AUTOEVALUACION PREGUNTAS BREVES Y DESARROLLO HMEI TEMA 1 – ESPAÑA EN EL SIGLO VII Parte I: DE HISPANIA a AL-ANDALUS (SIGLOS VII-IX) BREVES 1

AUTOEVALUACION PREGUNTAS BREVES Y DESARROLLO HMEI TEMA 1 – ESPAÑA EN EL SIGLO VII Parte I: DE HISPANIA a AL-ANDALUS (SIGLOS VII-IX) BREVES 1

AUTOEVALUACION PREGUNTAS BREVES Y DESARROLLO HMEI TEMA 1 – ESPAÑA EN EL SIGLO VII Parte I: DE HISPANIA A AL-ANDALUS (SIGLOS VII-IX) BREVES 1. Composición del aula regia en la Hispania visigoda. EL AULA REGIA Desde fechas tempranas hubo organismos asesores alrededor del monarca. Fue tras el siglo VI cuando con Leovigildo aparece el Aula Regia, llamado a convertirse en uno de los pilares del Estado. Fue el resultado de un cúmulo de diversas influencias como el Senatus, antiguo conjunto visigodo de ancianos magnates que asesoraban al rey, y el Consistorium principis, órgano asesor del emperador durante el Bajo Imperio. El núcleo del Aula lo constituyó el Officium Palatinum, formado por los magnates con oficio en el palacio, auxiliados por hombres libres no privilegiados, libertos e incluso siervos reales. Influenciado por la prefecturia del pretorio de las Galias. La palabra palatinum significa Casa o Corte del rey. Las oficinas del palacio (scrinia) estaban a cargo de los magnates aludidos (maiores con título de comes, auxiliados por citados minores o subalternos). Tras la reorganización de Leovigildo, el Officium queda establecido así: -Comites palatini, vinculados a un oficio de origen doméstico, como guardias armados, encargados de bodegas, cocina, coperos. -Comites palatini vinculados a oficios públicos como redactores de leyes, administradores de recursos fiscales provinciales y fundiarios, administradores de tesoros públicos como aduanas y tránsito, acuñación de moneda, administradores de la ciudad de Toledo (comes civitatis). El núcleo del Aula lo formaron el Officium, junto a otros comités sin oficios específicos, los dignatarios designados por el rey para gobernar las diferentes provincias (duces provinciae), encargados de igual tarea en las ciudades (comités civitatis), jefes militares de alto nivel, comités honorarios, fideles regis (magnates vinculados al rey por fidelidad personal), algunos obispos en virtud de los deberes que integraban la fides regia. Las facultades de dictamen del Aula Regia se extendieron, además de a cuestiones de leyes, a multitud de asuntos políticos, judiciales y militares, aunque sin valor vinculante, dada la naturaleza de la potestad real. Tampoco actuaban siempre a la vez, dada su complejidad. 2. Los Concilios de Toledo y su papel legislador. LOS CONCILIOS DE TOLEDO Especialmente significativa fue la función desempeñada por los Concilios de Toledo, a tenor de la importancia de alguna de las reuniones conciliares. La conversión de Recaredo al catolicismo se produjo en el III Concilio, en el 589, como ya vimos, sin embargo, este III Concilio fue algo excepcional, que no se preveía que tuviera continuidad. El IV Concilio (633) supuso, por el contrario, la institucionalización de los concilios, convirtiéndose estas asambleas de la Iglesia en motor de la introducción de valores éticos de cuño cristiano, promulgación de leyes y decisiones políticas trascendentes. Intervenían en tareas legislativas, pero 1 era siempre el rey el que dotaba de fuerza de ley a los cánones conciliares, si bien los seglares no podían intervenir en las decisiones que afectaban a los asuntos propios de la Iglesia, que se discutían por separado. Ahora bien, era el rey el que convocaba el concilio, decidía los asuntos a tratar mediante el tomus regius, y los magnates áulicos estaban presentes en las deliberaciones, lo que le da a los Concilios una dimensión jurídico-política innegable, por lo que se les puede considerar, como mantiene Ramón d´Abadal, una suprema asamblea legislativa estatal y organismo de máxima capacidad de opinión sobre la vida pública, si bien es cierto que determinadas decisiones en momentos de crisis se tomaron a sus espaldas, y su intervención se limitó a legitimar a posteriori lo acaecido. 3. La mano de obra campesina durante el fin del reino visigodo. Ver de los temas de desarrollo las preguntas de más abajo tituladas: LAS CLASES NO PRIVILEGIADAS y LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA. DESARROLLO 1. El fin del reino visigodo de Toledo: la situación interna y externa. EL FIN DEL REINO VISIGODO DE TOLEDO El derrumbamiento del reino visigodo fue de tal calibre que ha dado lugar a toda clase de explicaciones por parte de los historiadores. Los trabajos de García Moreno han permitido esclarecer el interrogante de porqué un estado que había logrado la unidad étnica, religiosa y jurídica sobre toda la península y la Galia Narbonense se hundió tan de repente. Actualmente predomina la idea de que el rápido hundimiento visigodo ante la invasión islámica se debió a causas internas, a la profunda crisis en todos los órdenes en que se encontraba el reino a principios del s. VIII. Centrándonos en los cuarenta años entre el reinado de Recesvinto y el de Rodrigo, tal como plantea Orlandis, en cinco reinados encontramos media docena de conjuras contra el soberano de amplia repercusión e incluso éxito (deposición de Wamba por Ervigio), reflejo del morbo gótico (la propensión a asesinar a