Enrique Cielo, agua y piedra. FERNÁNDEZ CASTIÑEIRAS La fe sobre Universidad de la que se construyó Santiago de Compostela la Ribeira Sacra (Ourense)1 Abstract: The Ribeira Sacra, is a territory in Resumen: La Ribeira Sacra, un territorio en el which human action is associated with water, que la acción humana está asocia al agua, la pie- stone and sky, understood both in the literal dra y el cielo, entendido tanto en el sentido literal sense as in the metaphorical, hosted in the como en el metafórico, albergó en la Edad Media Middle Ages many monasteries and today is una treintena de monasterios, y hoy es una co- an important region with hydroelectric cen- marca con importantes centrales hidroeléctricas tral and renowned for its wines. y reconocida por sus vinos. Key words: Ribeira Sacra; Reservoirs; Mon- Palabras clave: Ribeira Sacra; Embalses; Mo- asteries; Montederramo; Ribas de Sil. nasterios; Montederramo; Ribas de Sil. El 20 de octubre del año 2000, en Florencia, se definió a través del Convenio Europeo del Paisaje el concepto de paisaje cultural como «cualquier parte del territorio, tal como lo percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción e interacción de factores naturales y/o humanos». Como suele ocurrir con todas las accio- nes humanas que se pretende fijar en un momento concreto de la historia, solemos ser víctimas de una percepción apriorística en la que nuestro punto de vista adquiere una dimensión privilegiada sobre los demás. Esa visión par- ticular del paisaje es lo que nos lleva a tener que insistir en la necesidad de dotar la lectura del paisaje cultural de todas las dimensiones históricas posibles, como si de capas estratigráficas se tratara en las que la acumulación de éstas dota de consistencia y firmeza al terreno que pisamos.1 Deseamos, por ello, poner como ejemplo el caso de la Ribeira Sacra, un territorio en el que la acción humana se asocia indisolublemente con el agua, la piedra y el cielo —entendido tanto en el sentido literal como en el meta- fórico, es decir, asociado a la fe cristiana que lo dota de significado—. Por ese motivo la comprensión de un paisaje complejo como la Ribeira Sacra, cuya propuesta para ser declarado patrimonio de la humanidad se ha manejado en más de una ocasión —no sin ciertos tintes oportunistas—, requiere un análisis detallado de cuestiones disciplinares tan diversas como la delimitación física de su territorio, con todas sus consecuencias en los ámbitos económico y humano; su transformación a lo largo de los siglos bajo la impronta de una cultura cristiana que identificó lo recóndito y escondido con el lugar ideal para eremitas y monjes, dejando huellas tan profundas como San Pedro de Rocas, San Estevo de Rivas de Sil o Santa María de Montederramo. Conjuntos arquitectónicos que han sabido sobrevivir a los cambios de mentalidad y cultura, del mismo modo en que el río Sil se reinventa en cada meandro y ha pasado de la vid y el monacato a la construcción de una red patrimonial de primer orden y a la construcción del embalse de Os Peares, lugar donde una nueva arquitectura, bajo el lenguaje de la ingeniería, vuelve a redefinir el impacto del ser humano sobre este territorio. 1 Este trabajo fue realizado en el marco del Proyecto de Investigación: «Encuentros, intercambios y presencias en Galicia entre los siglos XVI y XX» (HAR2011-22899) financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. 313 Enrique Fernández Castiñeiras PAISAJE Y TERRITORIO El término «Rivoira Sacrata» será divulgado por el Padre Florez en su España Sagrada, segunda mitad del siglo XVIII, que lo toma de fray Antonio Yepes, quien a inicios del XVII, en su Crónica General de la Orden de San Benito lo menciona por primera vez tomándolo de un documento fundacional de la abadía de Montederramo (1124)2, aludiendo con ello a los múltiples monasterios que se asentaban en el último tramo del río Sil. Más tarde esta denominación se extendería a una parte de la Ribera del Miño, por presentar similares características. Es así como durante el medioevo llegaron a ser cerca de la treintena los monasterios que aquí tuvieron su asentamiento, aunque a día de la fecha son algunos menos los que nos muestran sus vestigios, mucha culpa de ello la tuvo la desamortización de Mendizábal que supondrá que estos bienes religiosos fuesen malvendidos con la pretensión de conseguir fondos para las arcas estatales. La delimitación de un territorio Delimitar la Ribeira Sacra es tarea un tanto complicada al ser una comarca que no se corresponde con una unidad territorial administrativa. Buscando una similitud en las peculiaridades geográficas, la concretaríamos al sector del Sil que va desde Rivas de Sil hasta la confluencia con el río Miño, estirándose desde este lugar hasta el embalse de Belesar. Comprende entonces los