DOS CHILENAS EN LA HABANA Lvtctj Lo\Tsck

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DOS CHILENAS EN LA HABANA Lvtctj Lo\tsck DOS CHILENAS EN LA HABANA Loey L o r t s c h La Habana, Octubre 19^3 Santiago, Diciembre 1963 f\ SC PLASVGMF FONO 65601 "Hay que crear una opinión pública nueva, privada y libremente. La existente está mantenida por la prensa, la propaganda, las organizaciones y las influencias financieras". ALBERT SCHEIWTZER "Los tiempos en que la opinión pública se gestaba ,cou ayuda de los artículos editoriales y de colaboración han pasado ya al mu- seo del periódico; hoy, la opinión pública se forma por medio de las noticias, es decir, en la mayoría de los casos, a fuerza de noticias fabricadas". BRUNO FREI INDICE Pág. Pág. A MANERA DE PROLOGO 7 LOS NIÑOS 22 LAS PRIMERAS HORAS.. 11 LOS VAGOS . 22 NOS MUESTRAN LAS CUEVAS DE ALI-BABA . 11 EL AVION PIRATA 23 PERDIDAS EN LA HABANA 12 LA PRESENCIA DE LOS RUSOS 24 UN POCO DE HISTORIA 13 VAMOS A LA PELUQUERIA .... 24 IMPRESIONES DE UN EMBAJADOR LATINOAMERICANO 14 UNA NOCHE EN LA PLAZA DE ARMAS 25 CONVERSACION CON UN MAITRE EN EL HABANA LIBRE ESTAMOS RACIONADOS 26 (EX HABANA HILTON) . 15 LOS DESCONTENTOS 27 LA ENFERMEDAD NO ES PROBLEMA .. 16 EJERCITO BATISTIANO Y EJERCITO POPULAR 28 CONOCEMOS A DOS PERIODISTAS NORTEAMERICANAS. 16 EN EL GRILL DEL HOTEL HABANA LIBRE 29 EN UNA LIBRERIA. 17 POR FIN OIMOS A FIDEL 30 CONVERSAMOS CON DOS CESANTES 18 EL MUSEO NAPOLEONICO . 31 UNA MILICIANA QUE TUVO JOYERIA. 19 LA IGLESIA EN CUBA., 31 PASAMOS UN DIA DE CAMPO 19 EL CICLON FLORA 32 LA INDUSTRIA Y EL COMERCIO O LO QUE SE HACE Y EL MUSEO DE ARTE 32 LO QUE NO SE HACE 21 LOS CUBANOS EN GENERAL 35 VIAJE EN UN TRANVIA 21 SANTIAGO — 18 DE OCTUBRE 34 A MANERA DE PROLOGO En Septiembre de 1963 mi hermana y yo nartimos rumbo a México y Cuba. Ella debía asistir al VII Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos y yo iba en calidad de acom- pañante, Juntas recorrimos La Habana, sin más guía que un plano de la ciudad; fuimos a todas partes, hablamos con gente de todas los sectores y compartimos todas las experiencias. Durante el viaje tomé algunas notas sin el menor propósito de darlas a conocer. El escribir no es mi oficio. Una mañana en Santiago al leer en "El Mercurio" noticias de Cuba redactadas en Miami, resolví publicar mi testimonio. No pertenezco a partido alguno, pero no puedo ne- gar que estoy junt0 al pueblo. Esta posición no tiene nada de particular, es la de muchos seres humanos. L, L. LAS PRIMERAS HORAS pierdan la Exposición de. Bienes Nacionales Recupera- dos. Hay óleos franceses del Siglo XVIII y un Utrillo". Despachados los trámites aduaneros subimos Allá vamos. al autobús, un gigantesco aparato checoslovaco, con En un piso del edificio del INRA (Instituto Nacio- asientos individuales reclinables y el techo provisto de nal dé Reforma Agraria), están expuestos algunos de grandes tapas movibles, prueba inequívoca de un in- los amoblados que pertenecieron a aquellos snobs que tercambio comercial con el mundo socialista. y prefirieron abandonar Cuba antes de sentarse en una Soportamos una tempertuara de 38 a la som- de sus playas junto a quienes consideraban de inferior bra y una atmósfera de baño turco, a veces un soplo rango social. de aire caliente. Hay niuchos juegos de salón Luis XVI, ele épo- Por las ventanillas vemos fábricas, como en ca, tapices d'Aubusson y persas, cuadros de Largilliére todos los caminos que conducen a todos los aeropuer- y de Frangonard; el Utrillo es falsificado naturalmen- tos del mundo; entre grupos de palmeras una fábrica te. Abunda la platería, el Bacarat, la porcelana de que tiene pintado en su franco el famoso mandamiento Meissen y de Sévres. "Proletarios del mundo, unios". Por entre la exuberante vegetación tropical se asoma un muro que dice: "Pa- Mi hermana y yo nos miramos decepcionadas. tria o Muerte. Venceremos''. Esperábamos algo más. El funcionario que nos recibió Una hora después estamos comiendo en el Ho- tan amablemente nos comprende. Saca de su bolsillo tel Colina con un grupo de arquitectos que han hecho un manojo de llaves y nos conduce hacia las bodegas el viaje en el mismo avión. De pronto aparece Patricio del edificio. ¡Sbn las cuevas de AlrBabá! Desde el piso del Río, un chileno radicado en La Habana y a quien hasta el techo las estanterías soportan • pila tras pila no veíamos hace años. Exclamaciones y abrazos natu- de vajilla en oro y plata, deben haber ciento de miles ralmente. Después del intercambio ritual de noticias de piezas. Las alfombras de persa llenan otra bodega. Patricio nos habla un poco de la Revolución, muy po- Por miles las lámparas de opalina en todas las gamas co porque no queremos prolongar la sobremesa; hay de azul. Los cuadros están protegidos por