Directora propietaria, Concepcion Gimeno de Flaquer. SARA 220 EL ÁLBUM DE LA MUJER Dirección, HOTEL ITURBIDE, Núm. 74. ¡Cuántas mujeres dotadas de un pudor excesivamen­ te delicado, han muerto victimas de él por no entregar SUMARIO la desnudez de su cuerpo á las miradas de un hombre! TEXTO:—Aptitud de la mujer para las ciencias, por Concepción Las mujeres deben estudiar las enfermedades de su Gimeno de Flaquer.—El Doloroso Encuentro (conclusión), por José de sexo, para ser útiles á sí mismas. Jesús Cuevas.—La Semana Santa en Sevilla (continuación). Cuadro ter­ cero, por Nicolás Díaz de Benjumea.—Madrid, por Agustín F. Cuenca.— No hay duda que la cirugía, ciencia positiva y mate­ Al Ahuehuete de Atlixco, por Ignacio Perez Salazar.—Carolina Lamb, rial, es repulsiva á la mujer en general, porque exige un por Manuel E. Rincón.—En un abanico, por Juan de D. Peza.— La Com­ pañía de Opera Francesa, por Titania.—Crónica española, por un Ma­ gran valor práctico, un gran pulso y fuerza de insensi­ drileño.—Nuestras ilustraciones, por X.—Teatros.—Anuncios. bilidad ; pero en cambio, la medicina le es simpática. La medicina, como ciencia teórica descansa en la observa­ ción, y nadie puede disputar á la mujer sus eminentes APTITUD DE LA MUJER cualidades observadoras ysu espíritu completamente ana­ PARA LAS CIENCIAS. lítico. La instrucción es la prudencia de los jóvenes, el consuelo de la vejez, la rique­ Las enfermedades nerviosas, sobre todo esas enfer­ za de los pobres y el adorno de los ricos. medades impalpables para las cuales no hay en la farma­ Diógenes. copea remedio consignado, enfermedades que se apode­ Nada más difícil que la misión de la madre. Este sa­ ran únicamente de la mujer, las mujeres podrán curarlas grado ministerio impone á la mujer md deberes, y le porque las conocen. La mujer encuentra en su corazón da el honroso título de educadora de la infancia. mil recursos inesperados y salvadores. Para ser digna de este título, al cual tiene indispu­ Sabido es que la influencia de la palabra del médico tables derechos, necesita poseer la mujer gran caudal obra de una manera consoladora en el enfermo. ¡Y qué de conocimientos. frase más tierna, qué acento más angélico, qué mirada Los niños son curiosos: un niño hace mil preguntas más dulce podrá encontrarse que la de la mujer! y quiere que las satisfaga la madre. Un reputado doctor, visitando los Estados-Unidos, Si la mujer no tiene algunas nociones de las ciencias encontró una profesora de higiene a! frente de un hos­ más comunes, llenará de errores el débil entendimiento picio. del niño Después de haber examinado el hospicio detenida­ De la manera más sencilla puede una madre instruir mente, dijo: á su hijo, sin fatigar su razón naciente. « En ningún pais he visto una distribución tan per­ Cuando el niño mira con asombro un espejo, que fecta. Vastas salas, con un pequeño número de lechos en su ignorancia le parece una cosa fantasmagórica, la anchamente espaciados; nada de cortinas, mucho aire, madre podrá decirle que es un cristal azogado, y le ha­ luz regular, mucho silencio, limpieza extremada; nada blará de las propiedades del azogue; si el niño se acer­ de esos olores nauseabundos que hacen de un hospital un ca al espejo y lo empaña con el aliento, la madre po­ objeto repugnante y frecuentemente una estancia enve­ drá explicarle que nuestros pulmones despiden gas, y nenada. Al llamamiento de la Sra. Hope acudió un es­ le hablará del oxigeno é hidrógeno. Cuando un niño cuadrón de mujeres jóvenes, cuyos vestidos negros y arranca una flor y quiere analizarla, su madre será el gorros blancos les daban aspecto de hermanas de la ca­ mejor botanista; y las explicaciones que hechas por el ridad. Eran las internas del hospicio, las futuras docto­ maestro encontraria áridas ó tal vez ininteligibles, la ma­ ras; asistieron á mi clínica con la mayor atención, y me dre se las hará suaves y amenas. admiraron con la sencillez y claridad de sus explicacio­ Hablar de astronomía al entendimiento de un niño nes cuando me referían el estado del enfermo. — Creo, es difícil, y sin embargo, para una madre será facilísimo; me dijo la directora, que llegaremos á una gran refor­ sus labios destilan golas de esencia y de ternura: no ma. Esas jóvenes han estado dos años en el hospicio de hay asunto que una madre no sepa explicar. la maternidad, y el año próximo pasarán á la clínica de Los niños sienten gran propensión á destruir: si las las mujeres.» madres les hacen conocer el daño que ocasionan al co­ Hoy cuentan los Estados-Unidos en ejercicio quinien­ ger un nido ó matar un pájaro, los niños se harán re­ tos veinticinco médicos del sexo femenino. flexivos y sensibles. Madame Brees ha conseguido en Francia el grado de Una madre está obligada á saber higiene para pre­ doctora, pero ejercerá en