1 2 Chwa Nima Ab’aj ( Mixco Viejo) “Recordación Florida”, o, “Historia del Reyno de Goathemala”, es una obra escrita por el Capitán Francisco Fuentes y Guzmán en 1690, o sea unos 165 años después de que fuerzas invasoras españolas ocuparan el territorio de la actual Guatemala. A Fuentes y Guzmán se le considera el primer historiador criollo guatemalteco, ya que en esta obra narra lo que se acredita como la primera historia general del país. Por los cargos ocupados: Cronista de Ciudad nombrado por el Rey, Regidor Perpetuo del Ayuntamiento y Alcalde Mayor tuvo acceso a numerosos documentos (muchos desaparecidos) que le permitió hacer esa monumental obra. Hoy día, con la aparición de otros antiguos documentos con narraciones tanto de indígenas, como de españoles y mestizos, algunos de los datos y hechos consignados en la famosa “Recordación Florida” han sido refutados, negados o impugnados, sin que por esos casos se ponga en cuestión la trascendencia de la obra del “Cronista de la Ciudad”. Esta obra es de capital importancia pues en ella se consigna por vez primera la existencia de Mixco, (Chwa Nima Ab’aj) así como los sucesos acaecidos en la batalla que finalizó con su destrucción por parte de los españoles. Sin embargo, a pesar de la autenticidad narrativa de Fuentes y Guzmán sobre la batalla librada para ocupar Mixco, el nombre que le dio a esta inigualable ciudadela ceremonial, así como los datos sobre la etnia indígena que la habitaba y defendió ante la invasión española, los Pokomames, han sido impugnados sobre la base de estudios antropológicos, arqueológicos y documentos indígenas escritos recién terminada la conquista. Todo este bagaje informativo viene a darle un giro a este trecho de la historia guatemalteca al demostrar que el actual Mixco Viejo es en realidad el asentamiento original de los habitantes del contemporáneo San Luis Jilotepeque y no del antiguo Mixco o Mixcú. Su verdadero nombre es Chwa Nima Ab’aj – Frente a la Gran Piedra - y sus constructores y defensores ante la invasión española fueron uno de los señoríos del pueblo Kaqchikel y no del Poqoman. (véase “ Historia Social de los Quiches”. R. Carmak. 1979. SISG) 3 Goathemala Con relación al nombre que lleva el país – Guatemala- muchos estudios se han realizado, todos derivados de las primeras cartas escritas por Hernán Cortés y Pedro de Alvarado al momento de la invasión a este territorio. Sin duda, estos dos personajes cuando se refirieron a Goathemala lo hacían considerando no solo la ciudad de Iximche’ sino fundamentalmente a sus habitantes, es decir, los Kaqchikeles. Y toda la polémica suscitada en los siguientes años, hasta ahora, es porque la palabra Goathemala es una palabra nahuatl con la cual los tlaxcaltecas aliados de los españoles les traducían indistintamente las palabras Iximche’ y kaqchikel. Los españoles solo oían la palabra Goathemala y no la de Iximche’ y kaqchikel, de allí entonces que ellos fueron los que finalmente impusieron los nombres, generalizaron o equipararon ambas palabras. Lo cierto del caso, es que históricamente los Kaqchikeles eran los “Guatimaltecos” originales, lo mismo que el idioma kaqchikel era el guatimalteco para los españoles; incluso en el Lienzo de Tlaxcala aparece la palabra como Quauhtemallá. El mismo Fuentes y Guzmán en la Recoradación Florida afirma lo siguiente: “(...)confirmando a éste en el señorío y reino Cachiquel, que es lo de Goathemala; el cual, creciendo mucho más que ninguno dió motivo para que de su grandeza se denominase todo el reino de Goathemala o Coctemalán...” Con relación a toda esta discusión Daniel Contreras, luego de un largo análisis argumenta lo siguiente: “Pero como Quauhtemallan no es la traducción de Iximché tiene que serlo de cakchiquel, el nombre de la nación o pueblo en cuya capital asentó Alvarado su real y fundó la ciudad del Señor Santiago, primera ciudad de españoles en nuestro territorio. Esa era, por cierto, la opinión de los indígenas Principales de Santiago Atitlán cuando se les preguntó sobre el significado del nombre de Guatemala en 1585 (...) los Principales de Santiago Atitlán confirmaron el hecho de que durante los primeros años de la dominación castellana, Guatemala y cakchiquel significaban lo mismo para los españoles y para los indios y, por consiguiente, el significado etimológico de ambas palabras debe ser igual o equivalente. Del significado del vocablo cakchiquel no hay duda, ya que está bien claro en los textos indígenas clásicos, como el Popol Vuh y el Memorial de Sololá. En el primero se dice: 'En seguida dieron su nombre a los Cakchiqueles, Gagchequelab fue su nombre', es decir, los del árbol rojo o de fuego. Una versión semejante se 4 lee en el Memorial de Sololá: 'Cuando llegamos a las puertas de Tulán fuimos a recibir un palo rojo que era nuestro báculo, y por eso se nos dio el nombre de Cakchiqueles ¡oh hijos nuestros! dijeron Gacavitz y Zactecauh'. Es decir, que la palabra Cuauhtemalan, castellanizada como Guatemala, es la versión mexicana de cakchiquel que quiere decir árbol o palo