Biblioteca Nació En Santiago De Compostela

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Enciende la luz, haz clic en el botón Ahora enciende la chimenea, haciendo clic en el botón CONTIENE MUSICA DE FONDO para leer los poemas elije la estantería del autor y haz clic Salir García Lorca Gabriela Mistral Rosalía de Castro Pablo Neruda Jorge Luis Borges José Martí Antonio Machado Gustavo Adolfo Bécquer Mario Benedetti Miguel de Unamuno * Federico García Lorca 1898 el 5 de junio nace Federico García Lorca en Fuente Vaqueros, provincia de Granada, hijo Granada 1898-1936 de Federico García Rodríguez y Vicenta Lorca Romero. Será el mayor de cuatro hermanos: Francisco, Concha e Isabel. 1908 Pasa unos meses en Almería, donde comienza sus estudios de bachillerato. Primeros estudios de música. 1909 se traslada con su familia a vivir a Granada. 1915-1917 Estudios de Filosofía y Letras y de Derecho en la Universidad de Granada. Amistad con el núcleo intelectual granadino (Melchor Fernández Almagro, Miguel Pizarro, Manuel Ángeles Ortiz, Ismael G. de la Serna, Angel Barrios,...). Viajes de estudios, dirigidos por el Catedrático Martín Domínguez Barrueta, por Andalucía, Castillla y Galicia. Inicia su amistad con el compositor Manuel de Falla, quien fija su residencia en Granada.1918 Publica en Granada su primer libro Impresiones y Paisajes y escribe algunos poemas que aparecerán más tarde en su primer libro de versos, Libro de Poemas. Siguiente → Romance de la Luna La luna vino a la fragua con su polizón El jinete se acercaba tocando el tambor del de nardos. llano. El niño la mira, mira. El niño la está Dentro de la fragua el niño tiene los ojos mirando. En el aire conmovido mueve la cerrados. luna sus brazos y enseña, úbrica y Por el olivar venían, bronce y sueño, los pura, sus senos de duro estaño. gitanos. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los Las cabezas levantadas y los ojos gitanos, harían con tu corazón collares entornados. y anillos blancos. ¡Cómo canta la zumaya, Niño, déjame que baile. ay, cómo canta en el árbol! Cuando vengan los gitanos, Por el cielo va la luna con un niño de la te encontrarán sobre el yunque mano. con los ojillos cerrados. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, Huye, luna, luna, luna, que ya siento los gitanos. los caballos. El aire la vela, vela. Niño, déjame, no pises mi blancor El aire la está velando. almidonado Siguiente → Preciosa y el aire Frunce su rumor el mar. Los olivos palidecen. Cantan las flautas de umbría y el liso gong de la Su luna de pergamino Preciosa tocando viene nieve. por un anfibio sendero de cristales y laureles. ¡Preciosa, corre, Preciosa, que te coge el viento El silencio sin estrellas, huyendo del sonsonete, verde! cae donde el mar bate y canta su noche llena de ¡Preciosa, corre, Preciosa! peces. ¡Míralo por donde viene! En los picos de la sierra Sátiro de estrellas bajas con sus lenguas os carabineros duermen guardando las blancas relucientes. torres donde viven los ingleses. Preciosa, llena de miedo, entra en la casa que y los gitanos del agua levantan por distraerse, tiene, más arriba de los pinos, el cónsul de los glorietas de caracolas yramas de pino verde. ingleses. Asustados por los gritos tres carabineros Niña, deja que levante tu vestido para verte. vienen, sus negras capas ceñidas y los gorros en Abre en mis dedos antiguos la rosa azul de tu las sienes. vientre. El inglés da a la gitana un vaso de tibia leche, y . Preciosa tira el pandero y corre sin detenerse una copa de ginebra El viento-hombrón la persigue con una espada que Preciosa no se bebe. Y mientras cuenta, caliente. llorando, su aventura a aquella gente, en las tejas de pizarra el viento, furioso, muerde. Siguiente → Reyerta El juez, con guardia civil, por los olivares viene. En la mitad del barranco Sangre resbalada gime las navajas de Albacete muda canción de serpiente. bellas de sangre contraria, Señores guardias civiles: aquí relucen como los peces. pasó lo de siempre. Una dura luz de naipe Han muerto cuatro romanos recorta en el agrio verde y cinco cartagineses. caballos enfurecidos y perfiles de jinetes. En la copa de un olivo La tarde loca de higueras lloran dos viejas mujeres. y de rumores calientes El toro de la reyerta cae desmayada en los muslos se sube por las paredes. heridos de los jinetes. Ángeles negros traían Y ángeles