APOSTILLAS Ción Sincera Y No Había Hecho Efectiva Fada, Que Se Enfade), Y Todo El Parti­ Una Sola Multa

APOSTILLAS Ción Sincera Y No Había Hecho Efectiva Fada, Que Se Enfade), Y Todo El Parti­ Una Sola Multa

HI)K1'>N l)H VA«n lí) En segunda plana: CONSEJO DE MINISTROS ^1-. - —i-1' Afi») IV. — Núm. 862 :: Hiempiar, 10 céntimos 1) 1 A K 1 í) i N O H P B N 1) I E N T H Madrid, sábado 8 de mayo Je 1920 EL ABASTECIMIENTO DEL PAÍS CONFLICTO ENTRE DOS DEBERES CAMBA, EN BERLÍN ^ . LA SUPRESIÓN ENTRE EL MARIDO ROMANTICISMO DE UN MINISTERIO Y LA PATRIA BRAQUiCÉFALO -%%'%%%%- Dice un refrán que «el buey bravo, idiomas, las razas, las costumbres, son en cierta ajeni se hace manío». divisiones coiiipieUuiiente axOMáiías, y Eilo no debe ci<» lezar con el bello convencionales, llamadas á desapare­ Si yo dije.'c ahora que Alemania adora a Francia, e» posible que raSi$ UN ESTADO QUE RECONOCE SU IMPOTENCIA FRENTE se.'ío; porque otro refrán asegura que cer tan pronto como la bandera roja n¡e aeyeifi. ¿>in embargo, yo estoy convencido ce que, m aun en io« nK»> (.en tierra ajena, la vaca ai buey acor­ sea la única que cremcle Mbre todas memos más crueles de la guerra han experimentado los alemanes k menor A LOS INTERESES PRIVADOS nea». las agrupaciones humanas. antipatía Lacia el pueblo trances. Los Iranceies no comprenderán nunca ei A»í les ha ocurrido—y perdonen la Si las doce mil Irancesas de la pre­ amor de Alemania. ¿Cómo es posible que Alemania les ame y al miui» y las ciudadfíi del litoral ponían el grito tuación económica, y no Se preocupa­ comparación rctranesca, que vá sin sente hisiioria (á las cuales irán siguien­ ticTipo arraie sus campos v bombardee sus poblaaones? Fcro yo esioy segu* En el momento preciso en que la ca­ malicia—á lo» doce mil audadanos restía de la vida españoia adquiere los en el cielo. ron seriamoate de otra cosa. do otras) se hub.eran casado ccn ne­ ro de que, cuanrib los soldados alemanes arrasaban los campos y bombaN más alarmantes caracteres, en el mo­ Y de hazañas de esta traza po<lían El fracaso del ministerio de Abas­ yanquis que acaban de quedarse com­ gros del Sencgal, y allá en la bene- deaban las poblaciones francesas, lo hacían, casi, con una in.ención cariño­ mento en que el trigo escasea y el pan rolatar.'se cientos. El resultado fué qu-j tecimientos es un fracaso nacional. puestos y sin las cónyuges que en jus­ gambia hubieran dado con sus capri­ sa. El Ccbieirio les aseguraba quu Francia era víctinra de la perfidia ingl»« Por eso desaparece en metilo de la in­ está carísimo, y el aceite llega a pie- nadie tomó en serio a nin^'in mini.^- tas nupcias adquirieron eri Francia. chosos huesos, se coniprendetía fácil­ s<j, que Inglaterra la había engañado respecto a las intenciones aienuma». y; cios inverosímiles, y el azúcar se ugo- tro de Abastecimientos. Se sabía posi- diferencia, y aun de la complacencia ia... queda suprimido el ministerio de tivanK'nte que carecían de toda pru- general, en el momento preciso en que Según la señora Reginald Johnson, mente que á semejante capricho siguie­ que era preciso imanar la guerra para aclararlo tcdo. Y lo« soldados alema* Abastecimientos. Es decir, queila con­ paración, que no contaban con medio*» la carestía de la vida es más insopor­ presidenta del círculo tranco-america­ ra muy pronto el arrepentimiento. nes. poseídos de un gran amor y de un gran piedad hacia la pobre Francia, vertido en Dirección genural; pero co- adminií-trativo.s y que no les arw.vaba table en España, y en que una poli- no ('La Esperanza», ¿^ Piltsburg. lle­ Pero Yanquilandia, nata y flor de diiparaban contra ella sus ametralladoras... Ya que no habían podido sedu« nunca el Gobierno. Y la política de tica implacable de abastos se está ha­ «M quitar autoridad y medica a un or- gan ya á doce mil las francesitas que la civilización, suma y aun multiplica Liria con su habilidad, querían ccmquistarla por la fuerza. SeguramoiUe, laa ganiemo que se había distinguido por abastos so convirtió en una política de ciendo más necesaria. su ineficacia es anularlo, quena prácti­ explotación del pequeño produc't>)r. Al- A nosotros no nos complace la de­ se han vuelto á su paaia poi no haber loa atractivos todos de la vida moder­ tropas imperiales no hubieran avanzado con tanto empuje hasta el Marne, camente suprimido el scrViCio de regu­ ca'des rurales amenazaban a los la­ cisión del Gobierno. La política ante­ podido aclimatarse en la del too Sam. na en cuanto lo moral y lo material la en los primeros días de la guerra, si París no fuese. ¿t'Ae muy antiguo. l« lación de los abaotecimientos en Es­ briegos con requisarles las cosechaíi rior de abastos era una caricatura, y EJ tio Sam, como tal tio, es todo pueden engrandecer. Los ciudadanos ciudad que poza en Alemania