CALLOSA DE SEGURA SU INDUSTRIA 1900 - 2000 Manuel Grau Cruz CALLOSA DE SEGURA SU INDUSTRIA 1900 - 2000 Manuel Grau Cruz Manuel Grau Cruz Nació en la calle Ma- yor de Callosa de Segura el 4 de noviembre de 1932. Hijo de Manuel Grau Estañ y Te- resa Cruz Hernández. Comenzó los estudios en las Escuelas Graduadas de su población. Entre 1936- 1939 asistió a la Academia de D. Antonio Ballester Ruiz. En 1940 continua sus es- tudios en las Graduadas de Callosa siendo su profesor D. Joaquín Cartagena, simulta- neando con la Academia de D. Antonio Lloret Zaragoza. Posteriormente traba- jó un tiempo como menador en la fábrica de Luis Galia- na. Más tarde como apren- diz de panadero en Callosa y Cox hasta los 17 años. A esa edad su padre tenía un pe- queño taller de rastrillado de cáñamo y decide trabajar con él en 1949. En 1956 su padre decide darle la dirección del negocio, encargándose de la compra y venta de la fibra. Simultanea el trabajo con la asistencia nocturna a una Academia donde obtiene el curso de Contabilidad. En 1958 visitó varias zonas cañameras de España: Granada, Sevi- lla, Balaguer y otras. En 1960 amplia su empresa con el agramado mecánico comprando cáñamo en varilla embalsado y sin embalsar. Con estas dos actividades empresariales de rastrillado y agramado de cáñamo estuvo hasta la apari- ción de la fibra sintética en 1968. Contrajo matrimonio en 1960 con Dolores Torres Gilabert, del que nacieron los hijos: Manuel, Mª Dolores y Joaquín. Al contar su esposa de propiedades rústicas, cultivó cáñamo y kenaf. En 1969 emigra a París (Francia) donde ejerció el oficio de pana- dero. A su regreso en 1969 crea una empresa de calzado con otros dos socios, con 24 trabajadores. Pasados unos años en vista de no conseguir los resultados previstos se disuelve la sociedad. En 1975 vuelve a París a la misma empresa donde años antes tra- bajó, llegando a ser jefe de la Sección de Panadería. Regresa a España en 1977, compra acciones de la empresa Hiresa y entra a formar parte de la plantilla laboral. Un año después la empresa compra unas máquinas para hacer artículos de calzado y le encargan la creación y dirección de este apartado empresarial. Con considerable éxi- to se amplia la maquinaria y producción, abasteciendo de sus productos fabricados a 22 empresas del ramo de Elda y Elche. Participa en varias ocasiones en las Ferias del Calzado de París y Madrid. En 1982 cierra y desaparece la empresa Hiresa. Forma una nueva empresa de los mismos artículos fabricados en Hiresa con el nombre de PER-GRA.M.S.L., con los socios Diego, Antonio y José Pertusa Escudero, Expedito Pertusa, Manuel Grau Cruz y Antonio Manzano. Fabricando ade- más artículos elásticos planos y redondos y abasteciendo a grandes alma- cenes de artículos de calzado de Elche y Elda; y en exclusiva a la empresa Panter de Callosa de Segura. Se disolvió la empresa en 2004, por la crisis del sector calzado, vendiendo la maquinaria a otras empresas del sector. “Bosquejo Histórico” El cultivo del cáñamo en la comarca meridional de Alicante fue du- rante varios siglos una alternativa de cultivo en las huertas regadas por el Segura junto con cereales, cítricos, morera, hortalizas y olivo. Ya en el siglo XVI se documentan transacciones de diversas cantidades de esa fibra hacia otras poblaciones de comarcas cercanas. Su uso era muy diverso: cuerdas, tejidos para el hogar y vestido, alpargatas. En el XVIII, el impulso dado a la actividad naval en los departamen- tos de Ferrol, Cádiz y Cartagena, supuso la puesta a pleno rendimiento de las fábricas de lonas y jarcias para dotar a las embarcaciones de los pertrechos necesarios, convirtiéndose en una materia de capital importan- cia para el abastecimiento de la Marina de Guerra. Cada zona productora suministraba a cada uno de los departamentos según su proximidad geo- gráfica y sus necesidades: Cádiz de Granada; Ferrol de Aragón, Navarra e importaciones de territorios del Báltico; Cartagena de Valencia (Plana de Castellón, Horta de Valencia, Vega del Bajo Segura), Cataluña y en me- nor medida de Italia. (1) Con cierta frecuencia surgieron conflictos con los gremios de alpargateros de algunas zonas por las compras masivas y en algunos años por los embargos de la Armada, lo que les impedía produ- cir para poder abastecer la creciente demanda de ese calzado en una co- yuntura económica y demográfica expansiva; a este periodo comprendido entre 1748, con el comienzo de las compras, y entre 1805 y 1815, cuando prácticamente cesan, se puede calificar como “la edad de oro” del cáñamo. (2) Según los datos que recoge Cavanilles, la comarca del Segura pro- ducía a últimos del siglo XVIII 63.420 arrobas de cáñamo, principalmente en los municipios de Callosa de Segura (20.000 arrobas), Catral (18.000), Almoradí (16.000) y Orihuela (6.000); muy inferior a las plantas hortícolas (1.201.146 arrobas) o