Nosferatu. Revista De Cine (Donostia Kultura)

Nosferatu. Revista De Cine (Donostia Kultura)

Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura) Título: La marca de Winnetou Autor/es: Habich, Christiane Citar como: Habich, C. (2002). La marca de Winnetou. Nosferatu. Revista de cine. (41):43- 52. Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41296 Copyright: Reserva de todos los derechos (NO CC) La digitalización de este artículo se enmarca dentro del proyecto "Estudio y análisis para el desarrollo de una red de conocimiento sobre estudios fílmicos a través de plataformas web 2.0", financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (código HAR2010-18648), con el apoyo de Biblioteca y Documentación Científica y del Área de Sistemas de Información y Comunicaciones (ASIC) del Vicerrectorado de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones de la Universitat Politècnica de València. Entidades colaboradoras: Furia a¡Ja che 1 cine del Oeste no era un género desconocido en Al emania ya a princi­ pios de sig lo. Los pri­ meros westerns americanos, como The G reat Train Robbery (Ed­ win S. Porter, 1903) o Battle at E lderbus h G ulch (Dav id. W . Griffith, 1914 ), habían alcanzado un importante éxito en los cines alemanes. Las aventuras del Oeste ejercían una gran fascinación so­ f..(¡rf ()Id .1/ ur iclud eak sorlutako /mm'ln'knlt:o. bre los j óvenes, que leían ávida­ S/wtter/iwul utriuk elo JI innetuu fl/(1/oak mente las novelas del escritor Karl osalutukoa. /1([/nlmt.fi/maml ¡>rol(lp:olll:'ita i:w1 :.1in 1 May, en las que encontraban to­ dos los elementos que atraían al 60ko lim 11 wlwdan. r/l'mriu ::. l!t'IIUIIIIÚiik d;w¡wn público cinematográ fi co: curiosi­ odiwrr::p.:urn'enok t'la gormnt ::.itsuak ep:/11 zi::./Jolt'/1 dad por países lejanos, espíritu Eum¡)(Jko \\'!'"> l!'l'lluri, t'la ekoi::.¡mwk -; pa~ lll' tt i ­ aventurero, fa scinación por el Sal­ vaj e Oeste. La industria cinemato­ " T"i lem i:.t'IIU emw1: ÚI:.aion/f()rri ourrea liar/u ::Jon. gráfi ca alemana pronto se aperci­ bió del gran potencial que atesora­ ban las novelas ele Karl May, y para 1920- 192 1 la productora Us­ tad Film anunció el rodaje de "las Christiane Habich grandes películas de Karl 1\lay", NOS FERATU 41-42 ~~····· entre las que se encontraba el pro­ ran lugar en el Oeste. Aunque Winnetou, en cuya relación no in­ yecto de un westem, "Oid Shat­ desde el 31 de diciembre de 1962 terfiere ninguna mujer. terhand". Al final, tan sólo se ro­ las obras ele May estaban ya libres daron tres películ as de temática del pago de derechos de autor, la Aunque las películas basadas en oriental, que además tampoco ob­ productora adquirió los derechos obras de May no habían sido ré­ tuvieron un gran éxito. Así, este cinematográfi cos a la editorial, cords de taquilla, seguramente personaje no sería llevado a la cuyas publicaciones ya ni siquiera porque las historias orientales de pantalla hasta 1962, iniciando una eran obras originales de May, sino éste eran menos apreciadas que serie de películas sobre textos de reecl iciones generalmente poco las novelas del Oeste, el produc­ Karl May, y obtuvo un éxito sin fieles al autor. En realidad, lo que tor Horst Wendlandt asumió un precedentes. había quedado libre del pago ele ri esgo financiero relativamente derechos eran los nombres de los alto. En una entrevista , comentó: Con la peneh·ación de la televisión personajes de las novelas de May, "Era un terreno totalmente nuevo a finales de los años 50, la indus­ hecho que posteriormente aprove­ para nosotros... Y, lógicamente, tria alemana del cine entró en una charía el productor Artur Brauner, nuestro acierto fue que no paro­ profunda crisis. Los cines sufi'ie­ que intentó así beneficiarse del diamos ni imitamos los westerns ron importantes caídas en sus ci­ gran éxito obtenid o por las pelícu­ americanos, porque Karl 1\t/ay se fras de espectadores, reduciéndo­ las basadas en las obras del escri­ sostenía por sí mismo y tenía sus se su número en un 9, 1 % de tor alemán. propios héroes y sus propias his­ 1959 a 1960. Sólo la UF A, la ma­ torias". yor productora alemana de la épo­ Karl May ( 1842-1912) es un fe­ ca, sufrió pérdidas de 5,4 millo­ nómeno puramente a lemán. Sus Para su primer westem, Wend­ nes de marcos. novelas de aventuras quedaron lanclt escogió la obra de May Der grabadas en la mente de toda una Schatz im Silbersee (El tesoro del El hombre que "salvó" la industri a generación de jóvenes, e incluso lago de la Plata), su novela más del cine alemán, por lo menos du­ en las de personajes como Albert conocida en aquella época. Para rante un par de años, fue Horst Einstein, Ernst