Peleador Callejero Ii

Peleador Callejero Ii

PELEADOR CALLEJERO II CÉSAR REY MARCHANT 1 César Rey Marchant Título original: Peleador Callejero II Primera Edición: La Vieja Sapa Cartonera (Santiago, Chile), 2019 Segunda Edición: Lumpérica Cartonera (Lima, Perú), 2020 Edición y encuadernación: Wendy Yashira Diagramación e impresión: María Gabriela Flores Crovetto Contacto: [email protected] Facebook: Lumpérica Cartonera Instagram: Lumpericaeditorial Página web: lumpericaeditorial.wordpress.com Spotify: Lumpérica Cartonera Enero del 2020/ Lima – Perú Tiraje: #50 ejemplares 2 Podcast con el autor: https://open.spotify.com/episode/6mpdH9wHYgoUMplgMKTk2i 3 A Aeleen Carcher estos poemas, estos 3 años, este camino que es la vida Celeste Amanda, a tus ojos me encomiendo 4 5 “en el cine y la televisión, de forma más radical aún que en nuestra imaginación, la muerte siempre es la muerte de los otros.” (H.F) “es inútil descubrir un poema donde no quedó nada” (Ch. G) 6 Con la guerra de los aliados contra Mesopotamia, entre el Tigris y el Éufrates, las vistas aéreas se convirtieron en un recurso cotidiano de los medios de comunicación. Los noticieros se inundaron de imágenes en blanco y negro con una mira en el centro, tomas que enseñaban el objetivo a punto de ser alcanzado por un proyectil o transmitían desde la punta misma de la bomba, mostrando la aproximación a un objetivo e interrumpiéndose al momento del impacto. Esas imágenes apuntan hoy, hacia nosotros. (H.F) 7 8 vidrios rotos tras los ojos de occidente al fondo de esta comuna se ve un templo y yo escribo para espantar a los fantasmas, amor. un kimono rojo y la cabellera rubia de un karateca occidentalizando el mundo con mantras ataráxicos que creían en el fin de la historia mientras afuera corría el polvo de las ciudades y yo veía un templo al fondo de esta maldita comuna, clavado al final de la avenida 5 de abril estaba la estructura colonial de nuestras manos combinando botones y palancas sobre el último rinconcito de siglo que nos dejaron las guerras, holocaustos y el disparo de los misiles al centro de las plazas donde jugaban nuestros niños, la música sobre las esferas dando vueltas en cada pasaje de esta villa como un megamix entre polietileno y murallas de OSB mientras yo veía un templo en los contornos de la mentira. maipú superpoblándose entre el asbesto y los gritos de camino a melipilla, las metrópolis latinas se improvisaron en el segundo anillo de Dante y el collage se hizo presente en la periferia una vez que el surrealismo entendió lo necesario: el arte nunca fue cotidiano y hoy dormimos a la orilla de líneas de ferrocarril que jamás llegaron al puerto: 9 al fondo de este libro encontrarás un templo al centro de un silencio que nunca comprendimos: al final de esta comuna encontrarás a tu madre negociando el cielo con la dignidad de la palabra 10 “Aunque las emociones verdaderas son a menudo caprichosas, no atenderlas, sin embargo, es autodestructivo. Reconocer el orden es igual que abrir un dique en un río.” (El libro del Wen Fu) 11 padre nuestro me abandonaste Padre Nuestro y me dejaste a la deriva luego de dos guerras mundiales. me dejaste huérfano y te fuiste a coquetear al otro lado del mundo. me pusiste la bota virtual encima de mis rasgados ojos para encandilar el sol de Oriente. me dejaste en esta pieza junto a R. y esta pantalla llena de fantasmas te largaste y no volviste jamás a subir esta escalera por las noches. te fuiste a escribir poemas en el infierno y a reventar ampolletas de casas abandonadas a la orilla de líneas de ferrocarril imaginarias. te fuiste a caminar por los anillos de tu patria 12 inventada en un mundo etéreo y trasnacional y acá me dejaste, huérfano con los ojos llenos de vidrios, atorados de esquirlas y humedales en el centro del iris de la carne. por eso te elijo y exijo un primer plano a tus rasgados ojos de huacho oriental: Nobody knows se proyecta en tus pupilas y sé que a ti también te abandonaron y quiero dar vuelta este maldito videojuego y asesinar a cualquier conchesumadre que recuerde nuestra tragedia: quiero rajarle el pecho a S. y tocar el dulce rostro de V. quiero bailar desnudo con B. y morir en los pies de D. quiero inyectarme heroína en las venas y bailar con los muertos en dictadura 13 quiero tu budismo zen y tu rabiosa rabia para incendiar todos mis templos quiero romper la pantalla y asesinar al mal padre que ladró mentiras con este rítmico endecasílabo que colgaba desde su lengua púrpura, quiero matar a todo aquel que se nos cruce; tengo rabia, mucha rabia y sé que tú también sé que pierdes el equilibrio ante las manchas que dejaron en el cielo los tanques y aviones que visitan de vez en cuando la cloaca del planeta / ustedes quieren que acá se les cuente como R. fue