BAZON DR ESTE TRATADO O Eü la idea general de la España Sagrada, o fre c id a en el tomo primero de la obra» prometimos algunas di­ sertaciones en que se ventilasen varios puntos, dignos de particular consideración, con más exámen y exten­ sión qne las regulares materias. Ya quedan publicadas algunas: ahora ocurre la presente, que aunque tratada aJ principio como Apéndice dol tomo que se si^ e , mos­ tró al fin que no le admitía el libro; ni se debe excluir totalmente de la obra, por la conexion precisa con la pro>inc¡a a que corresponde atribuir la región de los cánlabros, y por la variedad, empeño y oposicion con qne anda controvertida ia materia entro escritores mo­ dernos de los más visibles. Vamos á publicar (con la ayuda de Dios) el primer lomo correspondiente á Tarragona, y k toda la provin­ cia de su nombre, examinando la extensión á que llegó en diferentes tiempos, y explicando las muchas regio- (i) De «la obritA Flwei se bici«rcin Huraote fl »iglo nninriof (loe ediciOíiM, arobes eo M adrid: U prim era cdaoclc» sunT W íi el*®ulor, e n n o « , imprwiude ADlunir» Mario: la »fiunds en 1786, eu la Je l^ponio «te San Sdariui. d« í« presmie edición.} nos que incluia. ílasla ahora no hemos aplicado la C a n - tá b r ia á ninguna de las provincias publicadas en bs veinülres tomos ]»recodentes. Resta dejarla incluida en ia que falta. Pero esto mismo no carece de duda; y de aquí nace el motivo de cscriliir esta disertación sobre el sitio de la antigua Cantabria: porque sin resolver dónde estuvo y caáles fueron sus límites ó extensión, no es íimie la aplicación á nna ú otra provincia. Aun prescindiendo <ie esto, por ser oonceplo muy ge­ neral, puede subsistir la <luda del sitio particular de la Cantáhria; porque los autores no han litigado sobre la provincia à que debo redu(árse» sino determinadamente sobre ésta ó aquella situación; y hablando con ténni- nos más claros, sobre si fueron cántabros los que hoy viven en las tres nobles proTÍncias de Alava, Señorío y Cuipiízcoa. La opinion afirmativa se ha heclio tón co­ mún, que podemos decirla general. Extranjeros y na­ turales de estos reinos, al liabhr de Cantáhria, ponen como cosa recibida ser la que hoy Vizcaya. Yo mismo viví en asta opinion, hasta que llegó el lance de exami­ nar la materia do raíz, consultando los autores antiguos de más de mil y seiscientos años, que escribieron cuan­ do ora conocida la región de los cántabros, y por con­ siguiente deben ser los lestigos deponentes en la mate­ ria, y pronunciar la sentencia en conforniidad á lo que resulte de sus pruebas. A mí me pare(ie resulta lo que expongo en osle traladc», que es lo siguiente: TITULOS O PARAGRAFOS DE S8T% DfBBHTACION S O B R í: l a SmTACIOK T)R I.A ANTIGUA CANTABRIA s 1 . Tflm t()riom edit*irráji 6 o de los cántabros. 2 2 . Lím ites do la CEintábria pvr el m ar Océano g u n P t o l o t n c o ............................................................................................................ 6 a . s * Límites de la Oantúbria por la cc^ta sef?un P U n i o ....................................................................................................................................... I ñ S- 4 . Por el geógrafo Pom ponio M e l a ................................................ ‘¿ 2 s . s . P o r S t r a b o n ............................................................................................... 2 3 s . í { . Tflrritoriu de la O n tá brta scguu los historia­ d o r e s ............................................................................................................................. 3 0 Br 4 , s . Oáiitabpoa confiuaotes con loe vaceos ........................... 3 4 s 8 . Conñjiaiií- 2s con loa turmoí^os ......................................... 3 5 s . 9 . Plaza de arm as de Augusto en la guerra can- t á b r i c í i .................................................................................................................................... 3 9 S- 1 0 . E l couñn de cántabr»>s 7 autrigonos convence no ser Vizcaya de la Cantabria ................................. 4 3 n . s Sitírjfl q u e se r<ífieren e n la gu erra cantábrica. 4 6 . s . 1 2 D e algaaas pcblaciono» qne se nom bran eu loe t e r r i t o r i o a r e f e r i d o s ............................................................. 4 9 1 3 . S- Apgumentrifl que se alegan por Vizcaya, , . 7 4 iy. u . Si los sucesos de la guerra cantábrica fueron e n G u í p ú i C í i a ............................................................................................................. i) 2 1 6 . S* Si los cántabros fueron vencidos ........................................ l O i S. 1 6 Argum entos por medio de la le n g ^ vascon­ g a d a ................................................................ 1 0 9 S. 1 7 Otro argum ento por medio del idioma vas- c a e n c f t .............................................................................................................................. 