Boletin Del Instituto Estudios Asturianos

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DIPUTACION PROVINCIAL DE OVIEDO BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (SUPLEMENTO DE CIENCIAS) AÑO II OVIEDO Núm. III DIPUTACION PROVINCIAL DE OVIEDO BOLETIN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (SUPLEMENTO DE CIENCIAS) AÑO II OVIEDO Núm. III LAS EXPLOSIONES DE POLVO EN LAS MINAS DE CARBON POR TORCUATO HEVIA ALVAREZ I PARTE INTRODUCCION El polvo de carbón es tan antiguo como las minas mismas: donde quiera que se arranca el carbón de las entrañas de la tierra allí se produce el polvo: en cantidades más o menos grandes, en calidades más o menos explosivas. Pero así como el gas grisú es de antiguo conocido y comba­ tido «n cambio al polvo de carbón no se le ha atribuido hasta fecha muy reciente su verdadero papel en las explosiones y en las desgracias ocurridos en las minas. Fue necesario que ocu­ rrieran grandes catástrofes en Europa y América, algunas de ellas muy seguidas, para que los hombres se dieran cuenta del nuevo enemigo que se Levantaba contra los avances de la Minería. Algo así como si el polvo de carbón que hasta entonces había laborado en las sombras, cansado de su actuación oscura e ignorada quisiera salir a escena y llamar la atención de los _ 4 — sabios, reclamando en sus laboratorios el puesto que le co­ rrespondía, al lado del grisú que hasta entonces exclusivamen­ te les ocupara. Trabajo le costó, sin embargo, al polvo de carbón escalar su puesto: aunque la posibilidad de que el polvo produjera ex­ plosiones se estudiaba hacía casi un siglo los estudios e inves­ tigaciones no pasaban de los laboratorios, y los mineros no con­ sideraban al polvo de carbón como explosivo y culpaban al grisú como único responsable de todas las explosiones que en el último siglo causaron millares de víctimas. LAS GRANDES EXPLOSIONES Pero a medida que las minas crecían en número y extensión, en profundidad y en obreros, las explosiones aumentaban tam­ bién en proporción alarmante. La catástrofe de Courriéres en el Norte de Francia el año 1906, que produjo 1.100 víctimas en una mina sin grisú que era tenida además como modelo de ventilación fue el aldabonazo que hizo caer en la cuenta de que era el polvo y no el gas el causante de aquellos desastres. Antes de aquella época se sabían ya los efectos de las ex­ plosiones de polvo: en los molinos eran conocidas las explo­ siones de polvo de harina y en las fábricas de briqueta de lig­ nito las del polvo de este carbón fino y seco. En 1845 Faraday en su informe sobre una explosión ocu­ rrida en Haswell Colliery señala el polvillo como el principal agente de la explosión. En 1871 W. Galloway demostró experi­ mentalmente su carácter peligroso; sin embargo no se creía hasta entonces que fuera capaz por si solo de producir ni de propagar una explosión. Y así por ejemplo se ve que Sir F. Abel lo negaba categóri­ camente; de la misma opinión eran Mallard y Le Chatelier y otros técnicos como Vieille especialista en el asunto. Lo que sí se concedía era que la presencia del polvo de carbón aumentaba considerablemente la inflamabilidad del gri­ sú, o mejor dicho de las mezclas de grisú y aire; mientras que el metano puro en concentraciones inferiores a 6% podía ser considerado como inofensivo, una adición de polvillo fino de carbón hacía explosivas las mezclas grisutosas aún mucho más pobres: con sólo 2 a 3 por ciento de metano. En las pe­ queñas galerías de pruebas empleadas entonces era corriente ensayar los explosivos en una atmósfera grisutosa adicionada con polvo de carbón. (1). Los alemanes fueron indudablemente los primeros que re­ conocieron, por lo menos de un modo oficial, la influencia del polvo de carbón en las explosiones ocurridas en las minas, pues la Estadística Oficial Prusiana hace ya desde 1903 distinción entre las explosiones de polvo y las explosiones de grisú (2). Las explosiones que cita como debidas exclusivamente al polvo de carbón van indicadas en el cuadro adjunto: V [CTIMAS N úm ero ANOS de MINAS Explosiones Muertos Heridos Total 1 903 ........................ 1 23 0 23 1 1 904 ........................ 4 8 917 4 1 905 ........................ 