Historia Abierta NÚM. 45 • ENERO, 2012 EN ESTE NÚMERO EDITORIAL Edmund Burke y el liberalismo conservador en la España del siglo XIX Por Pablo Escolano Molin EL LIBERALISMO La educación de Isabel II: Víctima de la lucha liberal Por Loic Blanc ESPAÑOL DEL SIGLO XIX Vínculos culturales entre la América La Edad Contemporánea se caracteriza tanto por el desarrollo como precolombina y Escandinavia: nuevas por los problemas y las limitaciones de un proceso de cambio general, perspectivas que ha sido caracterizado por el crecimiento económico, la integración Por Pär Sehlström mundial, la movilización de las masas al campo de la lucha política y la Libros meta ilustrada de la libertad, que tuvo en el mito de la secularización Javier Paredes Alonso su ejemplo más claro. Paralelamente, tres corrientes políticas poliédri- cas complicaron, cuestionaron y fueron hegemónicas durante ese proce- Antonio Manuel Moral Roncal so, que arrancó en el siglo XVIII, y todavía abierto en la actualidad: el liberalismo, el socialismo y el nacionalismo. El liberalismo, desde su proclamación de la igualdad de todos los se- res humanos en dignidad y derechos ha mantenido una fuerza que lo- gró transferir a los sistemas democráticos posteriores a su nacimiento. Igualmente, también se basó en los nuevos preceptos de libertad econó- CONSEJO ASESOR mica, como fundamento de toda libertad, y en la teoría del pacto social, Luis Suárez Fernández afirmando la igualdad de todos los hombres y mujeres ante la ley y la de la Real Academia de la Historia exclusividad soberana del Estado. Las diferentes construcciones teóri- cas del liberalismo impulsaron las tensiones ligadas a la libre compe- Martín Almagro-Gorbea tencia, promoviendo el conflicto con todos los sistemas de privilegio de la Real Academia de la Historia existentes hasta el momento: lo que todavía hoy se conoce como el modo Alfonso Bullón de Mendoza de vida y organización cultural del Antiguo Régimen europeo, sin olvi- Universidad San Pablo-CEU dar los sistemas políticos existentes en otros continentes. Emilio de Diego El primero de nuestros artículos presenta el pensamiento de uno de Universidad Complutense los más importantes liberales conservadores británicos del siglo XVIII, José Andrés-Gallego Edmund Burke, famoso sobre todo por su crítica contra la revolución Consejo Superior francesa de 1789, frente a las revoluciones inglesas de 1640 y 1688 y frente al proceso independentista de las trece colonias en 1776. Su au- de Investigaciones Científicas tor explica la influencia de sus escritos en otros pensadores austríacos, británicos y españoles, en una época de oportunidades para el incipien- DIRECTOR te liberalismo hispano: los comienzos del espinoso siglo XIX. Seguida- Antonio Manuel Moral Roncal mente, Loic Blanc realiza una aproximación al plan de estudios de Isa- bel II y de su hermana durante los conflictivos años de las luchas entre EDITOR liberales moderados y progresistas. Desmonta mitos y demuestra el po- Luis Valiente lémico papel de algunos políticos progresistas, que debieran haber to- mado mucho más interés en la formación de la alumna de la Libertad, CONSEJO DE REDACCIÓN de la nueva reina Isabel, de la soberana que debía encarnar los nuevos Antonio Cañellas Mas tiempos liberales. Y es que, como señala en el título, la pequeña reina Beatriz Campderá Gutiérrez fue víctima de las luchas entre las diversas familias políticas del régi- Ana Rosa Domínguez Santamaría men, del concepto de mujer propio de la época y de las ambiciones de po- José Francisco Forniés Casals líticos que prefirieron una soberana fácil de manipular. A veces se olvi- José Luis Martínez Sanz da que las dos hermanas, a partir de 1840 y durante unos años, estuvie- ron solas en el inmenso Palacio Real de Madrid, al estar en el exilio to- Ricardo Colmenero Martínez da su familia. Historia I Abierta CDL ENERO 2012 / 13 EL LIBERALISMO ESPAÑOL DEL SIGLO XIX EDMUND BURKE Y EL LIBERALISMO CONSERVADOR EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX Por Pablo Escolano Molin Universidad Complutense de Madrid UN LIBERAL BRITÁNICO ANTE LA representada en el Parlamento de Du- La crisis del Antiguo Régimen en REVOLUCIÓN FRANCESA blín, monopolizado por una minoría an- Francia, que era ya una realidad en el glicana– por medio de una reforma in- momento de apertura de los Estados Burke fue un prestigioso orador polí- clusiva, en lo cual precedió de alguna Generales el 4 de mayo de 1789, causó 2 tico whig, partido preliberal de la Ingla- manera a Daniel O’Connell . Como una inmensa expectación en Inglaterra. terra hannoveriana, si bien nunca ocupó parlamentario en Londres, combatió Tal interés se dejó manifestar clara- cargo ministerial alguno, pese a su dila- contra la excesiva influencia del Go- mente en las sesiones de ambas cáma- tada trayectoria de servicios públicos. bierno de Su Majestad sobre la Cámara ras del Parlamento, pero también en el Desde sus orígenes, Burke estuvo mar- de los Comunes. El mencionado com- seno de la sociedad civil, dado que se cado por lo que Gil Novales1 denominó bate dio su fruto con la llegada al poder