Piñeiro, Elena Los radicales antipersonalistas. Historia de una disidencia. 1916-1943 Tesis de Doctorado en Historia Universidad Torcuato Di Tella 2007 Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la Institución. La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea. Cómo citar el documento: Piñeiro, Elena. “Los radicales antipersonalistas. Historia de una disidencia. 1916-1943 [en línea]. Tesis de Doctorado en Historia. Universidad Torcuato Di Tella. Argentina, 2007. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/contribuciones/radicales-antipersonalistas-historia-disidencia.pdf [Fecha de consulta: …..] UNIVERSIDAD TORCUATO DI TELLA DOCTORADO EN HISTORIA TESIS DOCTORAL “Los radicales antipersonalistas. Historia de una disidencia. 1916-1943” Mg. Elena T. Piñeiro Directores: Dr. Ezequiel Gallo Dra. Francis Korn Buenos Aires, 6 de febrero de 2007. INDICE Introducción..................................................................................................................... 3 Capítulo 1. Origen y evolución de las disidencias radicales...........................................13 Capítulo 2. Creyentes y arribistas: la reorganización del radi calismo...........................57 Capítulo 3. Los entretelones de una candidatura............................................................99 Capítulo 4. Las situaciones provinciales y la lucha por el poder..................................143 Capítulo 5. El antipersonalismo ante las elecciones provinciales de 1935...................193 Capítulo 6.Esperanzas y frustraciones. Las elecciones presidenciales de 1938............230 Capítulo 7. El antipersonalismo y los problemas del fraude electoral..........................290 Capítulo 8. El ocaso del antipersonalismo....................................................................332 Conclusiones.................................................................................................................352 Bibliografía y Fuentes...................................................................................................361 2 Introducción. La Unión Cívica Radical ha sido un actor central de la política argentina desde su nacimiento en 1891. A pesar de haber sufrido crisis recurrentes ha sabido, como el ave fénix, renacer de sus cenizas y llegar al gobierno en varias oportunidades. Una de las características del partido a lo largo de su dilatada existencia ha sido la de producir tendencias y facciones que en muchos casos se separaron del tronco original para formar nuevos partidos que en general mantuvieron las siglas distintivas acompañadas de algún aditamento que los diferenciara. Esos partidos desprendidos del tronco radical actuaron muchas veces de manera independiente y otras integrando coaliciones o frentes. Nuestro objeto de estudio en este caso refiere a una de estas escisiones que ha sido escasamente analizada en todos los trabajos que se han realizado sobre el partido: el radicalismo antipersonalista que jugó un papel nada desdeñable en la política argentina entre 1924 y 1943. Estado de la cuestión La mayor parte de los trabajos que se han realizado sobre el período 1916-1943 han analizado al antipersonalismo durante la presidencia de Alvear y en su participación en la Revolución de 1930 junto con los conservadores. En principio las referencias al antipersonalismo se produjeron desde una historiografía militante que privilegiaba la concepción “yrigoyenista” del radicalismo. En este registro los antipersonalistas constituían el ala conservadora del partido cuya escisión constituyó una traición a los postulados del verdadero radicalismo. Los calificativos de ‘galeritas’y ‘azules’dan cuenta de esta tendencia.1 En las décadas del ’60 y 70, los estudios sobre el radicalismo se concentraron en otros aspectos adecuándose a líneas de investigación que privilegiaban perspectivas sociológicas y económicas. Ezequiel Gallo y Silvia Sigal2 vincularon el proceso de expansión económica y de modernización de las relaciones sociales que se consolidó en 1880, con los cambios en el área de los partidos políticos y en particular con el surgimiento de la Unión Cívica Radical. Destacaban tres aspectos vinculados al surgimiento del nuevo partido: a) la exigencia de control del proceso económico por parte de provincias que como Entre Ríos, Córdoba, y Santa Fe habían entrado ya en el proceso de modernización. 1 En esta línea se inscriben los trabajos de Gabriel del Mazo, Félix Luna, Héctor J.Inigo Carrera y Luis C. Alen Lascano. 