de fuego o rojo. Parece más aceptable la primera versión, la del árbol de fuego” De allí entonces que, extricto sensu, la república actual de Guatemala debería de llamarse: República Kaqchikel. Y todos los guatemaltecos deberían llamarse, estricto sensu, Kaqchikeles Chwa Nima Ab’aj - “Frente a la Gran Piedra”- es el nombre original, en idioma Kaqchikel, del sitio arqueológico conocido como Mixco Viejo. El nombre de Mixco Viejo, se le asigna al sitio arqueológico de Chwa Nima Ab’aj aproximadamente en el siglo XVII. Se lo da el historiador de la colonia Fuentes y Guzmán, cuando describe la batalla donde los invasores españoles toman esa ciudad ceremonial. La ubicación geográfica del sitio, así como la descripción del terreno donde se libró la batalla -escrita por el historiador en su obra “Recordación Florida” en el libro Décimo Segundo- corresponden exactamente a las características de Chwa Nima Ab’aj (hoy llamado Mixco Viejo). Sin embargo, Fuentes y Guzmán indica que tal sitio fue un asentamiento Poqoman, porque al ser vencidos los indígenas en la batalla de “Mixco Viejo”, asegura erróneamente que sus sobrevivientes fueron reubicados en el actual Mixco, pueblo que en sus origines es un asentamiento Poqoman. Teniendo Fuentes y Guzmán como referencia para escribir su crónica al actual Mixco, y siendo que lo poqomames se les consideraba como los descendientes de los que habían sido reubicados allí después de la batalla, deduce como consecuencia razonada que el antiguo sitio de Chwa Nina Ab’aj era un asentamiento Poqman y por lo tanto, el llamarlo posteriormente “Mixco Viejo” era solo cuestión de tiempo. Por otra parte, según estudios realizados por el investigador Robert M. Carmack, (op.cit), en largos recorridos arqueológicos, antropológicos y en las crónicas escritas del pueblo Kaqchikel y K’iche’, se explica las razones del porqué el sitio llamado Mixco Viejo no es un lugar de asentamiento Poqoman. Analiza la arquitectura, cerámica, patrones de asentamiento, descendencias, linajes, etc., llegando a la conclusión de que los antiguos pobladores, luego de la batalla perdida con los invasores españoles, fueron obligados a vivir en el actual San Martín Jiloteqeque, pueblo kaqchikel, que queda a pocos kilómetros del antiguo asentamiento y no en el Mixco actual ubicado a varias decenas de kilómetros. Cuestión no solo lógica, sino además correspondiente al patrón de conducta de los invasores, quienes reubicaban a la población sometida en poblados cercanos a su anterior asentamiento con el fin de mantener control y explotación eficaz sobre ellos. Por otra parte, es necesario evidenciar que Chwa Nima Ab’aj (Mixco Viejo) no solo se ubica dentro de los límites del territorio dominado por los Kaqchiqueles, sino además, está situado en una posición geográfica estratégica para los intereses fundamentales de los kaqchikeles, ya que desde allí: 5 A) dominaban las aguas, la navegación, las riberas y vegas del río Pixkaya’ y del Nimaya’ (Grande o Motagua), es decir, aguas donde se abastecían de grandes cantidades de “pescado, camarón, tortugas, iguanas y otras muchas cosas que sacaban...” elementos esenciales de la dieta cotidiana del pueblo -mucho más que las carnes rojas- , y además, tierras fértiles y de regadío que les permitían obtener varias y abundantes cosechas al año de maíz, chile, ayotes, frijoles, cacao, tomates, plátanos, maguey, juncos, algodón, etc., con lo cual eran autosustentables e independientes desde el punto de vista alimentario. B) Controlaban el paso hacia las regiones norteñas y del oriente (el Nimaya’- Motagua- era navegable hasta su desembocadura) creándose así un sistema de comercio y de seguridad ante posibles invasiones externas al territorio Kaqchikel. C) Aseguraban el control, manejo y explotación de minas de cal, sal y la más grande de todo el altiplano, de obsidiana (El Chayal), productos no solo estratégicos para su sobrevivencia diaria y para el comercio, sino que además, les daba la supremacía en la confección de armas de guerra. La obsidiana era para los nativos, lo que el acero era para los españoles. Estas razones fundamentales advierten la imposibilidad del planteamiento sustentando por algunos historiadores, de que los kaqchikeles les habían permitido a los poqomames mantener una población y una ciudadela en tal sitio estratégico. Sería tan inaudito como si hoy en día el Estado de Guatemala, le permitiera al Estado de Belice mantener una ciudad fortificada con beliceños controlando el puente sobre río Dulce y la carretera al Atlántico. Sencillamente, inviable e impensable. Tal situación también explica el hecho histórico de que el principal señor de la nación Kaqchikel, Caji’ Imox, abandona Iximche’ por la iniquidad de Pedro de Alvarado contra su pueblo, marchándose hacía Chwa Nima Ab’aj (Villacorta. 1934:266ff.), desde donde dirige la insurrección kaqchikel contra los invasores. Tal decisión hubiera sido imposible tomarla sí esta ciudad hubiera estado controlada por los poqomames.
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