Ocios Y Apuntes, Insertos Por Primera Vez En Aquel Diario

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OCIOS Y APUNTES BOE ¡,: MICROS (0£l "üCEO MEXICANO)' 1 IMPRENTA DE IGNACIO ESCALANTE BAJOS DE S. AGCSTÍN N. 1 PS4Z AL SEÑOR D. GONZALO A. ESTETA 03 HUMILDE HOMENAJE DE MI AGRADECIMIENTO. EDICIÓN DE 530 EJEMPLARES ÍjÍ Gtwtoí. 500 en papel mexicano. 30 en papel francés. * F INDICE. Págs. Reminiscencias y Alinas Mancas i ¡Pobre viejo! n Fleur d'oranger 21 El Pinto 38 Historia de unos versos 43 Idilio y Elegía 53 Prosa pequeña 53 Doña Chole 77 Las Violetas 87 El ciudadano Gestas. 93 "Gladiator" 107 Las moscas 119 Marij)osa j21 Hiedras 124 Brisas y Ondas 128 Hojas y plumas 131 i El caramelo 132 Desde lejos 135 Caifás y Carreüo Notas <le Cartera . La, Pantomima El Ideal — ...... ifi15o9 ¡Pobro Jacinta! El Domingo 1,9 El niño de los anteojos azules 2m La Rumba 211 REMINISCENCIAS. Parecía que todas las buenas hadas que se reu- nieron en torno de la cuna del hijo de la duquesa de Orleans, y de que nos habla Macaulay, iban á, estar también presentes en el nacimiento de este li- bro, acogido de antemano por el público con aplau- sos merecidos, escrito con gran talento, hermoso es- tilo, admirable espíritu de observación é impreso con gusto y elegancia. El prólogo iba á, ser digno de la obra, porque el prólogo estaría escrito por Altamirano, que no tie- ne rival en este género entre nosotros; pero el Maes- tro se halla ausente de la patria, lejos de todo lo que es suyo, de sus personas más queridas, de sus hijos del corazón y de sus hijos intelectuales, y la nostalgia primero, y después la enfermedad de su angelical Margarita, y sus atenciones del consulado, y su vida vertiginosa en París, le han impedido cumplir su promesa, con sentimiento del autor, que BIBUOI^ V - se ve privadode un estudio magistral, y con gran sada, monótona, y recuerdo que solo una ocasión pena de parte-mía, quetengoque hacer hoy lo que despertó nuestra curiosidad, cuando el profesor nos OTMP haber hecho, no porque lo merezca sino por dijo que iba á demostrarnos científicamente que Josué habíapwado el sol; pero tocó la desgracia que en aquellos instantes la campana del Colegio gran- Unahada maléfica ha sido, pues, la que impidió que se escribiera el prólogo prometido. de anunció el término de la clase; la explicación no se hizo, quedó siempre aplazada y nunca cumplida. cJLr^r dC SCntÍrSe! P^spor muchas cir- Pues bien; en aquella cátedra sombría, acostum- 6bería CUpareI —T ° ^ estos ren- braba yo sentarme allá arriba, en la última grada, iñes entre oirás, porque seductor hubiera sido y Micros abajo en el primer peldaño. Cierta maña- contemnor'11 ^ * de « ^-tl na, en que el grado del fastidio había invadido has- esTritZZT- ]U'8!lVa al Benjamía de nuest™ ta el bueno del profesor, noté que á hurtadillas de escritores, Benjamín por su edad, por su estatura éste, y poco á poco Micros iba subiendo las gradas, no por su inteligencia, ni por sus escritos y con el pretexto de pedirme un lápiz para dibujar ¿Y que diré yo de Micros, que sea digno de sus- una de sus muchas caricaturas con que desde en- tonces distraía sus ocios y con cara halagüeña y potrostitmr lo qu, e sobrhubiere ela escrit querido el Maestro de suos hodiscíply ausenteÍ más franqueza sin igual, me dijo: —¡Hombre! tengo muchos documentos sóbrela Me encuentro indeciso, y sólo acuden á mi mente recuelos de ayer, impresiones de e* Historia de México; mi padre me dejó muchos tudiante, y escenas de bohemio apuntes, sé que es vd. afecto á todo esto.,.. ¿De- searía Vd. verlos y decirme adonde puedo enviár- A Micros lo conocí hace muchos años en una cá- selos? tedra de latín que daba en San Ildefonso nn lTo Aquel condiscípulo diminuto de cuerpo, de ojos ista y e lente traductor S;r r *> ^ZTZ vivos y chispeantes, me sedujo, me simpatizó, le ofrecí mi casa, y desde ese día fuimos amigos; ami- Pmdencio, y de un genio tan sencillo que nunc! gos inseparables, con idénticas aficiones literarias y las mismas esperanzas para el porvenir. nuestras platas. La clase, sin embargo, era can- Las vacaciones de ese año las pasamos en un pe- to, humilde, pero hijo del agradecimiento y de la queno gabinete de mi casa, mitad pajarera de cana admiración. nos y mitad biblioteca, en la que solo habííe Se nos nombró á Micron, Chávez, otro bohemio, y ^---lenteenelquetom^S' á mí, para presentarle el obsequio. ¡ Con qué ansiedad, con qué emoción tocamos la Ahí leímos mucho, durante aquel invierno y des- campanilla de la casa del Maestro! Nunca lo había- mos visitado; hasta ahí nuestras relaciones habían ™ erri0Sañ°S- PUmábamos -dos - sido las del profesor y el discípulo. ¡ Y qué pena nos garros y apurábamos aromosas-tazas de café Nues- causó