CCS PARA PRINCIPIANTES MZ.Indd

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Tomo 1 Erika Farías Peña Alcaldesa de Caracas María Isabella Godoy Presidenta de Fundarte y del Gabinete de Cultura CCS Mercedes Chacín Presidenta de la Comunicación Popular CCS Ciudad CCS Mercedes Chacín Directora Roberto Malaver Asesor editorial Teresa Ovalles Jefa de redacción Tatum Gois Coordinadora de redes sociales y proyectos multimedia CCS Librería Digital CCS Tatun Gois Diseño de portada y diagramación Wilfredo Rojas Corrector Ciudad CCS es editado por la Fundación para la Comunicación Popular CCS de la Alcaldía de Caracas. Plaza Bolívar, edificio Gradillas A. Redacción: 0212-8635256. Correo-e: [email protected]. Comercialización: 0212- 5416191 / 0416-6068499. Correo-e: [email protected]. Distribución: 0212-8080616. Depósito legal: pp200901dc1363 Si usted es miembro de eso que mientan la Humanidad y quiere saber lo que está ocurriendo de verdad en Caracas debe consultar obligatoriamente este libro de crónicas. Caracas para Principiantes es un recorrido por la capital de la República Bolivariana de Venezuela con la mirada del periodista, escritor y poeta, Marlon Zambrano, quien ve a la ciudad como un ser vivo del que no se despegará jamás porque es imposible despegarse de las propias entrañas. Son 33 “crónicas selfi es”, publicadas originalmente en la revista Épale CCS, desde donde Marlon cuenta a la ciudad y se cuenta a sí mismo. La mejor manera de echar cuentos. Estas crónicas caraqueñas hacen de Marlon Zambrano un auténtico cronista urbano, el imprescindible cronista de los tiempos que corren. Mercedes Chacín Fotografía: Enrique Hernández Fotografía: Pasaje Linares Índice 1.- CARACAS EN DEFENSA PROPIA 9 2.- DE PETARE LAS BOMBÓN 12 3.- RECOSTADOS DE AMALIVACA 19 4.- LA CULPA FUE DE OZUNA 21 5.- BARBERÍA+KARAOKE+MUSEO+BAR 26 6.- LOS PERFUMES DE CATIA 30 7.- BUCEAR 35 8.- LOS AMANTES DE LA DIEGO IBARRA 37 9.- CARACAS POLVO A POLVO 41 10.- EL REY DEL BOLLO 48 Índice 11.- SI NO LO CONSIGUES, ESTÁ EN QUINTA CRESPO 50 12.- DE EL CEMENTERIO, LOS VIVOS CON SUS MUERTOS 56 13.- LAS SOPITAS DE JAVI 63 14.- VIENTRE DE PONCHE CREMA 66 15.- DE LA PASTORA EL TANGO 68 16.- DESTROYER PARTY Vs APOCALIPSIS SOUND 74 17.- BEBER ENCAPILLADO 79 18.- LOS MORRALITOS DEL METRO 82 19.- MARCIANOS EN FUERTE TIUNA 84 20.- DE TURUMO LA CHAMPETA 89 21.- LOS MANTELEROS DEL CENTRO 92 Índice 22.- LA MEMORIA DEL PAISAJE 97 23.- YARISOL DE LA ANDRÉS BELLO 99 24.- ARDERÁS EN LAS PAILAS DE EL JUNQUITO 101 25.- MAMBO EN LA ASUNCIÓN 105 26.- SANGUEO POR LA PAZ 107 27.- LEBRANCHE EN lOS MANOLOS 112 28.- UNA ESTATUA PARA CANTINFLAS 115 29.- UNA ROCKOLA EN LA CONCORDIA 118 30.- UNA PORNO Y UNA FLOR 123 31.- DE LAS COSTAS DEL VARGAS EL SUSTO 127 32.- UNA PANDILLA DE EXORCISTAS SANTIGUANDO LA CIUDAD 134 33- HACIA HIGUEROTE, COCODRILOS 140 Caracas, en defensa propia Caracas que la dejen como está. Planificarla, como han hecho varias generaciones obsesionadas, quizás signifique un cambio irreversible hacia una ciudad imposible, que termine “mejo- A rando” solo en las discusiones de barra, en las tertulias de intelectuales, en las ...Los planos de la quejas de las comadres. 9 nueva ciudad deben Caracas es lo que es. ¿Acaso es imposible dibujarlos los carajitos. que nuestro orden sea el caos? ¿Que los Sus montañas ocres, proyectos de desarrollo, esos que pasan por “reinventar la ciudad” para “superar ristras de pajaritos sus males estructurales” sean los res- amarillos, casitas ponsables de nuestra versión de la raza colgadas en el aire cósmica de Vasconcelos? ¿No es proba- bordeadas por ble que la autorregulación de nuestro araguaneyes azules ecosistema urbano esté hurdido inde- y autopistas que se fectiblemente por la colita de la Fajardo, los misterios insondables de los estacio- dirigen al cielo... namientos del Sambil, la muchedumbre achantada en la redoma de Petare? Marco Polo le contaba cuentos chinos a Kublai Jan para ganarse sus favores; así le describió ciudades donde todo era posible entre lo fantástico y lo exótico. Caracas podría ser una de esas ciudades o mejor aún, alguna de las ciudades invisibles de Calvino, donde se suman muchas cosas menos un plan estructurado: recuerdos, deseos, palabras. Caracas debería zafarse de una vez por todas de la razón, o mejor dicho, asumir que la sinrazón es su destino. Así, podríamos su- perar el permanente inventario de frustraciones que nos impusieron el pensamiento ilustrado y su hijo avenido, el positivismo, para dar- le paso a la era de las sensaciones donde el camino al progreso sea dirigido por los poetas y los niños, en guerra permanente contra la nostalgia, si no ¿cómo se construye al hombre nuevo? Nos llamaron flojos, salvajes, desorganizados, y aún lo cree- mos. José Domingo Díaz se licenció en filosofía en la Universidad de Caracas a finales del XVIII para venir a acusarnos de ser el centro de 10 todos los males. Gil Fortoul, Valleni- ...En los días en que lla Lanz y hasta