
“Amor y matrimonio” de Pierre Joseph Proudhon AMOR Y MATRIMONIO Pierre Joseph Proudhon PRESENTACIÓN La obra que aquí presentamos, Amor y matrimonio, del sociólogo libertario francés, Pierre Joseph Proudhon, constituye, a no dudar, una de sus obras más polémicas. En ella intenta justificar la gran importancia que, en su opinión, tiene para la cultura occidental la permanencia y el fortalecimiento del matrimonio en cuanto institución puntal de la familia. En busca de tal objetivo, se remonta a la antigüedad griega y romana. Hasta aquí, podríamos decir que su ensayo contiene valiosas aportaciones; pero, en la medida en que hace predominar apreciaciones subjetivas propias de su, sin duda, muy respetable opinión, su ensayo comienza a perder piso, a carecer de objetividad y, por ende, de seriedad, convirtiéndose en un auténtico galimatías. Realmente la confusión de Proudhon es enorme, puesto que se muestra incapaz de diferenciar lo subjetivo de lo objetivo, sucediéndole lo que, por ejemplo, pudiera pasarle a un individuo que llegase a tener un malentendido con su compañera y, víctima del arrebato momentáneo pusiese a generalizar su situación gritando a diestra y siniestra que las mujeres son unas hijas... desobedientes, sin percatarse que lo que a él le sucedió no tiene porque volverse verdad universal. Así, Proudhon, quizá al ser víctima de alguna decepción amorosa llega a conclusiones sumamente atrevidas, poco objetivas y, por supuesto, harto trasnochadas. En efecto, el por muchos considerado padre del anarquismo, saca, como comúnmente se dice, el cobre, y nos presenta una faceta suya terriblemente conservadora. A ciencia cierta no sabemos qué fue lo que induce a Proudhon a escribir este monumento a la reacción más burda. Porque, sin duda, la imagen que de él emerge después de haber leído sus ocurrencias, no es la de una persona conservadora, sino más bien la de una ultrareaccionaria, ya que no de otra manera puede adjetivarse su misoginia y su homofobia. Ahora bien, por lo general, el camino que se ha seguido entre los simpatizantes o partidarios del ideal libertario frente a este desatino del acuñador de la frase la propiedad es un robo, es la 5 “Amor y matrimonio” de Pierre Joseph Proudhon típica, errónea táctica del avestruz, ignorando por completo este ensayo y evitando así el tener que dar explicaciones sobre el disparate del provocador galo. No existe, en nuestra opinión, justificante alguna que dé base para no decir lo que es evidente: que Pierre Joseph Proudhon experimentaba graves trastornos en su vida sexual y emocional que le condujeron a tomar como verdades, lo que tan sólo tenía validez en el entorno de su propia tragedia, de su propia insatisfacción. Todas las sandeces que Proudhon toma como verdades absolutas, deben, en nuestra opinión, analizarse en el contexto de una persona que sufre mucho, que intenta superar su tragedia personal llegando al extremo de justificar lo injustificable. Tenemos entonces que el asunto no es el tratar de dar explicaciones intentando salvar la idea, sino el de reconocer que ningún pensador progresista en ciertos aspectos, debe forzosamente serlo en todos. Para terminar diremos que un individuo tiene sus propios límites circunscritos a sus conocimientos sobre la realidad de su entorno, pero también sobre su propia realidad, o sea que en muchas ocasiones, nuestra inteligencia emocional, se impone a nuestra capacidad racional y objetiva. Chantal López y Omar Cortés CAPITULO PRIMERO EL COMPLEJO PROBLEMA DEL MATRIMONIO: ANÁLISIS PREPARATORIO El problema del matrimonio es tan vasto, tan complicado, tan escabroso; ha dado materia a tantas elucubraciones, a tantos tratados, novelas, poemas, costumbres y leyes, que, después de haber leído cuanto he podido acerca del particular, me ha parecido que el único modo de ver claro era cerrar los libros y resumir su substancia en una serie de cuestiones sobre las cuales será cómodo concentrar el debate y preparar un juicio. La especie humana, como todas las razas vivientes, se conserva por medio de la generación. La fisiología da una primera razón acerca de esta ley. El individuo, desde que ve la luz, comienza a gastarse y a envejecer; la nutrición y el reposo no lo renueva por completo; la misma vida lo echa a perder, y pronto ha de ser reemplazado. Ese reemplazo tiene lugar por medio de la generación; he aquí lo que cree descubrir la primera ojeada sobre el movimiento de las existencias. Pero ese motivo enteramente fisiológico ¿es único?... Diré más ¡es el principal! Aparte la evolución vital, hay la sociedad, fin supremo de la creación. Yo no pregunto, pues, si la renovación de los individuos por la generación es sencillamente una condición impuesta a la humanidad por la disolución inevitable del organismo, lo cual subordinaría el reino del espíritu al de la materia y repugnaría a nuestras ideas de libertad y progreso; o si lo que ocurre es más bien que la sociedad, necesitando para desenvolverse, rejuvenecerse sin cesar en cada uno de sus miembros, como el animal se renueva por medio de la alimentación, la generación, más que una necesidad del organismo, resulta una necesidad de la constitución social. 