1 1 8 h 1 8 . M em orias de los antiguo« cántabros 1 2 7 s . I f t . Del s i^ o inilitaj llam ado Cchta¿ro. y s i l o e cántabros veneraron la cruz 1 3 6 i 20. De la Cantábnacn segundo y ultimo estado. 142 S- 21. S i la Rioja aclual ó berones a n ^ g m s fueron cántabros.............................................................1^^ s. 22. Ciudades de los berones. THH um AfeUüxm. 158 í; 2n. Otro T riew en los autrigones..............................HU s. 24. Trido IHthárko do los várdulos........................167 S- 25. OUba, OlWa, ó lib ia de losteronee.................170 s* 26. Varia^ boy Varéa...............................................- 174 s. 27- Itinerariode Autonino en la tos Caniábria. 177 s. 28. Cuándo empezé el nombre do Oantábria foera de los antií?uof? limites..................................... 180 S. 29. Si los riojanos se llamarcm alguna vez n t- cones.....................................................................1®1 s. 30. Extensión del nombre de los vascones y el de loe oántibros on Rioja..................................... 184 5- Ültim. De la Oantábria histórica 6 cabeza de alianza. 188 DISERTACION SOBBB LA SITUACION DE LA CANTABRIA, m DE OTi&s m \ m coiífiuktbs f NMftCIO'mS «KTI61AS. La priocipal controversia acerca de la Caniàbria, es so> bre la situacioD y extensión. En varios tiempos hubo va­ riedades en los limites. Ai^uDOS escritores no disting^nicron tiempos, y eonfondieroD sitios. Para hablar coa distinción, reducimos ahora la investigación á la Cantabria antigua y e^o es, al tiempo de Cristo, en lo inmediato de áotes y despues, en cuyo espacio hubo autores que hablaron de ella, à los cuales se debe estar, y qo á ios posteriores en más de quince siglos, cuyos testimonios do merceea otro crédito que el antiguo documento en que estriben: y así no se debe insistir eu autoridad extrínseca de Nobrija, Zu­ rita, Garibay, Morales, Mariana, Dihenart, Moret, ni cuan­ tos escritores hay en pró y en contra, como co sean de los siglos primeros, porque los demas no paedeo decidir acerca de lo que les precedió en muchos siglos, si no alegan testimonios antiguos, que apoyen sus discursos. 2. Aqui debemos examinar dos puntos: uno, cuál es el territorio propio de Canláhria? otro, si abracó, ó llegó htóta los Pirineos? Ahora sólo tratamos la materia geográ­ ficamente, esto es, en cuanto á hmites de región, sin cui­ dar de más CaQtál>ria que de la geográfica : pues de la que í s e dice histórica hablaremos despucs, como consecuencia precisa déla presenU?: y juntamente por los límites quere- sülteQ en la Cantabria, se conoce la exlensioDíó restric­ ción, si U e^ ó no llegó hasta Vizcaya. Al empezar es la obra nie hallaba en la persuasion más vulgar sobre la di­ latación de los cántabros: pero despucs de revolver ios geóí^rafoseQ sí mismos, es preciso resolver según lo que parece más conforme con ellos: y cualquiera frase que pa­ rezca algo viva contra el sentir más común, se debe redu­ cir al concepto que Imagino seguirse de los geógrafos ó historiadores antiguos, no à espíritu de partido (pues en­ tré preocupado de lo que hoy impugno) y menos ád esa- fecdon, que seria muy necia, por no tener motivo. 3. Digo, pues, que según los geógrafos antiguos, era Cantábria las montañas de Burgos, peñas al M ar,ypmas á Castüla, incluyendo en lo mediterráneo hasta las cordi­ lleras de peñas sobre León, por Aguilar de Cauipúo, y valle de Sedaño hacia Frías, dejando dentro los nacimien­ tos de ios rios Ebro, Carrion y Pisuerga: y por la costa, desde cerca de Sao Vicente de la Barquera hasta cerca de Somorfostro. 4. Ebta proposicion (mirada eo lo qne afirma, y no en lo que excluye) merece el nombre de siíjjwmío. mejor que de coDcluMon, por ser lo que debe suponerse al tratar de la exteüMon de Cantabria, esto es, si abracaba ó no á Vizcaya; pues los que pretenden alargarla hasla allí, de­ ben suponer que el territorio propio de la región cantábri­ c a era el referido, disputando después si pasaba adelante. S. i TRRHITQRIO HGDITEBRÁNBO DB LOB CÁNTAQBOS. 5. Este supuesto tiene dos partes: uoa de costas^ y o Ira de lícrra adentro. Sobre aquella veremos lu é ^ con* tusl£s á ios í^eógrafos antiguos; la de lierra adeotro cons­ ta cxpres^CDta por Straboo (1), y por Plinio (2): los que expresan que el rio Ebro nace en ¡os cántabro«. P talom eo pone también allí su nacirriieuto*; y nadie debe dudar que nacc al Norí« <3e Aguilar de Campóo y Poniente de Heino^ sa, á disLaiicia de una legua corta, sobre Footibrc, y cerca de seis nnll|t$ del sitio donde estuvo Juliobriga, que lüé me­ dia legua corla al Mediodía de Reínosa: jwr lo que dijo bieu Plinio, que nacía el Ebro en los eántibros, no l^ o s <k M iofrriya: y es así; poes sólo distaba cosa de seis millas, como dijimos en el tomo IV {3), y cü el prólogo del to­ mo Xü.
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