ALBERTO BLEST GANA COLECCIÓN BIOGRAFÍAS Es propiedad. Derechos reservados. Inscripción N.o 17186. Copyright by Empresa Editora Zig-Z3g, S. A. Santiago de Chile, 1955. EMPRESA EDll'ORA ¿ 1 O - ¿ A G, S. A. SANTIAGO DE CHILE, 1955. RAÚL SILVA CASTRO 7* "f~i mr\ EST 1830-1920 (SEGUNDA EDICIÓN, REFUNDIDA) SI A G PROLOGO DE LA SEGUNDA EDICIÓN L-JA Universidad de Chile abrió concurso pú­ blico en 1937 para premiar ana biografía de don Alberto Blest Gana que contuviera también un estudio de sus obras literarias. 1:1 libro de que se hace ahora segunda edición fué presentado a ese certamen y obtuvo premio por recomendación del informe que sobre él emitió la comisión designada especialmente por la facultad, de Lilosofia y Ciencias de la Lducacióu. La primera publicación de esta obra fué ordenada también por la Universi­ dad de Chile, en un abultado volumen, en 191 i. Con esto queda dicho que la edición que tiene ahora el lector cu sus memos ha sido reducida y simplificada; más aún: ha sido j efundida, para dar a la redacción el nuevo estilo que le corresponde por haberse suprimido cu su mayor parte los docu­ mentos anexos y complementarios que se incluyeron en la ante­ rior para justificar los asertos del autor en todas aquellas mate­ rias que se tocaban por primera vez o que se presentaban en­ ferma diferente a la tradicional. Las reducciones pretenden, todas, en conjunto, aligerar la lectura; el material suprimido puede, sin embargo, ser consultado en la primera edición, que se halla por cierto en todas las bibliotecas públicas. Para la comodidad del estudio, se ha dividido e?: este libro el relato de la vida de Blest Gana de la consideración detenida t 7 ] de sus obras, dispuestas estas últimas en orden cronológico tan estricto como es posible establecer al través de las fechas de las primeras ediciones. Al relato precede un esbozo biográfico del doctor Blest, padre de nuestro héroe. Cuando se redactó este libro por primera vez, el culto de Blest Gana era reducido; desde entonces se ha ido ampliando en términos realmente notables. Todos los títulos que componen su vasta bibliografía se han reeditado desde entonces, lo que acredita la existencia de un público fielmente dispuesto a parti­ cipar en la creación novelesca que lleva su nombre. Se aprecia­ rá mejor el cambio sufrido si se recuerda que de algunas de sus novelas (DURANTE LA RECONQUISTA, LOS TRASPLANTA­ DOS, EL LOCO ESTERO. .) no circularon en Chile, por mu­ chos años, sino las ediciones ordenadas por el autor en París. Hoy el lector dispone de tiradas chilenas. El cambio indica que el contenido emocional de los libros de Blest Gana afecta al público de su patria en grado sin duda creciente, y ello se debe atribuir principalmente a la sinceridad de los recursos de que echó mano el novelista al escribir sus obras. En la primera edición de este libro esforzóse el autor en po­ ner de relieve concertadamente, al correr de la cronología bio­ gráfica, el titánico esfuerzo que realizó Blest Gana como repre­ sentante de Chile en Europa para contribuir a la defensa de su patria en la Guerra del Pacífico. Idéntica atención se presta en esta nueva edición a ese aspecto de la carrera de nuestro héroe, la cual deja una huella profunda en la historia de la diplomacia nacional. Siefuio la tarca diplomática u?i arte en que los prece­ dentes adquieren más peso que las doctrinas, no será tal vez inútil señalar, como aquí se hace, lo que ejecutó Blest Gana como Ministro de Chile en Londres y en París y como plenipo­ tenciario especial ante la Santa Sede, entre muchos otros encar­ gos menores que también se le confiaron, para cimentar las ba­ ses de una tradición común y uniforme de la diplomacia chi­ lena. EL AUTOR [ 8 ] CAPITULO PRELIMINAR EL DOCTOR BLEST JLLL 21 de marzo de 1821 la Academia Jacobo IV de la Universidad de Edimburgo recibía solemnemente, con el esplendor medieval que conservan sus aulas, a un joven ru­ bio, de aventajada estatura, de porte distinguido, nariz aguileña y ojos claros, a quien el decano saludó en latín y nombró Gui­ llermo Cunningham Blest. Aunque la Universidad que le con­ cedía el título de doctor en Medicina funciona en la capital de Escocia, el nuevo facultativo procedía de una familia irlan­ desa y había nacido en Sligo, del matrimonio de Alberto Blest y de Ana María Mayben. Antes de estudiar en la Universidad de Edimburgo frecuentó las aulas del Trinity College de Dublin, donde obtuvo la licencia en Medicina y práctica obstétrica. Des­ pués de tales estudios el nuevo profesional debió trasladarse a Londres, donde fué recibido por la Compañía de» Cirujanos- Boticarios como un nuevo cofrade. Ya en esos años había tenido el doctor Blest noticias de un hermano mayor suyo de nombre Andrés, a quien una empresa mercantil había arrojado a las playas de Chile (consta que resi­ día en Santiago ya en