Rómulo Gallegos lo atajaron en los primeros innings del ya no hay imaginarios siglo XX para rematarnos con citas de colectivos sino en los Letourneau y Speneer y hacernos sen- perfiles del Facebook, tir culpables de ser llaneros iletrados e Caracas podría tejerse inestables, gauchos sin Martín Fierro en el vaivén de los y tapatíos sin Sor Juana. andenes del Metro y sus En los días en que ya no hay imagi- narios colectivos sino en los perfiles 495 millones de usuarios del Facebook, Caracas podría tejerse al año... en el vaivén de los andenes del Metro y sus 495 millones de usuarios al año, colectivismo alegre y respondón que nos ilustra la idea del socialismo del siglo XXI mejor que cualquiera de los tratados intratables: 495 millones de alientos, de ansiedades y enamoramientos súbitos, una coreografía contigua que consagra el roce de los cuerpos y glorifica el acuerdo tácito del pueblo que necesita la solidaridad y los pactos casuales para no atascarse en las escaleras. Los planos de la nueva ciudad deben dibujarlos los carajitos. Sus montañas ocres, ristras de pajaritos amarillos, casitas colgadas en el aire bordeadas por araguaneyes azules y autopistas que se dirigen al cielo, deben constituir el dogma de los despachos de arquitectos e ingenieros, bajo las órdenes insobornables de un consorcio de mucha- chitos menores de 6 años que saben a rajatabla donde va cada cosa en el universo. ¿No se quejó Bernardo Núñez del destino del pájaro Taramay- na expulsado hacia las cumbres del Waraira Repano debido al estertor del fuego de Fajardo diezmando a los caracas? ¿No se asqueaba Picón Salas del muestrario caótico de fachadas de todo el mundo en dos cua- 11 dras de la capital de la República? ¿No aseguraba Aquiles Nazoa que la nueva Caracas iba surgiendo como una ciudad improvisada, hecha para satisfacer pequeños caprichos y ambiciones? Caracas, la ciudad negociada, la que surgió de la depredación, la es- peculación y el pillaje, tiene el derecho sagrado de que la “desplanifi- quen” los gestos espontáneos de sus gentes, que todo vuelva al princi- pio evocador de la palabra cuando primero era el verbo y el verbo era con Dios, y el desconcierto apocalíptico de los días iniciales vertebró el nombre de las cosas, sus olores, sus sabores, sus formas y le dio paso al mundo nuevo. De Petare las bombón e hizo sufrir como todas a las que he amado. Me lanzó en la fosa desesperante del olvido. Me llevó al extremo del ruego. Se burló de mí para luego tratarme con esa dulzu- Mra de melcocha derretida. La cosa empezó seis días antes, cuando a través de un mensaje de texto, la intercepté por las veredas vir- tuales: 12 -Hola Galvis, soy Marlon, periodista. Te quiero entrevistar. -Claro bebé, ¿cuándo? Mi respuesta fue “paso hoy en la tar- ...Llegó un momento en decita, dime dónde te ubico”. Pero al que sentí que Galvis parecer el mensaje nunca llegó, o ella y la pauta entera se no lo quiso responder, y así empe- zó el peor de mis calvarios. Esa tar- me escurrían entre los de me lancé orondo, creyendo en la dedos. Me detuve a posibilidad infantil de que la hallaría almorzar en una “vende esperando por mí. Pregunté por ella y paga” con las birras a apenas salí escupido por las escale- un precio caritativo... ras del Metro hacia ese gueto mara- villoso y hostil que es Petare, donde los sortilegios cotidianos triplican el realismo mágico que García Márquez descubrió en Macondo. Todos sabían de ella, pero nadie me daba una dirección precisa. La llamé y nada que respondía, los mensajes se quedaban en el tintero o rebotan- do en el eco sordo de mi aullido desesperado. En medio del casco colonial grité su nombre de loba esquiva, hasta que en la calle Mi- randa me tropecé con esa fortaleza de la memoria que es la bodega La Minita, donde me entretuve interpretando junto a su dueño, el señor Francisco, los escabrosos designios del extravío. Seguí buscando. Pregunté en Francis, Yura, New York, La Gitana, salones con cierta alcurnia, pero en todas me daban pistas falsas, rutas imposibles o destinos resbaladizos, hasta que llegué a un tu- gurio sin nombre ni rótulo ni nada reconocible que no fuera un grupo de peluqueras jugando banco. 13 -Buenas: señoras, ¿dónde ubico a Galvis? -¿Gladys? Noooo mijo, ella se fue ya para Ecuador. -No, no. Galvis, La Galvis. -¿Un marico? ¡Ay!, no sé mi amor. Llegó un momento en que sentí que Galvis y la pauta entera se me escurrían entre los dedos. Me detuve a almorzar en una “vende y paga” con las birras a un precio caritativo. Su encargado, Búfalo, me entretuvo un buen rato hablándome de las bondades de su celular y esgrimió un estudio comparativo de todos los sistemas móviles que han pasado por sus manos, hasta que el carajo me sacó de mi introspección cuando me recomendó que ni loco exhibiera mi te- léfono en la calle, que me guardara los lentes oscuros y me sujetara muy bien el koala que hasta esa hora llevaba trenzado en mi pecho.

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