2 Gallo, Ezequiel y Sigal, Silvia. La formación de los partidos políticos contemporáneos. La Unión Cívica Radical (1890-1930) En: DE,Bs.As., vol.3 No 1/, abril pp.173-230 3 b) La asimilación por canales institucionalizados de sectores recientemente movilizados mediante la ampliación limitada de la participación política c) La heterogeneidad del partido y las diferencias estructurales entre la base electoral y la elite. Mediante un estudio de sociología electoral determinaron la conformación tanto de la elite como de las bases partidarias. Los grupos dirigentes del radicalismo estarían integrados por una elite formada por sectores de nueva promoción económica que habían ascendido socialmente pero que carecían de prestigio tradicional y sectores menos consolidados y ligados a actividades agropecuarias y comerciales más tradicionales que mantenían como fuente de prestigio la tradicionalidad familiar tanto en el interior como en el litoral. Ambos sectores compartían la marginalidad en relación con la participación en las funciones de gobierno. En cuanto a las bases, estaban formadas por grupos criollos de las clases populares de la zona central y aún de la periferia que no exigían participación directa en el gobierno y ciertos sectores de clase media que buscaban insertarse en los cuadros de la administración nacional. El radicalismo –sostiene el artículo- será la expresión política de estas nuevas demandas de participación de las masas recien incorporadas y de coparticipación directa en los distintos niveles de la administración pública por parte de los sectores medios. A mediados de los ’70 el trabajo de David Rock3 presenta otra explicación. Desde su perspectiva el radicalismo no fue al comienzo un órgano representativo de la clase media. Rock sostiene que “antes de 1924 fue controlado en gran medida por “una élite muy flexible de terratenientes (...) subsector de la elite conservadora” que aspiraba a obtener el poder y el control directo del Estado. Recién en 1916 se convirtió en un partido de masas y poco después comenzó la transición que pondría en primer plano finalmente a los grupos de clase media. La esfera de conflictos la ubica Rock en las relaciones del gobierno con la clase obrera cuyos votos pretendió cooptar sin contar con los recursos para ello. En definitiva Rock considera que el primer experimento de democracia popular en Argentina fracasó. Respecto de la división del partido su explicación no aporta ninguna novedad a explicaciones anteriores si bien pone el énfasis en aspectos económicos. La intención del gobierno de reducir el gasto público fue una de las cuestiones que envenenaron la relación de Alvear con el partido. 3 Rock, David. El radicalismo argentino 1890-1930, Amorrortu, Buenos Aires, 1992 4 Rock afirma que la ruptura “sobrevino luego del intento de Alvear de consolidar su posición estableciendo lazos más firmes con la élite partidaria que en 1918 y 1919 puso en tela de juicio el liderazgo de Yrigoyen.” Esa afirmación no se sostiene si se analiza la documentación existente y sigue más bien las interpretaciones ‘militantes’de las que hablamos inicialmente. Tampoco está probado en los documentos que Vicente C. Gallo deseara usar el presupuesto para “crear un imperio partidario” y que no tuviera reparos para intervenir las provincias. Las opiniones del autor sobre Vicente C. Gallo al que adjudica la creación de la UCR Antipersonalista están sumamente influenciadas por otras interpretaciones. También consideramos equivocada su afirmación de que el único baluarte del antipersonalismo era la provincia de Santa Fe, ya que como veremos el radicalismo tenía tendencias antipersonalistas en todas las provincias. Para Alfredo Puciarelli,4 desde una perspectiva estructuralista, el radicalismo es una alianza de sectores que conforman un bloque social alternativo al estado oligárquico que no es antagónico con los sujetos dominantes del sistema. Una obra más reciente5 realiza una lectura del radicalismo en clave política y encuentra la especificidad del partido no en la composición social sino en la estructura organizativa y en la constitución de una identidad. Su análisis finaliza en 1916 y no sólo refuta algunas generalizaciones de trabajos anteriores sino que plantea las tensiones que recorren el partido desde su nacimiento. El trabajo más reciente y en nuestra opinión el más completo sobre el Partido Radical es el de Virginia Persello.6 Persello se propone reconstruir la historia del radicalismo en dos aspectos: organizativo y doctrinario y en los momentos en que se producen cambios significativos en las relaciones entre estado y sociedad y el partido pasa del gobierno a la oposición. Es un registro de historia política que analiza tanto las prácticas de los actores como las prácticas discursivas que construyen un orden simbólico. Si bien Persello reconstruye
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