UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO Facultad de Humanidades y Educación Escuela de Comunicación Social Periodismo Trabajo Especial de Grado “Luces, Cámara, Revolución” El séptimo arte venezolano en tiempos de cambios Andreína Guenni Bravo Tutor: Marcelino Bisbal Caracas, julio 2007 Para todos los cineastas venezolanos; para aquellos que han dedicado sus vidas al séptimo arte del país y para aquellos que con su visión e ingenio hacen del cine una experiencia trascendental Agradecimientos A mis padres, por apoyarme como no lo ha hecho nadie, por creer en mí sin excepciones, por el ejemplo de infinita perseverancia y por recordarme día tras día que las cosas sí se pueden lograr. Los amo. Al Pig, por hacerme reír siempre que el mundo se torna aún más complicado, por su sorprendente inteligencia, por las incontables y nutridas discusiones políticas y por ser el mejor hermano del mundo. A mi abuela Mery, por las llamadas de todos los días y a mi abuelo Vitali, por todos los recortes de periódico; a ambos, gracias por el cariño incomparable. A mi abuela Lelis, siempre estarás presente. A Javier, por poner a disposición su creatividad para el diseño de las portadas. Al Gordo, por la ayuda incondicional, la paciencia infinita, los fondants que siempre llegaron en buen momento, la eterna escucha, la compañía, las colas, por secarme las lágrimas y exhortarme a seguir; por mucho más, gracias. Te adoro. A mis amigos, por siempre estar pendientes de mí y el trabajo. A mis profesores, en especial a Acianela, por todo el conocimiento impartido durante tantos años, por enseñarme a vivir a plenitud la profesión que he escogido, por su profesionalismo y excelencia y por su compromiso con Venezuela y su educación. A Marcelino, por tomar en sus manos este proyecto y creer en él desde el primer día. Por el cariño y la sabiduría de estos cinco años. A Dios, por darme las fuerzas, la inspiración y la certeza de lo correcto. Índice General Introducción 7 El cinematógrafo 30 Escena 1. Ser y hacer cultura 38 Escena 2. Actor principal: ¿el Estado? 47 Escena 3. La racionalización de la acción estatal 59 Escena 4. La metamorfosis 71 Escena 5. El secuestro de un proyecto 93 Escena 6. El cine reubicado 100 Escena 7. Una Ley en cámara lenta 116 Escena 8. Un grupo insoportable 136 Escena 9. Vigilancia las 24 horas 150 Escena 10. Un mercado para el cine de autor 173 Escena 11. Ni a favor de, pero tampoco en contra 185 Escena 12. Rumbo a la democratización del acceso 213 iv Escena Final 232 Posproducción 238 Bibliografía 242 Apéndice 261 v Índice de Tablas Tabla 1: Largo metrajes estrenados entre 1995 y 1998 192 Tabla 2: Presupuesto del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) entre 1999 y 2007 206 Tabla 3: Presupuesto de la Fundación Cinemateca Nacional (FCN) entre 1999 y 2007 226 Tabla 4: Gastos de Personal de la Fundación Cinemateca Nacional (FCN) entre 1999 y 2007 229 vi Introducción 8 El séptimo arte venezolano en tiempos de cambios El cine, como cualquier otra expresión cultural de un país, está inmerso dentro del sistema social, político y económico del territorio que lo cobija, y el séptimo arte venezolano no está exento de esa realidad. Su propia aparición en estas latitudes fue el resultado de un determinado momento histórico, característico de ciertas circunstancias que le permitieron, en un principio, entenderse como una de las actividades más avanzadas para su época en el país. Su definitiva importancia social se perfiló, aún más, luego de la muerte del tirano en 1935. A partir de ese momento su evolución fue progresiva hasta que no hace más que brillar en la década de los años setenta y principios de los ochenta. También en ese periodo el cine criollo coexistió junto con otras variopintas actividades culturales como el teatro y la música, propias de un país signado por particulares características socio- políticas que trascendían incluso sus fronteras para adentrarse en suelos latinoamericanos. Es así como se comienza a estudiar al cine no sólo como un medio de expresión artístico, sino también como industria, y en consecuencia, como una de las Industrias Culturales, entre las que se forjaron con mayor importancia los medios de comunicación social. Así, el cine ya no volvería a su estado embrionario, pues para sobrevivir debía seguirle el paso al desarrollo de un país que se presentó como un auténtico territorio susceptible de generar envidia entre sus coterráneos más cercanos. 