6 “Amor y matrimonio” de Pierre Joseph Proudhon Y como en el torbellino del universo, el principio, el medio y el fin de todas las cosas son idénticos, la cuestión se reduciría en último análisis, a preguntarse si la muerte, que vemos suspendida sobre toda vida, no tiene a su vez, como la generación, su razón de ser en la felicidad del hombre, que es de todos los seres el único que sabe que ha de morir, y que puede, según las circunstancias, desear la muerte o temerla. Si esa hipótesis resultare verdadera, comprenderíamos en seguida la alta importancia del matrimonio, que se podría definir: una institución para la vida y para la muerte. La naturaleza ha hecho al hombre bi-sexual, masculum et feminam creavit eos; es decir, que para la función generatriz, es indispensable el concurso de dos personas de distinto sexo. ¿Por qué la naturaleza no prefirió hacer el hombre hermafrodita? ¿Por qué esa división del aparato generador entre dos individuos complementarios uno de otro, e! varón y la hembra? ¿Es también una necesidad que la fisiología impone a la sociedad, o una condición que la sociedad impone a la fisiología? Más sencillo; ¿la diversidad de los sexos obedece a la vez a la sociedad y a la fisiología? ¿Por qué motivo? En la serie animal, ciertas especies inferiores reúnen los dos sexos en cada individuo; a medida que las especies se elevan en la escala animal la división es más marcada. La teoría del matrimonio y del papel de la mujer en la sociedad, es lo único que podrá decirnos lo que hemos de pensar de esa finalidad de la naturaleza o de esa fatalidad de la civilización. El acoplamiento de los sexos para la generación tiene lugar bajo la influencia de un sentimiento particular, que es el amor. Es ese poderoso atractivo, el que, en todas las especies en que los sexos están separados, empujan el macho y la hembra a unirse y a transmitir su vida en un orgasmo mortal. De ahí esta frase tan conocida, tan profunda: El amor es más fuerte que la muerte. Lo cual significa que el ser que ha gustado del amor, ya no tiene nada que temer de la muerte, porque el amor es la misma muerte, la muerte alegre, euthanasia. Aquí empieza a revelarse el secreto de la muerte, y a la vez se presiente la dignidad del matrimonio que la hace tan dulce. Pero no por eso sabemos por qué, desde el punto de vista del orden moral, la muerte es una condición de progreso y de felicidad. Los antiguos hicieron de esa inclinación irresistible de los dos sexos a reproducir su vida, sacrificándola: el Amor, el primero y el más poderoso de sus dioses. Es el Amor el que ordena el caos, y el que anima la naturaleza. El amor es, pues, el apogeo y la consumación de la vida, el acto supremo del ser organizado; por todo ello puede definirse: el tema del matrimonio. Pero si el papel del amor en la generación es muy visible, no se ve con qué fin se ha introducido en la sociedad, cuyo principio propio es la Justicia. Pues nosotros no admitimos que nada de lo que interesa al individuo pueda dejar de relacionarse con el orden social: más que el filósofo la sociedad tiene derecho a decir: Homo sum humani nihil a me alienum puto. Otra cuestión todavía acerca de la cual es preciso que la teoría se explique. El amor, de que acabamos de hablar, tiene su base en el organismo. En las especies inferiores, no obstante todas las manifestaciones amorosas de las parejas, no parece que se mezcle al placer genérico ningún atractivo superior a la propia sexualidad. El amor es puro en los animales, si vale decirlo así; quiero expresar que es puramente fisiológico, libre de todo sentimiento moral o intelectual. 7 “Amor y matrimonio” de Pierre Joseph Proudhon Pero al hombre, inteligente y libre, no le ocurre lo mismo. Sabemos por la teoría de la libertad, que el hombre tiende a libertarse de todo fatalismo, especialmente del fatalismo orgánico que repugna a su dignidad, y que esa tendencia es proporcional al desarrollo de su razón. Esa repugnancia del espíritu por la carne se manifiesta aquí de un modo nada equívoco y ya muy apreciable, primero en el pudor, es decir, en la vergüenza que el servilismo de la carne hace sufrir al espíritu; después en la castidad o abstención voluntaria, en la que se mezcla una íntima voluptuosidad, resultado de la vergüenza evitada y de la libertad satisfecha.
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