La aristocracia en el Parnaso: La militancia poética del conde de Villamediana by Rafael Castillo Bejarano B.S., University of Málaga, 1995 M.A., Brown University, 2012 A Dissertation Submitted in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree of Doctor of Philosophy in the Department of Hispanic Studies at Brown University Providence, Rhode Island May 2017 ©Copyright by Rafael Castillo Bejarano This dissertation by Rafael Castillo Bejarano is accepted in its present form by the Department of Hispanic Studies as satisfying the dissertation requirement for the degree of Doctor of Philosophy. Date: August 26, 2016 Laura R. Bass, Advisor Recommended to the Graduate Council Date: August 26, 2016 Elizabeth R. Wright, Reader Date: August 26, 2016 Mary Malcolm Gaylord, Reader Approved by the Graduate Council Date Andrew G. Campbell, Dean of the Graduate School iii CURRICULUM VITAE Rafael Castillo Bejarano was born in Córdoba, Spain, in March 1972. He holds a B.S. in Telecommunication Engineering from the University of Málaga (1995), and a M.A. in Hispanic Studies from Brown University (2012). At Brown, he specialized in Early Modern Spanish literature, with a secondary interest in Late Medieval Spanish Literature. His research plans for the future include the connections between the Spanish and the Portuguese court culture and literature in the period of the Dual Monarchy, and the formation of the modern subjectivity in Imperial Spain through etiquette treatises and reflection on manners in fictional works. iv ACKNOWLEDGMENTS Nada más agradable en este momento que poder expresar mi gratitud a todos aquellos que me han ayudado de una manera o de otra a la culminación de mis estudios. No puedo sino comenzar agradeciéndole a la Universidad de Brown que me haya dado la oportunidad de formarme en el campo que verdaderamente amo, y muy particularmente, al Departamento de Estudios Hispánicos, que me ha brindado acogida, abrigo y alimento intelectual durante todos estos años, y dentro del cual me he sentido formando parte de una gran familia. En esta feliz ocasión expreso mi agradecimiento con retraso a quienes tuvieron confianza en mí antes que yo mismo: a Enric Bou, a Nicolás Wey-Gómez, y, con mucho cariño, a Mercedes Vaquero, maestra en las clases y en la vida, por su generosa amistad. Mi agradecimiento se extiende a todos aquellos de cuya sabiduría, competencia intelectual y afecto personal he gozado durante este tiempo: Julio Ortega, Aldo Mazzuchelli, Stephanie Merrim, Michelle Clayton, Sarah Thomas, Jill Kuhnheim, Felipe Martínez-Pinzón, Julia Chang, Tori Smith, Silvia Sobral, Beth Bauer, y muy especialmente Nidia Schumacher, de quien no puedo separar el aprecio profesional del cariño. Todos ellos me han ayudado a madurar en mis capacidades investigadoras y docentes. Gracias a Mary Oliver y a José Mendoza por su disposición y su trato amistoso en todo momento. Este trabajo le debe todos los aciertos que pueda tener al rigor intelectual y a la inteligencia crítica de mi directora, Laura Bass, cuyo aliento y paciente guía han supuesto además para mí una fuente inagotable de fe en el proyecto. Supone para mí un estímulo intentar acercarme algún día al nivel de integridad profesional de su docencia y su investigación. Más difícil aún será llegar a la altura de su calidad humana, que reluce precisamente en los momentos más complicados. A Betsy Wright y a Mary Gaylord les debo una lista fecunda de sabios consejos, v algunos de los cuales han compuesto ya algo el desaliño de este trabajo, y otros quedan a recaudo para un pronto aprovechamiento. Y por supuesto les agradezco doblemente su generosidad por aceptar la abusiva propuesta de una defensa tan a destiempo. Mi gratitud también se dirige a quienes han hecho más agradable con su amistad y su apoyo en estos años de estudio. Me he beneficiado, a veces sin tener la oportunidad de agradecérselo, de la sabia compañía y la amistad de mis compañeros de programa. Quisiera compartir mi alegría con David Colbert, Felipe Valencia, Carmen Granda, Bryan Betancur, Carlos Yushimito, Taylor Leigh y Miguel Rosas entre muchos. Teresa Clifton triunfó sobre el dragón “vuelva usted mañana” para ayudarme. Con la amistad de Andrea Nate he andado cada paso de este programa. A Patricia Figueroa y a Craig Borges les agradezco el refugio de su generosa compañía. Elena Lledó acudía con su alegría contagiosa cuando más preciso era. Patricia Álvarez, tú me sacaste de cada vaso de agua antes de que me ahogara, ché. Gracias a mis hermanos, Miguel y Alejandro, y a Elena, por haber estado siempre aquí a mi lado, estando tan lejos. A mis hijos, Rubén Leo y Adrián, que me han dado siempre la razón. vi ÍNDICE INTRODUCCIÓN. La figura de Villamediana en sus contextos 1 1. Una figura controvertida 3 2. La poesía como instrumento de prestigio cortesano 8 3. Los príncipes en el Parnaso o la República literaria 13 4. División en capítulos 17 CAPÍTULO 1. Los nobles ante el Parnaso: una