DEPARTAMENTO DE LETRAS INSTITUTO DE LITERATURA ARGENTINA E IBEROAMERICANA TEXTOS, DOCUMENTOS Y BIBLIOGRAFÍA - V LILIANA GIANNANGELI CONTRIBUCIÓN A LA BIBLIOGRAFÍA DE JOSÉ MARMOL LA FAMA DE JOSÉ MARMOL por JUAN CARLOS GHIANÍO UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN LA PLATA IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el depósito que previene la ley N° 11.723 © by Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Departamento de Letras, Instituto de Literatura Argentina e Iberoamericana). Universidad Nacional de La Plata. La Plata, 1972 SUMARIO Pág. GHIANO, JUAN CARLOS. La fama de José Mármol 5 GIANNANGELI, LILIANA. Contribución a la bibliografía de José Mármol. Advertencia preliminar 31 Abreviaturas 39 Instituciones consultadas 41 A) Obras del autor: I. Obras en libros y folletos; a) Poesía. Ordenación cronológica 43 b) Teatro 59 c) Prosa: i. Novela: Amalia. Ordenación cronológica 62 II. Prosa varia. Ordenación cronológica 73 ni. Cartas aparecidas en publicaciones periódicas y li­ bros. Ordenación cronológica epistolar 77 II. Hemerografía de José Mármol: Nómina de las publicaciones más importantes que fundó o en las que actuó como colaborador o redactor. Ordena­ ción cronológica 7o A) Redacción y colaboraciones. I. Prosa. Ordenación cronológica: 1.1. Publicada en diversos periódicos 83 1.2. índice del periódico La Semana 90 Seudónimos y alfónimos usados por José Mármol IOS 2. Trabajos firmados con seudónimos, alfónimos y sin firma. Ordenación cronológica y por periódico 107 III. Prólogo a obra de otro autor 110 — I IV. Textos de Mármol en diversas antologías. Ordenación cro­ nológica 111 V. Traduciones de obras de José Marmol. a) Novela: Amalia 117 b) Poesía 117 VI. Plagio de Amalia 118 a) Tradución al español 119 b) Tradución al ruso 121 VIL Discografía 122 VIII. Adaptaciones de Amalia: a) Poesía 123 b) Adaptación musical y discografía 123 c) Adaptaciones para teatros. Ordenación cronológica .. 123 d) Adaptaciones para cine 124 IX. Obra parlamentaria 125 X. Discursos 130 Apéndice: Amalia 131 Ultima palabra en "El Paraná" 132 B) Sobre José Mármol. Crítica y biografía sobre el autor en ensa­ yos generales, nacionales e historias de la literatura: I. Trabajos en libro de José Mármol. Ordenación alfabética 135 II. Hemerografía sobre José Mármol, con firma. Ordena­ ción alfabética 191 III. Hemerografía sin firma sobre José Mármol. Ordena­ ción alfabética 224 IV. Crónicas de estreno. Ordenación cronológica 213 V. Iconografía. Ordenación cronológica 234 VI. Poesías dedicadas a Mármol por otros autores. Ordena­ ción cronológica 235 VIL Noticias sobre su enfermedad, notas necrológicas, home­ najes postumos, aniversarios. Ordenación cronológica .. 237 VIII. Bibliografías auxiliares. Ordenación alfabética 240 índice onomástico 242 II — LA FAMA DE JOSÉ MARMOL LA FAMA DE JOSÉ MÁRMOL José Mármol murió en Buenos Aires, su ciudad natal, el 9 de agosto de 1871. Al día siguiente el artículo necrológico de La Nación, en el estilo solemne de Bartolomé Mitre, des­ tacaba la condición de vate en el poeta desaparecido: "aque­ lla voz poderosa que tuvo el estampido del rayo que invocaba contra la tiranía, extinguida para siempre en el hombre que paga a la naturaleza su mortal tributo, resonará por mucho tiempo en las estrofas que lanzaron contra el tirano Rosas una terrible profecía cumplida: «Ni el polvo de tus huesos la América tendrá»". El articulista le concede la más alta ca­ tegoría a que aspiraban nuestros románticos, la del vidente que se impone sobre sus días y otea el porvenir; se reconoce así al lírico que había asumido la condición de proscripto, condenando en nombre de Mayo los malos tiempos caídos so­ bre la república y augurando para su futuro una vida mejor. En reafirmación del argumento central aparece el elogio abar- cador —"Mármol ha muerto, pero deja a la literatura, a la prensa y al parlamento la triple herencia de sus obras"—, para insistir en la condición memorable del lírico: "No sólo es uno de los primeros poetas americanos, sino uno de los más po­ pulares". En el discurso leído en la Recoleta el día del sepelio Mitre subrayó la fama de Mármol y aseguró su perdurabilidad: "No es una elegía sino un himno lo que debería alzarse en este momento. El poeta Mármol desciende a la mansión del se­ pulcro en el carro de la muerte, que es su carro de triunfo, con la frente pálida e inanimada. pero coronado como Vir­ gilio y contó el Tasso con el laurel sagrado que lo hace triun­ far de la muerte misma y lo consagra a la gloria y al recuerdo 5 de sus conciudadanos". A partir de una comparación con Byron, ídolo mayor de los primeros románticos argentinos, el orador moduló la definición exaltada de su elogio, cele­ brando a quien le ganaba a la muerte con la perennidad de sus estrofas. Otros de los oradores del sepelio coincidieron en el panegírico del poeta. Luis