9 Un estancamiento más económico que político, sin embargo, llevó al cine nacional al límite de la desaparición hasta que, luego de intensas y prolongadas luchas, los cineastas venezolanos lograron el cometido que se habían propuesto por tantos años: la puesta en marcha de una legislación que haría lo imposible por volver a inyectarle vida a una actividad que ante los ojos de muchos había perdido su valor, tanto en sentido estético como en términos comerciales. Los resultados no fueron tan perdurables como se esperaba y el cine criollo entró nuevamente en un estado de letargo. No sería sino 12 años después cuando el séptimo arte del país volvería a tomarse en cuenta. Y ¡en qué momento! La llegada de Hugo Chávez al poder trajo consigo toda una revuelta nacional, y en este sentido la “revolución” se ha encargado de, desde entonces, adentrarse en todos los ámbitos de la vida social del ciudadano común, y la esfera cultural no ha sido la excepción. Organizadas ahora en plataformas, todas las áreas del quehacer cultural nacional reciben una importante suma de dinero como parte de su presupuesto anual para del desarrollo de innumerables proyectos. La Plataforma del Cine y el Audiovisual es una de las que cuenta con más recursos, y por lo tanto, es una de las más complicadas de manejar. Una nueva gama de experiencias de políticas públicas en materia de comunicación y cultura encauzan ahora las actividades que antaño se regían por otro sistema político o, por lo menos, otros ideales de país. Los últimos ocho años de gestión presidencial (1999-2006) han estado sellados por el “proceso bolivariano” que encabeza el Ejecutivo Nacional, al igual que como lo ha estado la actividad cinematográfica nacional. Así, se hace menester elaborar una suerte 10 de diagnóstico sobre el tema, de cara a estudios similares que se han hecho en torno a la radio y la televisión ante la aparición de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Resorte); más aún cuando en 2005 se llevó a cabo la reforma de la Ley de la Cinematografía Nacional. Nuevas propuestas, visones encontradas, situaciones de conflicto, intentos de diálogo… son sólo algunas de las características de los nuevos tiempos del cine nacional, tiempos de profundos cambios sociales, políticos y económicos que están afectando de forma directa y decisiva el desarrollo de la actividad cinematográfica nacional y que no están sino permitiendo vislumbrar un futuro incierto en torno al tema. En fin, las siguientes líneas versan sobre el séptimo arte venezolano en tiempos de cambios. Cómo y por qué se hizo este ensayo “Para mí, escribir es una manera de pensar; y ha de ser un pensamiento lo más limpio, lo más libre, lo más riguroso posible” (Montero, 2005, p. 55). Eso dice Rosa Montero, una de las periodistas y escritoras españolas más leídas de los últimos años. Más adelante la periodista trae a colación un pensamiento del escritor Mario Vargas Llosa según el cual la voluntada de crear, en este caso tratando a la escritura y al texto como un acto creativo, nace de la insatisfacción frente a la vida; a saber, aquello que en la realidad circundante del creador-escritor le perturba o desconcierta de manera tal que sólo en la palabra consigue transformar esas inquietudes en temas, en expresiones. 11 Y aunque estas referencias nacieron de la necesidad de ambos novelistas de dar explicación a su escritura, bien es posible extrapolar el sentimiento hacia la profesión y la vida periodística. Si la escritura se asocia inconscientemente a la labor de los escritores, intelectuales, poetas y oficios afines, también los periodistas viven de la necesidad de escribir, escribir y escribir. Para el profesional de la comunicación sólo escribiendo es posible digerir la realidad: detectarla, reconocerla, analizarla, interpretarla. De manera tal que los temas sobre los que se escribe nacen del entramado de realidades que conforma al mundo. En el caso periodístico, este mundo es el exterior, el entramado de realidades que le da vida a las sociedades y los problemas o circunstancias que le aquejan. Pudiera entonces entenderse aquí una diferencia con respecto a otros oficios que implican igualmente el acto de escribir, puesto que en ellos los temas generalmente surgen de las realidades interiores del artista, del creador, del escritor. Y aunque se entiende también que en muchos casos estos mundos internos surgen del seno de lo externo, el punto de quiebre se puede encontrar en el tono en el que se escribe uno y otro texto, a saber, el ejercicio periodístico exige cierta distancia subjetiva mientras que los otros oficios piden incesantemente el acercamiento a la emoción individual. Sin embargo, no por ello la escritura periodística está exenta de sensibilidad por tener que apelar siempre a la razón y por tener que resguardarse tras el escudo de la objetividad. Por el contrario: el periodismo toca las fibras de la sensibilidad social, plasma en la hoja el sentir del mundo que late fuera de las esferas personales del periodista; abre un camino por el que luego otros, a través de la lectura, pueden verse a 12 ellos mismos y entenderse. Así, Michel de Montaigne, pensador francés y considerado el padre del género del ensayo, decía que la sombra del autor se mezcla en el tema del cual escribe.
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