aceite (93.630), pero que abastecía a una artesanía textil radicada en Callosa, a otras poblaciones de comarcas cercanas y como se ha visto al Arsenal de Cartagena. (3) La crisis de precios y producción de las primeras décadas del XIX por la retirada en las compras de la Marina se produjo en todas las zo- nas. Madoz ya lo reseña al referirse a la crisis que pasaba la comarca y Callosa de Segura por la inactividad del cercano Departamento Marítimo de Cartagena. A partir de ese momento el recurso a la política arancelaria 1. Merino, J.P. Cultivos industriales. El cáñamo en España (1750-1800).Hispania, 131, 1975, 567- 584 2. Garrido Herrero, S. Explotació indirecta i progrés: el conreu del cánem a Castelló (XVIII-XX). Re- cerques, 38 (1999) 125-148. 3. Cavanilles, A.J. Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Madrid, Imprenta Real, 1795, I. fue la casi única opción para su supervivencia frente al cáñamo europeo más competitivo en cuanto a métodos de cultivo, elaboración y mayores producciones, y en concreto frente a Italia, la mayor productora del sur de Europa. Así ocurrió con la rebaja de los derechos de importación de 1865, o la subida efectuada arancelaria en la década de 1890. Un informe de 1875 ya advertía: “...si no queremos que la deprecia- ción de nuestros cáñamos siga adelante y la importación de hilaza extranje- ra vaya aumentando......perfeccionemos el agramado”. (4) Con esta situación, el cultivo de la fibra se convirtió en marginal de muchos regadíos españoles excepto en aquellos que contaban en sus proximidades con industria alpargatera importante -Castellón y sur de Alicante- que mantenía su pujanza cuando se produjeron conflictos arma- dos -como las guerras coloniales o las carlistas- en los cuales la tropa era equipada de este calzado, sacos y cuerdas de cáñamo. La entrada en el mercado europeo continental en el último tercio del XIX de la fibra de yute -en Cataluña lo hizo en 1880 y en las fábricas de Elche- procedente de la colonia británica de la India y mucho más barata, se convirtió en un serio competidor en su uso en los sectores tradicionales del cáñamo. La calidad de las fibras de los cáñamos de la comarca alicantina era reconocida en su concurrencia durante el siglo XIX en varias exposiciones nacionales y regionales, y añadido a la esmerada técnica de elaboración y acondicionamiento manual -en la cual la pericia en la fase de peinado o rastrillado determinaba su uso posterior- permitía otras aplicaciones con mayor valor añadido, además de la alpargatera, en las que las cualidades era determinantes. Una de ellas era la hilatura para su empleo en la fa- bricación hilos de coser, cuerdas, redes y aparejos de pesca; realizada de forma artesanal en distintas poblaciones de la provincia. La industria de hilados catalana también utilizaba cáñamo prove- niente de la zonas productoras de sus comarcas - Maresme, Urgell, Tor- tosa -. En 1864 la empresa Marqués, Caralt y Compañía introdujo en su fábrica de l’Hospitalet de Llobregat la hilatura de cáñamo por medios me- cánicos aprovechando la subida del precio del algodón en rama y de otras fibras textiles por la Guerra de Secesión americana. Se sirvió de doce má- quinas de hilar movidas por una máquina de vapor de 36 caballos que daba trabajo a 200 obreros, teniendo este producto así trabajado una gran aceptación en el mercado. En 1889 empleaba a 600 trabajadores y consu- mía más de un millón de kilos de cáñamo de diferentes zonas productoras. Cambiada su denominación por la de Caralt y Compañía, hacia 1907 ya 4. Garrabou, R. Un fals dilema. modernitat o endarreriment de la agricultura valenciana, 1850-1900. Alfons el Magnánim, València, (1985) 109. daba trabajo a 1.200 personas; creando en 1916 una sociedad con otra empresa de la misma actividad: Enrique Pérez y Hermanos, convirtiéndo- se más tarde como Caralt y Pérez S.A. en la más importante del mercado español hasta su desaparición en la década de los setenta del siglo XX. (5) En 1904 la superficie cultivada era 650 has, y alcanzar en 1911 las 1.800 constituyendo... “una planta alternativa en la tierra buena del río Segura, donde tiene como es consiguiente, gran importancia, ocupando su cultivo una décima parte del total del regadío constante”, cuando se hacía referencia al mismo tiempo a la importancia que había tenido en otras co- marcas. (6) La Guerra Europea de 1914-1918 se puede considerar como otra “edad de oro” del cáñamo por la gran demanda que tuvo ante la escasez de otras materias importadas como el yute, algodón y fibras exóticas, por la imposibilidad de contar con medios de transporte suficientes debido a las hostilidades en el mar y la extraordinaria actividad de las industrias alpargatera, hilados y tejidos incapaces de atender los grandes pedidos tanto para el interior como el exterior.
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