Bloch o Hermann conseguir la financiación, el pro­ Wendlandt. Wendlandt tenía un Hesse. May, que procedía de una ductor n1vo que asegurarse prime­ instinto especial para hallar temas familia muy humilde y había pasa­ ramente el apoyo del distri buidor que se traducirían en éxitos de la do ocho años en la cárcel por pe­ cinematográfico Walfried Barthel, pantalla, y en 1959 inició, con La queños robos y estafas, escribía presidente de Constantin-Film. banda de la rana (Der Frosch novelas con las que surtía a un Con su aprobación -que suponía un mit der ¡\lfaske, Harald Reinl), una mercado mayoritario. Al mi smo adelanto de dos millones de marcos serie de películas sobre textos de tiempo escribía relatos de viajes, para la producción-, Wendlandt se Edgar Wallace que llevaron nue­ que era lo que realmente le intere­ embarcó en el proyecto. Finalmen­ vamente a los espectadores a los saba. De hecho, sus novelas desa­ te, la película El tesoro del lago cines. En aquel entonces, Wend­ rrolladas en Oriente o en los Balca­ de la Plata (Der Schatz i111 Silber­ landt trabajaba todavía como jefe nes tenían como protagonista a un see; Harald Reinl , 1962) fhe la pro­ de producción para la CCC-Film cronista de viajes, Kara Ben Nem­ ducción alemana más cara del ai'io, de Attur Brauner. Cuando, a prin­ si, que se las tenía que ver con pero también la más exitosa de la cipios de los años sesenta, la em­ traficantes ele mujeres y maleantes temporada. Gracias a sus más de presa Rialto Film, fundada por el de toda laya. En 1875, May publi­ tres millones ele espectadores, el danés Preben Philipsen, se trasla­ có sus primeras narraciones con el film recibió el premio "Pantalla Do­ dó de Dinamarca a Berlín, Horst Salvaje Oeste como escenari o. La rada" que otorgaba la industria ci­ Wendlandt se hizo cargo de la di­ novela Winnetou 1 ( 1893) está na­ nematográfica alemana. rección de la sucursal alemana, y rrada en primera persona por el jo­ consiguió grandes éxitos con las ven topógrafo alemán Karl, que Para filmar E l tesoro del lago de adaptaciones de las novelas de ll ega al Oeste, donde recibe el la Plata y las demás películ as so­ Wallace. nombre de "Oid Shatterhand" y se bre Karl May, Wencllanclt recurrió hace hermano de sangre del hijo a parte del consolidado equipo de La idea de hacer películas basadas del jefe Winnetou. Old Shatter­ las películas sobre Edgar Wall ace: en las novelas del Oeste de Karl hand y Winnetou son héroes no­ Harald G. Petersson como guio­ May se la dio a Wendlandt su hijo bles y altruistas cuyo objetivo es nista y Harald Reinl en las tareas Matthias, de once años. Acto se­ lograr la paz entre blancos e in­ ele dirección; Reinl era un profe­ guido, compró a la editorial Karl dios. En su ensayo sobre Karl sional con experiencia que se May de Bamberg (Alemania) los May, Amo Sclunidt señala el cla­ adaptaba sin ningún problema a derechos cinematográficos de to­ ro carácter homoerótico de la todos los géneros y cuyas pelícu• das las novelas de May que tuvie- amistad entre Olcl Shatterhancl y las solían gozar del favor del pú- • ·@INOSFERATU 41-42 no me interesa, ni tampoco la crí• tica cinematográfica, con la que he tenido algunas experiencias bastante desagradables" (l ). El guioni sta Harald G. Petersson utilizó el material de base de Karl May de forma libérrima. En aras de una mayor tensión, limitó drás­ ticamente la acción de la novela, además de suprimir y condensar un gran número de personajes, conservando únicamente aquellos más importantes y que más efecto ejercían sobre el público: O Id Shat­ lerhand, Winnetou, Sam Hawkens y los malvados que fueran dramá- 1ica mente necesari os. La fuerte ideali zación con que May reviste a sus personajes debió ser rebajada para dotarl os de una mayor credi­ bilidad. También Harald Reinl opi­ naba que era preciso corregir a Karl May: "En la adaptación es necesario hacer algo distinto. Porque en la novela, Old Slwller­ lwnd es tan sumamente noble que al final ya ni se le entiende. Hay cosas que se pueden introducir en 11//a novela pero que después, cuando se trata de encadenar imágenes, resultan sencillamente ridículas. No tenemos intención de rodar 11110 historia al pie de la letra; es suficiente con mantener blico. Doctor en derecho, inició fía era muy sencilla: "Yo hago pe­ lo básico. Y eso es lo que ocurre: su carrera cinematográfica con lículas para mis productores y los personajes se mantienen -esto un papel de profesor de esquí en para el público. El vanguardismo es importante-, y también la Tempestad en el Mont Blanc (Stiirme iiber dem Mont Blanc; Arnold Fanck, 1930).

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