por varios autores3, por lo cual no cabe detenernos en ellos. Su aplicación comprende (además de la etapa de preparación, se­ lección de los puntos por investigar, elaboración del cuestionario, establecimiento de los principios metodológicos y técnicos, etc.), tres etapas: 1) la labor de recolección del material, que se realiza mediante encuesta, sobre la base de un cue tionario normalmente idéntico para todos los puntos elegidos; ,2) el registro del material seleccionado en mapas que constituyen los atlas lingüísticos; 3) el estudio y la inter­ pretación del material proporcionado por los mapas4 • En el presente trabajo hemos aplicado este método sólo al léxico, realidad importante para el hablante y para el investigador. Induda­ blemente que un estudio integral que englobara todos los problemas fónicos y gramaticales sería mucho más valioso, pero rebasaría los lí­ mites y propósitos perseguidos; <in embargo no hemos desestimado aspectos interesantes de esta clase que se nos han presentado. Para que este léxico tuviera coherencia hemos operado sobre campos semasiológicos definidos, atendiendo a la realidad aludida por las palabras. Uno de los aportes de la geografía lingüística ha sido precisamente el hacer ver la íntima relación que existe entre •Eugenio Coseriu, La g!ografía lin­ quétes linguistiques. Lovaina, 1950, 2 güística (GL) . Revista de la FacuJ- vols; Albert Dauzat, La géographie lin­ 1.ad de Hds. y Ciencias, NQ 14. Monte· guistique. Bibliothéqne de Philosophie video, I 955; § 1.1. scienliCique. Flammarion, Paris, 1922; 'Analizan eJ método geognífico-Iin­ Manuel A]var, Historia y metodologla güíslico autores como Coseriu, op. cit. lingüísticas. A propósito del Atlas de (GL); Sever Pop. La Dialectologie. Rumania. Salamanca, 1951; etc. GL, Aperru h4toric¡ue et méthodes d.'en· 'Coseriu, § 2.1. ESTUDIO LL'IGUISTICO·FOLKLORJCO DE CHILOE 61 palabra y cosa; ha puesto de manifiesto "que las palabras son for­ mas ele cultura que acompañan en su difusión los conceptos y los objetos de civilización"ª. Por esto, gran parte de los trabajos realizados en el campo de la Dialectología se preocupan a la vez de aspectos etnográficos. 1\osotros hemos operado sobre el terreno de la cultura popular tradicional o folklore, aprovechando sus relaciones con la Dia­ lectología. Las vinculaciones entre ambas no son caprichosas, sino ne­ cesarias. Dice Sanchis Guarner: "Ambas ciencias tienen problemas y métodos muy semejantes y un campo de acción común"6• Y añade: "Las denominaciones de los objetos, animales, plantas, fenómenos atmosfé­ ricos, etc., encierran a menudo precisas indicaciones para el folklorista. Por otra parte, el lingüista aprecia que, además de sus elementos foné­ ticos variables según los dialectos, muchas palabras tienen su contenido semántico referido a un objeto, y que observando la evolución de la "cosa" se ayuda a dilucidar la historia de la palabra"i. El estudio de "palabras y cosas", que además de ampliar y esclarecer muchos aspectos lingüísticos, contribuye a ilustrar aspectos de la civi­ lización y la cultura, dio origen, como se sabe, a un movimiento cuyo programa encontró una expresión bien signi(icativa en la revista "Worter und Sad1en", comenzada a publicar en Heidelberg en 19098 y fundada por R. Meringer y W. Meyer-Lübkeº. En algunas ocasiones, la metodología geográfico-lingüística ha sido aplicada más bien con fines folklóricos que glotológicos. Se han rea­ lizado incluso atlas folklóricos como el de Alemania10 o el de Suizall. En el campo del folklore hispánico, la primera aplicación geográfica se debe a D. Ramón Menéodez Pida} en un estudio-muestra de la geo­ grafía de dos tipos de romances12• ªCoseriu, GL. § 8.1. mán, vid. Pop. op. cit. vol. n, pp. 753- 763. ·�r. San.chis Guarner. La cartogra­ 11 Suiw, fla lingüística en la actualidad y el Sobre el Alias de Folklore Atlns de la Península Ibérica. CSIC. vid. Pop. op. cit., vol. u, pp. 771-781. Monografías. de ciencia moderna 43, l '"Sobre geografía folklórica. Ema­ lnslituto Miguel de Cervantes. Palma yo de tm método. RFE, 1920, v11, pp. de Mallorca, 1953; p. 11. 