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ORIGINALES Recuerdos de hospital José Rico Irles evisando mis vivencias y para no ser Raburrido, quisiera mostrar algunos El amor de hoy casos clínicos, que no son «clínicos» o SIDA hasta la Aquí me refiero puramente médicos, sino vitales, sociales hepatitis C u a casos y casos o casos vivos. Serían muy interesantes otras enferme- que se ven a para los estudiantes de Medicina. Para dades de trans- diario. los que ya somos mayores, lo que cuen- misión sexual. Y Hace 20 años to nos puede servir de recuerdo y tal vez la respuesta en casi todas las de reflexión. La profesión médica es muy los más fieles a parejas se casa- arriesgada y en nuestros tiempos cada la pareja suele ban vírgenes. vez más. ser esta: «Yo, Alguna expe- He aquí los casos y cuestiones que aquí solo con mi no- riencia sexual recojo. via». previa pero na- ¿Qué debe ha- da más. Era ex- cer el médico cesiva la moral educacional. Aunque, ante esta situación? digan lo que digan, no funcionó mal. Creo que es muy sencillo. Sin necesi- Tener un hijo soltera era un baldón dad de aludir a factores religiosos 15 para la madre. Eso era demasiado. (hoy se huye de ello) hay que adver- Pero hoy hemos pasado al otro extre- tir de los riesgos de la relación sexual mo. Me refiero a las relaciones se- indiscriminada. Aparte el riesgo de xuales. embarazo (después vendrá la duda Ahora el amor es sinónimo de rela- ante el aborto), hay que hacer ver que ción sexual. Ahora hay que preguntar la relación sexual con diversas pare- siempre a un joven (él o ella) por las jas es fuente de posibles enfermeda- relaciones sexuales. Por varios moti- des. Y, preservativos aparte (que tam- vos, y en el caso de la Medicina, por- bién fallan), o anticonceptivos (que que no son inofensivas. Se pueden también fallan y además alteran el contraer enfermedades: desde el ciclo hormonal y predisponen a otras Palabras clave: Casuística médica. Ética y enfermedad. Fecha de recepción: Mayo 2006. Seminario Médico Año 2006. Volumen 58, N. º 2. Págs. 15-23 enfermedades) la continencia (pala- a pesar de todo, estaba sonriente. bra proscrita) es un factor que educa Había cumplido con su deber. nuestras energías y nos enseña a algo Aquí el médico no tiene más que ala- muy importante: la fidelidad ante la bar la conducta de uno y otra. Y tra- pareja cara al futuro. Enseñar esto tar al enfermo. Se quisieron y siguen al médico de hoy, que es uno más de fieles «hasta que la muerte los sepa- esa sociedad, es algo duro pero muy re». Esto, que antes era normal, es importante. ahora excepcional. Hay que descu- Aunque solo sea por razones natura- brirse y ayudarles por todos los me- les. Si se cree en Dios y en sus man- dios. Como médicos y como ciudada- damientos el asunto está clarísimo. nos de esta sociedad. «¿No sabéis que vuestros cuerpos son La infidelidad templo del Espíritu Santo?». Y si no se cree, habría que explicar muy claro El muchacho tenía 28 años. Se había el riesgo de las relaciones promiscuas casado hacía 6. Poco después del ca- heterosexuales. Ahí están las estadís- samiento comenzó con trastornos en ticas: enfermedades casi desapareci- la vista, cansancio y pérdida de fuer- das (sífilis, gonococia) están haciendo zas progresiva. Pronto le diagnosti- su reaparición. caron una esclerosis múltiple de evo- lución galopante. Y en un par de años La fidelidad acabó por ser un auténtico despojo humano, incapaz de moverse y de va- Un compañero de bachillerato. Era lerse por sí mismo. Eso sí, conservaba una buena persona. Y era además, íntegra la conciencia. Reacción de la miembro de una familia muy acauda- esposa: «Yo no me he casado para cui- lada. Era «un buen partido». dar de un enfermo». Y lo abandonó. Todas las niñas de mi colegio iban de- ¿Quién se hizo cargo de este mucha- 16 trás de él. cho? También con 15 años una de las chi- Es de suponer: sus padres. Y con sus cas se enamoró y se casaron en su mo- padres vive, siempre en la cama, siem- mento, después de haber terminado pre incapaz de valerse, con las extre- sus estudios. Les faltaba tiempo. midades en contractura permanente. A los pocos años, él tuvo un ictus, una Y para más indignación, la esposa tra- apoplejía, que le dejó paralítico de mitó su invalidez y la pasó a cobrar medio lado y con disfasia (dificultad ella. Los padres no saben cómo resol- para la palabra), con imposibilidad ver el problema. para valerse por sí mismo. Y el médico lo que ha hecho ha sido Y desde entonces ella, la «afortuna- intentar ayudar físicamente y ofrecer da», se dedica a cuidarlo y