ERYTHEIA REVISTA DE ESTUDIOS BIZANTINOS Y NEOGRIEGOS 35 - 2014 Homenaje a El Greco en el IV centenario de su muerte (1614-2014) SEPARATA ÍNDICE Dossier El Greco: «Raíces bizantinas y modernidad occidental en Doméni- kos Theotocópoulos» P. B ÁDENAS DE LA PEÑA, El Renacimiento en el Egeo: la Creta de Venecia . 11 M. CORTÉS ARRESE, Las raíces bizantizas de El Greco . 31 G. VESPIGNANI, Griegos en Italia: de la caída de Constantinopla a El Greco (mitad siglo XV-mitad siglo XVI) . 59 J. M. FLORISTÁN, La diáspora griega del Renacimiento en los territorios de la Monarquía Española: el caso de El Greco en Toledo . 87 F. M ARÍAS, Cuestionando un mito en Candía y Toledo: leyendo documentos y es- critos de El Greco . 121 * * * Μ. Γ. ΒΑΡΒΟΥΝΗΣ, Αγιολογική και λαϊκή παράδοση των στρατιωτικών αγίων της Σάμου Γρηγορίου, Θεοδώρου και Λέοντος (Δʹ αι.) . 155 D. SAKEL, Fragmentos de la Crónica de Jorge el Monje en Lesbos . 167 Ó. PRIETO DOMÍNGUEZ, Magia y herejía en el patriarcado: el caso de Juan VII el Gramático . 171 M. CABALLERO GONZÁLEZ, La interpretación climática del mito de Atamante en las obras de la emperatriz Eudocia y del copista Apostolio . 209 E. BASDRA, Institutions in transition: The evolution of the law during the “long” 15th century . 235 P. B ÁDENAS DE LA PEÑA-A. L. ENCINAS MORAL, Anónimo ruso sobre el viaje de Isidoro de Kíev al Concilio de Florencia . 251 M. GONZÁLEZ RINCÓN, A Reading of Bergadis’ Apokopos: Its Boccaccian Models and Purgatory Theology . 301 M. Á. EXTREMERA, Surviving the Fall: Greek Elites under Ottoman Rule in the Prephanariot Period (1453-1711) . 381 G. MARÍN CASAL, Vikendios Damodós: precursor del griego vernáculo filo- sófico y científico . 411 M. GARCÍA-AMORÓS, Η Μικρά Ασία με το βλέμμα της Ιωάννας Σεφεριάδη (1919- 1921): σελίδες από την αλληλογραφία της με τον Γιώργο Σεφέρη . 459 Las raíces bizantizas de El Greco Miguel CORTÉS ARRESE Universidad de Castilla-La Mancha [email protected] El Metropolitan Museum of Art dedicó en Nueva York, en 2004, una ex- posición al arte de los Paleólogos y sus herederos, la más grande y ambiciosa or- ganizada hasta entonces, con 350 piezas, procedentes de Europa, América del Norte y el Líbano, que llevaba por título: Byzantium: Faith and Power (1261-1557)1. Se trataba de la tercera de las muestras dedicadas al arte bizantino por esa ins- titución, al objeto de ofrecer una visión renovada y puesta al día de los descu- brimientos y estudios más recientes en ese campo artístico. La primera se pudo contemplar desde el mes de noviembre de 1977 hasta febrero del año siguiente con el sugerente título de Age of Spirituality2, estando consagrada a las mani- festaciones artísticas de los primeros siglos de la historia de Bizancio, a la tran- sición de los tiempos clásicos a los medievales. Veinte años después se ofreció a los visitantes del Museo The Glory of Byzantium, centrada en el arte y la cul- tura del llamado período bizantino medio (843-1261), obteniendo también un éxito considerable3. Se hizo entonces necesario profundizar en las manifestaciones culturales que siguieron al triunfo de los Paleólogos, en la creencia que de que esta etapa había sido juzgada por los historiadores del arte en términos de decadencia po- lítica. Se estudió con detalle el florecimiento artístico e intelectual del período que dio comienzo cuando Miguel VIII Paleólogo reconquistó Constantinopla 1 Byzantium: Faith and Power (1261-1557), 2004. 2 Age of Spirituality. Late Antique and Early Christian Art, Third to Seventh Century, 1979. 3 The Glory of Byzantium. Art and Culture of the Middle Byzantine Era, A. D. 843-1261, 1997. 31 Erytheia 35 (2014) 31-57 M. CORTÉS ARRESE en 1261, al entrar en la ciudad llevando consigo el icono de la Virgen Hodigitria, tenido desde antiguo como protector de la capital. A su vez, el límite temporal correspondía a 1557, la primera vez que la denominación de βασιλεία τῶν Ῥω- μαίων fue reemplazada por la de Bizancio, con la que se le conoce hoy: así fue como Hieronymus Wolf, bibliotecario y secretario de la familia Fugger de Augs- burgo, vinculó a la cultura de Constantinopla con sus orígenes griegos4. Y fue, al mismo tiempo, cuando se dio carta de naturaleza al denominado Bizancio des- pués de Bizancio5. Una de las secciones de la exposición estaba dedicada a las relaciones esta- blecidas entre Venecia y Bizancio, primero, y las colonias de aquélla en el Me- diterráneo Oriental más tarde, la más importante de las cuales era Creta (1211-1669). María Georgopoulou, trazó una excelente panorámica en el estudio introductorio, llamando la atención sobre el bilingüismo artístico existente en la isla y la abundancia de pintores de iconos en Candía. En él precisaba que, en 1499, dos mercaderes, uno procedente del Peloponeso y otro de Venecia, en- cargaron 