no encontrarlo! Mas no nos conformamos, y tras lecturas predilectas eran los novelistas conten preguntamos dónde podría estar. Poráneos franceses, españoles, rusos, desde ZoTa Se hallaba en la Sociedad de Geografía y Estadís- hasta Tolstoi, desde Pérez Galdós hasta Turgueneff tica, en el gran salón de sesiones, solo, triste, escri- °r0ZC0' á Just0 Sien'a (I^dre), al tras biendo é inclinado sobre el papel. Cuando entramos cendental Facundo, á Guillermo Prieto y LneZ se levantó, bajó apresuradamente la plataforma, inolvidable Altamirano. nos fué á estrechar entre sus brazos; después elogió Ahí soñamos, preparamos nuestros exámenes el obsequio, y con esas frases que sólo él tiene, con pronunciamos nuestros primeros discursos hic esa elocuencia que nace sencilla de su corazón, pa- ^0S JUIC10S críticos, escribimos los primeros eno- ra revestirse en sus labios de magia y encanto, nos jos y concebimos finalmente la idea de fundar el habló de muchas cosas, nos dijo que seríamos sus ^santuario de nuestras glorias y de nuestros elegidos, su trinidad predilecta, y nos prometió ser nuestro mentor, nuestro amigo, nuestro padre in- En esa época también, tuvimos ocasión de reali- telectual. Desde ese día, Micros y yo estrechamos zar uno de nuestros más vivos deseos, conocer al más nuestra amistad y alentados por el más sabio Maestro Altamirano. e al de nuestros amigos, que siempre ha tenido una pa- El distinguido escritor nos había dado gratis labra de entusiasmo para el que comienza, una lec- una cae d historia, y un día de su cumplfa> ción para el que ignora, una frase consoladora para sus discípulos quisieron hacerle un obsequio modes- el que desconfía, continuamos llenos de fe y de es- peranza cultivando la literatura, y desde entonces también surgieron los primeros bocetos realistas de Micros, escritos siempre con el noble objeto de me- recer la aprobación del Maestro, que se publicaron en el Liceo y otros periódicos, y que al principio lu- charon con ese implacable desdén con que se miran ALMAS BLANCAS. los ensayos, pero que poco á poco triunfaron de tan injusta indiferencia. A LA SEÑORA El éxito ha coronado los esfuerzos de Micros, pues sus artículos publicados en el Nacional, se FELICIANA CUEVAS DE ESTEVA. leen y se aplauden por todos. El estimable director de éste periódico, rara excepción entre la turba de I egoístas editores, reúne hoy en este precioso volu- men los Ocios y Apuntes, insertos por primera vez en aquel diario. fjllpA. te dejo ahí el agua para que te laves, el Y aquí creo conveniente poner punto final á estas tfipfl jabón y la toalla. Puse tu ropa limpia so- líneas, que no pueden asumir ni el carácter de un -,• —b S5 bre la silla acuéstate para que despiertes juicio; porque ya lo dije, la obra es de un amigo, temprano y reza. ¿Ya te enjuagaste la bo- de un hermano; la he visto nacer como á un niño, ca? El libro de misa que te regaló tu tía y para éstos solo tengo mimos y caricias, que según está en el cajón del buró Buenas noches, me dicen, en los prólogos son malos. llevo la vela. Y la mamá dejó á obscuras la pieza, dando un beso á su hija. Luis GONZÁLEZ OBREGÓN. —¿La mano, mamá? Hasta mañana. Me despier- tas temprano, ¿eh? Tenemos que estar á las siete en punto. i Cuántas emociones, Dios mío! Al repasarlas en la memoria la pequeña Julia, sentía estremecimien- peranza cultivando la literatura, y desde entonces también surgieron los primeros bocetos realistas de Micros, escritos siempre con el noble objeto de me- recer la aprobación del Maestro, que se publicaron en el Liceo y otros periódicos, y que al principio lu- charon con ese implacable desdén con que se miran ALMAS BLANCAS. los ensayos, pero que poco á poco triunfaron de tan injusta indiferencia. A LA SEÑORA El éxito ha coronado los esfuerzos de Micros, pues sus artículos publicados en el Nacional, se FELICIANA CUEVAS DE ESTEVA. leen y se aplauden por todos. El estimable director de éste periódico, rara excepción entre la turba de I egoístas editores, reúne hoy en este precioso volu- men los Ocios y Apuntes, insertos por primera vez en aquel diario. fjllpA. te dejo ahí el agua para que te laves, el Y aquí creo conveniente poner punto final á estas tfipfl jabón y la toalla. Puse tu ropa limpia so- líneas, que no pueden asumir ni el carácter de un -,• —b S5 bre la silla acuéstate para que despiertes juicio; porque ya lo dije, la obra es de un amigo, temprano y reza. ¿Ya te enjuagaste la bo- de un hermano; la he visto nacer como á un niño, ca? El libro de misa que te regaló tu tía y para éstos solo tengo mimos y caricias, que según está en el cajón del buró Buenas noches, me dicen, en los prólogos son malos.

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