
El arte precolombino Cultura mochica o moche El dios moche Ai apaec, representado en un muro de la huaca de la luna Huaco Mochica Caballitos de totora en la playa peruana de Huanchaco , no son distintos a los fabricados por los mochica y otras culturas desde 1000 años a.C. 45 Huaco retrato moche Huaco Mochica El más conocido legado cultural de los mochicas es su cerámica , generalmente depositada como preciosa ofrenda para los muertos. Hombres, divinidades, animales, plantas y complejas escenas fueron representadas por sus artistas bajo la forma de 46 imágenes escultóricas o vasijas decoradas a pincel. Su realismo es característica resaltante en sus huaco retratos . Christopher Donnan nos describe con detalle el cánon mochica utilizado en la cerámica en su trabajo La Iconografía Mochica Los Incas y el antiguo Perú. 3000 años de historia. Su famosa plástica asombra por la expresividad y perfección de verdaderos retratos de arcilla. Los cánones clásicos de perfección y realismo se reconocen aun en seres mitológicos, animales humanizados, hombres con atributos zoomorfos o partes combinadas de varios animales. Sus pictografías derrochan vida y movimiento en las complejas escenas de ceremonias, combates, cacerías rituales y probables relatos míticos. En este ramo emplearon las técnicas alfareras del trabajo a molde lo cual incrementó su producción. Sin embargo, la vajilla para uso diario, utensilios domésticos y vasijas para agua fueron funcionales, sencillos y escasamente decorados. La cerámica mochica tiene dos colores predominantes: rojo y crema. Ellos utilizaron moldes para fabricar sus objetos de cerámica, tanto de uso doméstico como de uso ceremonial. Estos últimos generalmente tienen base de forma globular y decoraciones que reflejan la cosmovisión e ideología del pueblo mochica. Analizando la iconografía de la cerámica, los investigadores actuales también pueden conocer interesante información sobre la vida de los moches: ceremonias funerarias, ceremonias rituales, paisajes, viviendas, guerras, enfermedades, etc. La cerámica de uso ritual demuestra el desarrollo artístico que alcanzaron los Mochicas. Señor de Sipán Tumba del Señor de Sipán . El Señor de Sipán fue un antiguo gobernante del siglo III , dominando una zona del el actual Perú . El arqueólogo peruano Walter Alva Alva , junto a su equipo, descubrió la tumba del Señor de Sipán en 1987 . El hallazgo de las tumbas reales del Señor de Sipán marcó un importante hito en la arqueología del continente americano porque, por primera vez, se halló intacto y sin huellas de saqueos, un entierro real de una civilización peruana anterior a los Incas . El ataúd de cañas en que se halló, fue el 47 primero en su tipo que se encontró en América y reveló la magnificencia y majestuosidad del único gobernante y guerrero del antiguo Perú encontrado hasta la fecha de su descubrimiento, cuya vida transcurrió alrededor del año 250. Ubicación Su descubrimiento se realizó en el centro poblado de Sipán, anexo de Saltur y perteneciente al distrito de Zaña; perteneció a la cultura Mochica que rendía culto al dios Aia Paec como divinidad principal, aunque también adoraron al mar y la Luna. Su vestimenta Tumba del Señor de Sipán junto a sus guardianes (cuyos pies fueron cortados) En la vestimenta de este guerrero y gobernante que medía aproximadamente 1,67 m y que falleció a los tres meses de gobernar; destacan las joyas y ornamentos de la más alta jerarquía como pectorales, collares, narigueras, orejeras, cascos, cetros y brazaletes. Predominan en estas piezas el uso del oro , de la plata , del cobre dorado y de las piedras semi-preciosas. En su sepulcro, se hallaron más de 400 joyas. El collar de oro y plata es un símbolo religioso de los dioses principales, el Sol y la Luna . Al lado derecho del pecho, el collar era de oro y al lado izquierdo de plata. Simbolizaba la visualización de ambos dioses en el firmamento en un momento del día. Es decir, el perfecto equilibrio deseado, según la mitología mochica . Sepultura Debido a su alta jerarquía y a su poder semidivino, este gobernante fue sepultado junto con ocho personas, al parecer por las vestimentas y osamentas encontradas, su esposa y dos mujeres posiblemente concubinas, un jefe militar, un vigilante, un porta-estandarte y un niño. Entre los animales encontrados habían un perro. El sacerdote Debajo de la tumba del Señor de Sipán, se encontraron otras dos tumbas, la del sacerdote y, más abajo, la del Viejo Señor de Sipán. 