perdiendo el control de sus emociones, como el Satsui no Hado lo gobernó y traicionó el estoicismo que lo caracterizaba. Pero la verdad es que eso no importa mucho. Lo interesante de R. es ver como desde su orfandad derivó su carácter. Como su orfandad es la metáfora de su lugar de nacimiento. Ese lugar que quedó 14 huérfano y no fue rescatado por su maestro Gouken, sino que por el mismo demonio que apretó el botón encima suyo. Esa metáfora es la que interesa y le otorga sentido a un lector del siglo XXI, ese lector que también jugó al juego más vendido en la historia de los videojuegos y vio como decantaba la evolución del sol naciente en un ejército de rascacielos y neón al más puro estilo neoyorquino. Los que elegían a R. sabían que algo había tras sus ojos de huérfano oriental, sabían que algo se escondía más allá de las pomposas luces que alumbraban a K. Fueron los niños huérfanos los que eligieron a R. y fueron los poetas los que también quedaron huérfanos al terminar un nuevo siglo. Fueron los poetas los que no se metieron más en problemas y estuvieron bien expulsados por platón de la república. Acá R. no tiene la culpa de nada, es nuestra maravillosa metáfora que no pudo controlarse ante el Satsui no Hado, es el símbolo de un descontrol que desafía hasta su propia cuna, pero ¿quién no lo haría si le hacen explotar dos bombas atómicas en la cara y su país se transforma en la tumba de las luciérnagas? / 15 ¿acaso se puede escribir al ritmo de la explosión de una bomba?: revientan dos atómicas y la escena termina con un plano medio al quinceañero que juega frente a la consola e intenta doblegar arquetipos griegos inmortales, luego transformar este plano medio en un primer plano al rostro de aquel nonato que nunca escuchó de Hiroshima y Nagasaki y asesina rivales en su pantalla en maipú. después de eso, contar los pasos que nos separan de la catarsis y filmar un traveling que nos lleve directamente a los ojos de dios mientras suenan dos explosiones al otro lado del mundo y las ambulancias y carros policiales se alejan velozmente por las autopistas 16 17 este que ves, engaño colorido las imágenes fueron claras: golpes certeros a la estructura extendida. a martillazos caía el Gran Muro mientras cierres con OSB se multiplicaron por los contornos de una ciudad dibujada hacia fines de siglo: ampliaciones para los hijos de los hijos en blocks ninguneados por toda la insidia del sol sobre las cosas. se derrumbaba la mezcla de hormigón mientras hirvieron el corazón del siglo sobre las virutas de estas cuadras, estaban por ladrar los muertos cuando me enviaron a pelear con los osos a Siberia: el mismo lugar donde Bakunin y Trotsky resistieron el exilio 18 adivinando la dirección del viento la perestroika me fue a buscar. volví lleno de cicatrices en el cuerpo y el siglo cayéndome a pedazos, caía la atractiva estructura de antiguos castillos medievales y en tierras del sol naciente me imaginaron -en una épica un tanto extraña como aquel rumbo que cruzaría el desierto lleno de serpientes muertas en el cuello. volví lleno de cicatrices de otro siglo y me fui a pelear becado al extranjero vine a salvar al pueblo que imaginaban como una bodega obtusa, llena de fierros y metales. nos invitaron a combatir al otro lado en un torneo lleno de luces y colores que ganaron los que clavaban más símbolos y focos incandescentes 19 en los nuevos paseos peatonales que terminaban hacia el final del callejón: este que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores, con falsos silogismos de colores es cauteloso engaño del sentido. un gran cartel publicitario contuvo en sus tubos el anuncio: la época se abre hacia el exceso de luz mientras suena like a prayer de fondo: Madonna baila en la pantalla como sólo ella sabe hacerlo life is a mystery, everyone must stand alone I hear you call my name and it feels like home. 20 excitado, miro la etapa donde peleo y veo una industria llena de herramientas veo obreros aburridos y borrachos en éxtasis por ver cómo golpeo a mis rivales mientras ojivas góticas a la entrada de feudos desaparecen en manos de desempleados modernos sentados en el living de sus casas al son de la música de baywatch. miro el mundo donde batallo y veo fierros, veo grandes cilindros de gas veo muchos hombres iguales gritar y no veo ninguna mujer colgando en las barandas ¿no habían mujeres en la Unión de Repúblicas? ¿dónde escribió Selvinski, Tsvetáeva?: a ti, que nacerás dentro de un siglo, cuando de respirar yo haya dejado, 21 de las entrañas mismas de un condenado a muerte, con mi mano te escribo que en pueblos donde explotaban misiles los jóvenes juntaron sus cuerpos para sentir la catarsis misma del orgasmo explotando entre las bombas.

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