Bailarina de ballet con tubo Por Jacqueline Castillo El dolor de los tacones, plataforma de siete pulgadas, las nubes de laca, el brillo corporal, el dinero que vuela por todas partes, los hombres gritando y el olor del licor. Esto es lo que una aspirante de ballet profesional tiene que tolerar cada noche. Hablé con Destiny, quien pidió que sólo usemos su nombre artístico, sobre cómo se convirtió en una bailarina exótica, y cómo es que la industria del entretenimiento para adultos es realmente la razón por la que la gente no considera su trabajo respetable. Ha estado trabajando en la industria por más de cinco años, pero ha estado bailando durante toda su vida. Es una bailarina exótica por la noche y una estudiante de tiempo completo durante el día. Destiny tiene veinticuatro años y había empezado a bailar exótico cuando sólo tenía diecinueve, durante su primer año de universidad. Destiny siempre ha tenido pasión por el ballet, el hip–hop y el baile contemporáneo desde sus años en la preparatoria, en ese tiempo ella estaba decidida a asistir a la universidad y perseguir su sueño de convertirse en bailarina profesional. Sin el apoyo de su familia se fue sin dinero a Nueva York y asistió a su primera universidad para cumplir sus sueños. Los primeros meses fueron los momentos más difíciles de su vida, se cuestionó a sí misma si había tomado la decisión correcta de dejar su pequeña ciudad y mudarse tan lejos. Estaba batallando para alimentarse, pagar su renta y, lo más importante, para pagar su escuela. Pasaba días sin comer ni dormir porque estaba tan preocupada por no tener el dinero que necesitaba. La renta de su departamento se acumulaba y estaba a punto de salir y regresar a la casa de sus padres. Hasta que una noche mientras buscaba un trabajo, y justo antes de cumplir diecinueve años, Destiny vio un anuncio para un concurso de «noche aficionada» en un club nocturno local. Ella siempre ha sido una joven reprimida, calificaciones perfectas, pasatiempos respetables, nunca una multa de estacionamiento, incluso iba a una escuela muy prestigiosa, estudiaba para bailar profesionalmente. Era la pasión de Destiny y necesitaba dinero, la idea de bailar exótico cautivó su imaginación. Desde esa audición, Destiny ha estado bailando durante muchas noches y fines de semanas en Nueva York. Ella explica que la expresión en la cara de los hombres cuando sale es algo que la hace sentir muy incómoda, todavía hasta el día de hoy, porque no quiere atención, ella sólo quiere el aprecio. También declaró que cuando baila, no lo hace para vender, al contrario, es algo que hace como una pasión por la danza que siempre ha tenido en su corazón, aunque observa que no se ve como un baile normal en el mundo de la danza. Dejó muy claro que no tiene interés en la atención de los hombres, sino en la emoción que siente cuando tiene el escenario para sí misma y las luces la hacen brillar en todo momento. Para Destiny su primer día es algo que nunca olvidará, lo clasifica entre los días más importantes de su vida, que incluyen el día en que se graduó de la preparatoria, el cumpleaños de su madre y cuando se mudó lejos de su pequeña ciudad. Cuando expresa sus emociones sobre el miedo que tenía al entrar al edificio iluminado de color rosa un viernes por la noche, su tono cambia y se vuelve desalmado. Ese mismo día estaba vestida con una sudadera y pantalones de chándal, tal como le habían dicho después de conseguir el trabajo en la audición. «Mientras entraba se escuchaba música en alto volumen, tuve que hablar con este hombre que se parecía al actor Dwayne “The Rock” Johnson», describe Destiny. En su camino hacia el camerino escuchó a las mujeres murmurar entre dientes mientras pasaba, vio los diferentes escenarios en los que iba a bailar y sintió los costosos asientos de cuero que estaban colocados justo en frente del escenario principal. Caminando hasta la parte trasera del club, finalmente llega al vestuario iluminado de luces blancas brillante, lleno de espejos; no esperaba esto en absoluto. Destiny esperaba asientos de cuero, o tal vez pisos de mármol, después de ver la lujosa parte delantera del club. Se paró frente a un vestuario que parecía sacado de un gimnasio de la secundaria. La noche se volvió mucho más aterradora para Destiny porque no tenía la ropa apropiada. Lo único que tenía era su iPhone y una pequeña bolsa. Siendo nueva en esta comunidad no tenía nada, aquí conoció a su «madre de la casa» quien la saludó con un gran abrazo y beso en la mejilla. Destiny recuerda el consuelo que le brindó este momento porque estaba muy asustada y no había abrazado a nadie en tanto tiempo. Una «madre de la casa» es alguien que proporciona los artículos que las bailarinas podrían necesitar, por