48 En la del sacerdote, se hallaron piezas que indicaban que sería uno de los principales personajes en la jerarquía religiosa de la Civilización Mochica. Este sacerdote, por los análisis de ADN efectuados, fue contemporáneo al Señor de Sipán. En las piezas que le acompañaban destacan, como símbolos religiosos, la copa o el cuenco destinados a los sacrificios, una corona de metal adornada con un búho con sus alas extendidas y otros elementos para el culto a la Luna. El Viejo Señor de Sipán Sin embargo, por los mismos análisis de ADN , se ha probado que con diferencia de cuatro generaciones, el Viejo Señor de Sipán era un antepasado directo del mismo Señor de Sipán, por lo que se podría pensar en una alta jerarquía hereditaria. En su tumba se hallaron los restos de una mujer joven y una llama y los suntuosos atuendos llenos de oro y plata. PAÑAMARCA Las ruinas arqueológicas de Pañamarca están formadas por tres edificios piramidales ubicados sobre un cerro. Fue construída por la cultura Moche. Los mochicas se expandieron hasta el Valle de Nepeña y para asegurar su frontera sur edificaron este centro religioso-militar que es famoso por sus murales coloridos, aunque ahora, por la falta de conservación, tales dibujos se han borrado. Los murales muestran prisioneros con el cuerpo rodeado de serpientes, hombres con enormes garras que hacen cabriolas amenazadoras, zorros sagrados con alas que hacen ofrendas de chicha con copa de plata, sacerdotes con panojelías que constan de elaborados tocados de cabeza, estas finamente tejidas y plumas que van desfilando con el fin de halagar a los dioses o de asustar al espectador. Hay, también, figuras mitológicas (caracol-felino) y escenas cotidianas (luchadores) y religiosas. Entre estas últimas destaca el Grupo del Gran Sacerdote con un cuchillo o sonaja en 49 sus manos y rodeado de ayudantes semivampiros o semifelinos. Completan la escena un guardián maltratando a su prisionero y una serpiente-zorro. Así como las Armas Mochica. Dice Luis Jaime Castillo: "En el valle de Nepeña, a diferencia de Virú y Santa, no encontramos un conjunto de sitios de diverso tamaño y función distribuidos homogéneamente a lo largo del territorio, sino un único gran centro ceremonial, Pañamarca, rodeado de pequeños cementerios (Proulx 1968, 1973). Este gran centro ceremonial vendría a ser un puesto de avanzada, con el que los Mochicas habrían iniciado la penetración en el valle de Nepeña. Este puesto está constituido, contrariamente a lo que podríamos imaginarnos, no por un edificio militar o defensivo, o por una sede administrativa, sino por un centro ceremonial. Encontrar templos donde esperábamos fortalezas nos permite entender que la ideología tuvo un importante papel en la penetración y expansión del estado Mochica". Pintura mural Moche en la tumba de la Sacerdotisa en Pañamarca: Procesión sacrificatoria de guerreros sometidos, c.500 D.C. Cultura chavin 50 "El Castillo", llamado así la pirámide principal del sector llamado Templo Nuevo en el sitio arqueológico Chavín de Huántar Chavín de Huántar fue construida al pie de las cumbres nevadas de la Cordillera de los Andes en un estrecho valle en la confluencia de los ríos Mosna y Huacheqsa a 3185 metros sobre el nivel del mar muy cerca a la entrada de la selva amazónica. Se estima que Chavín empezó a ser construido hacia el año 850 a.C. y fue abandonado hacia el año 200 a.C. Chavín y el origen de la cultura andina Los primeros visitantes que dejaron escritas sus impresiones sobre este sitio arqueológico fuero los funcionarios estatales españoles que luego de la conquista del Perú en 1532 realizaron "visitas" y "tasas" a los nuevos territorios ocupados o de los "extirpadores de idolatrías", sacerdotes católicos encargados de reprimir y "extirpar" cualquier tipo de culto o adoración que no sea cristiano. El informe escrito por Antonio Vázques de Espinoza, y cuya cita inicia este texto, es un ejemplo de esas primeras noticias. Esto ocurrió hasta mediados del siglo XVII. El interés sobre Chavín se reaviva siglos después, pero con otras intenciones, la de los viajeros y aventureros del siglo XIX que recorrieron el mundo relatando en libros de viajes sus impresiones sobre (para ellos) tierras exóticas. Muchos de estos viajeros traen aires científicos y a ellos les debemos las primeras descripciones modernas de Chavín. Ejemplo de ello son Charles Wiener (1880) o Ernest Middeendorf (1893 - 1895). 51 La Portada de las Falcónidas, ingreso principal a "El Castillo" (Templo Nuevo). Su nombre se deriva de las aves labradas sobre las columnas cilíndricas que forman esta portada. A principios del siglo XX era poco lo que se sabía sobre el pasado más remoto del Perú. Julio C. Tello, el padre de la arqueología peruana llega a Chavín de Huántar en 1919 y rápidamente se da cuenta de su gran importancia y la considera como la más antigua, centro y origen de toda la cultura peruana. Esta cultura, que para Tello, en su época, fue el origen de todas las demás culturas se llama Chavín, al igual que este sitio arqueológico, su centro principal. Al transcurrir el siglo XX la arqueología encontró otros sitios arqueológicos más antiguos que son considerados como los orígenes de Chavín. Pese a no ser el más antiguo, sin embargo Chavín de Huántar es considerado como la primera cultura que unificó los andes peruanos durante el período histórico llamado "Horizonte Temprano".
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