Constanlinopla, donde le ha servar á su hijo de mil enfermedades. Sobre todo, si sido ofrecida la plaza de médico del serrallo con cuaren­ la mujer fuera médico, se introduciría el pudor en la me­ ta mil francos anuales. Visita el serrallo y queda libre dicina. de tener mayor clientela. EL ÁLBUM DE LA MUJER 221 El gobierno de Dinamarca ha facultado á las mujeres Faviola, dama romana, fundó los primeros hospitales para que puedan seguir los cursos universitarios, obte­ de Italia. ner grados académicos y diplomas de capacidad. Creemos suficientes estos ilustres nombres citados, En un real decreto fechado en Copenhague se deter­ para demostrar la aptitud de la mujer para las ciencias mina que en adelante las mujeres serán admitidas á ma­ y las artes. tricularse en la universidad de aquella capital como los Todos los que hayan leido la historia recordarán á hombres, sufrirán los mismos exámenes que los estu­ Débora, mujer de Lapidoth, que adquirió por su sabidu­ diantes y tendrán derecho á iguales censuras; sólo que­ ría gran influencia entre sus conciudadanos. Vivia en el dan exceptuadas de los estudios teológicos. monte llamado Efraym, entre las poblaciones de Rama No debemos omitir el testimonio de aprecio que dió y Bethel, y allí sentada bajo una palmerá, dirimía todos á favor de nuestro sexo el célebre pontífice Benedicto los litigios de los israelitas, los cuales acudían siempre XIV, con motivo de haber elegido la Universidad de Bo­ á consultar á la afamada profetisa. Esta mujer era tan lonia á la Sra. Cayetana Agües para una cátedra de ma­ valerosa, que animó á Balac para que reuniera diez mil temáticas. Creyó esta insigne mujer que debia partici­ combatientes, y poniéndose al frente de ellos, tomó po­ párselo á Su Santidad y saber si era de su aprobación, siciones en el monte Tabor. y Su Santidad le respondió: «Con mucho gusto aprue­ Puede decirse que la victoria sobre el general cana­ bo, y me alegro de que se os ponga en estado de lucir neo, el terrible Sisara, fué debida á Débora, que dió ins­ vuestro talento. Os exhorto á que forméis otras compa­ trucciones á los hebreos, con las cuales derrotaron com­ ñeras semejantes, á fin de acreditar que valéis por lo pletamente al ejército de Sisara. ménos tanto como nosotros.» Débora fué consejera de sil pueblo, á causa de hallar­ Este mismo pontífice distinguió muchísimo á Madame se favorecida con el don profètico. Bocage, que miéntras estuvo en Roma escribiendo sus No hay que dudarlo: la mujer se distinguirá siempre, admirables cartas, mereció el honor de ser acompañada porque, cual el hombre, está dotada de inteligencia y frecuentemente por el cardenal Passionei, que contaba corazón. ochenta años de edad. Cuanto más se desarróllenlas facultades intelectuales Numerosa es la pléyade de mujeres que han brillado de la mujer, más ilustrado será el hombre. por su capacidad para las ciencias. No podemos resistir En la antigua Roma, la madre de los Gracos contri­ al imperioso deber que nos impone la vindicación del buyó á formar la grande elocuencia de sus hijos. sexo, y nos es forzoso consignar los nombres de algunas En la antigua Persia, la depositaría de todas las cien­ mujeres ilustres. Han sido asombro de Europa: Oliva cias fué la madre de los Magos. Sabuco, de Nantes, autora de la Nueva filosofía de la No há mucho que publicaban los periódicos el si­ naturaleza del hombre, que brilló en la juventud; Jua­ guiente suelto, que trascribimos : na de Vaz; Pluvia Hortensia de Castro, que llevó su «La hija del opulento banquero Oppenhen recibió afición al estudio hasta el extremo de disfrazarse de hom­ hace pocos dias en París, después de un detenido exá- bre para penetrar libremente en los ateneos; la marquesa men, el diploma de institutriz. Lo mismo sucedió con de Aloma, Elena de Silva, Matilde Vasconcellos. la Srita. Rolhschild. ¡Qué ejemplo para ser imitado! Abella, napolitana, nacida en Salerno, floreció en el Las opulentas Sritas. Oppenhen y de Rolhschild, que siglo XIII; fué célebre por sus conocimientos en medi­ pudieran bien á mansalva permitirse el lujo de la hol­ cina, y dejó un tratado sobre la bilis negra. ganza, no retroceden ante el trabajo que puede adqui­ Agalis, natural de la isla de Corfú, se distinguió por rir una instrucción sólida, en tanto que una infinidad de su ilustración, y según refiere Meursio, dió lecciones de jóvenes, que no cuentan ni con la cienmillonésima par­ retórica y aritmética. te de sus esperanzas, viven en la imprevisión más com­ Agnodice, ateniense, mereció por sus conocimientos pleta de los azares que les pueden sobrevenir.» en medicina que los atenienses revocaran para ella la ley En otros tiempos las damas de elevada clase desde­ que prohibía á las mujeres el ejercicio del arte de curar.
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