abril de 1817). Por él sabía que en esta tierra nueva era Director Supremo un ciudadano hijo de irlandés y de chilena, que acogía con cordial benevolencia a todo indi­ viduo de lengua inglesa, si procuraba introducir a Chile cien- í 9 ] cias y artes útiles a la nacionalidad naciente. Otro hermano suyo, el doctor Juan Blest, vivía también en América, y después de haber residido algunos años en Chile salía al Perú y a Bolivia a conocer nuevos horizontes. Tan notables noticias animaron al joven facultativo, que veía en Londres a demasiados médicos ya instalados, para salir también de sus islas en busca de una nueva patria. A fines de 1823 o a principios de 1824 el doctor Guillermo C. Blesr estaba en Chile y se aprestaba a conquis­ tar sitio en una nación desconocida. Por desgracia, en enero de 1823 el Director O'Higgins había debido resignar su cargo; pe­ ro esta sorpresa no podía ser óbice a las intenciones del joven médico desde que en Chile se mantenía la política de acoger a los extranjeros. Para emprender la batalla contaba elementos sobrados: por la tesis de doctor que presentó en 1821, sobre la amenorrea, y por la práctica en obstetricia, podía aspirar a ser un eficaz auxiliar en partos difíciles y en todas las enfermeda­ des femeninas que demandan la intervención del cirujano. Chile carecía de profesionales competentes en el número necesario pa­ ra atender las necesidades de la población, y no era difícil ad­ vertir que muchos no habrían podido resistir un examen, si­ quiera ligero, de sus conocimientos generales y profesionales. Hacía notable excepción a esta ignorancia el doctor Nataniel Miers Cox, que desde 1814 escogió a Santiago como lugar de su residencia y a Chile como su segunda patria. Una cordial amistad unió luego a los dos médicos, y más adelante juntos figuraron en la enseñanza de la Medicina y en la fiscalización profesional. El doctor Blest se instala en Chile A su ingreso en Chile el doctor Blest encontró en funciones un Tribunal de Protomedicato que presidía el doctor JEusebio Oliva, hombre de edad ya madura y cuyos estudios se habían hecho sólo en Chile. Médico desde 1794, no tenía de su ciencia y profesión otras noticias que las muy cortas que habían podi- [ 10 ] do proporcionarle sus maestros de la Universidad de San Fe­ lipe, sometidos a lugareño empirismo. El Tribunal funcionó, presidido por Oliva, desde 1819 hasta 1826, año en que, para separarlo, fué fundada la Sociedad Médica, de corta vida. Las relaciones entre Oliva y Blest deben de haber sido poco gra­ tas a juzgar por los resultados que tuvo en Chile la presencia del segundo. Consta que en 1823 el doctor Cox hizo campaña contra el Protomedicato, lo que era hacerla contra Oliva mismo; pero no consiguió que la organización que había dado el Go­ bierno al cuerpo médico fuese alterada. En 1826, es decir, a los dos anos o poco más de su llegada a Chile, el doctor Blest dio a luz un informe titulado Observa* dones sobre el estado de la Medicina en Chile, que debe haber producido impresión rayana en el escándalo entre sus colegas. El recién llegado denunciaba en las 18 páginas de su opúsculo no sólo el mal estado sanitario de Chile, sino que enrostraba al cuerpo médico la carencia de conocimientos, que era fruto, naturalmente, de una atrasada enseñanza de la medicina. Podía atemperar el rigor de Ja censura aquella parte en que el autor decía que tan deplorable como la situación de Chile en punto a medicina era la de otras naciones americanas; pero su crítica era severísima cuando hablaba de "la falta de una educación liberal en los individuos que son admitidos como miembros de la profesión médica, entre los que se hallan algunos hasta sin la menor cultura superficial". La influencia de este estudio, que contiene además otros temas de interés (1), sobre la Medi­ cina chilena, fué casi inmediata: el decreto supremo de 6 de abril de 1827 creó, en reemplazo de la Sociedad Médica, una Inspección General de Medicina, cuyo cargo más eminente, el de inspector, fué confiado al doctor Blest. Es verdad que en la misma Inspección, Freiré y su ministro Gandarillas designa­ ron como subinspector al doctor Oliva; pero tal acomodo duró (1) El doctor Blest llamó la atención a que enfermedades caracteriza­ das por los médicos europeos se presentan en Chile con rasgos diferenciales, lo que era causa de frecuentes tropiezos en la práctica. r n 3 muy poco, porque el mismo año, eJ 2ó de noviembre, restable­ cida por segunda vez la Sociedad Médica, ya Blest aparece como presidente de eiia, hasta que el 21 de abril de 1830 el Vicepre­ sidente de Ja República OvalJe y el Ministro Portales restable­ cen el Protornedicato, con Blest y Cox a la cabeza, el primero como presidente del Tribunal y profesor de Medicina, y el se­ gundo como profesor de Cirugía.
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