historia de desvíos y atracciones 21 1. “¡Como si el estudio de las letras embotase la lanza para qualquiera noble exerçiçio!” El desapego de la nobleza de la erudición poética 23 2. Poesía en almoneda. El Parnaso aplebeyado 44 3 Infaelicissima poetis tempora. La insatisfecha necesidad de patrocinio nobiliario 57 4. Cada cual es hijo de sus obras. El mérito y el talento en la valoración social del individuo 68 5. Nobles en las nóminas de poetas 77 6. Los poetas del Parnaso 91 7. “Con mayúsculas letras de oro”: los poetas nobles titulados en el Viage del Parnaso 106 CAPÍTULO 2. Poesía cancioneril y galantería cortesana 122 1. Entre Levante y Portugal: galantería palaciega castellana 122 2. Competencia poética cortesana 139 3. “La voz, eco ya de mi tormento”: interpretación cantada de la poesía cortesana 144 4. Galantería competitiva 149 5. “Ansí pienso que serán los versos para palacio”: Poética de la autenticidad vii en la poesía cancioneril de Villamediana 158 6. “Ningún galardón espero / por merecerle mejor”. La economía del merecimiento 185 CAPÍTULO 3. Una poética de la apropiación. Fuentes, traducciones, imitaciones e intertextualidades en el primer Villamediana 196 1. Un ejemplo, quizá de Figueroa 198 2. Diego Hurtado de Mendoza 203 3. El conde de Salinas 212 4. Camões 219 5. Poetas portugueses 223 6. El abad Maluenda 229 7. Diversas justificaciones 245 CAPÍTULO 4. “¡Oh volador dichoso!” Sobrevolando las cimas del Parnaso 256 1. Intermezzo Italiano 257 2. El regreso del cortesano-artista 261 3. Osadía, ambición, atrevimiento como valor supremo 206 4. Arquitectura y artificio en la Fábula de Faetón 281 5. Sensualidad transgresora y consagración autorial en La fábula de Apolo y Dafne 294 6. Invocación a las musas y autorrepresentación autorial 303 7. Epigonalismo poético y cortesano en las dedicatorias 308 8. Retiro literario en la “Silva del destierro”. 314 9. Villamediana y el coqueteo con la imprenta 321 A modo de conclusión 337 Bibliografía 341 viii INTRODUCCIÓN. La figura de Villamediana en sus contextos En 1629, siete años después de su asesinato, aparecen en Zaragoza las Obras de don Juan de Tarsis, conde de Villamediana. En los preliminares, el enigmático y oportunista editor, un tal licenciado de los Valles, justifica la impresión ante el lector/comprador como “cabal cunplimiento a los deseos que has tenido de ver este Libro fuera de la estanpa” (“Al lector”, s.f.), demanda que sólo podrán satisfacer las diversas reimpresiones y nuevas ediciones de las Obras hasta mediados de siglo1. La imprenta cumple la función sancionadora de confirmar en el canon poético a “aquel singular ingenio; que si merecio, quando vivía, las alabanças que avras oido de sus obras, oi resucita en ellas” (“Al lector”, s.f.). Un fundado prestigio las precedía, pues, a pesar de que el conde las confió a descuidados “borradores” manuscritos, “despreciando alabanças con que pudo ganar aclamaciones de grande entre todos” (“Dedicatoria”, s.f.), un gesto común, casi obligado, entre los nobles poetas diletantes. Sin embargo, antes de que la impresión póstuma difundiera así al gran público y a la posteridad la fama de Villamediana, el poeta mismo se había labrado calculadamente su notoriedad expandiendo al límite las encorsetadas modalidades de amateurismo poético prescritas por las convenciones para un miembro de la nobleza titulada. No se trataba sino de otra de las facetas con las que diseñó mediante la transgresión una atractiva imagen pública que se transformó en leyenda tras su muerte. Hoy en día Villamediana aparece en las historias de la literatura como otro de los grandes literatos que conformaron aquella pléyade de escritores conocida bajo la etiqueta 1 La Bibliografía de Rozas (31-37) fija y describe las características las seis ediciones de las Obras entre 1629 y 1648. 1 de Siglo de Oro, consagrado en una destacada segunda fila sólo por detrás de figuras de la talla de Góngora, Lope o Quevedo. La calidad literaria constituiría el escurridizo criterio unificador de este Parnaso en los manuales modernos. A comienzos del siglo XVII, sin embargo, operaban otras categorías sociales que establecían grandes distanciamientos entre las finalidades perseguidas con la práctica poética y también entre las diferentes reputaciones que le reportaba la poesía a cada uno de los personajes anteriores. Si en el caso de los poetas vocacionales y profesionales las modalidades de la práctica poética respondían a la evolución que venía percibiéndose en la poesía desde finales del XVI, la perfilada carrera literaria del conde de Villamediana carecía de inmediatos precedentes entre la alta aristocracia cortesana. En este trabajo pretendo indagar las razones por las que un aristócrata cruzó los estrechos límites del amateurismo prescrito a los de su rango y emprendió una carrera poética de trascendencia, completamente parangonable con la de los grandes ingenios contemporáneos.
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