6 7 315 6 A partir de 1906 en que ocurrió la catástrofe de Courriéres empezaron a figurar en las Estadísticas de los demás países las explosiones debidas al polvo. Sin embargo al hacerlas todos reconocían que el número de explosiones debía de ser mucho mayor que el que se citaba, pues muchas de las indicadas como debidas al grisú eran in­ dudablemente ocasionadas por el polvo de carbón. ( 1) f . l a c a z e t t e : Estudio sobre los Explosivos de seguridad. (2) w e i s e & h e r b s t : Exploitation de Mines 1911. Y en efecto algunas de las explosiones ocurridas al prin­ cipio de nuestro siglo en las minas de Inglaterra, Bélgica y Alemania, tenían caracteres de explosiones puramente polvo­ rosas donde el grisú difícilmente podía tener intervención. Así opinaban por lo menos algunos técnicos. Antes de ocurrir la catástrofe de Courriéres existían ya, como dice D. En­ rique Hauser (3) escuelas “polvoristas” y “antipolvoristas”. Después de la Catástrofe de Courriéres, ocurrida el 10 de Marzo de 1906 los Estados Unidos que se habían mantenido al margen del revuelo científico levantado en Europa con tal mo­ tivo sufrieron al poco tiempo otras tres catástrofes: la explo­ sión de Rock Springs en Wyoming el 12 de Septiembre de 1907; la de Monongah W Va, el 6 de Diciembre con 361 muertos y la de Darr en Pennsylvania, también en Diciembre de 1907, con 239 muertos. Estas explosiones, sobre todo las dos últimas, por el crecido número de víctimas, indujeron al Gobierno America­ no a tomar en consideración el asunto, adoptando medidas efi­ caces, y abriendo un crédito para investigar las causas de las explosiones. Antes de emprender ninguna investigación experimental fue llamada a América una comisión de sabios europeos de los que más se habían distinguido en estudios sobre el polvo de carbón. Por si la preocupación despertada en EE. UU. con las re­ cientes catástrofes fuera pequeña vino a aumentarla otra ex­ plosión ocurrida en la vecina nación mejicana el 27 de Febre­ ro de 1908 en la mina Rosita y que causó 85 muertos. En Julio del mismo año, ya concedido el crédito por el Go­ bierno decidieron los norteamericanos, antes de instalar las ga­ lerías o minas de experimentación, enviar una comisión a Eu­ ropa con el fin de estudiar sobre el terreno las estaciones expe­ rimentales establecidas en distintas naciones. Formaban la comisión el Dr. J. A. Holmes y Mr. George S. Rice. (3) 2.a Conferencia en la Escuela de Minas. LAS GALERIAS EXPERIMENTA­ LES DE EUROPA Y AMERICA Desde la catástrofe de Courriéres se habían instalado en Europa, en casi todos los países carboneros galerías de prueba para hacer ensayos sobre el polvo de carbón. Parece ser que fue la primera la establecida en Altofts (Inglaterra) bajo la di­ rección de Garforth en 1908 y en la que se ensayó por primera vez el empleo de zonas de polvo incombustible para impedir la propagación de la explosión. Estos experimentos tuvieron bas­ tante importancia para que dos años más tarde, en el Congreso de Dusseldorf, se estudiara detenidamente el empleo de estos polvos incombustibles, a cuyo procedimiento, por emplearse entonces de preferencia la pizarra pulverizada, se dió el nom­ bre de esquistificación, método con el que se trataba de reem­ plazar el de riego del carbón que hasta entonces era el más generalizado (4). La manera de colocar el polvo incombustible para hacerle más eficaz fue el primer paso dado en este sentido, y después de las barreras longitudinales de polvo inerte empleadas en las minas de Altofs para perfeccionar los efectos de los polvos incombustibles, el Gobierno francés hizo emprender una serie de estudios en la estación experimental de Lievin bajo la di­ rección del ingeniero de Minas Mr. J. Taffanel. La estación instalada en la mina de Lievin (Pas de Calais) se inauguró en Mayo de 1908 y funcionó hasta la declaración de la Guerra Europea. Los trabajos efectuados en Lievin han sido resumidos en una serie de publicaciones (5). La idea genial de su autor fué la disposición aplicada a las barreras de polvo. Taffanel partiendo de la idea de que para conseguir la propa­ gación de una explosión en las galerías de ensayo se colocaba polvo de carbón en estantes laterales colocados a lo largo de las galerías concibió la idea de que esos mismos estantes llenos de polvo de roca sirvieran para amortiguar la llama y la ex- (4) e . h a u s e r : Informe sobre los procedimientos de H. & Kruskopf. (5) t a f f a n e l : Compte rendue sornmaire des essais sur les inflama- tions. plosión; y que así como una nube de polvo de carbón levantada del suelo por la onda explosiva activaba la propagación, otra nube de polvo inerte producida por la misma causa sirviera de barrera al paso de la explosión diluyendo el polvo en el inerte hasta un límite inferior al poder explosivo de tal mezcla. Para ello sustituyó las barreras longitudinales de polvo in­ combustible empleadas hasta entonces en Altofts por otras trans­ versales de su invención (6) colocadas en posición inestable de tal modo que al surgir la explosión se derrumbaban y dejaban caer el polvo que contenían. Además de estas dos estaciones principales funcionaban en Europa otras no menos dignas de estudio: la de Frameries, en Bélgica, la de Gesenkirchen en Alemania, Woolwich y Eskmeals en Inglaterra y Segengottes en Moravia (Austria).

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