ejemplo, pegamento brillante, gel para el cabello, alisadores, productos sanitarios, todo lo que necesite. Las «madres de la casa» también se consideran confidentes que están a su disposición durante su turno. Siempre son mayores, más sabias y expertas en diferentes aspectos. Saben qué hacer en una situación con un novio abusivo, pagos retrasados o una discusión familiar. Destiny aprendió todo esto cuando habló con su «madre de la casa» llamada Mónica, quien le dio y arregló algunos trajes rotos para que Destiny pudiera usarlos. Mónica también aceptaba pedidos de comida, hacía todo lo posible para satisfacer las necesidades de las chicas. Mónica también vigilaba las pertenencias detrás del escenario y actuaba como mediadora cuando la competencia de las chicas por clientes ricos y propinas conducen a disputas. Destiny realmente enfatiza cómo Mónica hacía más que solo ayudar a las bailarinas a prepararse para el próximo turno o arreglarse los zapatos o cualquier cosa. Escucha cuando las chicas necesitan desahogarse y consolar cuando un cliente las hace sentir incómodas. También es parte entrenadora, parte consejera y una gran madre sustituta para todas las chicas. «Después de probarme los atuendos que me quedaban como un guante, Mónica me dejó tomar prestados unos zapatos transparentes de plataforma de siete pulgadas y me dijo que podría devolverle el dinero por los zapatos cuando ganara algo más tarde esa noche. Después de conocer a Mónica me tranquilicé un poco porque podría haber jurado que me iba a dar un infarto una vez que llegara el momento de salir a la pista. Después de conocer a Mónica y hablar con ella durante un buen rato, me presentaron al gerente del club, que era un hombre grande del tamaño de un rascacielos. Me indicó que lo llamara señor Bernardo, tenía olor a madera de teca y humo de cigarro». Destiny explicó que el señor Bernardo fue súper profesional y respetuoso porque de inmediato le presentó las diez reglas más importantes del club, la primera era que NO SE ADMITEN ESPOSOS NI NOVIOS en el club, pase lo que pase. No hay altercados físicos o verbales con los invitados o compañeras de trabajo, cero tolerancia cuando se trata de drogas o alcohol, especialmente usted, ya que no tiene veintiún años, le dijo. No hay interacción sexual con los invitados en absoluto, respete el club y a usted misma, PAGUE SUS CUOTAS a todos los departamentos indicados, esté A TIEMPO PARA SU PRESENTACIÓN. No hablar o chismear con las otras chicas en el piso, los clientes están aquí para usted, la vestimenta siempre debe usarla en todo momento durante su turno, EL INVITADO LA INVITA a las habitaciones privadas. No tome medidas cuando ocurra un incidente, cuando suceda, informar a cualquier miembro del personal y seguridad quien se ocupará de la situación discretamente. Después de entender todas las reglas y regulaciones y hacer un recorrido completo por el club, Destiny sabía que el señor Bernardo hablaba en serio y cuidaba muy bien de su club, lo que la hizo sentir más cómoda durante la noche. Había llegado el momento en que se abrieron las puertas. Más chicas habían llegado a los vestuarios. «Todas me saludaron como si me conocieran y me dijeron cosas geniales como “¿Tú puedes corazón?” o “Lo harás genial”. Todas las chicas eran tan amables y felices que me parecía tan poco realista en ese momento, pues quién estaría feliz de trabajar en este tipo de club, me preguntaba. Era mi momento de empezar a trabajar, me sudaban las palmas de las manos», explica Destiny. «Cuando salí, mis rodillas se debilitaron, inmediatamente me agarró una mano cálida que olía a rosas y laca para el cabello, fue esta mujer alta, luminosa y bronceada la que me intimidó con solo mirarla. Ella me dijo “Hola, ¡mi reina!, soy Natalia”, era una veterana del club, lo que significaba que ya había estado allí durante mucho tiempo. Me puse muy nerviosa cuando tuve que presentarme con Natalia porque el señor Bernardo me había dicho específicamente que no hablara con otras chicas en el piso cuando estemos trabajando. Inmediatamente me dijo que iba a ser mi compañera de orientación y que el señor Bernardo ya lo sabía. Me sentí muy aliviada porque no sabía qué hacer. Natalia era todo un personaje cuando se trataba de trabajar, era una profesional y lo hacía parecer tan fácil. Recuerdo claramente todos los consejos y trucos que me dio cuando se trataba del trabajo. Por ejemplo, Natalia siempre me dijo que los clientes quieren comprarnos bebidas, pero esta la regla exige tomarnos las bebidas. Todo lo que tienes que hacer cuando pides un “shot” para ti y un cliente es pedirle al cantinero “shots verdes”, el del cliente tendrá alcohol y el nuestro será agua.
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