229-338; cit. por Sanchis, op. cit., p. 12. Hemos revisado una edición posterior 'id., ibídem, p. 11. de este esludio en R. Menéndez Pidal "id., ibídem, p. 11. (1920), Diego Catalán y Alvaro Gal­ més (1950), Como vive un rnmance. •eoseriu, GL., § 4.3., nola NO 20. Dos ensayos sobre tradiciona/idatfl. '°Sobre el Atlas de Folklore Ale. CSIC. RFE. Anejo u. Madrid, 1954. CONSTANTINO OONTR.ERAS 62 Pero trabajos de complementación de lo lingüístico con lo folkló­ rico han sido también realizados, aunque fundamentalmente atenidos al folklore material, orientados por lo tanto dentro de la modalidad "palabras y cosas". Estudios de esta clase, aunque puramente mono­ gráficos, son, por ejemplo, El léxico rural del noroeste ibérico, de Fritz Krüger13, o el Léxico rural asturiano, de Zamora Vicente14 . En el presente trabajo, léxico y folklore se complementan, se expli­ can, se apoyan mutuamente. Su contenido, pues, aunque parezca bi­ polar, está sustentado por las múltiples relaciones entre ambos campos. Aquí nos referimos no sólo a cosas de la vida material, sino también a objetos de la vida espiritual. Así, por ejemplo, los mitos pertenecen a esta categoría, pese a lo cual no debemos olvidar que éstos se mani­ fiestan en constantes concretizaciones. En el aspecto formal, hemos tra­ tado de complementar la exposición monográfica con la cartografía 1j de los materiales recogidos . Chiloé, por ser área aislada, presenta especial interés para realizar investigaciones lingüístico-folklóricas; éste fue precisamente uno de los móviles que nos llevaron a elegir este territorio. De otra parte, no exis­ ten precedentes de aplicación del método aludido en este ámbito geo­ gráfico. Los estudios que existen sobre el lenguaje de Chiloé no pasan del glosario tradicional, importantes, sin embargo, porque fijan pecu­ liaridades léxicas y aportan datos para la interpretación cuando se es­ tudia el lenguaje vivo. Trabajo de esta clase es el de Alvarez Sotomayor, Vocablos y modismos del lenguaje de Chiloé16• En el terreno folkló­ rico, la obra Chiloé y los chilotes, de Cavada17 -importante publi­ cación hecha a comienzos del siglo- ha tenido algunos seguidores, pero se atienen a presentar noticias muy parciales acerca de importantes aspectos de la tradición. Tal es el caso de Galvarino Ampuero en su Ufritz Krüger, El léxico rural del 11Agustín Alvarez Sotomayor, Vo­ noroeste ibirico. CSIC. RFE. Anexo cablos y modismos del lenguaje de XXXVI. Trad. de Emilio Lorenro y Chiloé. En AUCH N.os 65 y 66. Prensas Criado. Madrid, 1947. de la Univ. de Chile, 1949 (pp. 65-171). uAJonso Zamora Vicente, Léxico "Francisco J. Cavada, Chiloé y los rural asturiano. Palabras y cosas de chilotes. Imp. Univ ersitaria, 1914. Libardón (Colu.nga). Col. Filológica. Obra publicada primeramente en la v1. Univ. de Granada, 1953. Revista Chilena de Historia y Geogra­ "La cartografía se omitirá en esta fía, desde el 3.er trimestre de 1912 al publicación (Nota de la Dirección). l.er trimestre de 1914 (N.os 7-13). Quetalmah Quica�;i..c---,,. � neniao ESTUDIO LINCU1STICO-FOLKLORICO DE CHILOE 63 Repertorio folklórico de Chiloé18, o de Evaristo Molina en su Mito­ logía chilotan. B) Del método en particular. 0.2. Territorio y localidades. No sólo la condición de aislamiento de Chiloé nos movió a elegir este territorio para efectuar nuestra in­ \·estigación.
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