de mayores simpatías. Alemania adcij i paña. si no se las cedían a ellos en buenas preferimos olvidarla; pero cuando una Francia, y cuando su adoración llega al grado máximo, entoices le declara condiciones. Goberr.adorcs expendían política es mala, lo que debe hacerse un señor tio; pero, por lo visto, como de la República moáelo, como dicen, La historia de nuestro supi-imido mi­ permisos de exportación interprovin­ es sustituirla por otra buona. Y mu­ suegro resulta basante difícil de aguan­ son modelos a su vez (sobre todo, des­ la guerra y tr, lanza sobre ella. Lo que Francia considera odio no es. ea-ol nisterio es la historia de la indignidad cial a precios más ^ menos modera­ cho más si se trata de una política tar. de que les han prohibido la bebida) fondo, más que amor... del Poder público. £1 diablo miaino no dos. Personajes políticos influían para que tiene el motín como única alter­ de los virtudes que consolidan y per­ hubiera inventado una mejor piedra de que sus caciques locales tuviesen car­ nativa. Cuando emtre los horrores y espan­ Yo he conocido aquí una vez, en una pensión, a una «efiorita que $% fuman el hogar doméstico; la limpie­ toque para poner a prueba la virtualidad ta blanca sobre las haciendas de sus Luis OLARIAGA tos de la guerra, les di6 á lo» «cruza­ creíf odiada de su vecino de mesa. de nuestro Estado en los problemas que convecinos desobedientes. ""' en lugar dos de la libertad» [>oc endulzar la si­ za escrupulosa de la persona, el res­ —Mf mira siempre de un modo feroz—explicaba la muchacha—y n* afectan directamente al interés particu­ de contener el encarecimiento del pan, peto constante al libre albedrío de su lar. Quien haya tenido ocasión de pe­ tuación, arreglando á la escena moder­ dice cos-18 horribles .. de la carne, del aceite, de la» patatas, na—-eso sí, por las vías legales—el an­ cónyuge, el fecuniJo y productivo amor netrar la vida íntima de aquel minis­ del arroz, del azúcar y de otros géne­ NÜÍiClAi) Un día, la dueña de la pensión intenogó al alemán: terio y haya visto a sus titulares, unas ros alimenticios que podían ser fácil­ tiquísimo entremés del ((Rapto de las del trabajo, la cuLura individual y so­ —íPor qut mira usted de esa manera a su vecina? veces en sigilosa reunión con los tratan­ mente controlados, las disposiciones DE Sabinas», hubimos de dedicar algu­ cial en toda» sus manifestaciones. —Poique estoy locamente enamorado de ella—dijo el hombre—, y quA» tes en picardías; otras veces desespera­ sobre subsistencias facilitaron el abu­ dos de su impotencia; y siempre sin ór­ nos comentarios á aquellos agradables Y sin embargo, hay ya doce mil siera que nos casaramo*. so, proporcionaron a la especulación pero harto aventurados episodios de la francesas—apúntense la cifra los su- ganos coadyuvantes, desacatados por armas poderosas y agravaron los pro­ MARRUECOS —Pero M |)arece que la insulta usted...—añadió la señora. toda clase de autoridades locales, e in­ blemas. epopeya. preiores de fronteras—que no han po­ —Ej que no me entiende. Yo casi no le digo nunca nada mái qi»$ juriados o burlados por los mercachi- De una agresión dido aguantar la pmtemid.id política verros. ¿es del hambre nacional..., se habrá ¡Qué vergüenza! Mas no fué de lo» A ella», á las gentiles impacientes TÁNGER 7 (8 m.).—Según infor­ del tio Sam, y á su Francia se vuel­ podido dar cuenta de que bajo \aa apa­ gobernantes toda la culpa de esta tris­ mes que se han recibido diel interior, que se apr^uraban á casarse con los EÁ caso de aquella señorita es como el caso de Francia. Aquella lefiorita riencias morales y jurídicas de un Es­ te y grotesca historia. Una política de el delineante Lentisco, que fué hecho yanquis, imaginando acaso, como si ven, pasado el hechizo > pasada la no comprendía a Alemania. Ignoraba tcdo el romanticismo que puede habei tado moderno puede tuncionar perfec­ lucha contra los egoísmos, fieramente prisionero cuando los moros asesinaron las hubiera inspirado Caillaux e' ((de­ ventolera, dejando al yanqui en su en un cráneo braquicéfalo y toda la ternura que puede caber en una palabra tamente una organización política de de.=atados por la guerra, .sólo podía ha- a dos ingenieros entre Tánger y fez, Yanquilandia. con íiete consonantes. , frivolidades, trapisondas e injusticias. cer.^e a base de un enérgico apoyo po­ se halla en Tasarut, prisionero del Rai- rrotista», que no iba á quedar un fran­ Tal vez el único mérito del ministeiio pular. Y este apoyo no ha existido en suni, quien reclama por su rescate que cés para contarlo, les contamos el ¿Poi qué es eso? Claro que a Francia le parecerá igual el que los aviadbree alemanes ha­ haya consistido justamente en haber si­ ningún momento.

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