negros volaban pañuelos y agua de nieve. por el aire del poniente. Ángeles con grandes alas Ángeles de largas trenzas de navajas de Albacete. y corazones de aceite. Juan Antonio el de Montilla rueda muerto la pendiente, su cuerpo lleno de lirios y una granada en las sienes. Ahora monta cruz de fuego, carretera de la muerte. Siguiente → Romance Sonámbulo Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Dejadme subir al El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con menos hasta las altas barandas, ¡dejadme subir!, dejadme la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que donde retumba el agua. te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. mirando y ella no puede mirarlas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el Mil panderos de cristal, herían la madrugada. camino del alba. La higuera frota su viento con la lija Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas dos compadres subieron. El largo viento, dejaba en la boca agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? Ella sigue un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está tu niña mar amarga. Compadre, quiero cambiar mi caballo amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te por su casa, esperara cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Sobre el rostro del aljibe Compadre, vengo sangrando, desde los puertos de se mecía la gitana. Verde cama, pelo verde, con ojos de Cabra. Si yo pudiera, mocito, ese trato se cerraba. Pero fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. Compadre, agua. La noche se puso íntima como una pequeña plaza. quiero morir decentemente en mi cama. De acero, si Guardias civiles borrachos en la puerta golpeaban. Verde puede ser, con las sábanas de holanda. que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la sobre la mar. Y el caballo en la montana. garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Siguiente → La monja gitana Por los ojos de la monja galopan dos caballistas. Silencio de cal y mirto. Un rumor último y sordo Malvas en las hierbas finas. le despega la camisa, La monja borda alhelíes y al mirar nubes y montes sobre una tela pajiza. en las yertas lejanías, Vuelan en la araña gris, se quiebra su corazón siete pájaros del prisma. de azúcar y yerbaluisa. La iglesia gruñe a lo lejos ¡Oh!, qué llanura empinada como un oso panza arriba. con veinte soles arriba. ¡Qué bien borda ! ¡Con qué gracia! ¡Qué ríos puestos de pie Sobre la tela pajiza, vislumbra su fantasía! ella quisiera bordar Pero sigue con sus flores, flores de su fantasía. mientras que de pie, en la brisa, ¡Qué girasol! ¡Qué magnolia la luz juega el ajedrez de lentejuelas y cintas! alto de la celosía. ¡Qué azafranes y qué lunas, . en el mantel de la misa! Cinco toronjas se endulzan en la cercana cocina. Las cinco llagas de Cristo cortadas en Almería. Siguiente → San Miguel Se ven desde las barandas, San Miguel canta en los vidrios; efebo de tres mil por el monte, monte, monte, noches, fragante de agua colonia y lejano de las mulos y sombras de mulos flores. El mar baila por la playa, cargados de girasoles. un poema de balcones. Las villas de la luna Sus ojos en las umbrías pierden juncos, ganan voces. Vienen manolas se empañan de inmensa noche. comiendo En los recodos del aire semillas de girasoles, los culos grandes y ocultos cruje la aurora salobre. como planetas de cobre. Un cielo de mulos blancos Vienen altos caballeros y damas de triste porte, cierra sus ojos de azogue morenas por la nostalgia de un ayer de dando a la quieta penumbra ruiseñores. Y el obispo de Manila, ciego de un final de corazones. azafrán y pobre, dice misa con dos filos para Y el agua se pone fría mujeres y hombres para que nadie la toque. San Miguel se estaba quieto Agua loca y descubierta en la alcoba de su torre, por el monte, monte, monte. con las enaguas cuajadas de espejitos y entredoses. San Miguel, rey de los globos San Miguel lleno de encajes y de los números nones, en la alcoba de su torre, en el primor berberisco enseña sus bellos muslos de gritos y miradores. ceñidos por los faroles. Arcángel domesticado en el gesto de las doce, finge una cólera dulce de plumas y ruiseñores. Siguiente → Muerto de amor Sólo por los corredores las cuatro luces clamaban ¿Qué es aquello que reluce con el furor de San Jorge.

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