sus gobernantes para derribarlos) que acompañó siempre al reino visigodo, pero aumentado con creces en esa época. Otras causas se pueden observar: • El prefeudalismo que se comprueba en ésta época, produjo un incremento de las clientelas nobiliarias y la conformación de clanes poderosos, que se enfrentaban entre sí por su afán de conseguir el trono. Los reyes alternaron políticas de represión (Wamba, Egica) con otras de amnisitia y tolerancia (Ervigio, Witiza), hacia la nobleza, que reflejan la inseguridad de la monarquía. • En el campo socioeconómico se ven síntomas de decadencia, a veces producido por causas naturales (pestes, malas cosechas) que tuvieron su influjo en la demografía. Asimismo, las hambrunas provocaron la condonación de impuestos atrasados impagados. • El descontento social provocó fugas de esclavos, que se dedicaron al bandidaje, sembrando la inseguridad y provocando escasez de mano de obra. También hemos visto ya como se endurecieron las leyes contra los judíos. • La moneda entra en decadencia, pasando de la buena ley de los reinados de Recesvinto y Wamba, a la acuñación de monedas ligeras sin apenas oro en tiempos de Witiza. Los precios por ello suben, se pagan los impuestos en especie y se producen multas pecuniarias, que revelan la escasez de ingresos fiscales de la época. 2 • Por último, en el clero hubo una crisis moral y de costumbres, envileciéndose el episcopado, que se refleja en los últimos concilios que dictan copiosa legislación destinada a corregir los abusos del alto clero y los malos hábitos y actitudes indignas del clero llano. Como conclusión, se puede afirmar que a principios del s. VIII el reino visigodo se encontraba en una profunda crisis que le restó su capacidad de resistir ante el enemigo, sobre todo viendo el desinterés por el servicio de las armas que se reflejó en la famosa Ley militar de Wamba, derogada por Ervigio, y la división del ejército por el enfrentamiento entre witizianos y rodriguistas. 2. Divisiones de la sociedad visigoda en el siglo VII. LA SOCIEDAD VISIGODA EN EL SIGLO VII La sociedad hispano-visigoda se estructura definitivamente tras los reinados de Leovigildo y Recaredo, y su modelo durará hasta el fin del Estado godo. La población de la Hispania visigoda del s. VII está estructurada estamentalmente, destacando desde el principio del asentamiento en la península, los descendientes de los linajes más antiguos, de condición libre, entre los que hubo frecuentes lazos de vinculación y fidelidad hacia otros hombres que, por su linaje y fortuna, eran considerados superiores. Esta vinculación podía ser personal o militar y tanto los jefes militares como los seniores tuvieron esta clase de clientes. Este proceso de formación de clientelas se vio influido por varios factores: • Consolidación del dominio territorial de los reyes sobre la Península • La política unificadora de Leovigildo • El contacto directo de los visigodos con la sociedad provincial romana • La idea cristiana que dividía la sociedad en oratores, bellatores e laboratores. El ordenamiento jerárquico condicionaba al individuo de tal modo, que sus actividades debían circunscribirse a las de su propia categoría, sin que pudiera ejercer actividades de otra, ya que esto era motivo de castigo por las leyes. Sin embargo, sí que existía una cierta movilidad social, ya que, aunque el nacimiento marcaba la pertenencia a un grupo, ciertos factores podían aupar o degradar a un individuo. Había un abismo entre las clases altas y bajas, siendo la división principal entre hombres libres y siervos, con un abanico amplio de situaciones de hecho y de derecho. Sólo los libres podían hacer testamento y testificar en tribunales, y sólo en caso de que no hubiera ningún hombre libre que pudiera testificar, se escuchaba a un siervo. Cada vez más, será la posesión de la tierra la que marque la diferencia entre los poderosos y los humildes. En la cúspide encontraremos la aristocracia, de la que saldría el rey, poseedora de casi toda la tierra, con un escalón superior formado por la nobleza palatina y de servicios, a los que seguían los pequeños propietarios de condición libre (privatii) y, por debajo de éstos, los clientes, encomendados y libertos. Finalmente, en el escalón más bajo se encontraría la población servil, con diferencias entre los que atendían al Rey y a la Iglesia, y los que atendían a los señores. LA CLASE SUPERIOR: SENIORES Y SENATORES El estamento superior de la sociedad visigoda lo constituyo la nobleza palatina, cuyos miembros acapararon los puestos de la administración civil y militar, así como los gobiernos territoriales y locales. Las denominaciones que reciben estos miembros –viri illustres, seniores palatii, maiores palatii, primates, optimates…- son indicios que indican que sus miembros eran solo los del Aula Regia, que eran la aristocracia por el hecho de pertenecer a ella. 3 Se mantuvo la costumbre de la clientela, siendo destacable la de los miembros de la nobleza que formaron parte de la clientela regia, con lazos especiales de fidelidad (fidele regis, gardingos, clientes), teniendo estos a su vez clientes (bucelarios, sayones) que fueron buscados por las facciones que se formaban, en un claro principio de feudalización.

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