L. Domínguez, antiguo com­ pañero del destierro montevideano y entonces Ministro de Hacienda, recordó: "A la edad de 26 años produjo Mármol El Peregrino, el poema donde están concentrados todos los sentimientos del alma argentina en aquella época. Allí están expresados en magníficas estrofas los pensamientos que a todos nos eran comunes, y todo lo que teníamos necesidad de decir en altas voces, para consolar a la patria en su mi­ seria, para vindicarla en su ignorancia, para alentar sus espe­ ranzas". José Tomás Guido, amigo de años, resumió la tra­ yectoria moza del muerto a través de su función de lírico: "Peregrino de la libertad, proscripto de su patria, cruzó la juventud exenta <¿e reproche, sin más riqueza que su lira, y sin más esperanza que el bello ideal de la justicia victoriosa de la opresión". Las coincidencias de los homenajes insisten en que Már­ mol concretó el arquetipo del peregrino romántico, cuyos poemas interpretaron el sentir de los mártires y desterrados del régimen rosista. Tal insistencia dibujó la imagen más per­ sistente en la posteridad, y la que ha modulado la mayoría de las interpretaciones críticas, especialmente entre quienes elogian al creador por su antirrosismo ardoroso: Mármol era el poeta de los proscriptos, el que supo concretar las conde­ nas y las esperanzas de una generación. El símbolo de una época terminaría por imponerse al escritor y confinaría por años la revisión literaria de la obra. Más cauteloso que los exégetas postumos había sido Flo­ rencio Várela, el primero de los críticos que se ocupó de la poesía de Mármol; cuenta en esos juicios el peso de la edu­ cación neoclásica de Várela, que le ayudó a señalar los tro­ piezos regulares en la escritura poética del autor. La opinión de Várela se asienta en el informe del Certamen Poético ce­ lebrado en Montevideo el 25 de Mayo de 1841, en el cual fue- 6 premiada una composición del poeta hasta entonces desco­ nocido. Al referirse a la misma, el informante discrimina: "La elegancia, la novedad, el frescor, la abundancia de sus ideas, sorprenden en la primera lectura y hacen casi olvidar los pecados contra el arte, que la fuerzan a flaquear ante los ojos de la crítica. Frecuente violación de la sintaxis, y de la pureza de la lengua, inexactitud, aunque no tan común, en la rima; quebrantamiento de las condiciones de versificación, que el mismo poeta se impone; y algunas locuciones oscuras en extremo, son los defectos cjue, con pena del que lee, em­ pañan el terso brillo de las ideas y luchan con el entono ele­ vado de esta pieza". Con términos semejantes estos reparos se repetirán a través de los años, deslindando las condiciones naturales de Mármol de las fallas de su educación literaria y las prisas en la elaboración de los versos. Un segundo juicio de Várela, comentario a la aparición del canto duodécimo de El Peregrino, fue impreso en la en­ trega del Comercio del Plata correspondiente al 29 de agosto de 1846. Esta síntesis reconoce un avance en la producción de Mármol, que si no había llegado a la perfección confir­ maba una diferencia notable con respecto a las composicio­ nes primeras: "Mármol recibió del que distribuye las dotes de la inteligencia todas las necesarias para elevarse, como poeta, a la contemplación seria de las grandes escenas de la naturaleza y de la vida social; para comprender a un solo golpe de vista, las grandes relaciones morales de todos los objetos entre sí, de tal manera que los más remotos y apa­ rentemente inconexos se reúnan en un solo cuadro, con na­ turalidad y sin violencia; para escoger, en fin, en la inmensa paleta del mundo visible, los colores que den a esos cuadros más encanto, armonía y verdad.. Ésas son las dotes naturales del poeta: Mármol se sintió con ellas, y se aplica asidua­ mente a cultivarlas; sus progresos son evidente; sus trabajos de hoy dejan atrás, a una distancia en que se pierden de vista, sus más aplaudidos ensayos; y aunque estamos ciertos de que El Peregrino jamás perderá el puesto que ahora toma en la literatura nacional, tenemos fe en que su autor ha de colocar otras obras en puesto todavía más aventajado". A pe- 7 sar del dogmatismo de la escuela literaria a que pertenecía, Várela caracterizó con exactitud los rasgos románticos de la visión poética de Mármol, más importante para él que los deslices de idioma en que el autor incurría con frecuencia. Las faltas de su educación idiomática y sus modelos prefe­ ridos en la literatura española, Espronceda y Zorrilla, mal podían guiarlo en la tarea de corrección, evidente en los ma­ nuscritos que han podido estudiarse. No se trata pues del arrebato sin recaudos de la inspiración, sino de las dificul­ tades para respetar el significado y la prosodia de palabras que solían tentarlo por las resonancias emotivas y los re­ clamos elocuentes.
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