atenderlo. a los padres (unos pobres analfabetos) En las bodas de oro de nuestra pro- a, por lo menos, tratar de ayudarles moción aparecieron los dos. Él apenas ante la justicia a normalizar la situa- podía hablar. Estaba en su carrito de ción. Creo que todavía vive este mu- ruedas desde muchos años atrás. Ella, chacho. Y en cuanto a ella ¿qué decir? Tal vez Aquel enfermo era una gran perso- sea comprensible la situación en una na. Fue empeorando en su cuadro mujer joven, pero al menos habría cada vez más. No había más que un que despertarle la conciencia y hacer solo fármaco en aquellos tiempos (la que la pensión que percibe la pasara zidovudina) y se retrasó muy poco la a los que lo cuidan. ¡Qué menos! evolución. Los médicos le trataron con mucho El primer caso de SIDA cariño y afecto. Se dieron cuenta de su situación anímica y le ayudaron. En España era desconocida hasta que En los últimos momentos quiso hacer vinieron las primeras publicaciones testamento. Pidió un sacerdote y se de los EE.UU. (aquel famoso piloto confesó. Y murió como un santo. de aviación). Casi todas en relación Al final confesó la fuente de su infec- con problemas homosexuales. Des- ción. Y los médicos le ayudamos a pués también se hizo notar su inci- morir en paz. En presencia de su dencia entre los drogadictos (la mala madre, que fue la única visita que preparación de las agujas de inyec- tuvo en todo el tiempo. ción, el uso de uno a otro, etc). Siempre le recordaremos como una Un buen día apareció un paciente con persona confusa al principio consigo fiebre que no remitía desde más de mismo, pero al final, con una mente dos meses. Una F.O.D. (fiebre de ori- muy clara. Y nos hicimos confidentes gen desconocido en el argot de abre- de la carga anímica que llevaba enci- viaturas). Fue remitido por el Médico ma este hombre. E intentamos co- de Cabecera que había descartado fie- rresponderle dándole la medicación bres de Malta, tuberculosis, etc. Era que teníamos a nuestro alcance y tam- un varón de mediana edad (unos 40 bién la ayuda psíquica y espiritual años, pintor, un poco amanerado, que que cada uno, como supo y pudo, le 17 había hecho su vida en una capital dio. de levante. Llamó la atención desde el Conclusión: ¿qué teníamos que hacer principio la existencia de unas man- los médicos ante esta situación? chas en la piel. Se hizo biopsia y se re- Lo primero intentar diagnosticar y mitió a estudio. Era el famoso «sar- curar. Lo primero lo conseguimos, lo coma de Kaposi». Había además ade- segundo no. Era enfermedad incura- nopatías diseminadas. Se pidieron an- ble. Lo segundo, volcarnos con el pa- ticuerpos, etc y se hizo claro el diag- ciente, animarle, ayudarle psíquica- nóstico: un síndrome de inmunodefi- mente. Así hasta el final. ciencia adquirida o S.I.D.A. He sacado a relucir este caso porque ¿Por donde había venido? Nunca lo nos dejó a todos muy señalados. Y llegamos a saber aunque el paciente siempre recordaremos a este mucha- nos dio algunas pistas sobre su rela- cho como persona de bien, que tal vez ción con otras personas del mismo al final de su vida encontró descanso sexo. a sus vicisitudes. La mujer hipertensa dencial). Este nos sugirió: «llenad una botella de cristal oscuro con orina; Esto fue en un verano, cuando el Hos- llevádsela al conductor de la locomo- pital Clínico aún no se había incor- tora del expreso de noche, y decidle porado a la Seguridad Social pero ini- que la lleve a la Fundación». Le dimos ciaba lentamente su adecuación a un una propina (mil pesetas de 1968) y el hospital moderno. En aquella época hombre cumplió al pie de la letra. A se ahorraba hasta el extremo. Las tres las 11 de la mañana del día siguiente salas de Medicina Interna se reducían recibimos una llamada urgente de Ma- a una durante julio y agosto. Y me drid: «!Esto tiene catecolaminas hasta dejaron de jefe de aquella única sala. los topes!». Ya se había cumplido la Todo transcurría con normalidad primera parte: hacer el diagnóstico hasta que un día remitieron a una pa- etiológico. ciente desde Obstetricia, que venia Enseguida a trabajar por la segunda con feto muerto y una tremenda hi- parte: «¿dónde estaba este tumor?». pertensión. Descartada una eclamp- Y gracias a la pericia de un catedrá- sia pasó a nuestra sala. tico de Radiología recién llegado (el La mujer, joven de unos 30 años, Prof. Gil Gayarre) y de un médico había quedado ciega y presentaba de joven que había hecho cirugía vascu- vez en cuando unas crisis tremendas lar (A.L. Cabrera); y por punciones de cefalea.

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