700 iconos de la Virgen, detallando su estilo: quinientos “in forma alla latina” y doscientos “in forma alla greca”; era una época, por lo demás, en la que había entre 120 y 130 pintores en la capital de la isla, para una población de 15.000 habitantes6. En la segunda mitad del siglo XVI la pintura cretense de ico- nos estaba dominada por Michael Damaskenos, un virtuoso de la tradición pa- leóloga, que reveló en sus composiciones estar familiarizado con las enseñanzas de los pintores venecianos contemporáneos –Tintoretto, Veronés, Parmigianino– ; Georgios Klontzas, por el contrario, se inclinó por un estilo con tendencia a la miniatura y Domenikos Theotokopoulos encontró soluciones estéticas más allá del arte bizantino y acabaría por convertirse en el más famoso de todos7. La exposición del Metropolitan de Nueva York ofreció a los visitantes obra de todos ellos. En el caso de El Greco las piezas escogidas fueron dos: la car- tela con La Santa Faz procedente del altar mayor del convento de Santo Do- mingo el Antiguo de Toledo, ahora en una colección particular, y Cristo en la Cruz, que se guarda en el J. Paul Getty Museum de Los Ángeles. La elección de estas dos obras resultaba, en principio, sorprendente. Y era sorprendente al 4 EVANS (2004): 5. 5 IORGA (2000). 6 GEORGOPOULOU (2004): 492; sobre la educación y cultura en la Creta veneciana, cf. PANAGIOTAKES (2009): 1-12. 7 Ibid. 493. 32 Las raíces bizantizas de El Greco contar El Greco con iconos directamente vinculados a su etapa cretense, obras que fueron escogidas, por ejemplo, para la célebre exposición de Londres de 1987. Y también era sorprendente por haber llegado más lejos que el J. Paul Getty Museum, que seleccionó el Tríptico de Módena (ca. 1569) para cerrar su muestra de 2006 sobre Icons from Sinai8. Ahora se había llegado más lejos que en ocasiones anteriores porque las dos obras seleccionadas por Helen C. Evans fueron pintadas en Toledo. Que en un escenario como el del Metropolitan Mu- seum y en un ámbito cultural en el que la idea dominante era la de la percep- ción de El Greco como un pintor manierista y contrarreformista, se escogiesen dos de sus obras pintadas en Toledo como muestra de su quehacer cretense, no dejaba de ser una apuesta valiente y novedosa en una exposición colectiva9. La citada muestra de Londres que ofreció la Royal Academy of Arts en la primavera de 1987 con el título From Byzantium to El Greco permitió contem- plar La Adoración de los Magos de El Greco, una tabla adquirida en 1934 por un anticuario en Heraclio (?) y ahora conservada en el Museo Benaki de Atenas. Un icono justamente célebre por expresar con claridad el bilingüismo artístico de El Greco, al incorporar a la obra préstamos tomados del arte occidental: el edi- ficio de morfología renacentista, el manierismo del rey arrodillado y el que sos- tiene una jarra y una bandeja, y el énfasis puesto en el color y la luz mientras se aprecia el trazo bizantino en los rostros delicados de la Virgen y el Niño y en la organización del espacio10. En Londres también se pudo contemplar el icono de La Dormición de la Vir- gen (Koimesis), descubierto en 1983 en el templo de la Virgen de los Pescadores de la isla de Siros, donde ocupaba un lugar de honor y era objeto de especial de- voción, incluso en nuestros días. Era el icono correspondiente a la fiesta prin- cipal del mes de agosto y la escena representada era bien conocida entre los pintores cretenses de los siglos XV y XVI. Aquí ha sido pintada en su variante más compleja, con la presencia de Cristo y los Apóstoles en torno al cuerpo sa- 8 NELSON (2006): ficha 61, pp. 279-281. 9 Estamos hablando, claro está, de una muestra colectiva, porque en la monográfica dedicada a El Greco en 2003-2004, ofrecida en The Metropolitan Museum of Art, New York, y The National Gallery, London, a cargo de David Davies, encabezaron la exposición, La Dormición de la Virgen y San Lucas pintando el icono de la Virgen. Cf. FINALDI (2003): ficha 1, pp. 74-75, y ficha 2, pp. 76-77. No hay que olvidar la exposición que se pudo contemplar en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, con el título de Bizancio en España. De la Antigüedad tardía a El Greco, comisariada por Miguel Cortés Arrese, en el otoño de 2003. 10 BOURAS (1987): ficha 62a, p. 190. 33 M. CORTÉS ARRESE Fig. 1.- La Dormición de la Virgen (ante 1567), 61 ✕ 45 cm. Santa Catedral de la Dormición de la Virgen (Ermúpolis, Siros). 34 Las raíces bizantizas de El Greco grado de la Virgen; escena que se completa con la imagen de la Virgen camino del Paraíso, asistida por ángeles, mientras se acercan los Apóstoles sobre nubes y Tomás, arrodillado, se dispone a recibir el cinto dorado de la Madre de Cristo (fig.
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