realizaron debates en torno a los perió- como «irlandesismo»; es decir, una vo- en 1782 del marqués de Rockingham, dicos, proliferaron los panfletos –me- cación política decidida a mejorar por lo cual significó la consolidación del dio habitual de expresión de opiniones vía legal la suerte y las condiciones po- Cabinet System; que significó la forma- políticas en Inglaterra después de la líticas de sus compatriotas irlandeses, ción de un gabinete independiente de la Glorious Revolution de 1688–, se orga- particularmente de los católicos –quie- Corona y responsable ante el Parlamen- nizaron sesiones conmemorativas en nes constituían una mayoría social no to. Burke destacó por la reivindicación los principales clubs o asociaciones po- de libertades locales y provinciales para líticas –como la Sociedad de la Revolu- todos los súbditos del Imperio Británi- ción o la Sociedad de Amigos de la co: en Irlanda, en La India o en Angloa- Constitución–, e incluso en algunas pa- mérica. También destacó por su defen- rroquias se dejaron transmitir diversas sa del derecho internacional de gentes evocaciones a los sucesos de Francia. cultivado dentro la tradición renovada Es verdad que algo tenía que ver con de Francisco de Vitoria, Hugo Grocio y ello, no obstante, cierto regocijo ante lo Vattel3, en un siglo de clara prevalecen- que parecía ser el hundimiento de la cia de la razón de Estado como el crite- Casa francesa de Borbón, principal rio político dominante. Dado que el dis- enemigo de Inglaterra desde el reinado curso de Burke coincidía en lo funda- de Luis XIV. El Primer ministro Wi- mental con algunos de los congresistas lliam Pitt «El Joven», líder del partido americanos durante la Guerra de Inde- «tory», escribió el 6 de septiembre de pendencia de los Estados Unidos, fun- 1788 que « el estado de Francia, al damentalmente por la común doctrina margen de lo que pudiera producirse, whig que unía a Burke con hombres de parece prometernos más que nunca un formación en jurisprudencia como Ja- considerable respiro en relación a mes Otis o John Adams, el historiador cualquier proyecto político»5. Retrato de Edmund Burke, políti- Lord Acton llegó a manifestar que du- Pero no faltó la identificación idea- co liberal conservador británico. rante ese tiempo Burke fue tan revolu- lista con los acontecimientos políticos cionario como el general Washington4. franceses. En este contexto se ha de 14 / ENERO 2012 CDL Historia II Abierta EL LIBERALISMO ESPAÑOL DEL SIGLO XIX destacar un panfleto del reverendo pas- tor y teólogo de la Iglesia Unitaria Ri- chard Price titulado Sobre al amor ha- cia nuestro país, publicada el 2 de no- viembre de 1789. La Revolución de 1789 era una etapa mayor en el desa- rrollo de la citada Revolución Inglesa, cuyos logros, como parecían ser la De- claración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y la afirmación de que la voluntad general debía de ser el cri- terio político principal, habrían actuali- zado el espíritu de la Revolución de 1688, de lo cual se deducía la justifica- ción de la monarquía electiva, asam- blearia y democrática en su génesis, como principio político de la monar- quía británica. En esa misma línea, e incluso con planteamientos más repu- blicanizantes, pensaban autores como Thomas Paine. Por otra parte, la opi- nión de Burk e era bastante requerida Ejecución de Luis XVI en la guillotina. Burke criticó duramente la revo- por algunos miembros de la Asamblea lución francesa de 1789. Nacional, y de hecho las Reflexiones, publicadas en noviembre de 1790, tu- vieron la forma narrativa de una res- tablecimiento de un clero constitucio- individuales podían padecer frente a la puesta epistolar a una carta del diputa- nal, a su juicio políticamente títere de creación de un gobierno despótico o to- do Dupont de la Asamblea Nacional la Asamblea Nacional, enfrentado a un talitario. Constituyente. El rechazo de Burke ha- clero que por su fidelidad católica o pa- Todo lo contrario ocurría en la mo- cia la Revolución Francesa se verifica- pista quedaba en situación de clandes- narquía parlamentaria inglesa –la ba en tres tesis: defensa de la identidad tinidad. Pero su mayor crítica se centró Constitución Británica– ratificada por particular de las Revoluciones Ingle- sobre la ilegitimidad de un poder que una teórica aceptación popular, pero sas , principalmente la de 1688; denun- legislaba contra los hábitos y costum- fuertemente institucionalizada en un cia de los excesos de la Revolución bres – que él denominaba como «preju- sentido oligárquico y balanceado por Francesa con relación al riesgo de una dices»6– propios de una sociedad. Ta- límites que controlaban el sistema, que tiranía democrática sobre las garantías les puntos de vista fueron profundiza- Burke presentaba como ejemplo del individuales y al peligro internacional dos en trabajos posteriores, como los viejo modelo de sistema mixto aristoté- de la Revolución; y defensa de los prin- Thoughts on F rench Affairs de 1791 y lico, compuesto por elementos aristo- cipios de la Constitución Británica.
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