municipios lucenses de Portomarín, Taboada, Paradela, Chantada, O Saviñao, Carballedo, Pantón, Monforte de Lemos, A Pobra do Brollón, Sober, Ribas do Sil y Quiroga, y los ourensanos de A Peroxa, Nogueira de Ramuín, Esgos, Xunqueira de Espadañedo, Parada de Sil, A Teixeira, Castro Caldelas y Montederramo3. San Juan de Portomarín, asentado en el municipio que le da nombre, es el primero de los principales exponen- tes históricos de esta comarca así como de la ruta jacobea. La Orden de San Juan de Jerusalén convertirá esta villa en el centro de sus actividades protectoras y hospitalarias. En Chantada nos encontramos los monasterios de Santa María de Pesqueiras, San Salvador de Asma, fundado por el conde Ero, abuelo materno de San Rosendo y su segunda esposa, la condesa Adosinda4, San Pedro de Bembibre y el de Taboada dos Freires; mientras que en O Saviñao están los de Santo Estevo de Ribas de Miño y San Paio de Diomondi. Siguiendo la corriente descendente del Miño, y en el municipio de Carballedo, se asentaron los de Santa Baia de Bubal, Santo Estevo de Chouzán y San Xoán da Cova; en Pantón, y junto al de Santa María, se conservan referencias de los de San Vicente de Pombeiro, San Fiz de Cangas, Santo Estevo de Atán y San Miguel de Eiré. En Monforte, capital del municipio y también de la comarca, además de edificios emblemáticos como el Colegio de Nosa Señora da Antigua, conocido como el Escorial gallego, luce el monasterio benedictino de San Vicente do Pino que, aunque sus orígenes datan del siglo XI, los espacios monásticos que llegaron a nuestros días son de la primera mitad del XVI. En Nogueira de Ramuin se levanta el sin lugar a dudas 2 «Deo omnipotenti et tibi Arnaldo servo Rius et sociis tuis ei servientetibus tam presentibus quam futuris, locum qui dicitur Rivoira Sacrata qui est in Monte de Ramo territorio Caldelas, do cal os terminos son per Humanum usque colobremun majorem deindee per cubitos de Folgosum et Humanum…». Rivas nos dice que Torcuato de Souza Soares puso de relieve la falsedad del diploma de Doña Teresa de Portugal fechado el 21 de agosto de 1124, al tiempo que afirma que el documento fue leído de manera errónea ya que por tres veces se hace constar claramente Rovoira Sacrata, esto es, «robleda sagrada», y no Rivoira Sacrata, y añade que esta lectura bien pudo ser inten- cionada por lo acertado del nombre para aplicarlo a todo el contexto de carácter eremítico y monacal. Sea como sea lo cierto es que la adopción del termino además de haber sido de lo más feliz resultó ser de lo mas apropiado. RIVAS FERNÁNDEZ, J. C., «Monasterio prerrománicos ourensanos», GARCÍA IGLESIAS, J.M., La Ribeira sacra. Esencia de espiritualidad de Galicia, Xunta de Galicia, Consellería de Cultura, Comunicación Social e Turismo, 2004, p. 61. 3 Soy consciente que esta relación de municipios que se enumeran es discutible y que pudiera no ser aceptada tanto por en- tenderse que algunos de los que se mencionan no debieran figurar como por creerse que debieran incluirse otros que aquí no se recogen, pero son los que habitualmente se viene integrando en esta comarca carente de una unidad territorial administrativa. 4 FERNÁNDEZ CASTIÑEIRAS, E., «Retrato de familia, genealogía de santidad. Los principios de un género pictórico a través de la obra de Gregorio Ferro Requeijo en San Salvador de Celanova», De nombres y obras. El arte monástico gallego a través de sus autores, Santiago, Andavira, 2012, en prensa. 314 Cielo, agua y piedra. La fe sobre la que se construyó la Ribeira Sacra (Ourense) más grandioso y mejor conservado de todos, el monasterio por excelencia de la Ribeira Sacra, el de Santo Estevo de Ribas de Sil, hoy un magnífico establecimiento de Paradores de Turismo. En el ayuntamiento de Sober se conser- va la iglesia románica de San Xulián de Lobios, que perteneció a un antiguo monasterio de monjas benedictinas; en Esgos se encuentra el más antiguo de los cenobios gallegos, el de San Pedro de Rocas, creado en el año 573 y con la iglesia excavada en la roca, de ahí su nombre; y más adelante, en el municipio de Parada de Sil, se asentaron los de San Adrián de Ribas de Sil, ya mencionado en el 922 en un documento del Tumbo de Celanova, el de Santa María de Chandrexa do Sil, y el de Santa Cristina de Ribas de Sil cuya iglesia es un perfecto modelo del románico compostelano y, al igual que el de Santo Estevo de Ribas de Sil, enclavada en un precioso bosque de castaños centenarios; en el de Xunqueira de Espadañedo, está el monasterio de San Xiao, que nace como benedictino pero que en 1170 se pasa al Císter bajo la advocación de Santa María; y un poco más adelante el de Castro Caldelas, en el que junto a las ruinas de lo que fue el monasterio de San Paio da Abeleda, y en la desembocadura del río Mao,
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