grueso papel demasiado que ver. de envolver y desgraciadamente no los podemos ver. Me parece importante una explicación dada Colecciones de jade y antiguas porcelanas orientales. por Patricio y es la siguiente: lo que los cubanos lla- Un ejército de candelabros de plata. Cantidades de jo- man Revolución no es precisamente la guerra popular yas avaluadas en sumas fantásticas. Enormes ponche- ni la toma del poder por el pueblo. Esos son hechos ya ras de oro macizo. Un sinnúmero de marcos de oro aún realizados, en cambio la Revolución se hace todos los con las fotografías de sus éx-poseedores, algunas debu- días, en cada momento del día. Para ellos Revolución tantes, niñitas de primera comunión, una hermosa es "construir*' en el sentido 'más amplio de la palabra. mujer con diadema y collar de brillantes firmada Con- desa C. de Revilla. Pero los marcos de oro dicididamen- te no me gustan. NOS MUESTRAN LAS CUEVAS DE ALI -BABA Nuestros colegas belgas nos dicen: "No se Nos cansamos de ver tanta plata y tanto oro. n Las bodegas son muchas y el amable funcionario se Algunos rincones nos parecen espectaculares propone mostrarlas todas. "No, no, muchas gracias". y no nos cansamos de vagar por el laberinto de la£ ca- Hay cosas que se pueden contemplar durante horas, llejuelas, de admirar los viejísimos portones carcomi- días y tai vez toda la vida, como el mar o la cordillera, dos, las rejas y balcones de hierro forjado cuyos diseños pero esto nos produce una sensación, de malestar que se parecen ser infinitos. agudiza de segundo en segundo. En las esquinas y bajo los dinteles conversan Cuando el pueblo tomó el poder político no grupos de mujeres, algunas blanquísimas de pelo muy ¡hubo saqueo. Los funcionarios del Gobierno de Batista obscuro; otras negras, el pelo de lana aprensado en Dr ya habían tomado el camino de Miami abandonando gudíes, la sonrisa amplia, comunicativa, generosa; to- sus casas y sus bienes mal adquiridos. El pueblo se das fajadas en sus vestidos muy ceñidos. encargó de llevar el botín a las oficinas del INRA. Hoy, euanao se hacen excavaciones para los cimientos ae Nos perdemos. Mi hermana despliega su pla- un nuevo edificio, a veces se desentierran paquetes de no de la ciudad. Estudiamos en el papel una aglome- joyas y dólares billetes que son depositados en el INRA ración de pequeños cuadrángulos que representan por los mismos obreros de la construcción. manzanas. Discutimos. Imposible ponerse de acuerdo. —"¿Qué piensan hacer con todas estas monta- 'Le mostramos el plano a un negro canoso y arrugado, ñas de tesoros?", preguntamos al funcionario. que está sentado en el marco de una puerta para que —"Ya están elaborados los planos para abrir nos indique nuestra posición, pero el anciano no en- museos en provincias. No habrá una ciudad ni un tiende de planos, en cambio ofrece acompañarnos has- pueblo que no tenga su museo de arte y Objetos pre- ta el paradero de tranvía más próximo. A nuestra gran ciosos'. sorpresa nos habla en inglés, un inglés gutural muy extraño. Pronto Cuba estará cubierta de museos, y qué —"¿De dónde es Ud.?" —le preguntamos. Es museos. un negro de Jamaica. Se llama Walterio jones. Llegó a Cuba en 1885 en brazos de su madre. Sus padres, con PERDIDAS EN LA HABANA un grupo de esclavos, fueron traídos a Cuba por una firma bananera yanqui. Ellos no hablaban castellano y Las calles de La Habana colonial eran hileras por consiguiente no tenían puntos de contacto con la de conventillos sarnosos, una capa de mugre adherida gente del país; vivían aislados, les pagaban salarios de a sus muros y en los callejones fétidos se acumulaban hambre y sólo cuando había trabajo; cuando no, mo- las inmundicias. rían como moscas. Después llegaba un nuevo contin- El Gobierno Revolucionario la limpió, la saneó, gente de Jamaica. la refaccionó. La Habana vieja ha renacido. Es hoy día xina luminosa ciudad de piedra rosada y gris. Lisas fa- Nos dice que recibe una jubilación de acuerdo chadas alternan con las aparatosas estructuras del ba- con las nuevas leyes. A pesar de su edad pudo apren- rroco. Los patios interiores a duras penas comprimen der a leer (pero no mapas); sus nietos están becados- la obscura, la densa vegetación tropical. 12 por el Gobierno. Con la Revolución terminó su ham- los vestíbulos de cada piso hay ametralladoras, mor- : bre, su miseria y su desamparo. teros y toda clase de armas 'made m U.S.A.' , que que- En Santiago investigué io que podía haber de daron en Playa Girón, hasta un avión medio destroza- cierto en sus declaraciones. En verdad la esclavitud fue de/. También hay paracaídas jaspeados en todos los to- abolida en la colonia inglesa de Jamaica el día 29 de nos de verde y amarillo, con etiquetas "U.

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